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Crítica teatral: Esplendor, en el Teatre Romea

Como os decía en la anterior crítica, este año el Festival Grec posee un claro adn político, en un esfuerzo de acercar el teatro a la realidad que nos rodea y que a veces nos sobrecoge. Este también es el caso de Esplendor, de Abi Morgan, dirigida por Carme Portacelli, una obra interpretada por Míriam Iscla, Lluïsa Castell, Gabriela Flores i Laura Aubert que nos habla del final de un régimen y de una realidad que está justo a punto de desaparecer.

“En una sala opulenta del Palacio Presidencial de un tirano europeo cuatro mujeres mantienen una frágil capa de cordialidad civilizada mientras fuera, con un clima terrible, una guerra se va acercando cada vez más. Una fotógrafa corresponsal de guerra espera el retorno del tirano, del presidente. Ella ha venido para hacerle una foto. La mujer del presidente, su mejor amiga y una intérprete le esperan con ella. Zapatos de Prada, vasos de vodka… hacen pasar el tiempo de espera. Él llega tarde, muy tarde… Las cuatro mujeres tienen secretos y sospechas. Las cuatro están en peligro”.

Esplendor es una obra que, así a primeras, nos propone un título algo confuso, ya que más que mostrarnos un momento de apogeo de un régimen político, lo que evidencia es justamente lo contrario, es decir, el episodio de hundimiento final de una realidad política a través de cuatro mujeres relacionadas de alguna forma con el presidente al que se está a punto de derrocar. De ahí que la obra pretenda, en parte, reflexionar sobre el poder y sobre lo frágil que este puede llegar a ser, a veces. Una reflexión con un claro toque femenino, propio de Morgan, autora de guiones como Shame, Sufragistas o La Dama de Hierro.

Las cuatro mujeres (Míriam Iscla, Lluïsa Castell, Gabriela Flores y Laura Aubert) nos detallan lo que pasa en la sala del palacio presidencial a través de un relato narrativo que se irá enriqueciendo con las vivencias y las opiniones de cada una de ellas. De ahí que la confusión prevalezca a menos en los primeros momentos de representación, ya que el espectador será testigo de la misma escena en varias ocasiones, aunque relatada desde diversos puntos de vista, algo que le obligará a estar muy atento a lo que se hace y se dice sobre el escenario.

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Por lo que respecta a la puesta en escena, la acción se desarrolla en un espacio dominado por un piano cubierto por bebidas, vasos y copas, hecho este que nos permite confirmar lo privilegiado de su situación y que podremos corroborar al conocer la situación del país de la mano de las cuatro mujeres reunidas. Puede incluso, que estemos asistiendo al último festín organizado por el presidente de la nación.

Y el tema que pretende analizar la obra, que no es otro que el poder o el “final” del poder, queda algo difuso, primero porque nunca sabremos en qué país se desarrolla la acción y porque la reflexión se queda en la mayor parte en titulares, aquellos que acostumbramos, por desgracia, a ver en los informativos y que en pocas ocasiones van más allá de una simple exposición.

La directora, Carme Portacelli ya nos propuso una reflexión acerca del poder o del poder tirano en El president de Thomas Bernhard, estrenada en el TNC el año pasado. En aquel caso la configuración de la obra era en parte similar a la de Esplendor, si bien en este caso a la obra le falta algo más de profundidad y de espíritu combativo, con el cual capturar al espectador y llevarlo a meditar sobre la realidad política actual. Una lástima ya que la temática y la producción prometían, ciertamente,  algo más.

Por lo que respecta a las interpretaciones, todas las actrices están correctas, aunque parece que la trivialidad de la obra en general no les ayuda a elevar sus interpretaciones. El único momento en el que la emoción se desparrama sobre el escenario es hacia el término de la obra en el que la primera dama (Míriam Iscla) nos ofrece un acto final de valentía vital.

Esplendor es una obra compleja, posiblemente demasiado, en su desarrollo escénico e interesante en el tema que trata, que obliga al público a permanecer atento, si bien este es un esfuerzo del que no se extrae demasiado provecho, ya que el espectador abandona el teatro con la sensación de no haber obtenido impulso visceral o reflexivo alguno. Toda una lástima.

Esplendor” se representa en el Teatre Romea del 30 de junio al 17 de julio de 2016

Autora: Abi Morgan
Directora: Carme Portaceli
Traducción: Neus Bonilla Benages y Carme Camacho Pérez
Intérpretes: Míriam Iscla, Lluïsa Castell, Gabriela Flores y Laura Aubert
Espacio escénico: Anna Alcubierre
Banda sonora: Jordi Collet
Vestuario: Antonio Belart
Iluminación: Ignasi Camprodón

Horarios: de martes a sábado a las 21:00 horas y domingos a las 18:30 horas
Precio: 18 – 28 €
Duración: 1 hora y 40 minutos
Idioma: catalán

NOTA CULTURALIA: 6,5
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Els mots i la cosa, en el Teatre Lliure

Este año, y como es normal, el Grec nos ha ilusionado con algunas de su propuestas, nos ha decepcionado, seguro, con otras que no han acabado de acariciar nuestra prestancia teatral y nos ha asombrado con pequeñas joyas como Els mots i la cosa, obra escrita por Jean-Claude Carrière, adaptada y traducida por Ricard Borràs y dirigida por Pep Antón Gomez, una pequeña joya que consigue aunar las artes escénicas y la filología.

“En escena, un lingüista y una dobladora de películas pornográficas se intercambian unas cartas de lo más explícitas en las que repasan con gran conocimiento de causa todas las formas de referirse a los órganos sexuales, masculinos y femeninos, al acto del amor y a las diversas maneras en que se practica. La obra nació de la mente de Jean-Claude Carrière, que colaboró con Luis Buñuel en algunas de sus películas más conocidas y con Peter Brook durante más de treinta años. El actor Ricard Borràs, asesorado por el profesor de literatura Anton M. Espadaler y por el autor y director de escena Pep Anton Gómez, se ha atrevido a versionarla y adaptarla, en un trabajo que se acerca más a la reescritura que a la simple traducción”.

