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Crítica teatro: Justícia, en el TNC

¿Qué momento o episodio de la vida da inicio a la biografía de una persona? ¿En qué momento una persona da el primer paso hacia el resto de su vida? Estas son las preguntas que intenta responder Justícia, la obra escrita por Guillem Clua y dirigida por Josep Maria Mestres que se estrenó el pasado 13 de febrero en el TNC.

La propuesta nos permite repasar la biografía de Samuel Gallart (Josep Maria Pou), un juez de carrera y diputado retirado del Parlament afectado por algún tipo de demencia. De ahí que la representación se desarrolle en dos líneas temporales, la primera la celebración familiar en la actualidad de la trayectoria del juez Gallart, en la que se nos muestran las interioridades de una familia burguesa catalana, y una segunda en la que la mente del protagonista repasa algunos de los momentos decisivos de la historia familiar, desde el final de la Guerra Civil Española y la llegada de las tropas franquistas a Barcelona hasta, justamente, la cena de celebración.

A través de ese doble relato, Justícia nos narra la evolución de la vida del abogado y político Gallart y su progresión hacia la falsedad, la autorepresión y, como colofón final, la corrupción. De esta forma los diferentes episodios de la vida del juez nos permitirán entender como una vida se marchita y se corrompe, condicionada por la sociedad y la realidad en la que vive.

Clua ha estructurado un texto complejo que se desliza por el escenario de forma firme y sólida. La escenografía, que representa un hogar, una casa y una familia, se deconstruye a lo largo de la representación y nos permite contemplar lo que pasa en su interior y conocer los entresijos de los diferentes personajes y de la familia.

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Un doble relato temporal que muestra también el avance de la degradación del personaje principal, el juez Gallart, en cuya mente presente y pasado se fusionan de forma aleatoria. Una degradación y descomposición de los lazos familiares que se nos revela en el pasado y también en el presente, mostrándonos a una familia de clase alta en parte desestructurada, cuyos miembros también están afectados o amenazados por el engaño, la falsedad y por el qué dirán.

Justícia es además valiente al tratar la corrupción en la política catalana. En este aspecto vale la pena felicitar a Clua por lo atrevido de su propuesta, por cómo lo hace y por dónde lo hace. Las referencias están muy claras, la corrupción vinculada a Jordi Pujol y Convergència, que tropieza con el relato de la historia familiar para enturbiarlo todo. Magnífico el momento en el que el juez Gallart recomienda a su nieto que está iniciandose en la política, que en su primer discurso público utilice conceptos como Pàtria, Futuro y Libertad, según él, palabras vacías que ya se encargarán lo demás de llenar de sentido, en una más que clara referencia a la situación actual que vive la política catalana y española.

Como patriarca, Josep María Pou destaca en la interpretación del personaje central de la obra, cuyas contradicciones emocionales afectarán de una forma u otra al resto de miembros de la familia. De nuevo Pou se distingue con una interpretación sólida y compleja. El resto del elenco interpreta a diversos personajes de la historia familiar del pasado y del presente: Vicky Peña que encarna a la mujer y a la madre del juez Gallart; Pere Ponce que interpreta al padre y al yerno del juez o Manel Barceló, Anna Sahun, Roger Coma y Anna Ycobalzeta entre otros.

La dirección de Mestres pone orden en una propuesta asimismo compleja, permitiendo al público diferenciar entre las escenas actuales y las ubicadas en el pasado, ayudándose de juegos de luces y cambios de vestuario.

Justícia es una de aquellas obras que requieren una lectura atenta y reflexiva, ya que nos permite reflexionar sobre la vida de un país, España y Cataluña, desde la perspectiva de la historia de una familia bien situada. Todo tiende a empeorar, sobre todo cuando nuestros actos, nuestras ideas y nuestros sentimientos se degradan y desmoronan por el camino.

«Justícia» se representa en el TNC del 13 de febrero al 22 de marzo de 2020.

Autoría: Guillem Clua
Dirección: Josep Maria Mestres
Con: Manel Barceló, Alejandro Bordanove, Marc Bosch, Roger Coma, Vicky Peña, Pere Ponce, Josep Maria Pou, Anna Sahun, Anna Ycobalzeta y Katrin Vankova
Escenografía: Paco Azorín
Vestuario: Gabriela Salaverri
Iluminación: Ignasi Camprodon
Sonido: Jordi Bonet
Caracterización: Noemí Jiménez
Producción: Teatre Nacional de Catalunya

Horarios: miércoles a las 19:00 horas; jueves y viernes a las 20:00 horas; sábados a las 19:00 horas y domingos a las 18:00 horas
Precio: a partir de 14,5€; entrada general 29€
Duración: 2 horas y 50 minutos, entreacto incluido
Idioma: catalán
NOTA CULTURALIA: 8,5
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Jorge Pisa

Crítica: Corrupta Roma, Pedro Ángel Fernández Vega, Esfera de los Libros

Corrupta Roma_portadaNo puede extrañar a nadie que en un momento histórico como el que vivimos en el que parece que la corrupción sea la ocupación principal de los políticos, los lectores se interesen por el “hecho” de la corrupción a lo largo de la historia. Y si pensamos en la corrupción en alguna época en concreto, parece claro que el mejor periodo para analizarla sea el de la Antigüedad romana, aquel en el que parece que se materializan de forma más cristalina los efectos de la corrupción política.

Este es el objetivo de Corrupta Roma, la novedad de Pedro Ángel Fernández Vega publicada por La esfera de los libros, que hace un análisis de la corrupción en la Roma republicana en un periodo muy concreto, aquel que se extiende entre el inicio de la Segunda Guerra Púnica (218 a.C.) y el decreto senatorial contra las bacanales (186 a.C.), esto es, en el periodo en el que secularmente se ubica la aparición y consolidación de la corrupción en la República romana.

