El pasado 10 de marzo el Teatre Akadèmia estrenaba una nueva versión de La Venus de las pieles, obra estrenada originalmente en el año 2010 que adapta la novela de Leopold von Sacker-Masoch, considerado padre del masoquismo, de la mano del dramaturgo estadounidense David Ives. Esta nueva adaptación está dirigida por Guido Torlonia e interpretada por Rubén de Eguía i Raquel Ferri.
Ives y Torlonia nos presenta un tour de force entre dos actores que arranca de la suma de un tema controvertido, el masoquismo, y un tema reivindicativo y actual como el del papel de la mujer en la sociedad. La obra se enmarca, por otra parte, en un juego de teatro dentro del teatro, ya que asistimos al casting que el director y dramaturgo Thomas Novachek (Rubén de Eguía) está realizando para su nueva obra, la adaptación de La Venus de las pieles, y seremos conscientes de los problemas que tiene para encontrar una actriz válida para el papel femenino principal. La situación dará un giro con la llegada de una nueva aspirante, Vanda Jordan (Raquel Ferri), con la que se iniciará un juego de dominación y seducción que trascenderá, con mucho, el casting de la obra.
Una actriz, un actor y el espacio en el que se desarrolla la acción que se convierte en el lugar en el que la masculinidad y la feminidad se enfrentan a carne viva y que nos proporciona una excusa amargamente deliciosa para reflexionar sobre el papel de la mujer en la sociedad, ya sea en la época en la que se escribió la novela, en la segunda mitad del siglo XIX, en el ámbito de la representación teatral o en el mundo actual, ya que los diálogo, la confusión y el juego constante nos llevarán de un lugar a otro indistintamente.
Para una obra así es básico un actor y una actriz con recursos y talento y con una energía que se intercambie fácilmente entre ellos. La versión del Akadèmia apuesta por la dirección atrevida, aunque a veces no tanto, de Guido Torlonia y la interpretación de Rubén de Eguía y Raquel Ferri. Los dos están intensos, como la situación escénica requiere, si bien a de Eguía le falta en algunos momentos cierto grado de concreción que su papel requiere. Por lo que se refiere a Ferri, da en el clavo en la doble, o triple, interpretación que lleva a cabo en la obra, ya sea de la actriz que llega tarde al casting, de la señorial Vanda von Dunajew, o del personaje misterioso que realmente encarna.
La Venus de les pells nos permite, así, reflexionar de una forma muy teatral en la que se mezcla la verdad, la ficción e incluso la fantasía mitológica, sobre un tema candente en la actualidad, que es de lo que se trata cando nos topamos con el buen teatro. La representación es, además, muy cercana, lo que permite al espectador introducirse fácilmente en la trama para intentar dilucidar qué es lo que verdaderamente está pasando, con un mensaje de empoderamiento femenino que recorre de inicio a final la representación de la obra.
«La Venus de les pells» se representa en el Teatre Akadèmia del 10 de marzo al 11 de abril de 2021.
Autor: David Ives Traducción: Neus Bonilla Dirección: Guido Torlonia Reparto: Rubén de Eguía y Raquel Ferri Espacio escénico: Sebastià Brosa y Paula Bosch Iluminación: Lluís Serra Espacio sonoro: Ricardo González Horarios: de miércoles a sábado a las 20:00 horas, domingo a las 18:00 horas Precio: 22€ Idioma: catalán Duración: 1 hora y 30 minutos NOTA CULTURALIA: 8 —— Jorge Pisa
Tras el parón teatral debido a la segunda ola de la Covid-19, el pasado sábado asistí a la representación de L’home de la flor als llavis i… una creación colectiva de Mario Gas, Àlex Casanovas, Montse Guallar y Xavier Ripoll que reflexiona sobre el teatro y el recuerdo a partir de la figura de Luigi Pirandello.
“Un cine durante la Italia de los años 50 sirve como punto de partida de una aventura y de un encuentro en el que de entre medio del público, el acomodador de la sala, antes actor, divisará una cara conocida, la de la misma Marta Abba. Un reencuentro que los llevará a reflexionar sobre su trayectoria y el oficio de ser intérprete. Recuerdo, ficción y actualidad entrelazan en un espectáculo que profundiza en los valores de uno de los dramaturgos fundamentales de la Europa del s. XX”.
El teatre Akadèmia ha vuelto a tejer una obra consistente en la que el teatro, el oficio y la vida de los y de las que se dedican a ello se nos hace palpable desde la sencillez y el buen gusto. Para ello se ha escogido la vida de Pirandello, uno de los dramaturgos más importantes del siglo XX, del que se ofrece al público una realidad ampliada que abarca su teatro, su vida privada y la relación que mantuvo con algunos de los actores y actrices de su compañía.
La obra se estructura de una forma atentamente delicada y en varios formatos que incluyen el monólogo, con el que conoceremos a los personajes, Ruggero Ruggeri (Àlex Casanovas), Marta Abba (Montse Guallar) y el propio Pirandello (Xavier Ripoll), el diálogo, en la única escena en la que Casanovas y Guallar comparten escena y la representación teatral dentro de la representación teatral, que nos acerca al juego de desdoblamiento habitual en la obra de Pirandello con la interpretación de una escena de la obra L’home de la flor als llavis.
