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Crítica teatral: Rent, en el Teatre Condal

Rent es un musical extraño. Y no en el mal sentido de la palabra. El espectáculo musical toca temas muy reales y crudos como puede ser la dificultad de los más jóvenes para triunfar; los estragos provocados por la plaga del sida en los 90 y la voluntad de ser uno mismo en la vida. Si a esto le sumamos que es un espectáculo musical casi totalmente cantado, lo convierte en una propuesta singular y notable.

Daniel Anglès vuelve a enfrentarse a un proyecto difícil que ya afrontó el pasado 2016 en el teatro del Casino de l’Aliança del Poblenou. En aquel caso el musical se representaba en catalán y los encajes técnicos no fueron los mejores. Esta segunda oportunidad, sin embargo, ha permitido a Anglès mejorar en la escenografía y el montaje técnico, para presentar un espectáculo más sólido.

“Rent es un homenaje a la libertad y la superación personal. La revolucionaria ópera rock de Jonathan Larson ganadora de un premio Pulitzer, narra la historia de una generación de bohemios del barrio de East Village de Nueva York que luchan para conseguir la aceptación social mediante su arte. Jóvenes que cuentan su vida en ciclos de amor y que deben hacer frente a la sociedad superando obstáculos como pagar el alquiler y que reaccionan a la proximidad de la muerte celebrando la vida y el amor”.

El Rent del Condal es un espectáculo que demuestra una firmeza destacable. Anglès ha sabido unir su experiencia como actor y director, ya que interpretó a Mark, uno de los protagonistas principales, hace 20 años en el estreno de la obra en España, para ofrecernos una propuesta más madura que la del Casino de l’Aliança.

Este Rent nos permite introducirnos en el laberinto sentimental, existencial y profesional de un grupo de jóvenes que lo están intentando. Están intentando hacerse su lugar en la vida. Una vida, por cierto, que se lo hace pasar muy difícil, con trabajos “de paso”, relaciones sentimentales intempestivas y con el sida y la muerte rondándoles de muy cerca.

La propuesta de Onyric Teatre Condal presenta un aspecto escenográfico algo más ordenado, dentro de lo desordenado de la obra original y, sobre todo, un resultado técnico inteligible, algo importante en una obra que casi es íntegramente cantada.

En el apartado de las interpretaciones hemos de valorar un notable general, ya sea en el ámbito de la interpretación, del cante y de las coreografías, algunas de ellas muy exigentes, pero que se aprueban con buena nota por el reparto de la obra. En este destacan como protagonistas principales Iñaki Mur (que interpreta al joven y voluntarioso director de cine Mark Cohen), Víctor Arbelo (que da vida a Roger Davis, un compositor que quiere componer la mejor canción de amor), Júlia Bonjoch (una potente e independiente Mimi Márquez), Albert Bolea (que interpreta a un muy agradecido Ángel Schunard), África Alonso (la abogada Joanne Jefferson), y Anna Herebia (que da vida a la actriz de fuerte carácter Maureen Johnson).

Y, evidentemente, no se puede hacer una crítica de la obra sin hacer referencia a su tema principal, Seasons of love (Tiempos de amor), seguro que el momento más esperado para muchos y muchas de los espectadores. Y la espera, hasta el inicio del segundo acto, no defraudó a nadie. El tema, el buque insignia del musical, te retrotrae a otros tiempos, a aquellos en los que lo oías por primera vez, ya fuera a finales de los 90 o principios de los 2000. A aquella juventud en la que la música está mucho más presente en nuestras vidas, y que nos hacen llorar, a veces para adentro, cuando la volvemos a oír. Y sí, en las manos de Anglès y el Onyric Teatre Condal, ni el tema ni la propuesta han defraudado.

Un musical muy “extraño” que vale la pena visitar o revisitar. Un musical que nos debe hacer pensar en lo compleja que es la vida, en lo difícil que es hacerse con sus riendas y en lo genial que es disfrutar de ella…

«Rent» se representa en el Teatre Condal hasta el 26 de mayo de 2019.

