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Crítica teatral: Panorama des del pont, en el Teatre Romea

Panorama des del pont_cartelSolo hace falta echar una ojeada por los noticiarios televisivos para ser conscientes de que la migración es un problema cada vez más acuciante para un número mayor de países. No solo existe el miedo a lo “foráneo”, sino también el temor a las consecuencias que puede provocar en el entorno de acogida la llegada masiva de personas que poseen una cultura y una forma de vida diferente. De ahí que sea idóneo el estreno de Panorama des del pont, una reflexión sobre la inmigración italiana a EE.UU en la década de los años 50 enmarcada en una historia de pasión prohibida, escrita por Arthur Miller, dirigida por Georges Lavaudant e interpretada por Eduard Fernández, Jordi Martínez, Mercè Pons, Marina Salas, Marcel Borràs, Pep Ambròs, Rafa Cruz y Sergi Vallès.

“En 1955, diez años después del desenlace de la Segunda Guerra Mundial, la inmigración ilegal es una realidad generalizada en los Estados Unidos. Eddie Carbone, un honrado trabajador de origen italiano, vive obsesionado por la pasión devastadora que siente hacia su sobrina, a quién recogieron él y su esposa tras quedarse huérfana. Una situación insostenible que le superará, le hará traicionar a su familia y romperá la ley del silencio establecida entre los trabajadores, mayoritariamente inmigrantes, del puerto de Nueva York”.

La propuesta teatral parte de una base que además de actual es íntegra, ya que nos presenta el problema desde el punto de vista general y particular. El primero nos relata el esfuerzo de millares de europeos, en este caso italianos, por alcanzar una vida mejor en Norteamérica; el segundo nos muestra el infierno familiar que se cuece en el hogar de uno de aquellos que han conseguido instalarse en el Nuevo Mundo. Así, pues, el texto de Miller nos habla, como ya lo hiciera en Muerte de un viajante y en otras de sus obras, de la realidad americana, y más concretamente de aquella que no conseguía subirse al “sueño americano” y que poseía facetas más miserables.

Panorama des del pont_1Sin embargo la propuesta carece de la fuerza necesaria para acabar imponiéndose. La adaptación de la obra ha comportado cambios en la narración, como la potenciación del personaje del abogado Alfieri (Jordi Martínez) como el narrador de la historia que se vierte sobre el escenario. Por otra parte, la escenografía, ágil e innovadora, crea un espacio demasiado frío y vacío como para favorecer el desarrollo de la trama, a lo que se suma una “comedización” de la historia que esta no poseía en su origen. Por último, la actuación de Eduard Fernández, la que provee de mayor intensidad a la representación, no está siempre en el grado de tensión en el que debería. Este hecho, aunque atenuado por el trabajo actoral del resto del elenco, en el que destacan Jordi Martínez, Mercè Pons y Marcel Borràs, le restan credibilidad a la propuesta.

Superando estos aspectos, que nos son de poca importancia, la obra analiza una temática a la que no somos ajenos. La propuesta, pues, genera debate, si bien aunque el contexto general sea el de la inmigración ilegal, el meollo de la historia se centra en la tensión sexual y el deseo prohibido nacido en el seno de una familia de inmigrantes italianos, una fuerza que lo destruirá todo y que encaminará la historia hacia un final trágico, en el que ninguno de los personajes podrá luchar contra el destino ominoso que les afectará, de una forma u otra, a todos.

Georges Lavaudant nos presenta, pues, una obra con una puesta en escena innovadora y creativa a la vez que algo fría, un toque personal que caracteriza sus últimas producciones en suelo catalán como El misantrop en el TNC, estrenada en el año 2011. Una buena oportunidad, en definitiva, para ver que tienen que decir los clásicos del siglo XX de los problemas del siglo XXI. Una reflexión muy apropiada para los tiempos en los que vivimos y que, además, nos evidencia que los europeos también tuvimos que emigrar en el pasado, algo que a veces no recordamos todo lo bien que debiéramos…

Panorama des del pont” se representa en el Teatre Romea del 2 de febrero al 10 de abril de 2016.