En esta ocasión todo está llevado a la práctica con una delicadeza extrema, ya sea por respeto a la obra de Pirandello o por la consideración hacia una profesión, la teatral, que ha sido y es uno de los grandes pilares del arte en nuestra sociedad. En la puesta en escena, además, destaca la materialización de la relación epistolar mantenida a lo largo del tiempo entre la actriz Abba y el propio Pirandello, una delicia por como está tratada y por los temas vitales y profesionales que son tratados en ella.
En lo que toca a la dirección y la actuación, L’home de la flor als llavis i… alcanza cotas notables. Gas ha creado un contexto escénico que ha permitido a los tres actores, Casanovas, Guallar y Ripoll, navegar escénicamente de una forma contenida pero a la vez realista e intensa. Magnífica, por otra parte, la caracterización de Ripoll de la personalidad y la imagen de Pirandello.
L’home de la flor als llavis i… es una gozada. La obra solo pretende hacernos disfrutar del teatro por el teatro, de las trayectorias vitales de los actores, de las actrices y de los directores de teatro y que, además, nos regala al reflexionar sobre los valores y las ideas de uno de los dramaturgos fundamentales de la Europa del siglo XX. Una pequeña y estimulante gozada teatral.
Dirección: Mario Gas Autor: Luigi Pirandello Dramaturgia: Mario Gas, Àlex Casanovas, Montse Guallar y Xavier Ripoll Traducción: Pau Vidal Reparto: Àlex Casanovas, Montse Guallar y Xavier Ripoll Escenografía: Sebastià Brosa, Paula Bosch, Francesc Colomina y Art Coolers Figurines: Antonio Belart Iluminación: Lluís Serra Sonido: Orestes Gas Caracterización: Helena Fenoy, Marta Ferrer y Mercè Sánchez Vestuario: Cornejo, Goretti i Época Producción: Teatre Akadèmia
Horarios: de miércoles a sábado a las 20:00 horas y domingo a las 18:00 horas. Horarios especiales: consultar web Teatre Akadèmia Precio: 22€ Duración: 95 minutos Idioma: Catalán NOTA CULTURALIA: 9 ——
Hace ya bastante desde mi última crítica teatral, escrita nada más y nada menos que el cinco de febrero. Y ya iba teniendo ganas de poner hilo a la aguja de nuevo. La oportunidad ha llegado de la mano de Tennesssee Williams y no con una de sus archi-reconocidas obras, sino con la adaptación del relato corto One arm por parte de la compañía One Arm Group, un texto convertido en guión cinematográfico por el propio Williams pero que no se llegó a producir, por lo provocativo y controvertido de su argumento, y que finalmente fue transformado en obra de teatro por el dramaturgo rumano-ucraniano-venezolano Moisés Kaufman.
One arm nos relata la historia de Ollie Olsen, un joven marine estadounidense con un prometedor futuro en el boxeo, cuyos sueños se rompen tras sufrir un accidente de coche en el que pierde su brazo derecho. Su pérdida física le empujará a la prostitución homosexual, en el intento de dar un nuevo sentido a su existencia.
La propuesta de TeatreAkadèmia nos permite no solo conocer un Williams menos habitual e incluso menos teatral, sino también un ambiente que no acostumbra a mostrarse sobre los escenarios, esto es, el mundo de la prostitución y la homosexualidad estadounidense de los años 40 – 60, ya que la acción no permite ubicar exactamente los acontecimientos en una fecha concreta.
La obra muestra el esfuerzo por parte del autor de ser fiel a la naturaleza de los textos que adapta y del director, Agustí Estadella, y la compañía por respetar un adn tan williamsiano, proponiendo una puesta en escena minimalista en la que los espacios y las historias aparecen y desaparecen siguiendo la pauta del relato. La representación mantiene también la estructuración de la adaptación de Kaufman, combinando relato en tercera persona con escenas propiamente teatrales, la mayoría de ellas en flashback, ofreciéndonos el contexto de caída, ensoñación y envilecimiento tan propio de Williams, en este caso, vinculado a la pérdida física y emotiva del protagonista, que, sin embargo, potenciará la sexualidad física de un cuerpo cercenado, al que se comparará en varias ocasiones a una obra de arte antigua.
Sin embargo el ritmo de la representación es algo lento, lo que perjudica al conjunto de la obra. Más que las escenas, algunas de ellas sobrecogedoras, estorba el avance retenido de la historia, a lo que ayudan poco los constantes cambios y transiciones entre una escena y la siguiente.
Por lo que respecta a la actuación, One arm descansa en gran parte en la actuación de Carles Roig, que interpreta a Ollie Olsen con una contundencia y con un aspecto físico muy adecuado para el papel. Roig está acompañado por hasta siete actores (Isidor Barcelona, Xavier Capdet, Oriol Garrido, Miquel Malirach, Eleazar Masdeu, Joël Minguet y Esteve Mulero) y una actriz (Aurea Márquez), que dan vida a los personajes que el protagonista se irá encontrando en los bajos fondos de ciudades como Nueva Orleans y Nueva York.
