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Crítica teatral: Un trozo invisible de este mundo, en el Teatre Lliure.

cartell_trozo_invisibleGabriel Celaya afirmaba que la poesía era una arma cargada de futuro. Un trozo invisible de este mundo pretende especificar que el teatro es una arma cargada de reivindicación y protesta, utilizada en este caso para hablar y sensibilizar al espectador sobre la angustiosa realidad de la inmigración y el exilio en un mundo, el actual, en el que la globalización nos permite conocer e incluso experimentar las realidades propias de cualquier rincón del mundo y al mismo tiempo potencia el control del mismo por parte de los poderes económicos y políticos más despiadados del planeta.

La propuesta de Producciones Cristina Rota y Teatro Español aterrizó el pasado 12 de septiembre en el Teatre Lliure con la intención de concienciar al público barcelonés de la lacerante situación en la que viven muchos inmigrantes, provocada principalmente por la falta de documentación legal que acredite sus aspiraciones de «ser». Un comienzo de temporada para el Lliure que lo enlaza con la anterior campaña teatral en la que pudimos ver los devastadores efectos del racismo y el odio en el memorial escénico Hate Radio.

Juan Diego Botto es el autor de un proyecto dirigido por el también actor Sergio Peris-Mencheta y en el que él mismo reconoce que su sensibilidad personal está implicada, como exiliado, junto a su familia, de la Argentina sojuzgada por Videla tras la desaparición de su padre en el año 1977. La obra se divide en cinco monólogos que nos muestran diversas micro-realidades que nos ayudan a re-construir una realidad global más general en la que la inmigración, la represión, la ilegalidad y el exilio están muy presentes. Desde los funcionarios que tratan con los inmigrantes internados en los CEIs (Centros de Internamiento para Extranjeros); a la fractura de los lazos afectivos y de comunicación; la humillación y el maltrato que sufren los inmigrantes por parte de ciudadanos «legales» del país de acogida; o los efectos de la represión política y la situación de desprotección y exclusión que muchos de ellos padecen en los países en los que acaban recalando.

trozo_invisible_escena_38_retalladaUn trozo invisible de este mundo, alusión que evoca a lo inmaterial de muchas de las experiencias humanas que comparten los inmigrantes, apuesta por un texto férreo y duro, aunque en él también hay lugar para el humor, sobre todo en las primeras dos historias. Aún así la propuesta no deja indiferente a nadie ya que sube al escenario una realidad por todos conocida pero de la cual nos intentamos alejar, al menos inconscientemente, debido a los elementos de debate ideológico, moral e institucional que su aproximación conlleva. La obra, por otra parte, posee un ADN compuesto principalmente de realidad, la que vemos por las calles o en los titulares de las noticias que acostumbramos a leer o ver en los medios de comunicación, normalmente tiznadas de pobreza, ilegalidad y criminalidad.

Los cinco monólogos están interpretados por el propio Botto, en cuatro ocasiones, y por la actriz y cantante Astrid Jones, que hace suyo uno de los momentos más intensos de la obra. Esta se desarrolla sobre un espacio que nos muestra la cinta de llegada de equipaje de un aeropuerto, como símbolo de arribada de almas y experiencias diversas con el solo objetivo de construir la vida justa y digna a la que no han podido optar en sus respectivos países, oprimidos la mayoría de las veces, no lo olvidemos, por la riqueza del primer mundo en el que habitamos nosotros.

El éxito de Un trozo invisible de este mundo se puede constatar de manera efectiva al comprobar el índice de asistencia de público y el fervor de los aplausos finales, una fogosidad muy rara de ver en el teatro y que confirma lo acertado de la propuesta. Aunque seguramente, lo más importante no es el grado de aprobación del producto, sino si la obra puede conseguir, o mejor dicho, si el teatro como metodología puede conseguir concienciar a la población respecto a la temática que analiza o si la gran mayoría del público que tanto aplaudió al finalizar la representación, incitados por la temática de la obra y su visceral apuesta por la humanidad que dicen reside en la mayoría de nosotros, cuando regresa a su casa vuelve también a su posición cómodamente inactiva e inconscientemente contemplativa, que abandonó en parte al ir al teatro, dejándose arrastrar por los medios de comunicación, manoseados conscientemente por otros, y que en muchas ocasiones van poco más allá de entretener a una audiencia aburrida y fastidiada para inculcarle a través de estratos y estratos de información banal, que el mundo es para aquel que se lo merece y que lo mejor que pueden hacer es consumir todo lo que puedan y seguir votando a aquellos políticos que les aseguran su tranquilidad social y la creación de todos los obstáculos posibles para que aquellos que vienen de fuera y que amenazan sus logros, queden trabados en un mar embravecido, en los alambres de espinas en que culminan los muros de la exclusión o en los compartimentos de carga de una furgoneta mal acondicionada.

«Un trozo invisible de este mundo» se representa en el Teatre Lliure Montjuïc del 12 al 29 de septiembre de 2013.

Autor: Juan Diego Botto
Dirección: Sergio Peris-Mencheta
Reparto: Juan Diego Botto y Astrid Jones
Escenografía: Sergio Peris-Mencheta y Carlos Aparicio
Vestuario y atrezzo: Carlos Aparicio
Iluminación: Valentín Álvarez
Espacio sonoro: Carlos Bonmatí
Música original: Alejandro Pelayo
Producción: Producciones Cristina Rota y Teatro Español

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 21:00 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: 22€ – 29€; martes y miércoles, día del espectador / 24,65 € con descuento
Idioma: castellano
Duración: 1 hora y 40 minutos sin pausa
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Jorge Pisa Sánchez

Grec’13: “Espai vital (Lebensraum)” en el Teatre Lliure: Hogar, mudo hogar

Para emocionarnos, no hacen falta las palabras. A menudo distraen y nos llevan caprichosamente por los vericuetos de la reflexión y hasta el examen de conciencia. Tampoco necesitamos conocer nuevas historias que nos alejen de nuestra predisposición a recorrer lugares comunes aparentemente ajenos.

Jakop Ahlbom lo sabe. Y pone todo su empeño de artista multidisciplinar en relajarnos a costa de construir y destruir una y otra vez un espacio mágico y vivo que aparece cada vez que se apagan las luces de sala y se desintegra suavemente al final del espectáculo.

El hábitat escénico de la tropa de Ahlbom desecha la lógica convencional. No se ofrece como lugar “para entrar a vivir”. Pero el surrealismo con el que está amueblado nos hace titubear. ¿Nos mudaríamos con ellos a protagonizar este cuento de amor a tres bandas entre dos inventores inseparables y una muñeca muy voluntariosa?

Lo vamos a pensar seriamente mientras asistimos admirados al despliegue de accidentes domésticos propiciados por dos mimos en combate continuo (payaso triste: el propio Ahlbom, impecable en su melancolía e implacable en su acrobacia; payaso alegre: Reinier Schimmel, estilizado moviéndose y estilista de la ingenuidad), desapareciendo con ímpetu por puertas y volviendo acto seguido (casi sin solución de continuidad) desde ventanas deliciosamente acogedoras.

