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Crítica teatral: Bartolomé encadenado, en el Teatre Grec.

PROJECCIO_CARA-1_2_El pasado 18 de julio llegó al Teatre Grec Bartolomé encadenado, una de las producciones más significativas del Festival tanto por el tema que trataba como por la forma en la que lo hacía, una oda tragicómica que reflexionaba sobre la crisis económica y sus graves consecuencias sociales escrita por José Sanchis Sinisterra, dirigida por Antonio Simón Rodríguez e interpretada por Lluís Soler, Manel Barceló, Maria Molins, Tilda Espluga, Montse Vellvehí, Bernat Quintana, Xavier Ruano y un nutrido grupo de 14 jóvenes graduados del Institut del Teatre.

En ella hallamos a Bartolomé encaramado a un pilar inacabado de un puente que la crisis económica ha dejado a medio construir. Bartolomé está acabado, la crisis ha consumido sus reservas económicas, físicas y vitales y ha decidido suicidarse en un espacio público para que todo el mundo sea consciente de los monstruos provocados por el trance económico que vive su país y gran parte de la órbita europea. Debajo de Bartolomé y alrededor de la base del pilar, se congrega un circo mediático y social, tanto aquellos que quieren ayudar a Bartolomé a cumplir sus deseos, como los medios que se desplazan hacia allí para dar cobertura a la noticia e incluso la autoridad competente que intentará poner orden en la situación.

Sanchis Sinisterra es el encargado de dar inicio a un nuevo proyecto en el marco del Grec en el que cada año un autor presentará una pieza teatral sobre un tema actual, utilizando los principios formales del teatro griego. Y en este caso ha contado con la ayuda de Simón Rodríguez en una propuesta que aunque atrayente visualmente y, evidentemente actual en el tema que analiza, la crisis económica omnipresente de la cual aún sufrimos sus amargas consecuencias, resulta bastante vacía con respecto a los asuntos sobre los que trata.

El modelo a partir del que se crea la obra es el del Prometeo encadenado, tragedia griega en la que el titán Prometeo, que favorece el conocimiento y la civilización de los hombres en detrimento de los dioses, es castigado por Zeus, una leyenda que se transmuta en la versión escénica de los hechos que llevaron al jubilado griego Dimitris Khristulas a suicidarse en abril del año 2012 delante del Parlamento griego debido a la situación de indigencia a la que le condenaba la crisis económica griega.

Por desgracia, Bartolomé encadenado es una obra de titulares periodísticos, en los que el texto no va más allá de las ideas, contundentes, eso sí, que aquellos pueden contener y que, si lo pensamos bien, ya conocemos, aunque solo sea por el «machaconismo» de los medios de comunicación. Así en Bartolomé encadenado se habla acerca de la crisis económica, de la actuación del Estado y de las fuerzas de seguridad, del papel de los medios de comunicación, del poder detrás del poder, de la pasividad de parte del cuerpo social ante las vejaciones provocadas por la crisis, de la actitud ominosa de parte de la juventud… Aunque, y como les decía, sin la más mínima intención de profundizar en estos temas, que aunque actuales e importantes, digo yo, importantísimos, quedan en agua de borrajas tras haber acabado la función, no conociendo el espectador mucho más de lo que ya intuía cuando ocupaba su asiento al inicio de la función.

COR_I_TORRE_2_El aspecto visual de la obra sí que destaca algo más que el contenido. Bartolomé nos es presentado como un antiguo anacoreta, o más concretamente como un estilita, uno de aquellos ermitaños que vivieron en época medieval sobre columnas, como símbolo de su rechazo a la sociedad materialista. La representación está estructurada, en parte, como una obra clásica griega, en la que los actores interactúan con una especie de coro conformado por los jóvenes graduados del Institut del Teatre, y nos hace revivir, en parte, como sería una obra representada durante la antigüedad. Además el espectáculo hace uso de un potente audiovisual, que acompaña al desarrollo de la obra y que impacta en el público en más de una ocasión.

La obra está cocinada con dos ingredientes principales: la tragedia de la situación que vive Bartolomé y que le ha forzado a acabar con su vida de forma pública y la comedia que se desarrolla a su alrededor y en la que los periodistas, la familia y el grupo de jóvenes, que dan forma al coro y a veces al cuerpo de danza, intentan mostrar al público algunas de las flaquezas de nuestra sociedad occidental. La obra, sin embargo, en su avance va derivando poco a poco hacia una especie de drama familiar que debilita en parte su potencia narrativa.

En Bartolomé encadenado destacan sobre las demás las interpretaciones tanto de Lluís Soler, el hacedor de la situación que nos narra el espectáculo y la breve actuación de Manel Barceló, que da vida a uno de los secuaces del poder invisible de los mercados. Maria Molins interpreta a una periodista que se verá afectada por lo que está pasando sobre y en los aledaños de la plaza escenario de los acontecimientos; Tilda Espluga y Bernat Quintana encarnan a dos policías muy peculiares; Montse Vellvehí interpreta a una alocada aspirante a periodista y finalmente Xavier Ruano encarna a un cámara que sigue a Molins alrededor del mundo proveyendo al público de la cadena de las imágenes de los conflictos que cubren como periodistas, y es el protagonista, seguro, de uno de los speechs con más fuerza que se oyen a lo largo de la representación.

