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“Ego” de Marc Angelet: Sin vela en este entierro.

Ya no necesitamos imaginar. Nos lo recuerda continuamente el Avance Tecnológico con la creación de mundos artificiales paralelos.

¿Para qué dar forma a los sentimientos? El Consumismo los lava, plancha, dobla y precinta para que podamos llevárnoslos bien envueltos después de haber aceptado pagarlos en cómodos plazos.

El teatro, que afortunadamente no pierde comba, recupera su misión de denuncia y para no ser desterrado de pleno por sus adormilados destinatarios nos está acostumbrando a tomar conciencia de todo ello sin hacer mucho ruido.

Después de los interesantes complots mediáticos de “George Kaplan” en la Sala Beckett, y de los felices escarceos sentimentales de “Smiley” a golpe de “uasap”, ahora llega a la Sala FlyhardEgo”, una “comedia tecnológica” que no contenta con mezclar con soltura humor y suspense a ratos escalofriante, logra trascender su condición de digno entretenimiento. Y lo hace gracias a la habilidad del autor Marc Angelet para tratar un tema tan preocupante como apasionante hoy día: La progresiva vampirización del ser humano por los medios de comunicación virtuales inalámbricos (seguro que ya sabéis a qué me refiero) a la hora de dirigir el rumbo de su vida.

TEATRE_BARCELONA-EgoOriol Casals y Xavi Francès a punto de disolverse.

Con “Ego”, no solo entramos en un ameno encuentro entre un encantador “freak” (celebrado Xavi Francès), la sabionda novia de su socio y el desequilibrado policía encargado de investigar la desaparición del tercero en discordia. Además (y aquí radica el gran logro de esta propuesta), “Ego” tiene como gran leitmotiv una letal aplicación informática impulsora de la trama, conquistadora del ritmo, dueña absoluta del espectáculo y casi abductora final de los atentos espectadores bajo una cómplice atmósfera inquietante que roza con ingenio la incomodidad.

Angelet estructura su juguetona pieza a base de ir superponiendo los diferentes tiempos narrativos y cuando pasado y presente se confunden la obra alcanza sus momentos más estimulantes por su notable ensamblaje. La propuesta, no obstante, se inclina hacia la comercialidad convencional (lícita y meritoria también), que resta singularidad al todo. A ello coadyuvan la oportunista pero eficaz inclusión de escenas de agradable eco “retro” (Francès cantando con el Dúo Dinámico; el flash-back como superhéroe felador del impávido desaparecido) y los guiños a unos personajes caricaturizados con gracia (el malo es “periquito”; el único personaje femenino es listo pero ligero de cascos). No tan acertada resulta la dirección de actores, algo apagados y con interpretaciones poco matizadas, y el desarrollo de la historia acusa ciertos desajustes en el ritmo. Pero nada de ello ensombrece la contundencia del mensaje: Para ser alguien tienes que dejar de ser. Pon un teléfono inteligente en tu vida y ya no tendrás que latir más.

 Por Juan Marea

ImageCuatro egoposeídos

«Ego» se representa hasta el 30 de diciembre
http://www.flyhard.org/?p=3636

Crítica teatral: George Kaplan, en la Sala Beckett.

George_Kaplan_en_la_Sala_Beckett_de_Baracelona_Festival_GrecSi les he de ser sincero una de las propuestas del Grec que más me ha interesado este año ha sido George Kaplan, representada en la Sala Beckett, una obra de Frédéric Sonntag que con un toque juvenil y espontaneo nos habla de la comunicación, de los intentos de comunicar y de las tentativas de apropiarse de la información y retorcerla con el objetivo de favorecer intereses privados. En resumen, una obra inserta inteligentemente en el gran debate que ha generado el desarrollo de la comunicación propiciado por los avances tecnológicos, y la potenciación de los sesgos y filtros que sufre la información «objetiva» que consumimos a diario a través de los medios de comunicación convencionales, internet y de un cada vez mayor número de dispositivos.