La cosa no se detiene aquí: un baúl que les engulle después les escupe sin piedad al escenario. Las paredes giran, los muebles parecen no tener fin y sus moradores les hacen los honores enarbolando un ritmo trepidante, una agilidad elegante y la compenetración más inquietante. Cuando aparece en escena la tercera en discordia, llega el momento inexorable de creer en milagros: la muñeca (prodigiosa Silke Hundertmark) cobrará vida y al tomar conciencia de su nueva dimensión se integra maravillosamente en esa pareja de artistas silentes recalcitrantes. La coreografía entonces se torna en maravilla enloquecida. E impulsada por los dos narradores musicales que también poblaban la estancia (Leonard Lucieer y Ralph Mulder, casi fusionados con las paredes), el espectáculo es imparable. El venerable Buster Keaton, que bendecía a las criaturas desde el marco de un cuadro impávido, es finalmente sacrificado por el ritmo enfervorizado de las sorprendentes piruetas.

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Cara a cara y una magia única

La ambigüedad de la historia (que mezcla sugestivamente episodios macabros con la luminosidad de la candidez de los tres protagonistas), aderazada con la música de Alamo Race Track, alternando acordes crepusculares con apuntes de pop “naïf” y promovida por un escenario repleto de recovecos para sobredimensionarlo constantemente, resulta alarmante:

Triunfó la capacidad expresiva visual. Y como quedamos boquiabiertos y sin poder articular palabra a duras penas nos escabullimos del patio de butacas al final del “show”. Por poco nos quedamos a vivir allí, en medio de ese extraordinario caos de talento exquisitamente canalizado.

Por Juan Marea

http://grec.bcn.cat/es/programa/espai-vital-lebensraum
Teatre Lliure
Sala Fabià Puigserver
Duración: 70 minutos
Espectáculo mudo
Del 26 al 28 de julio
Dirección y movimiento: Jakop Ahlbom
Dramaturgia: Judith Wendel
Intérpretes: Jakop Ahlbom, Reinier Schimmel, Silke Hundertmark, Leonard Lucieer, Ralph Mulder
Música: Alamo Race Track
Escenografía: Douwe Hibma y J. Ahlbom
Iluminación: Yuri Schreuders

                                                                                                                                                              

Crítica teatral: Hate Radio, en el teatre Lliure.

HateRadio_HAU2-15.5.12__MG_2335_DanielSeiffert(c)_75Ayer asistí al estreno de Hate Radio en el Teatre Lliure, un proyecto teatral diferente y extraño en relación a la práctica teatral propia de la ciudad de Barcelona. Una obra de teatro/documental que reconstruye la sesión de un programa de la radio ruandesa RTLM (Radio Télévision Libre des Mille Collines) que alentaba el genocidio tutsi en Ruanda a mediados de los 90. Un espectáculo en muchos aspectos aterrador que permite al público ser testigo del estado de crueldad y de salvajismo al que el mal uso de la comunicación puede abocar a un país, una nación o una etnia y de los peligros que conllevan las más de las veces la paranoia política y social.

Les puedo asegurar que Hate Radio es un espectáculo intenso e impetuoso y también les puedo decir que el efecto que puede generar en el espectador es arrollador. Les explico: el escenario central del Lliure está ocupado por un cubículo rectangular sobre cuyas paredes aparecen enfocadas las imágenes, mudas inicialmente, de actores que encarnan a testimonios de la masacre étnica que sufrió Ruanda en el año 1994. Una vez relatadas algunas de las atrocidades cometidas las cortinas del cubículo se alzan para dejarnos ver una instalación que reproduce el estudio de radio de la RTLM, el medio de comunicación que vehiculó uno de los genocidios más aterradores de finales del siglo XX.

La obra reconstruye una sesión radiofónica de lo que podía ser un día cualquiera de los 100 que duró la masacre y en el que se produjeron más de 800.000 asesinatos. Les he de decir que Hate Radio es un espectáculo duro, ya que no pretende ser políticamente correcto ni hablar con medias verdades. Hate Radio es una obra que se podría considerar como un testimonio empírico, un memorial, sobre el escenario. Tras él se encuentra el International Institute of Political Murder, «un colectivo creado en el año 2007 que reconstruye sobre el escenario hechos históricos y los hace accesibles al espectador«. Espectáculos memoriales previos a este han sido Las últimas horas de Elena i Nicolaie Ceausescu o Los juicios de Moscú.

HateRadio_HAU2-15.5.12__MG_2243_DanielSeiffert(c)_32El espectáculo, para conseguir una mayor veracidad, se representa en los idiomas en los que radiaba la RTLM, esto es, en una mezcla de francés y kiñaruanda, la lengua mayoritaria hablada en Ruanda. Los espectadores por su parte, siguen el espectáculo a través de unos auriculares, cedidos por el propio teatro, y de subtítulos en catalán, situados en la parte superior del cubículo.

Detrás y previo a la exhibición de la que seremos testigos a lo largo de dos horas se halla un minucioso estudio y recopilación de material histórico, trabajo de archivo y entrevistas con testigos y supervivientes que permiten realizar una memorial respetuoso, aunque siempre subjetivo, en relación a los hechos históricos. Una representación y un cuidado esmerado en reproducir una emisión radiofónica que hace que el espectador se traslade al lugar y a la época del conflicto y que experimente en sus propias carnes, aunque desde una cultura y un contexto diferente, la realidad de aquel entonces, y de cómo un medio de comunicación, en este caso una emisora de radio, pudo no tan solo dar pie sino ponerse al servicio de una matanza que destrozó centenares de miles de familias y que, recuerden, llegó a nuestros hogares a través de otro medio de comunicación, la televisión.

El memorial Hate Radio nos permite ser conscientes no solo de un hecho concreto, en este caso la matanza que vivió Ruanda a mediados de los 90, sino que también nos posibilita iniciar un debate sobre el peligro que pueden comportar medios de comunicación que esconden intereses ocultos tras sus programas informativos o de entretenimiento, y digo esto en un país en el que la libertad de la que presuntamente gozaban la prensa y otros medios de comunicación ceden cada vez más a los intereses de los grandes grupos comunicativos y económicos y en el que llegamos a ver, a leer y a oír barbaridades que se defienden tras una titulación de periodismo o un certificado de tertuliano que permite, como arte de magia, opinar sobre cualquier cosa en una realidad marcada por la audiencia y el impacto comunicativo.

Como les decía Hate Radio es un espectáculo duro, tan duro como la realidad misma, que solo se representará tres días sobre el escenario del Lliure, esto es, hasta el próximo viernes 19 de julio. Les aseguro que lo que verán, si al final deciden asistir a alguna de sus representaciones, será difícil de olvidar.

