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“8 veces te dejo” en La Seca-Espai Brossa: Puños y dulce de leche

Te quiero a pesar de tus boludeces, que son muchas.
Te amo pero me ahogo cada vez que me acercas al pelotudo compromiso.
Somos Laura (ingenua, tierna y nada rencorosa) y Steven (tiburón, inmaduro y manipulador impenitente).
No podemos vivir el uno con el otro.
Así que metámonos en este tentador quilombo de la vida en pareja.
¿Queréis conocernos en el ring?

Gabriel Beck, ese loco a quien nadie lograba poner la camisa de fuerza en el Teatre Romea hasta hace unos días, acapara honores ahora en La Seca recurriendo a un doble juego: Dirige y protagoniza “Ocho veces te dejo” un producto refrescante escrito por Elvira Gómez de pequeñísimo formato para dos boxeadores emocionales, un árbitro narrador que anima los asaltos y una grada de espectadores ávidos de invertir el KO inevitable en apañado OK.

Lo que Beck ha organizado no es más que un nuevo ejemplo del inestable paisaje sobre la convivencia semimatrimonial entre Adán Con Taparrabos y Eva Oculta En La Maleza Del Deseo, La Constancia y La Prudencia. O sea, que no nos vale como hembra turbadora ni malintencionada. De este modo, su Machito puede tomar el fruto prohibido directamente. Y lo hace en forma de rupturas múltiples. Para coleccionar después reconciliaciones victoriosas.

La trama de Gómez es convencional y está trufada de lugares comunes. Así puede soltar su incontinencia expresiva y facilitar a su compañera (sensible María José Cordonet Castagneto) una apetitosa delicadeza interpretativa. Gabriel, además, exhibe con soltura un carisma escénico agradecido. Y finalmente obtiene sus mejores resultados cuando los personajes interactúan con el conspicuonarrador (algo envarado Lautaro Correa) deteniendo la acción para analizar su transcurso, los efectos del juego escénico y despertar de vez en cuando al público del letargo canicular.

Las continuas situaciones jocosas que provoca la transformación del narrador omnisciente en interlocutor de los díscolos Laura y Steven señalan momentos hilarantes y airean el discurso apolillado de la historia. Esto, junto a la simpática química (si la ciencia se congraciase con la empatía emocional) que desprenden los protagonistas, distinguen las ocho veces mencionadas de tropecientas rupturas exhibidas en los escenarios del Mundo y de millones de tragedias familiares domésticas.

por Juan Marea

“8 veces te dejo” se representa en La Seca-Espai Brossa hasta el 6 de julio.
http://www.laseca.cat/es/obra/70/8-veces-te-dejo–elvira-gomez/

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 La insoportable eternidad de estar juntos

“El loco y la camisa” en el Teatre Romea: Irresistible cordura

Cuando decían que el Mundo era un Valle de Lágrimas, los bufones desempeñaban una tarea privilegiada: Solo a ellos permitía el Monarca decir lo que pensaban. Y, encima, se les recompensaba con carcajadas.

Hoy el Mundo sigue siendo un derrame continuo de pesares. Y seguimos necesitando quien nos obligue a abrir los ojos. Ahora les llamamos “locos”. Pero andémonos con tiento porque pueden aparecer en cualquier parte.

Nelson Valente ha vuelto con su compañía Banfield Teatro Ensamble para dar una nueva oportunidad al público barcelonés de escuchar (quizás también aprender) la lección. Después de su brillante intervención en el Festival Grec del verano pasado, queríamos más. Y tendremos nuestro merecido. Hasta el 8 de junio.

Valente encierra a una familia humilde argentina y suelta entre ellos al hijo menor para que haga de pepitogrillo y desfigure al resto de miembros, pinochos entrañables por lo cercanos que nos resultan y también patéticos por la dificultad de reivindicarse como seres humanos.

 

Beck

Beck sobrevuela el conformismo castrador.

 

El loco y la camisa” es una comedia negrísima. Tanto que en realidad se trata de una tragedia. Pero en lugar de perderse por veredas de manierismos folletinescos viaja siempre por un camino muy transitable. El desarrollo de su trama es impecable: Fluye con tanta gracia que los personajes se convierten en nadadores; la presentación de los protagonistas, admirable por su precisión y verosimilitud; la dosificación de la intriga, hitchcockiana (el espectador anticipa la trama y sufre al comprobar cómo se va ejecutando su pronóstico); y la dirección de actores, extraordinaria: Exceptuando algún histrionismo de Carlos Rosas y de Gabriel Beck, el reparto se comporta con tal desenvoltura que recrea algo muy parecido a la vida cotidiana.

Con esta “locura descamisada”, Valente equilibra hábilmente el acontecer de sus monigotes obligándoles a desmenuzar su reseñable humanidad: El padre autoritario vive aislado en un hermetismo atroz; la madre sumisa logra hacer acopio de una rebeldía incipiente defendiendo a su hijo; la hija avergonzada no quiere bajo ningún medio saber quién es; el yerno sin escrúpulos no esperará a subir al trono para imponer a los demás su ley. Y todos ellos, a merced de la mosca cojonera de la función, ese cuerdo tan clarividente responsable de momentos inolvidables como cuando denuncia “Tuve que pegar un tiro para generar una charla en esta casa” después de un disparo imposible o propone jugar a buscar temas de conversación que interesen a todos los presentes, asunto pendiente en casi todas las casas de vecino que se ven “obligadas” a recibir visitas de vez en cuando…

 

Por Juan Marea

El loco y la camisa” se representa en el Teatre Romea de Barcelona hasta el 8 de junio.
http://www.teatreromea.com/es/season/977/el-loco-y-la-camisa

el_loco_y_la_camisa_en_el_teatre_romea_de_barcelona

La familia mal, gracias