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Crítica teatro: Immunitat, en La Villarroel

Como no podría ser de otra forma ya que forma parte de su ADN, el teatro se atreve, con Immunitat, a analizar las experiencias que todos y todas hemos vivido durante estos dos últimos años afectados por la pandemia, resultando un ejercicio de crítica y provocación escrito y dirigido por Jordi Casanovas e interpretado por Òscar Muñoz, Mercè Pons, Javier Beltrán, Vicenta Ndongo, Ann Perelló  y Borja Espinosa.

“Seis personas son convocadas para participar en un muestreo demográfico.  Se busca mejorar la gestión política en el caso de la llegada de futuras crisis. Estas personas son reunidas en una sala, les han asignado una cifra y les han dado una cajita con dos pulsadores: uno verde y otro rojo. La inteligencia artificial les preguntará cómo quieren actuar en cada uno de los casos que se les plantee y estas personas deberán votar si están a favor o si están en contra. Aparentemente muy sencillo. Aparentemente muy fácil de resolver. Pero hay un problema. Todas las decisiones se deberán tomar por unanimidad. Todos han de votar lo mismo”.

Casanovas nos vuelve a poner en situación con un tipo de obra que le gusta especialmente, en la que la tensión entre los protagonistas irá creciendo a medida que la representación progresa. Y es que la pandemia y su gestión han generado conflictos entre instituciones y personas y entre los ciudadanos mismos, elemento este que nutre la dramaturgia de la obra.

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Seis personas desconocidas (en verdad seis números) que participan en un muestreo demográfico, en el que una inteligencia artificial les va a hacer una serie de preguntas mientras los participantes estarán encerrados en una habitación sin poder salir de ella. De lo insólito de algunas de las preguntas y de la interacción entre los diversos personajes se irá generando una tensión creciente.

La obra analiza muy apropiadamente y con un estilo de thriller o intriga cómo vivimos todos y cada uno de nosotros esos días, aún no tan lejanos, de confinamientos, restricciones, sacrificios y muerte. ¿Cómo nos comportamos durante los días más duros de la pandemia? ¿Fuimos conscientes del sacrificio de los demás? ¿Seguimos las normas dictadas por las autoridades? ¿Cómo gestionaron la crisis nuestros y nuestras políticas? ¿Y las autoridades médicas? Y si me apuráis, ¿Qué es la democracia o qué uso hacemos de ella?

Todo esto irá generando un in crescendo de tensión entre los personajes que irá llevando a la obra por unos derroteros cada vez más insoportables, lo que nos permitirá finalmente descubrir quienes son los participantes del experimentos demoscópico y por qué están allí.

Casanovas acierta de nuevo con una propuesta que suma intriga, dramatismo y responsabilidad social y que nos permite reflexionar sobre la pandemia, su gestión y en cómo nos comportamos nosotros mismos durante la crisis epidémica provocada por la Covid-19. El texto de Casanovas es sólido y directo y crea una serie de situaciones incómodas a veces pero creíbles y que rozarán, estoy seguro, la sensibilidad de los y las espectadoras asistentes.

La propuesta también acierta en el casting de actores y actrices. Todos y todas tienen su momento, sobre todo cuando cada uno de ellos y ellas irán descubriendo sus identidades, componiendo una actuación coral a veces muy tensa, en un espacio escénico, esto es, la sala en la que se reúnen los participantes en la consulta, que nos traslada a un género de ciencia ficción.

Por todo ello, hemos de felicitar a Casanovas y a La Villarroel por atreverse a plantear una propuesta actual, provocativa y polémica por lo a flor de piel de las reflexiones y los hechos que trata la obra, que han marcado y marcarán, sin duda, la vida de todos y de todas.

«immunitat» se representa en La Villarroel del 2 de julio al 7 de agosto de 2022.

Autoría y dirección: Jordi Casanovas
Reparto: Òscar Muñoz, Mercè Pons, Javier Beltrán, Vicenta Ndongo, Ann Perelló , Borja Espinosa, Carla Tovias
Escenografía: Albert Pascual, Carles Piera
Iluminación: Sylvia Kuchinov 
Sonido: Enric Viñeta
Caracterización: Anna Rosillo
Vestuario: Albert Pascual, Goretti
Producción: La Villarroel Produccions y Grec 2022 – Festival de Barcelona

Horario y precios: Web La Villarroel
Duración: 90 minutos
Idioma: Catalán
HOTA CULTURALIA: 8
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Jorge Pisa

Crítica teatro: Aquella nit, en La Villarroel

El pasado 4 de enero se estrenaba en La Villarroel Aquella nit, una historia de amor posmoderna escrita por David Greig, dirigida por David Selvas e interpretada por Ivan Massagué y Marta Bayarri.

«Helena es una abogada de divorcios, que se entiende desde hace años con un hombre casado. Bob malvive haciendo trabajos ilegales, y ha dejado atrás, ya hace tiempo, sus planes para ser escritor. Después de conocerse en un bar, los dos vivirán un fin de semana de transformación, que cambiará sus vidas por siempre jamás».

Una historia romántica y urbana ambientada en la realidad líquida actual. Selvas nos propone una historia muy cercana por lo que nos cuenta y por la utilización de un escenario central rodeado por dos gradas laterales, en la que la acción transcurre de una forma muy próxima al público, lo que permite la interacción con los espectadores.

La historia da inicio con la presentación de los propios actores-personajes, de sus vidas y de la noche en que se conocieron. Serán, así, los propios personajes los que nos relatan, rompiendo constantemente la cuarta pared, la acción que ellos mismos interpretan. De esta forma iremos conociendo cómo se vinculan sus vidas y cómo su historia de amor se va concretando de forma progresiva. Porque la clave de la obra está aquí, en la forma posmoderna y actual en que se desarrolla la «historia de amor» entre Helena y Bob y en cómo es narrada al público.