Fernández Vega, profesor de Historia Antigua en la Universidad de Cantabria, lleva a cabo un recorrido pormenorizado sobre diversos aspectos de la corrupción en la Roma antigua. El libro se organiza en seis capítulos que analizan asuntos como la actividad cuestionable de los generales romanos en el campo de batalla y la gestión política de las victorias, los triunfos y los botines obtenidos en la guerra; los diversos escándalos de corrupción que, como en la actualidad, asaltaban la opinión pública cada vez de forma más cotidiana y en el que se vieron implicados figuras tan insignes como las de los hermanos Publio y Lucio Escipión, considerado el primero el salvador de la patria romana frente a la amenaza cartaginesa; la corrupción a la hora de gestionar las votaciones en las asambleas de ciudadanos para elegir los cargos políticos; el control de la información que como en cualquier régimen se utilizaba para decantar a la opinión pública hacia un lado u otro en cualquier asunto de importancia o la progresiva adquisición, por parte de los miembros de la aristocracia romana, de formas de comportamiento social de cuño heleno, mucho más refinadas que las propias romanas, y vistas como un elemento corruptor de la moral tradicional.

La monografía no trata tan solo los actos de corrupción que llevaban a cabo los políticos y aquellos más cercanos a ellos, sino que nos habla de los equilibrios de fuerza que existieron en el Senado de la época y que Fernández Vega compara con las facciones o partidos políticos actuales, aspecto este que le permite analizar la figura de Catón el censor de forma bastante pormenorizada. Y como no podría ser de otra forma, el autor también nos habla de la respuesta de la ciudadanía ante los abusos de la corrupción, que se instauró rápidamente en Roma en el momento en el que esta pasó de ser una fuerza hegemónica en Italia a ser la potencia política del Mediterráneo. Así, pues, la crítica de la población la veremos plasmada en la actuación de las asambleas romanas, integradas, cabe recordar, tan solo por ciudadanos romanos, y en los actos de reprobación llevados a cabo por las mujeres romanas en el ámbito público, que también tuvieron cabida en el marasmo de la política romana de la época, sobre todo en los momentos más trágicos de la Segunda Guerra Púnica.

Senado romano_La caida del Imperio romanoLa obra de Fernández Vega aunque muy descriptiva resulta, sin embargo, algo incompleta en lo que respecta al periodo histórico que analiza. Si bien la mayoría de los investigadores consideran que fue con la Segunda Guerra Púnica y la conversión de Roma en una potencia hegemónica en el Mediterráneo, cuando las costumbres y las formas de hacer política mutaron en la sociedad romana, gracias a la llegada de grandes cantidades de riqueza generada por las continuas guerras de expansión, el espacio de tiempo analizado en el libro (218 -186 a.C.) resulta algo breve y se nos muestra como una elección algo artificial y no del todo bien argumentada.

La obra, por otra parte, no es propiamente de difusión, ya que no posee un contenido fácil de seguir por la mayoría de los lectores, sino que tiene una forma y una estructura de monografía académica, algo ardua a la hora de leer por parte de aquellos que no posean conocimientos previos sobre la época, sobre todo en el momento de seguir la actividad de ciertos personajes y discernir los hechos concretos de la historia política que engloba el periodo al que hace referencia. Además la división en capítulos temáticos y la reaparición de personajes y acontecimientos en diversos momentos de la obra analizados desde puntos de vista diferentes, puede provocar en el lector poco versado en el periodo un cierto despiste, solo solventado por la consulta del breve índice onomástico situado en las páginas finales del libro.

Aún así, Corrupta Roma nos hace reflexionar a través de la corrupción del pasado antiguo sobre la corrupción del mundo actual y más concretamente de la catalana y la española y nos deja bastante claro que la corrupción ha existido siempre, seguramente desde que el hombre es hombre, y que tan solo hace falta que se dé la ocasión para que una persona o un político cualquiera se dejen seducir por la corrupción, y que se acabe imponiendo la naturaleza bastarda que, seguramente de una forma u otra, todos llevamos dentro. Una ocasión para reflexionar sobre lo que somos fijándonos en lo que fuimos… ¿no creen?

Título: Corrupta Roma
Autor: Pedro Ángel Fernández-Vega
Editorial: La Esfera de los Libros
Colección: Historia
Fecha de publicación: 01/09/2015
Páginas: 456
ISBN: 978-84-9060-446-5
Género: Ensayo
Formato: 16×24 Cartoné
Precio: 23.90 €

Crítica teatral: El president, en el TNC.

president_altaVivimos en una época en la que el poder y la corrupción, o más bien dicho, el poder corrupto, invade todos y cada uno de los ámbitos de nuestra vida diaria. Las noticias al respecto nos asaltan informándonos de las cantidades astronómicas desvalijadas de las arcas públicas (y que descansan en bancos suizos, andorranos o de cualquier otro paraíso fiscal), de las actitudes poco democráticas y, lo que es aún peor, de la incapacidad manifiesta de la mayoría de nuestros políticos. No es de extrañar, pues, que el teatro nos hable, también, de la infección política que recorre las venas del país. De ahí que el pasado 5 de noviembre se estrenara El president, de Thomas Bernhard, en el TNC, una adaptación dirigida por Carme Portaceli e interpretada por Francesc Orella y Rosa Renom.

Con el país en un estado de crispación creciente, la pareja presidencial acaba de escapar ilesa de un atentado que se ha llevado la vida del estimado perro de la presidenta y también de un coronel, confidente y amigo del presidente. El terror que experimentarán el presidente y la presidenta, acentuado por el riesgo de ser asesinados por su propio hijo, que se ha pasado a las filas anarquistas, revelará progresivamente el abismo que separa la solidez aparente de su poder y la mediocridad de su fragilidad real.

