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Crítica teatro: El Gran Teatro del Mundo, en el Teatre Romea

Siempre es un placer recuperar un clásico, ya sea por el aliento que atesora, por la visión del mundo que facilita o por las reflexiones que aporta, diferentes, claro está, a las nuestras propias pero equiparables en su sustancia. Y si la ocasión nos permite recontemplar el Siglo de Oro español en la figura de Calderón de la Barca, no se debe dejar escapar. Este es el caso del estreno de El Gran Teatro del Mundo en el Teatre Romea, obra producida por el Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), adaptada por Xavier Albertí, Brenda Escobedo y Lluís Homar y dirigida por este último.

“El gran teatro del mundo es una obra paradigmática. En ella se conjuga un imaginario escénico inédito en su tiempo y una versificación de una extraordinaria belleza con unas reflexiones espirituales y filosóficas de gran profundidad que proponían a los espectadores amplias cotas de reflexión sobre la naturaleza de nuestra existencia y los valores que la acompañan, hecho que la convierten en una de las más importantes producciones teatrales del Siglo de Oro”.

El Teatre Romea nos ofrece una oportunidad de aquellas que no se pueden rehuir y que no es otra que asistir a una representación de la reflexión social que Calderón de la Barca llevó a cabo en con El gran teatro del mundo, una de esas obras que dejan huella en aquellos y aquellas que la contemplan.

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La CNTC ha acometido la empresa de representar uno de los grandes clásicos de nuestro Siglo de Oro con una puesta en escena original, dentro y fuera del propio escenario, y con un desarrollo portentoso. Calderón nos sorprende con un auto sacramental revolucionario en el que analiza las relaciones sociales de la época con trazos filosóficos y humorísticos, en el que convierte al propio autor teatral en Dios y a los personajes en los diversos roles sociales de la época, que incluyen al Labrador, al Rico, al Pobre, a la Hermosura, al Rey, a la Discreción, al Niño y a la Ley de Gracia (irónicamente el “apuntador del Gran Teatro”), a los que hará afanarse por el mundo, mostrando al público su estamento social. Ya os podéis imaginar que con todo el cinismo y el humor que un auto sacramental, vinculado con la liturgia católica y que se representaba el día de Corpus, puede contener.

Es un regalo contemplar como el Autor divinizado da vida y muerte a sus personajes por medio del fino verso de Calderón, al que la adaptación se ha mantenido fiel, haciendo un gran alarde para ello. A lo que se suma la interpretación de una compañía donde destacan dos intérpretes, Antonio Comas, que da vida al Autor y Carlota Gaviño que encarna al Mundo en el que el resto de personajes tendrá que de interpretar sus roles.

La escenografía se mantiene siempre en un segundo plano, pues en la propuesta de la CNTC prima la interpretación de los roles sobre un escenario que o es el simple telón del teatro Romea, o bien un escenario vacío, en el que actúan casi desnudos, evidenciando así, su carácter universal.

Y, claro está, la magia de Calderón se hará presente con el tono de sus versos y las relaciones que se plantean entre los diversos estamentos sociales del siglo XVII, en la que los ricos tienen venia y los pobres han de ganarse el sustento con el sudor de su frente o malviven de la caridad y la beneficencia de los que más tienen.

Como os he dicho El gran teatro del mundo es una gran oportunidad para confirmar la grandeza de nuestro teatro clásico y para contemplar la agudeza de la CNTC, que revive un pasado escénico con la gracia y la simpleza que un clásico como Calderón de la Barca requiere.

«El gran teatro del mundo» se representa en el teatre Romea del 27 de febrero al 16 de marzo de 2025.

Autoría: Calderón de la Barca
Dramaturgia: Xavier Albertí, Brenda Escobedo y Lluís Homar
Dirección: Lluís Homar
Dirección musical: Xavier Albertí
Reparto: Clara Altarriba, Malena Casado, José Luis Verguizas, Antoni Comas, Carlota Gaviño, Pilar Gómez, Yolanda de la Hoz, Chupi Llorente, Jorge Merino, Aisa Pérez, Pablo Sánchez
Escenografía: Elisa Sanz
Vestuario: Deborah Macías
Iluminación: Pedro Yagüe
Movimiento: Pau Aran
Producción: Compañía Nacional de Teatro Clásico

Horarios: de martes a sábado a las 20:00 horas y domingos a 18:00 horas
Precio: Des de 16,80€
Idioma: castellano
Duración: 90 minutos
NOTA CULTURALIA: 8
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Jorge Pisa

Teatro: En mitad de tanto fuego, Teatre Akadèmia

Xavier Albertí dirige En mitad de tanto fuego, un texto escrito por Alberto Conejero que nos acerca a la Ilíada de Homero a partir de Patroclo, uno de los personajes secundarios de este poema épico, interpretado por Rubén de Eguía.

Deseo, guerra, deserción, poder, violencia, patria… En mitad de tanto fuego comparte con el público la belleza, el misterio y la oscuridad de un poema épico a través del cual dialoga con la condición humana y enlaza épocas diversas. Combina voces del pasado y del presente. Lo hace a partir del personaje de Patroclo, compañero de armas de Aquiles. Un montaje a partir de la Ilíada de Homero y otros textos, que nos acerca a una obra fundamental de la literatura clásica griega.