One arms es un acierto, por la forma de llevar la propuesta a cabo, por la elección actoral y escénica, aunque menos por el ritmo de la representación y brinda al público barcelonés la oportunidad de profundizar en una obra menos conocida de un gran dramaturgo, un hecho, este, que por sí solo ya merece el esfuerzo de desplazarse hasta el Teatrio Akadèmia… ¿O me equivoco?
«One arm» se representa en el Teatre Akadèmia del 17 de mayo al 4 de junio de 2017.
Autor: Moisés Kaufman
Dirección: Agustí Estadella
Traducción: Victor Vilca
Reparto: Isidor Barcelona, Xavier Capdet, Oriol Garrido, Miquel Malirach, Aurea Márquez, Eleazar Masdeu, Joël Minguet, Esteve Mulero y Carles Roig
Espacio escénico y vestuario: One Arm Grup
Diseño de iluminación: Roc Laín y Albert Pastor
Edición de sonido: Enric Girona
Horarios: de miércoles a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 18:00 y a las 20:30 horas y domingos a las 18:00 horas Precio: 18 – 22€ Duración: 1 hora y 20 minutos aproximadamente Idioma: catalán Recomendado para mayores de 14 años
Veniu sens temor: Aquí podreu estimar. Si us hi acosteu, el joc començarà. Tremoleu doncs! I, entre arbres que camuflin la vostra manca d’expertesa, somicareu. No estareu sols: Al bosc d’Arden, els humans teniu l’oportunitat de perdre-us els uns amb els altres. Dels vostres encontres, naixeran clarianes. Quan vulgueu fugir-ne, l’espessor de la vegetació us permetrà el millor mutis. Però si, a la fi, us decidiu a retrobar-vos, hi sereu legió.
Amb “Com us plagui”, Shakespeare torna a posar al tauler escènic a homes i dones. I si a “Molt soroll per no res”, l’orgull és qui basteix la barrera de la confusió i el malentès i a “Nit de Reis”, les diferències socials dificultaven molt l’acostament entre ambdues parts, ara i aquí trobem l’instint de supervivència com a principal impulsor de la joiosa comèdia.
Cap al paradís clorofíl·lic
Perquè els protagonistes de “Com us plagui” pateixen l’opressió del despotisme a la cort. La solució rau a emigrar al camp, on la Mare Natura els alliberarà oferint-los l’amor. Això no els dispensarà de pagar un preu elevat: Hauran d’exercitar les seves dots de seducció amb paciència, intel·ligència i carisma. Però què és, al capdavall, el ser humà sinó un treballador incansable de l’afecte?
El Teatre Akadèmia ha posat en mans d’en Dugald Bruce-Lockhart aquest tractat d’equívocs amorosos. I en Dugald planta una vegetació on preval el to dionisíac. Els personatges conviuen harmònicament quan interpreten belles melodies: Les seves veus projecten un encís que atrau l’espectador a l’escenari; els acompanyaments instrumentals són l’aire que omple d’alè vital la boscúria i els efectes sonors refresquen l’espai. Enmig de tot això, les criatures d’en William lluiten per reivindicar la seva autoritat. La grandiloqüència del perillós vers els depassa: La sobreactuació gairebé venç i, llavors, la màgia ambiental es mitiga. Però també saltironegen per l’escenari l’exquisida humanitat de la Núria Deulofeu (delicada, ocurrent, múrria i embadalida Rosalina), la venerable gràcia d’Emilià Carilla (divertit i subtil) més la versatilitat de Guillem Fernández-Valls (magnífic amb l’Oriol Casals en la lluita-duel, d’una elegància coreogràfica molt eficaç) i l’entusiasme de la resta del repartiment.
A la proposta de Bruce- Lockhart, l’atmosfera ociosa embolcalla l’estança i l’intercanvi constant de personatges dels seus dinàmics actors emfasitza l’ambigüitat d’una obra on el juganer William explora sense embuts els límits dels rols sexuals i la capacitat il·limitada del desig sexual.
I si aquests mots no us han complagut, us desafiu a contradir-los. I que el color de discussions com la nostra acabi amb la grisor del pensament propi quan no és integrador.
En Shakespeare va crear fa uns quatre-cents anysel bosc d’Arden. En ell, proposava el paradís: Regit per l’amor i el respecte, va acollir els fugitius del despotisme del duc Frederic.
Aquests dies, en Dugald Bruce-Lockhartil·lumina la frondositat d’ArdenCOM US PLAGUI al Teatre Akadèmia i ens complau tastar amb ell aquest pessic de llibertat.
A COM US PLAGUI, s’enfronten les criatures de la Natura contra la Civilització.
Els humans som criatures de la Natura i la Civilització és el resultat del nostre desenvolupament. Però, de vegades, oblidem d’on venim i ens pensem que ens vam crear nosaltres mateixos. De fet, formem part d’una xarxa, que inclou totes les criatures i on també tenim el nostre lloc.
S’avenen les sabatetes de taló de la ciutat amb les botes del camp?
Com a mínim, les sabatetes de taló s’estimen anar a veure les botes. Així poden “reiniciar-se”, com diríem avui en el llenguatge informàtic! Sí: les unes i les altres s’haurien d’entendre. Perquè les primeres provenen de les altres. I és que la civilització és un procés orgànic i evolutiu. El secret rau a recordar el nostre objectiu com a sers civilitzats.