Autor: Arthur Miller
Traducción: Joan Sellent
Dirección: Georges Lavaudant
Reparto: Eduard Fernández, Jordi Martínez, Mercè Pons, Marina Salas, Marcel Borràs, Pep Ambròs, Rafa Cruz y Sergi Vallès
Escenografía y vestuario: Jean-Pierre Vergier
Iluminación: Georges Lavaudant
Espacio sonoro: Jean-Louis Imbert
Producción: Teatre Romea y LG Théâtre

Horarios: de miércoles a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 18:00 y a las 21:30 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: 18 a 24 €
Idioma: catalán
Duración: 2 horas (sin entreacto)

NOTA CULTURALIA: 7
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Jorge Pisa

Companyia Pentateatre: “El teatro puede provocar que el público desee quedarse encerrado.”

Mi grabadora oye ruidos. Los actores Ferran Terraza y Frank Capdet intentan forzar la cerradura. Marc González de la Varga, autor y director, busca la llave. Todo es inútil: Mi grabadora se adueña de la situación.

foto porta

¿Qué hay tras la puerta?
Marc: Dos hombres encerrados en una sala de hotel sin saber por qué.
Frank: El tercer día ambos abren los ojos y descubren que allí donde habían permanecido solos aparecen, de repente, cincuenta personas: ¡el público!
Ferran: ¡Y pasamos a ser cincuenta y dos encerrados!

¿Qué es TRAS LA PUERTA?
Frank: Tiene todos los colores: comedia, drama y terror. Y es muy cercana al cine: Con sus primeros planos, porque los actores estamos a un metro del público. Incluso a veces nos tocan… ¡Nos dejamos! Y, además, no es una obra trivial porque tiene mensaje.

¿Qué la hace especial?
Frank: Jugamos con el público y el público juega con nosotros. Pero que no se asuste nadie: No transgredimos el espacio del espectador.
Marc: Su magia proviene del hecho de que podría pasar en cualquier sitio en que uno pudiera quedarse encerrado.

¿Por qué en un hotel?
Marc: Porque es un espacio real y no convencional. Así nació su germen, que fue una pieza corta incluida en nuestro PENTATEATRE VOLUMEN 1 y que ambientamos en el almacén de bebidas del Bar Vinsiteca. De allí, pasó al lavabo del antiguo Cine Alexandra. El Hotel Acevi Villarroel de Barcelona andaba interesado en acoger espectáculos y adaptamos entonces la historia a este nuevo lugar.

¿Con qué referentes habéis trabajado?
Ferran: Nos ha inspirado la serie televisiva LOST (PERDIDOS) en cuanto al aspecto situacional de los personajes.
Marc: A mí me apasiona la ciencia ficción: Me gusta el punto de misterio que le caracteriza junto con las historias que cuenta, que suelen ser muy humanas. La serie THE TWILIGHT ZONE (LA DIMENSIÓN DESCONOCIDA/EN LOS LÍMITES DE LA REALIDAD) es un buen ejemplo. En nuestra obra hay algo de ello.

Definís el teatro como una experiencia “exquisitamente efímera”.
Marc: ¡Eso responde a la pregunta de por qué la piratería no ha podido con él! Pasa en el momento en que se representa, es fugaz y no se repite nunca.…
Ferran: Pero puede ser de recuerdo perenne: ¡Cuando provoca que el público desee quedarse encerrado y no poder abrir la puerta!

¿Cómo se llevan en el escenario un actor como Ferran acostumbrado a moverse en ambientes inquietantes (las películas REC y LOS SIN NOMBRE) y otro como Frank (MERDA D’ARTISTA, actualmente en el Teatre Poliorama de Barcelona), habitual en comedias musicales?
Ferran: Nuestros personajes son como el yin y el yang: con su cara buena y su cara mala. Y van alternándolas a lo largo de la historia.
Frank: Cuando preparas un trabajo tan próximo al espectador, es primordial que el director sepa “esculpir” a sus actores. ¡Y Marc tiene un “cincel” de tres pares de narices!

Recomendadme alguna obra de teatro.
Ferran: EL LOCO Y LA CAMISA de la Compañía Banfield Teatro Ensamble que consigue cumplir una de las grandes funciones del teatro: Remover, conmover y transformar al espectador.
Marc: Me encanta el teatro argentino porque tiene mucha energía. También me gustó la última que estrenaron Nao Albet y Marcel Borràs, ATRACO, PALIZA Y MUERTE EN AGBANÄSPACH (Teatre Nacional de Catalunya), en la que se dejaban la piel.
Frank: Y EL PRINCIPI D’ARQUIMEDES, un texto extraordinario de Josep Maria Miró, con esa verdad del teatro de proximidad.

