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Crítica teatral: Les bruixes de Salem, en el Teatre Grec

El Festival Grec 2016 inició el pasado 1 de julio su singladura estival programando en el Teatre Grec Les Bruixes de Salem, la versión de la obra de Arthur Miller dirigida por Andrés Lima que pretende hacernos reflexionar acerca de la caza de brujas y sobre el uso de la represión por parte del poder establecido.

Las brujas de Salem, alude a un episodio de histeria colectiva registrado en Salem (Massachusetts) en 1692. Una pequeña comunidad rural con unas normas religiosas y de conducta especialmente estrictas se ve sacudida por un rumor: una de las chicas del pueblo es víctima de un maleficio. La sospecha de que hay brujas en la comunidad y los enfrentamientos entre colonos por la posesión de tierras acabarán causando la cruel condena a muerte de cerca de veinticinco personas, la mayor parte de ellas eran mujeres”.

El Grec comienza con uno de sus platos fuertes, ya sea por el centenario del nacimiento de Arthur Miller celebrado el año pasado, por la fuerza de un texto que examina la caza de brujas, tanto la histórica y religiosa como la anticomunista llevada a cabo en los EE.UU. en los años 50 y por el reparto de la obra, en el que destacan, entre otros, Lluís Homar, Borja Espinosa, Nora Navas, Carles Canut, Albert Prat y Carles Martínez.

La obra se enmarca en un Festival Grec que desde hace años muestra un manifiesto adn político, nada de extrañar en un momento en el que tanto España como el resto de Europa aún siguen sufriendo las consecuencias del desenfreno político y económico de los últimos años. Y pretende llegar al espectador con un historia intensa de la que, sin embargo, no se ha sabido extraer el máximo provecho.

Les bruixes de Salem
Nada que decir sobre el autor y el texto, excepto evidenciar la valentía de Miller a la hora de criticar la represión macartista en el mismo momento en que esta se estaba produciendo, y la composición de una obra que nos relata un episodio histórico (bajo un tamiz teatral) ocurrido en los EE.UU. del siglo XVII, en el que el miedo, la mentira y la represión turbaron la paz de una comunidad religiosa puritana. Miller además, compuso un texto con una honda intensidad teatral y con múltiples aristas argumentales que se manifiestan sobre el escenario. La adaptación de Andrés Lima ha enriquecido en parte la representación del texto, sumando referencias a la vida de Miller y a la voluntad existente en la escritura de la obra.

Aún así, la propuesta peca de una sobrada extensión (150 minutos sin descanso) y sobre todo de una falta de tono en gran parte de la representación, hecho este que solo se soluciona, en parte, en la segunda mitad de la obra. Parece, pues, que ni la dirección ni el esfuerzo de los actores han podido evitar una falta de “espíritu” en una obra que justamente reposa en ese punto. A esto se suma algún que otro error de casting en casos como el de Carles Martínez, que no hace creíble su personaje de inquisidor arrepentido, y sobre todo del elenco más joven, en el que Albert Prat, Anna Moliner o Nausicaa Bonnin parecen no estar a la altura de lo que exigen sus personajes, en algunos casos claves para comprender el verdadero trasfondo del relato.

La escenografía, aunque muestra fuerza creativa, es algo confusa en los primeros actos de la obra, en los que al público le puede costar situarse espacialmente. La cosa cambia a mejor con la llegada de Lluís Homar a escena. Si en los primeros actos Homar ejerce como mero presentador de la obra, en la segunda parte se incorpora en el relato dando vida al gobernador de la provincia y principal juez en el caso. Es en este momento en el que la obra alza el vuelo y podemos observar lo inquino de cualquier inquisición y el grado de bajeza y de sugestión que el miedo pueden provocar en cualquier comunidad humana.

Sin embargo la obra no logra, salvo en algunas ocasiones, alcanzar la tensión dramática requerida, aunque sí que dispone de momentos en los que la angustia recorre, seguro, las vísceras del público presente, al confundirse sus miedos y sus juicios de valor con los que se nos plantean sobre el escenario.

