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Critica teatral: A teatro con Eduardo, en el teatre Lliure

De Filippo regresa a Barcelona tras el éxito que representó el año pasado el estreno de L’Art de la Comedia en el TNC, y lo hace en esta ocasión en el Teatre Lliure, con una producción que reúne dos de sus obras, Uomo e galantuomo y La grande magia, una propuesta dirigida por Lluís Pasqual e interpretada en los papeles principales por Jordi Bosch y Ramon Madaula.

«Una noche de teatro con Eduardo de Filippo. Una velada compuesta por dos títulos: el primer acto de una pieza de juventud, Uomo e galantuomo, en el que vemos un ensayo de una compañía de teatro en un hotel. Y después La grande magia, cuyo primer acto transcurre en un hotel en el que los clientes se convierten en el público de un espectáculo de magia. La vida es como una función de teatro, sí, pero también como una caja china, o una muñeca rusa que en su interior contiene a otra, y a otra y a otra, como un infinito juego de ilusión… ¿Quién es el ilusionista que compone nuestras vidas? ¿Y a él, qué otro ilusionista le domina?»

El Lliure permite a Pasqual jugar con la magia teatral de De Filippo en una propuesta que de nuevo nos habla de los vínculos entre la realidad y la ficción, entre la vida misma y el teatro. Para ello Pasqual hace uso, de una forma poco comprensible, de dos de sus obras, el primer acto de Uomo e galantuomo y de la obra completa La grande magia. Una elección algo difícil de entender, ya que la selección deja desequilibrada la obra resultante, saliendo el espectador del teatro con la sensación de que la parte inicial de la obra pudiera sobrar.

Si no tenemos en cuenta estas disquisiciones, seremos conscientes de que hemos gozado de una obra que, como decía, nos hace dudar, a nosotros y a los protagonistas, de los límites que existen entre la realidad y la ficción. En este aspecto la representación (y más concretamente la segunda parte de la representación) es una delicia en la que Pasqual mueve sobre el escenario a diversos personajes en la estela de un De Filippo que juega y se ríe de ellos, y de nosotros mismos.

A teatro con Eduardo_1
De nuevo la escenografía es mínima, si bien en algún momento de la representación esta se convierte de la nada en un gran escenario teatral. Los límites de este se tapizan con una gran vista fotográfica de una ciudad mediterránea en la que situar las tramas que nos narra De Filippo a lo que se suma una ambientación musical amenizada con diversas canciones populares italianas, que son cantadas entre escena y escena.

Por lo que respecta a la trama, aunque sencilla, nos habla del teatro dentro del teatro, del teatro en la vida de cada uno, y de cómo nuestra configuración de la realidad puede componerse y descomponerse en cualquier momento. La representación está tachonada, asdemás, con el fino sentido del humor del autor napolitano.

Las actuaciones son otro de los aspectos que destacan de la obra, y en ellas, se distinguen con mucho las de Bosch y Madaula, no solo porque son dos actores, cada uno en su estilo, que se adaptan a la perfección a una obra de De Filippo, sino porque el texto está preparado para el lucimiento de sus dos figuras interpretativas. A ellos se suman toda una serie de secundarios de primera, como suele ser habitual en el Lliure, entre los que hallamos a Laura Aubert, Oriol Guinart, Teresa Lozano, Francesca Piñón, Albert Ribalta, Marc Rodríguez y Mercè Sampietro. Entre ellos sobresale con una luminosidad musical propia Robert Gonzalez, que canta las canciones que suenan a lo largo de la obra y que son ampliamente aplaudidas por el público.

A teatro con Eduardo es una flor teatral que no puede llegar a florecer completamente debido a su estructuración algo incomprensible, pero que nos permitirá disfrutar de dos horas de buen teatro, bien escrito, bien concebido, al menos en el segundo de sus actos, y magníficamente interpretado.

«A teatro con Eduardo» se representa en el Teatre Lliure hasta el 1 de mayo de 2016.