Si se cierra una puerta, siempre hay algo que no se puede ver ni conocer…
Frank: La puerta nos aísla del exterior. Y lo que no nos deja ver es nuestro interior. En realidad, nos aísla de nosotros mismos.
Ferran: ¡Y aquél que pueda abrir todas las puertas es un pobre desgraciado! Porque eso no le permitirá ir más allá…

Por Juan Marea

“Tras la puerta” se representa en el Hotel Acevi Villarroel de Barcelona (c/ Villarroel, 106) los martes a las 20.30 h hasta el 12 de agosto.

TLP ensayoFrank, Ferran y la mirilla 

Crítica teatral: Jo mai, en el CCCB.

Jo+mai+C2A9Helio+RegueraQue el teatro es diverso es una obviedad como decir que la vida es diversa. Y una muestra de ello nos la proporciona el Grec con la programación de Jo mai, una performance poético-teatral que nos habla de la juventud, del mundo en el que vivimos y de la capacidad de fracasar que posee el espíritu humano.

La sinopsis del espectáculo es, como veréis, algo liquida. Tres antiguos colegas de instituto, aún jóvenes, se reencuentran por las calles de una ciudad cualquiera, cada uno de ellos propietario de su propio infierno vital: el primero, Frank, con una infancia marcada por el maltrato; el segundo, Maxi, con problemas mentales que le acometen en forma de un ruido mental infernal que combate tocando música; el tercero, Isi, que no ha encontrado su sitio en el mundo y avanza en él a tientas. Todo puede cambiar con el proyecto, compartido por todos, de reflotar el bar de la madre de uno de ellos, llamado muy acertadamente Bar Amparo, un lugar al que llamar hogar y que permita afianzar las vidas de todos ellos. El encuentro con Julia, una chica que sufre los maltratos de su novio, puede poner en peligro la realidad creada por los tres amigos.

Iván Morales, autor y director de la pieza, nos presenta una performance teatral que sigue los pasos de su anterior obra Sé de un lugar, esto es, una disposición escénica que rompe la estructuración y las barreras habituales del teatro con una reflexión sobre la existencia cada vez más líquida que guía las vidas de las generaciones más jóvenes, y de las no tan jóvenes también. Y todo ello acompañado de música, un elemento importante en las obras de Morales. Si en Sé de un lugar se nos planteaba las dificultades afectivas y existenciales que vivían Béré y Simó, adornadas con un torrente poético y sentimental, en Jo mai el marco de referencia se amplía para abrazar a un grupo de jóvenes amigos a los que la vida no les ha deparado, por distintas razones, la suerte/éxito (tachen un concepto u otro a su gusto) por ellos deseado. El desencuentro vital es el mismo, aunque vestido con diferentes ropajes, un hecho este que universaliza la cuestión tratada en el espectáculo.

2089748-770x513Morales mantiene su apuesta por las jóvenes promesas de la interpretación con experiencia en el cine, el teatro y la televisión. Si en Sé de un lugar ya contaba con Xavi Sáez, en Jo mai incorpora a Marcel Borràs, a Oriol Pla y a Àlex Monner, este último la que parece la estrella más reluciente en los media catalanes en la actualidad. En el bando femenino Laura Cabello da la réplica a tanta testosterona junta con una actuación mesurada y creíble, con la que da vida, como no, a una chica maltratada por la vida y por la pareja, un ejemplo de lo actual de la propuesta.

Y de eso se trata. El espacio que acoge el montaje es el CCCB, y seguramente no se podría haber escogido un escenario mejor. Morales insiste en deconstruir la experiencia escénica habitual y acercarla todo lo posible al público, joven en este caso, como lo era el que abarrotaba el palco de butacas. La performance rompe los límites entre el escenario y el público, como ya lo hacía en Sé de un lugar. Las sillas delimitan un espacio central que es donde se representará la mayor parte de la acción, aunque a menudo los actores se mezclarán e interactuarán con el público, convirtiendo, en parte, el teatro en una experiencia compartida.

Morales persevera en su visión del teatro como un lugar en el que el público puede ver una representación teatral, compartir su experiencia con los otros e ir más allá. Un objetivo loable aunque a veces se corre el riesgo de alcanzarlo tan solo a medias, estirando en demasía un concepto, el teatral, para que abrace formas y conceptos que no son suyos. Parece, sin embargo, que Morales, de la mano de Cia. Prisamata, consigue su objetivo de trascender el teatro como teatro y alcanzar una experiencia escénica global, actual, contemporánea (y ahí creo que está la clave de todo), cercana y juvenil, si hemos de juzgar por el rango de edades del público presente y por la amplia y ostentosa ovación final que obtuvo la performance escénica.