Bartolomé encadenado representa, así, una promesa escénica que va perdiendo fuelle a medida que avanza la representación y que se salva por lo actual de su contenido y por el trabajo de los actores que dan vida a los personajes en liza, aunque el desarrollo de la obra no sea tan competente ni trascendente de principio a final. Esperemos, pues, que este proyecto escénico dentro del Festival Grec de Barcelona se vigorice algo más en futuras ediciones.

«Bartolomé encadenado» se representa en el Teatre Grec del 18 al 20 de julio del 2014.

Autor: José Sanchis Sinisterra
Dirección: Antonio Simón Rodríguez
Intérpretes: Lluís Soler, Manel Barceló, Maria Molins, Tilda Espluga, Montse Vellvehí, Bernat Quintana y Xavier Ruano
Coros: Arnau Armengol, Ramon Bonvehí, Carles Calabuig, Laura Calvet, Anna Farriol, Ana Roche, Alberto Ruiz, Ivan Giménez, Alicia Lorente, Anna Massó, Marina Mulet, Ariadna Pastor, Laia Pastor y Andrea Portella
Escenografía: Ramon Simó
Vestuario: Irantzu Ortiz
Espacio sonoro: Lucas Ariel Vallejos y Damien Bazin
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Jorge Pisa Sánchez

Crítica cinematogràfica: El bosc, d’Óscar Aibar

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La guerra civil que va patir el nostre país en el segle XX és una font inesgotable d’inspiració per a escriptors i directors de cinema, creadors que veuen en aquells anys devastadors el context ideal per a desenvolupar-hi les seves històries. L’any 2000, l’escriptor Albert Sánchez Piñol va escriure un conte de tan sols vuit pàgines ambientades en aquella època, un relat que va fascinar el director Óscar Aibar, que va creure en les enormes possibilitats que aquells personatges del Matarranya (Baix Aragó) podrien tenir en una futura versió cinematogràfica, i dit i fet: El bosc és la seva darrera pel·lícula, un film que barreja el drama de la guerra civil (tot i que podria tractar-se de qualsevol altra guerra) amb elements propis del gènere fantàstic en què Aibar manté l’essència del conte original i que va presentar en la darrera edició del Festival Internacional de Sitges, on va rebre una bona acollida per part del públic i la crítica.

El bosc mostra la difícil convivència entre els amos d’un mas (Ramon i Dora) i el líder dels anarquistes del poble més proper (‘Lo Coixo’), una relació a tres que va més enllà dels idearis polítics de cadascun d’ells ja que amaga l’odi de ‘Lo Coixo’ envers l’home que li va prendre la dona que sempre ha estimat. L’esclat de la guerra a l’any 1936 serà l’ocasió anhelada per l’anarquista, que intentarà desfer-se del seu enemic acusant-lo de feixista. D’aquesta manera, Ramon no tindrà cap altra opció que fugir, i aprofitarà un secret que la seva família amaga des de temps immemorials: a les seves terres hi ha un petit bosc on dues vegades l’any, per Sant Llorenç i Sant Blai, hi apareixen unes misterioses llums que són una porta dimensional cap a un altre món; així, Ramon preferirà endinsar-se en l’aventura del desconegut que esperar la mort segura si es queda al mas, i només en tornarà dos cops l’any per a veure la seva dona i explicar-li com és el seu llunyà refugi, on l’acolliran unes simpàtiques i entranyables criatures, els besugots.

Fotograma de la pel·lícula
Fotograma de la pel·lícula

Qui esperi una pel·lícula convencional sobre la guerra civil s’equivoca: en cap moment s’aprofundeix en els fets històrics malgrat que la zona del Matarranya va patir especialment amb el conflicte (la seva era una zona controlada pels anarquistes), perquè el que realment interessava a Óscar Aibar era utilitzar una situació bèl·lica com aquella per mostrar la vilesa dels humans ja que, inevitablement, la guerra sempre aconsegueix treure el pitjor de les persones. Per això és més encertat parlar d’una història d’amor, o potser millor una triple història d’amor amb una dona com a protagonista de totes elles: la de la Dora amb el seu marit (un matrimoni que conviu sense estar enamoraments), la de la Dora amb ‘Lo Coixo’ (un amor adolescent en què ell no va acabar d’acceptar-ne el final) i la de la Dora amb l’oficial dels Brigadistes que s’instal·len al mas (per primera vegada un home tracta la Dora d’igual a igual i amb respecte). I tot això sense oblidar l’element fantàstic: la porta dimensional que porta a un indret desconegut –un món que Aibar prefereix suggerir– no només salva la vida del Ramon, també servirà per a canviar-li el caràcter, ell serà l’únic que farà una autèntica revolució perquè, al principi, és incapaç de tenir empatia amb els seus veïns més propers, però sí ho aconseguirà amb uns éssers tan diferents a ell com els besugots, segurament una metàfora dels nostres temps, en què no hauríem de desconfiar d’aquell que és diferent a nosaltres i sí acollir-lo amb generositat i sense pors ni recels.

