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Crítica teatral: Marits i mullers, en La Villarroel

Si el público relaciona con algún medio a Woody Allen, este no es otro, qué duda cabe, que el del cine. Allen es uno de los directores más significativos e influyentes, con una carrera que se inicia como guionista en la década de los 50 y que se mantiene activa en la actualidad. Por eso puede sorprender al público que Allen aterrice en Barcelona sobre los escenarios, con una adaptación teatral de Maridos y mujeres (1992) dirigida por Àlex Rigola e interpretada por Andreu Benito, Joan Carreras, Mònica Glaenzel, Sandra Monclús, Lluís Villanueva y Mar Ulldemolins.

«Andreu, escritor y profesor de literatura, y su mujer Mónica, que trabaja en una revista de arte, no pueden creerse que sus mejores amigos, Sandra y Joan, aparentemente una pareja perfecta, hayan decidido separarse. A partir de esta noticia, ellos mismos empezarán a plantearse si su matrimonio se basa o no en una relación realmente sólida».

Como su título indica, la obra trata sobre el mundo de la pareja y las contracciones que se acumulan en ella con el paso del tiempo. No descubro nada nuevo si afirmo que no hay misterio mayor, en el plano emocional, que el funcionamiento de una pareja, ya supere esta los diferentes obstáculos que se le presentan en la vida o se vea afectada por crisis de subsistencia más o menos serias. No existe, pues, un planteamiento escénico más complicado que el que intenta analizar la naturaleza de la pareja, sea esta del tipo que sea.

De ahí que el resultado, escrito por Allen y adaptado por Rigola, sea eso, una propuesta enmarañada, esto es, un relato con escenas trazadas, giros, vericuetos y más de una sorpresa. Marits y mullers nos muestra el día a día de dos parejas, una que se mantiene y otra que se desintegra, a través de toda una serie de secuencias que se precipitan una detrás de otra, como la vida misma. Por esta razón, los actores siempre están sobre el escenario, ya sea interpretando a sus personajes o a la espera de incorporarse a la representación en cualquier momento.

La puesta en escena de la obra intenta potenciar la cercanía del espectador al recorrido emotivo de los personajes, por lo que sobre un escenario central veremos poco más que una mesa baja rodeada por varios sofás, ocupados indistintamente por los actores y los espectadores, hecho que favorece la intimidad de las situaciones que nos son mostradas. Una proximidad fomentada, además, por el hecho de que los personajes conservan en la representación los nombres de pila de los actores.

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En relación al reparto, el trabajo de casting ha sido mucho más que provechoso. A Andreu Benito, el alter ego de Woody Allen, Joan Carreras y Lluís Villanueva, todos en muy buena forma, se ha de sumar la interpretación de Mònica Glaenzel, Sandra Monclús y Mar Ulldemolins, que se dejan imbuir por los reflejos emocionales de los personajes femeninos a los que interpretan.

Aún así, y reconociendo el acierto del casting, la calidad de las interpretaciones y de la dirección, el contexto de la obra se nos hace algo lejano. Quiero decir con esto que se hace difícil para el espectador entender unos comportamientos y unas formas de ser tan lejanas y tan carismáticamente neoyorquinas como las que se nos muestran. De esta manera, y aún el esfuerzo que el director y los actores han invertido en la obra, algunos comportamientos no acaban de cuadrar con los actores que los interpretan, lo que provoca que el resultado final pierda algo de credibilidad.

Marits i Mullers representa, además, un trabajo laborioso de adaptación de un texto muy peculiar, que Rigola ya conoce, ya que él fue el responsable de una primera adaptación del guión de Allen para el Teatro de la Abadía de Madrid en el año 2013. De lo que se deriva que Rigola ha hecho el texto suyo, lo que le permite llevar a cabo una dirección precisa y envolvente de la obra, ayudado, claro está, por la interpretación destacada de unos actores y actrices que se sienten muy cómodos sobre el escenario.

Una obra recomendada, pues, para aquellos a los que les gusta analizar el mundo de la pareja, y para los que disfrutan con las historias escritas y dirigidas por Allen, una mirada muy personal que estará en cartelera en La Villarroel hasta el 10 de enero de 2016..

«Marits i Mullers» se representa en La Villarroel del 18 de septiembre al 29 de noviembre de 2015.

