Crítica teatral: Bartolomé encadenado, en el Teatre Grec.

PROJECCIO_CARA-1_2_El pasado 18 de julio llegó al Teatre Grec Bartolomé encadenado, una de las producciones más significativas del Festival tanto por el tema que trataba como por la forma en la que lo hacía, una oda tragicómica que reflexionaba sobre la crisis económica y sus graves consecuencias sociales escrita por José Sanchis Sinisterra, dirigida por Antonio Simón Rodríguez e interpretada por Lluís Soler, Manel Barceló, Maria Molins, Tilda Espluga, Montse Vellvehí, Bernat Quintana, Xavier Ruano y un nutrido grupo de 14 jóvenes graduados del Institut del Teatre.

En ella hallamos a Bartolomé encaramado a un pilar inacabado de un puente que la crisis económica ha dejado a medio construir. Bartolomé está acabado, la crisis ha consumido sus reservas económicas, físicas y vitales y ha decidido suicidarse en un espacio público para que todo el mundo sea consciente de los monstruos provocados por el trance económico que vive su país y gran parte de la órbita europea. Debajo de Bartolomé y alrededor de la base del pilar, se congrega un circo mediático y social, tanto aquellos que quieren ayudar a Bartolomé a cumplir sus deseos, como los medios que se desplazan hacia allí para dar cobertura a la noticia e incluso la autoridad competente que intentará poner orden en la situación.

Sanchis Sinisterra es el encargado de dar inicio a un nuevo proyecto en el marco del Grec en el que cada año un autor presentará una pieza teatral sobre un tema actual, utilizando los principios formales del teatro griego. Y en este caso ha contado con la ayuda de Simón Rodríguez en una propuesta que aunque atrayente visualmente y, evidentemente actual en el tema que analiza, la crisis económica omnipresente de la cual aún sufrimos sus amargas consecuencias, resulta bastante vacía con respecto a los asuntos sobre los que trata.

El modelo a partir del que se crea la obra es el del Prometeo encadenado, tragedia griega en la que el titán Prometeo, que favorece el conocimiento y la civilización de los hombres en detrimento de los dioses, es castigado por Zeus, una leyenda que se transmuta en la versión escénica de los hechos que llevaron al jubilado griego Dimitris Khristulas a suicidarse en abril del año 2012 delante del Parlamento griego debido a la situación de indigencia a la que le condenaba la crisis económica griega.

Por desgracia, Bartolomé encadenado es una obra de titulares periodísticos, en los que el texto no va más allá de las ideas, contundentes, eso sí, que aquellos pueden contener y que, si lo pensamos bien, ya conocemos, aunque solo sea por el «machaconismo» de los medios de comunicación. Así en Bartolomé encadenado se habla acerca de la crisis económica, de la actuación del Estado y de las fuerzas de seguridad, del papel de los medios de comunicación, del poder detrás del poder, de la pasividad de parte del cuerpo social ante las vejaciones provocadas por la crisis, de la actitud ominosa de parte de la juventud… Aunque, y como les decía, sin la más mínima intención de profundizar en estos temas, que aunque actuales e importantes, digo yo, importantísimos, quedan en agua de borrajas tras haber acabado la función, no conociendo el espectador mucho más de lo que ya intuía cuando ocupaba su asiento al inicio de la función.

COR_I_TORRE_2_El aspecto visual de la obra sí que destaca algo más que el contenido. Bartolomé nos es presentado como un antiguo anacoreta, o más concretamente como un estilita, uno de aquellos ermitaños que vivieron en época medieval sobre columnas, como símbolo de su rechazo a la sociedad materialista. La representación está estructurada, en parte, como una obra clásica griega, en la que los actores interactúan con una especie de coro conformado por los jóvenes graduados del Institut del Teatre, y nos hace revivir, en parte, como sería una obra representada durante la antigüedad. Además el espectáculo hace uso de un potente audiovisual, que acompaña al desarrollo de la obra y que impacta en el público en más de una ocasión.

La obra está cocinada con dos ingredientes principales: la tragedia de la situación que vive Bartolomé y que le ha forzado a acabar con su vida de forma pública y la comedia que se desarrolla a su alrededor y en la que los periodistas, la familia y el grupo de jóvenes, que dan forma al coro y a veces al cuerpo de danza, intentan mostrar al público algunas de las flaquezas de nuestra sociedad occidental. La obra, sin embargo, en su avance va derivando poco a poco hacia una especie de drama familiar que debilita en parte su potencia narrativa.

En Bartolomé encadenado destacan sobre las demás las interpretaciones tanto de Lluís Soler, el hacedor de la situación que nos narra el espectáculo y la breve actuación de Manel Barceló, que da vida a uno de los secuaces del poder invisible de los mercados. Maria Molins interpreta a una periodista que se verá afectada por lo que está pasando sobre y en los aledaños de la plaza escenario de los acontecimientos; Tilda Espluga y Bernat Quintana encarnan a dos policías muy peculiares; Montse Vellvehí interpreta a una alocada aspirante a periodista y finalmente Xavier Ruano encarna a un cámara que sigue a Molins alrededor del mundo proveyendo al público de la cadena de las imágenes de los conflictos que cubren como periodistas, y es el protagonista, seguro, de uno de los speechs con más fuerza que se oyen a lo largo de la representación.

