Archivo de la etiqueta: La Villarroel

“Cap al tard” en La Villarroel: Pasión y absenta frente al espejo

F56rus_023Una copa por el arte de la vida

Anochece en Barcelona. Y un espejo la recorre. Para destacar su parte más íntima. Sin prisas y sin apenas ganas. Porque da mucha pereza. Y es que nuestro guía no siente que se pueda hacer de otro modo. Por lo pronto, ya nos aclara de antemano que nos recibe en un café y, con él, estamos invitados a bostezar.

Se muestra entrañable invitándonos a beber absenta; pícaro al suspirarnos mujeres; irónico si habla de asuntos de estado; trascendente cuando intenta describir qué es el Modernismo; concienzudo a la hora de decidir qué conduce a la vida y también preciso señalando qué mortifica mientras tanto.

En cada paso de su discurso, tras cada nuevo ímpetu por iniciar la siguiente reflexión, un intelectual carismático, un artista que transita del viejo cascarrabias al sátiro bienestante, del vividor demagogo al entregado creador. Todos ellos para ser uno mismo: Santiago Rusiñol, genio, figura y ocurrente confidente.

Irrumpe desde detrás del espejo Ramon Madaula, actor dispuesto a resplandecer proyectando la imagen del genuino pintor y escritor. Llega henchido de un dinamismo contagioso y reparte con generosidad constantes destellos de ternura (“Me gusta acariciar mis tristezas.”) y desafío (“¡El equilibrio es la muerte!” proclama) sin asomo de afán de protagonismo. Sus carcajadas las quisiéramos en la misma mesa en la que nos tomemos una copa; sus alaridos nos llevarían a querer frenarlos por temor a que nos regañara el dueño del local. Y su pasión por la vida “escuchando los ruidos de la soledad” y también por el arte, entendido como búsqueda irrefrenable, la necesitamos en nuestro acontecer diario.

qnTxgnU0OJ86E4y6FkaA
El hombre y su atardecer cotidiano

Siendo honestos del todo, revelemos ahora las otras dos claves de esta pequeña joya que brilla sin artificios en La Villarroel: Erik Satie, compositor y amigo a muy corta distancia, traído aquí para la ocasión por las voladoras manos de Marc Garcia Rami sobre un piano. Aquellas que se deslizan suavemente entre el discurrir vehemente de Rusiñol, la versatilidad manifiesta de Madaula y el deleite agradecido del público; aquel que al sonar completa la atmósfera onírica, íntima y acogedora de la propuesta escénica.

Y un párrafo especial para la quinta pasajera. Breve, que no anda por la labor de figurar: Sílvia Munt, velando muy cerca por que este “atardecer” se funda en nuestra sensibilidad con la hermosura de su sencillez, con la eficacia de su transparencia, con la contundencia de su condición de “tranche de vie” deliciosamente equilibrada por el apunte biográfico en primera persona. Y en lo que a nosotros respecta, con la seguridad de que amanecerá un poco mejor después del espectáculo.

Por Juan Marea

La Villarroel
http://www.lavillarroel.cat/
c
/Villarroel,87 de Barcelona
“CAP AL TARD Proses autobiogràfiques de Santiago Rusiñol”

Del 2 al 27 de julio
Horario: martes, miércoles, jueves y viernes, a las 21 h; sábado a las 18.30 h y a las 21 h
Precios: general, 18 € (posibilidad de descuento)
Dirección: Sílvia Munt
Actor: Ramon Madaula
Músico: Marc Garcia Rami
Dramaturgia: R. Madaula
Escenógrafo y figurinista: Xavier Millán
Ayudante de escenografía: Sebastian Schmidt
Diseño de luces: Pep Gàmiz y Arnau Julian

“Primer amor” en La Villarroel: Beckett y Arquillué descansan juntos

El inquietante Samuel proclama: “Acuéstate, todo parece detenerse; acuéstate y quédate quieto.”

Y Pere, obediente, recibe a su público estirado en un inmaculado catre hecho de sábanas de una frialdad penetrante y soberbia elegancia.

La Villarroel repone “Primer amor”, el relato de un muerto que revivirá para sentenciar que la vida y el amor no tienen sentido fuera del recluimiento personal.

El Samuel del primer párrafo se apellida Beckett y, para quitarle la solemnidad que normalmente le acompaña, diremos que nos azota con una historia espeluznantemente hermosa.

Y ese Pere en posición horizontal se trata ni más menos que de Arquillué, primera espada de la escena catalana, pero para nosotros será enajenado cómplice guiñándonos el ojo hacia un viaje fascinante.

“Yo nunca fui de los que cortan la hierba; al contrario, la cubría de estiércol más bien.” Reconoce sin pudor el desquiciante protagonista. Su lamento se adueña del escenario. No contento con eso, se propaga por el patio de butacas y no se conforma hasta asfixiar al público.