Una pequeña joya que nos muestra el gran esfuerzo de creación y de adaptación que se ha requerido para su presentación en el Grec 2015, ya que la composición escénica y la compostura filológica necesaria para su representación y la delicadeza con la que se ha llevado a cabo, denota un arduo trabajo, en el que Borràs ha recibido la ayuda del profesor de literatura Antoni Espadaler. Por todo ello la obra se ha de valorar como un éxito rotundo, ya que se convierte en un viaje filológico, literario y teatral a través del sexo, es decir, a través de la multitud de palabras y nombres con los que los hombres y las mujeres, en el ámbito de la lengua catalana, se han referido a los órganos sexuales y a las diversas y múltiples prácticas realizadas con ellos.

els-mots-i-la-cosa_3La obra se estructura de forma epistolar, en la que una dobladora de películas pornográficas solicita ayuda a un lingüista especializado en terminología sexual, con el objetivo de mejorar la calidad del doblaje de los films en los que participa, demasiado descuidados en este aspecto. Sobre el escenario veremos cómo evoluciona la relación que se crea entre los dos protagonistas, y constataremos, al mismo tiempo, la riqueza de la lengua en el ámbito de las denominaciones sexuales.

Como indica la presentación de la obra, no se vayan a pensar que estamos ante un espectáculo banal, sino todo lo contario. El esfuerzo por adaptar el texto, o casi reescribirlo, ha dado como resultado un pequeño espectáculo que resplandece de forma tierna y sensible. A ello se suma un cuidado escenario que nos muestra el estudio de trabajo del lingüista; unas interpretaciones adaptadas a la perfección al cariz de la obra y una simbiosis impecable entre el texto y los diversos actos en que se divide la obra. Todo ello potenciado por la presencia de un hilo musical y de diversos audiovisuales que amplían la naturaleza poética del espectáculo.

De esta forma, asistimos a lo que podríamos considerar una elegante comedia filológica acerca del sexo, ya que son continuas las sonrisas y las carcajadas que se escuchan a medida que tanto Ricard Borràs como Elena García nos recitan las bellas palabras, y no tan bellas, con las que nos hemos referido y nos referimos al sexo.

Un acierto tal el de la composición y la representación de la obra, que me fuerza a considerarla la mejor propuesta que he visto este año en el Festival Grec, con la que aprenderemos algo más sobre el sexo, al menos sobre su uso lingüístico, y de la que saldremos con una sonrisa horizontal tras la hora y diez minutos que dura el espectáculo.

Els mots i la cosa” se representa en el Teatre Lliure del 23 al 26 de julio de 2015.

Autor: Jean-Claude Carrière
Dirección: Pep Anton Gómez
Traducción: Ricard Borràs
Adaptación: Ricard Borràs
Reparto: Ricard Borràs y Elena Garcia
Asesoramiento: Anton M. Espadaler
Diseño de iluminación: Jaume Ventura
Producción: Grec 2015 Festival de Barcelona y Produccions Variacions Enigmàtiques

Duración: 70 minutos
Idioma: catalán

NOTA CULTURALIA: 9
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Amor & Shakespeare en el Teatre Grec

amor i shakespeare_2El pasado jueves 16 de julio se estrenaba Amor & Shakespeare en el marco del Festival Grec, uno de los platos fuertes de la programación de este año por varias razones: porque es un Shakespeare, un valor seguro en lo que respecta al éxito teatral; porque se representa en el Teatre Grec, un espacio paradigmático del festival y porque en la obra participan figuras interpretativas del calibre de Ariadna Gil, Rosa Renom, Sílvia Bel, Àlex Casanovas, Joel Joan y Jordi Boixaderas, dirigidos todos ellos por la batuta teatral de Josep Maria Mestres.

La propuesta representa una amalgama de diversas obras del autor inglés, entre las que se encuentran Los dos hidalgos de Verona, Mucho ruido y pocas nueces y Trabajos de amor perdidos y realiza un recorrido a través de los lances amorosos que sufren sus personajes principales, esto es, Proteo, Julia, Valentino y Silvia; Benedicto, Beatriz, Claudio y Hero y algo más tangencialmente el rey de Navarra, Biron, Longaville, Dumain y Rosalinda, María y Catalina. Excusa esta que permite a Guillem-Jordi Graells en la dramaturgia y a Mestres en la dirección, de la mano de Joan Sellent, el traductor de los textos, jugar con los personajes y las obras de referencia a su gusto, eso sí, respetando su estructuración y su arreglo de personajes.

La obra se convierte, así, en la excusa perfecta para desgranar la naturaleza del amor y de la felicidad que este provoca, aunque también seremos testigos del desasosiego que ocasiona y ofrce a los actores y las actrices que encarnan a los diversos personajes una oportunidad para poner en valor sus dotes de comedia y, más concretamente, sus dotes shakesperianas.

El espectáculo, sin embargo, parte con un problema de diseño que ni la mano del director ni el buen hacer de las interpretaciones puede evitar. Y este no es otro que la misma composición de la obra. Sobre el escenario se representan tres historias (resumidas), dos principales, Los dos hidalgos de Verona y Mucho ruido y pocas nueces y una algo secundaria, Trabajos de amor perdidos. De este modo los actores y las actrices se relevan sobre el escenario a medida que una u otra obra se está escenificando. El resultado es que la representación no llega a alcanzar nunca un apogeo único y global, algo propio de cualquier comedia, sino que aspira tan solo a tres culminaciones menores, a lo que se ha de sumar que las tramas han sido abreviadas, hecho que priva al espectador de una parte sustancial del relato que debería conocer, al menos al parecer del propio Shakespeare.

amor i shakespeare_1A pesar de estos defectos de forma, el Festival Grec se ha convertido durante algunos días, y gracias a la representación de esta obra, en el lugar de celebración del amor. La gran baza de la propuesta no han sido otras que los textos de Shakespeare y los actores y las actrices que participan en la obra. La propuesta escénica nos ha permitido ver a Àlex Casanovas, Joel Joan, Jordi Boixaderas y a Aleix Albareda suspirando por el amor de sus bellas y perturbadoras damas y al nutrido grupo de actrices compuesto por Ariadna Gil, Rosa Renom, Sílvia Bel, Laura Aubert y Mercè Pons jugando a la par que jugadas por el amor de sus pretendientes. La obra en este aspecto es una delicia que eleva la propuesta a un nivel de Champions League teatral.