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Las historias de amor se nos han contado, como ya saben, incontables veces y de muy diversas formas, si bien Greig desarrolla un alegato del amor posmoderno en el que la clave no está en lo ordinario o en lo convencional, sino en lo «desarticulado», fiel reflejo así de la sociedad en la que vivimos. Él, un cuarentón que se gana la vida trapicheando, ella una abogada especializada en divorcios enamorada de un hombre casado. No será hasta que se vean forzados a sentir algo el uno por el otro, que sus vidas podrán rehacerse y avanzar de nuevo.

Como les decía el escenario, casi vacío, es la plataforma sobre la que los actores y sus personajes no narrarán su historia, provocando parones en la representación e incluso contradicciones, ya que la memoria y nuestros yo respectivos deforman y reinterpretan nuestros propios recuerdos. Y es esta característica de la representación la que la hace más real y más fresca.

A ello no es ajeno la interpretación de Massagué y Bayarri, clave para que la propuesta tire adelante. Aquí La Brutal acierta en la elección de un Massagué que interpreta a un golfillo con aspiraciones fallidas y una Bayarri como una abogada arrumbada por la realidad en la que vive. Ambos hacen creíbles sus roles con nota, en parte debida a la dirección de Selvas, que en esta ocasión sabe sacar lo mejor de las situaciones y de los actores y al pintoresco acompañamiento musical de la representación.

Todo ello da forma a un espectáculo afligido en su naturaleza pero alegre y empoderador en su mensaje, ya que apela a aquel sentimiento de mejora y superación que todos deberíamos llevar dentro: aquello de que las segundas oportunidades existen y que solo requieren que las identifiquemos de alguna forma y que nos arriesguemos por ellas, sino la vida tiende a transcurrir en el sopor provocado por la inercia y la falta de estímulos, algo cada vez más común en la sociedad y el tiempo en el que vivimos.

Aquella nit es una propuesta que le gustará, seguro, y que le hará, eso espero, reflexionar sobre la vida, la de los otros y también sobre la suya propia, Una propuesta a tener en cuenta.

«Aquella nit» se representa en La Villarroel del 4 de enero al 8 de marzo de 2020.

Dramaturgo: David Greig
Compositor y letrista: Gordon McIntyre
Dirección: David Selvas
Traducción: Cristina Genebat
Intérpretes: Ivan Massagué y Marta Bayarri
Músicos: Aurora Bauzà y Pere Jou (TelemannRec.)
Escenografía: Blanca Añón
Vestuario: Maria Armengol
Iluminación: Mingo Albir
Diseño de sonido: Roger Àbalos
Producción: La Brutal y Minoria Absoluta

Horarios: de lunes a jueves a las 20:30 horas: viernes a las 21:00 horas; sábados a las 18:00 y a las 20:30 horas y domingos a las 18:30 horas
Precio: a partir de 24€
Duración del espectáculo: 1 hora y 30 minutos
Idioma: catalán
NOTA CULTURALIA: 8
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Paraules encadenades, en La Villarroel

¡El terror que se desencadenó hace casi veinte años vuelve a repetirse! ¡Dos personas distintas!, ¡Un escenario diferente! La línea entre el bien y el mal vuelve a cruzarse… El monstruo interior ha despertado. El camino hacia la libertad está plagado de trampas… ¡Comienza Paraules Encadenades!

Esto podría ser anunciado por una potente voz en off en la presentación de un posible tráiler de la obra teatral que nos ocupa, pues Paraules Encadenades, creada por Jordi Galceran, se representó con gran éxito hace ya casi veinte años. El autor nos ha dado después obras brillantes como El mètode Gronholm o El Crèdit, entre muchas otras.

Un psicópata ha secuestrado a una psicóloga a la que mantiene amordazada y atada a una silla. Le ha anunciado los planes que tiene para ella y no son nada halagüeños. La chica esta en inferioridad de condiciones y tendrá que usar su ingenio para sobrevivir. Va a dar comienzo el juego del gato y el ratón, va a empezar el terror…

La obra nos sumerge, ya al cruzar el umbral de la sala, en el escenario del secuestro que es precisamente un viejo teatro, con lo que nos integramos más en la acción que nos mantendrá en vilo durante toda la función. Pronto conoceremos a su captor y entre los dos únicos personajes de la obra se establecerá una batalla dialéctica con el objetivo de salvar la vida.

El actor David Bagés, rostro muy conocido en series de televisión, borda el papel de tipo normal y algo apocado al que se le han cruzado los cables y busca respuesta a sus preguntas interiores. Su carta de presentación es un video, porque en esta obra lo audiovisual esta cuidado e integrado, en el que muestra su talento para construir con su forma de expresarse, palabras y gestos, un asesino sonado, sin empatía, que da miedo. El video inicial ya coloca en situación y presagia que la chica secuestrada lo va a tener crudo. Y ya desde este inicio provoca algunas risas nerviosas en el público, porque lo que cuenta es terrible, pero nos puede parecer cercano o cotidiano y lo que siente puede ser entendible, y ese pensar nuestro, que sus sensaciones pueden ser muy reales e incluso hasta podrían ser las nuestras, ya puede darnos miedo.

Paraules encadenades_La VillarroelMima Riera interpreta a la psicóloga secuestrada, una actriz con amplia experiencia en el teatro y en películas, y que da credibilidad al papel de atrapada, en inferiores condiciones, pero no desarmada y con una gran fortaleza interior.

El escenario con poco atrezo consigue crear el ambiente sobrio, de angustia y decadente del sótano de un viejo teatro, a lo que ayudan buenos juegos de intensidad en la iluminación, o con el haz de luz de la linterna. La obra usa los tópicos y lugares comunes de las películas del género de asesino, con pocos recursos de decoración. Y no solo en esto, sino también en la utilización de diversas situaciones escénicas.