Autor: Eduardo de Filippo
Versión y dirección: Lluís Pasqual
Reparto: Laura Aubert, Jordi Bosch, Robert González, Oriol Guinart, Teresa Lozano, Ramon Madaula, Francesca Piñón, Albert Ribalta, Marc Rodríguez y Mercè Sampietro
Músicos: Laura Aubert, Robert González, Carles Pedragosa / Roman Gottwald y Pablo Martorelli
Música: Dani Espasa
Escenografía: Alejandro Andújar y Lluís Pasqual
Vestuario: Alejandro Andújar
Caracterización: Eva Fernández
Iluminación: Xavier Clot
Sonido: Roc Mateu
Producción: Teatre Lliure

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 21:00 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: 20 – 29 €
Idioma: catalán
Duración: 2 horas sin pausa

NOTA CULTURALIA: 7.5
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Jorge Pisa

Crítica teatral: El caballero de Olmedo, en el Teatre Lliure.

cartel_el caballero de olmedo_LliureA veces uno se sorprende de la vigencia que en la actualidad tienen los clásicos en el teatro, y más en una sociedad conectada y virtual como la nuestra en la que lo nuevo y lo creativo priman sobre cualquier otro concepto. Para constatar este vigor el Teatre Lliure programa desde el pasado 14 de marzo El caballero de Olmedo, de Lope de Vega, una tragicomedia romántica en verso adaptada a los nuevos tiempos por Lluís Pascual y a la que da vida sobre el escenario la unión de fuerzas de La Kompanyia Lliure y la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico de Madrid.

Pascual realiza una nueva incursión en una obra que ya representara en el año 1992 en la Cour d’Honneur del Palacio de los Papas de Avignon. Ahora hace regresar el texto al Lliure y lo libra de toda su magnificencia escénica para proponernos un espectáculo de carácter minimalista. La idea es presentarnos un tablao flamenco sobre el cual los jóvenes actores y actrices de ambas compañías nos relatan la funesta historia de don Alonso y doña Inés. Imagínense, un espacio tan solo ocupado por diversas sillas es el ecosistema escénico sobre el que en todo momento veremos a los actores, de pie o sentados, dependiendo de si están actuando en ese momento o no. Una opción que fuerza al espectador a crear para sus adentros y de la nada todo el aparato escénico virtual y nos muestra, tan solo, el texto y las interpretaciones, dejando también el vestuario en un mix de prendas actuales y clásicas para aclimatar la representación.

Pascual y el Lliure han intentado de esta forma deshacerse del velo de clasicismo del texto original y acercarse a un público más joven, o al menos más actual, a través de la puesta en escena y del buen hacer de dos compañías jóvenes, todo ello acompañado por la veteranía actoral de Rosa María Sarda, que interpreta a la alcahueta Fabia, y la música y el cante de origo de Pepe Motos y Antonio Sánchez.

Así, pues, con este ropaje escénico todo o casi todo se reduce a las interpretaciones, en las que podemos observar algo parecido a dos frecuencias: una más castiza y pura, la que hace la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico y en la que destaca la interpretación de Francisco Ortiz, y una más contemporánea infundida por los miembros de La Kompanyia Lliure en la que cabe destacar las interpretaciones de Javier Beltrán como Don Alonso y Mima Riera como Doña Inés, a la par de la caracterización de Pol López como Tello, que si bien impacta por la dicción andaluza de su personaje, provoca que parte del texto no acabe de entenderse por el público. A lo que se sema el trabajo de Rosa María Sardà que reina sobre todos los actores por su gracejo, su veteranía y que además realiza tareas de conductora de la obra.

escena_el caballero de olmedo_LliurePor otra parte Pepe Motos y Antonio Sánchez potencian el toque poético de la obra con una música y percusión de corte flamenco que encaja a la perfección con la escenografía creada para la obra. Algo que no se llega a conseguir del todo con la utilización en la parte final del audiovisual, en el cual se nos muestran las formas del sol, de la luna y de la Tierra, símbolos a interpretar libremente por el público. La obra original se enriquece, además, con la interpretación de un tango por parte de David Verdaguer a estilo de entremés teatral entre acto y acto y que adapta la historia de desamor de El Caballero de Olmedo.

