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Felipe Cabezas, autor y protagonista de «Inferno»: «El Cielo es el público, entrar en su corazón y vivir en su memoria.»

Felipe es entusiasta y expansivo. Ante tal panorama, mi Grabadora se ve obligada a improvisar.

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¿Qué es «Inferno»?

Un «clásico» contemporáneo sobre Tristano Martinelli, creador de «Arlequín» en el siglo XVI. El personaje más famoso del teatro junto a Hamlet.

¿Cómo era Martinelli?

 Pasó hambre y tuvo que limpiar la mierda de los caballos. Pero a través de su talento personal, trabajo y deseo logró salir de allí. Acabó siendo el primer divo de la historia del teatro y el primero en hacerse millonario: ¡Llegó a robar el anillo al Rey de Francia en plena actuación!

¿Qué representa Arlequín?

 Es el pobre diablo, el inmigrante, los bajos fondos, el pueblo en definitiva. En «Inferno», rescato del olvido este personaje que todos deberían conocer.

 En la obra, el protagonista abre el fuego diciendo: «Hasta que morí, viajé mucho en este infierno infinito».

 La acción empieza en un mundo infernal que es el olvido. El infierno del actor es ser ignorado.

 ¿Dónde está el Cielo para Martinelli?

 El Cielo es el público, entrar en su corazón y vivir en su memoria. Lo duradero y eterno del recuerdo de la comunicación entre actor y espectador. «Inferno» te gana por KO: ¡Estoy sin parar durante hora y cuarto y pierdo casi dos kilos por función!

En la obra, es tentado por Arlequín, que le ofrece fama, dinero y vida eterna si a cambio le da su cuerpo.

 Arlequín necesita que un actor le dé vida y con su astucia gana la batalla porque Martinelli se dejará llevar por él.

Martinelli sufre, no lo ve claro.

Pues no. De hecho, Arlequín le consumirá del todo. Paga el precio de la fama. Como Chaplin y su Charlot: Llega un momento en que ya no pueden vivir el uno sin el otro. Chaplin no era nada sin Charlot. El uno se comía al otro.

La obra tiene una vertiente tenebrosa en su ambientación y música pero por otro lado es muy optimista porque cuenta el ascenso de un pícaro.

 Es como pasa en la vida. Y la historia, que debería ser trágica porque empieza hablando de gente que huye de la peste, la guerra, la hambruna, la miseria y la explotación infantil, la contamos de manera alegre. De este modo, la gente te escucha más. El gran poder de la sátira, del humor y de la comedia del arte consiste en que permiten desnudar al espectador, penetrar más allá. Como hacía el bufón, que se reía del rey en su propia cara.

 ¿Qué referentes tenías a la hora de preparar el personaje?

Berty Tovías, el director, me propuso partir del Pepe Rubianes de los inicios, cuando interpretó su primer monólogo de éxito, «Ño«. Por aquel entonces era una auténtica bestia escénica: Daba vida a un montón de personajes, con un sinfín de onomatopeyas y gestos. En la línea del Dario Fo joven del «Misterio Bufo«.

¿El artificio característico de la comedia del arte ayuda a conocer mejor la esencia del ser humano?

 Sí. Antonio Fava explica en su libro «Máscara Cómica en la Commedia Dell’Arte» que se trata de un elemento liberador con efectos casi terapéuticos porque si bien en la forma hay afectación, el fondo que oculta se compone de ideas y conceptos muy claros y básicos. Ahí está la belleza del trabajo de máscara: Todo se enmascara y se recrea de una manera distinta para expresar lo que uno quiere decir realmente. Como cuando la gente va a una fiesta y, de repente, se siente con derecho a hacer de todo, esto es, lo que siempre quiso hacer porque no hizo nunca antes.

 «Inferno» no es tu primera incursión en la recuperación de artistas de la comedia del arte.

Ya antes representé «L’ultima notte del Capitano», acerca de la vida del actor Francesco Andreini, autor del personaje del Capitán Spavento. Con este monólogo inauguramos La Sala Fènix, en el Raval barcelonés, que gestionamos desde hace casi un año.

¿En qué se distingue dicha sala?

La Fènix es un espacio dedicado básicamente al mundo de las máscaras y, a partir de ahí, programamos marionetas (para niños y adultos), sombras y objetos y cabaret, con el punto de mira en Jacques Lecoq. Nos centramos en el artificio: el cuerpo, la voz, el movimiento. Aquí han actuado Christian Atanasiu con su humor gestual y absurdo; Jordi Bertran y su teatro de objetos en «La sucrera diabètica«; Loco Brusca y su teatro provocador y crítico; Toni Rumbau y sus marionetas y sombras, entre muchos otros. Ahora, los martes ofrecemos «Paisajes de Chéjov«, performance de 7 horas “non stop” de María Stoyanova.

¿Es cierto eso de que la gente no va al teatro?

 En absoluto. La gente va mucho más al fútbol, o a los centros comerciales, pero los amantes del teatro siguen siendo espectadores. Evidentemente, existe una gran cantidad de gente que busca evadirse de la realidad con productos vacíos y desechables. Esos productos los encuentran en los templos del ocio, cuya oferta es amplia. Lo más grave es que acaban mezclándose ocio y cultura.

¿En qué se diferencian?

 La cultura incita al pensamiento crítico, apunta al debate. Se caracteriza, además, por la sensibilidad artística y el cultivo de la estética. El ocio, en cambio, es puro divertimento, se propone matar el tiempo. Nosotros no queremos matar el tiempo, queremos disfrutar de él

Dame un ejemplo de buen teatro.

«Sa història des senyor Sommer» con Pep Tosar. Lo más bonito que he visto en mucho tiempo. Reí y lloré.

Felipe sigue estimulando a mi Grabadora y yo me veo obligado a carraspear.

por Juan Marea

«Inferno» se representa en la sala Fènix hasta el 16 de febrero.
http://www.salafenix.com/teatre

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Stefan Drössler, director del Museo del Cine de Múnich: “La historia es algo vivo porque la mirada del pasado cambia continuamente.”

Una grabadora sirve para acompañar. También para desafiar la curiosidad.

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Usted vino a presentar “JUD SÜSS»(El judío Süss, Veit Harlan, 1940) en el seno de la Muestra de “Cinema i Propaganda Nazi” que se ha exhibido en la Filmoteca de Catalunya este pasado mes de enero. ¿Qué importancia tiene esta película?

En Alemania, tiene una historia muy específica: Seguramente, se trata dela película más turbia del cine producido por el Tercer Reich. Todos conocen su título pero la mayoría no la han visto. Más allá de su contexto político, me resulta muy difícil valorarla porque es una obra típica de los años 30. Tiene un estilo muy típico de su realizador: el melodrama monumental algo pesado. No es su mejor película pero sí la que mayor influencia política tuvo.

¿Qué tema trata “Jud Süss»?

Es una película propagandística antisemita basada en un suceso histórico de la Edad Media. Adapta los hechos de tal manera que prepara emocionalmente al espectador para la exclusión y exterminio de los judíos.

¿Cómo valora la programación de este cine propagandístico desde un punto de vista artístico?

No son películas verdaderamente innovadoras. No las hubo en la Alemania Nazi: A los sistemas totalitarios no les gustan los cineastas independientes porque cuando estos prueban algo nuevo ponen en peligro los límites impuestos. Era un cine que sufría un gran control político. Y, aunque no hubo obras maestras que se salieran del estándar, sí que fueron sólidas. Las seleccionadas en esta muestra están entre las mejores de la época. Ni siquiera Leni Riefenstahl, que supo aprovechar las distintas tendencias vanguardistas de “La nueva objetividad”, inventó nada…

¿Qué hemos visto estos días en Barcelona?

