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Crítica teatral: El professor Bernhardi, en el TNC

El pasado 10 de febrero se estrenó en el TNC El professor Bernhardi, una de las obras de teatro más relevante, seguro, de esta temporada, y que propone un dilema ético, religioso y social ambientado en la Austria de las primeras décadas del siglo XX. Una propuesta escrita por Arthur Schnitzler, dirigida por Xavier Albertí e interpretada por Lluís Homar, Joel Joan, Pep Cruz, Rubèn de Eguía, Manel Barceló y Albert Pérez.

“En un hospital universitario, la decisión de un médico desencadena una serie de consecuencias que harán tambalear todos los estamentos políticos y religiosos de un país obligado a posicionarse. Una adaptación de este clásico extraordinario de 1912, prohibido durante muchos años en Austria”.

El professor Bernhardi es una propuesta integral que parte de un acto en particular, la negación a un capellán de dar la extremaunción a una moribunda católica en un centro hospitalario. A partir de este hecho la obra de Schnitzler, autor austríaco de finales del siglo XIX y principios del XX, polémico por los temas que trataba en sus textos dramáticos, da paso a un debate sobre la sociedad austríaca del momento, que se iba encaminando hacia la Primera Guerra Mundial. Así, pues, lo que en un primer momento puede parecer al espectador una simple decisión compasiva tomada por el Profesor Bernhardi (Lluís Homar), no tarda en traspasar los límites de la Institución médica en la que acontece, provocando un debate político de gran calado.

Arthur Schnitzler se permite de esta forma no solo polemizar sobre los fundamentos religiosos de la sociedad austríaca de principios del siglo XX, mucho más ostentosos, claro está, que los actuales, sino que también nos muestra los estragos que el antisemitismo estaba provocando en la Europa de aquellos años; los usos miserables de la política o los intereses propios de la prensa, a veces alejados del propio esclarecimiento de la verdad.

 el-professor-bernhardi_tnc_2.El professor Bernhardi es, además, una obra intensa, que requiere de esfuerzo y concentración por parte del espectador, que ha de estar atento a todo lo que se dice sobre el escenario para no perder el hilo del avance de la historia. Una obra de ingeniería textual creada por el propio Schnitzler y favorecida por una versión y una traducción magníficas realizadas por Feliu Formosa y Lluïsa Cunillé, y por una dirección férrea de Albertí, en un texto en el cual destacan diversos de los diálogos, en especial los mantenidos entre Bernhardi y el Dr. Flint (Manel Barceló), ministro de Culto y Educación o el que se desarrolla entre el mismo Bernhardi y el capellán al que se le niega dar la extremaunción a una de las internas del centro, encarnado por Albert Prat.

En el apartado de las interpretaciones nos encontramos con un reparto amplio y de una calidad de Champions. La pieza clave sobre la que se construye la obra es la de Lluis Homar que interpreta de forma majestuosa al profesor Bernhardi, obstinado en considerar su acción como un acto puramente privado exento de cualquier componente político o ideológico. La actuación de Homar se complementa de forma admirable con las de Joel Joan que da vida al doctor Ebenwald, personaje que prefigura en la obra el infierno del nazismo; y la de Manel Barceló que encarna al gran político que se aprovechará de la polvareda provocada por los actos del profesor Bernhardi para consolidar su posición en el Parlamento.

Es de destacar, también, una escenografía simple a la vez que descriptiva y en la que destaca un espacio central cerrado por paneles y puertas de vidrio, cuyo ambiente se irá enrareciendo a medida que avanza la representación, como señal inequívoca de la progresiva complicación de la situación descrita en la obra.

El professor Bernhardi es, pues, un desafío escénico que el TNC ofrece a todos aquellos a los que les gusta el teatro que genera debate. Un intenso esfuerzo teatral que finaliza con un premio para el espectador, el de haber disfrutado de una de las grandes obras teatrales de esta temporada en Barcelona.

El professor Bernhardi” se representa en el TNC hasta el 20 de marzo de 2016.