Intérprete, dramaturgo y director. Tres grandes talentos presentan un espectáculo que es tanto una canción de guerra como un oratorio por las víctimas; un monólogo sobre lo que hacen en los cuerpos palabras e ideas como “gloria”, “honor” o “patria”.

Un poema oscuro en el cual se habla de la violencia del campo de batalla, pero también de la violencia del deseo. Porque la Ilíada empieza con las deserciones de dos hombres que se aman y que abandonan el campo de batalla diez años después de que la guerra haya empezado.

Sí, continuamos hablando de la Guerra de Troya porque todavía continúa quemando.

«En mitad de tanto fuego» se representa en el Teatre Akadèmia del 13 al 29 de septiembre de 2024.

Dirección: Xavier Albertí
Autor: Alberto Conejero
Reparto: Rubén de Eguía
Iluminación: Xavier Albertí y Toni Ubach
Producción: Grec 2023 Festival de Barcelona, Miramedia Universe

Horarios: de miércoles a sábado a las 20:00 horas y domingos a las 18:00 horas
Precio: des de 18€
Idioma: castellano
Duración: 1 hora y 10 minutos

Crítica teatro: El burlador de Sevilla (Festival Grec)

El Festival Grec comenzó su singladura teatral y cultural el pasado miércoles 29 de junio y nos acompañará en estas calurosas jornadas estivales hasta el domingo 31 de julio. Y la primera obra que reseñamos de esta edición es El burlador de Sevilla, obra en la que Xavier Albertí ha dirigido a la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Es esta una propuesta que se propone actualizar el texto de Tirso de Molina que creó uno de los mitos literarios españoles más universales, el Don Juan Tenorio. Un delicado texto que juega deliciosamente con el idioma y con la rima y que es un deleite para los oídos, una joya literaria en sí misma, aunque difícil de adaptar a los tiempos actuales.

Pero a la propuesta de Albertí le falla algo. No sé si es el ritmo, si es la declamación, la interpretación en sí misma, o lo pretérito que pueden parecer los personajes y los roles de la obra, sobre todo el de Don Juan Tenorio, muy alejado de lo políticamente correcto en la actualidad.

Puede también que sea un poco la suma de todo ello, pero a la propuesta escénica le falta el gancho que atraiga o mantenga la constante atención del espectador durante la representación de la obra. A ello no ayuda la interpretación del actor principal, Mikel Arostegui, que resulta poco convincente y que lastra el esfuerzo interpretativo del resto de la compañía, a la que Albertí no ha conseguido insuflar del todo el ánima necesaria. Pocos momentos resultan, así, intensos, a excepción del monólogo interpretado por las mujeres afectadas por la flema sexual de un Don Juan Tenorio inexpresivo e insensible ante las consecuencias de sus actos.

La escenografía tampoco ayuda a la comprensión de la adaptación, presidiendo en medio del escenario una gran estructura rectangular que hace las veces de mesa, tálamo, sepultura e, incluso, de rostra para las recriminaciones femeninas, pero que no ayuda a la representación.

Albertí ha intentado dar una nueva forma algo más moderna, que no mucho, a un clásico del Siglo de Oro, pero, por desgracia no parece haber alcanzado el acierto de su intento anterior con la versión de El gran mercado del mundo de Calderón de la Barca, estrenada en el TNC en el año 2019.

Aún así, El burlador de Sevilla nos permite deleitarnos del fino uso de la lengua que Tirso de Molina fraguó en sus obras, que representa un valor quasi-arqueológico literaria y teatralmente y que vale la pena disfrutar por su excelencia y por la fina ironía que acompaña a las palabras tejidas por el autor.

Y respecto al personaje, que más decir, ya que las gestas amorosas de Don Juan Tenorio se precipitan, en la actualidad, hacia el abismo del comportamiento machista y tóxico, algo que desnaturaliza la recepción de la obra y nos hace pensar en cómo ha cambiado nuestra sociedad al respecto… aunque Gira, il mondo gira…

«El burlador de Sevilla» se representa en el Teatre Grec del 3 al 4 de julio de 2022.

Versión y dirección: Xavier Albertí
Dramaturgia: Albert Arribas
Interpretación: Jonás Alonso, Miguel Ángel Amor, Cristina Arias, Mikel Arostegui Tolivar, Rafa Castejón, Antonio Comas, Alba Enríquez, Lara Grube, Álvaro de Juan, Arturo Querejeta, Isabel Rodes, David Soto Giganto, Jorge Varandela
Escenografía: Max Glaenzel
Iluminación: Juan Gómez-Cornejo
Vestuario: Marian García Milla
Espacio sonoro: Mariano García

NOTA CULTURALIA: 6,5
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Jorge Pisa

Crítica teatro: Els homes i els dies, en el TNC

El TNC estrenó el pasado 21 de abril Els homes i els dies, una propuesta arriesgada que trata la vida y las reflexiones del escritor catalán David Vilaseca, vertidas en un dietario que abarca su vida desde los 23 a los 46 años.