Libreto, música y letras: Jonathan Larson
Adaptación al castellano: Daniel Anglès y Marc Gómez
Dirección: Daniel Anglès
Coreografía: Óscar Reyes
Dirección musical: Miquel Tejada
Reparto: Iñaki Mur, Víctor Arbelo, Júlia Bonjoch, Albert Bolea, África Alonso, Anna Herebia, Xavier Navarro, Peter Vives, Clara Altarriba, Marc Andurell, Iskra Bocanegra, Nil Bofill, Raquel Jezequel, Edgar Martínez, Elisabet Molet, Marc Gómez y Joana Roselló
Banda de música: Miquel Tejada, David Txes, Unai Eizaguirre, Adri Mena, Pol Barbé, Roger Julià, Berenguer Aina, Betel Martínez y Miquel González
Escenografía y vestuario: Laura Galofré y Raquel Ibort
Sonido: Jordi Ballbé
Iluminación: Xavi Costas y Daniel Anglès
Caracterización: Núria Llunell
Producción: FOCUS y NO DAY BUT TODAY

Horarios: de martes a viernes a las 20:00 horas; sábados a las 17:00 y a las 20:45 horas y domingos a las 18:00 horas
Lunes 22 de abril y miércoles 1 de mayo a las 18:00 horas
Precio: A partir de 28€
Duración del espectáculo: 2 horas y 40 minutos (con entreacto)
Idioma: castellano

ENTRADAS: Ticketea

NOTA CULTURALIA: 8
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Jorge Pisa

Crítica teatral: El zoo de vidre, en el Teatre Goya.

image(1)Uno siempre se considera afortunado cuando tiene la posibilidad de asistir a la representación de una obra de Tennessee Williams, y más cuando es una tan representativa de la dramaturgia del autor estadounidense como lo es El zoo de vidre, que nos provee, además, de elementos autobiográficos. Si a esto le sumamos la dirección de Josep Maria Pou, la creación de una magnífica escenografía y la interpretación de Míriam Iscla, Dafnis Balduz, Meritxell Calvo y Peter Vives, el resultado se convierte en un exquisitez teatral que apela a la fibra emocional del público asistente.

La obra nos traslada al Saint Louis de finales de los años 30 del siglo XX. En la casa de los Wingfield las cosas no van demasiado bien. Amanda Wingfield ha de hacer frente sola a las penalidades de la familia desde que la abandonó su marido. La economía familiar se ha encogido desde entonces. Laura, su hija, sufre desde pequeña un defecto físico en la pierna. Tom, su otro hijo, trabaja a desgana en una zapatería y es el único sustento de la familia, aunque su sueño es poder dedicarse a la poesía y abandonar de una vez por todas, como hizo su padre, un hogar con una atmósfera casi irrespirable. Amanda vive, además, obsesionada por la falta de pretendientes de su hija en edad de merecer y por el futuro desdichado que le espera si no consigue encontrar un buen esposo, un nuevo elemento de presión que provocará la ruptura final de la familia.

El Goya nos deleita de nuevo con la programación de una obra que aunque está ambientada en otro país y en otra época, es el claro reflejo del alma humana, y que por eso nos habla de situaciones que, seguro, quien más quien menos, hemos vivido o vivimos en nuestra realidad más cercana. Una de ellas es el espíritu de supervivencia de la familia Wingfield, que se ha de enfrentar a una dura realidad. Las riendas del hogar han quedado en manos de Amanda Wingfield, que se protege mentalmente de la lacerante situación por la que pasa la familia rememorando su feliz juventud, cuando innumerables pretendientes contendían por ganar sus favores. La segunda es la situación de discapacitación mental, y no tanto física, que sufre su hija, provocada, sin duda, por la sobreprotección recibida y que la mantiene reducida en un mundo infantil y hogareño. La tercera es el infierno que vive Tom, atrapado en una realidad que no le permite desarrollar todo su potencial y que le obliga a ir cada noche al cine para saciar su sed de aventuras y libertad.