Aún así, Les Bruixes de Salem no deja a nadie indiferente a la salida del teatro, algo que nos demuestra que los clásicos siempre hablan, de una forma u otra, con nosotros y nos hacen reflexionar sobre realidades que aunque aparentemente alejadas de nuestro tiempo, nos amenazan desde los profundos abismos del miedo y la pasión humanas.

Les bruixes de Salem” se representa en el Teatre Grec del 1 al 5 de julio de 2016.

Autoría: Arthur Miller
Dirección: Andrés Lima
Traducción: Eduardo Mendoza
Interpretación: Lluís Homar, Borja Espinosa, Nora Navas, Nausicaa Bonnin, Carles Canut, Albert Prat, Carles Martínez, Míriam Alamany, Carme Sansa, Miquel Gelabert, Anna Moliner, Marta Closas, Joana Vilapuig, Núria Golla y Yolanda Sey
Música original: Jaume Manresa
Espacio sonoro: Jaume Manresa y Jordi Ballbé
Escenografía y vestuario: Beatriz San Juan
Caracterización: Toni Santos
Iluminación: Valentín Álvarez

Horarios: todos los días a las 22:00 horas
Precio: 18 – 30 €
Idioma: catalán
Duración: 150 minutos

NOTA CULTURALIA: 7
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Jorge Pisa

Crítica teatral: L’art de la comedia, en el TNC

L'art de la comediaYa saben que al teatro le gusta tratar sobre muchas cosas, a veces inmerecidas, y en no pocas ocasiones le place reflexionar sobre sí mismo y su acomodamiento en la vida política, social, y económica. Una de estas ocasiones la representa L’art de la comedia, de Eduardo de Filippo, que el TNC estrenó el pasado 12 de febrero, dirigida por Lluís Homar e interpretada por él mismo, Victòria Pagès, Joan Carreras, Lluís Villanueva y Andreu Benito entre otros.

«En una ciudad de provincias italiana, el nuevo prefecto se dispone a recibir a las visitas de su primer día de trabajo. Para distraerse un rato, aceptará escuchar al director de una troupe ambulante que ha perdido su teatrillo debido a un incendio, y que pretende invitarle a asistir a su espectáculo para que el nuevo dirigente, con su presencia, demuestre a la ciudadanía que ese arte aún tiene una gran importancia social. Tras una apasionada controversia en la que político y humorista harán patentes sus desavenencias, el artista se llevará por error la lista de visitas del prefecto, y saldrá por la puerta amenazando con hacer que su familia teatral convierta esa sala de audiencias en una zona de incertidumbre»

Como ven una idea bien labrada que permite a Filippo tratar sobre la ligazón entre la política y el teatro (intensa a veces, vilipendiada otras) y sobre las diferencias que existen entre la realidad y la figuración, en un momento en el que la relación en este país entre el gobierno y la cultura se ve contaminada por una política desubicada que incluye la subida del IVA cultural al 21% con las nocivas consecuencias que esta medida ha provocado en el sector. El TNC, Homar y Filippo se alían de esta forma para dar un espaldarazo al teatro igualándolo a la política y aún más, a la misma realidad, ya que nunca sabremos con certeza, aunque lo podamos intuir, si la retahíla de personajes y situaciones que desfilan ante el nuevo prefecto son personas reales o personajes ficticios, lo que crea la fuente de humor, crítica y reflexión que posee la obra.

Sin embargo, L’art de la comedia, que juega en su título con la inversión del término Commedia dell’arte, no es una obra equilibrada del todo, lo que la convierte en una propuesta irregular. La obra se divide, así de primeras, en dos grandes secciones. La primera, como presentación, nos permite presenciar la conversación entre Campese (un bravo Homar) y el prefecto De Caro (Carreras), en la que veremos cuál es la opinión de cada uno sobre la relación entre el teatro y la política. Un acto este que se extiende en demasía, es en parte iterativo y le roba parte del ritmo a la obra.