El Grec, el CCCB y Morales se suman un punto en lo que a generación de públicos respecta y a su fuerza de llegada a una nueva realidad social que busca un teatro diferente o, como he dicho antes, una experiencia teatral distinta a la convencional que les hable de cara a cara, sin mentiras (o las menos posibles) y que les diga cosas que les interese, cercanas a su experiencia diaria en un mundo que cambia cada segundo y que pretende que todo lo demás se transforme siguiendo el ritmo por él impuesto.

«Jo mai» se representa en el espacio de teatro del CCCB del 25 al 28 de julio de 2013.

Autoría: Iván Morales
Dirección: Iván Morales
Reparto: Marcel Borràs, Àlex Monner, Oriol Pla, Laura Cabello y Xavi Sáez
Movimiento: Joana Rañé
Dirección musical: Helio Reguera (NITCH)
Dramaturgia: Anna Alarcón
Diseño de iluminación: Raimon Rius

Horario: 20:00 horas
Precio: 16 € (entradas agotadas)
Duración: 120 minutos
Idioma: catalán y castellano

Crítica teatral: Pàtria, en el Teatre Lliure de Gràcia.

Cuando uno hace una crítica teatral siempre tiende a considerar, aunque a veces la tarea sea harto complicada, la contemporaneidad de la obra que se somete a su examen. De ahí que hasta la performance más exótica o el aquelarre teatral más acrobático sean analizados y explicados en clave de actualidad.

Pues bien, con Pàtria, la obra dirigida por Jordi Casanovas y estrenada el pasado 18 de octubre en el Teatre Lliure de Gràcia, todo esto que les acabo de explicar no es necesario. No es que el propósito de la obra no se deba llevar a la actualidad, sino que, por el contrario, la actualidad que vivimos hoy mismo ha sido trasplantada sobre el escenario del Lliure, lo que convierte en algo fútil el intento del reseñador.

Pàtria nos invita a una reflexión sobre la situación política que vive Cataluña y España en la actualidad. Todo comienza con la noticia de la muerte de la madre de Miquel Raventós, presentador de televisión y moderador del debate político previo a las elecciones autonómicas catalanas. Las últimas palabras de la madre de Miquel lo dejan afligido y bajo de defensas ante las falacias y las mentiras de los representantes políticos, lo que le obliga a expresar claramente su opinión sobre la situación del país ante las pantallas y a hacer pública su proclama: Bona Nit y Llibertat!

Las afirmaciones manifestadas por Raventós en directo asombran a conocidos y familiares y conectan espontáneamente con una sociedad necesitada de argumentos e ideas auténticas que seguir y que la saquen de la grave situación de crisis económica, política y moral en la que vive. La aparición de una ambiciosa asesora de campaña política (Rosa Vila), hará decidirse al periodista a pasar al mundo de la política con un programa y una propuesta rupturista: la independencia de Catalunya.

Casanovas nos presenta, en el segundo capítulo de su trilogía sobre la realidad catalana inaugurada el año pasado con Una història catalana, un juego poliédrico de verdades y mentiras en el que aparecen todos los temas que, seguro, discutimos en familia, entre amigos o en los descansos en la oficina: la mentira engañosa de los políticos; los intereses económicos ocultos tras las siglas de los partidos políticos; la acción oscura y poco ética de los grandes grupos financieros y las corporaciones multinacionales; la utilización por parte de los políticos de proclamas y slogans más o menos fraudulentos para conseguir más votos, el desgastado y mezquino, a veces, papel de la prensa…

Lo que nos propone Casanovas es una reflexión sobre la realidad política, económica y social en la que vivimos inmersos, justo en un momento en el que el debate sobre la complicada relación entre España y Cataluña está más presente y en un panorama en el que parecen consolidadas las propuestas rupturistas, como las imaginadas en Pàtria. En medio de esta vorágine de voluntades y atrevimientos, Casanovas nos viene a confirmar una cosa importante: hasta las verdades políticas están basadas en la mentira.