Por su estructuración se pueden imaginar que la obra es una suma coral de interpretaciones, donde cada uno de los actores y actrices sumará para alcanzar una sublimación que en algunos momentos es brillante. A esto se han de sumar un par de temas interpretados y cantados por Jordi Boixaderas y por Joel Joan que le dan un brillo especial a la representación y un vestuario que destaca por su originalidad. La pena es, como decía antes, que la propia estructuración de la obra no permite que el conjunto se alce tal y como debería hacerlo, y aunque los diversos ingredientes son de gran calidad, el plato resultante no acaba de alcanzar el acierto que merece.

Amor & Shakespeare se queda a medio camino, mejor dicho, a dos tercios de su camino, debido a su concepción, a pesar del derroche que muestra en lo que se refiere a interpretación, escenario y vestuario, algo que nos deja patente que para construir un producto excelente ningún aspecto puede ser inferior a los otros, y mucho menos cuando hablamos del legado shakesperiano.

«Amor & Shakespeare» se representa en el Teatre Grec del 16 al 19 de julio de 2015.

Auto: William Shakespeare
Traducción: Joan Sellent
Dramaturgia: Guillem-Jordi Graells
Dirección: Josep Maria Mestres
Intérpretes: Ariadna Gil, Laura Aubert, Mercè Pons, Sílvia Bel, Rosa Renom, Àlex Casanovas, Joel Joan, Jordi Boixaderas y Aleix Albareda
Dirección musical: Jordi Domènech
Interpretación musical: Núria Andorrà
Espacio escénico: Pep Duran
Vestuario: Maria Araujo
Caracterización: Toni Santos
Movimiento: Montse Colomé
Iluminación: Kiko Planas
Producción: Grec 2015 Festival de Barcelona y ANEXA

Idioma: catalán
Duración: 90 minutos

NOTA CULTURALIA: 7,5
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Bangkok, en La Villarroel

Cartel_Bangkok_grecParece que los tiempos actuales no son los más favorables para los ciudadanos de a pie. La recesión económica; la crisis de valores (sociales y políticos) que arrecia a través de los medios de comunicación y los esfuerzos de la clase gobernante por hacer callar (y trabajar) a la población, ejemplo de lo cual es la aprobación por parte del gobierno del PP de la Ley mordaza, no podía pasar por alto al teatro y a sus profesionales, y el estreno de Bangkok es, también, un buen ejemplo de ello.

«En un aeropuerto vacío de la geografía española, aparece un misterioso anciano con un billete para volar a Bangkok. Allí se encuentra con la única persona que aún trabaja en esas instalaciones; un joven guardia de seguridad. Éste le informa de la imposibilidad de realizar el viaje que tenía planeado: En ese aeropuerto no hay aviones. Nunca los ha habido. Se trata de un aeródromo que a pesar de haber sido inaugurado, nunca ha estado operativo. Ante la incredulidad y la insistencia del viajero, el guardia le permite quedarse. A partir de ese momento se inicia entre los dos un diálogo en que no sólo se cuestionarán sus vidas, sus trabajos y la situación política, sino en el que también, poco a poco, se revelará la auténtica naturaleza de su encuentro».

Bangkok es una reflexión sobre la vida, de los personajes de la obra, y sobre sus actitudes ante esta, que fácilmente se extiende a la de la mayoría de los ciudadanos que han visto como en los últimos años su existencia ha mermado de la mano del contexto socioeconómico mundial, del que cada vez creemos conocer más aunque, en verdad, sepamos cada vez mucho menos. De esta forma, la obra se estructura como un duelo que no solo es dialectico e interpretativo, sino que va evolucionando y cambiando de forma a medida que avanza la obra y vamos conociendo a los personajes y sus verdaderas intenciones.

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El escenario escogido para ello no puede ser más sombrío: Las instalaciones de un aeropuerto fantasma, con claras reminiscencias al desolado aeropuerto de Castellón, sin servicio y custodiadas por dos vigilantes de seguridad (uno de ellos de nacionalidad china y al que nunca veremos). El encuentro entre un extraño viajero y el vigilante de seguridad nos permitirá conocer parte de su realidad como ejemplo de un contexto mucho más global: La situación de los jóvenes universitarios altamente preparados y resignados a trabajos basura; la perdida de los valores de antaño; la situación económica mundial; los poderes económicos en la sombra…

Todo ello lo conoceremos a través del fragor dialéctico que se producirá entre los dos personajes, un magnífico Carlos Álvarez-Novoa, que se lleva, sin duda, la parte del león en el éxito y la credibilidad de la obra y un Dafnis Balduz competente en su papel de guardia de seguridad y convencido campeón antisistema. Una disputa escénica que intenta hacernos ver como todo está interrelacionado y que nada de lo que hacemos es totalmente inocuo, sino todo lo contrario. Una lucha que nos permitirá ir descubriendo la cara auténtica de cada uno de los personajes y que irá perfilando un final revelador.

Todo en la representación está bien cuidado. De ahí que la obra escrita y dirigida de forma afilada e inquisitiva por Antonio Morcillo López haya ganado el XXII Premio SGAE 2013. Las interpretaciones y los actores están en su punto; el escenario encaja perfectamente con la historia que nos es narrada y el ritmo y la intensidad de la representación avanza en un in crescendo que tensiona las vísceras del público asistente.