Bartolomé encadenado representa, así, una promesa escénica que va perdiendo fuelle a medida que avanza la representación y que se salva por lo actual de su contenido y por el trabajo de los actores que dan vida a los personajes en liza, aunque el desarrollo de la obra no sea tan competente ni trascendente de principio a final. Esperemos, pues, que este proyecto escénico dentro del Festival Grec de Barcelona se vigorice algo más en futuras ediciones.

«Bartolomé encadenado» se representa en el Teatre Grec del 18 al 20 de julio del 2014.

Autor: José Sanchis Sinisterra
Dirección: Antonio Simón Rodríguez
Intérpretes: Lluís Soler, Manel Barceló, Maria Molins, Tilda Espluga, Montse Vellvehí, Bernat Quintana y Xavier Ruano
Coros: Arnau Armengol, Ramon Bonvehí, Carles Calabuig, Laura Calvet, Anna Farriol, Ana Roche, Alberto Ruiz, Ivan Giménez, Alicia Lorente, Anna Massó, Marina Mulet, Ariadna Pastor, Laia Pastor y Andrea Portella
Escenografía: Ramon Simó
Vestuario: Irantzu Ortiz
Espacio sonoro: Lucas Ariel Vallejos y Damien Bazin
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Jorge Pisa Sánchez

Companyia Pentateatre: “El teatro puede provocar que el público desee quedarse encerrado.”

Mi grabadora oye ruidos. Los actores Ferran Terraza y Frank Capdet intentan forzar la cerradura. Marc González de la Varga, autor y director, busca la llave. Todo es inútil: Mi grabadora se adueña de la situación.

foto porta

¿Qué hay tras la puerta?
Marc: Dos hombres encerrados en una sala de hotel sin saber por qué.
Frank: El tercer día ambos abren los ojos y descubren que allí donde habían permanecido solos aparecen, de repente, cincuenta personas: ¡el público!
Ferran: ¡Y pasamos a ser cincuenta y dos encerrados!

¿Qué es TRAS LA PUERTA?
Frank: Tiene todos los colores: comedia, drama y terror. Y es muy cercana al cine: Con sus primeros planos, porque los actores estamos a un metro del público. Incluso a veces nos tocan… ¡Nos dejamos! Y, además, no es una obra trivial porque tiene mensaje.

¿Qué la hace especial?
Frank: Jugamos con el público y el público juega con nosotros. Pero que no se asuste nadie: No transgredimos el espacio del espectador.
Marc: Su magia proviene del hecho de que podría pasar en cualquier sitio en que uno pudiera quedarse encerrado.

¿Por qué en un hotel?
Marc: Porque es un espacio real y no convencional. Así nació su germen, que fue una pieza corta incluida en nuestro PENTATEATRE VOLUMEN 1 y que ambientamos en el almacén de bebidas del Bar Vinsiteca. De allí, pasó al lavabo del antiguo Cine Alexandra. El Hotel Acevi Villarroel de Barcelona andaba interesado en acoger espectáculos y adaptamos entonces la historia a este nuevo lugar.

¿Con qué referentes habéis trabajado?
Ferran: Nos ha inspirado la serie televisiva LOST (PERDIDOS) en cuanto al aspecto situacional de los personajes.
Marc: A mí me apasiona la ciencia ficción: Me gusta el punto de misterio que le caracteriza junto con las historias que cuenta, que suelen ser muy humanas. La serie THE TWILIGHT ZONE (LA DIMENSIÓN DESCONOCIDA/EN LOS LÍMITES DE LA REALIDAD) es un buen ejemplo. En nuestra obra hay algo de ello.

Definís el teatro como una experiencia “exquisitamente efímera”.
Marc: ¡Eso responde a la pregunta de por qué la piratería no ha podido con él! Pasa en el momento en que se representa, es fugaz y no se repite nunca.…
Ferran: Pero puede ser de recuerdo perenne: ¡Cuando provoca que el público desee quedarse encerrado y no poder abrir la puerta!

¿Cómo se llevan en el escenario un actor como Ferran acostumbrado a moverse en ambientes inquietantes (las películas REC y LOS SIN NOMBRE) y otro como Frank (MERDA D’ARTISTA, actualmente en el Teatre Poliorama de Barcelona), habitual en comedias musicales?
Ferran: Nuestros personajes son como el yin y el yang: con su cara buena y su cara mala. Y van alternándolas a lo largo de la historia.
Frank: Cuando preparas un trabajo tan próximo al espectador, es primordial que el director sepa “esculpir” a sus actores. ¡Y Marc tiene un “cincel” de tres pares de narices!

Recomendadme alguna obra de teatro.
Ferran: EL LOCO Y LA CAMISA de la Compañía Banfield Teatro Ensamble que consigue cumplir una de las grandes funciones del teatro: Remover, conmover y transformar al espectador.
Marc: Me encanta el teatro argentino porque tiene mucha energía. También me gustó la última que estrenaron Nao Albet y Marcel Borràs, ATRACO, PALIZA Y MUERTE EN AGBANÄSPACH (Teatre Nacional de Catalunya), en la que se dejaban la piel.
Frank: Y EL PRINCIPI D’ARQUIMEDES, un texto extraordinario de Josep Maria Miró, con esa verdad del teatro de proximidad.