Basado en el guión de: Woody Allen
Dirección y adaptación: Àlex Rigola
Reparto: Andreu Benito, Joan Carreras, Mònica Glaenzel, Sandra Monclús, Lluís Villanueva y Mar Ulldemolins
Escenografía: Max Glaenzel
Vestuario: Silvia Delagneau
Iluminación: Maria Domènech
Realización de la escenografía: Teatro de La Abadía
Producción: Heartbreak Hotel, Teatro de La Abadía, Trànsit Projectes y La Villarroel

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 18:00 y a las 20:30 horas y domingos a las 18:00 horas
Precio: de 24 a 28 €
Duración: 1 hora y 30 minutos
Idioma: catalán

NOTA CULTURALIA: 8,5
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Jorge Pisa

Crítica teatral: El policía de las ratas, en el Teatre Lliure.

img_9577¿Cuál es el mundo de las ratas? ¿Cómo viven? ¿Qué clase de comunidad crean? ¿Una parecida a la humana? y si es así ¿qué lugar ocupan en ella el arte o la ciencia? Estos son algunos de los temas por los que transita El policía de las ratas, la adaptación llevada a cabo por Àlex Rigola del cuento de Roberto Bolaño en cartelera en el Teatre Lliure hasta el próximo 24 de noviembre.

Rigola nos presenta una experiencia teatral basada en el texto de intriga y crítica social compuesto por el escritor y poeta chileno en el que Pepe «el Tira», una rata policía, solitaria y perteneciente a una familia de ratas artistas, se enfrenta a un misterio: el hallazgo de dos ratas asesinadas, una hembra y otra bebe. Algo demasiado insólito en una sociedad, la de las ratas, donde el asesinato no existe y donde el trabajo y la colectividad se imponen sobre todo lo demás. Pepe iniciará entonces una investigación para esclarecer la causa de los asesinatos y detener al culpable de los mismos, luchando al mismo tiempo contra los tabús y los espejismos sociales.

El policía de las ratas es una reflexión sobre la realidad social humana, sobre el lugar que ocupan el arte y la ciencia y sobre el papel de la individualidad en el colectivo humano. La propuesta se construye a partir de una atmósfera de intriga y misterio potenciada por la puesta en escena de la obra. La adaptación nos presenta, así, una situación tenebrosa, aunque a veces es también agobiante y poética, construida a partir de una magistral sencillez escénica.

La obra se desarrolla sobre un escenario en el que predominan las tonalidades en blanco y negro, como haciendo referencia al género negro que subyace en la narración de Bolaño. El atrezo es mínimo, casi inexistente, compuesto por dos sillas, dos micrófonos, una bolsa de sangre y el cadáver de una rata. Si a este minimalismo le sumamos el hieratismo proyectado por los actores obtenemos como resultado un espectáculo en el que predomina la palabra, hecho que obliga al espectador a centrar su atención en la figura y la voz de los actores y de esta forma en el desarrollo del cuento escenificado de Bolaño.

img_9509Una historia que nos sirve para reflexionar sobre el papel del individuo dentro de la sociedad. Una cavilación representada en la voluntad de la rata Pepe de ser diferente, de adentrarse en experiencias que la colectividad rechaza y en poner en duda verdades que la comunidad da por establecidas. De ahí que la rata protagonista se empeñe en investigar unas muertes que la mayoría, siguiendo el dogma oficial, da por ataques de animales externos aunque los indicios criminales puedan indicar lo contrario.

La obra, además, nos permite especular sobre cuál es el papel del arte y la ciencia en nuestra sociedad. En el mundo de las ratas, el arte se ve como una peculiaridad extraña, más digna de lástima que de aprobación. Por su lado la investigación que lleva a adquirir conocimientos que pueden contradecir los dogmas oficiales en uso necesarios para mantener el orden y la vida en sociedad se consideran peligrosos para la comunidad, y por tanto se vetan siempre que es posible. Todo ello en una sociedad liderada por una rata reina, una descriptiva metáfora de los poderes políticos y financieros que controlan el mundo de los humanos.

Como ven la idoneidad de la obra no puede ser mayor, un hecho acentuado por el acierto de la puesta en escena y la interpretación sobria y mesurada de sus dos actores. Joan Carreras encarna a Pepe «el Tira», la rata policía que lleva a cabo la investigación en cuestión con una elogiosa formalidad y un perceptible peso interior; Andreu Benito encarna, por su parte, a diversos de los personajes secundarios que acompañan la investigación, con la prestancia y el refinamiento acostumbrados en él. Ambos no solo juegan con la interpretación sino también con la tonalidad y la impostura de sus voces, para proveer de mayor realismo y diversidad a sus interpretaciones.