Una propuesta que recuerda, al menos en su temática, al Bartolomé encadenado que se representó el año pasado también en el marco del Festival Grec. Si bien si aquella se quedaba en una simple salmodia de titulares periodísticos, Bangkok va más allá en su diseño y en su relato, permitiendo al espectador posicionarse a favor o en contra de los puntos de vista de uno de los dos personajes en liza, en una inquisición sobre los males de la sociedad en la que vivimos y de los que seguro que somos, al menos, co-responsables, al cerrar los ojos o al mirar a otro sitio mientras los problemas no nos afectaban a nosotros mismos y al resistirnos a desencadenarnos al sufrir el duro golpe en nuestras propias entrañas.

«Bangkok» se representa en La Villarroel del 1 de julio al 2 de agosto de 2015.

Autor y dirección: Antonio Morcillo López
Reparto: Carlos Álvarez-Nóvoa y Dafnis Balduz
Escenografía: Paco Azorín
Vestuario: Gimena González Busch
Iluminación: Kiko Planas
Espacio sonoro: Ramon Ciércoles
Caracterización: Toni Santos
Producción: Grec 2015 Festival de Barcelona, La Villarroel y el Centro Dramático Nacional

Horarios: de martes a viernes a las 21:00 horas; sábados a las 18:30 y a las 21:00 horas y domingos a las 18:30 horas
Precio: 24-28 €
Duración: 80 minutos
Idioma: castellano

NOTA CULTURALIA: 8,5
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Jorge Pisa

“El loco y la camisa” en el Teatre Romea: Irresistible cordura

Cuando decían que el Mundo era un Valle de Lágrimas, los bufones desempeñaban una tarea privilegiada: Solo a ellos permitía el Monarca decir lo que pensaban. Y, encima, se les recompensaba con carcajadas.

Hoy el Mundo sigue siendo un derrame continuo de pesares. Y seguimos necesitando quien nos obligue a abrir los ojos. Ahora les llamamos “locos”. Pero andémonos con tiento porque pueden aparecer en cualquier parte.

Nelson Valente ha vuelto con su compañía Banfield Teatro Ensamble para dar una nueva oportunidad al público barcelonés de escuchar (quizás también aprender) la lección. Después de su brillante intervención en el Festival Grec del verano pasado, queríamos más. Y tendremos nuestro merecido. Hasta el 8 de junio.

Valente encierra a una familia humilde argentina y suelta entre ellos al hijo menor para que haga de pepitogrillo y desfigure al resto de miembros, pinochos entrañables por lo cercanos que nos resultan y también patéticos por la dificultad de reivindicarse como seres humanos.

 

Beck

Beck sobrevuela el conformismo castrador.

 

El loco y la camisa” es una comedia negrísima. Tanto que en realidad se trata de una tragedia. Pero en lugar de perderse por veredas de manierismos folletinescos viaja siempre por un camino muy transitable. El desarrollo de su trama es impecable: Fluye con tanta gracia que los personajes se convierten en nadadores; la presentación de los protagonistas, admirable por su precisión y verosimilitud; la dosificación de la intriga, hitchcockiana (el espectador anticipa la trama y sufre al comprobar cómo se va ejecutando su pronóstico); y la dirección de actores, extraordinaria: Exceptuando algún histrionismo de Carlos Rosas y de Gabriel Beck, el reparto se comporta con tal desenvoltura que recrea algo muy parecido a la vida cotidiana.

Con esta “locura descamisada”, Valente equilibra hábilmente el acontecer de sus monigotes obligándoles a desmenuzar su reseñable humanidad: El padre autoritario vive aislado en un hermetismo atroz; la madre sumisa logra hacer acopio de una rebeldía incipiente defendiendo a su hijo; la hija avergonzada no quiere bajo ningún medio saber quién es; el yerno sin escrúpulos no esperará a subir al trono para imponer a los demás su ley. Y todos ellos, a merced de la mosca cojonera de la función, ese cuerdo tan clarividente responsable de momentos inolvidables como cuando denuncia “Tuve que pegar un tiro para generar una charla en esta casa” después de un disparo imposible o propone jugar a buscar temas de conversación que interesen a todos los presentes, asunto pendiente en casi todas las casas de vecino que se ven “obligadas” a recibir visitas de vez en cuando…

 

Por Juan Marea

El loco y la camisa” se representa en el Teatre Romea de Barcelona hasta el 8 de junio.
http://www.teatreromea.com/es/season/977/el-loco-y-la-camisa

el_loco_y_la_camisa_en_el_teatre_romea_de_barcelona

La familia mal, gracias

Crítica teatral: Jo mai, en el CCCB.

Jo+mai+C2A9Helio+RegueraQue el teatro es diverso es una obviedad como decir que la vida es diversa. Y una muestra de ello nos la proporciona el Grec con la programación de Jo mai, una performance poético-teatral que nos habla de la juventud, del mundo en el que vivimos y de la capacidad de fracasar que posee el espíritu humano.

La sinopsis del espectáculo es, como veréis, algo liquida. Tres antiguos colegas de instituto, aún jóvenes, se reencuentran por las calles de una ciudad cualquiera, cada uno de ellos propietario de su propio infierno vital: el primero, Frank, con una infancia marcada por el maltrato; el segundo, Maxi, con problemas mentales que le acometen en forma de un ruido mental infernal que combate tocando música; el tercero, Isi, que no ha encontrado su sitio en el mundo y avanza en él a tientas. Todo puede cambiar con el proyecto, compartido por todos, de reflotar el bar de la madre de uno de ellos, llamado muy acertadamente Bar Amparo, un lugar al que llamar hogar y que permita afianzar las vidas de todos ellos. El encuentro con Julia, una chica que sufre los maltratos de su novio, puede poner en peligro la realidad creada por los tres amigos.

