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Crítica teatral: «Smiley», de Guillem Clua: Lo que el Iphone une no lo separa ni Dios.

SMILEYbaja(1)Llamo para que me digas que me quieres.

Tres son multitud para gozo y alborozo del espectador. Y cuando los vértices son “chico deseoso”, “hombrecito descreído” y “teléfono móvil alcahuete”, el público siente que la cosa va en serio.

Guillem Clua ofrece orgulloso una nueva puesta al día del eterno conflicto amatorio cotidiano valiéndose de “Smiley”, vehículo resultón y eficaz. Y el producto se confirma como un ejemplar “revientataquillas” pues después de su pistoletazo de salida en la Sala Flyhard de Barcelona, fue apadrinado por el sacrosanto Teatre Lliure para convertirse ahora en delicioso manjar popular del Club Capitol.

Smiley” es un nuevo soplo de aire fresco en la cartelera teatral y un vendaval para la taquilla. Porque Clua sabe plantear la historia que siempre hemos pedido ver revistiéndola de una rabiosa actualidad gracias a su hábil contextualización. En ella, se desenvuelven con irresistible encanto sus dos protagonistas, que responden a los más reconocibles arquetipos. Por un lado, una “musculoca” con un corazón más grande aún que sus bíceps (emotivo Ramon Pujol). Por otro, una “marica” cretina intelectual (carismático Albert Triola). Condenados a conocerse. Impacientes por cumplir su condena: amarse eternamente.

SMILEY_2A partir de ahí, y lo que al principio se nos muestra como una prometedora propuesta urbana romántica y costumbrista (el monólogo inicial de Ramon es absolutamente conmovedor), se transforma sin pudor en una historia previsible, de simpáticos equívocos (que bebe y come de la comedia de enredos o “screwball comedy” clásica americana) pasando por una abierta parodia que entronca descaradamente con la “stand-up comedy” (lo que aquí conocemos como monólogos del “Club de la comedia”). Todo ello perfectamente calculado, medido y articulado para que la amargura inicialmente apuntada vaya sedimentándose discretamente bajo una superficie de alegre entretenimiento.

Los diferentes elementos que “Smiley” utiliza para seducir al público son tan oportunamente manejados por Clua que su conquista es envidiable: una música efectista; el recurso a detener la acción para adiestrar al aplicado espectador en el intrincado mundo de las relaciones afectivas del mundo homosexual “oficial”; la utilización directa esporádica del “respetable” como parte de la puesta en escena.

Y si osamos ir más allá de la lectura vodevilesca, también saldremos parcialmente satisfechos: el dibujo de los dos personajes centrales es al principio certero (ni el “cachas” es un frívolo ni el “culto” es inteligente) y el tratamiento de los lugares comunes por los que viajan a lo largo del espectáculo arranca a más de uno la lagrimita de la emoción que tan difícil resulta soltar en el escenario habitualmente llamado “de la vida real” invadido por emoticonos ladrones de almas.

«Smiley – Una història de amor» se representa en la Sala 2 del Club Capitol del 14 de marzo al 28 de abril de 2013.

Dirección y dramaturgia: Guillem Clua
Reparto: Albert Triola y Ramon Pujol
Escenografía y vestuario: Albert Pascual
Diseño de sonido y luz: Xavi Gardés y Fernando Portillo
Producción: FlyHard Produccions

Horarios: jueves y viernes a las 20:30 horas; sábado a las 18:00 y a las 20:30 horas y domingo a las 17:30 horas.
Precio: 20 €
Idioma: catalán
Duración: 90 minutos


Escrito por Juan Marea

Crítica teatral: Una història catalana, en el TNC.

Foto_historia_catalana_12_13_cartellA_David_Ruano_TNCEl TNC recupera Una història catalana, una obra de Jordi Casanovas estrenada durante la temporada 2010/2011 dentro del marco del Projecte T6 en la clausurada temporalmente Sala Tallersel primer capítulo de la trilogía con la cual el autor analiza la realidad catalana desde los tiempos de la transición al periodo de la Cataluña post-olímpica.