Paraules Encadenades asusta porque lo que nos narra el psicópata con su falta de humanidad, frialdad y amable normalidad, lo podemos entender y como hemos dicho sus ocurrencias y reflexiones también. Pero la obra es un viaje por los recovecos de la mente y el poder de las palabras. Nos presenta una confrontación dialéctica e intensa entre los dos personajes. Un viaje peligroso para saber por qué uno es como es, por qué actúa así, por qué al mirar el pasado podemos ver cosas diferentes que antes no vimos, porque elegimos ciertos caminos. Remordimientos, miedos, traiciones, mentiras, sospechas, amor, odio, deseo, asco, violencia, perdón, un torbellino de emociones azotan la función. Sufriremos hasta el final para saber si la protagonista se salva o no, porque nada está claro, como en un partido de ping pong. Y por encima de todo, un juego, el de las Paraules Encadenades, que se torna una competición de supervivencia.

Si te gustan las películas de psicópata que mantiene secuestrada a su víctima y establecen una conversación con vínculos, en que el desastre esta siempre latente, no lo dudes. No hay sustos, ni efectos, pero si tensión dosificada y latente, muy poco espacio para el humor aunque algo hay para aligerar los nervios, pero no te vas aburrir. Paraules encadenades es una caja de sorpresas (a veces demasiadas), una montaña rusa que te puede explotar en la cara. Una obra dura y sin concesiones, sin buen rollito. Y que incluso nos hará pensar en las relaciones de pareja. Dos personas y su interior, la balanza entre el bien y el mal, entre la cordura y la locura, es muy fina e intercambiable, o eso nos puede parecer.

«Paraules encadenades» se representa en La Villarroel hasta el próximo 6 de agosto de 2017.

Autor: Jordi Galceran
Dirección: Sergi Belbel
Reparto: David Bagés y Mima Riera
Escenografía: Max Glaenzel
Iluminación: Kiko Planas
Espacio sonoro: Jordi Bonet
Caracterización: Toni Santos
Producción: Bitò

Horarios: de martes a sábado a las 20:30 horas y domingos a las 18:00 horas
Precio: 24€
Idioma: catalán
Duración: 1 hora y 30 minutos
NOTA CULTURALIA: 8

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Escrito por Taradete

Crítica teatral: Pretty, en La Villarroel

LaBute regresa a los escenarios barceloneses con el estreno de Pretty en La Villarroel, una obra dirigida por Marilia Samper y producida por la productora Sixto Paz que guía nuestra atención a lo cotidiano y fluido de la vida de nuestros jóvenes (y no tan jóvenes) en una existencia líquida y en la que el aspecto físico es cada vez más relevante.

«El mundo de Edu entra en caos cuando su novia (la Meri) se entera de que ha hecho un comentario, aparentemente inofensivo, sobre su cara. Pero esto es sólo el comienzo: el mejor amigo de Edu, Toni, está casado con la mejor amiga de Meri, la Carla, y cuando las cosas se complican en la vida de la pareja, los amigos se encuentran en medio. La ecuación emocional se complica exponencialmente. A medida que sus relaciones se hunden, los cuatro amigos se enfrentan a la infidelidad, la traición y el engaño que se ha apoderado, de repente, de sus vidas, mientras intentan responder a la pregunta: ¿cómo de importante es ser guapa?»

La nueva tragicomedia de LaBute nos vuelve a situar en un entorno cotidiano, en el que cualquiera de los espectadores podría verse inmerso, y reflexiona no tan solo sobre la obsesión en la apariencia física, un problema cada vez más grave en nuestra sociedad, sino también sobre la fluidez de las relaciones sentimentales y el miedo al compromiso.

Marilia Samper opta por situar la obra de LaButte en el interior de un almacén en el que a las relaciones propias del ambiente laboral se suman las relaciones de amistad y sentimentales que unen a todos los protagonistas entre sí. El desacertado comentario de uno de ellos sobre la belleza de su novia iniciará un recorrido emotivo y teatral en el que LaBute y Samper diseccionan las formas de vida que se imponen en nuestra sociedad, y que incluyen las relaciones de amistad y las de pareja, con un claro ingrediente de inmadurez y de insatisfacción ante lo que nos depara a cada uno la vida.

pretty_LaVillarroelEn la obra de LaBute los personajes tendrán la oportunidad de defenderse ante los espectadores, ya que además del texto representado por cada uno de ellos disponen de un monólogo que establecen de forma interactiva con el público, algo que no solo hace más cercana la acción que acontece sobre el escenario sino que también potencia la implicación emocional del público.

Pretty en La Villarroel está a la altura de LaBute. Aunque la obra ha sido adaptada a un contexto más nuestro, mantiene la pluma, los diálogos y las situaciones propias del autor norteamericano, que ya hemos visto en obras como Coses que dèiem avui o La forma de les coses y su interés por las relaciones interpersonales, aquellas que parecen desvanecerse en un contexto social y económico que no requiere de adultos formados, sino tan solo de consumidores infantilizados, algo potenciado por el avance del consumismo y la globalización.

Por lo que respecta a las interpretaciones, podemos decir que Pretty se construye con una actuación coral, en la que destacan los personajes masculinos, en los que se centra el drama que contemplamos sobre el escenario. El resultado es más que notable. Mientras que Pau Roca y Joan Carreras interpretan a los dos amigos que comparten trabajo y confidencias, Sara Espígul y Mariona Ribas dan vida a sus respectivas parejas, la primera de ellas afectada por el comentario poco galante que su novio ha hecho sobre su cara y la segunda que sospecha sobre la fidelidad de su pareja.

Pretty les hará pasar un buen rato de teatro con una obra que más que embelesarse en la belleza mostrada por los clásicos, nos remite a nuestro tiempo y a nuestros problemas, una marca personal de Neil LaBute bien dirigida y adaptada por Marilia Samper y mejor llevada por los actores y actrices que integran su reparto.

Una propuesta embellecida por el uso, como guiño y como base musical, del tema pretty que popularizó Leonard Bernstein en West Side Story y que antes de acceder a sus butacas les hará reflexionar en primera persona sobre cómo nos afecta lo que los demás piensan sobre nuestra apariencia física, al hacernos acceder a platea por distintos espacios dependiendo de si somos “guapos” o “normales”. Esperamos, pues, que tengan suerte en la elección!!

«Pretty» se representa en La Villarroel del 6 de mayo al 12 de junio de 2016.