Iván Morales, autor y director de la pieza, nos presenta una performance teatral que sigue los pasos de su anterior obra Sé de un lugar, esto es, una disposición escénica que rompe la estructuración y las barreras habituales del teatro con una reflexión sobre la existencia cada vez más líquida que guía las vidas de las generaciones más jóvenes, y de las no tan jóvenes también. Y todo ello acompañado de música, un elemento importante en las obras de Morales. Si en Sé de un lugar se nos planteaba las dificultades afectivas y existenciales que vivían Béré y Simó, adornadas con un torrente poético y sentimental, en Jo mai el marco de referencia se amplía para abrazar a un grupo de jóvenes amigos a los que la vida no les ha deparado, por distintas razones, la suerte/éxito (tachen un concepto u otro a su gusto) por ellos deseado. El desencuentro vital es el mismo, aunque vestido con diferentes ropajes, un hecho este que universaliza la cuestión tratada en el espectáculo.

2089748-770x513Morales mantiene su apuesta por las jóvenes promesas de la interpretación con experiencia en el cine, el teatro y la televisión. Si en Sé de un lugar ya contaba con Xavi Sáez, en Jo mai incorpora a Marcel Borràs, a Oriol Pla y a Àlex Monner, este último la que parece la estrella más reluciente en los media catalanes en la actualidad. En el bando femenino Laura Cabello da la réplica a tanta testosterona junta con una actuación mesurada y creíble, con la que da vida, como no, a una chica maltratada por la vida y por la pareja, un ejemplo de lo actual de la propuesta.

Y de eso se trata. El espacio que acoge el montaje es el CCCB, y seguramente no se podría haber escogido un escenario mejor. Morales insiste en deconstruir la experiencia escénica habitual y acercarla todo lo posible al público, joven en este caso, como lo era el que abarrotaba el palco de butacas. La performance rompe los límites entre el escenario y el público, como ya lo hacía en Sé de un lugar. Las sillas delimitan un espacio central que es donde se representará la mayor parte de la acción, aunque a menudo los actores se mezclarán e interactuarán con el público, convirtiendo, en parte, el teatro en una experiencia compartida.

Morales persevera en su visión del teatro como un lugar en el que el público puede ver una representación teatral, compartir su experiencia con los otros e ir más allá. Un objetivo loable aunque a veces se corre el riesgo de alcanzarlo tan solo a medias, estirando en demasía un concepto, el teatral, para que abrace formas y conceptos que no son suyos. Parece, sin embargo, que Morales, de la mano de Cia. Prisamata, consigue su objetivo de trascender el teatro como teatro y alcanzar una experiencia escénica global, actual, contemporánea (y ahí creo que está la clave de todo), cercana y juvenil, si hemos de juzgar por el rango de edades del público presente y por la amplia y ostentosa ovación final que obtuvo la performance escénica.

El Grec, el CCCB y Morales se suman un punto en lo que a generación de públicos respecta y a su fuerza de llegada a una nueva realidad social que busca un teatro diferente o, como he dicho antes, una experiencia teatral distinta a la convencional que les hable de cara a cara, sin mentiras (o las menos posibles) y que les diga cosas que les interese, cercanas a su experiencia diaria en un mundo que cambia cada segundo y que pretende que todo lo demás se transforme siguiendo el ritmo por él impuesto.

«Jo mai» se representa en el espacio de teatro del CCCB del 25 al 28 de julio de 2013.

Autoría: Iván Morales
Dirección: Iván Morales
Reparto: Marcel Borràs, Àlex Monner, Oriol Pla, Laura Cabello y Xavi Sáez
Movimiento: Joana Rañé
Dirección musical: Helio Reguera (NITCH)
Dramaturgia: Anna Alarcón
Diseño de iluminación: Raimon Rius

Horario: 20:00 horas
Precio: 16 € (entradas agotadas)
Duración: 120 minutos
Idioma: catalán y castellano

Crítica teatral: George Kaplan, en la Sala Beckett.

George_Kaplan_en_la_Sala_Beckett_de_Baracelona_Festival_GrecSi les he de ser sincero una de las propuestas del Grec que más me ha interesado este año ha sido George Kaplan, representada en la Sala Beckett, una obra de Frédéric Sonntag que con un toque juvenil y espontaneo nos habla de la comunicación, de los intentos de comunicar y de las tentativas de apropiarse de la información y retorcerla con el objetivo de favorecer intereses privados. En resumen, una obra inserta inteligentemente en el gran debate que ha generado el desarrollo de la comunicación propiciado por los avances tecnológicos, y la potenciación de los sesgos y filtros que sufre la información «objetiva» que consumimos a diario a través de los medios de comunicación convencionales, internet y de un cada vez mayor número de dispositivos.

George Kaplan nos habla de todo ello y la hace de una forma eficaz e inteligente, algo que se ha de agradecer a su autor Frédéric Sonntag y a la producción de la Sala Beckett. La obra está dividida en tres escenas relacionadas entre sí por un nexo que no es otro que el nombre propio que da título a la obra, George Kaplan, que hace referencia al film Con la muerte en los talones, uno de los grandes clásicos dirigidos en el año 1959 por Alfred Hitchcock y que narraba las intrigas que experimentaba Roger O. Thornhill (Cary Grant) al ser confundido con George Kaplan, una identidad falsa utilizada por la CIA en una investigación de contraespionaje.