Beckett y Arquillué reflexionan sobre la absurdidad de la vida social convencional y proponen como salida el encierro. Por dentro y por fuera. Un individuo joven se convierte en huérfano y, prácticamente al instante, es desahuciado para morar sin una brizna de entusiasmo hasta dar en un banco público con otra criatura que le abre sus piernas, su casa y su fertilidad (en este orden). Y en su nuevo aislamiento (la convivencia y el matrimonio son ahora el detonante) el impávido personaje casi hallará la paz.

Miquel Górriz y Àlex Ollé, también presentes, ejercen como maestros de ceremonias poniendo a Samuel y a Pere en contacto. Su labor de directores les distingue como creadores exquisitos por el minimalismo de la propuesta: en un espacio neutral por su blancura y despojado de artificios, en el que tramoyista, actor y escenario son uno, porque se retroalimentan continuamente, demuestran una vez más que el teatro es vida hecha de palabra, sugestión e intriga.

Arquillué pone en marcha su solvencia ampliamente contrastada y exhibe, proyecta, modifica y programa de nuevo un registro amplio que recorren el humor surreal, la reflexión concienzuda y el grito de repulsa intransigente. Sus ademanes son calculados y deliberadamente mecánicos: Nos presenta a una criatura terriblemente deshumanizada, un cadáver aún bien articulado.

Beckett, desde debajo del estiércol empuja con tesón la hierba de este “amor iniciático”. Me atrevería a decir que hasta desearía revolcarse con nosotros en este barrizal en que se convierte la sala durante la representación de su maloliente obra.

Por Juan Marea

Image

   Apasionante agonía

La Villarroel
Barcelona, c/Villarroel, 87
del 7 de mayo al 16 de junio
autor: Samuel Beckett
versión: José Sanchis Sinisterra
traducción: Anna Soler
dirección: Miquel Górriz y Àlex Ollé
actor: Pere Arquillué
espacio sonoro: Josep Sanou
asistencia de movimiento: Eva Roig
diseño de luces: Carles Borràs
duración: 65 minutos
horario: martes, miércoles y jueves:20.30 h, viernes: 21 h, sábados: 18.30 y 20.30 h, domingo: 18.30 h
precios: 22€ (descuento a mayores de 65 años, menores de 14 años, Tarjeta Rosa, Tarjeta Discapacitado, Club TR3SC y Carnet Jove)

 

Crítica teatral: El Principi d’Arquimedes, en La Villarroel.

El principi arquimedes_3El pasado 4 de abril La Villarroel estrenó El Principi d’Arquimedes, una propuesta valiente que analiza la espinosa cuestión del «abuso a menores» desde una óptica abierta y poco victimista. Una obra escrita y dirigida por Josep Maria Miró e interpretada por Albert Ausellé, Roser Batalla, Rubén de Eguia y Santi Ricart.

Existen pocos temas que puedan afectar tan de lleno a cualquier persona y/o espectador como lo es el tema del abuso a menores, un asunto sobre el cual cada vez estamos más acostumbrados a ver noticias en los medios de comunicación, y que nos afecta y repugna de pleno porque amenaza a los más indefensos, los niños. Aún así, Josep Maria Miró se aventura a crear y dirigir una pieza generadora de debate, como ya lo fuera Gang Bang hace un par de años, en la que la polémica y la incomprensión (de los demás y de uno mismo) está muy presente.

La trama de El Principi d’Arquimedes es muy sencilla. Jordi, un joven monitor de un club de natación, es una persona a la que no le gusta demasiado cumplir las normas. Hace varios años que se dedica a enseñar a nadar a los niños, con los que mantiene una trato amable y cercano. Hasta que un día un rumor se extiende entre los padres de los alumnos. Jordi ante la negativa de un niño a lanzarse a la piscina sin protecciones, ha optado por abrazarlo y darle un beso.

El principi arquimedes_2El miedo y las sospechas han provocado que unos de los padres se presente en la piscina para pedir explicaciones de lo que ha pasado. ¿Qué tipo de profesional es Jordi? ¿cuáles son sus preferencias sexuales? ¿representa una amenaza para los alumnos?

Como ven la trama es peliaguda y la representación de la obra avanza con poca intención de dejar las cosas claras. Toda la acción transcurre en los vestidores de la piscina, sin duda un espacio de intimidad, que como arte de magia irán cambiando en su distribución escénica para dejarnos claro las diversas ópticas y apariencias de lo que está pasando. Algo que se acentúa con el avance no lineal de la obra, esto es, no veremos una representación de las diversas escenas organizadas siguiendo un orden temporal, sino que seremos testigos de un avance irregular donde los finales y los arranques de cada escena se irán sucediendo, superponiendo y repitiendo en orden discontinuo.

Será la atención del espectador la que irá uniendo temporalmente las diversas escenas para crear su propio montaje, y para formar su opinión sobre el asunto. Una estrategia que obligará al público a estar muy atento a lo que se dice y lo que se hace a lo largo de la representación, ya que la voluntad principal de la obra es generar debate a partir de la situación que se desarrolla sobre el escenario, de los rumores y de las dudas que se irán suscitando a través de los diálogos entre los protagonistas… ¿Tienen los padres de los alumnos motivos para estar preocupados por sus hijos o se han dejado llevar por el miedo y la histeria fomentada por los medios de comunicación? En este debate están bien presentes los nuevos hábitos fomentados por las nuevas tecnologías e internet, ya sean las redes sociales, el comportamiento de los más jóvenes en el ciberespacio y los continuos peligros y amenazas que todo ello puede conllevar.