Autor: Neil LaBute
Dirección: Marilia Samper
Traducción: Violeta Roca
Reparto: Joan Carreras, Sara Espígul, Mariona Ribas y Pau Roca
Iluminación: Luis Martí
Escenografía: Paula Bosch
Vestuario: Maria Armengol
Diseño de sonido: Txume Viader

Horarios: miércoles y jueves a las 20:30 horas; viernes a las 21:00 horas; sábados a las 18:30 y a las 20:30 horas y domingos a las 18:30 horas.
Precio: miércoles y jueves 20 €; de viernes a domingo 22 €
Idioma: catalán
Duración: 1 hora y 20 minutos

NOTA CULTURALIA: 8,5
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Marits i mullers, en La Villarroel

Si el público relaciona con algún medio a Woody Allen, este no es otro, qué duda cabe, que el del cine. Allen es uno de los directores más significativos e influyentes, con una carrera que se inicia como guionista en la década de los 50 y que se mantiene activa en la actualidad. Por eso puede sorprender al público que Allen aterrice en Barcelona sobre los escenarios, con una adaptación teatral de Maridos y mujeres (1992) dirigida por Àlex Rigola e interpretada por Andreu Benito, Joan Carreras, Mònica Glaenzel, Sandra Monclús, Lluís Villanueva y Mar Ulldemolins.

«Andreu, escritor y profesor de literatura, y su mujer Mónica, que trabaja en una revista de arte, no pueden creerse que sus mejores amigos, Sandra y Joan, aparentemente una pareja perfecta, hayan decidido separarse. A partir de esta noticia, ellos mismos empezarán a plantearse si su matrimonio se basa o no en una relación realmente sólida».

Como su título indica, la obra trata sobre el mundo de la pareja y las contracciones que se acumulan en ella con el paso del tiempo. No descubro nada nuevo si afirmo que no hay misterio mayor, en el plano emocional, que el funcionamiento de una pareja, ya supere esta los diferentes obstáculos que se le presentan en la vida o se vea afectada por crisis de subsistencia más o menos serias. No existe, pues, un planteamiento escénico más complicado que el que intenta analizar la naturaleza de la pareja, sea esta del tipo que sea.

De ahí que el resultado, escrito por Allen y adaptado por Rigola, sea eso, una propuesta enmarañada, esto es, un relato con escenas trazadas, giros, vericuetos y más de una sorpresa. Marits y mullers nos muestra el día a día de dos parejas, una que se mantiene y otra que se desintegra, a través de toda una serie de secuencias que se precipitan una detrás de otra, como la vida misma. Por esta razón, los actores siempre están sobre el escenario, ya sea interpretando a sus personajes o a la espera de incorporarse a la representación en cualquier momento.

La puesta en escena de la obra intenta potenciar la cercanía del espectador al recorrido emotivo de los personajes, por lo que sobre un escenario central veremos poco más que una mesa baja rodeada por varios sofás, ocupados indistintamente por los actores y los espectadores, hecho que favorece la intimidad de las situaciones que nos son mostradas. Una proximidad fomentada, además, por el hecho de que los personajes conservan en la representación los nombres de pila de los actores.

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En relación al reparto, el trabajo de casting ha sido mucho más que provechoso. A Andreu Benito, el alter ego de Woody Allen, Joan Carreras y Lluís Villanueva, todos en muy buena forma, se ha de sumar la interpretación de Mònica Glaenzel, Sandra Monclús y Mar Ulldemolins, que se dejan imbuir por los reflejos emocionales de los personajes femeninos a los que interpretan.

Aún así, y reconociendo el acierto del casting, la calidad de las interpretaciones y de la dirección, el contexto de la obra se nos hace algo lejano. Quiero decir con esto que se hace difícil para el espectador entender unos comportamientos y unas formas de ser tan lejanas y tan carismáticamente neoyorquinas como las que se nos muestran. De esta manera, y aún el esfuerzo que el director y los actores han invertido en la obra, algunos comportamientos no acaban de cuadrar con los actores que los interpretan, lo que provoca que el resultado final pierda algo de credibilidad.

Marits i Mullers representa, además, un trabajo laborioso de adaptación de un texto muy peculiar, que Rigola ya conoce, ya que él fue el responsable de una primera adaptación del guión de Allen para el Teatro de la Abadía de Madrid en el año 2013. De lo que se deriva que Rigola ha hecho el texto suyo, lo que le permite llevar a cabo una dirección precisa y envolvente de la obra, ayudado, claro está, por la interpretación destacada de unos actores y actrices que se sienten muy cómodos sobre el escenario.

Una obra recomendada, pues, para aquellos a los que les gusta analizar el mundo de la pareja, y para los que disfrutan con las historias escritas y dirigidas por Allen, una mirada muy personal que estará en cartelera en La Villarroel hasta el 10 de enero de 2016..

«Marits i Mullers» se representa en La Villarroel del 18 de septiembre al 29 de noviembre de 2015.

Basado en el guión de: Woody Allen
Dirección y adaptación: Àlex Rigola
Reparto: Andreu Benito, Joan Carreras, Mònica Glaenzel, Sandra Monclús, Lluís Villanueva y Mar Ulldemolins
Escenografía: Max Glaenzel
Vestuario: Silvia Delagneau
Iluminación: Maria Domènech
Realización de la escenografía: Teatro de La Abadía
Producción: Heartbreak Hotel, Teatro de La Abadía, Trànsit Projectes y La Villarroel

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 18:00 y a las 20:30 horas y domingos a las 18:00 horas
Precio: de 24 a 28 €
Duración: 1 hora y 30 minutos
Idioma: catalán

NOTA CULTURALIA: 8,5
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Bangkok, en La Villarroel

Cartel_Bangkok_grecParece que los tiempos actuales no son los más favorables para los ciudadanos de a pie. La recesión económica; la crisis de valores (sociales y políticos) que arrecia a través de los medios de comunicación y los esfuerzos de la clase gobernante por hacer callar (y trabajar) a la población, ejemplo de lo cual es la aprobación por parte del gobierno del PP de la Ley mordaza, no podía pasar por alto al teatro y a sus profesionales, y el estreno de Bangkok es, también, un buen ejemplo de ello.

