Mi grabadora está nerviosa: Le hablarán de manipulación y de arte. Y de ampliar fronteras críticas. Mi grabadora se sonroja y se excita.
Presentas en el Ciclo “Cinema i Propaganda Nazi” que se exhibe en la Filmoteca de Catalunya tu película documental “Harlan–A la sombra de El judío Süss” (“Harlan–Im Schatten von Jud Süss”, 2009).
F: Veit Harlan fue uno de los realizadores más oscuros del Tercer Reich. Y el creador de “El judío Süss”, la película antisemita alemana más perversa de todos los tiempos. Eso le ha convertido en un realizador maldito. Harlan obtuvo más éxito durante el nazismo incluso que Leni Riefenstahl aunque finalmente ella se hiciera más famosa.
Harlan reunía la doble condición de buen artesano y de artista personal.
Constituyó el paradigma de director consagrado de forma oportunista a un régimen político. A pesar de ello, quizás sea algo injusto recordarle solo por “El judío Süss”: También dirigió grandes películas como “Opfergang”, de un romanticismo tardío. El gran cineasta alemán Alexander Kluge insistió que hay que destacar las cualidades estéticas de sus melodramas coloristas así como el modo en que estos impactaron al público de entonces por la imaginería y atmósfera que muestran.
Pero fue juzgado por “El judío Süss”.
De hecho, se trata del único cineasta juzgado por crímenes de la Alemania nazi por una película. Es discutible que un tribunal pueda decidir hasta qué punto una película propagandística incita al genocidio. Y como no puede demostrase de una forma clara, Harlan fue absuelto. Quizás la cuestión tenga que ver más con la moral que con la causa penal.
¿Cómo recibe el espectador este cine nazi?
Desgraciadamente, sabemos muy poco de cómo el público de entonces percibió “El judío Süss”. Y hoy en día la lectura que se hace de ella es demasiado simplista, muy política. Pasando por alto, por ejemplo, su lectura sexual.
En tu documental tratas también cómo afecta la actitud profesional de Harlan a sus descendientes, en la línea de tu otra obra “Die Verhoevens” (2003).
Siempre me ha interesado el punto de vista de la generación actual sobre lo que sucedió tiempo atrás en su propia familia. Al principio, ambas familias mostraban poco interés por averiguar alegando que ya se sabía todo desde un punto de vista histórico. Pero, en los últimos tiempos, han empezado a preguntarse qué estuvieron haciendo sus abuelos durante los tiempos del Tercer Reich. Aún les queda mucho por contar para después poder asimilar.
También se incluye en el Ciclo tu nueva película “El Cine de propaganda nazi visto hoy” (“Werkstattbericht NS Propagandafilm heute”, 2013). ¿Para qué sirvieron las películas nazis?
El cine como medio propagandístico tenía una importancia tremenda que no podemos minusvalorar. Entonces iban al cine diez veces más espectadores que ahora, su potencial de influencia era tremendo y Goebbels, ministro de propaganda, lo sabía muy bien. Por ello, se destinaba a su producción unos presupuestos muy elevados y participaban en las películas los mejores actores. Los efectos más eficaces se consiguen mediante la calidad y eso es algo que los nazis consiguieron.
¿Qué hacemos con esos filmes ahora?
Hoy en día resulta muy controvertido decidir cómo tratarlos. En Alemania, se discute si la sociedad democrática actual es suficientemente madura para ver estas películas sin limitaciones. Incluso setenta años después de lo sucedido, siguen estando prohibidas: No se permite exhibirlas en televisión ni editarlas en DVD. Solo pueden verse acudiendo a un archivo o bien en ciclos como este después de haber sido introducidas por estudiosos del tema y acompañadas de un debate posterior.
¿Qué opinas tú de estas restricciones?
Hay que adoptar una postura ofensiva al respecto. Si no se difunde este legado cinematográfico nazi, desaparecerá. Por ello, la digitalización y la conservación son muy importantes. No tenemos que limitarnos a conocer la parte luminosa de la historia cinematográfica alemana, como “Metrópolis” (“Metropolis”, Fritz Lang, 1927) o “Los nibelungos” (“Die Nibelungen”, F. Lang, 1924). También debemos proteger su parte más oscura. Estoy muy a favor de la edición cuidada en DVD de estas películas. Aún hay más de 40 prohibidas y muchas de ellas son interesantísimas.
¿Qué público asiste a las proyecciones de estos ciclos?
En Alemania suele ser una mezcla de unos pocos nostálgicos, que quizás vivieron esa época, junto a gente joven que valora con gran interés este cine como documento histórico. Pero es muy importante ampliar la visión alemana de esta temática. Por eso me alegra mucho que se vean aquí las películas.
Mi grabadora finalmente sonríe agradecida.
Por Juan Marea
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