«Xavier Albertí dirige la adaptación teatral de Josep Maria Miró de Els homes i els dies que convierte al yo, los miedos, el sexo y otras vivencias personales en literatura de alto vuelo. La novela es la autobiografía póstuma de David Vilaseca, donde encontramos una voz poderosa y una literatura provocadora y estimulante».

Una propuesta atrayente, reveladora y despiadada que nos permite contemplar la vida de Vilaseca, un joven profesor de literatura homosexual y su continuo desencanto con él mismo y con la vida que le rodea. Els homes i els dies nos transporta con una escenografía vacía, casi nula, a un mundo y una época no muy lejana en el tiempo, entre los años 1987 y 2009, pero muy diferente al mundo actual a través del dietario postumo de Vilaseca que no acaba de encontrar su lugar en el mundo. Su incómoda homosexualidad y la creencia en la falsedad de su existencia se nos muestra a través de la interpretación de los fragmentos de su obra escrita.

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De ahí que la representación tenga más de monólogo, en el que el protagonista interactúa con el resto de los personajes o con los recuerdos que de ellos tenía cuando escribía su dietario. Por ello, son las reflexiones del propio Vilaseca sobre sí mismo, su vida y el mundo en el que le ha tocado vivir, las que nutren la esencia de la dramaturgia.

Así, pues, el tono de la obra tiende al pesimismo, ambiente en el que la vida de Vilaseca se movió hasta el día de su muerte, y en el que la desilusión, el fracaso, la sexualidad y la relación con su familia y con los otros son los protagonistas. Albertí y Miró, el primero en la dirección y el segundo en la dramaturgia, han sabido dotar a la obra del desanimo necesaria para acotar la interpretación de los actores y actrices, entre los que destacan Rubén de Eguía que da vida al propio Vilaseca, Mercè Aranega que interpreta a su madre y el joven Alejandro Bordanove.

El resultado final es un escenario-composición donde se muestran los claros-oscuros de la existencia humana en el que todos y todas nos movemos a lo largo de la vida y que confirma que lo más importante no son los logros y los fracasos que nos acontecen en la vida, si no la actitud que cada uno de nosotros tomamos ante ella.

Una propuesta muy interesante para re-descubrir un mundo que dejamos atrás hace tiempo, pero que siempre, mientras vivamos, estará presente en nuestras vidas.

“Els homes i els dies” se representa en el TNC del 21 de abril al 29 de mayo de 2022.

Dirección: Xavier Albertí
Autor: David Vilaseca
Dramaturgia: Josep Maria Miró
Reparto: Mercè Arànega, Albert Ausellé, Paula Blanco, Alejandro Bordanove, Abdi Cherbou, Francesc Cuéllar, Luiz Felipe, Roberto G. Alonso, Rubén de Eguía, Oriol Genís, Federico Metral
Escenografía: Max Glaenzel
Iluminación: David Bofarull
Sonido: Jordi Bonet
Vestuario: Silvia Delagneau
Producción: Teatre Nacional de Catalunya

Duración: 120 minutos
Idioma: Català
NOTA CULTURALIA: 8
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Jorge Pisa

Crítica teatral: El professor Bernhardi, en el TNC

El pasado 10 de febrero se estrenó en el TNC El professor Bernhardi, una de las obras de teatro más relevante, seguro, de esta temporada, y que propone un dilema ético, religioso y social ambientado en la Austria de las primeras décadas del siglo XX. Una propuesta escrita por Arthur Schnitzler, dirigida por Xavier Albertí e interpretada por Lluís Homar, Joel Joan, Pep Cruz, Rubèn de Eguía, Manel Barceló y Albert Pérez.

“En un hospital universitario, la decisión de un médico desencadena una serie de consecuencias que harán tambalear todos los estamentos políticos y religiosos de un país obligado a posicionarse. Una adaptación de este clásico extraordinario de 1912, prohibido durante muchos años en Austria”.

El professor Bernhardi es una propuesta integral que parte de un acto en particular, la negación a un capellán de dar la extremaunción a una moribunda católica en un centro hospitalario. A partir de este hecho la obra de Schnitzler, autor austríaco de finales del siglo XIX y principios del XX, polémico por los temas que trataba en sus textos dramáticos, da paso a un debate sobre la sociedad austríaca del momento, que se iba encaminando hacia la Primera Guerra Mundial. Así, pues, lo que en un primer momento puede parecer al espectador una simple decisión compasiva tomada por el Profesor Bernhardi (Lluís Homar), no tarda en traspasar los límites de la Institución médica en la que acontece, provocando un debate político de gran calado.