Autor: Arthur Schnitzler
Dirección: Xavier Albertí
Reparto: Lluís Homar, Joel Joan, Pep Cruz, Joan Negrié, Albert Pérez, Roger Casamajor, Rubèn de Eguía, Guillem Gefaell, Sílvia Ricart, Manel Barceló, Jordi Andújar, Albert Prat, Oriol Genís y Jacob Torres
Traducción: Feliu Formosa
Adaptación: Lluïsa Cunillé
Escenografía: Lluc Castells y Jose Novoa
Vestuario: María Araujo
Iluminación: Ignasi Camprodon
Sonido: Jordi Bonet
Caracterización: Toni Santos
Realización de vestuari: I.T.
Producción: Teatre Nacional de Catalunya

Horarios: de miércoles a sábado a las 20:00 horas y los domingos a las 18:00 horas
Precio: de 12 a 28 €
Duración: 2 horas 50 minutos (Incluye una pausa de 20 minutos)
Idioma: catalán

NOTA CULTURALIA: 9,5
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Coses nostres, en la Sala Atrium.

vertic_880_0La sala Atrium es un seguro, hoy por hoy, de un teatro contemporáneo que se apropia de la realidad que nos rodea para analizarla sobre el escenario y hacernos reflexionar sobre nosotros mismos. Un nuevo ejemplo de ello es Coses nostres, la primera obra escrita y dirigida por Ramon Madaula y que nos habla del teatro, de la crítica y de la interactuación entre ambas disciplinas.

«El director de un teatro público y un reputado crítico se encuentran para hablar de «sus cosas». En el transcurso de la conversación aparecen varias cuestiones: ¿Cómo y quién determina la calidad artística? ¿La crítica tiene prejuicios? ¿El éxito o el fracaso de un espectáculo puede depender del tratamiento que le da la prensa? ¿Las ayudas públicas pueden dormir el genio? ¿Qué es más importante para un artista, el coraje o talento? Todas las preguntas tienen un “depende” como respuesta, pero todas son necesarias para ellos. Los dos hombres se necesitan. ¿Llegarán a algún tipo de pacto?»

Madaula nos propone, en su estreno como dramaturgo, un debate sobre el teatro que nos abastece de temas interesantes sobre los que reflexionar y una mirada recelosa hacia la crítica. Todo tiene lugar en el espacio de creación de un teatro público donde se han citado su director y un reconocido crítico. De ahí que se traten temas de debate que parecen ya clásicos: ¿Qué es el arte? ¿Cómo se establece la calidad artística? o si las subvenciones han amortiguado el talento artístico. Madaula trata estos temas poniéndose en parte «a favor» del creador, como no podría ser de otra forma, y aguijoneando al crítico, del que poco a poco iremos conociendo cuáles son sus desvelos y carencias, lo que nos hará dudar sobre si la crítica es objetiva o no.

1429256120De todo ello posiblemente la reflexión más interesante sea la de que, en verdad, el arte tan solo necesita que haya alguien que tenga algo que decir, un razonamiento interesante y eficaz. Si bien, la representación adopta un toque algo maniqueo, sobre todo en su segunda parte, cuando la integridad del crítico se irá resquebrajando ante nuestros propios ojos con aquel razonamiento, seguramente cruel y clásico, de que detrás de todo crítico hay un escritor frustrado. Es aquí donde el debate, hasta ese momento casi entre iguales, se convierte en la oportunidad de Madaula para desquitarse con la crítica, los juicios de la cual han afectado y afectan la carrera de cualquier artista. Algo que queda patente en el acto final de la obra, innecesario y que le roba parte de su madurez creativa.

Algo en lo que el texto tampoco acaba de atinar es en la visión que Madaula da al poder de la crítica en la actualidad. En la obra se entrevé un ecosistema de la crítica, con el gran crítico todopoderoso, que creo, y esta es una valoración personal, que o ya no existe o cada vez existe menos, ya que cada vez más la clásica crítica unidireccional y vertical se está transformado, gracias a las nuevas tecnologías, en una crítica compartida y horizontal, hecho este que le roba parte de veracidad al texto a las alturas del siglo XXI en el que estamos.