«Hate Radio» se representa en el Teatre Lliure Montjuïc del 17 al 19 de julio de 2013.

Autoría: Milo Rau
Intérpretes: Afazali Dewaele, Sébastien Foucault, Estelle Marion, Nancy Nkusi y Diogène Ntarindwa (Atome)
Dramaturgia: Milena Kipfmüller
Dramaturgia y gestión conceptual: Jens Dietrich
Escenografía y vestuario: Anton Lukas
Puesta en escena: Milo Rau
Diseño de sonido: Jens Baudisch
Vídeo: Marcel Bächtiger
Producción: Milena Kipfmüller
Producción ejecutiva local: Velvet Events
Asistencia: Mascha Euchner-Martinez
Figuración: Pedro Gutiérrez

Horario: 20.30 h
Precio: 30 €
Duración: 110 min
Idioma: Espectáculo en francés y kiñaruanda con subtítulos en catalán
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Escrito por Jorge Pisa Sánchez

“L’Accident” de La Companyia Ipsilamba: Tragedia celestial

Image                                      Todo empieza con el fin.

Según tenemos entendido, las víctimas de un accidente mortal se marchan al Otro Mundo con un souvenir nada desdeñable: Por su mente cabalgan endiabladamente los recuerdos más intensos de su ya extinguida vida. Cuando el afectado es alguien tan distinguido como Albert Camus, parece ser que valdrá la pena asistir a ese desfile final de emociones personales. O no. Decídamoslo al final de esta crónica.

Ahora es el momento de presentar a los ángeles de la guarda que emergen como primera consecuencia palpable del trágico acontecimiento: formando una encantadora pareja, la dulce y graciosa Antònia (Nies) Jaume y el vigoroso Jacob Torres “practican slalom por la galaxia” camusiana. Y lo hacen de un modo simpático, cómplice e inocente. Con ello, restan dramatismo al automóvil despedazado que ha sido el cascarón del que han podido salir al mundo exterior. Su empeño en instruir la causa de decidir si el finado Camus debe instalarse en el Cielo o no se adueña del estupor del público. Y Carme Cané, dramaturga, pone en boca de dichos narradores resultones la encomiable responsabilidad de ganarse la confianza del respetable.

A medida que estos investigadores inmaculados (o casi: porque beben con fervor) aceptan su misión, el mundo “extranjerizante” del atormentado Albert va desplegándose e intenta agitar lo que se presenta como verdaderas alas del espectáculo a través de la sucesión de episodios vitales y fragmentos de sus obras emblemáticas. En ellos, un Xavier Ripoll demasiado enfático asume en voz alta (y cavernosa, una de las grandes bazas del actor) su identidad de ciudadano preocupado por la injusticia social, empeñado en llevar la coherencia de su pensamiento político a las últimas consecuencias y sufriendo sin medias tintas los efectos de la desilusión. Para ello, se desdobla en Camus y en sus criaturas más inquietantes y cuenta, además, con la colaboración de una a veces magnética, otras chirriante Tilda Espluga (sensual como María Casares, letal como revolucionaria).

La obra se accidenta entonces progresivamente porque va tomándose cada vez más en serio lo que pretende contar: su naturaleza, que al inicio se caracterizaba por una prometedora liviandad y por la creación de un espacio propio, va endureciéndose más y más para acabar convertida en un alegato pretencioso glosando la figura del creador protagonista. Las graciosas plumas angelicales son aplastadas lamentablemente por el discurso plúmbeo, que impide el vuelo de este trabajo.

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Un ángel guardador accidentado

Aun así, los recursos destinados (y servidos con exquisita mano por CaboSanRoque) a elevar esta propuesta parcialmente insólita resultan muy acertados a la hora de ofrecer cierta cohesión al conjunto: el automóvil en el que se produce la tragedia con que se inicia la acción luego será sala de juzgado y hasta nido de pasión y salón de baile íntimo; la música enriquece el tono trágicocomico y el impecable vestuario dota a las figuras escénicas de una elegancia inusual. Todo ello, junto con la personalidad de Torres, el acelerado monólogo sobre el fútbol estupendamente interpretado por Jaume, y el sugerente desenlace sobre el verdadero origen de esos ángeles narradores, habría lucido mucho más con una dramaturgia menos pretenciosa y una dirección de actores más ajustada.

Como conclusión, formulo una pregunta personal: ¿Existe Dios finalmente? No esperemos a averiguarlo después del accidente porque quizás ya no lleguemos a tiempo de conocerle.

Por Juan Marea

L’ACCIDENT
Del 4 al 7 de julio
Teatre Lliure
Espai Lliure
Passeig de Santa Madrona, 40-46, de Barcelona
Duración: 75’
Idioma: catalán
http://grec.bcn.cat/es/programa/l%E2%80%99acciden

Dramaturgia y dirección: Carme Cané (incluye la adaptación de textos de Albert Camus; con la colaboración en la dirección de Rosa M. Sardà)
Intérpretes: Tilda Espluga, Antònia (Nies) Jaume, Xavier Ripoll y Jacob Torres
Música, escenografía y vestuario: CaboSanRoque
Diseño de iluminación: Jordi Pascual (Ninyato)- STEM, SCCL
Vídeo: Jordi Crusats
Ayudante de dirección: Ariadna Castedo

Crítica teatral: Els feréstecs, en el Teatre Lliure Montjuïc.

els_ferestecs_20En alguna que otra reseña he afirmado que a nivel de programación teatral anual tanto el Lliure como el TNC se llevan la palma en Barcelona por la calidad y el acierto de sus propuestas, diferentes, claro está, pero que consiguen ambas desparramar un fulgor de calidad y pedigrí teatral que ilumina sus respectivos escenarios.

Y la programación de Els feréstecs es una prueba indiscutible de lo que digo, tanto por la filigrana creativa de su autor, Carlo Goldoni; por la finura de la comedia por él escrita; por el trabajo de los actores y actrices que intervienen en ella; y por su sencilla y discreta puesta en escena.

A ver, lo intentaré explicar comenzando por el principio. Els feréstecs es una comedia escrita por Carlo Goldoni en el año 1760 que analiza los cambios en las formas de pensar que se vislumbraban ya por aquella época (recuerden que en 1789 estalló la Revolución Francesa) y la perenne guerra entre sexos que tiene su origen en el alba de los tiempos.

La acción se desarrolla, en esta ocasión, en tierras catalanas, en un pueblo de comarcas. Allí no todos sus habitantes ven con buenos ojos las diversas novedades que en las costumbres sociales y en el comportamiento ha promovido el nuevo régimen político, la I República española (1873-1874), fruto prematuro del desarrollo político del siglo XIX basado en el liberalismo político y fallido reformador de todas las desigualdades propias del Antiguo Régimen.