Arthur Schnitzler se permite de esta forma no solo polemizar sobre los fundamentos religiosos de la sociedad austríaca de principios del siglo XX, mucho más ostentosos, claro está, que los actuales, sino que también nos muestra los estragos que el antisemitismo estaba provocando en la Europa de aquellos años; los usos miserables de la política o los intereses propios de la prensa, a veces alejados del propio esclarecimiento de la verdad.

 el-professor-bernhardi_tnc_2.El professor Bernhardi es, además, una obra intensa, que requiere de esfuerzo y concentración por parte del espectador, que ha de estar atento a todo lo que se dice sobre el escenario para no perder el hilo del avance de la historia. Una obra de ingeniería textual creada por el propio Schnitzler y favorecida por una versión y una traducción magníficas realizadas por Feliu Formosa y Lluïsa Cunillé, y por una dirección férrea de Albertí, en un texto en el cual destacan diversos de los diálogos, en especial los mantenidos entre Bernhardi y el Dr. Flint (Manel Barceló), ministro de Culto y Educación o el que se desarrolla entre el mismo Bernhardi y el capellán al que se le niega dar la extremaunción a una de las internas del centro, encarnado por Albert Prat.

En el apartado de las interpretaciones nos encontramos con un reparto amplio y de una calidad de Champions. La pieza clave sobre la que se construye la obra es la de Lluis Homar que interpreta de forma majestuosa al profesor Bernhardi, obstinado en considerar su acción como un acto puramente privado exento de cualquier componente político o ideológico. La actuación de Homar se complementa de forma admirable con las de Joel Joan que da vida al doctor Ebenwald, personaje que prefigura en la obra el infierno del nazismo; y la de Manel Barceló que encarna al gran político que se aprovechará de la polvareda provocada por los actos del profesor Bernhardi para consolidar su posición en el Parlamento.

Es de destacar, también, una escenografía simple a la vez que descriptiva y en la que destaca un espacio central cerrado por paneles y puertas de vidrio, cuyo ambiente se irá enrareciendo a medida que avanza la representación, como señal inequívoca de la progresiva complicación de la situación descrita en la obra.

El professor Bernhardi es, pues, un desafío escénico que el TNC ofrece a todos aquellos a los que les gusta el teatro que genera debate. Un intenso esfuerzo teatral que finaliza con un premio para el espectador, el de haber disfrutado de una de las grandes obras teatrales de esta temporada en Barcelona.

El professor Bernhardi” se representa en el TNC hasta el 20 de marzo de 2016.

Autor: Arthur Schnitzler
Dirección: Xavier Albertí
Reparto: Lluís Homar, Joel Joan, Pep Cruz, Joan Negrié, Albert Pérez, Roger Casamajor, Rubèn de Eguía, Guillem Gefaell, Sílvia Ricart, Manel Barceló, Jordi Andújar, Albert Prat, Oriol Genís y Jacob Torres
Traducción: Feliu Formosa
Adaptación: Lluïsa Cunillé
Escenografía: Lluc Castells y Jose Novoa
Vestuario: María Araujo
Iluminación: Ignasi Camprodon
Sonido: Jordi Bonet
Caracterización: Toni Santos
Realización de vestuari: I.T.
Producción: Teatre Nacional de Catalunya

Horarios: de miércoles a sábado a las 20:00 horas y los domingos a las 18:00 horas
Precio: de 12 a 28 €
Duración: 2 horas 50 minutos (Incluye una pausa de 20 minutos)
Idioma: catalán

NOTA CULTURALIA: 9,5
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Jorge Pisa

Crítica teatral: El carrer Franklin, en el TNC

El Festival Grec ha programado este año diversos espectáculos de carácter reivindicativo, siguiendo una senda ya marcada el año pasado. Una de estas propuestas es El carrer Franklin en el TNC, una obra dirigida por Josep Maria Miró, con texto de Lluïsa Cunillé e interpretada por Xavier Albertí, Montse Esteve, Oriol Genís, Lina Lambert i Xavier Pujolràs.

«La calle de Franklin se está quedando desierta debido a la oleada de desahucios que afecta a la ciudad. Un vecino travestido que da clases de música y su marido, de profesión taxista, han sido las últimas víctimas de una fiebre que ni siquiera su cuñada y hermana, una activista que recorre una ciudad medio vacía megáfono en mano, ha podido detener. Mientras tanto, la vecina, una inglesa sobrina de la difunta Margaret Thatcher, acaba de recibir parte de sus cenizas… Nada falta en esta historia alocada y ácida, ni siquiera un gobernador del Banco de España a quien nadie escucha y que busca desesperadamente una carta perdida que puede traerle problemas».

El teatro de nuevo se pone a recorrer las calles para hablar de las injusticias que se producen en ella. Y en este caso lo hace a través de la comedia y la farsa. Lo primero que verán los espectadores que acudan al teatro son los tristes efectos de un desahucio, esto es, los bienes de una familia expuestos en la calle. Una vez llamada su atención a través de una realidad cada vez más habitual en los medios de comunicación, iremos conociendo a los afectados, que parecen unir en sus personas las contradicciones del mundo en el que vivimos: un hombre travestido; el presidente de una asociación de taxistas sin miembro alguno; la líder de una Ong sin socios que la respalden; una familiar de Margaret Thatcher venida a menos o el torpe gobernador del Banco de España.

Franklin_alta-2905La obra más que una historia nos presenta una situación en la que la realidad triste de un desahucio y sus funestas consecuencias, se mezclan con la sátira y la farsa que resulta de la suma de los protagonistas. Por tanto, lo que destaca más, junto a la escenografía, que nos muestra un tramo de calle ocupada por los muebles y las personas que antes formaban un hogar, son las interpretaciones de los actores y actrices.