El policía de las ratas es una ejercicio teatral que conecta con el yo interno e individual de cada uno de nosotros y nos obliga a analizar el funcionamiento de las sociedades humanas, fijándonos, irónicamente, en la colectividad formada por las ratas. Y nos permite reflexionar sobre el peligro que comporta el desarrollo del espíritu crítico en una sociedad como la nuestra dominada por poderes que ven en esta cualidad humana una amenaza para el status quo existente. Un peligro para la propia sociedad sobre todo en una época como en la que vivimos en la que el equilibrio y la justicia social están en retroceso.

«El policía de las ratas» se representa en el Teatre Lliure de Gràcia del 31 de octubre al 24 de noviembre de 2013.

Autor: Roberto Bolaño
adaptación y dirección: Àlex Rigola
Compañía: Heartbreak Hotel
intérpretes: Andreu Benito y Joan Carreras
Escenografía: Max Glaenzel y Raquel Bonillo
Vestuario: Berta Riera
Iluminación: August Viladomat
Producción: Teatre Lliure y Heartbreak Hotel

Idioma: castellano
Duración: 55 minutos sin pausa
Horarios: de miércoles a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 17:30 y a las 21 horas y domingos a las 18 horas.
Precio: 29 €; miércoles y sábados por la tarde días del espectador, 22 €
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Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: MCBTH (Macbeth), al Teatre Nacional de Catalunya.

Macbeth es una de las obras «de referencia» de Shakespeare y, por extensión, del teatro universal. Una circunstancia que ha motivado la realización de una gran variedad de versiones de la pieza a las más diversas circunstancias y contextos sociales, políticos e históricos.

El TNC nos ofrece, desde el pasado 11 de octubre, la «adaptación libre» del tratado del dramaturgo inglés sobre la ambición, llevada a cabo por Àlex Rigola, que viste la trama con tintes personales y contemporáneos que la acercan al contexto actual. Una apuesta que si bien ha sido criticada, condensa una gran fuerza visual acompañada de las ganas del director de «recrearse» con los clásicos de la dramaturgia universal, y más concretamente en aquellos de corte shakesperiano.

«Tres brujas misteriosas y oscuras anuncian al general Macbeth que llegará a ser rey de Escocia y que su compañero, Banquo, será padre de reyes. El augurio despierta la ambición de Macbeth, pero especialmente el de su esposa, con quien trama y consuma el asesinato del buen rey Duncan para ocupar su trono. Lo que parecía un plan fantástico acabará arruinado por las consecuencias de los actos. Nada es lo que parecía. Nada es lo que parece. Lo dicen las brujas al principio: «Todo lo que es bello y justo puede ser también feo y asqueroso. Y todo lo que es feo y asqueroso puede ser también bello y justo«.

Macbeth nos habla sobre la ambición, sobre los instintos humanos que subyacen a cualquier tipo de cultura, de aquellos que por esta razón nos hacen humanos y, por ello, se convierte en un clásico, en una obra válida en cualquier tiempo, ya sea el más vetusto de los pasados como el más flamante de los futuros. Y Rigola acondiciona la obra a la situación en la que vivimos, en la que la ambición de unos pocos ha llevado, como en el argumento de la obra, a la destrucción y a la muerte, ya sea de personas, de formas de pensar o de sistemas de organización.

Rigola ha desvestido la apariencia de la obra para poderla transferir a la actualidad, despojada de cualquier substancia pasada, y la ha vuelto a vestir con unos ropajes que no por insólitos dejan de ser contemporáneos. De aquí que la vestimenta se vincule al mundo del deporte, que es sin duda uno de los ámbitos de la vida donde la competición y la ambición son más presentes. También ha jugado con la escenografía trans-mutando los bosques y los castillos que pueblan los decorados de la obra en mueblería «made in Ikea» Y le ha dado un ajuste televisivo y fantástico al asunto al dotar a la atmósfera de la obra con un toque de la genialidad de la banda sonora que Angelo Badalamenti realizó para la mítica serie de los 80 Twin Peaks.