Esta excusa permite a Sonntag presentarnos las citadas tres escenas: la primera la de un grupo vinculado al movimiento 15M llamado George Kaplan que pretende, aunque sin demasiado éxito, crear un movimiento de contestación social, económica y política a nivel mundial; la segunda nos traslada a la sede de trabajo de una organización en la que diversos guionistas y un novelista están trabajando en la creación de una trama construida a partir de un nombre clave, George Kaplan; finalmente en la última escena un grupo de poder al estilo Bilderberg intenta apoderarse o más bien de adaptar una amenaza comunicativa inminente llamada George Kaplan, para utilizarla como arma o cortina de humo con la que impulsar sus propios intereses.

kaplan 12La obra adopta el estilo de una tragicomedia, una obra de carácter realista que reflexiona sobre la comunicación y el uso de la información que hacemos cada uno de nosotros y, claro está, también las grandes organizaciones y grupos de presión. En ella la primera escena, la más cómica, nos muestra el esfuerzo infructuoso de un grupo activo de base indignada para llegar a un mínimo de consenso para desarrollar su proyecto revolucionario. Impagables algunas de las situaciones que nos recuerdan, sin duda, las imágenes del 15M y sus inacabables asambleas que llevaba o han llevado a más bien poco. Algo descriptivo de un movimiento en fase de configuración pero que parece preñado de futuro.

Por el contrario la segunda y sobre todo la tercera escena nos advierten del peligro que corre el mundo debido a las ansias y a los ingentes medios a disposición de los grupos de poder que les permiten apropiarse y hacer fluir la información para controlar, de hecho, nuestra percepción de la realidad. Una amenaza que tiñe cada vez más de oscuridad la información que nos llega a través de los medios de comunicación.

El objetivo se consigue con un texto contundente y actual en el que están presentes los miedos y la desconfianza del propio autor, que consigue hacer llegar al público. A ello ayuda un montaje ágil en el que una gran mesa de reunión y algunos pocos complementos más modelan una realidad escénica en constante mutación y unos actores que de forma camaleónica van adoptando diversas personalidades y roles a lo largo de la representación. Cada uno de ellos tiene su momento para mostrar ya sea su veteranía, este es el caso de Jordi Figueras o Sandra Monclús, o su frescura y sus capacidades, como en el caso de Sara Espígul, Borja Espinosa o Francesc Ferrer, lo que conforma una actuación coral de primera.

George Kaplan nos plantea una cuestión árida y problemática relacionada con la comunicación y con los flujos de información, una cuestión que sin duda da forma a la era digital en la que vivimos, y que si bien posibilita grandes logros en todos los ámbitos también permite la usurpación y el dominio por parte de aquellos con menos escrúpulos pero mayores posibilidades. Un acierto sin duda de la Sala Beckett y del Festival Grec y un éxito basado en lo actual e idóneo de la temática que aborda y que si lo pensamos bien nos afecta a todos, de una forma u otra.

«George Kaplan» se representa en la Sala Beckett del 4 al 28 de julio de 2013.

Autor: Frédéric Sonntag
Traducción: Carles Batlle
Dirección: Toni Casares
reparto: Sara Espígul, Borja Espinosa, Francesc Ferrer, Jordi Figueras y Sandra Monclús
Escenografía: Luis Martí y Paula Bosch
Vestuario y caracteritzación: Gimena González
Iluminación: Luis Martí
Espacio sonoro y visual: Ramon Ciércoles y Mar Orfila
Producción: Sala Beckett/Obrador Internacional de Dramatúrgia, Grec 2013 Festival de Barcelona y Theater Konstanz (Alemania)

Horarios: de martes a sábado a las 21:30 horas; domingos a las 18:30 horas.
Precio: 20 €
Duración: 1 hora y 35 minutos
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Escrito por Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: Hate Radio, en el teatre Lliure.

HateRadio_HAU2-15.5.12__MG_2335_DanielSeiffert(c)_75Ayer asistí al estreno de Hate Radio en el Teatre Lliure, un proyecto teatral diferente y extraño en relación a la práctica teatral propia de la ciudad de Barcelona. Una obra de teatro/documental que reconstruye la sesión de un programa de la radio ruandesa RTLM (Radio Télévision Libre des Mille Collines) que alentaba el genocidio tutsi en Ruanda a mediados de los 90. Un espectáculo en muchos aspectos aterrador que permite al público ser testigo del estado de crueldad y de salvajismo al que el mal uso de la comunicación puede abocar a un país, una nación o una etnia y de los peligros que conllevan las más de las veces la paranoia política y social.

Les puedo asegurar que Hate Radio es un espectáculo intenso e impetuoso y también les puedo decir que el efecto que puede generar en el espectador es arrollador. Les explico: el escenario central del Lliure está ocupado por un cubículo rectangular sobre cuyas paredes aparecen enfocadas las imágenes, mudas inicialmente, de actores que encarnan a testimonios de la masacre étnica que sufrió Ruanda en el año 1994. Una vez relatadas algunas de las atrocidades cometidas las cortinas del cubículo se alzan para dejarnos ver una instalación que reproduce el estudio de radio de la RTLM, el medio de comunicación que vehiculó uno de los genocidios más aterradores de finales del siglo XX.

La obra reconstruye una sesión radiofónica de lo que podía ser un día cualquiera de los 100 que duró la masacre y en el que se produjeron más de 800.000 asesinatos. Les he de decir que Hate Radio es un espectáculo duro, ya que no pretende ser políticamente correcto ni hablar con medias verdades. Hate Radio es una obra que se podría considerar como un testimonio empírico, un memorial, sobre el escenario. Tras él se encuentra el International Institute of Political Murder, «un colectivo creado en el año 2007 que reconstruye sobre el escenario hechos históricos y los hace accesibles al espectador«. Espectáculos memoriales previos a este han sido Las últimas horas de Elena i Nicolaie Ceausescu o Los juicios de Moscú.

HateRadio_HAU2-15.5.12__MG_2243_DanielSeiffert(c)_32El espectáculo, para conseguir una mayor veracidad, se representa en los idiomas en los que radiaba la RTLM, esto es, en una mezcla de francés y kiñaruanda, la lengua mayoritaria hablada en Ruanda. Los espectadores por su parte, siguen el espectáculo a través de unos auriculares, cedidos por el propio teatro, y de subtítulos en catalán, situados en la parte superior del cubículo.