El director más eficaz fue Hans Steinhoff, del que se proyectaron las impresionantes “EL FLECHA QUEX (“Hitlerjunge Quex”, 1933) y “OHM KRÜGER(1941). Gustav Ucicky, autor deHEIMKEHR(El regreso, 1941), que está muy bien hecha, fue un buen director de cine. Ejemplos de buenos artesanos.

Usted es experto en cine mudo. ¿Qué perdió el cine cuando empezó a hablarse en él?

Al final de los años 20, el cine tenía un gran desarrollo estético. Trabajaba únicamente con imágenes de modo que acabaron rodándose películas que ya no necesitaban intertítulos. Pero cuando llegó el cine hablado muy pocos directores de cine (René Clair, Hitchcock, Fritz Lang) comprendieron que podía trabajarse de modo interesante con el sonido. Eso provocó un estancamiento estético durante unos diez años.

También se encarga de la restauración de películas estropeadas o que se han perdido parcialmente.

Cuando restauramos una película en el Museo, empezamos por reunir toda la información posible sobre la misma: la historia de la producción, su valoración en la época en que se realizó, el trasfondo. Se trata de restaurar la película y su contexto. A partir de ahí, nos ocupamos del trabajo meramente técnico. Todo ello supone una investigación histórica cultural. Yo suelo distinguir la reconstrucción de la restauración.

¿En qué se diferencian?

“Reconstruir” es volver a hacer el rompecabezas de la película y reflexionar sobre cómo llenar sus lagunas. Hemos reconstruido películas a partir de tan solo tres minutos de imagen en movimiento, siendo todo lo demás foto fija. A través del montaje y la música, logramos una mínima expresión de la obra original. La “restauración”, en cambio, se limita a limpiar las imágenes y a decidir en qué formato digital y con qué resolución hay que escanearlas. ¡A mí me interesa más la reconstrucción!

Con la reconstrucción ¿se crea una nueva obra?

Sí. Intentamos formarnos una idea de cómo era el original y aproximarnos todo lo posible. Ello implica adoptar muchas decisiones estéticas. Al final, obtienes algo nuevo y propio. Un buen ejemplo es “Metrópolis” (Metropolis”, Fritz Lang, 1927), de la que se prepararon en su momento como mínimo dos negativos con puntos de vista distintos: uno, de uso nacional y el otro, para el extranjero. Su reconstrucción ha durado décadas. El Museo se puso manos a la obra con esmero. Y, cuando acabamos, apareció una copia en Latinoamérica de la versión realizada para el extranjero que había ido a parar allí poco después del estreno. ¡Ese material resultó ser idéntico a la imagen que nos habíamos formado durante nuestro trabajo!

¿Podemos sintetizar la historia del cine en una serie de títulos?

Siempre he sido partidario de una visión relativa: Todas las películas son intercambiables o representan algo determinado. Para mí, la historia es algo vivo porque la mirada del pasado cambia continuamente.

¿En qué han estado trabajando recientemente en el Museo?

Acabamos de reconstruir “Algol-Tragödie der Macht” (Hans Werckmeister, 1920), un filme mudo sobre una máquina todopoderosa que permite cubrir las necesidades energéticas de todo el mundo, cuestión de gran actualidad. Es muy interesante porque al expresionismo de su dirección artística debemos sumar el realismo de su temática. Es una película prácticamente desconocida y con unas referencias históricas muy directas a la Primera Guerra Mundial.

Mi grabadora ya está lista para la reconstrucción. Y, con ello, mi curiosidad aumenta.

Por Juan Marea

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Joan Arqué, director de “Vaques sagrades”: “Necessitem transcendir alguna cosa del que ens envolta.”

Hi ha herba amb gust a asfalt. I, en comptes de menjar-nos-la, ens devorem. La meva gravadora prefereix regar-la.

ImageJoan Sacríleg

Quin és el punt de partida de “Vaques sagrades”?

Una notícia que vaig veure per televisió: Tres vaques s’escapen d’un escorxador quan les anaven a sacrificar. Això em va obrir tot un món. Em va admirar la valentia d’aquestes bèsties innocents i el que són capaces de fer.

I què és el que van fer?

Doncs col·locar tota una ciutat en estat de xoc fent anar de corcoll les forces de seguretat i causant-hi danys materials quan en teoria estava preparada per a esdeveniments molt més grans. Aleshores, em vaig preguntar: Si tres vaques que lluiten per sobreviure fan tot això, ¿de què serien capaces tres, tres-centes, tres mil o tres milions de persones compartint la idea de la nostra supervivència?

Com s’escapen?

Donant una coça ben forta al teòric botxí, trobant la porta oberta i marxant amb la força que et donen la por i les ganes de viure. Elles veuen una oportunitat, l’aprofiten i no s’aturen a mirar enrere sinó que tiren endavant cap a la muntanya, la terra promesa, d’allà on vénen.

A la vostra proposta, aquestes vaques s’escapen per Barcelona. Com la veuen?

Des del punt de vista de l’Henrietta, la més ingènua de les tres, és un nou món molt interessant ple d’oportunitats i sobretot d’uns éssers humans que no són dolents, que mereixen una oportunitat i amb els quals podrien arribar a entendre’s. Una Barcelona plena d’esperança que a poc a poc va tornant-se d’un altre color.

Arran de la fugida, l’ordre establert es trenca. Quin ordre és aquest?

Aquell que sigui quin sigui convida a buscar els seus límits per modificar-los. Per reprimir la violència il·legítima del comportament de les protagonistes, es posa de manifest una violència legítima que sotmeti les coses al seu estat primari. El que aquestes vaques posen en evidència són és els límits de l’ordre i el sentit d’aquest. I sembla que vivim un moment en què n’estem buscant alguns, de límits.

Com es fa pujar unes vaques a un escenari?

Doncs igual que duent-les a l’escorxador: enganyant-les! Dient-los que tenim quelcom interessant a explicar i que això potser pot commoure o remoure alguna coseta a la gent. Que ho podem aconseguir. I un cop que hi ets, pensar que no hi ha marxa enrere i que el que val la pena és provar-ho.

El tema principal que tracteu és el del sacrifici com a cosa sagrada.

Etimològicament, “sacrificar” vol dir “convertir alguna cosa en sagrada”. Aquesta idea ha estat lligada a la religió durant molt de temps. Però què és sagrat avui dia a la nostra societat? D’altra banda, és curiós que per referir-nos a matar un animal (ja sigui domèstic o bé de consum) en diem portar-lo a “sacrificar”. El traslladem a un altre estadi sublimant-lo. Quan aquestes vaques descobreixen què vol dir aquest mot, es pregunten: sagrades? sacrificades? En nom de què i per qui?

També defenseu que necessitem quelcom de sagrat.

Tots necessitem transcendir quelcom del que ens envolta. Potser perquè el que ens envolta és ple de mediocritat. I ho fem amb qualsevol cosa: un objecte, una idea, una persona, un ídol. Per a què acabi de donar sentit a allò que fem.

“Vaques sagrades” és el teu treball de fi de carrera de l’Institut del Teatre.

I el valoro molt positivament: Hi ha molta experimentació i molta feina darrere. D’allà estem sortint gent amb moltes ganes malgrat les circumstàncies actuals. Treballant amb il·lusió i picant pedra per a què el nostre futur incert en aquesta professió esdevingui quelcom.

És també la teva segona col·laboració amb la dramaturga Denise Duncan després de “Més enllà de la foscor” a la Sala Beckett el 2012.

La nostra amistat va començar fa uns sis anys durant les proves d’accés a l’Institut compartint nervis i il·lusions llavors i, després, el dia a dia a classe. Fins i tot, moltes ploreres! En l’àmbit professional a més ens entenem molt bé.