Por desgracia, los elementos más mitigados por los efectos de la adaptación de Rigola han sido el interpretativo y el argumentativo. El resultado es una obra difícil de seguir e incluso de entender, si es la primera vez que el espectador se enfrenta al texto. La suma de escritos, propios y nuevos, y la interpretación estática o descontextualizada de los actores en diversos momentos de la representación, buscada por el director, hace que el seguimiento de la obra sea difícil. Rigola juega incluso con los formatos, ya sea a la hora de declamar el texto como en el estilo de la representación. De allí nace la dualidad de escenografías que diferencia el primer y el segundo acto, invadiendo este último de un blanco irreal y fantasmagórico que envuelve los cuerpos desnudos de sus principales protagonistas, que se embadurnan de la sangre, propia y ajena, que han provocado o provocará su ambición.

Las actuaciones pasan a un segundo plano en el juego visual y de formatos que construye Rigola. Con ellas también experimenta el director para robarles toda su carga de clasicismo y mostrarlas exentas, en la mayoría de los casos, sobre el escenario. Joan Carreras lleva el peso de la obra, no por otra, ésta se basa en la ambición de su personaje y de las emociones que de él manan. Todos los demás intérpretes orbitan alrededor de su centro de gravitación, entre ellos Alícia Pérez, que da vida a una austera Lady Macbeth; Lluís Marco que encarna al rey Duncan con una interpretación «a lo Marco«, a los que se suman Oriol Guinart, Míriam Iscla y Marc Rodríguez, que interpretan al resto de personajes, el mínimo para representar la obra. Una interpretación que hace aflorar en algunos momentos la comicidad de un texto altamente trágico. Elemento este, que junto a la excentricidad de algunos componentes de la adaptación (libre, recuérdenlo) seguro que habrá echado para atrás a más de uno.

La propuesta de Rigola es valiente, casi demasiado, y es un claro ejemplo de la voluntad del teatro actual de deconstruir el propio teatro y erigir sobre sus cimientos obras con un claro enfoque contemporáneo. De ahí que el MCBTH del TNC se convierta en claro reflejo de la ambición y la lujuria económica que ha llevado, al menos en los países del sur de Europa, los peyorativamente denominados PIGS, a desbaratar los sistemas políticos, económicos y sociales que se habían erigido desde el final de la II Guerra Mundial. Una detonación de fondo contra una sociedad que muere a manos de los ambiciosos, de aquellos émulos de Macbeth que se visten con caros trajes hechos a medida, conducen automóviles de lujo y que se rodean de la parafernalia tecnológica en boga, gozando de mucho más de lo que la realidad les puede otorgar.

Rigola, deja algo de lado el hecho de que el teatro, tal como se concibe en la actualidad, es un producto cultural y comercial y que ha de llegar al público de una forma asequible, ya que si no la creación artística puede llegar a morir prematuramente sin haber alcanzado sus objetivos, ya sea por parte de los autores o por parte de los destinatarios o consumidores. La versión del Macbeth de Rigola es una obra de complicada digestión que fuerza al espectador a masticarla concienzudamente y a realizar una ardua deglución teatral.

Pero es una experiencia estimulante poder ver la reflexión que el teatro puede hacer sobre el propio teatro, y de lo mucho que se puede concebir con las ideas claras, si bien algo excéntricas, sobre el legado shakesperiano. Una propuesta no apta para nuevos públicos o para aquellos a los que no les gusta que «jueguen» con los clásicos.

MCBTH (Macbeth)” se representa en  el TNC del 11 de octubre al 18 de noviembre de 2012.

Autor: William Shakespeare
Adaptación libre: Àlex Rigola
Traducción: Salvador Oliva
Dirección: Àlex Rigola
Reparto: Lluís Marco, Oriol Guinart, Joan Carreras, Marc Rodríguez, Míriam Iscla y Alicia Pérez
Escenografía: Max Glaenzel
Vestuario: BRAIN&BEAST
Iluminación: August Viladomat
Sonido: Igor Pinto
Producción: Teatre Nacional de Catalunya y El Canal. Centre d’Arts Escèniques Salt / Girona

Horarios: miércoles y viernes a las 20:00 horas; jueves a las 17:00 horas; sábado a las 21:30 horas y domingo a las 18:00 horas.
Jueves 11 de octubre y 1 de noviembre, función a las 20:00 horas.
Precio: de 15,69 a 31,37 €
Duración de la obra: primera parte: 65 minutos; entreacto: 20 minutos y segunda parte: 22 minutos.