Es por esta razón que el trabajo de los actores tiene un mayor peso específico en esta obra. En este marco interpretativo destaca Xavier Albertí, que da vida a el/la locuaz transvestido/a afectado/a por el desahucio, con dotes musicales con las que se gana la vida. Oriol Genís interpreta, con su tono habitual, a un presidente del Banco de España algo perdido y despistado y Xavier Pujolràs encarna a un taxista que tiene en su mano la oportunidad para variar su suerte. En el apartado femenino Lina Lambert da vida a una fría y distante familiar de la Dama de hierro británica en riesgo también de desahucio y Montse Esteve interpreta a la activista a la que la crisis ha dejado sin apoyo y, por lo tanto, sin eficacia.

La trama se traslada fácilmente a la realidad que viven muchos catalanes y españoles hoy en día, en una sociedad que le ha puesto precio a todo, incluso al hogar y a la vida misma, y en la que fracasar puede costar muy caro. Pero esta realidad la vemos deformada como a través de un caleidoscopio, ideado por Lluïsa Cunillé, en el que las formas aparecen desfiguradas y las imágenes acaban concretándose de forma extraña y sobre todo cómica, aunque la tragedia, como uno puede suponer al ver la temática de la que trata la obra, también está presente. Como también lo está la música, ya que de una forma igualmente caleidoscópica, la mayoría de los personajes interpretarán algún tema musical, como elemento que ayuda al público a definirlos.

El carrer Franklin es una oportunidad de reflexionar sobre un tema trágico de una forma cómica, o tragicómica, un esfuerzo casi titánico para su autora y para el director de la obra, Josep Maria Miró, que al menos puede servir de revancha, al permitir, al menos en la obra, que todos reciban su merecido ya sea en el interior de un frigorífico o tomando en la calle una reconfortable taza de té.

«El carrer Franklin» se representa en el TNC del 2 al 19 de julio de 2015

Autora: Lluïsa Cunillé
Dirección: Josep Maria Miró
Reparto: Xavier Albertí, Montse Esteve, Oriol Genís, Lina Lambert y Xavier Pujolràs
Escenografía: Enric Planas
Vestuario: Albert Pascual
Iluminación: David Bofarull (aai)
Sonido: Santi López
Caracterización: Lucho Soriano
Producción: Teatre Nacional de Catalunya y Grec 2015 Festival de Barcelona

Horarios: de miércoles a sábado a las 20:00 horas y domingo a las 18:00 horas
Precio: 11,5 a 23 €
Idioma: catalán
Duración: 1 hora y 10 minutos

NOTA CULTURALIA: 7
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Jorge Pisa

Crítica teatral: L’art de la comedia, en el TNC

L'art de la comediaYa saben que al teatro le gusta tratar sobre muchas cosas, a veces inmerecidas, y en no pocas ocasiones le place reflexionar sobre sí mismo y su acomodamiento en la vida política, social, y económica. Una de estas ocasiones la representa L’art de la comedia, de Eduardo de Filippo, que el TNC estrenó el pasado 12 de febrero, dirigida por Lluís Homar e interpretada por él mismo, Victòria Pagès, Joan Carreras, Lluís Villanueva y Andreu Benito entre otros.

«En una ciudad de provincias italiana, el nuevo prefecto se dispone a recibir a las visitas de su primer día de trabajo. Para distraerse un rato, aceptará escuchar al director de una troupe ambulante que ha perdido su teatrillo debido a un incendio, y que pretende invitarle a asistir a su espectáculo para que el nuevo dirigente, con su presencia, demuestre a la ciudadanía que ese arte aún tiene una gran importancia social. Tras una apasionada controversia en la que político y humorista harán patentes sus desavenencias, el artista se llevará por error la lista de visitas del prefecto, y saldrá por la puerta amenazando con hacer que su familia teatral convierta esa sala de audiencias en una zona de incertidumbre»

Como ven una idea bien labrada que permite a Filippo tratar sobre la ligazón entre la política y el teatro (intensa a veces, vilipendiada otras) y sobre las diferencias que existen entre la realidad y la figuración, en un momento en el que la relación en este país entre el gobierno y la cultura se ve contaminada por una política desubicada que incluye la subida del IVA cultural al 21% con las nocivas consecuencias que esta medida ha provocado en el sector. El TNC, Homar y Filippo se alían de esta forma para dar un espaldarazo al teatro igualándolo a la política y aún más, a la misma realidad, ya que nunca sabremos con certeza, aunque lo podamos intuir, si la retahíla de personajes y situaciones que desfilan ante el nuevo prefecto son personas reales o personajes ficticios, lo que crea la fuente de humor, crítica y reflexión que posee la obra.

Sin embargo, L’art de la comedia, que juega en su título con la inversión del término Commedia dell’arte, no es una obra equilibrada del todo, lo que la convierte en una propuesta irregular. La obra se divide, así de primeras, en dos grandes secciones. La primera, como presentación, nos permite presenciar la conversación entre Campese (un bravo Homar) y el prefecto De Caro (Carreras), en la que veremos cuál es la opinión de cada uno sobre la relación entre el teatro y la política. Un acto este que se extiende en demasía, es en parte iterativo y le roba parte del ritmo a la obra.