El teatre ens ajuda a sortir d’aquesta mediocritat?

Crec que sí. El teatre serveix per a moltes coses: per entretenir-se, pensar, meravellar-se, imaginar i reflexionar. I si aquesta reflexió pot portar a l’acció, molt millor. Amb el teatre, artistes i espectadors podem pactar. I o bé deixem a la sala quelcom que ens fa marxar millor o bé ens emportem quelcom d’ella que potser ens farà millors.

I si ens fa sentir pitjor?

També va bé pensar-hi. Per trobar-hi una solució o bé per seguir i saber de la seva existència. Tendim a amagar el que ens fa sentir pitjor o el que és dolent: Els escorxadors i els cementiris que ara apartem de la vista abans estaven als centres de les poblacions. Però tot això ens és intrínsec. I tard o d’hora, ho hem d’afrontar.

Recomana’m alguna obra de teatre que hagis vist recentment.

Vània” de Les Antonietes al Teatre Lliure i “Este no es un lugar adecuado para morir” d’Albert Boronat a La Beckett.

Què passa quan fugim de l’escorxador?

Doncs que, havent vist la mort de prop, et planteges la vida d’una altra manera. Com relacionar-te amb els éssers vius des d’un altre lloc perquè units i lluitant tenim moltes coses a fer més enllà d’una retòrica que sembla que s’usi molt. A veure si ens ho comencem a creure. Al cap i a la fi, tenim el poder de decidir.

Doncs “mu”.

“Muuu” per molt anys.

Per Juan Marea

ImageLes vaques mugeixen en comú.

“Vaques sagrades” es representa a l’Almeria Teatre fins al 26 de gener i els dies 1 i 2 de febrer al Teatre de Ponent de Granollers.
http://www.almeriateatre.com/
http://www.teatredeponent.com/

Felix Moeller, cineasta: “Debemos proteger la parte más oscura del cine alemán.”

Mi grabadora está nerviosa: Le hablarán de manipulación y de arte. Y de ampliar fronteras críticas. Mi grabadora se sonroja y se excita.

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Presentas en el Ciclo “Cinema i Propaganda Nazi” que se exhibe en la Filmoteca de Catalunya tu película documental “Harlan–A la sombra de El judío Süss” (“Harlan–Im Schatten von Jud Süss”, 2009).

F: Veit Harlan fue uno de los realizadores más oscuros del Tercer Reich. Y el creador de “El judío Süss”, la película antisemita alemana más perversa de todos los tiempos. Eso le ha convertido en un realizador maldito. Harlan obtuvo más éxito durante el nazismo incluso que Leni Riefenstahl aunque finalmente ella se hiciera más famosa.

Harlan reunía la doble condición de buen artesano y de artista personal.

Constituyó el paradigma de director consagrado de forma oportunista a un régimen político. A pesar de ello, quizás sea algo injusto recordarle solo por “El judío Süss”: También dirigió grandes películas como “Opfergang”, de un romanticismo tardío. El gran cineasta alemán Alexander Kluge insistió que hay que destacar las cualidades estéticas de sus melodramas coloristas así como el modo en que estos impactaron al público de entonces por la imaginería y atmósfera que muestran.

Pero fue juzgado por “El judío Süss”.

De hecho, se trata del único cineasta juzgado por crímenes de la Alemania nazi por una película. Es discutible que un tribunal pueda decidir hasta qué punto una película propagandística incita al genocidio. Y como no puede demostrase de una forma clara, Harlan fue absuelto. Quizás la cuestión tenga que ver más con la moral que con la causa penal.

¿Cómo recibe el espectador este cine nazi?

Desgraciadamente, sabemos muy poco de cómo el público de entonces percibió “El judío Süss”. Y hoy en día la lectura que se hace de ella es demasiado simplista, muy política. Pasando por alto, por ejemplo, su lectura sexual.

En tu documental tratas también cómo afecta la actitud profesional de Harlan a sus descendientes, en la línea de tu otra obra “Die Verhoevens” (2003).  

Siempre me ha interesado el punto de vista de la generación actual sobre lo que sucedió tiempo atrás en su propia familia. Al principio, ambas familias mostraban poco interés por averiguar alegando que ya se sabía todo desde un punto de vista histórico. Pero, en los últimos tiempos, han empezado a preguntarse qué estuvieron haciendo sus abuelos durante los tiempos del Tercer Reich. Aún les queda mucho por contar para después poder asimilar.

También se incluye en el Ciclo tu nueva película “El Cine de propaganda nazi visto hoy” (“Werkstattbericht NS Propagandafilm heute”, 2013). ¿Para qué sirvieron las películas nazis?

El cine como medio propagandístico tenía una importancia tremenda que no podemos minusvalorar. Entonces iban al cine diez veces más espectadores que ahora, su potencial de influencia era tremendo y Goebbels, ministro de propaganda, lo sabía muy bien. Por ello, se destinaba a su producción unos presupuestos muy elevados y participaban en las películas los mejores actores. Los efectos más eficaces se consiguen mediante la calidad y eso es algo que los nazis consiguieron.

¿Qué hacemos con esos filmes ahora?

Hoy en día resulta muy controvertido decidir cómo tratarlos. En Alemania, se discute si la sociedad democrática actual es suficientemente madura para ver estas películas sin limitaciones. Incluso setenta años después de lo sucedido, siguen estando prohibidas: No se permite exhibirlas en televisión ni editarlas en DVD. Solo pueden verse acudiendo a un archivo o bien en ciclos como este después de haber sido introducidas por estudiosos del tema y acompañadas de un debate posterior.

¿Qué opinas tú de estas restricciones?

Hay que adoptar una postura ofensiva al respecto. Si no se difunde este legado cinematográfico nazi, desaparecerá. Por ello, la digitalización y la conservación son muy importantes. No tenemos que limitarnos a conocer la parte luminosa de la historia cinematográfica alemana, como “Metrópolis” (Metropolis”, Fritz Lang, 1927) o Los nibelungos” (“Die Nibelungen”, F. Lang, 1924). También debemos proteger su parte más oscura. Estoy muy a favor de la edición cuidada en DVD de estas películas. Aún hay más de 40 prohibidas y muchas de ellas son interesantísimas.

¿Qué público asiste a las proyecciones de estos ciclos?

En Alemania suele ser una mezcla de unos pocos nostálgicos, que quizás vivieron esa época, junto a gente joven que valora con gran interés este cine como documento histórico. Pero es muy importante ampliar la visión alemana de esta temática. Por eso me alegra mucho que se vean aquí las películas.

Mi grabadora finalmente sonríe agradecida.

Por Juan Marea
http://www.filmoteca.cat/web/programacio/cicles/el-cinema-de-propaganda-nazi

Marc Angelet, autor y director de «Ego»: «Todos sabemos que nos miran.»

No es profeta. Pero sí un observador despierto. Y el resultado de sus pesquisas está a punto de invadir nuestras pantallas individuales.

marc-angelet¿Qué es “Ego”?

Es varias cosas: un «thriller», una comedia y, al mismo tiempo, una aplicación de teléfono móvil que propone al usuario pequeños retos. Esa aplicación llega a causar la desconexión y posterior muerte de un montón de personas y quería contar el proceso que les lleva a eso.

¿Qué ventajas e inconvenientes tiene esa aplicación particular?

Todos tenemos deseos que nunca nos atrevemos a llevar a cabo. Son miedos e inseguridades sin los cuales viviríamos mucho más felices. “Ego” te permite tirarte a la piscina, romper las barreras que te impiden actuar. Para ello, te propone empezar a jugar con él hasta crearte una adicción y conseguir que dejes de decidir por ti mismo cediéndole su voluntad.