La obra de Bernhard es una crítica en la línea de flotación a la aristocracia del poder, a una casta política que utiliza el poder con el único objetivo de asegurar su supervivencia. Siendo testigos de la intimidad tanto del presidente como de la presidenta, el autor nos muestra no tan solo la menudencia, a veces, de la política, sino que también nos narra el inicio de la caída de los regímenes, tanto de los tiránicos como de los «democráticos», que caen cuando las sociedades a las que representan pierden la confianza en ellos.

elpresident1_altaPortaceli nos presenta cuatro escenas dominadas por la presencia primero de la presidenta y después del presidente. A lo largo de ellas conoceremos la triste realidad que subyace a estos dos «grandes personajes» y seremos conscientes de la moral del poder que poseen, en este caso contaminada por unos comportamientos mezquinos y por la corrupción. Los dos personajes serán incapaces de entender el momento en el que viven y la voluntad de cambio que se está generando en su país, un hecho que sin duda les condena a una caída final que nos presagia el propio desarrollo de la obra.

Y es en este aspecto en el que el espectador puede hacer una lectura actual de la obra, una analogía entre la situación que nos muestran Bernhard/Portaceli y el contexto político y social que vivimos en la actualidad, en el que la situación política se ha degradado en gran medida debido a la corrupción que ha demostrado una clase política en parte tan decrépita como la que nos mostraba Bernhard a mediados de los años 70. Si bien, el contexto histórico de la obra no queda del todo claro. Bernhard mostró una amplia voluntad crítica hacia la clase política austríaca a lo largo de su obra. Si bien al espectador no se le ubica plenamente en la época en la que acontecen los hechos narrados sobre el escenario, lo que fuerza, sin duda, al público a reflexionar sobre los paralelismos con la situación de desafección que vivimos en la actualidad.

Sin embargo, la obra resulta algo extensa y reiterativa en algunos momentos, lo que sin duda se podría haber solucionado abreviando alguno de los actos, y hace referencia a uno contexto político y social que aunque en suspensión, no parece encajar del todo con los problemas que vivimos en la actualidad.

La adaptación de Portaceli hace hincapié en la interpretación de los actores principales, Orella y Renom, estructurada en falsos monólogos. Los actores siempre están acompañados, si bien, el peso del texto lo declaman ellos de forma individual, mientras que el resto de actores se convierten en meros sparrings teatrales que acompañan a la interpretación de los primeros. Las actuaciones de Orella y Renom están, como no podía ser de otra forma, a una gran altura, aunque, como ya he dicho, la extensión y lo reiterativo de la obra consiguen empantanar la recepción de la misma.

El president nos muestra hasta dónde puede llegar el poder cuando pierde la consciencia de sí mismo y olvida la razón de su existencia. Una lección a tener en cuenta en un momento en el que cada vez parece más claro que ciertas cosas están llamadas a desaparecer y a otras se les augura un futuro incierto.

«El president» se representa en el TNC del 5 de noviembre al 28 de diciembre de 2015.

Autor: Thomas Bernhard
Dirección: Carme Portaceli
Reparto: Francesc Orella, Rosa Renom, Montse Pérez, Josep Julien, Daniela Feixas, Josep Costa y Sergi Misas
Traducción: Bernat Puigtobella
Escenografía: Paco Azorín
Iluminación: Maria Domènech (aai)
Vestuario: Antonio Belart
Espacio sonoro: Jordi Collet “Sila”
Caracterización: Toni Santos
Producción: Teatre Nacional de Catalunya, Temporada Alta i El Canal y Centre d’Arts Escèniques de Salt /Girona.

Horarios: de martes a sánbado a las 20:00 horas y los domingos a las 18:00 horas.
Precio: 23 €. Posibilidad de tarifas especiales
Duración: 2 horas
Idioma: catalán
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Un enemic del poble, en el Teatre Lliure.

cartel_ Un enemic del pobleAunque una obra de teatro se crea en un contexto determinado y se dirige a un público concreto, el texto tiene la capacidad de adaptarse y ser adaptado a nuevos ambientes históricos gracias a la solidez de su relato y a la relevancia de las ideas que contiene. Este es el caso de Un enemic del poble, de Henrik Ibsen, obra que hasta el próximo 22 de febrero estará en la cartelera del Teatre Lliure Montjuïc.

La acción acontece en el balneario en el que trabaja el doctor Thomas Stockmann. Tras años de dedicación y de grandes inversiones las instalaciones se han convertido en la principal fuente de riqueza de la población. Sin embargo el Dr. Stockmann ha descubierto que las aguas del balneario están corrompidas debido a la contaminación vertida en ellas por las industrias que antaño poblaron el lugar. El agua puede, incluso, ser perjudicial para el uso humano. Dispuesto a comunicar el hecho a las autoridades públicas para que se tomen las medidas necesarias, el Dr. Stockmann se enfrentará a todos los intereses creados en la comunidad.

La apuesta de Mayorga y Miguel del Arco adapta libremente el texto de Ibsen para cocinarnos un debate mucho más que vigente en el momento socio-económico en el que vivimos y que versa sobre la forma en la que el ser humano se relaciona consigo mismo y con el entorno en el que habita. Qué es más importante para el hombre la verdad o la suma de intereses creados? ¿Qué papel juega el poder democráticamente escogido en la gestión de los asuntos de la comunidad? ¿Existe la prensa objetiva o esta defiende siempre intereses propios o ajenos? ¿Se puede triunfar disponiendo tan solo de la razón? ¿Existe realmente la democracia?