«En un aeropuerto vacío de la geografía española, aparece un misterioso anciano con un billete para volar a Bangkok. Allí se encuentra con la única persona que aún trabaja en esas instalaciones; un joven guardia de seguridad. Éste le informa de la imposibilidad de realizar el viaje que tenía planeado: En ese aeropuerto no hay aviones. Nunca los ha habido. Se trata de un aeródromo que a pesar de haber sido inaugurado, nunca ha estado operativo. Ante la incredulidad y la insistencia del viajero, el guardia le permite quedarse. A partir de ese momento se inicia entre los dos un diálogo en que no sólo se cuestionarán sus vidas, sus trabajos y la situación política, sino en el que también, poco a poco, se revelará la auténtica naturaleza de su encuentro».

Bangkok es una reflexión sobre la vida, de los personajes de la obra, y sobre sus actitudes ante esta, que fácilmente se extiende a la de la mayoría de los ciudadanos que han visto como en los últimos años su existencia ha mermado de la mano del contexto socioeconómico mundial, del que cada vez creemos conocer más aunque, en verdad, sepamos cada vez mucho menos. De esta forma, la obra se estructura como un duelo que no solo es dialectico e interpretativo, sino que va evolucionando y cambiando de forma a medida que avanza la obra y vamos conociendo a los personajes y sus verdaderas intenciones.

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El escenario escogido para ello no puede ser más sombrío: Las instalaciones de un aeropuerto fantasma, con claras reminiscencias al desolado aeropuerto de Castellón, sin servicio y custodiadas por dos vigilantes de seguridad (uno de ellos de nacionalidad china y al que nunca veremos). El encuentro entre un extraño viajero y el vigilante de seguridad nos permitirá conocer parte de su realidad como ejemplo de un contexto mucho más global: La situación de los jóvenes universitarios altamente preparados y resignados a trabajos basura; la perdida de los valores de antaño; la situación económica mundial; los poderes económicos en la sombra…

Todo ello lo conoceremos a través del fragor dialéctico que se producirá entre los dos personajes, un magnífico Carlos Álvarez-Novoa, que se lleva, sin duda, la parte del león en el éxito y la credibilidad de la obra y un Dafnis Balduz competente en su papel de guardia de seguridad y convencido campeón antisistema. Una disputa escénica que intenta hacernos ver como todo está interrelacionado y que nada de lo que hacemos es totalmente inocuo, sino todo lo contrario. Una lucha que nos permitirá ir descubriendo la cara auténtica de cada uno de los personajes y que irá perfilando un final revelador.

Todo en la representación está bien cuidado. De ahí que la obra escrita y dirigida de forma afilada e inquisitiva por Antonio Morcillo López haya ganado el XXII Premio SGAE 2013. Las interpretaciones y los actores están en su punto; el escenario encaja perfectamente con la historia que nos es narrada y el ritmo y la intensidad de la representación avanza en un in crescendo que tensiona las vísceras del público asistente.

Una propuesta que recuerda, al menos en su temática, al Bartolomé encadenado que se representó el año pasado también en el marco del Festival Grec. Si bien si aquella se quedaba en una simple salmodia de titulares periodísticos, Bangkok va más allá en su diseño y en su relato, permitiendo al espectador posicionarse a favor o en contra de los puntos de vista de uno de los dos personajes en liza, en una inquisición sobre los males de la sociedad en la que vivimos y de los que seguro que somos, al menos, co-responsables, al cerrar los ojos o al mirar a otro sitio mientras los problemas no nos afectaban a nosotros mismos y al resistirnos a desencadenarnos al sufrir el duro golpe en nuestras propias entrañas.

«Bangkok» se representa en La Villarroel del 1 de julio al 2 de agosto de 2015.

Autor y dirección: Antonio Morcillo López
Reparto: Carlos Álvarez-Nóvoa y Dafnis Balduz
Escenografía: Paco Azorín
Vestuario: Gimena González Busch
Iluminación: Kiko Planas
Espacio sonoro: Ramon Ciércoles
Caracterización: Toni Santos
Producción: Grec 2015 Festival de Barcelona, La Villarroel y el Centro Dramático Nacional

Horarios: de martes a viernes a las 21:00 horas; sábados a las 18:30 y a las 21:00 horas y domingos a las 18:30 horas
Precio: 24-28 €
Duración: 80 minutos
Idioma: castellano

NOTA CULTURALIA: 8,5
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Mata’m, en La Villarroel.

Mata'm_1¿Qué pasa cuando nos cansamos de la vida? ¿Tenemos derecho a pedirle a alguien que acabe con nuestra existencia? ¿Y cómo afecta la muerte a nuestro entorno cotidiano? Seguro que algunos encontraréis extrañas estas preguntas al inicio de una reseña teatral, si bien es de ello de lo que trata Mata’m, obra que del 5 de julio al 3 de agosto se representa en La Villarroel en el marco del Grec Festival de Teatre de Barcelona.

Manel Dueso se enfrenta a la autoría y la dirección de una obra extraña en lo que se refiere a su estructura y a la trama que nos propone. En ella Arnal (Francesc Orella), el propietario de un local de copas, decide poner punto y final a su experiencia vital, aunque no tiene el valor para suicidarse él mismo. La llegada proverbial de Bastero (Boris Ruiz), un antiguo compañero que acaba de salir de la cárcel y que quiere volver a ella, se convertirá en la oportunidad para solucionar dos voluntades opuestas pero enlazadas, y le permitirá cumplir su último deseo. Poco será lo que puedan hacer para evitarlo Chirli (Àurea Márquez), su pareja ex-prostituta y su hija Devita (Carlota Olcina), los únicos anclajes emocionales de Arnal en un mundo que pare él ya no tiene sentido.

