Dos construyen si preservan su condición de ser uno más uno. Dos, en cambio, destruyen al jerarquizarse en pos de las necesidades del uno y de la poca autoestima del otro.
El Espacio CICUS de Sevilla presenta estos días a una pareja que, como peces en cautividad, reducirá su capacidad natatoria a un mero afán de supervivencia. Son dos extraños que, lejos de acercarse para poder dibujarse el uno con el otro, se emborronarán una y otra vez por su dependencia atroz.
Daniel y Violeta aprendiendo a nadar.
(Fotografía de Marta Morera)
En “Desconocidos”, Sergio Baños desarrolla la historia de dos jóvenes desubicados y nos muestra cómo pueden encontrar una fórmula de alianza que les ayude a trascender su desnortamiento individual. Sin que nada de lo que acabo de contaros pretenda una lectura eufemística, empiezo por destacaros que uno de los méritos del texto es, precisamente, su voluntad de investigar una vía alternativa a la sentimental, desafiando así los convencionalismos de la previsibilidad de la comedia romántica. Para ello, Baños emplea elementos valiosos que le ayudarán a sembrar la inquietud en el respetable: la ambigüedad psicológica del personaje de ella (que no resuelve eficazmente); el suspense en la forma de ir repartiendo las pistas sobre el escenario; el existencialismo en la actitud de ambos a la hora de analizar su relación forzada; y los vaivenes entre la realidad y la ficción para acabar otorgando a la pieza su verdadera naturaleza: una alarmante disección del proceso creativo literario y los embates que provoca a quienes participan de él. El resultado de todo esto es un agradable trabajo que, a pesar de su tendencia a la pretenciosidad, propone momentos de ternura escénica y sugerentes apuntes sobre el precio de la convivencia.
Julio Fraga llena la pecera escénica y, recurriendo a un elegante minimalismo, logra una frescura que sienta bien a las reflexiones de Baños. La presentación del personaje masculino en la carretera haciendo autoestop es prometedora. Y la conversación inicial de él con la pizpireta conductora que le salva de la tormenta (y, más tarde, de su ostracismo vocacional) resulta encantadora por su sencillez anteponiendo los actores a su contexto espacial. Se le escapan en cambio, a Fraga, los actores, rígidos a pesar de su entusiasmo. Aun así, logra de ellos instantes estimulantes: la sensatez inicial de Daniel Morilla intentando hacer entrar en vereda a su contrincante; la fragilidad de Violeta Marchena cuando se rompe al constatar que él se opone a una realidad común. Y, al final, cuando emergen por fin de las aguas estancadas las orejas del lobo (que aquí escribe y será despiadado en su ambición), la conclusión es de un necesario desconcierto: Para triunfar uno, debe someter al otro. Pero nosotros nos quedamos con la frase que ella, sirena varada, pronuncia con hermosa ingenuidad: “Es maravilloso cuando alguien enseña algo a alguien sin darse cuenta.”
Por Juan Marea
“Desconocidos” se representa en el Espacio CICUS de Sevilla (c/ Madre de Dios, 1) a las 20 h del 19 al 23 de noviembre.
http://cicus.us.es/






En [Rec]4 sin embargo, aunque la caracterización de los infectados es más que correcta y la naturaleza de las escenas es la típica del género, parece que los efectos especiales pierden algo de la credibilidad y el realismo que poseían en otras entregas de la saga, como es el caso del movimiento acelerado de los infectados, utilizado con el objetivo de aumentar su ferocidad y el terror que provocan en el espectador. Además tras haber experimentado en la tercera entrega, dirigida por Paco Plaza en solitario, con zombis de dificultoso y estridente movimiento, en esta la agresividad y la velocidad de los zombis se multiplica, lo que permite convertir la película en ese tipo de acción terrorífica que comentaba al inicio de esta crítica, en lugar de un film de terror propiamente dicho.