Todo ello rematado por el carácter autobiográfico que Williams le da a la obra y que nos remite a los orígenes familiares del dramaturgo, a su lucha por hacerse un lugar en el teatro y a su voluntad de abandonar un hogar marcado por la figura materna, la mezquina indiferencia que recibió por parte de su padre y los problemas mentales de su hermana, ingredientes todos ellos que de una forma u otra veremos en la obra.

image(7)El Zoo de vidre, comienza con la presentación del propio Williams / Tom Wingfield, quien además de ser uno de los personajes principales de la obra, hará las veces de narrador y romperá, en diversos momentos, la representación de la obra para dirigirse directamente al público. Poco después se nos hará evidente el conflicto familiar y asistiremos afectados a la evolución del mismo.

Pou ha dado a luz un producto teatral con una envoltura escénica de gran calibre, que sabe aglutinar la suma de toda una serie de magnificas interpretaciones y que posee un touch teatral que respeta el espíritu de la obra y del autor. Así, pues, en el apartado de las interpretaciones destacan las de los caracteres principales: Míriam Iscla borda el papel de madre «obsesiva y controladora» que ha llevado a la familia a la situación opresiva en la que vive, si bien en algunos momentos pesa más la frecuencia cómica que la dramática en su caracterización; por su parte Dafnis Balduz hace lo propio al interpretar a Tom Wingfield (y en parte al propio Williams), y se sale con la suya al agenciarse gran parte del éxito de la obra. Meritxell Calvo interpreta a Laura Wingfield, la dulce e infantil muchacha que se convierte en la piedra de toque de la prisión familiar, y lo hace con una gran dulzura y naturalidad. Por último Peter Vives encarna a Jim O’Connor, amigo de Tom que éste presenta como un posible pretendiente a su madre y que disfrutará de una de las escenas más hermosas de la obra, aquella en la que lleva a cabo un ejercicio de coaching con Amanda y analiza cuál es exactamente la naturaleza de su carácter apocado.

El escenario sobre el que se desarrolla la acción es perfecto, ni demasiado exquisito ni demasiado minimalista, y posee un toque sudista que le proporciona a la obra más puntos positivos, lo mismo que el vestuario, magníficamente adaptado al tono de la historia que nos es narrada.

El zoo de vidre es, se lo aseguro, una magnífica ocasión para disfrutar del buen teatro, de majestuosas interpretaciones y de una dirección clara y precisa. Además nos desvela parte de la vida del propio Williams y nos permite reflexionar sobre la naturaleza del alma humana, y de los flujos y los reflujos que nos mueven a todos, tanto a aquellos que aspiran a algo mejor en sus vidas, sea esto lo que sea, como a los que se recluyen en su interior admirando bellos zoos de figuras de cristal, y crean sus propios espacios íntimos al verse incapaces de sobreponerse al mundo a veces anodino que descubren en el exterior.

«El zoo de vidre» se representa en el Teatre Goya del 21 de mayo al 6 de julio de 2014.

Autor: Tennessee Williams
Traducción: Emili Teixidor
Dirección: Josep Maria Pou
Reparto: Míriam Iscla, Dafnis Balduz, Meritxell Calvo y Peter Vives
Escenografía: Sebastià Brosa
Iluminación: Albert Faura
Vestuario: Maria Araujo
Espacio sonoro: Àlex Polls
Caracteritzación: Toni Santos

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 18:00 y a las 21:30 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: web del Teatre Goya
Idioma: catalán
Duración: 2 horas y 15 minutos (entreacto incluido)

Crítica teatral: Tots fem comèdia, en el Teatre Poliorama.

TFC-no-logos-b1Si ayer reseñábamos El veneno del teatro, un drama trágico y lúgubre que reflexionaba sobre la ficción y la realidad en el teatro, hoy nos toca hablar sobre Tots fem comèdia, una comedia, valga la redundancia, que recapacita sobre el cine y las vidas de los profesionales que se dedican a él. Una obra escrita y dirigida por Joaquim Oristrell e interpretada por Jordi Bosch, Ferrán Rañé, Peter Vives, Joan Vives i Nausicaa Bonnin.

Y quien mejor para hablarnos de la intensa y algo turbulenta vida de un director y un guionista de cine afamados que Oristrell, que sobre sus espaldas atesora una amplia y exitosa experiencia tanto de lo uno como de lo otro, y que colabora en sus proyectos con Rañé y Bosch desde el año 1988 y 1996 respectivamente. El resultado no puede ser otro que una comedia bien trabajada y resultona con algunos momentos hilarantes y con un toque de introspección generacional.