L'art de la comedia2A lo largo de la segunda parte podremos observar como toda una serie de personajes hilarantes y/o con ideas descabelladas, se suceden al otro lado del escritorio del prefecto, desquiciando progresivamente a la autoridad, que no podrá saber nunca si lo que está pasando ante sus ojos es realidad o ficción, algo que en sí mismo habla de lo sublime del artificio teatral. En esta segunda parte, por desgracia, la representación es muy irregular y la comicidad a veces escasa, excepto en la historia narrada por Mosén Salvati (Andreu Benito) que le sabe dar a su historia el humor que necesita el personaje.

Como prueba del artificio teatral la propuesta de Homar ha optado por permitir al público ver el truco existente en la obra misma, a través de un escenario y de un vestuario que se van construyendo poco a poco con la ayuda de los integrantes de la compañía, una opción que sorprende inicialmente al espectador, pero que después se convierte en un recurso algo repetitivo y acaba dejando un escenario extraño y difuso. Por lo que respecta al trabajo de los actores y actrices, se debe destacar a Homar y Carreras en la primera parte de la representación, y a Benito en la segunda, aportando a la obra el único acto de verdadera comicidad a la representación.

L’art de la comedia es, por otra parte, una obra que se entiende en un autor como Filippo que vivió toda su vida en el seno del teatro, ya fuera en la compañía familiar o, posteriormente, en sus propias compañías, circunstancia que no solo le permitió dominar la ficción propia del teatro, sino conocer en su misma persona la relación de este con la política y con la vida.

Como ven L’art de la comedia nos permite, de nuevo, reflexionar sobre el teatro, en esta ocasión sobre su vinculación con la política y la subvención pública, y la consideración que la autoridad tiene de la cultura y, más concretamente, de la profesión teatral. Puede ser que muchas cosas hayan cambiado desde la redacción de esta obra en el año 1964, aunque parece que la cultura siempre queda en un segundo lugar en referencia a las cosas importantes de esta vida. Un acierto, un error… todo depende del punto de vista des del que se mire.

«L’art de la comèdia» se representa en el TNC del 12 de febrero al 12 de abril de 2015.

Autor: Eduardo de Filippo
Dirección: Lluís Homar
Traducción: Xavier Albertí
Reparto: Lluís Homar, Pau Viñals, Victòria Pagès, Joan Carreras, Lluís Villanueva, Roger Casamajor, Andreu Benito, Mar Ulldemolins, Oscar Valsecchi, Eduard Muntada y Quimet Pla
Escenografía: Lluc Castells y Jose Novoa
Vestuario: Nina Pawlowsky
Iluminación: Ignasi Camprodon
Sonido: Jordi Bonet
Caracterización: Toni Santos

Horarios: miércoles y viernes a las 20:00 horas; jueves a las 17:00 horas; sábados a las 17:00 y a las 21:30 horas y domingos a las 18:00 horas
Precio: 28 € / Disponibilidad de descuentos
Idioma: catalán
Duración: 2 horas y 10 minutos

NOTA CULTURALIA: 7 SOBRE 10
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Terra Baixa, en el Teatre Borràs.

Terra Baixa_poster BorrasLluís Homar y Terra baixa mantienen un vínculo teatral que los une, seguramente de forma primordial, desde los inicios de su carrera. A los 17 años Homar ya participó en una producción de la obra en los Lluïsos d’Horta; un año más tarde, en 1975, intervino en la adaptación dirigida por Josep Montanyès; más adelante, en 1990, participó de nuevo en la versión llevada a los escenarios por Fabià Puigserver en el Mercat de les Flors. Asimismo Homar adaptó parte del texto de Guimerà en su propuesta teatral de 2002 Et diré sempre la veritat, y ahora, en el 2014, nos presenta una Terra baixa deglutida y asimilada después de años de experiencia profesional sobre los escenarios, un proyecto de madurez en el que Homar se funde de forma íntima con uno de los textos más relevantes del teatro catalán.