Si se cierra una puerta, siempre hay algo que no se puede ver ni conocer…
Frank: La puerta nos aísla del exterior. Y lo que no nos deja ver es nuestro interior. En realidad, nos aísla de nosotros mismos.
Ferran: ¡Y aquél que pueda abrir todas las puertas es un pobre desgraciado! Porque eso no le permitirá ir más allá…

Por Juan Marea

“Tras la puerta” se representa en el Hotel Acevi Villarroel de Barcelona (c/ Villarroel, 106) los martes a las 20.30 h hasta el 12 de agosto.

TLP ensayoFrank, Ferran y la mirilla 

Crítica literaria: Un millón de gotas, de Víctor del Árbol

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Convertido en un escritor de referencia y superventas en Francia, donde en 2012 fue galardonado con el premio Le Prix du polar Européen a la mejor novela negra por La tristeza del samurái, Víctor del Árbol (Barcelona, 1968) no ha tenido hasta ahora tanta suerte en su país, pero muy pronto esa situación dará un vuelco, justo cuando el boca-oreja convierta su última publicación, Un millón de gotas (Editorial Destino), en lectura obligada para quienes busquen excelentes relatos que vayan más allá de ser un simple pasatiempo, una emotiva historia escrita con rigor en el que pasado y presente se dan la mano para reconstruir la memoria de la familia Gil, estrechamente vinculada a los sucesos más relevantes del siglo XX.

“Los hijos de los héroes nunca están a su altura”, admite resignado el protagonista, Gonzalo, atrapado por el recuerdo de un padre, Elías Gil, que fue un verdadero héroe capaz de sobrevivir a la tragedia soviética de Názino en 1933, a los bombardeos que castigaron cruelmente Barcelona en 1938 y al campo de concentración de Argelès en 1939. Eclipsado por ese admirable gigante, Gonzalo es todo lo contrario, pasa por la vida como si de un personaje secundario se tratara y sin tomar decisiones que pongan en riesgo su plácida existencia, pero se verá obligado a dejar atrás su imagen de abogado gris y pusilánime para investigar el extraño suicidio de su hermana, una empresa difícil que le llevará a destapar un pasado que creía superado.

Del Árbol se consolida aquí como un escritor generoso con sus seguidores, y no únicamente por las casi setecientas páginas de esta obra –una mera anécdota para el lector, que las devorará con avidez, como si de un relato breve se tratase–, sino también porque en Un millón de gotas nos ofrece dos novelas en una: la primera emparentada con la tradicional novela de misterio, con Gonzalo intentando esclarecer la muerte de su hermana Laura (entre octubre 2001 y noviembre 2002), mientras que la segunda es una extraordinaria novela histórica (entre enero 1933 y junio 1967), la que explica la vida azarosa de Elías para salir adelante en una Europa que se empeñaba, una y otra vez, en poner a prueba sus ideales comunistas. En ese apasionante argumento en el que se mezclan ficción y realidad, Víctor del Árbol recupera un episodio de nuestra historia que describe con rigurosidad y sin escatimar detalles dramáticos: la deportación de 6.000 personas a la isla de Názino, donde fueron abandonadas a su suerte por los gobernantes de la Unión Soviética.

El escritor Víctor del Árbol, en una imagen promocional
El escritor Víctor del Árbol, en una imagen promocional

El autor acierta también en la confección minuciosa de sus personajes, héroes y villanos a quienes las situaciones personales de cada momento les sitúan en uno u otro bando, a pesar de que, tal y como ocurre en la vida real, la línea que separa a los buenos de los malos al final pueda resultar muy difusa. Así, Del Árbol utiliza una quincena de personajes para construir su particular mapa humano, nombres a quienes otorga un pasado tan interesante que bien podrían protagonizar, por sí mismos, otra novela que sería distinta a la publicada pero, sin duda, con el mismo valor literario.

Un millón de gotas es la quinta incursión editorial de este escritor barcelonés con pasado como Mosso d’Esquadra, una obra ambiciosa que ahonda en el dolor del pasado y sus inevitables repercusiones en el presente que engancha desde el primer instante, elaborada con estilo y precisión, y con un sensacional tramo final en el que se resuelven todas las tramas, llevando al lector de sorpresa en sorpresa hasta el clímax de esta historia. En definitiva, Un millón de gotas es la mejor manera de descubrir el talento literario de Víctor del Árbol.

Título: Un millón de gotas
Autor: Víctor del Árbol
Editorial: Destino
Páginas: 672 páginas
Fecha de publicación: Mayo 2014
ISBN: 9788423348138
Precio: 19,90 €

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Escrito por: Robert Martínez

Crítica teatral: Mata’m, en La Villarroel.

Mata'm_1¿Qué pasa cuando nos cansamos de la vida? ¿Tenemos derecho a pedirle a alguien que acabe con nuestra existencia? ¿Y cómo afecta la muerte a nuestro entorno cotidiano? Seguro que algunos encontraréis extrañas estas preguntas al inicio de una reseña teatral, si bien es de ello de lo que trata Mata’m, obra que del 5 de julio al 3 de agosto se representa en La Villarroel en el marco del Grec Festival de Teatre de Barcelona.