Un enemic del poble se conforma como una obra tumultuosa que se estructura a partir de tres fundamentos: Un texto, el de Ibsen, sencillo en sus planteamientos pero de gran audacia especulativa y polémica; un apartado de interpretaciones en el que destacan Pere Arquillué, Roger Casamajor, Pablo Derqui y Jordi Martinez, y una escenografía que sorprende, guste o no, por su atrevimiento formal.

Un texto, como digo, adaptado libremente pero que consigue suscitar en el espectador un debate en el que se puede posicionar fácilmente a partir de su propia ideología y del conocimiento que posee de la realidad que le rodea. Una posibilidad potenciada con escenas como la que se desarrolla en el interior de la redacción del periódico o la impactante asamblea vecinal en la que parte de los actores se mezcla con el público para generar un contexto de proximidad y realismo.

escena enfrentamiento_Un enemic del poblePor lo que respecta a la escenografía el resultado es impactante. El escenario nos muestra un ambiente en el que se mezcla el agua, que hace referencia al balneario, y diversas estructuras industriales que aluden tanto al pasado que envenenó las aguas del lugar como a la idea de desarrollo y modernismo técnico tan de moda en la actualidad. Los actores se mueven en el escenario dividido en dos niveles y sobre el que se proyectan fondos que ayudan a crear tanto el entorno natural del balneario como el ambiente de la redacción del periódico o el de la asamblea popular.

El tercer componente sobre el que se construye Un enemic del poble es el de la interpretación. Aunque la obra se enmarca en un trabajo a primera vista coral, destacan en él Pere Arquillué, que interpreta al doctor Stockmann, si bien al principio no acaba de encontrar un tono creíble; Roger Casamajor, que nos proporciona una actuación enérgica aunque a veces algo tendenciosa; Pablo Derqui que encarna al «pérfido» periodista que lleva a cabo su trabajo de una forma no demasiado honesta o Jordi Martinez que da vida con solidez al representante de los empresarios del lugar.

La obra, por otra parte, nos permite, ser conscientes de lo imbricado de los intereses humanos, ya sean estos políticos, económicos, sociales y/o emotivos y realiza también una clara crítica sobre el papel de los medios de comunicación a la hora de elegir y tratar las noticias que publican. Asimismo, la obra hace hincapié en el escaso espacio que existe hoy en día para la negociación y el acuerdo, algo que estamos acostumbrados a ver tanto en nuestro día a día como en la gestión de los asuntos públicos.

Posiblemente el mayor yerro de la obra sea la palpable obviedad que transmite la versión de Mayorga y del Arco, que pretende más que mostrar o guiar al público enseñarle. Tanto el texto de la versión como las situaciones que este plantea pecan a la hora de hacer evidentes cosas e ideas que ya lo son, tanto que puede echar atrás, y lo hace, a aquellos espectadores que más que lecciones requieren un espacio abierto de reflexión. Tampoco la opción de intercalar en la obra canciones inspiradas en piezas poéticas de Ibsen acaba de integrarse armónicamente en su desarrollo, desnaturalizándola en parte.

El Teatre Lliure nos propone, sin embargo, una oportunidad de re-pensar el presente a través de los ojos de Ibsen (y de Mayorga y del Arco), con una obra sencilla y a veces feroz que reflexiona sobre la soledad de aquellos que lo apuestan todo por sus ideales, pero que son rechazados por una sociedad deslumbrada por el éxito y las comodidades. Una sociedad, en resumen, como la nuestra.

«Un enemic del poble» se representa en el Teatre Lliure Montjuïc del 23 de enero al 22 de febrero de 2014

Autor: Henrik Ibsen
Versión: Juan Mayorga y Miguel del Arco
Dirección: Miguel del Arco
intérpretes: Blanca Apilánez, Pere Arquillué, Roger Casamajor, Mar Casas, Rafa Delgado, Pablo Derqui, Miquel Fernández, Miquel Gelabert, Eli Iranzo, Mónica López, Jordi Martínez, Anabel Moreno, Joan Raja, Santi Ricart y Andrea Ros
Traducción: Cristina Genebat
Escenografía: Eduardo Moreno
Vestuario: Ana López
Iluminación: Juanjo Llorens
Sonido: Sandra Vicente (Estudio340)
Producción: Teatre Lliure

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas, sábados a las 21:00 horas y domingos a las 18:00 horas
Idioma: catalán
Duración: 2 horas y 10 minutos sin pausa
Precio: 29 € / 22 € (martes y miércoles, días del espectador)
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Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: Sí, primer ministre, en el Teatre Condal.

sim1651_1(1)Una de las claves del teatro y más en esta época de postmodernismo político, artístico y social, es la capacidad que tiene de transportar al escenario la realidad más cotidiana y azarosa, esperpéntica en algunas ocasiones, y examinarla desde múltiples y variados puntos de vista. Esto es lo que se ha propuesto el Teatre Condal con la programación de Sí, primer ministre, obra escrita por Antony Jay y Jonathan Lynn sobre el original que ellos mismos crearon para la popular serie televisiva del mismo título que se emitió en la BBC entre los años 1980 y 1988. Una sátira política dirigida por Abel Folk y que agrupa a la Focus-troupe (Joan Pera, Carles Canut i Ferran Rañé) a la que se suman Dafnis Balduz, Victòria Pagès i Marta Angelat.