Bien, como veis la trama es algo extraña e insólita, lo que permite a Dueso ofrecernos una representación que carece también de una estructuración lógica y se asemeja más a una red de escenas que no tienen un sentido temporal aparente para el espectador, una solución escénica parecida a la de Traïció (Teatre Lliure, Carles Alfaro, 2009), obra en la que también participara Orella, y en la que era el mismo espectador el que, ayudado por indicaciones temporales audiovisuales, tenía que recomponer el orden real de los hechos y las escenas que acontecían sobre el escenario. De esta forma, veremos a Arnal / Orella tanto muerto y tendido en el suelo tras producirse su asesinato-suicidio, como interactuando con el resto de personajes de la obra en los días e instantes previos, un hecho que en parte puede turbar la comprensión de aquellos espectadores que estén menos atentos a lo que sucede encima del escenario.

Mata'm_2Mata’m, es una comedia negra y poética acerca de la muerte deseada por uno de los personajes. Y como habla sobre la muerte hace referencia también a la vida, al menos a la del personaje central de la obra, al que le parece que ya no vale la pena vivirla, y a la de aquellos que la viven a su alrededor, cuya existencia quedará de alguna forma afectada. La obra tiene mucha dosis de humor, en muchos momentos de tintura negra, y nos habla de los miedos y los deseos, dos sentimientos emocionales las más de las veces unidos, de varios personajes propietarios de existencias algo desestructuradas. Francesc Orella está genial en su papel de suicida sin ánimo, que cansado de la existencia que le ha tocado vivir, necesita la ayuda de otra persona para finalizar con su amargura existencial; Boris Ruiz encarna a su antiguo amigo de andanzas que acaba de salir de prisión y que después de varios años en el trullo, es consciente de que el mundo fuera de la cárcel no es el suyo, de ahí que su carácter sea tenue y desacompasado; Àurea Márquez da vida a la pareja de Arnal, que parece que no ha sido consciente del desasosiego de este último y cuya vida ha transitado desde los bajos fondos a las altas lontananzas de un carácter algo frívolo e infantil. Por último Carlota Olcina interpreta a la hija de la pareja, una joven que posee una percepción de la vida algo fantasiosa, y que no es consciente aún de las durezas por los que han tenido que transitar sus padres.

Todos y cada uno de estos personajes tiene su momento definitorio en la obra, en la que ofrecen al público un breve, o no tanto, speech en el que nos dan a probar los sinsabores de unas existencias que parece que estén flotando sobre el suelo de un bar de copas, seguramente el ambiente que más ha marcado la existencia de todos ellos. No penséis, por otra parte, que la obra de Dueso es de aquellas profundas y filosóficas, ya que la reflexión del autor y director es sutil y no se atreve a ir más allá de las mismas palabras que emanan de los personajes, a lo que se suma, como os comentaba, la comicidad de toque negro que subyace a lo largo de la representación.

Mata’m se convierte así, en una oportunidad de mirar directamente a la muerte pero sin afectarnos por lo profundo de su naturaleza y de disfrutar de otra obra de actores en la que la trama se ha de recomponer como un puzle, una tarea que Dueso deja en manos del público asistente.

«Mata’m» se representa en La Villarroel del 5 de julio al 3 de agosto de 2014.

Autor: Manel Dueso
Dramaturgia: Manel Dueso
Dirección: Manel Dueso
Reparto: Àurea Márquez, Carlota Olcina, Francesc Orella y Boris Ruiz
Escenografía: Sebastià Brosa
Diseño de iluminación: David Bofarull
Diseño de sonido: Bárbara Granados
Composición musical: Bárbara Granados
Vestuario: Míriam Compte
Caracterización: Núria Llunell
Producción: Grec 2014 Festival de Barcelona, Velvet Events y La Villarroel
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Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: Losers, en La Villarroel

image-3Todos, al menos en algún momento de nuestras vidas, hemos sido unos fracasados o losers. Me imagino que esto también es aplicable a los personajes más famosos y reconocidos en nuestras sociedad, ya sea en el ámbito económico, profesional o personal. El fracaso es algo, por suerte o por desgracia, natural en la vida de cada uno de nosotros. Otra cuestión es la de aquellos que son losers vitales, los que por norma, por carácter o por filosofía de vida son unos perdedores y es sobre esta tipología de individu@s sobre la que nos habla Losers, de Marta Buchaca, interpretada por Alba Florejachs y Jordi Díaz y estrenada en La Villarroel el pasado 28 de abril.

Sandra y Manel se encuentran en un establecimiento de atención al cliente de una compañía de telefonía. Ella, que desea dar de baja el móvil de su madre fallecida hace años, es una treintañera cerca de los cuarenta que no ha tenido nunca suerte con los hombres. Sus relaciones sentimentales siempre han sido un completo fracaso. Él es el dependiente de la tienda y vive controlado por las continuas llamadas que le hace su madre. La chispa del amor nacerá, por necesidad, entre ellos, pero ¿su tendencia al fracaso, a ser unos losers de manual, les permitirá construir una nueva vida en pareja?

Losers es una comedia que a veces es casi una tragedia y que nos habla de los sentimientos, de la pareja y de la vida misma en un mundo en el que la tecnología y la liquidez de las relaciones han dado forma a un nuevo paradigma emocional y de comportamiento. De ahí que el primer escenario en el que se desarrolla la acción de Losers sea un establecimiento de venta de telefonía, en el que Sandra conocerá a Manel, y donde la tecnología se convertirá en una excusa y en un medio para relacionarse entre ellos. En esta primera escena conoceremos a los personajes y sus rarezas, todas ellas nacidas de sus experiencias vitales como losers: El férreo control que sobre él ejerce su madre; la aversión de ella hacia el trato con los contestadores automáticos de ayuda técnica; los traumas emotivos que él mantiene por la marcha de su anterior pareja, que lo abandonó por un teleoperador colombiano; la extraña y agresiva familia que tiene ella y que provoca el terror en sus parejas; la extrema tacañería de él (si bien esta característica la descubriremos en el segundo acto) o la fijación por el uso de ciertas palabras de ella.