La obra inicia su recorrido en el presente en el que un director de cine de éxito (Bosch) y su inseparable guionista (Rañé) irrumpen en el piso en el que viven sus respectivos y enamorados hijos, Peter Vives i Nausicaa Bonnin. Los sufridos padres han concertado una entrevista con una productora para presentarle su nuevo guión, aunque, y debido a la esclavitud de los nuevos tiempos y las nuevas formas, se lo han presentado como una propuesta de sus hijos, a los que quieren utilizar como director y guionista «de paja» para poder hacer realidad su proyecto: filmar su nueva película, la que les devolverá la fama perdida hace tiempo. Aunque sus hijos, con los que no mantienen una buena relación, tienen sus propias ideas y se aprovecharán de la situación para reelaborar el proyecto con ideas nuevas y actuales y dejar, así, constancia del rechazo hacia sus respectivas figuras paternas.

2013_6_26_8pxl6iQ1PGztxeEy6lsp74Una trama ya de por sí complicada, con un formato inicial algo parecido a un vodevil, aunque después no lo sea, que permite a Oristrell hacer un viaje por la vida algo anárquica y llena de desaciertos de dos profesionales de éxito del cine, ¡en el pasado!, que no han sabido gestionar sus vidas privadas, siendo abandonados por la misma mujer, la actriz principal que interpretaba sus películas, y que han demostrado muy poca destreza en la relación familiar con sus hijos. Tots fem comèdia es, así, una comedia generacional sobre aciertos y desaciertos y sobre la voluntad de aquellos que han alcanzado una edad respetable, de aprovechar la última oportunidad que se les presentan en la vida, aunque tengan que remover cielo y tierra.

Para ello Oristrell ha echado mano de dos de sus actores de «confianza» sobre la actuación de los cuales desarrolla el factor comedia de la obra. Imagínense a Bosch, expansivo él, y Rañé, más tímido y acomplejado, juntos y necesitados de su ayuda mutua para recuperar el aplauso del público pero enfrentados por el amor de una mujer y por el reconocimiento de su trabajo. Toda una mina de gags y humor que se mantiene activa hasta el mismo final de la representación.

La obra se estructura en dos líneas temporales diferente: la primera se sitúa en el presente con Bosch y Rañé forzando a sus hijos para que interpreten sus papeles asignados en la propuesta con la productora. La segunda línea es creada a través de continuos flashbacks que nos muestran la vida del director y el guionista de cine, y en la cual veremos todo lo que ha ido ocurriendo para llegar a la situación actual. Dos líneas de tiempo en las que se harán continuas referencias al cine y a sus estrellas, también con un tinte humorístico general.

Por si se me lo olvidaba, Tots fem comèdia es también un musical donde tanto Bosch, como Rañé, Vives i Bonnin interpretan siete canciones, acompañados por Juan Vives al piano, temas sencillos que le dan un poco de glamour cómico al espectáculo.

Tots fem comèdia es una propuesta también sencilla y asequible para olvidarnos del calor que ahora sí comienza a apretar en Barcelona, y para hablarnos sobre la amistad, el amor, la paternidad y el cine, un coctel que en manos de Oristrell se convierte en una piñata repleta de humor e ingenio.

«Tots fem comèdia» se representa en el Teatre Poliorama del 3 al 28 de julio de 2013.

Autor y director: Joaquim Oristrell
Interpretación: Jordi Bosch, Ferrán Rañé, Peter Vives y Nausicaa Bonnin
Música, canciones, dirección musical e intérpretes: Joan Vives
Escenografía: Llorenç Miquel
Vestuario: Miriam Compte
Diseño de iluminación: Ignasi Morros
Caracterización: Toni Santos
Fotografía, audiovisuales y 3D: Daniel Escalé
Producción: Grec 2013 Festival de Barcelona y Anexa

Horarios: de martes a viernes a las 20:45 horas; sábados a las 18:00 y a las 20:45 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: 25 – 29 €
Duración: 1 hora y 30 minutos
Idioma: catalán

Escrito por Jorge Pisa Sánchez