La trama de la obra se desarrolla en lo que se podrían considerar las bambalinas del poder. El acuerdo económico que puede salvar a la Unión Europea está fracasando debido al individualismo egoísta de los diferentes países, con Inglaterra al frente, siempre reticente a actuar de forma conjunta con el continente, y más en materia económica. La única posibilidad de salvación es la propuesta del gobierno de Kumranistán relacionada con la explotación de sus enormes reservas de gas y la construcción de un gasoducto que una su país con Europa. Si bien las exigencias del embajador kumranistaní exceden con mucho las leyes y la moral occidental. ¿Accederá el gobierno inglés, liderado por el primer ministro Hacker, ante tales imposiciones? ¿Estarán los políticos ingleses a la altura de las circunstancia?

Abel Folk se pone al frente de un proyecto con una «denominación de origen» que promete entretenimiento y cargas de humor británico a discreción, no solo debido al buen hacer de sus autores sino también a la situación que describe la obra y a su actualidad, que vivimos día a día a través de los informativos. Sí, primer ministre se nos hace creíble porque la triste realidad, en este caso, supera la ficción.

Lo primero que nos sorprende es el decorado de la obra: una gran sala, la de la residencia de campo del primer ministro británico, con una decoración a la inversa donde se nos muestra una miríada de marcos de cuadros vacíos, que nos quieren avisar de lo hueca que está y ha estado siempre la actividad política. El juego de contradicciones se potenciará más tarde cuando, tras el entreacto, veamos como el decorado se ha invertido, que lo que estaba delante está ahora detrás, como materializando las vueltas y revueltas que la política obliga a dar a todo, principalmente a través del malsano uso de las palabras, con el objetivo de lograr sus metas.

_D3A2168(1)En el despacho del primer ministro inglés podremos ver de todo: despropósitos varios, mentiras, marketing, corrupción, rivalidades políticas, deshonestidad, tráfico de influencias… en resumen, lo que estamos acostumbrados a hallar en cualquier despacho en el que se haga política. Algo que nos recuerda, seguro, los sobresueldos de Bárcenas y de la cúpula del PP; los casos de corrupción cada vez más comunes tanto en la Comunidad Valenciana, como en las Islas Baleares, en Catalunya o en cualquier comunidad autónoma que se precie; las «presuntas» irregularidades económicas perpetradas por el Instituto Nóos, realidades todas ellas donde aflora la inmoralidad y la avaricia de nuestros representantes políticos, ya sean de un color u otro.

Pero no se piensen que Sí, primer ministre, es un drama inquietante y revelador, sino que, como les decía, es una comedia ácida y satírica, de aquellas que poseen dobles juegos, triples relecturas, gags continuos y un suspense cómico que se desarrolla a lo largo de la obra. Algo que no podía ser de otra forma conociendo la serie en la que se basa la obra y el saber hacer de sus artífices.

Sí, primer ministre representa, sin embargo, un cambio en relación a las obras «made in Pera». Este es posiblemente su hándicap más pronunciado, ya que no está en la línea de lo que espera un fan del actor. El tipo de personaje y el humor interpretado por Pera en esta obra no es el habitual, hecho este que puede contrariar a los espectadores. Algo de esto se pudo observar el mismo día del estreno, al no producirse las habituales avalanchas de carcajadas que genera cualquier interpretación de Pera, y al constatarse que muchos de los gags de doble sentido típicamente británicos pasaban inadvertidos a la mayoría del público. Algo debido a las circunstancias propias del estreno pero también a una formalidad excesiva y a una ambientación que mantiene una toque demasiado británico para las latitudes catalanas en las que nos hallamos.

_D3A2487(1)Por el contrario, la obra está plagada de ese humor inteligente que se atreve con todo: con la mediocridad política encarnada en la persona del primer ministro (que diferente, verdad, de la realidad española!!); con la falta de decencia de los políticos, con el todo vale; con los juegos de influencia y los retiros de oro…

La obra requiere de un esfuerzo intenso por parte de sus actores protagonistas. Pera y Canut aportan su veteranía y su presencia para dar cuerpo a los protagonistas principales: el primer ministro amenazado por una realidad política que le supera, y el viejo halcón de la política y consejero principal de Pera. Dafnis Balduz y Victòria Pagès encarnan a los subalternos oficiales, si bien con algunos altibajos, como si no se acabaran de creer la indigna grandeza de sus personajes. Ferran Rañé da vida al embajador del Kumranistán, en un trabajo muy secundario, como el de Marta Angelat, que encarna a la directora general de la BBC, y que nos sirven para ser conscientes de las diferencias culturales existentes entre los países, a veces enriquecedoras y a veces no tanto, o de las sombrías e íntimas afinidades que mantienen la política y los medios de comunicación.

Sí, primer ministre se convierte, pues, en un ejercicio de autocrítica, y más en un país como el nuestro afectado por la crisis económica, y lo que es más triste, por la peste de la corrupción política general, que nos permite no obstante reírnos de nuestros propios males de la mano de la precisión del humor inglés, y de la amabilidad de la comicidad «made in Pera«, pero recuerden, en un registro que no es el suyo habitual.

«Sí, primer ministre» se representa en el Teatre Condal del 19 de enero al 7 de abril de 2013.

Autores: Antony Jay y Jonathan Lynn
Versión y dirección: Abel Folk
Reparto: Joan Pera, Carles Canut, Dafnis Balduz , Victòria Pagès , Ferran Rañé y Marta Angelat
Escenografía: Paco Azorín
Iluminación: Jaume Ventura
Vestuario: Laia Muñoz
Diseño de sonido: Jordi Bonet
Caracterización: Toni Santos
Realización y edición audiovisual: Joan Riedweg

Horarios: de martes a viernes a las 21:00 horas; sábados a las 18:00 y a las 21:00 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: de 30,5 a 32 €.
Duración: 2 horas y 15 minutos, con 15 minutos de entreacto
Idioma: catalán

Escrito por Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: Poder Absoluto, en La Villarroel.