Manel Dueso se enfrenta a la autoría y la dirección de una obra extraña en lo que se refiere a su estructura y a la trama que nos propone. En ella Arnal (Francesc Orella), el propietario de un local de copas, decide poner punto y final a su experiencia vital, aunque no tiene el valor para suicidarse él mismo. La llegada proverbial de Bastero (Boris Ruiz), un antiguo compañero que acaba de salir de la cárcel y que quiere volver a ella, se convertirá en la oportunidad para solucionar dos voluntades opuestas pero enlazadas, y le permitirá cumplir su último deseo. Poco será lo que puedan hacer para evitarlo Chirli (Àurea Márquez), su pareja ex-prostituta y su hija Devita (Carlota Olcina), los únicos anclajes emocionales de Arnal en un mundo que pare él ya no tiene sentido.

Bien, como veis la trama es algo extraña e insólita, lo que permite a Dueso ofrecernos una representación que carece también de una estructuración lógica y se asemeja más a una red de escenas que no tienen un sentido temporal aparente para el espectador, una solución escénica parecida a la de Traïció (Teatre Lliure, Carles Alfaro, 2009), obra en la que también participara Orella, y en la que era el mismo espectador el que, ayudado por indicaciones temporales audiovisuales, tenía que recomponer el orden real de los hechos y las escenas que acontecían sobre el escenario. De esta forma, veremos a Arnal / Orella tanto muerto y tendido en el suelo tras producirse su asesinato-suicidio, como interactuando con el resto de personajes de la obra en los días e instantes previos, un hecho que en parte puede turbar la comprensión de aquellos espectadores que estén menos atentos a lo que sucede encima del escenario.

Mata'm_2Mata’m, es una comedia negra y poética acerca de la muerte deseada por uno de los personajes. Y como habla sobre la muerte hace referencia también a la vida, al menos a la del personaje central de la obra, al que le parece que ya no vale la pena vivirla, y a la de aquellos que la viven a su alrededor, cuya existencia quedará de alguna forma afectada. La obra tiene mucha dosis de humor, en muchos momentos de tintura negra, y nos habla de los miedos y los deseos, dos sentimientos emocionales las más de las veces unidos, de varios personajes propietarios de existencias algo desestructuradas. Francesc Orella está genial en su papel de suicida sin ánimo, que cansado de la existencia que le ha tocado vivir, necesita la ayuda de otra persona para finalizar con su amargura existencial; Boris Ruiz encarna a su antiguo amigo de andanzas que acaba de salir de prisión y que después de varios años en el trullo, es consciente de que el mundo fuera de la cárcel no es el suyo, de ahí que su carácter sea tenue y desacompasado; Àurea Márquez da vida a la pareja de Arnal, que parece que no ha sido consciente del desasosiego de este último y cuya vida ha transitado desde los bajos fondos a las altas lontananzas de un carácter algo frívolo e infantil. Por último Carlota Olcina interpreta a la hija de la pareja, una joven que posee una percepción de la vida algo fantasiosa, y que no es consciente aún de las durezas por los que han tenido que transitar sus padres.

Todos y cada uno de estos personajes tiene su momento definitorio en la obra, en la que ofrecen al público un breve, o no tanto, speech en el que nos dan a probar los sinsabores de unas existencias que parece que estén flotando sobre el suelo de un bar de copas, seguramente el ambiente que más ha marcado la existencia de todos ellos. No penséis, por otra parte, que la obra de Dueso es de aquellas profundas y filosóficas, ya que la reflexión del autor y director es sutil y no se atreve a ir más allá de las mismas palabras que emanan de los personajes, a lo que se suma, como os comentaba, la comicidad de toque negro que subyace a lo largo de la representación.

Mata’m se convierte así, en una oportunidad de mirar directamente a la muerte pero sin afectarnos por lo profundo de su naturaleza y de disfrutar de otra obra de actores en la que la trama se ha de recomponer como un puzle, una tarea que Dueso deja en manos del público asistente.

«Mata’m» se representa en La Villarroel del 5 de julio al 3 de agosto de 2014.

Autor: Manel Dueso
Dramaturgia: Manel Dueso
Dirección: Manel Dueso
Reparto: Àurea Márquez, Carlota Olcina, Francesc Orella y Boris Ruiz
Escenografía: Sebastià Brosa
Diseño de iluminación: David Bofarull
Diseño de sonido: Bárbara Granados
Composición musical: Bárbara Granados
Vestuario: Míriam Compte
Caracterización: Núria Llunell
Producción: Grec 2014 Festival de Barcelona, Velvet Events y La Villarroel
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Jorge Pisa Sánchez

«Estripar la terra» de La Companyia La Padrina: Rasclets de plàstic

«Aquest és un moment molt delicat.» Una de les advertències que més sonen darrerament per ennuegar les ganes d’experimentar, de canviar, de créixer. La fan servir com a amenaça els poderosos. La repetim nosaltres com si es tractés d’un mantra i així afavorim la covardia a guanyar la batalla.

Josep Maria Miró se serveix d’aquest manifest lapidari per articular una nova teranyina entorn d’una mosca que bada (l’home que lluita per reinsertar-se) i l’aranya amatent i sense miraments (amb dos caps: dos treballadors municipals mediocres que busquen amb ànsia un cap de turc). I presentat l’animalari, juga a detallar-ne l’assetjament feroç.

Miró sap angoixar els seus espectadors posant-los entre les cordes de la quotidianitat i fent-los patir per l’efecte implacable que causen les «capelletes» socials: si al «Principi d’Arquimedes» ens deixava sense alè, ara mira de repetir la fórmula sense ni tan sols dissimular. Però l’experiència li surt a mitges: D’una banda perquè no aprofita la riquesa que li ofereixen els nous personatges i el context on es mouen, de l’altra perquè minimitza aquella ambigüitat que tan bon resultat li va donar entre clor i pares talibans.