En concreto, dos cabezas de familia, intolerantes y bravíos, están intentando concluir un acuerdo de matrimonio para enlazar a sus respectivos hijos, en Quimet (Pol López) y la Llucieta (Laura Aubert). Aquellos, chapados a la antigua, no solo rechazan cualquier innovación en cualquier ámbito sino que actúan siempre en base a las normas y costumbres de sus antepasados. Así, a los implicados en el matrimonio se les niega, incluso, el derecho a conocerse antes de la boda y mucho menos se les permite decidir con quién quieren casarse.

Por su parte las mujeres de ambas familias (Rosa Renom y Rosa Vila) poseen unos espíritus más abiertos y rebeldes, y ayudadas por Victòria (Laura Conejero) pretenden al menos permitir a los jóvenes casaderos verse antes de tan crucial acontecimiento. Las continuas riñas y trifulcas entre hombres y mujeres generarán un sinfín de situaciones hilarantes, que dan forma a la trama de la obra.

els_ferestecs_5La puesta en escena de esta versión de Els feréstecs es extremadamente sencilla, hiper-minimalista (a veces incluso demasiado) y me bastará con decirles que a nivel de escenografía tan solo hallaremos la propia decoración de la sala Fabià Puigserver y un reducido juego de sillas, que junto a la existencia de diversas puertas crearán metafóricamente los espacios interiores de las viviendas en las que se desarrolla la acción.

Lluís Pascual, el director, ha optado por ambientar la pieza, como les decía, en un pueblo del interior de Cataluña, un espacio ideal para situar la numantina resistencia ideológica de los feréstecs, y por trocar el veneciano del texto original de Goldoni por una suma de dialectos (mallorquín, valenciano, leridano y gerundense), a veces algo costoso de seguir, sobre todo a aquellos con reducida sensibilidad auditiva, como el que estas líneas escribe, pero que generan toda una serie de giros y chanzas que potencian la comicidad de la obra.

La dirección de Pascual ha favorecido, además, una interpretación extremada de sus actores y actrices que resalta con mucho la hilaridad de la representación, acompañada de una serie de ademanes y dichos que aderezan el imponente resultado final. De esta forma destaca, como siempre, Jordi Bosch, que desarrolla un carácter estúpido y bonachón, si bien riguroso, con una solvencia como la que ya vimos en La Bête. En el bando agreste le siguen Boris Ruiz, Xicu Masó, magnífico en su composición aunque bastante secundario y Andreu Benito, al que le falla en algo, a veces, la partitura de su personaje. Por su parte Pol López encarna al hijo casadero en cuestión.

Del bando femenino, en el que hallamos a Rosa Vila, Laura Conejero, Rosa Renom y Laura Aubert, no se puede más que destacar, también, el trabajo coral de todas ellas, cuyas contradicciones entre sus ideas más domesticas y liberales y su situación y anclaje en unas familias y una sociedad ampliamente machistas, generan las circunstancias idóneas para fabricar humor y del bueno.

El resultado, aunque superando unas fallas técnicas importantes que provocaron el parón por unos días en las representaciones, es una pieza con toques de «obra maestra» sobre el escenario, uno de esos momentos en los que el teatro, el arte y la cultura se unen para dar un respiro al alma, en este caso en forma de comedia, con el que descubrimos que lo actual y lo contemporáneo acostumbra a tener su raíz en los clásicos, y que es la suma de tradición, innovación y adaptación lo que muchas veces permite alcanzar la palma del triunfo.

Parece, pues, que el Teatre Lliure ha tocado el cielo, alcanzando, de nuevo, un enorme acierto a la hora de programar su temporada teatral.

Un hurra por el Lliure!!

«Els feréstecs» se representa en el Teatre Lliure del 16 de abril al 19 de junio de 2013.

Autor: Carlo Goldoni
Dirección: Lluís Pasqual
Reparto: Laura Aubert, Andreu Benito, Jordi Bosch, Laura Conejero, Pol López, Carles Martínez, Xicu Masó, Rosa Renom, Boris Ruiz y Rosa Vila
Traducción del veneciano: Lluís Pasqual
Escenografía: Paco Azorín
Vestuario: Alejandro Andújar y Luis Espinosa
Caracterización: Eva Fernández
Iluminación: Rai Garcia y Lluís Pasqual
Producción: Teatre Lliure

Horario: de miércoles a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 17:30 y a las 21 horas y domingos a las 18 horas.
Precios: 30,25 €; 21,30 € (miércoles, día del espectador) / 25,75€ con descuento Idioma: catalán y castellano
Duración: 1 hora y 30 minutos sin pausa

Escrito por Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: Blackbird, al teatre Lliure. «All we need is love»?

blackbird_2A finals dels seixanta, els Beatles encoratjaven la merla a volar amb les seves ales trencades. Des de l’intimisme d’en Paul McCartney, participàvem de la necessitat de sobreposar-nos a l’adversitat perquè (insistien els quatre de Liverpool) sembla que havíem esperat tota la vida que arribés aquest moment.

Quatre anys després d’encetar el nou mil·lenni, el dramaturg David Harrower crea el seu propi “blackbird” i li dóna forma de nena preadolescent que està impacient per ser adulta de la manera més dolorosa: estimant, apassionadament i saltant-se totes les regles (fins i tot les legals). Això no és res si coneixem amb detall el que li espera quan les seves ales són tallades per la impossibilitat d’un amant adult d’assumir la seva responsabilitat amatòria amb ella i qui sap si fins i tot amb ell mateix.

Quaranta-quatre anys després de la balada, el director Lluís Pasqual desafia des del Lliure de Gràcia les nostres consciències individuals (“retallades” per una crisi global que esdevé autoritària) posant en escena aquesta història.

I ens tanca en un magatzem ple de deixalles amb els dos antics amants, retrobats pel despit d’ella (una Bea Segura esforçada però sense humanitat) que necessita comprendre el rebuig aferrissat d’ell (un Jordi Bosch enèrgic però a mig gas). Sembla que llavors assistirem escandalitzats a un “tour de force” que hauria de fer trontollar el nostre sentit aburgesat de la justícia moral.

blackbirdPerò resulta que l’entossudiment de Pasqual de presentar-nos els personatges deliberadament menyspreables (les seves rèpliques són més afilades que espases, els retrets més incòmodes que pedrades) no ens immuta. Perquè cap dels actors dóna treva, ni és capaç de mostrar l’essència d’aquells rere els quals haurien d’amagar els seus crits i accelerades paraules.

Tampoc el suport dramatúrgic salva l’espectacle de ser una olla de grills: la trama és tan explícita i els parlaments dels seus protagonistes tan poc ambigus que reclamen mirades avergonyides que no som capaços d’albirar i silencis aclaparants que no poden incomodar-nos senzillament perquè no existeixen.