El teatro, como arte vivo, necesita nutrirse de actualidad, de lo que pasa a su alrededor, con el objetivo de que los dramas morales y existenciales que se desatan sobre el escenario tengan relación con las realidades y con los problemas que sufren a diario aquellos que pagan las entradas para asistir a alguna de sus representaciones. Un requisito este que si no se atiende puede acomodar al teatro en un podio de preciosismo cultural alejado de aquellos que lo crean y aquellos que lo consumen.

Algo que Peña Carulla tuvo muy en cuenta a la hora de escribir su primera obra teatral de la que él mismo es el director. Poder Absoluto es un thriller político que nos habla de eso, del poder, de la corrupción y del engaño que cualquier dosis de poder comporta y de lo que alguien que ansía el poder está dispuesto a hacer para conseguirlo.

Todo comienza en el salón de la residencia de Arnold Eastman (Emilio Gutiérrez Caba) al que ha sido invitado Gerhard Bauer (Eduard Farelo), una joven promesa del partido de derechas al que pertenecen ambos. Eastman es un prestigioso y experimentado político que se puede convertir en el próximo presidente del gobierno. Sin embargo un oscuro episodio de su pasado puede dar al traste con sus pretensiones políticas. Eastman necesita un favor que solo Bauer le puede prestar. Pero ¿todo vale en política? ¿El fin justifica los medios? ¿Está limpio el entramado político de un país como el nuestro?

Peña Carulla ha decidido tocar un tema candente (volcánico, diría yo!!) y actual en su estreno como autor teatral, basándose en un caso que sacudió la vida política austríaca a mediados de los años 80 centrado en el pasado colaboracionista nazi de Kurt Waldheim, uno de los candidatos, por entonces, a la presidencia del país. Y es que en un momento como el que vivimos, el teatro no puede rehuir verse invadido por la política, de la misma forma en que la política se ve invadida por el teatro. No hemos de olvidar que a días de las elecciones al Parlament de Catalunya el diario El Mundo ha «puesto en circulación» de forma «políticamente incorrecta» informaciones que acusan, entre otros, al que seguramente será el próximo Presidente del la Generalitat Catalana, de poseer cuentas corrientes secretas en el extranjero infladas con dinero proveniente del cobro de comisiones «políticas«, y que veremos si los cuerpos policiales y los tribunales españoles llegarán a aclarar algún día (permítanme que dude al respecto!!). Esta gresca en la que se mezcla la indecencia política y los libidinosos intereses económicos hacen que el estreno de Poder Absoluto no pueda ser más necesario ni imperioso.

La obra de Peña Carulla, sin embargo, resulta algo artificiosa en su puesta en escena, tanto por lo que nos quiere explicar como por como nos lo explica. Les cuento. En Poder Absoluto no existe una reflexión o crítica al estamento político, sino una acusación, o mejor dicho una confesión. El autor se permite invadir el ámbito privado de un político (ficticio, aunque de derechas y algo corrupto) para que él mismo nos explique los sucios tejemanejes del poder, que, casualmente, claro está, concuerdan con las acusaciones que desde muchos sectores sociales se les imputa a los políticos y que van desde la corrupción, el engaño, el enriquecimiento indebido, la traición democrática, la supeditación frente a los mercados financieros… Todo un discurso, en resumen, muy del agrado de aquellos que lo pueden ir a escuchar.

A esta exposición acusadora Peña Carulla le suma también el artificio en el juego de cazador-presa que se crea entre Gutiérrez Caba y Farelo. Eastman apremia poco sutilmente a Bauer para que este limpie sus miserias políticas y existenciales si quiere seguir vivo en política, algo que afecta anímica y espiritualmente, como era de esperar, al joven político. Aunque la situación dará un giro inesperado y de nuevo «artificioso» que guiará la representación hacia su fin, en el que Peña Carulla hace avanzar la acción sin habérnoslo mostrado todo, para conseguir al final un efecto sorpresa que nos pueda convencer de lo acertado de su propuesta.

Es por ello que Poder Absoluto se descafeína un poco y siguiendo la estela de los políticos a los que acusa, falsea un registro escénico que por otra parte suma activos interesantes. Los primeros, son, y no podía ser de otra forma, las actuaciones de Gutiérrez Caba y Farelo: el primero como un político curtido consciente de la realidad del poder y que necesita una «ayudita» para conseguir su principal objetivo, ser el nuevo presidente del país. Una interpretación que nos muestra la maestría de un gran actor que hace las delicias del público. Por su parte Farelo construye su personaje en base a la dualidad que les comentaba, más creíble en la primera parte de la obra que en la segunda. Aunque este bache se debe más a la artificiosidad del texto que a la profesionalidad del actor, que nos tiene acostumbrados a un nivel de actuación muy alto.

La acción de la obra se desarrolla íntegramente en el salón de la vivienda de Eastman, por lo que la escenografía realiza un trabajo de alta graduación, mostrándonos, además, el jardín exterior que cultiva su propietario, el cual tendrá un significado a nivel simbólico en el conjunto de la trama.

Como les decía Poder Absoluto es un thriller político que permite al púbico invadir ese espacio de la política «entre bastidores» donde seguramente se fraguan todas las verdades y las falsedades de la política que nos afectan a todos de una forma u otra. Y nos remite a una actualidad donde las presiones de los mercados y la mezquindad de muchos políticos (y quien dice políticos dice financieros, banqueros, arribistas y ciudadanos varios) desbaratan la existencia de las sociedades a las que dicen representar.

Pero la propuesta escénica de Peña Carulla cojea al intentar aleccionarnos en vez de hacernos reflexionar. Aún así, por el tema que analiza y lo actual del mismo Poder Absoluto es una propuesta interesante, siempre y cuando seamos conscientes del trucaje que contiene, y nos permite gozar de un combate dialectico e interpretativo que por sí solo ya vale la pena, y más si recordamos que Gutiérrez Caba no actuaba en Barcelona desde hacía 7 años.