La trama de Pàtria se fabrica en el escenario a partir de la labor de seis actores que irán mutando de apariencia y de personalidad para narrarnos una historia de ambición y de renovación política. Francesc Orella está magnifico, como de costumbre, en su papel de candidato capaz, por primera vez en la historia, de conseguir el poder en Cataluña como líder de una fuerza política independentista. Su contrincante principal, Alex Casanovas, traza firmemente un personaje antiestético, el de un político capaz de cualquier acto o traición que le permita mantenerse en el poder y mejorar la intención de voto de su partido. Aquí se halla, pues, la base del enfrentamiento teatral de la obra: la pugna entre el intento honesto de hacer política, que, como no podía ser de otra forma, proviene de fuera del mundo de la política y el empeño de las clases gobernantes, corruptas y ambiciosas, de mantenerse en el poder y conservar sus privilegios cueste lo que cueste. ¿Les suena esto de algo?

Este desafío teatral entre Orella y Casanovas, el actor, se acaba de construir gracias a la interpretación del resto del reparto, en el que Marcel Borràs, Lluïsa Castell, Fermí Reixach i Rosa Vila tejen con sus actuaciones una tela de araña interpretativa resistente y flexible, sin la cual la trama de la obra no podría avanzar, y menos de una forma tan convincente.

Pero Casanovas, el director, va más allá de la mera transposición de la actualidad al escenario, y pretende analizar, bajo el formato de una obra de trasfondo político y social, la realidad que subyace tras los símbolos, esos con los que se juega siempre, y que se convierten en sólidos referentes no solo de ideas sino también de acciones. Símbolos como Moragues, Macià o Companys, a los que podríamos sumar El Cid o los Reyes Católicos en España (la Patria a la que hace referencia el título de la obra) y que las más de las veces, por no decir siempre, están construidos artificiosamente sobre verdades a medias, pero que sirven muy bien para movilizar, en base a la emoción y los sentimientos «de tripa», a las personas y a las comunidades en función de intereses invariablemente particulares.

Este es el meollo, a mi parecer, de lo que quiere tratar Casanovas, y para ello construye una trama interesante, actual y con ritmo, en la que la vida repleta de mentiras se enfrenta a la verdad, materializada en el síndrome de Asperger que sufre Marcel Borràs, el hijo de Raventós, que le impide mentir. Un tipo de autismo que se puede considerar como una enfermedad o como una bendición, dependiendo del punto de vista des del que se mire. Y a Casanovas le interesa dejar su opinión en suspenso, para generar un debate ligado al juego político, que no podría sobrevivir sin la mentira y donde el verdadero autista es aquel que dice la verdad.

Casanovas nos propone una reto interesante sobre la realidad más cercana, aquella que inunda nuestro día a día y aquella que habla sobre la veracidad de nuestros referentes históricos y culturales. Por medio nos quiere hacer reflexionar sobre nosotros mismos. ¿Son las mentiras y la perfidia de los políticos un síntoma de una clase corrupta y amoral, o sus defectos son los mismos que sufrimos nosotros? ¿Los políticos están hechos de la misma pasta que la sociedad? Yo por desgracia me decanto por esta última opción, y suelo pensar que los problemas que sufrimos como sociedad, como país, como cultura y si me fuerzan incluso como humanidad, se deben a que, como personas, nos dejamos llevar habitualmente por nuestros intereses más privativos. Un combustible este, que por desgracia ha hecho mover, mueve y moverá durante mucho tiempo, puede incluso que de forma indefinida, el destino del planeta y de las sociedades que en él se desarrollen.

Pàtria” se representa en el Teatre Lliure Gràcia del 18 de octubre al 11 de noviembre de 2012.

Pàtria prolonga su temporada en Barcelona en el teatre Poliorama hasta el 16 de diciembre de 2012.

Dramaturgia y dirección: Jordi Casanovas
Reparto: Marcel Borràs, Àlex Casanovas, Lluïsa Castell, Francesc Orella, Fermí Reixach y Rosa Vila
Escenografía: Jordi Soler Prim
Vestuario: Albert Pascual
Caracterización: Lucho Soriano y Mariona Trias
Iluminación: David Bofarull (a.a.i.)
Sonido: Damien Bazin
Producción: Teatre Lliure y EL CANAL – Centre d’Arts Escèniques Salt/Girona

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 21:00 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: 30,25 €; miércoles, día del espectador 21,30 €; 25,75€ con descuento
Idioma: catalán
Duración de la obra: 2 horas sin pausa

Espectáculo recomendado por el Servei Educatiu del Teatre Lliure

Escrito por Jorge Pisa Sánchez