Parece, pues, que la buena fortuna de Casanovas y de la sala FlyHard alcanza a todas las propuestas que emanan del espacio en cuestión. No solo diversos espectáculos estrenados en la sala han alcanzado a representarse en otros teatros, entre ellos Smiley en el Club Coliseum o La terra oblidada en la Sala Atrium, sino que el Lliure y el TNC apuestan por los textos escritos por Casanovas, como en el caso de Pàtria, cuyas representaciones se prorrogaron en el Teatre Poliorama o la obra a la que hace referencia esta crítica, Una història catalana, escrita y dirigida por el propio Casanovas, que disfruta de una segunda vida actualizada, como si hubiera alcanzado la mayoría de edad, en la Sala Gran del TNC.

Una història catalana realiza un análisis del pasado reciente de la historia de Catalunya, a través de un triple encuadre: Un pueblo de montaña del Pallars que quiere aprovechar la llegada de la democracia y la modernidad para desarrollar económicamente la región; la experiencia sur-americana de un revolucionario catalán en Nicaragua y la voluntad de un quinqui barcelonés de apartarse de la ilegalidad y convertirse en un «honrado» hombre de negocios. Las tres historias, que en un principio nos pueden parecer independientes, se irán entrelazando a medida que avanza la obra, para llevarnos a un final combinado que prefigura el drama de la Catalunya actual.

Foto_historia_catalana_12_13_9_A.HerreraA_David_Ruano_TNCCasanovas, fiel a su estilo creativo, construye un texto adherido, como una segunda piel, a la realidad cotidiana del momento en el que están ambientadas las tres historias. Si en Pàtria intentaba examinar el contexto social y político que ha llevado a la convulsa situación que vive Cataluña en la actualidad, en su intento de desprenderse de todos los males pretendidamente ocasionados por el dominio español ejercido desde Madrid, Una història catalana pretende analizar el trayecto que ha llevado a ello. En este caso no desde un punto de vista político sino desde un enfoque más cotidiano, el experimentado por la gente de a pie, por aquellos que como decía el ex-presidente Pujol «viven y trabajan en Catalunya«.

Por eso el abanico de personajes y realidades de la obra es amplio: los habitantes de un pueblo de montaña aferrados a mitos, costumbres y odios ancestrales; la actividad revolucionaria de un emigrante catalán en Latinoamérica o las ansias de enriquecimiento e integración de los emigrantes y de los hijos de emigrantes de origen español que llegaron a Cataluña a partir de la década de los años 60. Unas historias personales que, como en la vida real, se mezclan, se entrelazan en su quehacer diario, construyendo una realidad social, económica y política compleja que desafía las visiones monolíticas de políticos (y no políticos) de uno y otro bando que se obstinan en no querer ver la realidad plural y diversa que muestra Cataluña en la actualidad.

Casanovas desarrolla, pues, su propuesta a partir de una actuación coral en la que los diez actores y actrices que componen el reparto de la obra irán adoptando identidades diferentes en relación a la triple contextualidad escénica que posee la obra. Todo ello enmarcado en un escenario totalmente vacío y oscuro que se iluminará y amueblará dependiendo del episodio al que corresponde en cada momento la representación. Así, pues, las interpretaciones de cada uno de los actores son tan diversas como las realidades que encarnan, que se basan también, en las diferencias idiomáticas, desde el catalán cerrado de los habitantes de un pueblo de montaña, el castellano hablado por un revolucionario catalán en Nicaragua o el catalán/castellano propio de un inmigrante español criado en el barrio de la Mina de Barcelona.

Foto_historia_catalana_12_13_12A_David_Ruano_TNCLa obra consta de tres actos y dos pausas que suman un total de casi tres horas de representación. Una estructuración escénica que posibilita la existencia de un final del segundo acto memorable (de los más impactantes a los que uno ha asistido) por la deconstrucción de la realidad escénica que comporta y por el uso del tema The Ecstacy Of Gold, del muchas veces insuperable Ennio Morricone, que le transmite al momento un clímax avanzado y que introduce musicalmente la crueldad que reinará en la última parte de la obra.

Casanovas, sin embargo, crea una obra demasiado larga que peca, además, justamente en su parte final, de un desarrollo algo extravagante que desbarata el realismo que marcaba, en gran medida, el avance de la obra, en favor de un desenlace tipo western, que sorprende y desconcierta al mismo tiempo. Un final que fuerza, incluso, al espectador a cambiar de perspectiva, oséase, de butaca, como si de esta forma se materializara la transmutación que sufre la obra que se está contemplando.