L’element que fa d’El bosc una excel·lent pel·lícula no és només el seu magnífic argument –amb un punt de tendresa malgrat la difícil conjuntura social en què s’ambienta–, sinó que ho són els seus fantàstics intèrprets: Àlex Brendemülh (Ramon) i Pere Ponce (‘Lo Coixo’) mantenen un intens duel (amb un Ponce estel·lar fent de dolent), Tom Sizemore (Picket) deixa momentàniament les grans produccions per a interpretar el brigadista que fa tornar el somriure a la Dora, i Josep Maria Domènech (‘Lo Fusteret’) arrenca somriures amb un personatge que és tot bondat, tots ells actors d’extens currículum que aquí queden eclipsats per la gran protagonista de la història: Maria Molins interpreta la Dora, una dona que, d’un dia per l’altre i en un context tan dur com és una guerra, ha de tirar endavant el mas tota sola, criar la seva filla sense el seu home no serà gens fàcil, ni tampoc esquivar l’assetjament de ‘Lo Coixo’, una veritable supervivent amb un coratge extraordinari que serveix com a merescudíssim homenatge a totes aquelles dones que, durant la guerra civil, es van veure obligades a continuar amb les seves vides i a treballar dur pel futur mentre els seus marits i fills lluitaven arreu del nostre país.

L’estranya combinació de guerra civil i gènere fantàstic amb l’amor i els mons utòpics fan d’El bosc una proposta original, fascinant i imprescindible, un exemple de bon cinema en català que cal veure en versió original, on s’aprecia l’esforç dels actors per a expressar-se amb l’accent propi del Matarranya.

Títol: El bosc
Director: Óscar Aibar
Intèrprets: Àlex Brendemülh, Maria Molins, Pere Ponce, Tom Sizemore, Josep Maria Domènech, Benjamin Nathan-Serio, Andrés Herrera
Guió: Albert Sánchez Piñol
Música: Albert García Demestres
Any: 2012
Durada: 98 minuts

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Escrit per: Robert Martínez Colomé

Estreno teatral: Rive Gauche, en la Sala Muntaner.


La Sala Muntaner estrena Rive Gauche, una historia sobre libros, librerías, amor y mujeres en la ciudad de París del periodo de entreguerras.

En la brillante y bulliciosa ciudad de Paris entre 1917 y 1940, a finales de la Gran Guerra y hasta principios de la Segunda Guerra Mundial, dos mujeres extraordinarias, una americana y una francesa, deciden fundar, delante por delante, en el número 12 y en el número 7 de la calle del Odéon, en la Rive Gauche, dos librerías: Shakespeare and Company y La Maison des Amis de Livres. Una librería inglesa y una librería francesa. Y alrededor de estas dos librerías convergieron artistas de varias nacionalidades y mujeres inconformistas que luchaban para encontrar sus referencias lejos del sistema patriarcal.

Las dos librerías no eran fruto de la competencia, sino de la más grande de las complicidades entre sus dos propietarias e instigadoras, Sylvia Beach y Adrienne Monnier. Y de este modo la calle del Odéon, flanqueada por estos dos faros, se convertía en una de las arterias principales de la vida artística de la orilla izquierda de París de los años veinte: James Joyce, Gertrude Stein, Paul Valéry, André Gide, y un largo etcétera. Desde las cómodas butacas de sus establecimientos sus propietarias promovían la lectura de los libros que ellas amaban… y sólo de los que ellas amaban. El suyo era un llamamiento vocacional y compartido. ¿Por qué no construir en este ambiente privilegiado y sofisticado una comedia, hecha de ingenio, palabras y alguna cita culta? ¿Por qué no plantar en este mundo la semilla del equívoco? El resultado ha sido Rive Gauche, un texto urdido especialmente para las actrices de la compañía Q-ars Teatre con la complicidad del director Rafel Duran.

Rive Gauche” se representa en la Sala Muntaner del 23 de febrero al 27 de marzo de 2011.

Autor: Marc Rosich
Dirección: Rafel Duran
Intérpretes: Mercè Anglès, Anna Güell y Maria Molins
Escenografía: Q-ars Teatre y Rafel Duran
Vestuario: Montse Amenós
Iluminación: Sylvia Kuchinow
Espacio Sonoro: Barbara Granados
Caracterización: Toni Santos
Producción: Q-ars Teatre
Colaboraciones: Circulo de Lectores, Sala Muntaner y Maset del Lleó

Horarios: de miércoles a sábado a las 20:45 horas y los domingos a las 18:30 horas.
Precio: miércoles y jueves 16 € y de viernes a domingo 18 €.
Idioma: catalán.
Duración: 90 minutos.