On ens porta oblidar aquest objectiu?
Avui dia, amb la tecnologia hem deixat de relacionar-nos cara a cara i això ens posa en perill. Tenim milers de maneres de comunicar-nos però res a dir-nos. Cal que anem amb compte: El cor humà és qui mana!
Shakespeare diu en aquesta comèdia que el poder de la Natura ens fa més joves i feliços. Per què llavors ens entossudim de viure-hi lluny?
Doncs jo també m’ho pregunto! Ens sotmetem a un concepte de vida que ens reprimeix, tant en l’àmbit laboral com en el social. Però fixa’t que, a l’hora de fer vacances, solem anar al camp o bé al mar! Al camp, podem airejar el nostre esperit. I així ha estat al llarg dels segles…
Podem distingir l’ego bo, que viu al bosc d’Arden…
L’ego bo és el que ens permet ser pacients, perdonar i gaudir de la Natura que ens envolta. Ens fa bons essencialment: No hi ha ningú que neixi sent malvat. Fins i tot els assassins van ser nens innocents! És també el que ens diu que la condició humana és fràgil i que reclama tenir-ne cura. Aquest ego s’adona que les fulles dels arbres canvien de color al vespre i percep com canten els ocells.
… de l’ego dolent, que sempre està a l’aguait fora d’Arden.
L’ego dolent és el que ens governa a l’hora de sobreviure en societat i determina com ens veuran els altres. Ens fa creure que som més importants que les papallones que voletegen pel camp. Al capdavall, tots som bons de vegades i dolents, d’altres. Del que es tracta és d’esforçar-nos per ser més humils sense perdre les ganes de somriure.
Per què en Shakespeare solia fer que els seus personatges es disfressessin?
Potser perquè pensava que quan la gent es disfressa se sent més lliure per ser ella mateixa. Cal ser molt valent per a què hom es mostri al món tal com és!
Què és el teatre per a tu com a professional i com a espectador?
Vaig al teatre per a què m’entretinguin. No sé per què hi van els altres, però la qüestió és que hi van i dedueixo que ho fan perquè volen veure-hi històries. Així doncs, els n’explico una i espero que els agradi! Intento fer un espectacle amb allò que m’agradaria trobar-hi quan hi vaig com a públic.
A l’hora de dirigir els actors de COM US PLAGUI, els vas dir que el més important és ser valent i anar endavant. Això és una lliçó de vida!
Només vivim un cop i això és un temps molt breu si el comparem amb el que viu l’univers. Als actors, els vaig dir: “No patiu si us equivoqueu.” Si estiguessin en un partit de tennis i fessin una doble falta, ningú no els ho tindria en compte si després vingués un punt directe. A l’hora d’actuar, com més t’hi arrisques, més hi guanyes.
Avui dia és possible alliberar-se dels prejudicis i les inseguretats?
Així hauria de ser. Malauradament, no escoltem de debò el que els altres ens han de dir perquè estem massa ocupats amb el nostre propi discurs. Naixem bons i després ens allunyem perquè ens sentim ferits. Hem d’escoltar els altres quan ens diuen què els fa mal i potser llavors podrem deixar de tenir prejudicis.
I, mentre seguim perduts en l’espessor de la nostra sordesa, el Teatre Akadèmia ofereix una clariana al seu escenari.
El pasado 23 de enero se estrenaba con gran éxito de público y crítica en el Teatre Akademia la producción catalana del reconocido dramaturgo alemán Roland SchimmelpfenningEl Drac d’Or. El espectáculo dirigido por Moisès Maicas e interpretado por Mingo Ràfols, Òscar Molina , Oriol Casals, Clara del Ruste y Bàrbara Roig vuelve a partir del día 8 de noviembre al Teatre Akademia y está nominado a los Premios Butaca de Teatro 2014 en la categoría de «Mejor espectáculo de pequeño formato» . El montaje ya fue nominado como Mejor Espectáculo de los Premios BBVA de Teatro 2014 y finalmente consiguió el Premio de Mejor Actor para Oriol Casals. La pieza cuenta con el Premio del Festival de Mülheimer Theatertage 2010 y de la Revista Theater Heute.
El Drac d’Or es un texto que se mueve entre la fantasía y la realidad, mezcla las disciplinas escénicas y los géneros artísticos y permite un gran juego teatral. La obra de Roland Schimmelpfennig, el dramaturgo más representado en Alemania, es una comedia ácida que revela un drama social con un ritmo enloquecido, en el que a menudo los personajes femeninos son representados por hombres, los masculinos por mujeres, los personajes jóvenes por adultos y los personajes adultos por jóvenes. El texto muestra con ironía la parte oscura del mundo globalizado.
CONCURSO: 2 entradas dobles para asistir a la representación de la obra El Drac d’Or en el Teatre Akadèmia.
Culturalia en colaboración con Comedia Comunicació dispone de 2 entradas dobles para asistir a la representación de El Drac d’Or el próximo domingo 16 de noviembre a las 20:30 horas.
Enviar un mail a concurso_culturalia@hotmail.esantes del viernes 14 de noviembre a las 20:30 horas. En el asunto del mensaje has de indicar Concurso El Drac d’Or y en el correo has de indicarnos tu nombre completo y tu número de móvil.