Y ya saben, vean la obra atentamente, claro está, y analicen qué es lo que les dice y cómo se lo dice y si no están de acuerdo con esta humilde reseña den su opinión. La pluralidad y la divergencia siempre son bien recibidas…

«Poder Absoluto» se representa en La Villarroel del 9 de noviembre al 16 de diciembre de 2012.

«Poder Absoluto» se representa en el Teatro Bellas Artes de Madrid del 17 de abril al 16 de junio de 2013.
Más información: Horarios y precios.
http://www.teatrobellasartes.es/es/ex/852

Dramaturgia y dirección: Roger Peña i Carulla
Reparto: Emilio Gutiérrez Caba y Eduard Farelo
Escenografía: Carles Pujol
Iluminación: Raúl Martínez
Vestuario: Eulàlia Miralles
Regidoría: Eulàlia Miralles
Producción: La Villarroel, Pentación y Entresol de Produccions

Horarios: de martes a viernes a las 21:00 horas; sábados a las 18:30 y a las 21:00 horas y domingos a las 18:30 horas.
Precio: de martes a jueves 24 € y de viernes a domingo 27 €
Duración de la obra: 1 hora y 15 minutos (sin entreacto)
Idioma: castellano

Escrito por Jorge Pisa Sánchez

Novedad literaria: Busca mi rostro, de Ignacio del Valle, ed. Plaza & Janés,

Plaza & Janés nos presenta la última novela de Ignacio del Valle, Busca mi rostro, una recorrido literario a través de la guerra y de las barbaries pasadas y actuales relacionadas con las mafias internacionales, el tráfico de drogas y armas y la corrupción política.

Dos policías, Daniel Isay y Sailesh Mathur, y una ex fotógrafa de guerra, Erin Sohr, buscan a un escurridizo criminal del conflicto de los Balcanes, apodado «Viktor«, que está asesinando en Manhattan a importantes cabecillas de mafias de Europa del Este. Mientras los policías tratan de detener una escalada de crímenes, la búsqueda de «el rostro del terror» de Viktor, que realizó auténticas barbaridades durante la guerra, es la excusa para que Erin regrese a Sarajevo. Allí, tendrá que enfrentarse a los terribles recuerdos de su experiencia como fotógrafa de guerra durante el conflicto de los Balcanes y responder a la pregunta: ¿cuál es el verdadero rostro del mal?

En su nueva novela, Ignacio del Valle guía al lector por un escalofriante y muy documentado viaje a las entrañas de las mafias rusas, el tráfico de drogas y armas, la corrupción política y otras consecuencias de un conflicto bélico cuyas repercusiones todavía sufren miles de personas. Con un magistral estilo y un dominio prodigioso de la tensión narrativa, Del Valle ha escrito un thriller de violencia, amor y redención sobre las máscaras que todos usamos para ocultar nuestra verdadera identidad.

Ignacio del Valle (Oviedo, 1971) ha publicado siete novelas, Busca mi rostro (Plaza & Janés. 2012), la serie de Arturo Andrade, conformada por Los demonios de Berlín (Alfaguara. 2009. Premio de la Crítica de Asturias 2010), El tiempo de los emperadores extraños (Alfaguara. 2006. Prix Violeta Negra del Toulouse Polars du Sud 2011, Premio de la Crítica de Asturias 2007, mención especial Premio Dashiell Hammett 2007, Premio Libros con Huella 2006), que ha sido llevada al cine por Gerardo Herrero como «Silencio en la nieve» (2012), y El arte de matar dragones (Algaida. 2003. Premio Felipe Trigo); Cómo el amor no transformó el mundo (Espasa. 2005), El abrazo del boxeador (KRK. 2001. Premio Asturias Joven), De donde vienen las olas (Aguaclara. 1999. Premio Salvador García Aguilar).

Además cuenta en su haber con más de cuarenta premios de relato a nivel nacional. Su obra ha sido traducida al portugués, italiano, francés y polaco. Mantiene una columna de opinión en el diario «El Comercio» de Gijón y colabora en diversos medios. También imparte conferencias y talleres, y dirige la sección cultural «Afinando los sentidos» en Onda Cero Radio.

Título: Busca mi rostro
Autor: Ignacio del Valle
Editorial: PLAZA & JANÉS
Precio: 19,90 €
Precio EPUB: 12,90 €
Fecha publicación: abril de 2012
Formato: Tapa blanda con solapa / 152 X 230 mm
Páginas: 413
ISBN: 9788401353000

Crítica literària: El Intermediario, de John Grisham

En Joel Backman, es un advocat de les altes esferes que compleix condemna en una presó de màxima seguretat i 14 anys abans de que finalitzi el seu càstig, rep un indult presidencial. El preu que haurà de pagar a canvi de la llibertat serà car: abandonar els Estats Units per sempre i establir la seva residencia a Itàlia amb una nova identitat.

En Backman es un personatge excèntric, malcarat, irònic, valent, i sarcàstic que amb els anys ha aconseguit acumular uns quants enemics dintre del marc polític internacional. Grisham defineix el seu bufet jurídic com “ una espècie de bordell per empreses poderoses i governs estrangers” que també suma un bon cultiu d’amenaces, suborns i altres pràctiques poc legítimes.