Para encarnar a los personajes de su primera obra, Madaula ha escogido a Raimon Molins que interpreta al joven director de teatro asaeteado por la última crítica recibida y a Albert Pérez, siempre correcto, en el papel del crítico, un personaje principal en el que es difícil de ver. Ambos interactúan sobre el escenario dándole a la representación el realismo que requiere. La mano de Madaula, por su parte, se deja en un texto muy personal y en la capacidad de los dos actores para apoderarse de la situación escénica.

Coses nostres es un ejercicio de análisis sobre el teatro y la crítica que aunque pone acertadamente el dedo en la llaga, no acaba de ser lo merecidamente neutral que debería, convirtiéndose, a medida que avanza la representación en algo parecido a una «pataleta» de Madaula en contra de una crítica que no siempre está a la altura de su cometido. Aún así vale la pena asistir a su representación y observar cuáles son las preocupaciones de un actor (y ahora director) con una larga carrera teatral a sus espaldas, y por tanto con algo qué decir al respecto. Diga lo que diga la crítica.

«Coses nostres» se representa en la Sala Atrium hasta el 10 de mayo de 2015.

Autor: Ramon Madaula
Director: Ramon Madaula
Reparto: Raimon Molins y Albert Pérez
Puesta en escena: Ramon Madaula
Técnico luz y sonido: Xavier Alabart
Producción: Intent Produccions

Obra ganadora del premio Recull 2014

Horarios: de miércoles a sábado a las 21:00 horas y los domingos a las 19:00 horas.
Precio: 19 € / Existencia de descuentos
Idioma: catalán

NOTA CULTURALIA: 6,5
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Jorge Pisa

Crítica teatral: L’encarregat, en el Teatre Lliure.

cartell_encarregatLa densidad del teatro de Pinter se escapa, las más de las veces, de la fácil comprensión por parte del espectador, algo que se puede confirmar en montajes como El muntaplats (Nau Ivanow, 2009), Celebració (Teatre Lliure Gràcia, 2011) o Terra de ningú (TNC, 2013). Las ideas que contienen sus textos acostumbran a enfundarse en vaguedades antes de alcanzar al público. Si bien tanto las situaciones como las relaciones que mantienen los personajes de sus obras captan la atención de todo aquel que opta por asistir a alguna de sus representaciones.

Un ejemplo de ello lo representa L’encarregat, otro nuevo intento y todo un acierto del Lliure de hacerse con la esencia escénica del dramaturgo inglés. Una propuesta dirigida por Xicu Masó e interpretada por el trío compuesto por Carles Martínez, Albert Pérez y Marc Rodríguez.

«Tras una pelea en un café, Anton acoge en su casa a un indigente, Daunis, para que pase la noche. A la mañana siguiente aparecerá Miki, el hermano de Anton, y los tres personajes empezarán a convivir en un triángulo magnético. Anton propondrá a Daunis que se convierta en el encargado del inmueble. Pero Daunis, para seguir protegido del mundo exterior, perturbará la vida en el interior de este habitáculo«.

La historia da inicio con la llegada de Anton y Daunis a la habitación/trastero de la que nunca saldremos como espectadores. Así, pues, la trama nos transporta a un universo interior en el que convivirán tres hombres muy diferentes entre ellos y en el que se establecerán relaciones de poder y subordinación que irán evolucionando a lo largo de la representación. Algo parecido a lo que el mismo  Pinter, de la mano de Xavier Albertí, nos mostró en Terra de Ningú, obra representada en el TNC el año pasado, y en la que veíamos como también un espacio interior se abría a un intruso, hecho este que provocaba una alteración de las relaciones existentes en él.