Los 2 primeros que envíen el mail obtendrán una entrada doble para ir a ver El Drac d’Or el próximo jueves 16 de noviembre a las 20:30 horas en la Teatre Akadèmia.
El nombre de los ganadores aparecerá publicado en nuestro blog.
El verano presume de ser indomable, ataca con pereza ociosa y cuenta después sus víctimas indolentes. Pero no es invencible y hay quien le cosquilleasu talón de Aquiles: El Festiu-Fringe Barcelona, que hasta finales de julio experimenta con el público blandiendo una programación multidisciplinar e imprevisible.
El latido femenino del maltrato encuentra refugio en la Iglesia de Sant Joan. Los espectadores, dóciles y devotos, se desplazan por su interior entre los lamentos de una niña perdida sin que mamá pueda evitarlo y atrapada entre los barrotes protectores de imágenes católicas salvadoras, ironías del arte urbano actual. El violoncelo de Anna Mora dota a la ceremonia de una solemnidad escénica austera, elegante y esencial, lo que COEURSBATTANT COMME DES TAMBOURS ofrece. En la capilla lateral se recorta la sombra de una hembra a punto de ser asesinada, pero llegamos a tiempo de compartir con ella su apasionante agonía. No contenta con eso, Àngels Aymar, sacerdotisa exquisita (por su habilidad eludiendo la afectación, proponiendo un espectáculo rico en puntos de vista y potenciando la sencillez interpretativa) alterna el monólogo sufriente con la parodia amable de la utilización mediática de las víctimas globalizadas (en una escena desternillante a partir de la socarronería de su entrevistadora, el empecinamientode Valeria Cardullo y finalmente el carismático aliento integrador de Adeline Flaun). Más la contundencia vocal de Mehdi Krüger. Adolece, empero, este espectáculo del Collectif Lyon.05 de cierta rigidez en la dirección de actores (cuya expresión es a veces devorada por la trascendencia de las palabras) pero el conjunto (y sobre todo la actuación de la propia Aymar) adquiere una luminosidad excepcional y demuestra la capacidad de sugestión de las lenguas foráneas (en especial, el francés) para que todos recemos unas mismas oraciones, las que ahuyenten el sufrimiento de los más débiles.
Y después llega la danza en el Teatre Akadèmia: Recreada en un dormitorio donde Francisco Gómez impulsa una juguetona lucha entre una bella durmiente que se quiere poco y su Lado Oscuro provocador. Una cama inmaculada que se enturbia con un pasodoble en el que la melena de ella y el puño de él son uno; que convierte a ambos en autómatas emulando la Comedia del arte; y en la que se acelera la angustia con la cámara lenta de los intérpretes; pero además es atormentada por las sombras chinescas que la rodean. Ambos bailarines (delicada y algo blanda Roser Zaurin, seductor y grotesco Yago Morera) intercambian sus roles cuando ella finalmente abandona su indefensión de vigilia para dejar a él como durmiente desvalido. Esta SUITE NÚMERO 2-VARIACIONS D’UN SOMNI de La Companyia es un ejercicio fascinante en lo visual (el aprisionamiento de ella con un manto de plástico), inquietante en lo sonoro y de un tono ambiguo (la claridad de las sábanas, la tenebrosidad del entorno escenográfico) que estimula por la conjunción de distintas disciplinas interpretativas en constante diálogo con la narrativa coreográfica.
Los prejuicios son ahuyentados de nuevo ante la irrupción en el Almeria Teatre de Línea de Tres con LA CANCIÓN DEL CAMINO VIEJO, un testimonio de aires argentinos sobre la impotencia de dos hermanos (gerente de marketing de pacotilla el más espabilado, empleado de planta apocadísimo el más ingenuo) ante la decadencia del negocio familiar de reparación de vehículos heredado. Al gracejo léxico de los actores, se une un entusiasmo entrañable sobre el escenario. La historia, tragicómica y con un poso de melancolía que cubre el histrionismo (excesivo y resuelto con torpeza) así como la expresividad de los momentos más íntimos (vigorosa la retransmisión futbolística con un Severo Callaci electrizante como regateador imparable; sincero el monólogo final de un emotivo Santiago De Jesús velando a su amado compañero de miserias) es un ejemplo más de perdedores hundidos en la invencible batalla del progreso por quedar excluidos del plan urbanístico.
Y el verano, que por ser cobarde también es vulnerable, no puede evitar esbozar una sonrisa de rendición ante este David decidido que es el Festiu.
Si les he de ser sincero la obra Al galop me interesó inicialmente por dos razones. La primera por ver a Carme Elias defendiendo un personaje y una propuesta muy diferentes a las que estoy acostumbrado a ver de ella. Y la segunda por conocer el Teatre Akadèmia, una sala escénica que inició su andadura en marzo del 2010 y a la que aún no había tenido la ocasión de asistir. Y la oportunidad era de las que prometían un goce teatral de gran intensidad.
Al galop nos propone un biopic de la vida de Diana Vreeland, columnista y editora de la sección de moda de revistas como Harper’s Bazaar y Vogue, en la que ella misma se nos ofrece como cicerone narrativo. La obra da inicio con el regreso de la protagonista de un largo viaje por Europa, tras haber sido despedida como redactora jefe de la revista Vogue. Diana está preparando una importante cena con amigos y conocidos para esa misma noche, en la que quiere dar un último empujón a su carrera profesional. Aún así tendrá tiempo para compartir algo de tiempo con los espectadores en el salón de su piso en Nueva York y narrarnos su peculiar experiencia vital y profesional.