Una obra, pues, que impacta por momentos pero que pierde fuelle a medida que avanza su representación, debido, sobre todo, a la hipérbole de su tramo final, que recuerda en parte al hiperdramatismo de Sopar amb batalla, otra de las obras de Casanovas estrenada en el Versus teatre, y que nos muestra, al menos en parte, la naturaleza de la dramaturgia del autor.

Si bien, Una història catalana apuesta por una acertada presentación de los variado de la realidad social e histórica catalana, pierde parte de su sentido en su plasmación textual y escénica. Hará falta, para una valoración final del proyecto estructurado, como saben, en una trilogía, esperar a ver su tercera entrega que llevará el título de Vilafranca, y que sin duda marcará lo acertado de un propósito difícil e incierto, aunque bienintencionado.

«Una història catalana» se representa en la Sala Gran del TNC del 27 de febrero al 7 de abril de 2013.

Autor: Jordi Casanovas
Dirección: Jordi Casanovas
Reparto: Lluïsa Castell, David Marcé, Pep Cruz, Borja Espinosa, Andrés Herrera, Alícia Pérez, Vicky Luengo, Lurdes Barba, David Bagés y Mariona Ribas
Escenografía: Sebastià Brosa y Elisenda Pérez
Vestuario: Albert Pascual
Iluminación: David Bofarull
Sonido: Damien Bazin y Roc Mateu
Caracterización: Lucho Soriano
Asesoramiento lingüístico: Noëlia Motlló (OLLPP-UdL) y Ramon Sistac (OLLPP-UdL)
Producción: Teatre Nacional de Catalunya

Horarios: de miércoles a viernes a las 20:00 horas; sábados a las 21:30 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: de 19,05 a 38,09 €

Duración de la obra:
Primera parte: 1 hora
Entreacto: 10 minutos
Segunda parte: 1 hora
Entreacto: 20 minutos
Tercera parte: 50 minutos

Crítica teatral: Pàtria, en el Teatre Lliure de Gràcia.

Cuando uno hace una crítica teatral siempre tiende a considerar, aunque a veces la tarea sea harto complicada, la contemporaneidad de la obra que se somete a su examen. De ahí que hasta la performance más exótica o el aquelarre teatral más acrobático sean analizados y explicados en clave de actualidad.

Pues bien, con Pàtria, la obra dirigida por Jordi Casanovas y estrenada el pasado 18 de octubre en el Teatre Lliure de Gràcia, todo esto que les acabo de explicar no es necesario. No es que el propósito de la obra no se deba llevar a la actualidad, sino que, por el contrario, la actualidad que vivimos hoy mismo ha sido trasplantada sobre el escenario del Lliure, lo que convierte en algo fútil el intento del reseñador.

Pàtria nos invita a una reflexión sobre la situación política que vive Cataluña y España en la actualidad. Todo comienza con la noticia de la muerte de la madre de Miquel Raventós, presentador de televisión y moderador del debate político previo a las elecciones autonómicas catalanas. Las últimas palabras de la madre de Miquel lo dejan afligido y bajo de defensas ante las falacias y las mentiras de los representantes políticos, lo que le obliga a expresar claramente su opinión sobre la situación del país ante las pantallas y a hacer pública su proclama: Bona Nit y Llibertat!

Las afirmaciones manifestadas por Raventós en directo asombran a conocidos y familiares y conectan espontáneamente con una sociedad necesitada de argumentos e ideas auténticas que seguir y que la saquen de la grave situación de crisis económica, política y moral en la que vive. La aparición de una ambiciosa asesora de campaña política (Rosa Vila), hará decidirse al periodista a pasar al mundo de la política con un programa y una propuesta rupturista: la independencia de Catalunya.

Casanovas nos presenta, en el segundo capítulo de su trilogía sobre la realidad catalana inaugurada el año pasado con Una història catalana, un juego poliédrico de verdades y mentiras en el que aparecen todos los temas que, seguro, discutimos en familia, entre amigos o en los descansos en la oficina: la mentira engañosa de los políticos; los intereses económicos ocultos tras las siglas de los partidos políticos; la acción oscura y poco ética de los grandes grupos financieros y las corporaciones multinacionales; la utilización por parte de los políticos de proclamas y slogans más o menos fraudulentos para conseguir más votos, el desgastado y mezquino, a veces, papel de la prensa…

Lo que nos propone Casanovas es una reflexión sobre la realidad política, económica y social en la que vivimos inmersos, justo en un momento en el que el debate sobre la complicada relación entre España y Cataluña está más presente y en un panorama en el que parecen consolidadas las propuestas rupturistas, como las imaginadas en Pàtria. En medio de esta vorágine de voluntades y atrevimientos, Casanovas nos viene a confirmar una cosa importante: hasta las verdades políticas están basadas en la mentira.