Aquest indult polític obligarà al protagonista a fer una immersió accelerada en una llengua i cultura totalment desconeguda. Aprendrà a demanar un caffè, un espresso, un cappuccino, vino, birra, risotto, gelato; será testimoni de les converses sorolloses dels italians en les incomptables cafeteries i restaurants, i passejarem amb ell per els carrers estrets i antics de les ciutats de Treviso i Bolonya tot descobrint les seves basíliques, catedrals, universitats, etc. En algun moment es pot tenir la sensació d’estar llegint una guia turística.

John Grisham

Apart de fer turisme, en J.B. haurà d’estar sempre atent als fantasmes del seu passat que alguns l’observen de lluny i altres el busquen per liquidar-lo en silenci. Una complexa xarxa d’espionatge a nivell internacional amb molts interessos econòmics i polítics es van incorporant progressivament i fins el final. Intentar entendre l’arbre genealògic que comprèn aquesta xarxa pot ser una tasca entretinguda i dificultosa.

El Intermediario (The Broker-2005), s’ajusta perfectament al gènere literari que defineix a l’autor nord-americà John Grisham. Reuneix els elements necessaris per un bon thriller judicial i d’altres afegits que completen aquesta enrevessada trama: suspens, espionatge, traïció, demandes federals, polítics i advocats corruptes, persecucions, la CIA, el FBI, la Casa Blanca, indults polítics, algun suïcidi dubtós, satèl·lits espies, assassinats, Bloody Mary, Vodka…
En aquest llibre John Grisham es descobreix com un apassionat d’Europa, especialment  d’Itàlia, i per el contrari es mostra molt dur i crític amb la seva pròpia nació. Un professor comunista de la Universita degli Studi i amic d’en Joel Backman, opina que “…la societat dels Estats Units està podrida. El Govern es la major de les hipocresies…”. L’autor també sembla desaprovar el cafè, el menjar, les cues, la roba i les presses del seu país. Serà un intent de reduir les milionàries ventes de llibres dintre el seu propi país? O per el contrari, podria ser una estratègia per guanyar ventes entre els milions d’europeus antiimperialistes? Chissà… En tot cas, es un luxe que es pot permetre aquest autor, advocat i polític de professió.

Al lector que li agradi el bon cine americà de suspens i la lectura amb ritme, sens dubte li agradarà El Intermediario.

Títol: El intermediario
Autor: John Grisham
Editorial: Ediciones B
Data de publicació: març 2005
Col·lecció: La trama
Pàgines: 432
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Escrit per: Marilà Lucas Serra

Nueva Publicación: Matar a un periodista. El peligroso oficio de informar

En septiembre de 2010 la editorial Los Libros del Lince publicará en España Matar a un periodista. El peligroso oficio de informar. El libro es fruto de cuatro años de intensa investigación de campo en los que Terry Gould visitó los países que, según estadísticas oficiales, más peligrosos resultan para el ejercicio de esta profesión (Filipinas, Rusia, Colombia, Irak y Bangladesh) y las ciudades natales de las víctimas, reconstruyendo sobre el terreno la vida y la muerte de siete periodistas que desafiaron al poder y a la corrupción. En su intento de entender las motivaciones que les llevaron a sacrificar sus vidas, Gould retrata su enorme valor y recuerda algunas de las historias que ellos no pudieron terminar de publicar.

No solo mueren periodistas en el fuego cruzado de las guerras. También mueren por informar, por denunciar la corrupción de los políticos, la delincuencia de las mafias, los abusos de los poderosos. El asesinato de Anna Politkovskaya fue noticia de portada en todo el mundo. Pero hay muchísimos más profesionales de la información que han sido víctimas de quienes quisieron hacerles callar para siempre.

Matar a un periodista. El peligroso oficio de informar reconstruye las historias de unos periodistas cuyo único crimen fue contar lo que sabían. Las historias de Politkovskaya y de otros seis periodistas de Colombia, Rusia, Filipinas, Bangladesh e Irak fueron investigadas donde ocurrieron durante cuatro años por Terry Gould, que en este libro las cuenta en un ejercicio excepcional de periodismo narrativo.

Terry Gould nació en 1949 en el barrio de Brooklyn, Nueva York. Hizo sus estudios de periodismo en Canadá y en 1984 publicó una colección de narraciones breves y se trasladó a Vancouver, donde inició una brillante carrera como periodista y donde aún reside. Sus libros y artículos han sido avalados con una cincuentena de premios internacionales. En 1999 publicó The Lifestyle. A Look at the Erotic Rites of Swingers, un ensayo antropológico en el que contextualiza el auge del intercambio de parejas entre los pilotos de la fuerza aérea de Estados Unidos y sus esposas durante la Segunda Guerra Mundial. Su segundo libro, Paper Fan. The Hunt for the Triad Gangster Steven Wong, le permitió demostrar que policías de seis países, dedicados supuestamente a perseguir a Wong, estaban en realidad conchabados con este delincuente internacional, líder de una mafia de origen chino.

«El libro de Gould nos recuerda que el periodismo puede ser un oficio bello y cargado de significado, que su capacidad de combatir la injusticia es enorme, y que en todo el mundo sigue habiendo periodistas dispuestos a dar sus vidas por contar la verdad.»
Joel Simon
Director ejecutivo del Comité para la Protección de los Periodistas

Título: Matar a un periodista. El peligroso oficio de informar
Autor: Terry Gould
Editorial: Los Libros del Lince
Colección: Sin fronteras.

Publicación: septiembre de 2010

* Premio Tara al Mejor Libro en Defensa de la Libertad de Expresión, 2009
(Asociación de la Prensa Canadiense)
* Premio al Mejor Libro de No Ficción, 2009
(Asociación Canadiense de Escritores de Novela Policíaca)

Crítica en CULTURALIA: https://cinelatura.wordpress.com/2010/12/28/critica-literaria-matar-a-un-periodista-el-peligroso-oficio-de-informar-de-terry-gould/