Uno de los personajes de la obra dice que lo que deseamos no es siempre lo que queremos.

Deseamos muchas cosas en la vida pero, cuando las tenemos, nos damos cuenta de que una gran parte de esas fantasías hubiese sido mejor no haberlas realizado. Cuando al hacerlas te das cuenta de que eran mucho más sencillas de lo que parecían, quieres más. Y ahí empieza el peligro.

Ha pasado tiempo desde que el ordenador “HAL 9000” de “2001: Una odisea del espacio” (Stanley Kubrick, 1968) controlara los sentimientos humanos. Ahora tú das un paso más allá.

«Ego» es una especie de Pepito Grillo que te dice lo que tienes que hacer porque te conoce mejor que tú mismo. Sabe lo que deseas y te anima a probarlo. La tecnología nos supera y eso es un hecho. Quise acabar la historia diciendo que quien manda es “Ego”. Y por eso la misma aplicación decide cuándo se acaba la obra. Lo interesante de nuestra propuesta es que cuando el espectador acaba de verla se pregunta si se bajaría o no una aplicación así. Yo lo haría seguramente.

Reflejas el peligro de las formas de comunicación actuales.

Estamos en un momento en que la tecnología va a tal velocidad que se instala en nuestras vidas antes de que podamos conocer su dimensión ético-moral, si es positiva o negativa y las consecuencias que ello pueda tener. Nosotros la creamos pero, paradójicamente, nos quedamos detrás. Después de llevar un tiempo usando todos Facebook, sabemos que el Sr. Barack Obama y la NSA (la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos) nos controlan a través de las fotos que colgamos. Las redes nos hacen la vida más cómoda pero dejamos en ellas mucha información sobre nosotros de la que no somos conscientes. Todos sabemos que nos miran y, aun así, jugamos. Estamos inmersos en este mundo y no podemos salir de él.

¿De dónde surgió esta obra?

La Sala Flyhard me la encargó y, como asiduo espectador que soy de su programación, quise hacer una comedia que se moviera en esa línea.

Los personajes están bien definidos pero son estereotipos.

La comedia exige unos personajes que desempeñen unos roles muy claros desde el principio. Tenemos a un policía duro, al “friqui”, al tío indeciso y a la chica estudiosa pero que se descontrola. Así, cuando la aplicación protagonista entre en acción, el espectador sabrá perfectamente cómo afectará a cada uno de aquellos.

Por una parte, cuentas una investigación policial. Por otra, los hechos que la motivaron. Eso hace que la obra sea muy ágil.

Como autor, me gusta superponer planos de tiempo mediante el flash-back, propio del lenguaje cinematográfico. Me parece fascinante que en el breve espacio de tiempo que dura la representación puedan transcurrir días, años…de ficción. Así, el público se ve obligado a estar muy atento a lo que pase.

También incluyes referencias culturales muy cercanas.

Quería que el espectáculo pasase hoy y en el barrio de Sants de Barcelona, donde también está situada la Sala Flyhard. ¡En un “pequeño garaje” de aquí va a ser donde se produzca este “Fin del Mundo”!

¿Qué es el teatro para ti?

Una forma de expresión muy rápida, muy directa. Es inmediatez, como de empezar a parir cosas. Al mismo tiempo es un juego…

Recomiéndame una obra de teatro que hayas visto recientemente.

Este no es un lugar adecuado para morir” de Albert Boronat que estuvo en la Sala Beckett de Barcelona el pasado mes de septiembre. Es una maravilla.

¿Cómo curamos la adicción al teléfono móvil?

 No sé. Dímelo tú porque yo estoy enganchado…

Tengo la respuesta. Pero entonces se interpone el zumbido de mi dispositivo.

por Juan Marea

«Ego» se representa hasta el 30 de diciembre.
http://www.flyhard.org/?p=3636

Toti Toronell, payaso: “Podemos jugar con nuestros propios problemas.”

Soy ingenuo cuando me propongo decir lo que siento. Soy pícaro al reprimirlo. Y las dos cosas como espectador de Toti.

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 Fragmento de Toti  listo para pintar

¿Qué es “Naïf”?

Un espectáculo a medio camino del Circo y el Teatro a través del humor. Y una colección de momentos de poesía visual. Como nuestro trabajo se nutre de las emociones, pretendemos transmitirlas con esta propuesta.

“Naïf” es como ese picor que te viene a la nariz antes de estornudar.

Es la sensación de que te pasará algo. El picor te hace entrar ganas de rascarte pero sabes que tras él viene algo bueno porque estornudas. Es agradable y desagradable a la vez porque te sitúa entre dos emociones. Estás sintiendo una y sabes que está a punto de llegar otra. Con “Naïf” intentamos que haya un contraste de emociones muy alegres a otras muy tristes para el espectador.

¿Qué es la inocencia? ¿Para qué sirve?

Nos hemos basado en el naíf, un movimiento pictórico impulsado por artistas sin experiencia y cuyos trazos eran muy sencillos por su falta de técnica. Pero que pintaban porque les salía de dentro. En nuestro espectáculo intentamos que todo salga de dentro, desde la parte más primaria. Para mí, la inocencia es todo lo verdadero que sale de uno y que hace espontáneamente, sin mala uva.

El espectáculo tiene un estilo gamberro y otro delicado.

Lo gamberro empieza en el mismo momento en que nos atrevemos a hacer el espectáculo. Y también está en algunos gags, con los que buscamos la complicidad del espectador. Aquellos en que el payaso se da cuenta de que si da la vuelta a lo que le pasa, se volverán las tornas. Entonces, grita al público: “Sé que estáis aquí, no hay cuarta pared así que ¡juguemos!” Incluso al músico se le va la cabeza en un momento dado y empieza a interpretar un bolero.

Son delicados los tiempos, lentos, que hemos cuidado mucho, las pausas, los silencios y la música.

¿De dónde salieron los payasos?

La condición del payaso viene motivada muchas veces por una desgracia: Lo es por no haber podido hacer otra cosa. Los primeros payasos eran artistas circenses impedidos: acróbatas que se habían roto una pierna y que no podían seguir actuando. Se dice que sus antecesores eran los que llevaban la paja de los animales de los circos arriba y abajo, normalmente oriundos del lugar donde se instalaban las carpas y que solían ir bebidos (de ahí lo de la nariz roja). Por ello, al caérseles la paja, hacían reír al público.

La acción sucede cuando las máquinas dejaron de cantar poco a poco.  

Nosotros ensayamos en una fábrica textil en desuso. Y decidimos basarnos en la decadencia de la industrialización, cuando empezaban a cerrar las fábricas. La idea de estar fuera de los engranajes. Al payaso protagonista lo situamos atrapado en ese momento: Estaba trabajando en una fábrica moribunda. Lo último que se le encargó fue que tirara la basura y aún está en ello.

¿En qué se ha convertido el mundo después?

Ahora una máquina puede hacer lo que antes hacían quince personas. También han cambiado las cosas que entretienen. Cuando yo era pequeño me lo pasaba bomba con un videojuego y hace poco, al jugar de nuevo con él, ¡lo encontré tan aburrido! Hoy tenemos mucho más acceso a la información y la imagen pero por otra parte estamos mucho más controlados y eso es una sensación extraña. “Facebook”, las redes sociales y los teléfonos móviles nos hacen perder privacidad de nuestro día a día, nuestro yo propio.

Háblanos del yo del personaje que interpretas.

Este payaso, el “excéntrico”, es melancólico y nostálgico. Vive ensimismado. Todo lo que le ocurre es muy grande para él y cada solución al problema surgido es nueva para él. Le obsesiona la bolsa de basura, lo único que le mantiene vivo y ocupado. El día que finalmente la tire al contenedor quizás nunca más nadie le dará ninguna otra tarea. Y entonces, ¿qué será de su vida?

