Siempre es un acontecimiento escénico asistir a la representación de una obra de Harold Pinter. Todo ha de salir muy bien para que la obra salga bien. Por eso el estreno de Una mena d’Alaska en el Lliure presagiaba una noche de teatro en mayúsculas.
“Pinter escribe una pieza tan enigmática como emocionante sobre un despertar fascinante y esperado, el de una mujer que ha sufrido encefalitis letárgica. La pieza transcurre en medio de ese estado tan reconocible en el que la realidad y la ensoñación conviven paralelamente, donde la vida y la muerte se entrelazan virtuosamente hasta el punto de llegar a dudar si lo soñado ha sido vivido o lo vivido solo ha sido un sueño. Un texto maravilloso y poético, cuyo trasfondo político se vislumbra sutilmente como el fondo de un lago en calma y nos invita a reflexionar sobre la sociedad dormida y el inminente despertar de esta época letárgica”.
La magia de Pinter vuelve al Lliure bajo la dirección de Ivan Benet, con la interpretación de Mireia Aixalà, Carles Martínez y Aida Oset y los pasos de danza de Andrés Corchero, para mostrarnos, de nuevo, una situación escénica enigmática que adapta uno de los casos clínicos del neurólogo Oliver Sacks. De ahí que todo en la propuesta sea indescifrable.
Pinter nos presenta el caso del tratamiento de una paciente afectada encefalitis letárgica (Mireia Aixalà) que despierta tras 29 años de letargo, hecho este que generará una realidad extraña para ella, en la que estará acompañada por el médico (Carles Martínez) que le ha atendido durante su convalecencia. Como veis, una situación muy propia de Pinter que crea una situación escénica en la que nunca sabremos qué es realidad y qué no lo es, qué es verdaderamente lo que ha pasado y que es lo que está ocurriendo.
De ahí que la fuerza de la obra esté en la conexión que se establece entre los dos personajes principales sobre el escenario. Mireia Aixalà (Deborah) sorprende con una actuación muy convincente de su personaje, que fluctúa entre la incredulidad y los recuerdos de la infancia cuando cayó enferma. Carles Martínez (Dr. Hornby) interpreta hábilmente, como siempre, al doctor que ha conseguido hacer despertar a su paciente, ayudando a crear una atmósfera de misterio a veces contradictoria. Aida Oset encarna a Pauline, la hermana de Deborah y provee a la obra de un a veces arcano toque musical. Por último Andrés Corchero dota a la representación del fondo más onírico con movimientos de danza que ayudan a mostrar de alguna forma el alma de la paciente atrapada en un escenario ajeno a su capacidad racional de comprensión.
Pinter ha regresado al Lliure y lo ha hecho de forma contundente. La dirección de Benet ha conseguido recrear el universo tan propio del autor británico dándole el toque enigmático que requiere la trama. A ello ayuda la escenografía minimalista y la reducida presencia de luz, que ayuda a recrear el espacio intimo de los personajes.
Una propuesta que pierde algo de concisión y dinamismo con la adición de los pasos de danza de Corchero, que ralentiza de alguna forma la representación de la obra. Aún así, una muy buena ocasión para disfrutar de un Pinter algo más arduo de lo habitual, que ya es decir, y de una adaptación muy personal de su mundo escénico.
«Una mena d’Alaska» se representa en el Teatre Lliure del 7 de mayo al 1 de junio de 2025
Autor: Harold Pinter
Dirección: Ivan Benet
Reparto: Mireia Aixalà, Carles Martínez, Aida Oset, Andrés Corchero
Traducción: Cristina Genebat
Coreografía: Andrés Corchero
Escenografía: Sílvia Delagneau
Vestuario: Maria Armengol
Caracterización: Núria Llunell
Iluminación: Jaume Ventura
Espacio sonoro: Damien Bazin
Música original: Aida Oset
Horario: de miércoles a viernes a las 19:30 horas; sábados a las 17:30 y a las 20:30 horas y domingos a las 18:30 horas
Precio: de 12€ a 32€
Duración: 1 hora y 20 minutos
Idioma: catalán
NOTA CULTURALIA: 8,5
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Jorge Pisa


