Al galop es un espectáculo de muchas estrellas, tanto en la elección de la temática, como en la presentación del espectáculo y, por supuesto, por la caracterización y la interpretación de Carme Elias, su única protagonista. Con los ingredientes propios de una obra de pequeño formato, el público recorre no solo la vida, o mejor dicho, los recuerdos, de una gran dama de la moda, sino también la época en la que vivió. De esta forma el espectáculo nos permite rememorar el mundo de la primera y parte de la segunda mitad del siglo XX, justo hasta el momento en el que Vreeland fue despedida en Vogue, desde el punto de vista de la moda y de una visión chic de la realidad.
La representación se lleva a cabo de una forma muy próxima en la que el espectador mantiene una conversación muda con Vreeland, en donde nos hablará de su infancia, de su familia, de la relación con su marido, de sus primeros flirteos con las revistas, de su actividad profesional y de su situación emocional tras el despido en Vogue.
Carme Elias se convierte, así, en Vreeland, salvando con dificultad la diferencia de edad entre la actriz y el personaje en el momento en el que se sitúa temporalmente la obra, y nos recibe en un escenario transformado en el barroco y decadente salón del piso que aquella atesoraba en Nueva York. Un trabajo de escenografía excelente que nos transmite la singularidad del personaje. Sobre él Elias se transforma y realiza un auténtico tour de force no solo para convertirse en un espíritu libre y batallador como era el de Vreeland, sino para echarse sobre sus espaldas la representación del espectáculo. Y Elias lo hace muy bien, magníficamente bien, ayudada por el excelente texto escrito por Mark Hampton y Mary Louise Wilson y dirigido por Guido Torlonia, que le sabe dar al espectáculo y a la interpretación de Elias el toque íntimo, tragicómico y elegante que la obra necesita.
Así pues las ensoñaciones y los recuerdos de la Vreeland se irán entretejiendo con la triste realidad que la rodea: un despido ¿injustificado?; una cena con visos de ser un fracaso y una serie de relaciones afectivas que evidencian que el personaje protagonista lo dio todo por su visión de la vida y por su trabajo como columnista y editora de moda en algunas de las revistas más importantes del momento y, lo más importante, que aún no ha tirado la toalla y que está dispuesta a rehacer su carrera cueste lo que cueste.
La obra nos traslada además, a los escenarios glamurosos de las soft-comedies americanas, aunque en este caso algo más tupidos y barrocos, en las que personajes como Frank Sinatra, Dean Martin, Rock Hudson o Doris Day nos mostraban unas vidas apacibles y despreocupadas, acompañadas de algunas de las melodías de más éxito de aquellos años. Una vinculación esta que se constata en la obra cuando Elias – Vreeland hace sonar en el tocadiscos uno de los temas de Sinatra, permitiendo a La voz apoderarse durante unos breves instantes del escario el Teatre Akadèmia. Un verdadero deleite escénico y musical.
Al galop es una pequeña joya teatral que pueden gozar hasta el próximo 25 de mayo y que nos permite conocer la vida de una fashion-maker que vivió una vida intensa y acalorada; y nos vuelve a demostrar el magnífico trabajo escénico de Carme Elias, a la que cuesta ver en personajes principales en el teatro, pero que demuestra un adn interpretativo de primer orden.
Autores: Mark Hampton y Mary Louise Wilson
Dirección: Guido Torlonia
Intérprete: Carme Elias
Traducción: Joan Sellent
Diseño de escenografía: Ramon B. Ivars
Diseño de vestuario: Andrés Andreu
Diseño de iluminación: David Bofarull
Caracterización: Eva Fernández
Horarios: de miércoles a sábado a las 20:30 horas y domingos a las 18:30 horas. Precio: miércoles y jueves 18 €; de viernes a domingo 22 €. disponibles decuentos. Idioma: catalán.
El glamur és una temptació a l’abast de tothom. Des de lluny, ens sedueix sense excepció. Però quan li volem clavar queixalada, s’esmuny capritxosament. No som capaços llavors de reconèixer el que hauria de ser evident: Que només una minoria podrà atrapar-lo.
Quan l’atractiu personal que provoca admiració general ve motivat per l’elegància, llavors la cosa es complica encara més. Perquè l’esmentada virtut no adjectiva una peça de roba, ni un lloc on deixar-se caure, ni un ritme de vida. No: L’elegància és una virtut inherent a la persona. A aquella que la té, s’entén.
La Carme Elias és elegant. I aquests dies interpreta Diana Vreeland al Teatre Akadèmia, l’editora de “Vogue” que del 1962 al 1971 fantasiejava i encisava ensems mentre el Món girava al seu voltant. I el miracle es produeix: L’espectacle resplendeix de màgia escènica.
“Al galop” és una peça que analitza amb detall l’ascens, caiguda i ressorgiment d’una criatura que lloava el brogit mundà (“crec fermament en la vulgaritat” prtoclama amb desinhibició). No només això: La Diana, sent vulgar quant a la seva percepció de les relacions socials, aprengué amb intel·ligència a fer bon ús de la seva frivolitat.