«En Terra baixa Homar asume todos los papeles de la obra solo en el escenario: ya no es tan sólo el ingenuo Manelic, que baja de la tierra alta al barrizal de las pasiones humanas más turbulentas, sino que también es Marta e incluso el «senyor Sebastià», es decir, Caperucita y el Lobo al mismo tiempo. La obra concentra en un actor la universalidad del clásico catalán».

Miró y Homar nos presentan una nueva versión de Terra baixa desde una perspectiva contemporánea y personal. Un reto que fuerza al actor a representar los papeles principales de la obra a partir de su maestría profesional y del acierto en la dirección y en la puesta en escena. Del primero se puede y se debe destacar casi todo. Homar muestra sobre el escenario una capacidad interpretativa «fuera de serie», que le permite encarnar a Sebastià, Nuri, Manelic y Marta manteniendo siempre su identidad física e interpretativa sobre el escenario. Esto es, no esperemos ver a Homar caracterizado y descaracterizado como cada uno de los personajes a los que interpreta. Tan solo veremos al actor sobre el escenario, sin cambios de maquillaje ni de vestuario, o muy leves, identificando a cada uno de los personajes a través de la entonación de su voz y del texto de la obra. De ahí que Homar, el actor, no desaparezca nunca de la escena pero que al mismo tiempo se transfigure en cada uno de los personajes a los que da vida.

Terra Baixa_2El éxito de la obra no reside tan solo en la maestría del actor sobre el escenario. Tras el proyecto se esconde la mano de un director, Miró, que ha permitido a Homar, materializar un proyecto espléndido llevado a cabo desde una sintonía total entre director y actor. A todo ello se suma una puesta en escena original, rompedora y minimalista que nos demuestra lo importante que es acompañar un gran texto y una gran actuación con una idea escénica con la capacidad de resaltar el conjunto. En este caso destaca la oposición entre el escenario inicial de tonalidad blanca de la terra baixa y lo agreste y salvaje de la escenografía de la terra alta, la originaria de Manelic, que irá invadiendo la escena poco a poco. Una propuesta salpimentada, además, con el efecto causado por los temas musicales susurrados a capela por Sílvia Pérez Cruz, que le dan a la obra el sentido carnal necesario para intensificar el desarrollo de la representación.

Terra baixa es un icono del teatro catalán y de la obra de su autor, Àngel Guimerà, y nos permite convencernos de la maestría de Homar y del equipo de Bitó produccions a la hora de plasmar un proyecto escénico nuevo y original sobre las añejas raíces de un clásico. Pero además nos permite ser conscientes del mundo en el que vivimos en la actualidad, en el que parece que nunca nos libraremos de aquellos que pretenden apoderarse de todo, ya sea de la sensualidad de la indefensa Marta, de la inocencia de Manelic o de los sueños de felicidad y de futuro de todos y cada uno de nosotros, sus desventurados descendientes.

«Terra baixa» se representa en el Teatre Borràs del 13 de noviembre de 2014 al 11 de enero de 2015.

Autor: Àngel Guimerà
Adaptación: Pau Miró y Lluís Homar
Idea original e intérprete: Lluís Homar
Dirección: Pau Miró
Escenografía y vestuario: Lluc Castells
Diseño de luces: Xavier Albertí y David Bofarull
Diseño de sonido: Damien Bazin y Lucas Ariel Vallejos
Composición musical y voz: Sílvia Pérez Cruz
Producción: Temporada Alta, El Canal –Centre d’Arts Escèniques Salt/ Girona y Lluís Homar
Distribución: Bitò Produccions

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas-, sábados a las 18:30 y a las 21:00 horas y domingos a las 18:30 horas.
Precio: 25 y 28 €
Duración: 1 hora aproximadamente
Idioma: catalán
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Terra de ningú, en el TNC.