Com que en el fons som sentimentals de mena, tornem al Liverpool més pop i recordem que la merla havia de volar “cap a la llum de la fosca nit”. I ens sentim desconcertats: ni la nena que ara és noia pot alçar-se del terra d’un escenari tan feixuc, ni l’home suposadament rehabilitat (en aquest sentit, més ens valdrà no tenir en compte l’aparició al final de la funció d’un tercer personatge en discòrdia del tot innecessari i fins i tot ridícul) podrà baixar del seu capficament histriònic.

«Blackbird» es representa al Teatre Lliure de Gràcia del 16 de gener al 10 de febrer de 2013.

Autor: David Harrower
Direcció: Lluís Pasqual
Intèrprets: Jordi Bosch i Bea Segura
Traducció de l’anglès: Júlia Ibarz
Producció: Teatre Lliure

Horaris: de dimarts a divendres a les 20:30 hores; dissabte a les 21:00 hores i diumenge a les 18:00 hores
Preu: 30,25 €; 21,30 € (dimecres, dia de l’espectador); 27,75 € (amb descompte, excepte el dia de l’espectador)
Durada de l’obra: 1 hora i 20 minuts, sense pausa
Idioma: català

Escrit per Juan Marea

Crítica teatral: Pàtria, en el Teatre Lliure de Gràcia.

Cuando uno hace una crítica teatral siempre tiende a considerar, aunque a veces la tarea sea harto complicada, la contemporaneidad de la obra que se somete a su examen. De ahí que hasta la performance más exótica o el aquelarre teatral más acrobático sean analizados y explicados en clave de actualidad.

Pues bien, con Pàtria, la obra dirigida por Jordi Casanovas y estrenada el pasado 18 de octubre en el Teatre Lliure de Gràcia, todo esto que les acabo de explicar no es necesario. No es que el propósito de la obra no se deba llevar a la actualidad, sino que, por el contrario, la actualidad que vivimos hoy mismo ha sido trasplantada sobre el escenario del Lliure, lo que convierte en algo fútil el intento del reseñador.

Pàtria nos invita a una reflexión sobre la situación política que vive Cataluña y España en la actualidad. Todo comienza con la noticia de la muerte de la madre de Miquel Raventós, presentador de televisión y moderador del debate político previo a las elecciones autonómicas catalanas. Las últimas palabras de la madre de Miquel lo dejan afligido y bajo de defensas ante las falacias y las mentiras de los representantes políticos, lo que le obliga a expresar claramente su opinión sobre la situación del país ante las pantallas y a hacer pública su proclama: Bona Nit y Llibertat!

Las afirmaciones manifestadas por Raventós en directo asombran a conocidos y familiares y conectan espontáneamente con una sociedad necesitada de argumentos e ideas auténticas que seguir y que la saquen de la grave situación de crisis económica, política y moral en la que vive. La aparición de una ambiciosa asesora de campaña política (Rosa Vila), hará decidirse al periodista a pasar al mundo de la política con un programa y una propuesta rupturista: la independencia de Catalunya.

Casanovas nos presenta, en el segundo capítulo de su trilogía sobre la realidad catalana inaugurada el año pasado con Una història catalana, un juego poliédrico de verdades y mentiras en el que aparecen todos los temas que, seguro, discutimos en familia, entre amigos o en los descansos en la oficina: la mentira engañosa de los políticos; los intereses económicos ocultos tras las siglas de los partidos políticos; la acción oscura y poco ética de los grandes grupos financieros y las corporaciones multinacionales; la utilización por parte de los políticos de proclamas y slogans más o menos fraudulentos para conseguir más votos, el desgastado y mezquino, a veces, papel de la prensa…

Lo que nos propone Casanovas es una reflexión sobre la realidad política, económica y social en la que vivimos inmersos, justo en un momento en el que el debate sobre la complicada relación entre España y Cataluña está más presente y en un panorama en el que parecen consolidadas las propuestas rupturistas, como las imaginadas en Pàtria. En medio de esta vorágine de voluntades y atrevimientos, Casanovas nos viene a confirmar una cosa importante: hasta las verdades políticas están basadas en la mentira.

La trama de Pàtria se fabrica en el escenario a partir de la labor de seis actores que irán mutando de apariencia y de personalidad para narrarnos una historia de ambición y de renovación política. Francesc Orella está magnifico, como de costumbre, en su papel de candidato capaz, por primera vez en la historia, de conseguir el poder en Cataluña como líder de una fuerza política independentista. Su contrincante principal, Alex Casanovas, traza firmemente un personaje antiestético, el de un político capaz de cualquier acto o traición que le permita mantenerse en el poder y mejorar la intención de voto de su partido. Aquí se halla, pues, la base del enfrentamiento teatral de la obra: la pugna entre el intento honesto de hacer política, que, como no podía ser de otra forma, proviene de fuera del mundo de la política y el empeño de las clases gobernantes, corruptas y ambiciosas, de mantenerse en el poder y conservar sus privilegios cueste lo que cueste. ¿Les suena esto de algo?

Este desafío teatral entre Orella y Casanovas, el actor, se acaba de construir gracias a la interpretación del resto del reparto, en el que Marcel Borràs, Lluïsa Castell, Fermí Reixach i Rosa Vila tejen con sus actuaciones una tela de araña interpretativa resistente y flexible, sin la cual la trama de la obra no podría avanzar, y menos de una forma tan convincente.

Pero Casanovas, el director, va más allá de la mera transposición de la actualidad al escenario, y pretende analizar, bajo el formato de una obra de trasfondo político y social, la realidad que subyace tras los símbolos, esos con los que se juega siempre, y que se convierten en sólidos referentes no solo de ideas sino también de acciones. Símbolos como Moragues, Macià o Companys, a los que podríamos sumar El Cid o los Reyes Católicos en España (la Patria a la que hace referencia el título de la obra) y que las más de las veces, por no decir siempre, están construidos artificiosamente sobre verdades a medias, pero que sirven muy bien para movilizar, en base a la emoción y los sentimientos «de tripa», a las personas y a las comunidades en función de intereses invariablemente particulares.

Este es el meollo, a mi parecer, de lo que quiere tratar Casanovas, y para ello construye una trama interesante, actual y con ritmo, en la que la vida repleta de mentiras se enfrenta a la verdad, materializada en el síndrome de Asperger que sufre Marcel Borràs, el hijo de Raventós, que le impide mentir. Un tipo de autismo que se puede considerar como una enfermedad o como una bendición, dependiendo del punto de vista des del que se mire. Y a Casanovas le interesa dejar su opinión en suspenso, para generar un debate ligado al juego político, que no podría sobrevivir sin la mentira y donde el verdadero autista es aquel que dice la verdad.