¿Podemos identificarnos con él?

Esa bolsa de basura simboliza la “mochila” que cargamos sin atrevernos a dejar atrás porque tememos que haciéndolo perdiéramos algo. El payaso se mantiene aferrado a su bolsa, que es lo único que le une a un mundo pasado, a sus recuerdos. O eso es lo que él cree. Es la única que lleva treinta años con ella. Conviven: Ha tenido que defenderla, que mimarla, han dormido juntos… Y acaba cogiéndole afecto. Por eso cuando aparece el cubo donde tirarla, no puede deshacerse de ella sin más.

Hay otra historia de amor en “Naïf”: la de coqueteo y seducción entre la fregona y el payaso.

A mí me gusta trabajar desde los clásicos y recuperar su esencia. Este momento está basado en un número clásico. Y viene causado por el gag previo de las goteras. Habíamos pensado centrar la atención en las dificultades del personaje mientras fregaba con el papel de diario que iba esparciendo por el suelo desde el cubo. Pero jugando con la fregona se nos ocurrió todo eso. Aunque ese amor que aparece nuevamente con el objeto luego desaparece de nuevo. Porque formaba parte de la propia fantasía del payaso.

También combináis fantasía con tecnología.

Nos gusta trabajar desde la esencia, que son las emociones, pero llevada a la actualidad para que la gente reaccione. En “Naïf” aparece proyectada la imagen del álter ego del protagonista, lo que le ronda por la cabeza. Soy yo mismo “animado” con mis propios movimientos. Y con mi imaginación, una de las riquezas que tenemos los payasos para transmitir y que tiene que hacerse presente en el escenario.

Y hacéis participar al espectador.

Siempre me ha gustado trabajar con él. Me tomo el tiempo necesario antes de elegirlo. Tengo que haberle preguntado y contestarme él tres veces que sí sin palabras. Y entonces empieza el juego. Busco pasarlo bien con ese espectador: Reírnos y emocionarnos. En Corea, donde el trato con el público es diferente porque no tienen tan cercana la cultura del tacto, una espectadora a la que hice participar me saludó llorando al final de la función. En otra ocasión, un espectador mayor de Torelló me estuvo abrazando durante unos diez minutos…

¿Qué aprende Toti del público?

A ser humilde. Cada espectador que viene a verme actuar lo hace porque ha decidido dedicarme una hora de su vida. Una hora de la vida de una persona es mucho tiempo. Y esa es una de las cosas que valoro más. Si hay cien personas en la sala, ¡son cien horas! Yo, a cambio, tendré que ser lo suficientemente generoso como para darles algo que valga la pena.

La música de Albert Dondarza es uno de los elementos principales de “Naïf”.

De hecho, ¡es la mitad del espectáculo! Y la interpreta el mismo Albert en directo. Su personaje representa el sonido de las máquinas. Y está en la mente del payaso. Música y juego escénico van íntimamente relacionados en nuestra pieza. Así jugamos ambos también en el escenario sin saber nunca exactamente qué pasará y siempre bajo la sensible iluminación de Nino Costa.

Habéis llevado “Naïf» por Aviñón, Corea del Sur, Finlandia, Alemania y Francia. Y ahora actuáis en Barcelona.

Actuar aquí nos permite hacer temporada y un rodaje diario del espectáculo. Los medios de comunicación suelen estar concentrados en las capitales pero a nosotros también nos gusta mucho actuar por el resto de Cataluña.

Recomiéndame algún espectáculo.

La “Operetta”, actualmente de gira por Francia, de Jordi Purtí y Cor de Teatre. Y en el ámbito circense, Pepa Plana. También “Ovni” de Farrés Brothers, una propuesta muy delicada. Y los espectáculos de La Baldufa Companyia de Comediants.

¿Qué hay dentro de esa bolsa de basura de la que no quiere desprenderse Toti?

De forma ficticia, mi pasado y mis miedos. ¡Y debería ser más grande de lo que veis! En la que usamos en el espectáculo está la suma de todas las bolsas que hemos ido añadiendo función tras función desde la primera. Y cuando en un momento de la obra hago malabares con un montón de bolsas diferentes, lo que pretendo contar es que podemos acabar jugando con nuestros propios problemas.

¡Bienvenidos entonces los problemas!

por Juan Marea

«Naïf» se representa en La Seca Espai Brossa de Barcelona hasta el 8 de diciembre.
http://www.laseca.cat/

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Paul Berrondo, director y autor de “Nedant cap a la Mar de la Xina”: “Uno debe atarse a sí mismo poniéndose límites.”

Paul se confiesa un gran cinéfilo. A Paul le fascina Tennessee Williams. Y, además, Paul hace teatro.

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Paul mirando a Oriente. (Fotografía: Nuria Gómez)

¿Qué es “Nadando hacia el Mar de China”?

Pues una historia de amor y desamor como las que vivimos todos continuamente hecha muy artesanalmente y con mucho cariño. Desde la honestidad y el amor con el que entendemos nosotros el teatro.

¿Dónde lleva ese mar?

A un lugar al que se llega después de un arduo trabajo consigo mismo habiendo pasado por sitios propios muy oscuros. El último donde uno puede acceder. Y es muy inhóspito. Es como cuando los elefantes acuden a su cementerio. Dejo a la imaginación del espectador situarlo donde desee.

En esta obra, tus personajes interpretan “La noche de la iguana” de Tennessee Williams y el argumento es muy similar al de “Ha nacido una estrella” de George Cukor.

Para escribir el texto, leí una docena de obras de teatro en las que inspirarme pero no encontraba lo que buscaba. Hasta que una noche vi “Ha nacido una estrella” (“A Star is born”) y se me ocurrió contar la relación de una pareja que se quiere muchísimo pero que nunca podrá llegar a encontrarse. En la película, los dos personajes eran actores de cine. Yo los trasladé al mundo del teatro, que conozco perfectamente. Por otra parte, “La noche de la iguana” (“The Night of the Iguana”) me rondaba muy cerca y me pareció que el personaje del Reverendo Shannon (interpretado por Richard Burton) tenía un paralelismo brutal con el personaje de «Norman Maine» (James Mason) de la película de Cukor. Ambos son totalmente destructivos y los uní.

¿Es responsable el otro de nuestros problemas?

En absoluto. No podemos culpar a la pareja de nuestros males porque en realidad todo parte de uno mismo. Por mucho que Borja, el protagonista, quiera nunca podrá salir de ese demonio que tiene: su carácter autodestructivo.

Pero Borja es quien da precisamente a Maria su gran oportunidad laboral. ¿Esa lucidez no es capaz de aplicarla a su propia vida?

Él es un tío muy lúcido en lo suyo, muy intuitivo en su trabajo. Pero no sabe usar la razón. También tiene una gran carencia de inteligencia emocional. El drama de esta historia es que le ganan sus circunstancias, su propio carácter.

La obra se estructura en dos niveles narrativos: la historia de una pareja y cómo sus integrantes representan en el escenario fragmentos de “La noche de la iguana”.

Alternamos la relación de ambos, contada de una forma “casual”, con la puesta en escena de “La iguana”, que es más clásica. El personaje de “Hannah Jelkes” que interpreta Maria es la antítesis de ella misma. Eso me gustaba porque me permitía remarcar la diferencia entre su mundo real y el metateatral en el que también se mueve con él. En cambio el personaje que interpreta Borja, que es “Shannon”, es tan cercano a él mismo que ambos parecen uno. Algunos espectadores llegan a confundirlos.

El arranque del espectáculo tiene un aire espontáneo que hace que el público se sienta muy a gusto.