_DSC3561_EditEl estreno de un Pinter siempre es una buena ocasión para ir al teatro sobre todo si en su puesta en escena hallamos el despliegue de medios del TNC y a actores de la talla de Josep Maria Pou y Lluis Homar sobre el escenario, y más si nos hallamos ante una de sus obras más inquietantes, como es el caso de Terra de ningú, una reflexión existencial repleta de interrogantes y reservas.

Terra de ningú nos presenta una situación, claustrofóbica por momentos y arcana en muchos otros. La acción da inicio de forma abrupta, como si en verdad la representación ya hubiera comenzado antes de presentarla al público. De repente vemos entrar a dos personas, las cuales parece que acaban de conocerse hace poco. La conversación que mantienen está marcada por lo extraño de la misma y regada extensamente con alcohol. Una charla extraña a la que parece que el público no puede acceder del todo, excepto a través de sus pinceladas de poesía y de sus toques de humor.

El espacio donde se desarrolla la acción es el majestuoso salón de la casa de uno de ellos. El invitado, Spooner (Lluís Homar), que no comparte el mismo nivel social que su anfitrión, Hirst (Josep Maria Pou), un literato enriquecido gracias al éxito, lo ha seguido hasta allí. Su diálogo es interrumpido en algún momento por los amigos/secretarios/criados del primero, Briggs (David Selves) y Foster (Ramon Pujol). Ambos parecen no estar complacidos con la irrupción del extraño en la casa. Al final el alcohol deja fuera combate al anfitrión que debe abandonar la sala ayudado por uno de sus criados.

Spooner se ha quedado a dormir, no sabemos por qué, encerrado en el salón de la casa. Después se almorzar volverá a encontrarse con su anfitrión, esta vez sobrio, que lo confunde con un antiguo amigo de juventud (bien, puede que en verdad lo fuera). Y da inicio una nueva conversación en la que la poesía, la ofensa, la caballerosidad y el alcohol vuelven a ser sus componentes. Todo ello en lo que parece ser una tierra de nadie.

_DSC3592_EditTerra de ningú nos presenta una situación, una atmósfera, que parece que está fuera de la realidad. Un espacio ocupado por varias personas que parece que no tiene substancia, como no la tienen los pensamientos o la memoria. En él, estas cuatro personas interactúan y conversan entre ellas aunque parece que nada de ello tenga demasiado sentido, como si el espacio colmase de irrealidad a todo lo que pasa o existe en él. De aquí que podamos decir que la obra, dirigida por Xavier Albertí, nos adentra, gracias a su asombroso texto, en un limbo misterioso del que al espectador le costará salir o hallar un sentido cierto o al menos real. Algo con lo que el autor, Pinter, jugó conscientemente.

Terra de ningú, parece así, un juego escénico, una composición en el que los fantasmas, los miedos y los anhelos de Pinter toman forma, aunque tenue y borrosa, como con la voluntad de mostrarnos tan solo una parte de su interior, una que ciertamente no podamos discernir del todo, como una invitación a poner de nuestra parte lo que no hallamos sobre el escenario.

La adaptación de Albertí está hecha con el buen gusto propio del TNC. Un espacio, el salón de la casa que parece flotar en un limbo intangible, en el que la interpretación de sus cuatro protagonistas, Lluís Homar, Josep Maria Pou, Ramon Pujol y David Selvas es tan estática e incorpórea como un texto de este tipo requiere. En ellas, como no podría ser de otra forma, destacan las de Pou, como el anfitrión alcoholizado que parece haber perdido el rumbo de una vida malograda por el éxito, y resplandece la de Homar, que construye un personaje sórdido e indescifrable del cual nunca acabaremos de conocer cuáles son sus intenciones. Pujol y Selvas encarnan a los dos amigos/criados que residen en la casa con una relación cuyos flecos tampoco llegaremos a conocer nunca.