L'art de la comedia2A lo largo de la segunda parte podremos observar como toda una serie de personajes hilarantes y/o con ideas descabelladas, se suceden al otro lado del escritorio del prefecto, desquiciando progresivamente a la autoridad, que no podrá saber nunca si lo que está pasando ante sus ojos es realidad o ficción, algo que en sí mismo habla de lo sublime del artificio teatral. En esta segunda parte, por desgracia, la representación es muy irregular y la comicidad a veces escasa, excepto en la historia narrada por Mosén Salvati (Andreu Benito) que le sabe dar a su historia el humor que necesita el personaje.

Como prueba del artificio teatral la propuesta de Homar ha optado por permitir al público ver el truco existente en la obra misma, a través de un escenario y de un vestuario que se van construyendo poco a poco con la ayuda de los integrantes de la compañía, una opción que sorprende inicialmente al espectador, pero que después se convierte en un recurso algo repetitivo y acaba dejando un escenario extraño y difuso. Por lo que respecta al trabajo de los actores y actrices, se debe destacar a Homar y Carreras en la primera parte de la representación, y a Benito en la segunda, aportando a la obra el único acto de verdadera comicidad a la representación.

L’art de la comedia es, por otra parte, una obra que se entiende en un autor como Filippo que vivió toda su vida en el seno del teatro, ya fuera en la compañía familiar o, posteriormente, en sus propias compañías, circunstancia que no solo le permitió dominar la ficción propia del teatro, sino conocer en su misma persona la relación de este con la política y con la vida.

Como ven L’art de la comedia nos permite, de nuevo, reflexionar sobre el teatro, en esta ocasión sobre su vinculación con la política y la subvención pública, y la consideración que la autoridad tiene de la cultura y, más concretamente, de la profesión teatral. Puede ser que muchas cosas hayan cambiado desde la redacción de esta obra en el año 1964, aunque parece que la cultura siempre queda en un segundo lugar en referencia a las cosas importantes de esta vida. Un acierto, un error… todo depende del punto de vista des del que se mire.

«L’art de la comèdia» se representa en el TNC del 12 de febrero al 12 de abril de 2015.

Autor: Eduardo de Filippo
Dirección: Lluís Homar
Traducción: Xavier Albertí
Reparto: Lluís Homar, Pau Viñals, Victòria Pagès, Joan Carreras, Lluís Villanueva, Roger Casamajor, Andreu Benito, Mar Ulldemolins, Oscar Valsecchi, Eduard Muntada y Quimet Pla
Escenografía: Lluc Castells y Jose Novoa
Vestuario: Nina Pawlowsky
Iluminación: Ignasi Camprodon
Sonido: Jordi Bonet
Caracterización: Toni Santos

Horarios: miércoles y viernes a las 20:00 horas; jueves a las 17:00 horas; sábados a las 17:00 y a las 21:30 horas y domingos a las 18:00 horas
Precio: 28 € / Disponibilidad de descuentos
Idioma: catalán
Duración: 2 horas y 10 minutos

NOTA CULTURALIA: 7 SOBRE 10
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Terra Baixa, en el Teatre Borràs.

Terra Baixa_poster BorrasLluís Homar y Terra baixa mantienen un vínculo teatral que los une, seguramente de forma primordial, desde los inicios de su carrera. A los 17 años Homar ya participó en una producción de la obra en los Lluïsos d’Horta; un año más tarde, en 1975, intervino en la adaptación dirigida por Josep Montanyès; más adelante, en 1990, participó de nuevo en la versión llevada a los escenarios por Fabià Puigserver en el Mercat de les Flors. Asimismo Homar adaptó parte del texto de Guimerà en su propuesta teatral de 2002 Et diré sempre la veritat, y ahora, en el 2014, nos presenta una Terra baixa deglutida y asimilada después de años de experiencia profesional sobre los escenarios, un proyecto de madurez en el que Homar se funde de forma íntima con uno de los textos más relevantes del teatro catalán.

«En Terra baixa Homar asume todos los papeles de la obra solo en el escenario: ya no es tan sólo el ingenuo Manelic, que baja de la tierra alta al barrizal de las pasiones humanas más turbulentas, sino que también es Marta e incluso el «senyor Sebastià», es decir, Caperucita y el Lobo al mismo tiempo. La obra concentra en un actor la universalidad del clásico catalán».

Miró y Homar nos presentan una nueva versión de Terra baixa desde una perspectiva contemporánea y personal. Un reto que fuerza al actor a representar los papeles principales de la obra a partir de su maestría profesional y del acierto en la dirección y en la puesta en escena. Del primero se puede y se debe destacar casi todo. Homar muestra sobre el escenario una capacidad interpretativa «fuera de serie», que le permite encarnar a Sebastià, Nuri, Manelic y Marta manteniendo siempre su identidad física e interpretativa sobre el escenario. Esto es, no esperemos ver a Homar caracterizado y descaracterizado como cada uno de los personajes a los que interpreta. Tan solo veremos al actor sobre el escenario, sin cambios de maquillaje ni de vestuario, o muy leves, identificando a cada uno de los personajes a través de la entonación de su voz y del texto de la obra. De ahí que Homar, el actor, no desaparezca nunca de la escena pero que al mismo tiempo se transfigure en cada uno de los personajes a los que da vida.