Necesitábamos esa frescura y ligereza iniciales para poder meternos luego en un terreno mucho más pantanoso. Así los personajes podían calar en el espectador y este empatizar con ellos y entrar en el juego teatral que los dibuja.

El reverendo está capturado. ¿Es un requisito previo para que pueda finalmente nadar hacia el Mar de China?

Hay un momento de la obra en que él pregunta a ella. “¿Por qué hay que atar a la gente? ¿Por qué no dejar que las cosas fluyan y sean como tienen que ser?” Y ella, desde la razón, le contesta que a veces hay que poner límites aunque no queramos. Uno se ata a sí mismo poniéndose límites y pasándose las cuerdas que necesita para no poder irse corriendo a ese mar.

¿Qué límites te has puesto como creador a la hora de llevar a cabo este proyecto?

Me he dejado llevar mucho por mis impulsos y por cómo entiendo yo el teatro. Solo me he puesto los límites que me atraen como espectador. Lo único que he pretendido ha sido explicar una historia y que se entendiera. Que fuese un espectáculo o no era una cuestión secundaria. Luego descubrí que este último aspecto era necesario para que el producto resultase más agradable a la mente del público.

Habéis trabajado el texto a partir de las improvisaciones del reparto. ¿Ha sido fácil nadar todos en una misma dirección?

Esa ha sido mi labor. Yo escribí la base, dibujé cada escena, por dónde los actores debían navegar. Así pudimos después reescribir la obra entre todos.

¿Qué destacas de los actores, Borja Espinosa y Maria Ribera?

Esta es la primera obra que dirijo y los dos se me han abierto en canal. Ha sido muy gratificante para mí y me ha dado mucha confianza. Ambos trabajan de manera muy diferente pero hemos conseguido encontrar un nexo de unión basado en la escucha del uno por el otro.

Hay un tercer personaje, el músico Jordi Busquets.

Propuse a Jordi que participara en nuestro proyecto como músico y como me gusta mucho la energía que desprende en el escenario decidimos incorporarlo también como actor. Es el juglar que da los “titulares” de la historia y con su soplido indica a los protagonistas que los desarrollen. Como un mago que, después de colocar a los personajes en su sitio, les insufla de un aire de vida.

¿Qué es el Teatro para ti?

El alimento del alma. Lo que te permite realmente alimentar el estómago porque te da una capacidad de búsqueda de vida que hace que puedas ir más allá.

¿Cómo ves el panorama teatral actual?

En él proliferan propuestas de pequeño formato como la nuestra producidas con muy pocos medios. El público dice que son muy ingeniosas porque en ellas se aprieta la imaginación pero eso tiene un doble rasero: ¡Acaba siendo teatro amateur porque acabamos haciéndolo por amor al teatro sin poder comer de ello! Y los artistas deberíamos poder comer con nuestro arte.

En la escena final, ella cierra una puerta, la misma por la que entró al principio.

Ese momento es mágico: acaba la obra y es un falso final. Me encanta que cada uno se imagine algo distinto sobre lo que aguarda a Maria tras esa puerta. Todo creador, una vez que ha hecho su obra, debería poder dejarla a la imaginación del espectador que la mira.

Paul recibe a sus compañeros. Y China queda lejísimos.

por Juan Marea

“Nedant cap a la Mar de la Xina” se representa en el Almeria Teatre de Barcelona hasta el 17 de noviembre.

http://www.almeriateatre.com/

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La iguana es crepuscular y apasionada. (Fotografía de Alba Aránega)

Magda Puyo, directora de “Cosmètica de l’enemic”: “La cultura es incomodidad.”

Magda ríe a mandíbula batiente y dispara pasión por su trabajo. Ni la grabadora está segura. Pero no seré yo quien consiga evitarlo.

 ¿Qué es “Cosmètica de l’enemic”?

Es la historia de un hombre que encuentra a su álter ego y este le ayudará a conocerse. Siente pánico porque tiene un lado oscuro. Al igual que hace Amélie Nothomb en su novela homónima, nuestra propuesta combina comedia y thriller psicológico.

¿Al público actual, en estos momentos, le gusta que le mostremos este lado?

Sí y mucho. Porque todos lo tenemos. Si alguien nos tirase un poco de la lengua, seguramente saldrían aspectos de nuestra personalidad mucho más negros que el blanco que enseñamos aparentemente. La obra habla de emociones fuertes y la gente las necesita. Aunque sean de ficción, las puede contrastar con sus propios miedos, con su angustia. Así dejamos escapar nuestra parte negativa. Y ello nos permite descansar. También es una forma de reírnos de nosotros mismos, de ironizar sobre la realidad. Y es que la vida es una tragicomedia grotesca.

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Magda claroscura

Lo que tenemos dentro no podemos rechazarlo. Lo importante es saber que lo tenemos y no negarlo. No te escondas de lo que tú también eres.

Definís la obra como un “juego ambiguo y seductor entre el Bien y el Mal”. ¿Por qué es tan tentador el Mal?

¿Por qué nos atraen los acantilados? Pues porque sabemos que si los traspasamos ocurrirá algo absolutamente desconocido y quizás descubriremos cosas de nosotros mismos que nos asusten mucho y que prefiramos ocultar. De todas maneras, el Mal es muy relativo: Muchas cosas que calificamos socialmente como buenas son malas en realidad. Y al revés.

La obra transcurre en la sala de espera un aeropuerto. ¿Es relevante que los hechos sucedan allí?

Por supuesto. En primer lugar, porque la sala de espera es tierra de nadie y en ella no estás protegido. En segundo lugar, mientras esperas tu mente puede estar en blanco porque no estás haciendo nada en concreto. Y finalmente porque no puedes escaparte de allí. Solo tienes una salida: Subir al avión. Después de encontrarse Jérôme Angust, el ejecutivo protagonista, con Textor Texel en dicho aeropuerto, el primero solo podrá dirigirse hacia una puerta, la del abismo.

La obra se centra en dos personajes antagonistas que “se oponen, se cruzan y finalmente se confunden”. Eso también ocurría en “Alma i Elisabeth”, la obra que estrenaste el pasado mes de junio adaptando “Persona” de Ingmar Bergman.

Es curioso pero no lo busqué intencionadamente. Ambas propuestas me las hizo Carles Manrique, el productor ejecutivo. En ambas se plantea la dualidad del ser humano. ¡Quizás fue mi subconsciente el que me llevó a ellas!. Mi hijo, al ver las dos obras, me preguntó si me pasaba algo, si tenía algún problema… Yo le contesté como hace todo el mundo: que no. Tanto Amélie Nothomb como Ingmar Bergman son personas muy contradictorias, en lucha constante consigo mismos y con la realidad y la sociedad. Sus obras son también muy complejas. Últimamente me divierto mucho haciendo cosas tan duras.

El título de la obra, “Cosmètica de l’enemic”, es extraño.

La “cosmética” (que viene de “cosmos”) es la ciencia que estudia el equilibrio del cosmos, es el “arte del equilibrio”. Textor equilibrará a esa persona que es Jérôme y su dualidad.

Te enfrentas al estilo de Nothomb, íntimo y hermético.

Amélie es muy dual. Nunca es tan hermética o grotesca como para llegar al límite. Siempre te permite volver. Lo combina muy bien. Algunos elementos de su obra, como cuando habla del jansenismo, de Pascal o incluso cierta influencia freudiana, podrían resultar herméticos. Pero al mismo tiempo es una novelista popular por su forma clara y diáfana de hacer que corra la acción y su capacidad de seducir al público. Además, Amélie tiene un sentido del humor negro. Y eso gusta mucho por la perversidad que todos llevamos dentro.

¿Cómo adaptasteis Pablo Ley y tú la novela?