Casanovas nos propone una reto interesante sobre la realidad más cercana, aquella que inunda nuestro día a día y aquella que habla sobre la veracidad de nuestros referentes históricos y culturales. Por medio nos quiere hacer reflexionar sobre nosotros mismos. ¿Son las mentiras y la perfidia de los políticos un síntoma de una clase corrupta y amoral, o sus defectos son los mismos que sufrimos nosotros? ¿Los políticos están hechos de la misma pasta que la sociedad? Yo por desgracia me decanto por esta última opción, y suelo pensar que los problemas que sufrimos como sociedad, como país, como cultura y si me fuerzan incluso como humanidad, se deben a que, como personas, nos dejamos llevar habitualmente por nuestros intereses más privativos. Un combustible este, que por desgracia ha hecho mover, mueve y moverá durante mucho tiempo, puede incluso que de forma indefinida, el destino del planeta y de las sociedades que en él se desarrollen.

Pàtria” se representa en el Teatre Lliure Gràcia del 18 de octubre al 11 de noviembre de 2012.

Pàtria prolonga su temporada en Barcelona en el teatre Poliorama hasta el 16 de diciembre de 2012.

Dramaturgia y dirección: Jordi Casanovas
Reparto: Marcel Borràs, Àlex Casanovas, Lluïsa Castell, Francesc Orella, Fermí Reixach y Rosa Vila
Escenografía: Jordi Soler Prim
Vestuario: Albert Pascual
Caracterización: Lucho Soriano y Mariona Trias
Iluminación: David Bofarull (a.a.i.)
Sonido: Damien Bazin
Producción: Teatre Lliure y EL CANAL – Centre d’Arts Escèniques Salt/Girona

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 21:00 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: 30,25 €; miércoles, día del espectador 21,30 €; 25,75€ con descuento
Idioma: catalán
Duración de la obra: 2 horas sin pausa

Espectáculo recomendado por el Servei Educatiu del Teatre Lliure

Escrito por Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: Ara estem d’acord estem d’acord, en el SAT! Teatre.


¿Qué tienen en común el mito de la caverna de Platón, el cuento de la tortuga y la liebre, una taberna, la letra del himno de un club de futbol y el teatro? La solución podría ser casi todo o casi nada. La verdad la pueden contemplar sobre el escenario del SAT! Teatre, que programa desde el pasado 17 de febrero la obra Ara estem d’acord estem d’acord, un esfuerzo creativo y reflexivo de la compañía de teatro Indi Gest, dirigido por Jordi Oriol e interpretado por él mismo y Jofre Carabén, Isak Férriz, Carles Pedragosa y Jordi Santanach.

Al redactar la reseña de una obra como Ara estem d’acord estem d’acord cuesta, al menos a un servidor, escribir sobre el tema que trata o sobre las ideas o los sentimientos que transmite. Primero porque esto siempre es complicado, en cada análisis de cada obra. Segundo, porque el propósito en este caso es altamente imposible. Solo hemos de tener en cuenta uno de los principios creativos de la compañía: lleva a cabo un «proceso de creación que comienza desde cero y en el que no existe ningún tipo de limitación creativa aparente«.

Es así que Indi Gest nos presenta un espectáculo teatral en el que el espectador, y cada uno de una forma personal e intima, ha de darle significado a aquello que ven sus ojos, a lo que oyen sus oídos y, en general, a lo que perciben sus sentidos. Pues nada más y nada menos que de ello va la función. Me intentaré explicar dejando claro, ya desde el principio, que la obra se dirige a cada uno de los espectadores presentes en la platea de una forma única, y les obliga a reflexionar y a crear parte del contenido del espectáculo que ellos mismo estás contemplando.

La acción da inicio en una taberna mítica en la cual los ocupantes viven una falsa existencia dominada por las sensaciones y por las representaciones, que podemos resumir en la ingesta de alcohol (que altera, sin duda, nuestros sensores) y la visualización de una gran pantalla de televisión que retransmite un partido de futbol de uno de los equipos de la ciudad (alusión al opio del pueblo). Parece que la vida en la taberna (en el mundo de las sensaciones) está sometido a esas reglas de juego. Todo cambia cuando uno de los seres en cautividad, una tortuga, es «accidentalmente» expulsada del mundo de las falsas sensaciones (de las sombras de figuras en la pared de la cueva) para acceder al mundo real, al de las ideas, al que el nuevo ocupante tendrá que acostumbrarse y del que tendrá que aprender cuáles son sus reglas de existencia. En el mundo real la tortuga se topará con personas «de verdad» integrantes del club de la esencia y del club de la inocencia, cuyos objetivos, parecidos pero al mismo tiempo contrarios, nos mostrarán la relatividad de los falsos principios que ordenan y vehiculan la razón y el entendimiento de las personas y de las sociedades. Y nos veremos inmersos en una carrera del conocimiento, donde solo uno de los dos clubs podrá vencer. Aunque en realidad ambos clubs pueden perder… Algo que parece muy real y muy humano…

Esta excusa, creativa, de eso no hay ninguna duda, permite a los componentes de la compañía Indi Gest reflexionar sobre la realidad, sobre la sociedad en la que vivimos (o malvivimos) y sobre el mundo de las ideas, y de rebote, de aquellos que las piensan.

Es aquí donde el lenguaje, la técnica y el desarrollo de la obra contactan de forma íntima y personal con cada uno de nosotros. ¿Cuál es el mundo en el que vivimos? ¿De qué se compone? ¿De qué nos sirve el conocimiento? ¿Conocemos la realidad en la que vivimos? ¿Qué es más valioso el conocimiento en sí, la inocencia y la naturalidad, o el mundo de las falsas sensaciones donde existimos y donde algunos desean persistir?

La respuesta no es clara, y como les decía es personal. Indi Gest utiliza un método de creación abierto que como tal, permite y potencia un sistema de recepción abierto también. No se esperen hallar un texto o una representación lineal convencional. La función avanza, vuelve, tuerce hacia un lado, luego a otro, y da vueltas sobre los puntos y los argumentos que más le interesan, siempre desde el sentido del humor y desde la construcción grupal más ecléctica.

La obra se representa en un doble escenario, en el cual el espacio de la mítica taberna, un cuchitril animado tan solo por las imágenes de una pantalla de televisión, se alternará con el territorio árido de la verdad, y entre los cuales irá avanzando la representación con continuos traspasos de un nivel de la existencia al otro.

Un esfuerzo colectivo orquestado por Jordi Oriol, que actúa como maestro de ceremonias, y materializado por él mismo y el resto de los miembros de la compañía: Jofre Carabén e Isak Férriz, estos dos en actitud más actoral, y Carles Pedragosa y Jordi Santanach, estos dos últimos no tan solo actuando, sino aportando una interpretación musical con un aire jocoso y cómico. Una dirección, por otra parte, que me arriesgo a afirmar que, en realidad es bastante coral, como la creación de la obra, y que no es más que la suma de los esfuerzos, de las sensibilidades y de las ideas de todos los actores y profesionales que intervienen en la obra…

En lo que respecta a la actuación, y sabiendo que la de Ara estem d’acord estem d’acord es grupal, no puedo dejar de destacar, sin embargo, el esfuerzo interpretativo que realiza Isak Férriz tanto en su papel dentro de la «taberna mítica», agudo paralelo de la cueva del mito de Platón, como el que representa en la cruda y espesa realidad.