La trama de Pàtria se fabrica en el escenario a partir de la labor de seis actores que irán mutando de apariencia y de personalidad para narrarnos una historia de ambición y de renovación política. Francesc Orella está magnifico, como de costumbre, en su papel de candidato capaz, por primera vez en la historia, de conseguir el poder en Cataluña como líder de una fuerza política independentista. Su contrincante principal, Alex Casanovas, traza firmemente un personaje antiestético, el de un político capaz de cualquier acto o traición que le permita mantenerse en el poder y mejorar la intención de voto de su partido. Aquí se halla, pues, la base del enfrentamiento teatral de la obra: la pugna entre el intento honesto de hacer política, que, como no podía ser de otra forma, proviene de fuera del mundo de la política y el empeño de las clases gobernantes, corruptas y ambiciosas, de mantenerse en el poder y conservar sus privilegios cueste lo que cueste. ¿Les suena esto de algo?

Este desafío teatral entre Orella y Casanovas, el actor, se acaba de construir gracias a la interpretación del resto del reparto, en el que Marcel Borràs, Lluïsa Castell, Fermí Reixach i Rosa Vila tejen con sus actuaciones una tela de araña interpretativa resistente y flexible, sin la cual la trama de la obra no podría avanzar, y menos de una forma tan convincente.

Pero Casanovas, el director, va más allá de la mera transposición de la actualidad al escenario, y pretende analizar, bajo el formato de una obra de trasfondo político y social, la realidad que subyace tras los símbolos, esos con los que se juega siempre, y que se convierten en sólidos referentes no solo de ideas sino también de acciones. Símbolos como Moragues, Macià o Companys, a los que podríamos sumar El Cid o los Reyes Católicos en España (la Patria a la que hace referencia el título de la obra) y que las más de las veces, por no decir siempre, están construidos artificiosamente sobre verdades a medias, pero que sirven muy bien para movilizar, en base a la emoción y los sentimientos «de tripa», a las personas y a las comunidades en función de intereses invariablemente particulares.

Este es el meollo, a mi parecer, de lo que quiere tratar Casanovas, y para ello construye una trama interesante, actual y con ritmo, en la que la vida repleta de mentiras se enfrenta a la verdad, materializada en el síndrome de Asperger que sufre Marcel Borràs, el hijo de Raventós, que le impide mentir. Un tipo de autismo que se puede considerar como una enfermedad o como una bendición, dependiendo del punto de vista des del que se mire. Y a Casanovas le interesa dejar su opinión en suspenso, para generar un debate ligado al juego político, que no podría sobrevivir sin la mentira y donde el verdadero autista es aquel que dice la verdad.

Casanovas nos propone una reto interesante sobre la realidad más cercana, aquella que inunda nuestro día a día y aquella que habla sobre la veracidad de nuestros referentes históricos y culturales. Por medio nos quiere hacer reflexionar sobre nosotros mismos. ¿Son las mentiras y la perfidia de los políticos un síntoma de una clase corrupta y amoral, o sus defectos son los mismos que sufrimos nosotros? ¿Los políticos están hechos de la misma pasta que la sociedad? Yo por desgracia me decanto por esta última opción, y suelo pensar que los problemas que sufrimos como sociedad, como país, como cultura y si me fuerzan incluso como humanidad, se deben a que, como personas, nos dejamos llevar habitualmente por nuestros intereses más privativos. Un combustible este, que por desgracia ha hecho mover, mueve y moverá durante mucho tiempo, puede incluso que de forma indefinida, el destino del planeta y de las sociedades que en él se desarrollen.

Pàtria” se representa en el Teatre Lliure Gràcia del 18 de octubre al 11 de noviembre de 2012.

Pàtria prolonga su temporada en Barcelona en el teatre Poliorama hasta el 16 de diciembre de 2012.