Mark Hampton i Mary Louise Wilson, autors, vesteixen la Vreeland amb aquesta encisadora lleugeresa tot combinant-la oportunament amb el complement del seu entusiasme vital i maquillant-la de la seva sensibilitat artística (“vull veure allò que ni tan sols jo veig”). Abillant-la així, perfilen un homenatge exquisit que converteix la tal Diana en una mena d’heroïna contemporània. I després (només en el sentit cronològic) arriba la Carme. Amb un recorregut fascinant que va de la crònica tafanera a la reflexió pragmàtica, l’actriu s’erigeix en emperadriu de l’escena. La modulació de la seva veu és admirable, i d’una humanitat exemplar la corporalitat del seu moviment. Quan, a més, Elias recorre al seu vessant seductor, llavors la història deixa de ser terrenal: El somrís maliciós, la mirada entremaliada i la seva gràcia dansaire l’enlairen al firmament de la glòria escènica. Però sobretot el seu perfil, posat que vertebra aquesta Diana tan expositiva i que emfasitza La seva actitud en guàrdia permanent, sempre pendent de la mirada de l’altri.
Quant a la direcció escènica, en Guido Torlonia aposta amb astúcia pel “charme” (ho escriurem així perquè les circumstàncies contextuals de l’obra hi obliguen) de la seva actriu embolcallat d’un suport audiovisual lluent encara que innecessari (la col·lecció d’estampetes biogràfiques de l’afectada). Torlonia segueix encertant-la quan enclota la protagonista absoluta de la funció en el luxe de la seva sala d’estar. D’aquesta manera, la converteix en presonera del seu fulgurant passat. Amb l’ajut de la dramatúrgia, la Diana esdevé també gladiadora d’un futur que serà seu també. I aquesta galopada és tan estimulant que no voldríem que el trot frenés.
Magda ríe a mandíbula batiente y dispara pasión por su trabajo. Ni la grabadora está segura. Pero no seré yo quien consiga evitarlo.
¿Qué es “Cosmètica de l’enemic”?
Es la historia de un hombre que encuentra a su álter ego y este le ayudará a conocerse. Siente pánico porque tiene un lado oscuro. Al igual que hace Amélie Nothomb en su novela homónima, nuestra propuesta combina comedia y thriller psicológico.
¿Al público actual, en estos momentos, le gusta que le mostremos este lado?
Sí y mucho. Porque todos lo tenemos. Si alguien nos tirase un poco de la lengua, seguramente saldrían aspectos de nuestra personalidad mucho más negros que el blanco que enseñamos aparentemente. La obra habla de emociones fuertes y la gente las necesita. Aunque sean de ficción, las puede contrastar con sus propios miedos, con su angustia. Así dejamos escapar nuestra parte negativa. Y ello nos permite descansar. También es una forma de reírnos de nosotros mismos, de ironizar sobre la realidad. Y es que la vida es una tragicomedia grotesca.
Magda claroscura
Lo que tenemos dentro no podemos rechazarlo. Lo importante es saber que lo tenemos y no negarlo. No te escondas de lo que tú también eres.
Definís la obra como un “juego ambiguo y seductor entre el Bien y el Mal”. ¿Por qué es tan tentador el Mal?
¿Por qué nos atraen los acantilados? Pues porque sabemos que si los traspasamos ocurrirá algo absolutamente desconocido y quizás descubriremos cosas de nosotros mismos que nos asusten mucho y que prefiramos ocultar. De todas maneras, el Mal es muy relativo: Muchas cosas que calificamos socialmente como buenas son malas en realidad. Y al revés.
La obra transcurre en la sala de espera un aeropuerto. ¿Es relevante que los hechos sucedan allí?
Por supuesto. En primer lugar, porque la sala de espera es tierra de nadie y en ella no estás protegido. En segundo lugar, mientras esperas tu mente puede estar en blanco porque no estás haciendo nada en concreto. Y finalmente porque no puedes escaparte de allí. Solo tienes una salida: Subir al avión. Después de encontrarse Jérôme Angust, el ejecutivo protagonista, con Textor Texel en dicho aeropuerto, el primero solo podrá dirigirse hacia una puerta, la del abismo.
La obra se centra en dos personajes antagonistas que “se oponen, se cruzan y finalmente se confunden”. Eso también ocurría en “Alma i Elisabeth”, la obra que estrenaste el pasado mes de junio adaptando “Persona” de Ingmar Bergman.
Es curioso pero no lo busqué intencionadamente. Ambas propuestas me las hizo Carles Manrique, el productor ejecutivo. En ambas se plantea la dualidad del ser humano. ¡Quizás fue mi subconsciente el que me llevó a ellas!. Mi hijo, al ver las dos obras, me preguntó si me pasaba algo, si tenía algún problema… Yo le contesté como hace todo el mundo: que no. Tanto Amélie Nothomb como Ingmar Bergman son personas muy contradictorias, en lucha constante consigo mismos y con la realidad y la sociedad. Sus obras son también muy complejas. Últimamente me divierto mucho haciendo cosas tan duras.