En L’encarregat, escrita por Pinter 14 años antes, asistimos a una situación muy parecida en la que la habitación donde se desarrolla la acción queda casi totalmente aislada del exterior. De esta forma la obra transcurre en una irrealidad temporal y espacial de la que nunca acabaremos de conocer su significado y que obligará al espectador, de forma particular, a dotarla de contenido. En ella se nos habla de las relaciones que establece el ser humano, en este caso un trío de personajes que se esforzarán por imponerse los unos a los otros utilizando poco más que la palabra. Una coexistencia que se convertirá en difícil y que guiará el avance de la trama.

L'encarregatPinter se esfuerza en mantener la incógnita sobre el pasado de sus personajes, excepto en el caso de Anton, encarnado por Carles Martínez, del que conoceremos su trágica historia en uno de los momentos más arrebatadores de la representación. De ahí que los personajes se diluyan en los contornos de la habitación que ocupan reflexionando sobre la futilidad de sus vidas y, también, sobre la insignificancia de las nuestras.

La obra posee elementos de intriga y de comedia. La primera se plasma en la incertidumbre con la que nos salpica la irrealidad que vemos sobre el escenario y la segunda, aunque no tan manifiesta, es generada por lo absurdo de las situaciones. A través de ambos componentes la obra nos permite reflexionar sobre los estrafalarios mundos internos que nos afanamos en erigir los seres humanos para mantener, a toda costa, nuestra propia ficción de dignidad, la cual tratamos de evidenciar a los demás y a veces contra los demás, de ahí que en la obra el indigente se considere incluso capacitado para denostar a los inmigrantes que cree que ocupan el inmueble, ya sean «moros, negros o rumanos«.

Masó se ha esforzado por ser fiel a la obra original de Pinter no solo en relación al texto sino también en su componente espacial. Por eso nos sorprende una escenografía que nos muestra una habitación, que bien podría ser un trastero, repleto de reliquias del pasado y de recuerdos que no sirven para nada, como las vidas de las personas que ocupan la estancia. Los únicos cambios que se han tenido en cuenta son los relativos a las referencias geográficas del texto original, muy presentes en la obra, con el objetivo de potenciar la cercanía de la trama al espectador.

En el apartado de las interpretaciones hallamos un triángulo interpretativo algo descompensado. Si bien Carles Martínez y Albert Pérez convencen con nota en sus roles respectivos de anfitrión algo afectado mentalmente y de indigente henchido de dignidad, Marc Rodríguez no abandona su línea interpretativa habitual sobre los escenarios, algo que afecta, en parte, el resultado final de una obra basada primordialmente en las interpretaciones del reparto.

L’encarregat, además, nos presenta de una forma muy cercana no solo el drama de los sin techo, y por tanto también de forma colateral el de los desahucios, tan ubicuos en la orgullosa y civilizada sociedad occidental en la que vivimos, sino que nos acerca al mundo de aquellos que no saben qué hacer con sus vidas, que malgastan su existencia sin las fuerzas necesarias para hacerse valer y que deambulan a nuestro alrededor sin un objetivo claro en el que invertir toda su energía y su empeño. Algo que, por desgracia, vemos cada vez más a menudo no solo por las calles de nuestra ciudad, sino también por los interiores de los edificios que la pueblan.

«L’encarregat» se representa en el Teatre Lliure Montjuïc del 20 de febrero al 16 de marzo de 2014.

Autor: Harold Pinter
Dirección: Xicu Masó
Reparto: Carles Martínez, Albert Pérez y Marc Rodríguez
Traducción: Ernest Riera i Arbussà
Escenografía: Paco Azorín
Vestuario: María Araujo
Iluminación: August Viladomat
Sonido: Igor Pinto
Producción: Teatre Lliure

Horarios: de miércoles a viernes a las 21:00 horas; sábados a las 18:00 y a las 21:30 horas y domingos a las 18:30 horas
Precio: 29 €; 22 € (miércoles y sábados por la tarde, días del espectador); 24,50 € con descuento
Idioma: catalán
Duración: 1 hora y 35 minutos sin pausa
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Jorge Pisa Sánchez