Detrás y previo a la exhibición de la que seremos testigos a lo largo de dos horas se halla un minucioso estudio y recopilación de material histórico, trabajo de archivo y entrevistas con testigos y supervivientes que permiten realizar una memorial respetuoso, aunque siempre subjetivo, en relación a los hechos históricos. Una representación y un cuidado esmerado en reproducir una emisión radiofónica que hace que el espectador se traslade al lugar y a la época del conflicto y que experimente en sus propias carnes, aunque desde una cultura y un contexto diferente, la realidad de aquel entonces, y de cómo un medio de comunicación, en este caso una emisora de radio, pudo no tan solo dar pie sino ponerse al servicio de una matanza que destrozó centenares de miles de familias y que, recuerden, llegó a nuestros hogares a través de otro medio de comunicación, la televisión.

El memorial Hate Radio nos permite ser conscientes no solo de un hecho concreto, en este caso la matanza que vivió Ruanda a mediados de los 90, sino que también nos posibilita iniciar un debate sobre el peligro que pueden comportar medios de comunicación que esconden intereses ocultos tras sus programas informativos o de entretenimiento, y digo esto en un país en el que la libertad de la que presuntamente gozaban la prensa y otros medios de comunicación ceden cada vez más a los intereses de los grandes grupos comunicativos y económicos y en el que llegamos a ver, a leer y a oír barbaridades que se defienden tras una titulación de periodismo o un certificado de tertuliano que permite, como arte de magia, opinar sobre cualquier cosa en una realidad marcada por la audiencia y el impacto comunicativo.

Como les decía Hate Radio es un espectáculo duro, tan duro como la realidad misma, que solo se representará tres días sobre el escenario del Lliure, esto es, hasta el próximo viernes 19 de julio. Les aseguro que lo que verán, si al final deciden asistir a alguna de sus representaciones, será difícil de olvidar.

«Hate Radio» se representa en el Teatre Lliure Montjuïc del 17 al 19 de julio de 2013.

Autoría: Milo Rau
Intérpretes: Afazali Dewaele, Sébastien Foucault, Estelle Marion, Nancy Nkusi y Diogène Ntarindwa (Atome)
Dramaturgia: Milena Kipfmüller
Dramaturgia y gestión conceptual: Jens Dietrich
Escenografía y vestuario: Anton Lukas
Puesta en escena: Milo Rau
Diseño de sonido: Jens Baudisch
Vídeo: Marcel Bächtiger
Producción: Milena Kipfmüller
Producción ejecutiva local: Velvet Events
Asistencia: Mascha Euchner-Martinez
Figuración: Pedro Gutiérrez

Horario: 20.30 h
Precio: 30 €
Duración: 110 min
Idioma: Espectáculo en francés y kiñaruanda con subtítulos en catalán
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Escrito por Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: La banqueta, en el Teatre Poliorama.

cartell882.384Si bien parece que este año no han predominado en la programación del Festival Grec las comedias, el teatre Poliorama ha concentrado sobre su escenario dos de las más destacadas. Si a principios de esta semana reseñábamos en Culturalia Tots fem comèdia, ahora le toca el turno a La banqueta, la obra que completa la programación humorística del teatro situado en la acera derecha de las Ramblas de Barcelona (si nuestro punto de referencia es, claro está, plaza Cataluña y dirigimos nuestra mirada hacia el mar).

La banqueta, escrita por Gérald Sibleyras, dirigida por Paco Mir (uno de los tres miembros de Tricicle) e interpretada por Ricard Borràs y Pep Ferrer nos introduce en el mundo de la cultura y más concretamente en el día a día de dos afamados concertistas de piano que están preparando su gira internacional por Japón en una idílica y tranquila localidad de los Alpes italianos. Lo que en un principio parece ser el lugar perfecto para que ambos alcancen lo mejor de sí mismos se convertirá, con el paso de los días, en una estancia desastrosa en la que la crisis de confianza y de creatividad que viven los dos artistas se verá materializada en la continua y misteriosa disminución de la banqueta compartida que utilizan para dar los conciertos, un síntoma claro de que la relación creativa entre ambos se está deteriorando.

La comedia, estrenada en el Poliorama el pasado 25 de junio, nos presenta la relación personal y profesional de dos artistas centrándose en los ingredientes más esnobs y afectados de sus respectivas personalidades: la de Pau (Pep Ferrer) centrada en su inseguridad como integrante del dúo interpretativo y sus ansias de abandonarlo todo por una vida más sencilla, y la de Vladimir (Ricard Borràs) una mentalidad perfeccionista e individualista que necesita un amplio espacio propio para respirar.

Por el camino la comedia de Sibleyras nos habla del mundo de la cultura y de los profesionales que se dedican a crearla y hacérnosla disfrutar a través de sus dotes, en este caso frente al piano, y de las personalidades que se edifican alrededor de los artistas, muchas veces artificiales y arrogantes, de aquellas que a las personas de a pie les gusta contemplar mecidas en el alma de sus artistas preferidos y mitificados.

labanqueta-43-9771La banqueta es un continuo de risas y carcajadas que nacen de la confrontación entre las contradictorias personalidades y las fobias respectivas de los dos pianistas, que aunque constituyen «el cemento y las piedras» del arte que interpretan intentan imponerse el uno al otro y demostrar continuamente quién de los dos es el mejor. En definitiva un humor basado en la chispa, en la ironía y en el cinismo de dos artistas que se creen mejores de lo que en verdad son.

Un humor que nace, también, de un texto magistralmente cómico, de la interpretación «solista» de ambos actores, un acertado Pep Ferrer y un magnífico Ricard Borràs, y de la maña de un director, Paco Mir, que permite brillar tanto al texto como a los actores que lo interpretan, dando de nuevo muestras de su concepción del humor actoral y gestual, propia de uno de los integrantes de Tricicle.

De esta forma el Poliorama nos ofrece durante este mes de julio una sesión doble de humor (Tots fem comèdia y La banqueta) que nos permite olvidarnos de los problemas que nos acucian en nuestra existencia diaria, y distribuye dosis a discreción de risas e ingenio cómico. Si escogen esta última propuesta, La banqueta, les aseguro que no se arrepentirán!!