Terra Baixa_2El éxito de la obra no reside tan solo en la maestría del actor sobre el escenario. Tras el proyecto se esconde la mano de un director, Miró, que ha permitido a Homar, materializar un proyecto espléndido llevado a cabo desde una sintonía total entre director y actor. A todo ello se suma una puesta en escena original, rompedora y minimalista que nos demuestra lo importante que es acompañar un gran texto y una gran actuación con una idea escénica con la capacidad de resaltar el conjunto. En este caso destaca la oposición entre el escenario inicial de tonalidad blanca de la terra baixa y lo agreste y salvaje de la escenografía de la terra alta, la originaria de Manelic, que irá invadiendo la escena poco a poco. Una propuesta salpimentada, además, con el efecto causado por los temas musicales susurrados a capela por Sílvia Pérez Cruz, que le dan a la obra el sentido carnal necesario para intensificar el desarrollo de la representación.

Terra baixa es un icono del teatro catalán y de la obra de su autor, Àngel Guimerà, y nos permite convencernos de la maestría de Homar y del equipo de Bitó produccions a la hora de plasmar un proyecto escénico nuevo y original sobre las añejas raíces de un clásico. Pero además nos permite ser conscientes del mundo en el que vivimos en la actualidad, en el que parece que nunca nos libraremos de aquellos que pretenden apoderarse de todo, ya sea de la sensualidad de la indefensa Marta, de la inocencia de Manelic o de los sueños de felicidad y de futuro de todos y cada uno de nosotros, sus desventurados descendientes.

«Terra baixa» se representa en el Teatre Borràs del 13 de noviembre de 2014 al 11 de enero de 2015.

Autor: Àngel Guimerà
Adaptación: Pau Miró y Lluís Homar
Idea original e intérprete: Lluís Homar
Dirección: Pau Miró
Escenografía y vestuario: Lluc Castells
Diseño de luces: Xavier Albertí y David Bofarull
Diseño de sonido: Damien Bazin y Lucas Ariel Vallejos
Composición musical y voz: Sílvia Pérez Cruz
Producción: Temporada Alta, El Canal –Centre d’Arts Escèniques Salt/ Girona y Lluís Homar
Distribución: Bitò Produccions

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas-, sábados a las 18:30 y a las 21:00 horas y domingos a las 18:30 horas.
Precio: 25 y 28 €
Duración: 1 hora aproximadamente
Idioma: catalán
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Jorge Pisa

“Esperança Dinamita” de Le Croupier: Con las cartas marcadas de ternura

Con el coño, se gana dinero reivindica Aina Sánchez en El Molino. Y, desde algún rincón de las profundidades (porque para las cupletistas no hay Cielo), se insinúa Esperança Dinamita. Los espectadores, lejos de quedarse atónitos, ningunean su sonrojo y tararean encandilados. Y, con todo ello, el Paralelo recupera estos días tímidamente su picardía escénica.

El grupo Le Croupier cuelga los hábitos del pop de cantautor para orquestar un homenaje a las varietés de principios del siglo pasado y les sale un espectáculo ameno, amable y casi aristocrático: El material que manejan desprende una golosa naftalina para modernos y viejos carrozones (que también los hay); sus artífices proyectan simpatía en el referencial teatro; y la elegancia con que se van ensamblando los números musicales y el documental pillín sobre la Ambigua Artificiera otorga a la propuesta una consideración de refinado producto.

Pocas veces una vedette que brilló por su ausencia da tanto que hablar: Xavier Albertí sienta cátedra sobre el embriagador veneno que exhalaban los cuplés de la época; Pep Anton Codina cotillea sobre la vocación demasiado artística de quienes los gemían y hasta el tal Chris McFly glosa la trasnacionalidad de la Esperancita Incendiaria.

En el escenario, la banda liderada por el resultón Carles Cors y bendecida por el encanto de Aina desgrana con generosidad todo un catálogo de odas a la fauna humana que por estos lugares merodeaba entonces: Mientras que Carles es mariquita distinguida, enanito superdotado o pastor de bastón bien firme, Aina aparece como rutilante starlette con su pícara mirada, su procaz lengua y una garganta de entusiastas gorgoritos (deliciosa en “Pastura, pastura, pastor”). Pero hasta que se planta en el escenario una volcánica Mont Plans poniéndonos a todos a raya de irresistibles polvitos mágicos no nos estremecemos: Esa mezcla de patetismo y erupción que invoca en su extraordinaria interpretación nos dan la mejor idea de lo que el music hall pudo ser a los que por aquel entonces distábamos mucho de poder estar aquí ahora… Y, para que la sangre no llegue al río, la entrañable Merche Mar nos lo suaviza con su honestidad escénica.