Soy consciente de que no he dado demasiada información sobre la trama de la obra, la cual, recuerden, es abierta y personal. Pero creo que es necesario ver la obra para entenderla (o dejarla de entender) en su totalidad, y además creo que esta crítica se me está haciendo algo extensa… Lo que sí que les puedo avanzar es que la obra toca y recapacita sobre la vida misma, y reflexiona, sobre todo, acerca de las representaciones y las opiniones que nosotros, simples humanos, nos hacemos de ella. Pero como les decía, este producto teatral está hecho para que cada uno de ustedes le confiera el cierre adecuado, e interactúen dramática y emotivamente con él. Así, pues, bon appétit!!

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Ara estem d’acord estem d’acord” se representará en el SAT! Teatre del 17 de febrero al 4 de marzo de 2012.

Autor y director: Jordi Oriol
Intérpretes: Jofre Carabén, Isak Férriz, Jordi Oriol, Carles Pedragosa y Jordi Santanach
Escenografía: Silvia Delagneau
Iluminación: Raimon Rius y Alex Aviñoa
Técnico de luces: Alex Aviñoa
Arreglos musicales: Carles Pedragosa y Jordi Santanach
Coproducción: Indi Gest y Teatre Lliure

Horarios: viernes a las 21:00 horas; sábado a las 21:30 horas y domingos a las 18:30 horas.
Precio: 16 €.
Duración de la obra: 1 hora y 10 minutos.
Idioma: Catalán.
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Escrito por: Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: Un fràgil equilibri, en el Teatre Lliure


Es toda una suerte poder gozar, de tanto en tanto, de la representación de dos obras de teatro de un mismo autor en la misma ciudad y al mismo tiempo, de tal forma que se nos permite evaluar tanto el estilo y el talento del dramaturgo en cuestión como la capacidad y la resolución del director, de los actores y de las actrices (entre muchos otros) a la hora de llevar a buen puerto una adaptación teatral.

Este es el caso del estadounidense Edward Albee, del cual, durante los meses de octubre y noviembre, hemos podido ver en Barcelona dos adaptaciones de su obra, Un fràgil equilibri en el Teatre Lliure y Qui té por de Virginia Woolf? en el Romea, dos disecciones de la familia (americana) y de los individuos que la componen a través de los ojos y la crítica del autor.

Nos vamos a centrar en esta crítica en la adaptación de Un frágil equilibri, que se ha representado en el Teatre Lliure del 20 de octubre al 27 de noviembre, dirigida por Mario Gas e interpretada por Mia Esteve, Pep Ferrer, Mercè Montalà, Rosa Novell, Rosa Renom y Albert Vidal.

La acción de la obra se desarrolla en la casa familiar donde vive el matrimonio formado por Tobias (Albert Vidal) y Agnes (Rosa Novell), acompañados de Claire (Rosa Renom) la hermana de esta última. Un lugar donde desde el primer segundo somos testigos de los resentimientos y de los reproches que habitan en la casa y que han acabado dominando el día a día de la familia, centrados, principalmente, en el comportamiento y el alcoholismo de Claire.

Este “frágil equilibrio” familiar, delicado y enfermizo, se pondrá a prueba cuando los dos mejores amigos de la familia, Edna (Mercè Montalà) y Harry (Pep Ferrer), se instalen en la casa, tras huir aterrorizados de la suya (no sabremos exactamente el porqué) y regrese al hogar Julia (Mia Esteve), la hija de Tobias y Agnes, después de haber roto con su cuarto marido. Su llegada y la exigencia de recuperar su antigua habitación, ahora ocupada por Edna y Harry, generarán toda una serie de conflictos que afectarán a la consistencia de la familia.

Esta complicada situación nos permite asistir a la disección que Albee realiza de la familia de clase media americana allá por los años 60, una crítica de la institución familiar dominada por las apariencias y por “lo correcto” y que ha olvidado los sentimientos y la ternura. Un conflicto que Gas nos permite observar atentamente al situar la acción en algo parecido a una piscina o una pecera, a través de la cual el público, que la rodea por sus cuatro costados, puede observar, reflexionar y opinar sobre aquello que están viendo. Y lo que ven no es más que la desidia, la desilusión, el acatamiento, la derrota y el agotamiento de la vida ante aquello establecido, ante unas reglas que nos condicionan a hacer lo que se ha de hacer y que nos separan de nuestra propia alma y nuestros verdaderos sentimientos.

Así, la trama permite “inundar” la escena con toda una serie de recelos e inquietudes que forzarán a los miembros de la familia a tomar decisiones, a hacer suya la situación y a llevarla hacia las emociones, algo a lo que no están acostumbrados desde hace años. Agnes “odia” fraternalmente a su hermana alcohólica y demasiado “natural”; Tobias sostiene, aparentemente, una predilección hacia Claire por su carácter más auténtico y rebelde que el de su propia mujer, a la que aún quiere pero con la que la pasión se apagó hace mucho tiempo. Julia, hija única y mal criada, no ha aprendido a tomar consciencia de ella misma, de sus actos y de la sociedad en la que vive, de aquí sus cuatro fracasos matrimoniales, recordados con sorna por el resto de personajes; Edna y Harry atemorizados de algo insubstancial, de algo que no pueden explicar, aunque parece que es lo mismo que lo afecta a la casa, el vacío de unas vidas que transcurren gracias a la inercia, sin ímpetu, sin futuro.

Un fràgil equilibri nos habla de los límites de la familia. Los personajes casi no pueden establecer quién forma parte de la familia y quién no. ¿Son Claire y Julia parte de la familia? ¿Poseen Edna y Harry más derechos a instalarse en la casa que la hija pseudo-emancipada? Toda una serie de dudas generadas por la indefinición de lo que es la familia y por tanto quién pertenece al círculo de los sentimientos familiares. Es, así, un análisis deshumanizado de una institución familiar, y de una clase social, la clase media acomodada americana de los años 60, que deja claro el rechazo del autor, afectado, seguramente por su propia experiencia vital y que se puede sentir de forma más deshumanizada aún en Qui té por de Virginia Woolf?

Mario Gas y el equipo de producción del Lliure han llevado a cabo una acertadísima adaptación de la obra de Albee realizada con una precisa representación escénica, el símil de la pecera, y en la que el alcohol està omnipresente tanto en la casa como en la vida de sus moradores. Un alcohol que lo “mancha” todo y un remedio que todos ellos acaban utilizando para olvidarse del fracaso de sus sentimientos y de sus vidas.