Pascual ha cortado y retocado el texto original, adecuando el contenido de la obra a los tiempos menos «clásicos» en los que vivimos, y ha pretendido sacar hierro a una historia ambientada en la primera mitad del siglo XVII. Y lo ha conseguido con nota si consideramos el nivel de los aplausos que recibe la obra tras su final. Si bien su propuesta obliga al espectador, y sobre todo a aquel que no conoce la historia, a esforzarse de veras para acabar de dar forma al relato en su fuero interno, algo que seguro se convierte en una barrera de entrada al público más joven, bastante ausente en la representación.

No esperen, pues, demasiado tiempo para comprobar qué pueden hacer Lluís Pascual y dos jóvenes compañías de teatro, asistidos por Rosa María Sardà y por la música de Pepe Motos, con una obra de Lope de Vega, ya que solo estará en cartelera hasta el próximo 13 de abril. Una cita con el pasado que seguro que les parecerá muy moderna.

«El caballero de Olmedo» se representa en el Teatre Lliure del 14 de febrero al 13 de abril de 2014.

Autor: Félix Lope de Vega
Dirección Lluís Pasqual
Reparto: Laura Aubert, Javier Beltrán, Paula Blanco, Jordi Collet, Carlos Cuevas, Pol López, Pepe Motos, Francisco Ortiz, Mima Riera, Antonio Sánchez, Rosa Maria Sardà, David Verdaguer y Samuel Viyuela González
Adaptación: Lluís Pasqual a partir de la versión de Francisco Rico
Escenografía: Paco Azorín
Vestuario: Alejandro Andújar
Iluminación: Lluís Pasqual y Fernando Ayuste
Dirección musical: Dani Espasa
Música y arreglos flamencos: Pepe Motos
Producción: Teatre Lliure y Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico

Horarios: de miércoles a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 17:30 y a las 21 horas y domingos a las 18 horas.
Precios: 29 €; 22 € (miércoles y sábado por la tarde, días del espectador); 24,50 € con descuento
Idioma: castellano
Duración: 1 hora y 20 minutos sin pausa
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Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: Els feréstecs, en el Teatre Lliure Montjuïc.

els_ferestecs_20En alguna que otra reseña he afirmado que a nivel de programación teatral anual tanto el Lliure como el TNC se llevan la palma en Barcelona por la calidad y el acierto de sus propuestas, diferentes, claro está, pero que consiguen ambas desparramar un fulgor de calidad y pedigrí teatral que ilumina sus respectivos escenarios.

Y la programación de Els feréstecs es una prueba indiscutible de lo que digo, tanto por la filigrana creativa de su autor, Carlo Goldoni; por la finura de la comedia por él escrita; por el trabajo de los actores y actrices que intervienen en ella; y por su sencilla y discreta puesta en escena.

A ver, lo intentaré explicar comenzando por el principio. Els feréstecs es una comedia escrita por Carlo Goldoni en el año 1760 que analiza los cambios en las formas de pensar que se vislumbraban ya por aquella época (recuerden que en 1789 estalló la Revolución Francesa) y la perenne guerra entre sexos que tiene su origen en el alba de los tiempos.

La acción se desarrolla, en esta ocasión, en tierras catalanas, en un pueblo de comarcas. Allí no todos sus habitantes ven con buenos ojos las diversas novedades que en las costumbres sociales y en el comportamiento ha promovido el nuevo régimen político, la I República española (1873-1874), fruto prematuro del desarrollo político del siglo XIX basado en el liberalismo político y fallido reformador de todas las desigualdades propias del Antiguo Régimen.