Tras Taxi… Al TNC! el Teatre Nacional de Catalunya encamina su programación hacia un horizonte teatral que suma enteros con la elección de Terra de ningú, de Harold Pinter, una obra inquietante que traslada al espectador a un mundo entre la realidad y el sueño, por una senda que si bien puede parecer dificultosa consigue dirigir la mirada del público hacia la esencia del teatro y al examen que este puede hacer de sí mismo.

«Terra de ningú» se representa en el TNC del 17 de octubre al 24 de noviembre de 2013.

Autor: Harold Pinter
Dirección: Xavier Albertí
Reparto: Lluís Homar, Josep Maria Pou, Ramon Pujol y David Selvas
Traducción: Joan Sellent
Escenografía: Lluc Castells
Vestuario: María Araujo
Iluminación: David Bofarull
Producción: Teatre Nacional de Catalunya

Horarios: de miércoles a sábado a las 20:00 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: de 11,5 a 23 €
Duración: 1 hora y 40 minutos (sin entreacto)
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Jorge Pisa Sánchez

Crítica cinematográfica: Eva, de Kike Maíllo.


Como todos sabemos, es difícil ver en la cartelera española películas que no sean de producción estadounidense, nacionalidad ésta que acapara un gran porcentaje de las cuotas de pantalla cinematográfica. Y es mucho más difícil, aún, ver una película de producción catalana, y más si ésta es de ciencia-ficción, y de ciencia-ficción de la buena.

La excepción que confirma la regla la representó el estreno el 28 de octubre del 2011 de la película Eva, primer largometraje dirigido por Kike Maíllo, producido por Escándalo Films en colaboración con ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya) e interpretada por Daniel Brühl, Claudia Vega, Marta Etura, Alberto Ammann y Lluís Homar.

Eva nos traslada al pasado, sí, como lo leen, a lo que parece un pasado futurista y ucrónico (o a un futuro año 2041 ambientado visualmente en un pasado setentero), en el que la informática, la robótica y las nuevas tecnologías están más avanzadas que en la actualidad y permiten construir robots altamente perfeccionados y con apariencia humana. Uno de estos proyectos, desarrollado en la Facultad de Robótica de Santa Irene, pretende crear un robot-niño con un innovador software emotivo que le permita desarrollar plenamente sus emociones, para lo que es contratado Alex Garel (Daniel Brühl), un reputado ingeniero cibernético, que regresa a la institución después de varios años de ausencia. Y de un primer intento fallido.

El regreso de Alex volverá a ponerlo en contacto con el pasado que abandonó, con su hermano David (Alberto Ammann); con Lana (Marta Etura), antigua compañera de estudios con la que mantuvo una relación amorosa, y con el laboratorio familiar donde había trabajado su padre. Su trabajo de creatividad informática emotiva se verá alterado al conocer a Eva, la hija de Lana y David, con la que comenzará a trabajar en su modelo de ingeniería emocional. Una colaboración “familiar” que volverá a reabrir las heridas sentimentales abiertas en el pasado.

Eva nos propone un debate cinematográfico sobre los sentimientos y las emociones, sobre aquéllos que se quieren desarrollar en las máquinas y sobre los nuestros propios, los humanos, que presiden y conducen nuestras vidas. Un debate sugerente materializado en una película interesante y cautivadora en muchos aspectos.

¿Cuál es la naturaleza de los sentimientos? ¿Es seguro implantar emociones en nuestras máquinas? ¿Sabemos conducir nuestros propios sentimientos? Alex intentará crear un modelo de ingeniería emocional basándose en sus propias emociones y en las de Eva, aun sin saber controlar las suyas propias. ¿Alguien sabe controlar sus emociones? ¿Podemos implantar y desarrollar algo que no hemos llegado a gobernar en nosotros mismos? Como ven hablamos de ciencia-ficción emotiva aunque, como dijo alguien en algún momento, las películas de ciencia-ficción no hablan del futuro, sino del presente, de nosotros mismos.