La literatura de Amélie es muy teatral. Nos limitamos prácticamente a sintetizar su texto. A medida que avanza la obra, se abren puertas falsas repentinas que te llevan por otro lado. Intentamos no dejarnos ninguna de esas puertas. Quisimos mantener ese suspense, elemento frecuente en la obra de Nothomb. Nosotros solo hemos intentado no perder el equilibrio que su obra ya tiene.

Los actores, Lluís Soler y Xavier Ripoll, destacan por la gravedad de sus voces.

Sus voces contrastan muy bien. La de Xavier es algo volátil mientras que la de Lluís es más profunda, rasgo muy apropiado ya que él interpreta precisamente al enemigo interior. De ambos actores, destaco además su capacidad de hacer verdadero todo lo que aquí interpretan.

El espacio escénico es tuyo y de Martí Torras.

Yo quería contar la metáfora de la mente humana. Representarlo con algo que recordara al cerebro mediante formas organizadas. Y que el público formara parte del espectáculo de modo que puntualmente se sintiera en un aeropuerto abriendo una ventana hacia la mente de alguien para poder mirar adentro.

¿Cuáles son tus inquietudes como directora?

A mí me gusta crear espacios poéticos. Hacer una propuesta estética que incluya una complejidad ideológica. No me interesa hacer una copia de la realidad. Y me encanta trabajar la corporalidad de los actores. El cuerpo explica cosas irracionales mientras que la palabra siempre es racional. Por ello, el cuerpo lleva a lugares personales mucho más profundos.

¿Es la ambigüedad una forma de no mojarse?

El teatro es hacer preguntas. La respuesta debe darla el público formulándose más preguntas. El arte causa incógnitas. Cuando miramos un cuadro de Pollock, lo entendemos desde la emoción y la sensación, y no desde la razón. No obstante, a veces los directores y dramaturgos no sabemos explicar lo que queremos decir.

¿A quién va dirigida vuestra propuesta?

Es una obra con diversos niveles de lectura. Nos está sorprendiendo que venga a verla gente muy joven, que es un sector social poco habituado al teatro. Los domingos por la tarde, en cambio, el patio de butacas se llena de gente mayor. El público que estamos teniendo es un buen reflejo de la combinación que “Cosmètica de l’enemic” ofrece de lo popular y lo ambiguo. Estaremos en la Sala Muntaner hasta el 9 de noviembre y después tenemos catorce “bolos” por Catalunya.

Recomiéndame una obra que hayas visto recientemente.

La marquesa de Sade” dirigida por Emilià Carilla y protagonizada por Agnès Romeu, Muntsa Alcañiz, Àngels Bassas, Andrea Montero, Laura Fité y Enka Alonso en el Teatre Akadèmia de Barcelona. El trabajo de las actrices es muy interesante.

¿Cómo ves el panorama teatral catalán actual?

Hiperconservador y muy acomodaticio. Es necesario iniciar un proceso de liberación. La cultura y el arte de este país son un patrimonio muy rico: Por un lado, somos cuatro gatos y en cambio tenemos muchos artistas. Este proceso se inició en un momento dado pero ha quedado paralizado. Lo que tenemos ahora es un localismo patético.

¿A qué se debe esta situación?

Hace mucho tiempo que las instituciones públicas siguen un camino equivocado potenciando una serie de propuestas insuficientes para crear un tejido cultural pero que lucen mucho en el aparador. Esto pasa ahora más que nunca. Los proyectos mueren donde se estrenan y fundamentalmente en Barcelona: No hay una red de exhibición, solo edificios con sus focos. Todo son ladrillos y ordenadores. Y lo importante es que los artistas estén en el escenario. Por otra parte, los profesionales tenemos que depender menos de las instituciones.

¿Qué es la cultura para ti?

Un espacio de placer y reflexión. Un lugar donde buscarse como persona y como país. Es una de las pocas cosas que te hacen avanzar humanamente. Y empieza en la esfera más privada. Si la cultura local no es potente, nunca podrá dar el salto hacia lo universal. Y lo universal nace de la potenciación de aquello que proviene del territorio propio. Cuando lo que se promueve es una colección de obviedades, los saltos son fuegos artificiales. La cultura es incomodidad. Solo así es posible la búsqueda de algo mejor.

Apago la grabadora. Ahora soy yo el que debe responder a Magda.

por Juan Marea

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Magda, Xavier y Lluís, cosmonautas

Compañía Elejedelmal: “Mareamos al público para que luego vomite.”

Gerard Nicasi, director, es la calma. Marc Ribera, actor, la tempestad. Navegar por estas “Cèl·lules T” será accidentado y apasionante.

ImageGerard, de claro; Marc, oscuro

¿Qué son las células T?
Marc: Son las defensas del cuerpo. El Colectivo Positivo las conoce muy bien. A medida que avanza la infección de VIH en un enfermo , estas disminuyen. En el fondo, todos somos unos supervivientes. Por el simple hecho de no estar muertos. No somos más que células T.

El espectáculo se basa en la obra “T-Cells and Sympathy” de Michael Kearns. Se le cayó la “simpatía” a vuestra adaptación.
Gerard: Seamos claros: Los monólogos que integran nuestra obra son historias muy crudas. Nos pareció que mantener en el título la palabra “Simpatía” podía inducir a error y decidimos quedarnos con lo básico, las “Células T”.

¿Qué hay en común en los monólogos seleccionados para este montaje?
G: Su humanidad. Al hacer la selección de entre los treinta y cuatro que componen la obra original, intentamos que todos ellos permitieran al espectador identificarse. Más allá del hecho de que todos hablen del SIDA, en la puesta en escena hemos buscado ese acercamiento al público a partir de la simple mirada del actor.

Decís que vuestra visión de la realidad es “cruda, clara y directa”. ¿Hacéis denuncia?
M: La denuncia la hace el espectador. Es él quien debe reflexionar para llegar a sus propias conclusiones. Nosotros le ofrecemos un material con alta carga emocional. Le mareamos para que luego vomite.

¿Por qué este texto?
G: Nosotros queremos que deje de estigmatizarse esta enfermedad. Hoy en día aún existe el miedo a tocar a enfermos o a besarles por el temor del contagio. Y nosotros decimos: “Esto ya ha pasado. Hemos evolucionado. ¡Tranquilos, no pasa nada!”. Kearns, además de ser enfermo de SIDA, siempre ha sido un activista del tema. Para él, estos monólogos son su testamento teatral.
M: Lo que a mí me fascina del SIDA es que a través del amor transmite la muerte. “Eros” y “Thanatos”. No existe el sexo seguro pero sí podemos poner barreras al avance de este virus.

¿El teatro puede escandalizar?
G: Sí y eso es bueno. Porque así el espectador conoce e incluso puede rectificar cuando haga falta. En resumidas cuentas, pierde el miedo.

¿Qué rasgos caracterizan a Elejedelmal?
M: Queremos estar atentos a la realidad y explicarla después sin decorarla. Nos gusta el hiperrealismo e integrar directamente al público en el espectáculo.

Gerard: ¿Cómo resumirías el proceso de preparación de una obra de teatro?
G: El teatro es un trozo de vida a pocos metros y te lleva a todo un mundo. Los primeros días de ensayo son de caos total. ¡No entiendes nada! Pero a partir de un momento determinado, parece que todo se ordene solo. Entonces empieza a hincharse como si fuera un soufflé.

Marc: Háblanos de “Joey”, tu personaje.
M: A mí me gusta mucho trabajar desde el exceso, desde la desgracia. Aunque luego vaya a hacer una comedia estilizada. Yo gestiono bien ese exceso, incluso en mi vida personal. Elegí mi personaje porque me pareció el más excesivo y desgraciado. Porque es una persona viva.