Dramaturgia y dirección: Jordi Casanovas
Reparto: Marcel Borràs, Àlex Casanovas, Lluïsa Castell, Francesc Orella, Fermí Reixach y Rosa Vila
Escenografía: Jordi Soler Prim
Vestuario: Albert Pascual
Caracterización: Lucho Soriano y Mariona Trias
Iluminación: David Bofarull (a.a.i.)
Sonido: Damien Bazin
Producción: Teatre Lliure y EL CANAL – Centre d’Arts Escèniques Salt/Girona

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 21:00 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: 30,25 €; miércoles, día del espectador 21,30 €; 25,75€ con descuento
Idioma: catalán
Duración de la obra: 2 horas sin pausa

Espectáculo recomendado por el Servei Educatiu del Teatre Lliure

Escrito por Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I, en el Versus Teatre.


La compañía de teatro La Calòrica representa en el Versus Teatre hasta el próximo 22 de mayo la obra Feísima Enfermedad y Muy Triste Muerte de la Reina Isabel I, la recreación tragicómica y grotesca de los últimos días de vida de una reina cuyo gobierno hizo variar el rumbo de la historia de España.

El Versus nos presenta una obra de carácter histórico, es decir, que nos habla de personajes históricos, algunos de ellos muy pero que muy conocidos, como son la reina Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, los reyes Católicos. Y nos los presenta en clave de comedia, obligándonos a presenciar los días previos de la muerte de la reina y la situación de sus dominios, que, en aquella época, se extendían a lo ancho y largo del planeta conocido. Sin embargo, durante la representación no saldremos de la alcoba de la reina, donde todos los personajes de la obra irán pasando, ya sea para reverenciar a la soberana moribunda o para asegurarse de la “feísima enfermedad y muy triste muerte” de la misma, una de las soberanas más poderosas de su tiempo.

La compañía La Calòrica nos ofrece una postal teatral e histórica minimalista donde el sentido del humor y los tópicos históricos están muy presentes. En ella la reina Isabel I en su lecho de muerte sigue gobernando unos reinos que le costaron mucho conseguir: enfrentamientos dinásticos, la rivalidad con su sobrina Juana la Beltraneja, las peripecias históricas que hubo de llevar a cabo para heredar su reino, su boda con Fernando II de Aragón y la unión de los territorios de la Península, a excepción de Portugal. Aunque no será todo esto lo que le importará a la reina. Viendo cerca la muerte solo pensará en quién heredará su legado.

Su elección recae en su hija Juana, conocida por la historia como Juana la Loca (aunque parece que no lo estaba tanto). Juana está casada con un príncipe austríaco educado en el norte de Europa que posee unos principios y una cultura muy diferentes a las existentes en suelo hispano. He aquí el intríngulis de la obra: la oposición entre la “España y la Europa del momento”, la oposición entre el conservadurismo y el tradicionalismo hispano y los nuevos aires en la cultura, en las costumbres y en los pensamientos que se movían por aquellos entonces por Europa, una evolución que en breve provocaría un cisma religioso, político, económico y social en toda Europa con la aparición del protestantismo y los conflictos religiosos que dominaron gran parte de la época moderna.

Pero no se asusten. Que la obra nos habla de ello pero sin exigirnos ningún esfuerzo instructivo previo. Al contrario. Es la propia obra la que nos identificará a los personajes y nos dibujará el espacio y el ambiente que necesitamos conocer. Para ello la actuación de los actores y actrices serán básicos. Bien pronto veremos la relación mantenida entre Isabel y Fernando, basada en el tópico histórico de la poderosa personalidad de la reina y a un mero consorte dibujado como un pequeño gran-rey obsesionado con su «imperio mediterráneo» pero sin carácter ni fuerzas para enfrentarse a sus enemigos europeos, italianos y franceses. La mano de la religión también estará presente en la figura del consejero político y espiritual de los reyes, que se creerá el único personaje con el carisma, la energía y las aptitudes necesarias para marcar el camino a seguir por la historia de la Monarquía Hispánica, a veces, incluso, enfrentándose e intentando someter a los propios reyes. A los tres personajes principales se les suma Juana, la hija de Isabel y de Fernando, educada para ser la esposa del rey, nunca la reina y Felipe el Hermoso, aureolado por la modernidad y un entendimiento del mundo y de su poder muy lejano al nacido en suelo hispano. Solo un personaje plebeyo, la criada, tendrá acceso a la alcoba de la reina, y siempre para ayudar y servir a sus superiores.