Por Juan Marea

“Esperança Dinamita” se representa en El Molino de Barcelona hasta el 30 de noviembre.
http://www.lecroupier.cat/
http://www.elmolinobcn.com/es/

Crítica teatral: Terra de ningú, en el TNC.

_DSC3561_EditEl estreno de un Pinter siempre es una buena ocasión para ir al teatro sobre todo si en su puesta en escena hallamos el despliegue de medios del TNC y a actores de la talla de Josep Maria Pou y Lluis Homar sobre el escenario, y más si nos hallamos ante una de sus obras más inquietantes, como es el caso de Terra de ningú, una reflexión existencial repleta de interrogantes y reservas.

Terra de ningú nos presenta una situación, claustrofóbica por momentos y arcana en muchos otros. La acción da inicio de forma abrupta, como si en verdad la representación ya hubiera comenzado antes de presentarla al público. De repente vemos entrar a dos personas, las cuales parece que acaban de conocerse hace poco. La conversación que mantienen está marcada por lo extraño de la misma y regada extensamente con alcohol. Una charla extraña a la que parece que el público no puede acceder del todo, excepto a través de sus pinceladas de poesía y de sus toques de humor.

El espacio donde se desarrolla la acción es el majestuoso salón de la casa de uno de ellos. El invitado, Spooner (Lluís Homar), que no comparte el mismo nivel social que su anfitrión, Hirst (Josep Maria Pou), un literato enriquecido gracias al éxito, lo ha seguido hasta allí. Su diálogo es interrumpido en algún momento por los amigos/secretarios/criados del primero, Briggs (David Selves) y Foster (Ramon Pujol). Ambos parecen no estar complacidos con la irrupción del extraño en la casa. Al final el alcohol deja fuera combate al anfitrión que debe abandonar la sala ayudado por uno de sus criados.

Spooner se ha quedado a dormir, no sabemos por qué, encerrado en el salón de la casa. Después se almorzar volverá a encontrarse con su anfitrión, esta vez sobrio, que lo confunde con un antiguo amigo de juventud (bien, puede que en verdad lo fuera). Y da inicio una nueva conversación en la que la poesía, la ofensa, la caballerosidad y el alcohol vuelven a ser sus componentes. Todo ello en lo que parece ser una tierra de nadie.

_DSC3592_EditTerra de ningú nos presenta una situación, una atmósfera, que parece que está fuera de la realidad. Un espacio ocupado por varias personas que parece que no tiene substancia, como no la tienen los pensamientos o la memoria. En él, estas cuatro personas interactúan y conversan entre ellas aunque parece que nada de ello tenga demasiado sentido, como si el espacio colmase de irrealidad a todo lo que pasa o existe en él. De aquí que podamos decir que la obra, dirigida por Xavier Albertí, nos adentra, gracias a su asombroso texto, en un limbo misterioso del que al espectador le costará salir o hallar un sentido cierto o al menos real. Algo con lo que el autor, Pinter, jugó conscientemente.

Terra de ningú, parece así, un juego escénico, una composición en el que los fantasmas, los miedos y los anhelos de Pinter toman forma, aunque tenue y borrosa, como con la voluntad de mostrarnos tan solo una parte de su interior, una que ciertamente no podamos discernir del todo, como una invitación a poner de nuestra parte lo que no hallamos sobre el escenario.

La adaptación de Albertí está hecha con el buen gusto propio del TNC. Un espacio, el salón de la casa que parece flotar en un limbo intangible, en el que la interpretación de sus cuatro protagonistas, Lluís Homar, Josep Maria Pou, Ramon Pujol y David Selvas es tan estática e incorpórea como un texto de este tipo requiere. En ellas, como no podría ser de otra forma, destacan las de Pou, como el anfitrión alcoholizado que parece haber perdido el rumbo de una vida malograda por el éxito, y resplandece la de Homar, que construye un personaje sórdido e indescifrable del cual nunca acabaremos de conocer cuáles son sus intenciones. Pujol y Selvas encarnan a los dos amigos/criados que residen en la casa con una relación cuyos flecos tampoco llegaremos a conocer nunca.

Tras Taxi… Al TNC! el Teatre Nacional de Catalunya encamina su programación hacia un horizonte teatral que suma enteros con la elección de Terra de ningú, de Harold Pinter, una obra inquietante que traslada al espectador a un mundo entre la realidad y el sueño, por una senda que si bien puede parecer dificultosa consigue dirigir la mirada del público hacia la esencia del teatro y al examen que este puede hacer de sí mismo.

«Terra de ningú» se representa en el TNC del 17 de octubre al 24 de noviembre de 2013.

Autor: Harold Pinter
Dirección: Xavier Albertí
Reparto: Lluís Homar, Josep Maria Pou, Ramon Pujol y David Selvas
Traducción: Joan Sellent
Escenografía: Lluc Castells
Vestuario: María Araujo
Iluminación: David Bofarull
Producción: Teatre Nacional de Catalunya

Horarios: de miércoles a sábado a las 20:00 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: de 11,5 a 23 €
Duración: 1 hora y 40 minutos (sin entreacto)
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Jorge Pisa Sánchez