Una vez que Sandra y Manel se conocen y se «enamoran», la obra nos traslada en el tiempo, aunque no demasiado, a través de una magnífica acción de mudanza de escenario, excelentemente entretejida en el ritmo de la representación, a un momento en el que ambos ya viven juntos y ella está a punto de presentarle a él a su «peculiar» familia. En este segundo acto de la obra seremos testigos de la influencia del espíritu loser en la vida de los protagonistas. Al principio todo parece ir bien, pero el más mínimo detalle o la actitud más inocua puede desbaratarlo todo…

image-10Marta Buchaca nos presenta una nueva propuesta escénica que nos remite a la actualidad, al mundo repleto de cambios continuos en el que vivimos, y a las experiencias vitales de aquellos que debemos lidiar, queramos o no, con ellos en nuestro quehacer diario, algo que ya hiciera en obras como L’any que ve serà millor, espectáculo en el que ya contara con Alba Florejachs, o Les nenes no haurien de jugar a futbol. En esta ocasión se rodea de un actor y una actriz de comedia: Jordi Díaz interpreta la parte masculina de este singular romance, invirtiendo en ello su experiencia en el campo del humor escénico desarrollado en obras como El mètode Grönholm y No et vesteixis per sopar; Alba Florejachs, a la que hemos visto en obras como L’expedient,L’any que ve serà millor, o I LOVE TV, hace lo propio dando vida a Sandra, y rebosando su comicidad tanto sobre el escenario como por el patio de butacas.

La representación posee, además, continuos guiños con el público en el que la acción se congela y se desvanece la cuarta pared, instantes en los que los actores, sobre todo Florejachs, pueden diriguirse directamente al respetable, una solución que le provee de mayor cercanía a las vivencias de los actores sobre el escenario.

Aún así, aunque la fórmula de Losers es la correcta y está bien construida, le falla algo para conseguir un resultado redondo, para provocar en el público el efecto que la obra pretende. De esta forma el espectador sale del teatro habiendo reído, durante el primer acto, y habiendo asistido en el segundo a una agria discusión de pareja, eso sí, con toques de humor, pero poco más. Seguramente la causa de todo ello sea la estructuración de la obra en dos actos tan diferenciados, aunque bien ligados, en el que la comedia de fuerte pegada va cediendo paso a una tragedia que va helando poco a poco la sangre de los espectadores, a lo que se suma el desequilibrio humorístico en la representación, con un Díaz siempre por detrás de Florejachs, algo comprensible debido al tremendo arsenal cómico de la actriz.

Losers, sin embargo, es una muy magnífica oportunidad de reírnos de nosotros mismos o de la realidad que nos rodea cuando la vemos plasmada sobre el escenario. Como les decía todos nosotros, en algún aspecto concreto, somos unos losers, por lo que nos veremos, seguro, reflejados en algún momento o en alguna actitud de la representación y podremos comprobar si dos perdedores como los interpretados por Jordi Díaz y Alba Florejachs, concebidos y dirigidos por Marta Buchaca, tienen alguna posibilidad de mudar su naturaleza y convertirse, aunque solo sea por una vez, en los triunfadores de la noche.

«Losers» se representa en La Villarroel del 28 de abril al 29 de junio de 2014.

Dramaturgia y dirección: Marta Buchaca
Reparto: Alba Florejachs y Jordi Díaz
Escenografía: Sebastià Brosa
Vestuario: Laia Muñoz
Iluminación: David Bofarull
Espacio sonoro: Imma Sust
Caracterización: Toni Santos
Producción: La Villarroel y Faig Produccions

Horarios: de martes a jueves a las 20:30 horas; viernes a las 21:00 horas; sábados a las 18:00 y a las 20:30 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: web de La Villarroel
Idioma: catalán
Duración: 1 hora y veinte minutos

Crítica teatral: El crèdit, en La Villarroel.

credit_080Seguramente lo más natural en una época de crisis económica como la que vivimos es encuadrar una obra de teatro en los ejes de coordenadas cotidianos que el momento requiere. Algo que Jordi Galceran ha hecho con El crèdit, su nuevo exitazo teatral en forma de comedia «bancaria» dirigida por Sergi Belbel e interpretada por Jordi Bosch y Jordi Boixaderas.

La obra desarrolla una trama bien simple que se complica a medida que avanza la representación. Todo arranca en un despacho de una oficina bancaria en la que Jordi Bosch, el director de la misma, deniega un crédito a Jordi Boixaderas ya que su solicitud no posee los avales necesarios. El solicitante, en una situación desesperada, la cual nunca llegaremos a conocer, decide jugar su última carta: si no se le aprueba el préstamo se verá obligado a tomar «medidas de fuerza» con el objetivo de desbaratar la vida del director de la oficina. La amenaza determina que los acontecimientos se encaminen en una nueva y mordaz dirección, muy diferente, claro está, a la que habría debido ser en otras circunstancias.

Galceran y Belbel nos presentan un nuevo éxito arrollador a juzgar por la masiva asistencia de espectadores a las representaciones de la obra, hecho que ha urgido a la sala a habilitar sillas supletorias. La razón: Galceran es un autor ya con experiencia en lo que respecta a los grandes éxitos. Suyo es el texto de El mètode Gronholm (2003), uno de los grandes éxitos teatrales catalanes de los últimos años que analizaba los a veces extravagantes sistemas de selección de personal desde una perspectiva humorística. A ello se suma, como decía antes, la actualidad y la resonancia del tema que trata la obra. ¿Quién no ha solicitado nunca un crédito al banco? ¿Quién no ha sufrido ningún disgusto con su entidad bancaria?

016_t_elcredit_046-1El crèdit va más allá de una simple puesta en escena humorística sobre una denegación bancaria, ya que se toma la revancha, es decir, pone al infame colectivo de banqueros y financieros contra las cuerdas, ya que en esta ocasión son sus vidas las que, metafóricamente hablando, correrán peligro, las que se derrumban frente al ciudadano desahuciado. Solo por eso, por ese grado de «justicia social» y por sus ansias de revanchismo vestidas de comedia, se puede comprender, en parte, la gran aceptación de la que disfruta la obra.