Coloquio: viernes 26 de octubre
Espectáculo recomendado a partir de 16 años

Escrito por Jorge Pisa Sánchez

El TNC arranca motores este mes de octubre: La Bête, Macbeth y Donka. Una carta a Txèkhov

El TNC arranca motores este mes de octubre con la programación de tres espectáculos: Una reflexión escrita en verso sobre el teatro con La Bête, de David Hirson; La versión libre de Macbeth, una de las tragedias más famosas y representadas de Shakespeare dirigida por Àlex Rigola y Donka. Una carta a Txèkhov, una interpretación circense y acrobática de Daniele Finzi Pasca de la obra y la personalidad de Chéjov.

La Bête
David Hirson
Dirección: Sergi Belbel

Cuando Elomire, dramaturgo intelectual de la compañía residente de un imponente palacio francés del siglo XVII, recibe la orden de colaborar con Valere, un cómico local que el príncipe Conti ha descubierto por la calle, no se lo puede creer. ¿Él, un autor intelectual y respetable, compartiendo cartel con un tarambana, charlatán y vividor? Elomire está convencido de que la nueva adquisición llevará a la ruina tanto su prestigio como el de su compañía. La llegada de Valere al palacio provocará un encuentro inolvidable.

Escrita íntegramente en verso a la manera de Molière (al fin y al cabo, Elomire es un anagrama del autor francés), La Bête de David Hirson supuso una auténtica revolución en la cartelera de Broadway y del West End. Una comedia hilarante, inspiradísima y hecha para el lucimiento de los actores, que apenas se ha podido estrenar en el extranjero debido a la dificultad de la traducción.

Gracias al talento de Joan Sellent con el verso catalán, de Sergi Belbel en la dirección y de una extraordinaria compañía encabezada por Jordi Bosch, Jordi Boixaderas y Abel Folk, La Bête pone el énfasis en el humor sin olvidar un interesante debate entre el teatro culto y el teatro popular.

La Bête” se representará en el TNC del 24 de octubre al 25 de noviembre de 2012.

Autor: David Hirson
Traducción: Joan Sellent
Dirección: Sergi Belbel
Reparto: Jordi Boixaderas, Carles Martínez, Gemma Martínez, Pepo Blasco, Míriam Alamany, Manuel Veiga, Anna Briansó, Jordi Bosch, Abel Folk y Queralt Casasayas
Escenografía: Max Glaenzel
Vestuario: Maria Araujo
Iluminación: Kiko Planas
Sonido: Jordi Bonet
Movimiento: Anna Briansó
Caracterización: Toni Santos
Producción: Teatre Nacional de Catalunya y Bitò Produccions

Horarios: de miércoles a viernes a las 20:00 horas; sábado a las 21:30 horas y domingo, 18:00 horas.
Precio: de 19,05 a 38,09 €
Duración de la obra: 2 horas y 40 minutos (entreacto incluido)

Coloquio: viernes 19 de octubre
Audiodescripción: sábado 27 de octubre
Espectáculo recomendado a partir de 14 años

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Macbeth
William Shakespeare
Adaptación libre y dirección: Àlex Rigola

Tres brujas misteriosas y oscuras anuncian al general Macbeth que llegará a ser rey de Escocia y que su compañero, Banquo, será padre de reyes. El augurio despierta la ambición de Macbeth, pero especialmente el de su esposa, con quien trama y consuma el asesinato del buen rey Duncan para ocupar su trono.

Lo que parecía un plan fantástico acabará arruinado por las consecuencias de los actos. Nada es lo que parecía. Nada es lo que parece. Lo dicen las brujas al principio: «Todo lo que es bello y justo puede ser también feo y asqueroso. Y todo lo que es feo y asqueroso puede ser también bello y justo.»

A principios del siglo XVII, probablemente entre 1605 y 1606, William Shakespeare escribió una de sus piezas más oscuras, Macbeth. Obra maldita (en el mundo del teatro se dice que mencionar el título provoca mal fario), genial, sangrienta, críptica… está considerada uno de los textos fundamentales de la historia del teatro. La obra, adaptada y dirigida por Àlex Rigola, nos abre las puertas de la esencia de la tragedia, con una cuidada traducción a cargo de Salvador Oliva, unos personajes interpretados por un reparto magnífico de seis actores y actrices y una certeza: nada será igual después de cometer una falta a conciencia. Nada será igual después de matar.