Las interpretaciones de los actores son contenidas.
G: Lo pedía el hiperrealismo que buscábamos. Hasta nos documentamos con un experto.
M: Así el público ve algo vivo: relaciones humanas. Huimos del estereotipo. ¡Se puede ser gay y tener sentimientos!

¿Cuáles han sido las últimas obras que os gustaron?
M: A mí me encantó “Hedda Gabler” en el Teatre Lliure.
G: “Sé de un lugar” de Iván Morales.
M y G: ¡Y “El loco y la camisa” de la Compañía Banfield Teatro Ensamble!

¿Qué ha supuesto que el SIDA se instalara en nuestra sociedad contemporánea?
M: Pues que se trajera el miedo y que se volviera a señalar a la gente. Los médicos se negaban a dar tratamiento a los pacientes. ¡Y a los que morían de esta enfermedad les envolvían con bolsas de basura! Ello demuestra una vez más que los humanos somos asquerosamente crueles. El virus del SIDA encaja mucho en la sociedad de hoy en día.

¿Cuál es el “Mal” actual de esta sociedad?
M: La falta de respeto hacia uno mismo. La ignorancia oculta tras la máxima de “todo es correcto”. (De eso los catalanes sabemos mucho con el “aquí no passa res!”.) Evitamos continuamente el sufrimiento. Y resulta que, en el fondo, todo es una desgracia: desde las relaciones íntimas hasta la política. Pero si aceptas la desgracia, las cosas empezarán a salir bien.

Por Juan Marea

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 «Cèl·lules T» se representa en la Sala Porta 4 de Barcelona hasta el domingo 29 de septiembre
http://porta4.cat/programacion-mas-info.php?id=156

Pep Tosar, protagonista de “Sa història des Sr. Sommer” en el Círcol Maldà: “El Sr. Sommer escapa de la vida y de la muerte.”

Pep arrincona la melancolía con la luminosidad de su ilusión. Pep afronta la madurez escalando la copa del árbol más alto. Ese que se riega con el entusiasmo de salir al escenario. Y el árbol crece aún más.

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El Círculo de Tosar

Esta es una historia tierna y triste.

La ternura suele viajar acompañada de algo de tristeza. Patrick Süskind maneja de forma muy acertada estos dos sentimientos en la novela que inspiró nuestro espectáculo. Y consigue así un alejamiento emocional.

“La historia del Sr. Sommer” explica la fascinación que su narrador sentía cuando era niño por su vecino, el Sr. Sommer.

La acción transcurre durante la infancia del protagonista, que nos cuenta desde su vida adulta. A medida que avanza, se da cuenta de la importancia de la misma. El Sr. Sommer es una especie de proyección del protagonista, de recuerdo, algo que le hace recapacitar sobre los momentos que han marcado definitivamente su personalidad y su destino. A menudo provienen de esa época frágil en la que siendo niños dejamos de serlo.

 ¿Qué diferencia la mirada de un niño de la de un adulto?

Un niño lo ve todo de forma tan espontánea que no aprecia la dimensión de su valor. Cuando se vuelve adulto y asume que debe llevar una vida al lado de otros adultos, entiende que lo que ha vivido han sido lecciones preparatorias de ese futuro tan alejado de la mente infantil.

 ¿Cuáles son las vivencias del niño protagonista de “La historia del Sr. Sommer”?

Pues tendrá su primer contacto con la decepción amorosa, la mentira y la muerte: esos parajes que, transitados, nos convierten habitualmente en lo que acabamos siendo. No está protegido contra esas experiencias, que le atacan directamente y por eso siente miedo.

El Sr. Sommer es taciturno y misántropo. Y, pase lo que pase, sale cada día a caminar incansablemente con un largo bastón y una mochila vacía.

El Sr. Sommer anda las veinticuatro horas del día. Porque escapa de la muerte. Y de la vida. En realidad, de su imposibilidad de adaptarse al mundo que le rodea. Crece y envejece pero renuncia a ser adulto. El narrador se pregunta: ¿De lo que le pasa al Sr. Sommer, cuánto podría pasarme a mí?

 El misterioso Sr. Sommer no desaparece hasta que el protagonista deja de subirse a los árboles.

Cuando el niño siente que ya no se le ha perdido nada encaramándose a un abeto o a un abedul, empieza a ser adulto. Justo en ese momento, el Sr. Sommer deja de ser un misterio. Ya no le inquieta. Pero entonces a nuestro protagonista le sacude la duda de si fue buena idea bajarse de los árboles.

¿Cómo convive Pep Tosar con el Sr. Sommer desde que se conocieron?

Estrenamos este espectáculo hace 20 años en la Fira de Tàrrega. Al cabo de diez años, yo ya tenía la misma edad del personaje que interpreto. Ahora, en cambio, me acerco más a la edad del Sr. Sommer: ¡A lo mejor me está llegando el momento de coger un bastón, empezar a caminar y dejar que la historia la cuente otro…!

¿A quién dedicáis “La historia del Sr. Sommer”?

La hemos representado para todo tipo de público: gente mayor, niños pequeños que la viven boquiabiertos… En realidad, se dirige a espectadores que busquen algo más que simple entretenimiento. No se trata, sin embargo, de un texto difícil: Basta con sentarse a disfrutarlo, divertirse y dejarse conmover.

Todos tenemos un Sr. Sommer que se parece al del protagonista. ¿Cuál es el de Pep Tosar?

Este mes pasado, durante mis vacaciones, pasé por delante de su casa. Le conocí con quince o dieciséis años. Era un hombre muy marcado por un pasado violento y de la noche al día decidió romper con la sociedad. Así que se instaló en un molino en ruinas a unos pocos quilómetros del pueblo en el que me crié. Solo se alimentaba de lo que él mismo había cultivado. Sembraba incluso su propio tabaco. Con cerca de ochenta años, siempre rodeado de moscas… Me impactó mucho.

 ¿De qué sirven los recuerdos de infancia cuando uno ya no es niño?

La persona sin recuerdos es una persona llena de desconcierto: No sabe quién es ni hacia dónde se dirige. Los recuerdos son nuestras boyas, nuestros puntos de referencia. Con ellos, intentamos “cagarla” lo menos posible. Aprendemos así a preparar los errores que estamos a punto de cometer.

 Lluís Massanet, coautor de la dramaturgia, dice que “la rememoración es un invento narrado”.

El pasado necesita ser reinventado día a día a través de la narración. Probablemente surja de ahí la necesidad de las personas de escuchar las historias de los demás. Dicen que no hay nada más interesante para uno que saber lo que le pasa a otro.

 ¿El teatro también es útil para cumplir ese objetivo?

¡Por supuesto! El teatro es el espacio donde esto sucede con absoluta libertad y fuera de todo peligro. El teatro es el espacio donde la vida es completamente narrable, permeable y «revisitable». Y con un distanciamiento que permite que podamos emocionarnos, incluso sufrir, al contrastar nuestra propia experiencia con la de los personajes.

 ¿Dónde está el peligro entonces?

El verdadero peligro está en la vida real.

 Estas funciones suponen la despedida del Círcol Maldà, que cierra a finales de este mes.

Nuestro contrato de alquiler expira el 30 de septiembre y el propietario del local no nos ha permitido renovarlo. Pero estoy muy satisfecho de estos cinco años porque han sido lo más importante de mi carrera profesional.

 ¿Qué pasará después?

Estoy preocupado, aunque no triste, por el futuro de nuestro proyecto artístico. Necesitamos urgentemente un lugar donde aterrizar para poder comunicárselo enseguida a nuestro público. El mundo actual es dificilísimo y no podemos limitarnos a esperar que ocurra un milagro…

por Juan Marea

sa-historia-des-senyor-sommer_img-129519La bondad de Pep