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Para ello la historia se desarrolla en un ambiente vacío, nevado, gélido, en el que el color blanco y su contraste, los tonos oscuros, dominan la película. A lo que se suma una visión setentero-futurista que sorprende (y agrada) al espectador. Todo un alarde de creatividad fílmica bien entendida.

Una atmosfera gélida que contrasta, también, con las emociones con las que trabaja Alex y con las emociones que se desatan en torno a él y que afectarán a su familia, a su hermano; a Lana, su antigua novia y a la hija de ésta. Un ambiente emocional que dificultará el trabajo de Alex y que hará que se reencuentre con su vida anterior, la cual iremos conociendo, también, a medida que avanza el film.

En la película un elemento muy destacado es la presencia de los efectos especiales que, aunque no sean omnipresentes tienen, sin embargo, un importante papel. Es agradable ver como buenos (perdón, buenísimos) efectos especiales también se pueden crear y desarrollar fuera del mercado americano. Las escenas de creación del software son sensacionales y los prototipos robóticos muy buenos. En este aspecto cabe destacar la interpretación de Lluis Homar, que nos sorprende como androide doméstico y nos deja otra muestra de su dominio interpretativo.

En Eva son pocos los personajes principales si bien realizan un estupendo trabajo interpretativo que hace creíble la historia. Daniel Brühl, el intérprete principal, encarna a Alex, un joven y prestigioso investigador reconocido que regresa al ambiente y a las emociones que dejó atrás. Marta Etura da vida a la antigua compañera sentimental de Alex que al ser abandonada rehízo su vida con su hermano David, interpretado por Alberto Ammann; Claudia Vega nos propone una buena y primeriza interpretación en la que reina la frescura y la inmediatez, y que nos irá desgranando toda una serie de enigmas a los que tendremos que estar atentos.

Como les decía antes, Eva nos permite reflexionar sobre el futuro, la tecnología, aquella que tiene que ver con los humanos y sobre nuestras propias emociones, que queramos o no, nos imponen muchas veces la hoja de ruta que nos vemos obligados a seguir. Así, pues, siendo nuestras emociones las causantes de algunos de los mayores logros de la humanidad, pero también el origen de algunas de las catástrofes más estremecedoras de la historia ¿es positivo incorporarlas a nuestras máquinas? Eva nos proporciona argumentos para reflexionar sobre el asunto y para disfrutar de una buena historia ambientada, no se olviden, en un pasado futurista, muy parecido al futuro que los avances en la tecnología nos depara y lo más importante, desde una perspectiva catalana. Toda una joya para aquellos a los que les guste ver buen cine y para los que disfruten de un buen debate post-visionado.

A la espera de que el próximo 10 de enero se hagan públicos los finalistas a los premios Goya de este año, hoy hemos conocido las nominaciones de los Premios Gaudí 2012 concedidos por la Acadèmia del Cinema Català, que incluyen 16 nominaciones para la película Eva que comprenden las categorías de mejor película en lengua catalana, mejor director, mejor montaje, y mejor actor y actriz principal y secundarios. Una muestra del éxito y de la calidad de la película dirigida por Kike Maíllo y producida por Escándalo Films en colaboración con ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya).

Escrito por: Jorge Pisa Sánchez

Título: Eva
Dirección: Kike Maíllo
Reparto: Claudia Vega, Daniel Brühl, Marta Etura, Alberto Ammann y Lluís Homar.
Guión: Sergi Belbel, Cristina Clemente, Martí Roca y Aintza Serra
Dirección de Fotografía: Arnau Valls Colomer
Diseño de Sonido: Oriol Tarragó
Sonido: Jordi Rossinyol
Supervisor Efectos Visuales: Lluís Castells y Javier García
Arte: Laia Colet
Vestuario: María Gil
Música original: Evgueni Galperine y  Sacha Galperine
Estreno en España: 28 de octubre de 2011
Distribuida en España por: Paramount Pictures

Estreno cinematográfico: EVA, de Kike Maíllo.