A «Estripar la terra» coneixerem el malestar conseqüent a l’arribada al grup laboral d’un nou membre quan la seva eficiència i actitud participativa posen en evidència la corrupció i l’enquistament. El tema és sucós i molt oportú en una terra cega com la nostra on de reis bornis sembla que n’hi ha a grapats.

L’obra planteja també la dicotomia entre el món professional que se sent amenaçat i l’amateurisme desinteressat com a substitutiu conjuntural. Tot plegat en un context tan obertament proper que la proposta admet una lectura gairebé simbòlica de Catalunya i el seu entossudiment de fer país que sovint passa per destruir el ciutadà que no hi dóna el perfil.

Un cop que Miró ha presentat aquests paràmetres temàtics, i mitjançant una introducció inquietant de la trama, acaba triant la història de suspens que no afegeix res de nou al panorama i que recorda massa el seu anterior èxit. A més, el dubte que en aquest fonamentava la història, aquí desapareix ja que tots sabem que l’acusat (magnífic David Marcé: vulnerable i ferotge ensems) s’ho ha buscat amb escreix.

Miró dirigeix també. I ofereix una posada en escena funcional on la intriga esdevé la reina. Els efectes sonors en són còmplices dòcils i el seus altres actors compleixen amb la resignació de saber que els personatges no constitueixen, al capdavall, més que elements circumstancials. Però nosaltres ens hem quedat amb les ganes perquè la terra demanava, més que estripar-la, travessar-la!

per Juan Marea

«Estripar la terra» es representa a La Seca-Espai Brossa fins al 27 de juliol.
http://www.laseca.cat/ca/obra/73/estripar-la-terra–josep-maria-miro/

Terra

 

Arnau Puig teixint.

Fire’2014: Hogueras marginales

Este año el FIRE! Mostra Internacional de Cinema Gai i Lesbià nos ha conmocionado. Con el asalto implacable de unos golfos a un burgués parisino aprovechando la debilidad de su ilusionada entrepierna. En EASTERN BOYS, el director Robin Campillo nos lo robó todo: el recelo, la prevención y las ganas de seguir siendo ciudadanos pasivos. Y ni siquiera se nos pasó por la cabeza (cabecita loca la nuestra, como cantaba Amaral) acudir a la compañía de seguros o a la policía. Porque esta película es un estudio extraordinario sobre la emancipación individual de alguien que, de juguete sexual emigrado y no articulado (refrescante Kirill Emelyanov) pasa a ser hijo legítimo de la República Francesa. Y en su proceso de liberación, mediarán la dependencia de la banda descarriada (bajo el yugo de un magistral Daniil Vorobyov cuya chulería y patetismo son apellidos complementarios) y un “amour fou” como solo el país vecino suele tratar: con naturalidad, profundidad emocional y apertura de mente. Todo bajo la atenta mirada de Olivier Rabourdin, utilizando su inexpresividad facial como recurso eficaz para transmitir la firmeza necesaria de su rol de quien tiende la mano (aunque pareciera que solo se trataba de la polla). “Eastern boys” se abre con un plano secuencia admirable presentando a las víctimas en la estación, sigue con una fiesta espeluznante en casa del protagonista conjugando con sabia ambigüedad la perversidad y la ternura (la humillación sufrida por el anfitrión, la ingenua “joie de vivre” de sus “invitados”). Y a nuestro desasosiego se suman después las ganas de conocer (y vivir) más, garantía de que hay una historia.

El FIRE! también ha coqueteado con nosotros. Como cuando proyectaba FIVE DANCES, producto vacuo realizado por Alan Brown que convierte “Fama” de Alan Parker en una obra maestra. Se trata aquella de una colección de estampitas muy bien fotografiadas sobre una sala de ensayos y sus moradores (hermosos, talentosos, supercools), a los que ocurre lo mismo que a nosotros ocurrió cuando teníamos su edad pero se nos cuenta de una forma relamida y muy manida. La película incluye (de hecho, es su columna vertebral) varios números de danza donde los protagonistas se lucen exhibiendo una técnica impecable y una fotogenia arrebatadora. Como preámbulo, vimos el cortometraje HOLD (Erik Linghede), de un talante más transgresor: Una pareja de bailarines ejecuta una coreografía moderna, sensual y refrescante entrecruzando brazos para ser uno en un espacio diáfano enorme al que dotan de calidez.

Con el FIRE! pudimos despertar: con la grandeza de esa pareja que se empeña en ser familia de forma casi casual y movida por el ánimo solidario: ANY DAY NOW responde a la modalidad de lucha personal contra la adversidad por la intransigencia jurídica. Pero lo hace sin sensiblería y mediante unos personajes enternecedores: el drag queen apasionado, comprometido y con un carisma apabullante (sensacional Alan Cumming); su segundo de a bordo (resultón Garret Dillahunt) , adulto, leal y sensible y un adolescente con síndrome de Down (eficaz Isaac Leyva) cuya adopción será el luminoso objeto de deseo. El guión, además, que no opta por la vía previsible, propone unos cuantos lugares de reposo para que nos riamos, lloremos e incluso decidamos. Antes de emocionarnos con esta obra de Travis Fine, y sin apenas hacer ruido, intervenía con voz propia LA CLASE DE BAILE (Camilo Cogua Rodríguez), cortometraje de animación pedagógico (incluso para niños como nosotros) sobre niñas repipis que ensayan “El lago de los cisnes” y cómo emerge del rincón más profundo de la clase el príncipe redentor, cuento gratificante sobre la transexualidad cotidiana sin estridencias y con mucha delicadeza.

por Juan Marea

Festiu-Fringe Barcelona 2014: Goliat se funde.