El título de la obra, “Cosmètica de l’enemic”, es extraño.
La “cosmética” (que viene de “cosmos”) es la ciencia que estudia el equilibrio del cosmos, es el “arte del equilibrio”. Textor equilibrará a esa persona que es Jérôme y su dualidad.
Te enfrentas al estilo de Nothomb, íntimo y hermético.
Amélie es muy dual. Nunca es tan hermética o grotesca como para llegar al límite. Siempre te permite volver. Lo combina muy bien. Algunos elementos de su obra, como cuando habla del jansenismo, de Pascal o incluso cierta influencia freudiana, podrían resultar herméticos. Pero al mismo tiempo es una novelista popular por su forma clara y diáfana de hacer que corra la acción y su capacidad de seducir al público. Además, Amélie tiene un sentido del humor negro. Y eso gusta mucho por la perversidad que todos llevamos dentro.
¿Cómo adaptasteis Pablo Ley y tú la novela?
La literatura de Amélie es muy teatral. Nos limitamos prácticamente a sintetizar su texto. A medida que avanza la obra, se abren puertas falsas repentinas que te llevan por otro lado. Intentamos no dejarnos ninguna de esas puertas. Quisimos mantener ese suspense, elemento frecuente en la obra de Nothomb. Nosotros solo hemos intentado no perder el equilibrio que su obra ya tiene.
Los actores, Lluís Soler y Xavier Ripoll, destacan por la gravedad de sus voces.
Sus voces contrastan muy bien. La de Xavier es algo volátil mientras que la de Lluís es más profunda, rasgo muy apropiado ya que él interpreta precisamente al enemigo interior. De ambos actores, destaco además su capacidad de hacer verdadero todo lo que aquí interpretan.
El espacio escénico es tuyo y de Martí Torras.
Yo quería contar la metáfora de la mente humana. Representarlo con algo que recordara al cerebro mediante formas organizadas. Y que el público formara parte del espectáculo de modo que puntualmente se sintiera en un aeropuerto abriendo una ventana hacia la mente de alguien para poder mirar adentro.
¿Cuáles son tus inquietudes como directora?
A mí me gusta crear espacios poéticos. Hacer una propuesta estética que incluya una complejidad ideológica. No me interesa hacer una copia de la realidad. Y me encanta trabajar la corporalidad de los actores. El cuerpo explica cosas irracionales mientras que la palabra siempre es racional. Por ello, el cuerpo lleva a lugares personales mucho más profundos.
¿Es la ambigüedad una forma de no mojarse?
El teatro es hacer preguntas. La respuesta debe darla el público formulándose más preguntas. El arte causa incógnitas. Cuando miramos un cuadro de Pollock, lo entendemos desde la emoción y la sensación, y no desde la razón. No obstante, a veces los directores y dramaturgos no sabemos explicar lo que queremos decir.
¿A quién va dirigida vuestra propuesta?
Es una obra con diversos niveles de lectura. Nos está sorprendiendo que venga a verla gente muy joven, que es un sector social poco habituado al teatro. Los domingos por la tarde, en cambio, el patio de butacas se llena de gente mayor. El público que estamos teniendo es un buen reflejo de la combinación que “Cosmètica de l’enemic” ofrece de lo popular y lo ambiguo. Estaremos en la Sala Muntaner hasta el 9 de noviembre y después tenemos catorce “bolos” por Catalunya.
Recomiéndame una obra que hayas visto recientemente.
“La marquesa de Sade” dirigida por Emilià Carilla y protagonizada por Agnès Romeu, Muntsa Alcañiz, Àngels Bassas, Andrea Montero, Laura Fité y Enka Alonso en el Teatre Akadèmia de Barcelona. El trabajo de las actrices es muy interesante.
¿Cómo ves el panorama teatral catalán actual?
Hiperconservador y muy acomodaticio. Es necesario iniciar un proceso de liberación. La cultura y el arte de este país son un patrimonio muy rico: Por un lado, somos cuatro gatos y en cambio tenemos muchos artistas. Este proceso se inició en un momento dado pero ha quedado paralizado. Lo que tenemos ahora es un localismo patético.
¿A qué se debe esta situación?
Hace mucho tiempo que las instituciones públicas siguen un camino equivocado potenciando una serie de propuestas insuficientes para crear un tejido cultural pero que lucen mucho en el aparador. Esto pasa ahora más que nunca. Los proyectos mueren donde se estrenan y fundamentalmente en Barcelona: No hay una red de exhibición, solo edificios con sus focos. Todo son ladrillos y ordenadores. Y lo importante es que los artistas estén en el escenario. Por otra parte, los profesionales tenemos que depender menos de las instituciones.
¿Qué es la cultura para ti?
Un espacio de placer y reflexión. Un lugar donde buscarse como persona y como país. Es una de las pocas cosas que te hacen avanzar humanamente. Y empieza en la esfera más privada. Si la cultura local no es potente, nunca podrá dar el salto hacia lo universal. Y lo universal nace de la potenciación de aquello que proviene del territorio propio. Cuando lo que se promueve es una colección de obviedades, los saltos son fuegos artificiales. La cultura es incomodidad. Solo así es posible la búsqueda de algo mejor.
Apago la grabadora. Ahora soy yo el que debe responder a Magda.