La compañía La Calòrica construye un acertado esbozo tragicómico y grotesco de una de las épocas y de uno de los reinados de más significancia para entender la historia de la España actual. Y lo hace con muchas ganas y con mucho empeño. Todo un hallazgo para aquellos que quieran reflexionar y que quieran reír con la historia y con el teatro. Para ello los personajes, aunque con un intercambio confeso de sexos (la reina Isabel interpretada por un actor, el consejero espiritual del reino interpretado por una actriz) nos permiten conocer algo más, aunque a veces de una forma descabellada, el episodio de la enfermedad y muerte de la reina Isabel I. Todo un ejemplo que nos enseña lo interesante que pueden ser el teatro y la historia, y también la suma de ambos. Una obra, en definitiva, que nos hará viajar en el tiempo (escénico, claro está) y ver los nuevos aires y los viejos que se respiraban en la Europa moderna de finales del siglo XV y principios del XVI y los entresijos de la gran política, que a veces orquestan pequeñas personas. Todo, claro está desde el humor y el ingenio más burlesco y caricaturesco.

«Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I» se representa en el Versus Teatre del 18 de marzo al 22 de mayo de 2011.

Dramaturgia: Joan Yago
Dirección: Israel Solà
Intérpretes: Xavi Francés, Aitor Galisteo Rocher, Esther López Martín, Carla Rovira Pitarch, Júlia Truyol y Marc Rius
Escenografía, vestuario e iluminación: Gerard Orobitg, Carmen Padró, Albert Pascual y Marta Soto
Asesoramiento de voz: Matilde Miralles

Horarios: de jueves a sábado a las 21:00 horas y domingo a las 19:00 horas.
El domingo 15 de mayo no hay función.
Precio: 16 €.
Duración de la obra: 65 minutos
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Escrito po: Jorge Pisa Sánchez

Prórroga teatral: Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I, en el Versus Teatre.


El Versus Teatre prorroga hasta el 22 de mayo la obra Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I, una reflexión sobre la sed de poder, el ansia de lo absoluto o el miedo a la muerte ambientada en la España de los Reyes Católicos.
Después de una vida de triunfos que la han llevado a convertirse en la soberana más temida y poderosa de la cristiandad, la reina Isabel I vive sus últimos días sin saber quién la sucederá en el trono y dará continuidad a su gran proyecto. Muchos de sus hijos han muerto, otros sufren el trato injurioso de sus esposos. Tan sólo queda una cabeza sobre la tierra donde se pueda ceñir la corona de Castilla, la cabeza perturbada de la princesa Juana.

Una explosión grotesca sobre el hombre y las pasiones que lleva adentro. Una tragicomedia sobre el poder y la vergüenza, sobre la ridícula brevedad de la vida y la evidencia insoportable de la muerte.

La compañía La Calòrica nace en el año 2009 a partir de un grupo de estudiantes del Institut de Teatre de Barcelona que se reúne para realizar su último trabajo. Su espíritu se basa en un teatro fuertemente ligado a la tradición pero capaz de revolucionar las formas y los códigos escénicos.

En su primer proyecto la compañía ha querido enfangarse en la poética y el humor de las piezas shakesperianas y las tragicomedias del Siglo de Oro para crear un espectáculo nuevo y personal. El estudio y el juego con las formas teatrales pasadas nos ayuda a sumergirnos en temas universales e inagotables de una actualidad terrorífica: la sed de poder, el ansia de absoluto o el miedo a la muerte.

«Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I» se representa en el Versus Teatre del 18 de marzo al 22 de mayo de 2011.

Dramaturgia: Joan Yago
Dirección: Israel Solà
Intérpretes: Xavi Francés, Aitor Galisteo Rocher, Esther López Martín, Carla Rovira Pitarch, Júlia Truyol y Marc Rius
Escenografía, vestuario e iluminación: Gerard Orobitg, Carmen Padró, Albert Pascual y Marta Soto
Asesoramiento de voz: Matilde Miralles

Horarios:de jueves a sábado a las 21:00 horas y domingo a las 19:00 horas.
El domingo 15 de mayo no hay función.
Precio: 16 €.
Duración de la obra: 65 minutos
Idioma: castellano