El verano presume de ser indomable, ataca con pereza ociosa y cuenta después sus víctimas indolentes. Pero no es invencible y hay quien le cosquilleasu talón de Aquiles: El Festiu-Fringe Barcelona, que hasta finales de julio experimenta con el público blandiendo una programación multidisciplinar e imprevisible.

El latido femenino del maltrato encuentra refugio en la Iglesia de Sant Joan. Los espectadores, dóciles y devotos, se desplazan por su interior entre los lamentos de una niña perdida sin que mamá pueda evitarlo y atrapada entre los barrotes protectores de imágenes católicas salvadoras, ironías del arte urbano actual. El violoncelo de Anna Mora dota a la ceremonia de una solemnidad escénica austera, elegante y esencial, lo que COEURS BATTANT COMME DES TAMBOURS ofrece. En la capilla lateral se recorta la sombra de una hembra a punto de ser asesinada, pero llegamos a tiempo de compartir con ella su apasionante agonía. No contenta con eso, Àngels Aymar, sacerdotisa exquisita (por su habilidad eludiendo la afectación, proponiendo un espectáculo rico en puntos de vista y potenciando la sencillez interpretativa) alterna el monólogo sufriente con la parodia amable de la utilización mediática de las víctimas globalizadas (en una escena desternillante a partir de la socarronería de su entrevistadora, el empecinamientode Valeria Cardullo y finalmente el carismático aliento integrador de Adeline Flaun). Más la contundencia vocal de Mehdi Krüger. Adolece, empero, este espectáculo del Collectif Lyon.05 de cierta rigidez en la dirección de actores (cuya expresión es a veces devorada por la trascendencia de las palabras) pero el conjunto (y sobre todo la actuación de la propia Aymar) adquiere una luminosidad excepcional y demuestra la capacidad de sugestión de las lenguas foráneas (en especial, el francés) para que todos recemos unas mismas oraciones, las que ahuyenten el sufrimiento de los más débiles.

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Y después llega la danza en el Teatre Akadèmia: Recreada en un dormitorio donde Francisco Gómez impulsa una juguetona lucha entre una bella durmiente que se quiere poco y su Lado Oscuro provocador. Una cama inmaculada que se enturbia con un pasodoble en el que la melena de ella y el puño de él son uno; que convierte a ambos en autómatas emulando la Comedia del arte; y en la que se acelera la angustia con la cámara lenta de los intérpretes; pero además es atormentada por las sombras chinescas que la rodean. Ambos bailarines (delicada y algo blanda Roser Zaurin, seductor y grotesco Yago Morera) intercambian sus roles cuando ella finalmente abandona su indefensión de vigilia para dejar a él como durmiente desvalido. Esta SUITE NÚMERO 2-VARIACIONS D’UN SOMNI de La Companyia es un ejercicio fascinante en lo visual (el aprisionamiento de ella con un manto de plástico), inquietante en lo sonoro y de un tono ambiguo (la claridad de las sábanas, la tenebrosidad del entorno escenográfico) que estimula por la conjunción de distintas disciplinas interpretativas en constante diálogo con la narrativa coreográfica.

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Los prejuicios son ahuyentados de nuevo ante la irrupción en el Almeria Teatre de Línea de Tres con LA CANCIÓN DEL CAMINO VIEJO, un testimonio de aires argentinos sobre la impotencia de dos hermanos (gerente de marketing de pacotilla el más espabilado, empleado de planta apocadísimo el más ingenuo) ante la decadencia del negocio familiar de reparación de vehículos heredado. Al gracejo léxico de los actores, se une un entusiasmo entrañable sobre el escenario. La historia, tragicómica y con un poso de melancolía que cubre el histrionismo (excesivo y resuelto con torpeza) así como la expresividad de los momentos más íntimos (vigorosa la retransmisión futbolística con un Severo Callaci electrizante como regateador imparable; sincero el monólogo final de un emotivo Santiago De Jesús velando a su amado compañero de miserias) es un ejemplo más de perdedores hundidos en la invencible batalla del progreso por quedar excluidos del plan urbanístico.

Y el verano, que por ser cobarde también es vulnerable, no puede evitar esbozar una sonrisa de rendición ante este David decidido que es el Festiu.

Por Juan Marea

El Festiu-Fringe se celebra en Barcelona hasta el 27 de julio.
http://www.festiu.cat/

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Crítica teatral: Vells Temps, en la Sala Beckett.

Vells temps_sala beckettUna obra de teatro siempre tiene algo que decir al público. Una vez que se alza el telón, metafóricamente hablando, porque ya casi nunca se levantan, se inicia una conexión entre la obra y el espectador que perdura, de una forma u otra y normalmente con altibajos, hasta el final de la representación. Si además, Harold Pinter está en el meollo, está conexión se transforma es un estado en el que la obra fluye atrapando al espectador en una tela de araña escénica que se apodera de él hasta el final de la función. Algo que podemos apreciar en Vells Temps, obra programada en la Sala Beckett en el marco del Festival Grec 2014, dirigida por Sergi Belbel e interpretada por Carles Martínez, Míriam Alamany y Sílvia Bel.