Macbeth es una obra negra y misteriosa: contiene muchos elementos que aparecen a menudo en las películas de terror: tormentas, apariciones de brujas, traidores, asesinatos. Hay dos guerras, una lucha final cuerpo a cuerpo y, sobre todo, mucha sangre. Pero a menudo no se interpreta como una obra de terror, sino como un estudio sobre la ambición humana o sobre el fracaso de esta ambición”. Salvador Oliva

Macbeth” se representa en  el TNC del 11 de octubre al 18 de noviembre de 2012.

Autor: William Shakespeare
Adaptación libre: Àlex Rigola
Traducción: Salvador Oliva
Dirección: Àlex Rigola
Reparto: Lluís Marco, Oriol Guinart, Joan Carreras, Marc Rodríguez, Míriam Iscla y Alicia Pérez
Escenografía: Max Glaenzel
Vestuario: BRAIN&BEAST
Iluminación: August Viladomat
Sonido: Igor Pinto
Producción: Teatre Nacional de Catalunya y El Canal. Centre d’Arts Escèniques Salt /
Girona

Horarios: miércoles y viernes a las 20:00 horas; jueves a las 17:00 horas; sábado a las 21:30 horas y domingo a las 18:00 horas.
Jueves 11 de octubre y 1 de noviembre, función a las 20:00 horas.
Precio: de 15,69 a 31,37 €
Duración de la obra: primera parte: 65 minutos; entreacto: 20 minutos y segunda parte: 22 minutos.

Coloquio: viernes 26 de octubre
Espectáculo recomendado a partir de 16 años

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Donka. Una carta a Txèkhov
Daniele Finzi Pasca

Daniele Finzi Pasca, uno de los creadores más destacados del panorama del circo mundial, nos invita a introducirnos en la espectacularidad del mundo circense mediante un homenaje visual, mágico y memorable a Chejov. Donka, en ruso, es una campanilla que tienen las cañas de pescar para avisar si un pez ha mordido el anzuelo. El escritor ruso solía relajarse e inspirarse mientras pescaba.

Fascinado por esta imagen, Finzi Pasca, creador de espectáculos como Corteo del Cirque du Soleil (2003) o la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Invierno de Turín (2006), se sumergió en los diarios y los escritos de Chéjov a la búsqueda de su nuevo espectáculo. El resultado es Donka, un poema visual creado a partir de objetos y cuerpos suspendidos en el aire. Un espectáculo que mantiene un equilibrio delicado entre danza, acrobacia y las demás disciplinas características del circo.

Soy un coleccionista de momentos, de detalles, de pequeñas curiosidades. Mi teatro consiste en imágenes que se solapan, que no transcurren en línea recta. Es un continuo estado de alusiones, de imaginar que ciertas cosas realmente pasaron. Me gustan los silencios, las pausas, los momentos suspensos, quizás porque, básicamente, hace muchos años que busco la ligereza de espíritu en escena. Decidí adentrarme en Chéjov con esta perspectiva, buscando la anécdota, el detalle, tanto en su vida como en las páginas que escribió, y no sólo esto: pensé en dar forma a los silencios que había en las notas de sus diarios, y también en crear imágenes a partir de sus notasDaniele Finzi Pasca

Donka. Una carta a Txèkhov” se representará en el TNC del 17 al 21 de octubre de 2012.

Creación y dirección: Daniele Finzi Pasca
Composición musical y orquestación: Maria Bonzanigo
Dirección de creación: Antonio Vergamini
Con: Moira Albertalli, Karen Bernal, Helena Bittencourt, Sara Calvanelli, Veronica Melis, David Menes, Beatriz Sayad y Rolando Tarquini
Escenografía y attrezzo: Hugo Gargiulo
Creativa asociada: Julie Hamelin
Vestuario: Giovanna Buzzi
Iluminación: Daniele Finzi Pasca
Sonido: Maria Bonzanigo
Coreografía: Daniele Finzi Pasca y Maria Bonzanigo
Caracterización: Cristina Barbé Braga
Producción: Teatro Sunil y Chekhov International Theatre Festival, con Théâtre Vidy-
Lausanne y Inlevitas / Finzi Pasca & Hamelin Company

Horarios: de miércoles a viernes a las 20:00 horas; sábado, a las 21:30 horas y domingo a las 18:00 horas.
Precio: de19,05 a 38,09 €
Duración del espectáculo: 1 hora y 50 minutos