El acierto se materializa, además, en unos actores que se disuelven en sus personajes para así hacerlos suyos: Rosa Novell encarna a una mujer realista pero decepcionada por la vida y que se deja dominar completamente por las estructuras y por lo que es correcto en cada momento, algo confirmado en su propio lenguaje perfecto y meticuloso; Albert Vidal ha sido ya vencido por la vida y no puede o no quiere sobreponerse a ella; Rosa Renom, más real pero en cambio dominada por el alcohol que necesita para seguir adelante; y Mia Esteve, una hija incapaz de hacerse amar por otro, como un fiel producto de una casa y de una familia en donde el amor y los sentimientos “no se tocan”.

Aunque uno se puede llegar a preguntar ¿Un fràgil equilibri es una obra actual? La impecable revisión dirigida por Mario Gas pretende acercarnos a un pasado y a un país muy diferente a los nuestros. Por tanto ¿nos permite realizar una reflexión sobre la actualidad, sobre la situación de la familia y sobre las emociones y los sentimientos que vivimos y que nos embargan hoy en día? Esto muy señores míos, lo tendrán que averiguar ustedes mismos, aunque, tranquilos, les aseguro que podrán gozar en el intento.

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«Un fràgil equilibri» se representa en el Teatre Lliure Montjuïc del 20 de octubre al 27 de noviembre de 2011.

Autor: Edward Albee
Dirección: Mario Gas
Intérpretes: Mia Esteve, Pep Ferrer, Mercè Montalà, Rosa Novell, Rosa Renom y Albert Vidal
Traducción del inglés: Joan Sellent
Escenografía: Juan Sanz y Miguel Ángel Coso
Vestuario: Antonio Belart
Iluminación: Carles Lucena
Sonido: Orestes Gas
Producción: EL CANAL – Centre d’Arts Escèniques de Salt/Girona y Teatre Lliure

Horarios: de martes a sábados a las 20:30 horas y domingos a las 18 horas.
Precio: 27 €; 18 € (miércoles, día del espectador); 22 € (con descuento, excepto el día del espectador).
Idioma: catalán.
Duración de la obra: 2 horas y 30 minutos, con una pausa de 15 minutos incluida.
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Escrito por: Jorge Pisa Sánchez

Concierto: Blaus de l’ànima. Més de 20 anys ben a prop, Maria del Mar Bonet y Manel Camp en el Teatre Lliure.


Maria del Mar Bonet
y Manel Camp regresan al Teatre Lliure (Gràcia) para presentar su nuevo disco Blaus de l’ànima. Més de 20 anys ben a prop, que incluye, además de composiciones propias, temas de Gershwin, Serrat, los Stones, y poemas musicados de Maria Aurèlia Capmany y Miquel Àngel Riera.

Del 4 al 21 de febrero de 1988, Maria del Mar Bonet y Manel Camp ofrecieron en una serie de conciertos en el Teatre Lliure su primer encuentro musical centrado en un repertorio hasta entonces poco habitual para la cantante. De ese encuentro surgió un disco de gran éxito: Ben a prop.

Al cumplirse veinte años de aquel éxito, el dúo Bonet-Camp realizó varios conciertos conmemorativos Hoy, tres años después, vuelven a apostar por un nuevo disco juntos: Blaus de l’ànima. Més de 20 anys ben a prop.

El Teatre Lliure (Gràcia) presenta este disco que recopila algunos de los temas más destacados de Ben a prop y temas nuevos. De nuevo en el Lliure, de nuevo en Gràcia.

Blaus de l’ànima. Més de 20 anys ben a prop es el título de este aniversario que enlaza el pasado con el presente en forma de doble cd; que consolida la complicidad artística del dueto y que vuelve a la misma sala del Lliure tras más de dos décadas para compartirlo posteriormente con el público de los teatros y auditorios del país.

Blaus de l’ànima. Més de 20 anys ben a prop combina los aires mediterráneos de la cantante mallorquina en su vertiente más jazzística, con la maestría de uno de los grandes del piano.

Ambos resultan una manera única y común de hacer música que les permite visitar tanto a Gershwin como a Serrat, a Bibiloni, los Stones, Billie Holliday o Toti Soler. Y sin dejar de lado algunos temas propios de Maria del Mar y composiciones de Manel Camp, cantar algunos poemas de Maria Aurèlia Capmany, Maria Mercè Marçal y Miquel Àngel Riera.

Blaus de l’ànima. Més de 20 anys ben a prop” se representará en el Teatre Lliure de Gràcia del 27 de septiembre al 2 de octubre de 2011.

Autores: Maria del Mar Bonet y Manel Camp
Intérpretes: Maria del Mar Bonet (voz) y Manel Camp (piano)
Dirección artística y concepto: Maria del Mar Bonet y Manel Camp
Sonido: Joan Fornés
Iluminación: Roger Puiggener
Producción ejecutiva y producción: C Managers & LMS

Horarios: de martes a sábado a las 20:30 horas y domingo a las 18:00 horas.
Precio: 27 €; 18 € (miércoles, día del espectador); 22 € (con descuento, excepto día del espectador)
Duración del concierto: 90 minutos sin pausa
Espectáculo en catalán


Algunas de las canciones que sonarán:

Abraça’m (Embraceable you), de George e Ira Gershwin
La barbera, de Maria Aurèlia Capmany
No sé tu com ho sents, de Miquel Àngel Tena
Què volen aquesta gent?, de Lluís Serrahima y Maria del Mar Bonet
Jim, de Nelson Shawn, Caesar Petrillo y Milton Samuels
No voldria res més ara, de Maria del Mar Bonet
Cançó de l’amor petit, de Joan Manuel Serrat
Si véns prest, de Maria del Mar Bonet
Es fa llarg esperar, de Pau Riba
Lover Man, de Jimmy Davis, Roger Ramírez y Jimmy Sherman
Epigrama, de Joan Salvat-Papasseit, música Toti Soler

Blaus de l’ànima en gira:

Madrid – Sala Clamores, 22 y 23 de septiembre
L’Hospitalet de Llobregat Auditori Barradas, 7 de octubre
Manresa – Kursaal – Espai d’Arts Escèniques, 8 de octubre
El Prat de Llobregat – Teatre Modern, 9 de octubre
Vilafranca del Penedès – Auditori Municipal, 14 de octubre
Castellbisbal, 15 de octubre
Parets del Vallès – Can Rajoler, 16 de octubre
Vic – Teatre Atlàntida, 23 de octubre
Alacant – Paranimf de la Universitat, 4 de noviembre
Igualada – Teatre l’Ateneu, 12 de noviembre
Sant Joan Despí, 13 de noviembre
Sant Celoni – Teatre Municipal Ateneu, 19 de noviembre
Cornellà de Llobregat, 20 de noviembre
Montcada i Reixach – Espai Cultural Kursaal, 26 de noviembre
Sant Andreu de la Barca – Teatre Núria Espert, 27 de noviembre
Palau-Solità i Plegamans, 4 de diciembre
L’Ametlla del Vallès – Teatre Municipal, La Sala 18 de diciembre
Sant Fruitós del Bages, 28 de enero 2012