El matrimonio formado por Kate (Míriam Alamany) y Deeley (Carles Martínez) recibe la visita de Anna (Sílvia Bel), una amiga de juventud de la primera. El reencuentro de las dos mujeres les permitirá rememorar los viejos tiempos, cuando ambas trabajaban como secretarías; compartían piso en Londres y llevaban una vida de trabajo y ocio recorriendo las plateas de los mejores teatros de la ciudad. A medida que ambas mujeres evocan el pasado Deeley comienza a sentir celos de una relación antigua pero intensa que, al parecer, se entrelaza también con sus propios recuerdos.

La Sala Beckett se anima a programar Vells temps, un Pinter que tiene que ver mucho con la memoria, el teatro y el cine (musical) y con una tempestiva relación amorosa a tres bandas. La estructura de la obra sigue el modelo pinteriano de la llegada de un extraño a un espacio y/o realidad a la que no pertenece, como pudimos ver este año en obras como L’encarregat o Terra de Ningú. Una vez que este elemento externo hace acto de presencia la realidad queda, de alguna forma, afectada, un efecto del que seremos consciente a través de la conversación que mantienen los tres protagonistas y que girará en torno al pasado, lo que moverá a un duelo dialectico entre Deeley y Anna por demostrar quién tiene más ascendencia personal sobre Kate y nos hará evidente la naturaleza efímera y sutil de la memoria y de los recuerdos.

La obra se construye, además, en un espacio y un tiempo escénico que se confunde a lo largo de la representación. Al espectador le costará distinguir si lo que pasa sobre el escenario se está produciendo en el presente o se produjo en el pasado, algo que se complica aún más al referirse los tres protagonistas a los mismos hechos con recuerdos diferentes y algo distorsionados. Lo que va dando forma a un limbo escénico en el que la realidad y los recuerdos se atropellan unos a otros, obligando al espectador a intervenir y darles forma.

Por encima de este fluir de situaciones y recuerdos la obra nos habla de las relaciones y más concretamente de las relaciones de pareja, tanto aquella formada por Kate y Deeley como la que mantuvieron, supuestamente, Kate y Anne cuando eran jóvenes. Asimismo, el teatro también estará muy presente en la representación, ya que los personajes femeninos recordarán a lo largo de la obra su asistencia a los espectáculos de teatro y danza del antiguo Londres y los protagonistas se lanzarán a canturrear en un momento de la obra algunos éxitos del teatro musical.

La propuesta cocinada por la Sala Beckett está diseñada para darle a la obra la naturaleza fantasmagórica que un Pinter requiere. El escenario está constituido por una extensa plataforma elevada que se apodera de uno de los extremos largos de la sala, ocupada tan solo por una serie de ventanas, dos sofás-cama y una butaca, ubicados sobre el escenario de forma triangular, una representación física del triángulo amoroso existente (o que existió) entre los tres personajes. Estos están interpretados por Carles Martínez (Deeley), Míriam Alamany (Kate) y Sílvia Bel (Anna). El primero oprime a su personaje para darle una solidez a veces exquisita; la segunda interpreta un personaje que a veces parece que no esté sobre la escena, un hecho del que se nos habla en la propia obra y la tercera encarna a una mujer elegante y atractiva que parece que quiere recuperar algo de su pasado.

Sergi Belbel lleva a cabo una destacada dirección de actores que provee a sus interpretaciones de esa neblina adecuada para una obra-situación de Pinter, y da forma a una representación donde el presente y el pasado se mezclan irremisiblemente y en la que, como afirma uno de los personajes «hay cosas que recuerdas aunque puede ser que no hayan pasado nunca«. Algo que tendrán que descubrir cada uno de ustedes, hilvanando todo lo que se dice y todo lo que se hace sobre el escenario de la Sala Beckett. Un auténtico reto teatral.

«Vells temps» se representa en la Sala Beckett del 2 al 27 de julio de 2014.

Autor: Harold Pinter
Dirección: Sergi Belbel
Traducción: Joan Sellent
Interpretación: Carles Martínez, Míriam Alamany y Sílvia Bel
Escenografía: Max Glaenzel
Vestuario: Mercè Paloma
Iluminación: Kiko Planas
Espacio sonoro: Jordi Bonet
Caracterización: Toni Santos
Producción: Grec 2014 Festival de Barcelona y la Sala Beckett / Obrador Internacional de Dramatúrgia

Horarios: de martes a sábado a las 21:30 horas y domingos a las 18:30 horas.
Duración: 75 minutos
Idioma: catalán
Precio: 20 €
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Jorge Pisa Sánchez

Novedad editorial: El Dhammapada, La senda de la perfección, Plataforma Editorial.

El_Dhammapada_portada_Pataforma_editorialA veces, en el mundo en el que vivimos, vale la pena detenerse y dedicarse unos momentos a uno mismo ya sea para reflexionar sobre lo que hemos hecho, lo que hacemos o lo que vamos a hacer.