George Kaplan nos habla de todo ello y la hace de una forma eficaz e inteligente, algo que se ha de agradecer a su autor Frédéric Sonntag y a la producción de la Sala Beckett. La obra está dividida en tres escenas relacionadas entre sí por un nexo que no es otro que el nombre propio que da título a la obra, George Kaplan, que hace referencia al film Con la muerte en los talones, uno de los grandes clásicos dirigidos en el año 1959 por Alfred Hitchcock y que narraba las intrigas que experimentaba Roger O. Thornhill (Cary Grant) al ser confundido con George Kaplan, una identidad falsa utilizada por la CIA en una investigación de contraespionaje.

Esta excusa permite a Sonntag presentarnos las citadas tres escenas: la primera la de un grupo vinculado al movimiento 15M llamado George Kaplan que pretende, aunque sin demasiado éxito, crear un movimiento de contestación social, económica y política a nivel mundial; la segunda nos traslada a la sede de trabajo de una organización en la que diversos guionistas y un novelista están trabajando en la creación de una trama construida a partir de un nombre clave, George Kaplan; finalmente en la última escena un grupo de poder al estilo Bilderberg intenta apoderarse o más bien de adaptar una amenaza comunicativa inminente llamada George Kaplan, para utilizarla como arma o cortina de humo con la que impulsar sus propios intereses.

kaplan 12La obra adopta el estilo de una tragicomedia, una obra de carácter realista que reflexiona sobre la comunicación y el uso de la información que hacemos cada uno de nosotros y, claro está, también las grandes organizaciones y grupos de presión. En ella la primera escena, la más cómica, nos muestra el esfuerzo infructuoso de un grupo activo de base indignada para llegar a un mínimo de consenso para desarrollar su proyecto revolucionario. Impagables algunas de las situaciones que nos recuerdan, sin duda, las imágenes del 15M y sus inacabables asambleas que llevaba o han llevado a más bien poco. Algo descriptivo de un movimiento en fase de configuración pero que parece preñado de futuro.

Por el contrario la segunda y sobre todo la tercera escena nos advierten del peligro que corre el mundo debido a las ansias y a los ingentes medios a disposición de los grupos de poder que les permiten apropiarse y hacer fluir la información para controlar, de hecho, nuestra percepción de la realidad. Una amenaza que tiñe cada vez más de oscuridad la información que nos llega a través de los medios de comunicación.

El objetivo se consigue con un texto contundente y actual en el que están presentes los miedos y la desconfianza del propio autor, que consigue hacer llegar al público. A ello ayuda un montaje ágil en el que una gran mesa de reunión y algunos pocos complementos más modelan una realidad escénica en constante mutación y unos actores que de forma camaleónica van adoptando diversas personalidades y roles a lo largo de la representación. Cada uno de ellos tiene su momento para mostrar ya sea su veteranía, este es el caso de Jordi Figueras o Sandra Monclús, o su frescura y sus capacidades, como en el caso de Sara Espígul, Borja Espinosa o Francesc Ferrer, lo que conforma una actuación coral de primera.

George Kaplan nos plantea una cuestión árida y problemática relacionada con la comunicación y con los flujos de información, una cuestión que sin duda da forma a la era digital en la que vivimos, y que si bien posibilita grandes logros en todos los ámbitos también permite la usurpación y el dominio por parte de aquellos con menos escrúpulos pero mayores posibilidades. Un acierto sin duda de la Sala Beckett y del Festival Grec y un éxito basado en lo actual e idóneo de la temática que aborda y que si lo pensamos bien nos afecta a todos, de una forma u otra.

«George Kaplan» se representa en la Sala Beckett del 4 al 28 de julio de 2013.

Autor: Frédéric Sonntag
Traducción: Carles Batlle
Dirección: Toni Casares
reparto: Sara Espígul, Borja Espinosa, Francesc Ferrer, Jordi Figueras y Sandra Monclús
Escenografía: Luis Martí y Paula Bosch
Vestuario y caracteritzación: Gimena González
Iluminación: Luis Martí
Espacio sonoro y visual: Ramon Ciércoles y Mar Orfila
Producción: Sala Beckett/Obrador Internacional de Dramatúrgia, Grec 2013 Festival de Barcelona y Theater Konstanz (Alemania)

Horarios: de martes a sábado a las 21:30 horas; domingos a las 18:30 horas.
Precio: 20 €
Duración: 1 hora y 35 minutos
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Escrito por Jorge Pisa Sánchez