«La banqueta» se representa en el Teatre Poliorama del 25 de junio al 31 de julio de 2013.

Autor: Gérald Sibleyras
Traducción: Ricard Borràs
Adaptación y dirección: Paco Mir
Reparto: Ricard Borràs y Pep Ferrer
Diseño de escenografía: Paula Bosch
Vestuario: Anna Güell
Diseño de iluminación: Justo Gallego
Producción: BOTARGA y VANIA

Horario: martes a las 21:00 horas; jueves, viernes y sábado a las 22:45 horas y domingo a las 20:00 horas.
Martes 16 y 23 de lulio la función es a las 22:45 horas
Miércoles 31 de julio la función será a las 21:00 horas
Precio: 19 €
Duración: 75 minutos
Idioma: catalán

Crítica teatral: Tots fem comèdia, en el Teatre Poliorama.

TFC-no-logos-b1Si ayer reseñábamos El veneno del teatro, un drama trágico y lúgubre que reflexionaba sobre la ficción y la realidad en el teatro, hoy nos toca hablar sobre Tots fem comèdia, una comedia, valga la redundancia, que recapacita sobre el cine y las vidas de los profesionales que se dedican a él. Una obra escrita y dirigida por Joaquim Oristrell e interpretada por Jordi Bosch, Ferrán Rañé, Peter Vives, Joan Vives i Nausicaa Bonnin.

Y quien mejor para hablarnos de la intensa y algo turbulenta vida de un director y un guionista de cine afamados que Oristrell, que sobre sus espaldas atesora una amplia y exitosa experiencia tanto de lo uno como de lo otro, y que colabora en sus proyectos con Rañé y Bosch desde el año 1988 y 1996 respectivamente. El resultado no puede ser otro que una comedia bien trabajada y resultona con algunos momentos hilarantes y con un toque de introspección generacional.

La obra inicia su recorrido en el presente en el que un director de cine de éxito (Bosch) y su inseparable guionista (Rañé) irrumpen en el piso en el que viven sus respectivos y enamorados hijos, Peter Vives i Nausicaa Bonnin. Los sufridos padres han concertado una entrevista con una productora para presentarle su nuevo guión, aunque, y debido a la esclavitud de los nuevos tiempos y las nuevas formas, se lo han presentado como una propuesta de sus hijos, a los que quieren utilizar como director y guionista «de paja» para poder hacer realidad su proyecto: filmar su nueva película, la que les devolverá la fama perdida hace tiempo. Aunque sus hijos, con los que no mantienen una buena relación, tienen sus propias ideas y se aprovecharán de la situación para reelaborar el proyecto con ideas nuevas y actuales y dejar, así, constancia del rechazo hacia sus respectivas figuras paternas.

2013_6_26_8pxl6iQ1PGztxeEy6lsp74Una trama ya de por sí complicada, con un formato inicial algo parecido a un vodevil, aunque después no lo sea, que permite a Oristrell hacer un viaje por la vida algo anárquica y llena de desaciertos de dos profesionales de éxito del cine, ¡en el pasado!, que no han sabido gestionar sus vidas privadas, siendo abandonados por la misma mujer, la actriz principal que interpretaba sus películas, y que han demostrado muy poca destreza en la relación familiar con sus hijos. Tots fem comèdia es, así, una comedia generacional sobre aciertos y desaciertos y sobre la voluntad de aquellos que han alcanzado una edad respetable, de aprovechar la última oportunidad que se les presentan en la vida, aunque tengan que remover cielo y tierra.

Para ello Oristrell ha echado mano de dos de sus actores de «confianza» sobre la actuación de los cuales desarrolla el factor comedia de la obra. Imagínense a Bosch, expansivo él, y Rañé, más tímido y acomplejado, juntos y necesitados de su ayuda mutua para recuperar el aplauso del público pero enfrentados por el amor de una mujer y por el reconocimiento de su trabajo. Toda una mina de gags y humor que se mantiene activa hasta el mismo final de la representación.

La obra se estructura en dos líneas temporales diferente: la primera se sitúa en el presente con Bosch y Rañé forzando a sus hijos para que interpreten sus papeles asignados en la propuesta con la productora. La segunda línea es creada a través de continuos flashbacks que nos muestran la vida del director y el guionista de cine, y en la cual veremos todo lo que ha ido ocurriendo para llegar a la situación actual. Dos líneas de tiempo en las que se harán continuas referencias al cine y a sus estrellas, también con un tinte humorístico general.

Por si se me lo olvidaba, Tots fem comèdia es también un musical donde tanto Bosch, como Rañé, Vives i Bonnin interpretan siete canciones, acompañados por Juan Vives al piano, temas sencillos que le dan un poco de glamour cómico al espectáculo.

Tots fem comèdia es una propuesta también sencilla y asequible para olvidarnos del calor que ahora sí comienza a apretar en Barcelona, y para hablarnos sobre la amistad, el amor, la paternidad y el cine, un coctel que en manos de Oristrell se convierte en una piñata repleta de humor e ingenio.

«Tots fem comèdia» se representa en el Teatre Poliorama del 3 al 28 de julio de 2013.

Autor y director: Joaquim Oristrell
Interpretación: Jordi Bosch, Ferrán Rañé, Peter Vives y Nausicaa Bonnin
Música, canciones, dirección musical e intérpretes: Joan Vives
Escenografía: Llorenç Miquel
Vestuario: Miriam Compte
Diseño de iluminación: Ignasi Morros
Caracterización: Toni Santos
Fotografía, audiovisuales y 3D: Daniel Escalé
Producción: Grec 2013 Festival de Barcelona y Anexa

Horarios: de martes a viernes a las 20:45 horas; sábados a las 18:00 y a las 20:45 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: 25 – 29 €
Duración: 1 hora y 30 minutos
Idioma: catalán

Escrito por Jorge Pisa Sánchez