A veces para ello necesitamos una ayuda externa, ya sea la conversación cómplice de una persona cercana o en este caso, el conocimiento atesorado a lo largo de siglos de experiencia vital y espiritual recogido en obras literarias como la que nos presenta Plataforma Editorial con El Dhammapada, La senda de la perfección, una novedad literaria publicada en el sello testimonio y que recoge 423 aforismos que ilustran las enseñanzas morales de Buda.

El Dhammapada es una colección de 423 aforismos escritos originalmente en lengua pali seguramente en el siglo III AEC. En pali Dhamma, Dharma en sánscrito, alude a un concepto básico en el budismo. Su sentido es muy afín al de «ley, una ley moral, la ley eterna del Cosmos, la Verdad». Pada significa en pali y en sánscrito «pie, paso» y, por lo tanto, puede traducirse como camino, senda. De ahí que Dhammapada sugiera la Senda del Dharma, la senda correcta que lleva a la Verdad, a la luz, al amor, al Nirvana.

La obra recoge los aforismo budistas agrupados en 26 categorías que incluyen temáticas como la mente, el hombre sabio, el bien y el mal, el Buda, los placeres efímeros o la rectitud y la senda, y seguro que nos proporcionará la materia prima para llevar a buen término esa reflexión que les decía y recorrer la Senda de la Perfección preparados y muy bien acompañados.

Título: El Dhammapada, La senda de la perfección
Editorial: Plataforma Editorial
Colección: Testimonio
Formato: Rústica con solapas
ISBN: 9788415880998
Páginas: 176
Precio: 16.00 €

Fire!’14: Somos héroes

Salvar vidas ajenas tiene cada vez menos mérito en el panorama cinematográfico: Hay tal concentración de superhéroes en las pantallas comerciales, que se han visto obligados a luchar juntos y a compartir títulos de crédito para el sacrificio de su orgullo de estrellas así como de su misérrima condición de peleles afranquiciados.

Pero sucede que aún queda mucho individuo por salvarse de la condena de ser infeliz. Los motivos no suelen ser el ataque indiscriminado de ningún malvado en mallas dilatadas. No. Las razones las encontraríamos más bien en la torpeza a la hora de luchar por vivir.

Para estos casos (a menudo alarmantes), las salas de proyecciones independientes tienen la solución: Mostrar impúdicamente historias de superación personal. También de crecimiento emocional. Incluso de destrucción sentimental. Todas requieren un elemento valioso: el apoyo de los demás.

La 19ª Mostra Internacional de Cinema Gai i Lesbià es una de esas plataformas. Desde ella, conocemos la historia de Eugenio y Martín, halcón y paloma sobrevolando un insignificante paraíso situado de forma algo azarosa en un HAWAII argentino de textura maravillosa por sus tonos pastel, la nitidez de su enfoque y la mágica ocurrencia de contar sus aleteos desgranando los detalles nimios más hermosos de la convivencia. Marco Berger da a su público una obra delicada que vuelve a la infancia a través de los ojos inocentes de Mateo Chiarino y la tierna conspiración de Manuel Vignau. Aunque la película magnifique sus defectos (el exceso de primeros planos y su recreación expositiva delata continuamente la inexperiencia de los intérpretes), triunfa entre el espectador por su capacidad de construir un espacio propio, acogedor e idílico.

Con mayor garra aterriza DVOJINA (“Dual”), encantador cuento esloveno aunque algo prolijo porque su historia se hubiese contado mejor como cortometraje. Lo que hace especial este trabajo es el esfuerzo por convertir a su anodina protagonista, Tina (gozosa Nina Rakovec), que declara a su enamorada al inicio que “no hay nada que contar sobre mí. Solo soy nada”, en una aventurera de su propia vida. Nec Gazvoda juega con ella y con los seres que le rodean a llevarles a su emancipación emocional y lo que en el argumento supondría un cúmulo de situaciones cotidianas de poco calado, en este caso resulta destacable por la ausencia de pretenciosidad y la habilidad del guión al retratar a unos personajes casi genuinos (emotiva la relación de la protagonista con su padre, que evoluciona prodigiosamente en un espacio de tiempo mínimo) si exceptuamos al pelmazo “mariliendro rompeduendes”.

Un poco más valiente es la propuesta de Tom Shkolnik, THE COMEDIAN, cuyo perfume setentero y tono de falso documental conceden un verismo reseñable al bloqueo existencial de Ed (notable Edward Hogg), perdido en la nada de una rutina salpicada de color (entrañable su novio Nathan Stewart-Jarrett, conmovedora su mejor amiga Elisa Lasowski) que él se empeña en embadurnar de gris. Curiosamente, y en este sentido se distingue de manera especial la obra de Tom, la causa del conflicto no es la homosexualidad del protagonista, que aquí resulta ser lo único asumido de forma satisfactoria por el apesadumbrado Ed. Este “comediante” deja un poso de melancolía venenosa para la taquilla pero necesaria a la hora de invitar a la reflexión sincera sobre la crisis de la incipiente vida adulta.

Y unos breves apuntes para la breve contribución de Marco Laborda con THE DAZZLING DESTINY, borrador sobre un intento de suicidio pasional lastrado por su narcisismo audiovisual pero de factura indie-hipster jubilosa y pegajosa.

 Por Juan Marea

La 19ª Mostra Internacional de Cinema Gai i Lesbià se celebra en el Institut Francès de Barcelona hasta el domingo 13 de julio.
http://www.cinemalambda.com/

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