En concreto, dos cabezas de familia, intolerantes y bravíos, están intentando concluir un acuerdo de matrimonio para enlazar a sus respectivos hijos, en Quimet (Pol López) y la Llucieta (Laura Aubert). Aquellos, chapados a la antigua, no solo rechazan cualquier innovación en cualquier ámbito sino que actúan siempre en base a las normas y costumbres de sus antepasados. Así, a los implicados en el matrimonio se les niega, incluso, el derecho a conocerse antes de la boda y mucho menos se les permite decidir con quién quieren casarse.

Por su parte las mujeres de ambas familias (Rosa Renom y Rosa Vila) poseen unos espíritus más abiertos y rebeldes, y ayudadas por Victòria (Laura Conejero) pretenden al menos permitir a los jóvenes casaderos verse antes de tan crucial acontecimiento. Las continuas riñas y trifulcas entre hombres y mujeres generarán un sinfín de situaciones hilarantes, que dan forma a la trama de la obra.

els_ferestecs_5La puesta en escena de esta versión de Els feréstecs es extremadamente sencilla, hiper-minimalista (a veces incluso demasiado) y me bastará con decirles que a nivel de escenografía tan solo hallaremos la propia decoración de la sala Fabià Puigserver y un reducido juego de sillas, que junto a la existencia de diversas puertas crearán metafóricamente los espacios interiores de las viviendas en las que se desarrolla la acción.

Lluís Pascual, el director, ha optado por ambientar la pieza, como les decía, en un pueblo del interior de Cataluña, un espacio ideal para situar la numantina resistencia ideológica de los feréstecs, y por trocar el veneciano del texto original de Goldoni por una suma de dialectos (mallorquín, valenciano, leridano y gerundense), a veces algo costoso de seguir, sobre todo a aquellos con reducida sensibilidad auditiva, como el que estas líneas escribe, pero que generan toda una serie de giros y chanzas que potencian la comicidad de la obra.

La dirección de Pascual ha favorecido, además, una interpretación extremada de sus actores y actrices que resalta con mucho la hilaridad de la representación, acompañada de una serie de ademanes y dichos que aderezan el imponente resultado final. De esta forma destaca, como siempre, Jordi Bosch, que desarrolla un carácter estúpido y bonachón, si bien riguroso, con una solvencia como la que ya vimos en La Bête. En el bando agreste le siguen Boris Ruiz, Xicu Masó, magnífico en su composición aunque bastante secundario y Andreu Benito, al que le falla en algo, a veces, la partitura de su personaje. Por su parte Pol López encarna al hijo casadero en cuestión.

Del bando femenino, en el que hallamos a Rosa Vila, Laura Conejero, Rosa Renom y Laura Aubert, no se puede más que destacar, también, el trabajo coral de todas ellas, cuyas contradicciones entre sus ideas más domesticas y liberales y su situación y anclaje en unas familias y una sociedad ampliamente machistas, generan las circunstancias idóneas para fabricar humor y del bueno.

El resultado, aunque superando unas fallas técnicas importantes que provocaron el parón por unos días en las representaciones, es una pieza con toques de «obra maestra» sobre el escenario, uno de esos momentos en los que el teatro, el arte y la cultura se unen para dar un respiro al alma, en este caso en forma de comedia, con el que descubrimos que lo actual y lo contemporáneo acostumbra a tener su raíz en los clásicos, y que es la suma de tradición, innovación y adaptación lo que muchas veces permite alcanzar la palma del triunfo.

Parece, pues, que el Teatre Lliure ha tocado el cielo, alcanzando, de nuevo, un enorme acierto a la hora de programar su temporada teatral.

Un hurra por el Lliure!!

«Els feréstecs» se representa en el Teatre Lliure del 16 de abril al 19 de junio de 2013.