Pero es que a lo comentado hasta ahora se suman varias cosas más. La primera un autor, Galceran, con un gran olfato para extraer de la realidad más cercana sus ideas teatrales y poseedor de una gran capacidad para desarrollarlas con buen pulso humorístico, lo que genera un gran interés en el público, al que además no defrauda. A lo que se suma la dirección acorde y afinada de Sergi Belbel, el cual conoce bien el mundo creativo del dramaturgo.

La segunda, la arquitectura actoral compuesta por Bosch y Boixaderas, dos referentes del teatro catalán actual que además se conocen muy bien ya que han colaborado sobre los escenarios en varias ocasiones destacando entre las últimas El misantrop (2011), Els jugadors (2011) o La Bête (2012). Ambos actores crean un divertimento teatral casi de la nada, demostrando de nuevo su conexión escénica marcada por el touch humorístico de Bosch, que borda cada uno de los personajes a los que da vida, y el buen hacer de Boixaderas, que en esta ocasión encarna a un personaje algo más grave aunque en clave de comedia.

Por lo que respecta al escenario, este toma forma como un espacio central rodeado en todos sus lados por gradas de butacas. Además parte de él gira poco a poco sobre sí mimo, con la intención de que todos y cada uno de los espectadores pueda encarar de frente a los actores en algún momento de la representación. Algo que ayuda a conectar al público con el desarrollo de la obra.

Si bien, y esto es ya una opinión personal, El crèdit, aunque baraja todos los elementos indicados, basa su atractivo en una situación con un alto grado de irrealidad aunque potencialmente cómica e irónica, hecho este que impide que el público se implique en ella todo lo que debiera. Pero, ahora que lo pienso, eso es lo que caracteriza en su esencia a las comedias ¿no? Siendo, pues, así, solo puedo felicitar a Galceran, Belbel, Bosch y Boixaderas y al acierto de la sala Villarroel que han logrado cocinar un nuevo éxito, el que seguramente será el éxito de la temporada.

«El crèdit» se representa en La Villarroel desde el 14 de setiembre de 2013.

Autor: Jordi Galceran
Dirigida: Sergi Belbel
Reparto: Jordi Boixaderas y Jordi Bosch
Escenografía: Max Glaenzel
Iluminación: Kiko Planas
Espacio sonoro: Jordi Bonet
Producción: Bitò Produccions y La Villarroel

Horarios: martes, miércoles y jueves a las 20:30 horas; viernes a las 21:00 horas, sábados a las 18:00 y a las 20:30 horas y domingo a las 18:00 horas
Precio: De 26 a 32,5 €
Idioma: catalán
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Jorge Pisa Sánchez

“El loco y la camisa” de la Compañía Banfield Teatro Ensamble: Cordura argentina sin freno

Y la familia que les rodea. Asfixia. Intenta exterminar. Esta es otra historia en la que la tragedia se camufla de forma cobarde tras la comicidad de la vida cotidiana del microcosmos social más esencial.

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                                          El loco salta y no acepta monedas.

Cuando este loco perfilado por el Nelson Valente autor después de constantes intentos fallidos descubre en la camisa de su insensible progenitor la prueba evidente de una pequeña grieta familiar, encontrará por fin la coartada necesaria para abrirla en canal. Su familia, quiero decir. No la camisa. El estupor de los “suyos” (paradigma del sinsentido del afecto sanguíneo) lo traduce en palabras su hermana al proferir entonces a modo de grito desgarrador final el gran lema: “¡Si nadie te pregunta, no tienes por qué andar diciendo todo lo que piensas!”

Para entonces, el Nelson Valente director ya ha mostrado ampliamente su capacidad extraordinaria de extraer de lugares tan comunes la fuerza arrolladora de un reparto entregado, integrado por un quinteto de actores en estado de gracia que hacen maravillas escénicas llevando a cinco terrenos completamente diferentes el conflicto escénico: Julián Paz Figueira, el hijo, acróbata emocional y de ambiguas reacciones, corredor paciente de extravagante comportamiento a despiadada voz de la conciencia; Lide Uranga, sumisa esposa-madre-y-por-supuesto-mujer, cuyos ojos centellean cada sentimiento sin necesidad de que el cuerpo lo tenga que reafirmar; Ricardo Larrama, un patético “homersimpson” si alguna vez a este se le permitiera salir fuera de cámara, que hace de su postura autoritaria inquietante atmósfera con la única ayuda del ausentismo doméstico; José Pablo Suárez, el futuro yerno, implacable como sucesor del anterior bajo su contorno escalofriantemente acomodado, y Soledad Bautista, la hija vacía a quien no habrá quien le corte los hilos porque no es capaz de tomar ni una decisión por sí misma.

Con todos ellos, Valente recrea una y otra vez momentos desternillantes que se sustentan en lo absurdo de la vida cotidiana y logra permanentemente auténticos “tours de force” entre su elenco fiel, que hielan la carcajada y la perpetúan más allá de la anécdota argumental. Es tanta la desenvoltura de sus actores que parece en más de una ocasión que estén improvisando o inventando. En realidad, haciendo crecer la historia y componiendo un espectáculo vivo, provocativo y desafiante.

Una vez más la realidad se adueña del escenario y, campando a sus anchas, confirma que no hace falta concebir nuevos mundos para ofrecer un buen ejercicio teatral: Queda aún mucho por arar en las cuatro paredes de casa y para ello nada mejor que buenos observadores como Nelson, que luego se entrega a fondo en la cosecha.

Por Juan Marea

EL LOCO Y LA CAMISA
del 2 al 7 de julio
La Villarroel
c/ Villarroel, 87, de Barcelona
www.lavillarroel.cat

Dirección y dramaturgia: Nelson Valente
Actores: Julián Paz Figueira, Lide Uranga, Ricardo Larrama, José Pablo Suárez y Soledad Bautista
Asistente de dirección: Mariana Fossatti