El próximo 28 de octubre se estrena EVA la producción robofantástica de la productora española Escándalo Films en colaboración con ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya), una fábula ecofuturista sobre la relación entre humanos y robots dirigida por Kike Maíllo, con guión de Sergi Belbel e interpretada por Claudia Vega, Daniel Brühl, Marta Etura, Alberto Ammann, Lluís Homar.

En un futuro próximo en el que los seres humanos viven junto a criaturas mecánicas, Alex, un reputado ingeniero cibernético, regresa a Santa Irene con el encargo de la Facultad de Robótica de crear un niño robot. En estos diez años de ausencia, la vida ha seguido su curso para su hermano David y para Lana que, tras la marcha de Alex, rehicieron su vida. La rutina de Alex se verá alterada de forma inesperada por Eva, la hija de Lana y David, una niña especial y magnética, que desde el primer momento establece una relación de complicidad con Alex. Juntos emprenderán un viaje que les precipitará a un final revelador.

Eva es el primer proyecto internacional de Escándalo Films focalizado en un nuevo objetivo: unir el valor técnico y artístico de los nuevos cineastas, autores y actores para generar un proyecto de interés dirigido a un mercado mundial. Eva es una historia de ciencia ficción muy lejos de los tópicos del género. Es un aventura dramática que plantea un debate de absoluta actualidad. Un producto seductor y atractivo para un amplio número de espectadores, inspirado en los clásicos inmortales del fantástico universal. Su historia es sencilla, local pero universal, con personajes cercanos, dramas tangibles y en un marco idílico para despertar el imaginario del espectador. Eva es una historia de cine fantástico, de amor y de muerte.


El género de ciencia-ficción normalmente formula preguntas que proponen nuevas reglas del juego, nuevos mundos. Esos mundos de fantasía, en ocasiones utópicos, en otras distópicos, suelen invitarnos a la reflexión. Cuando empecé a darle vueltas a la idea de realizar una película de ciencia ficción con trasfondo robótico llegué a la conclusión de que lo que más me interesaba era reflexionar sobre la relación entre humanos y máquinas: ¿es posible que los humanos nos lleguemos a sentir tan atraídos o tan próximos a las máquinas, por perfectas y por parecidas a nosotros, que podamos llegar a establecer lazos emocionales tan poderosos como con otros humanos? ¿Se dará en algún momento, en un futuro cercano o lejano, la posibilidad de que nos podamos enamorar o querer a una máquina aun sabiendo que se trata de un emulador? ¿Cómo afectarán esas «nuevas» relaciones a las «viejas» relaciones con humanos? ¿Se dará un fenómeno de progresiva sustitución?” A partir de estas cuestiones nace la trama de Eva. Alex quiere crear un robot tan sofisticado que sea capaz de robar el corazón de una persona«.

Título: EVA
Dirección: Kike Maíllo
Reparto: Claudia Vega, Daniel Brühl, Marta Etura, Alberto Ammann y Lluís Homar.
Guión: Sergi Belbel, Cristina Clemente, Martí Roca y Aintza Serra
Dirección de Fotografía: Arnau Valls Colomer
Diseño de Sonido: Oriol Tarragó
Sonido: Jordi Rossinyol
Supervisor Efectos Visuales: Lluís Castells y Javier García
Arte: Laia Colet
Vestuario: María Gil
Música original: Evgueni Galperine y  Sacha Galperine
Estreno en España: 28 de octubre de 2011
Distribuida en España por: Paramount Pictures

Crítica en Culturalia: https://cinelatura.wordpress.com/2012/01/05/critica-cinematografica-eva-de-kike-maillo/