Autor: Carlo Goldoni
Dirección: Lluís Pasqual
Reparto: Laura Aubert, Andreu Benito, Jordi Bosch, Laura Conejero, Pol López, Carles Martínez, Xicu Masó, Rosa Renom, Boris Ruiz y Rosa Vila
Traducción del veneciano: Lluís Pasqual
Escenografía: Paco Azorín
Vestuario: Alejandro Andújar y Luis Espinosa
Caracterización: Eva Fernández
Iluminación: Rai Garcia y Lluís Pasqual
Producción: Teatre Lliure

Horario: de miércoles a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 17:30 y a las 21 horas y domingos a las 18 horas.
Precios: 30,25 €; 21,30 € (miércoles, día del espectador) / 25,75€ con descuento Idioma: catalán y castellano
Duración: 1 hora y 30 minutos sin pausa

Escrito por Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: Blackbird, al teatre Lliure. «All we need is love»?

blackbird_2A finals dels seixanta, els Beatles encoratjaven la merla a volar amb les seves ales trencades. Des de l’intimisme d’en Paul McCartney, participàvem de la necessitat de sobreposar-nos a l’adversitat perquè (insistien els quatre de Liverpool) sembla que havíem esperat tota la vida que arribés aquest moment.

Quatre anys després d’encetar el nou mil·lenni, el dramaturg David Harrower crea el seu propi “blackbird” i li dóna forma de nena preadolescent que està impacient per ser adulta de la manera més dolorosa: estimant, apassionadament i saltant-se totes les regles (fins i tot les legals). Això no és res si coneixem amb detall el que li espera quan les seves ales són tallades per la impossibilitat d’un amant adult d’assumir la seva responsabilitat amatòria amb ella i qui sap si fins i tot amb ell mateix.

Quaranta-quatre anys després de la balada, el director Lluís Pasqual desafia des del Lliure de Gràcia les nostres consciències individuals (“retallades” per una crisi global que esdevé autoritària) posant en escena aquesta història.

I ens tanca en un magatzem ple de deixalles amb els dos antics amants, retrobats pel despit d’ella (una Bea Segura esforçada però sense humanitat) que necessita comprendre el rebuig aferrissat d’ell (un Jordi Bosch enèrgic però a mig gas). Sembla que llavors assistirem escandalitzats a un “tour de force” que hauria de fer trontollar el nostre sentit aburgesat de la justícia moral.

blackbirdPerò resulta que l’entossudiment de Pasqual de presentar-nos els personatges deliberadament menyspreables (les seves rèpliques són més afilades que espases, els retrets més incòmodes que pedrades) no ens immuta. Perquè cap dels actors dóna treva, ni és capaç de mostrar l’essència d’aquells rere els quals haurien d’amagar els seus crits i accelerades paraules.

Tampoc el suport dramatúrgic salva l’espectacle de ser una olla de grills: la trama és tan explícita i els parlaments dels seus protagonistes tan poc ambigus que reclamen mirades avergonyides que no som capaços d’albirar i silencis aclaparants que no poden incomodar-nos senzillament perquè no existeixen.

Com que en el fons som sentimentals de mena, tornem al Liverpool més pop i recordem que la merla havia de volar “cap a la llum de la fosca nit”. I ens sentim desconcertats: ni la nena que ara és noia pot alçar-se del terra d’un escenari tan feixuc, ni l’home suposadament rehabilitat (en aquest sentit, més ens valdrà no tenir en compte l’aparició al final de la funció d’un tercer personatge en discòrdia del tot innecessari i fins i tot ridícul) podrà baixar del seu capficament histriònic.

«Blackbird» es representa al Teatre Lliure de Gràcia del 16 de gener al 10 de febrer de 2013.

Autor: David Harrower
Direcció: Lluís Pasqual
Intèrprets: Jordi Bosch i Bea Segura
Traducció de l’anglès: Júlia Ibarz
Producció: Teatre Lliure

Horaris: de dimarts a divendres a les 20:30 hores; dissabte a les 21:00 hores i diumenge a les 18:00 hores
Preu: 30,25 €; 21,30 € (dimecres, dia de l’espectador); 27,75 € (amb descompte, excepte el dia de l’espectador)
Durada de l’obra: 1 hora i 20 minuts, sense pausa
Idioma: català

Escrit per Juan Marea