El principi arquimedes_1Josep Maria Miró crea un texto potencialmente ambiguo. Con situaciones muy bien definidas y diálogos directos nos presenta una realidad cercana y actual en la que destaca la actuación de Rubén de Eguia, que da vida al confundido profesor sobre el que recaen los rumores y recriminaciones y Roser Batalla, que interpreta a la directora de la piscina que, bien bien, no sabe cómo actuar ante una situación de este tipo. Ambos están acompañados por Albert Ausellé, el otro monitor de la piscina compañero de Jordi y Santi Ricart, que interpreta a uno de los temerosos padres.

El Principi d’Arquimedes pone el acento en los miedos y las enfermedades de la sociedad y nos obliga a reflexionar sobre cómo hemos de tratar o proteger a los más pequeños. ¿Cuál es el límite del contacto y la relación entre adultos y menores? ¿Hemos de confiar en los demás? ¿Vivimos en una sociedad que sufre un alto grado de histerismo? ¿Sobreprotegemos a nuestros hijos? Todo ello lo tendrán que decidir ustedes, aunque supongo que todos creemos saber donde reside la bondad y cuando se traspasan los límites. Aunque como nos recuerda el principio de Arquímedes, en una traducción totalmente libre y personal, toda acción comporta una contra-acción de igual calibre… Lo que tendrán que discernir ustedes es quién pone en movimiento los «empujes» en la obra y quién está a merced de ellos, como atropellado por una realidad, que sin duda, siempre es peor/mejor (tachen a conveniencia) de lo que nosotros mismos pensamos.

«El Principi d’Arquimedes» se representa en La Villarroel del 4 de abril al 5 de mayo de 2013.

Autor i Director: Josep Maria Miró i Coromina
Reparto: Roser Batalla, Rubén de Eguia, Albert Ausellé y Santi Ricart
Escenografía: Enric Planas
Iluminación: David Bofarull (aai)
Vestuario: Albert Pascual
Sonido: Damien Bazin

Horario: martes, miércoles y jueves a las 20:30; viernes a las 21:00 horas; sábados a las 18:00 y a las 20:30 horas y domingos a las 18:00 horas
Precio: 22 €

Idioma: catalán
Duración: 75 minutos

Escrito por Jorge Pisa

Crítica teatral: Poder Absoluto, en La Villarroel.

El teatro, como arte vivo, necesita nutrirse de actualidad, de lo que pasa a su alrededor, con el objetivo de que los dramas morales y existenciales que se desatan sobre el escenario tengan relación con las realidades y con los problemas que sufren a diario aquellos que pagan las entradas para asistir a alguna de sus representaciones. Un requisito este que si no se atiende puede acomodar al teatro en un podio de preciosismo cultural alejado de aquellos que lo crean y aquellos que lo consumen.

Algo que Peña Carulla tuvo muy en cuenta a la hora de escribir su primera obra teatral de la que él mismo es el director. Poder Absoluto es un thriller político que nos habla de eso, del poder, de la corrupción y del engaño que cualquier dosis de poder comporta y de lo que alguien que ansía el poder está dispuesto a hacer para conseguirlo.

Todo comienza en el salón de la residencia de Arnold Eastman (Emilio Gutiérrez Caba) al que ha sido invitado Gerhard Bauer (Eduard Farelo), una joven promesa del partido de derechas al que pertenecen ambos. Eastman es un prestigioso y experimentado político que se puede convertir en el próximo presidente del gobierno. Sin embargo un oscuro episodio de su pasado puede dar al traste con sus pretensiones políticas. Eastman necesita un favor que solo Bauer le puede prestar. Pero ¿todo vale en política? ¿El fin justifica los medios? ¿Está limpio el entramado político de un país como el nuestro?

Peña Carulla ha decidido tocar un tema candente (volcánico, diría yo!!) y actual en su estreno como autor teatral, basándose en un caso que sacudió la vida política austríaca a mediados de los años 80 centrado en el pasado colaboracionista nazi de Kurt Waldheim, uno de los candidatos, por entonces, a la presidencia del país. Y es que en un momento como el que vivimos, el teatro no puede rehuir verse invadido por la política, de la misma forma en que la política se ve invadida por el teatro. No hemos de olvidar que a días de las elecciones al Parlament de Catalunya el diario El Mundo ha «puesto en circulación» de forma «políticamente incorrecta» informaciones que acusan, entre otros, al que seguramente será el próximo Presidente del la Generalitat Catalana, de poseer cuentas corrientes secretas en el extranjero infladas con dinero proveniente del cobro de comisiones «políticas«, y que veremos si los cuerpos policiales y los tribunales españoles llegarán a aclarar algún día (permítanme que dude al respecto!!). Esta gresca en la que se mezcla la indecencia política y los libidinosos intereses económicos hacen que el estreno de Poder Absoluto no pueda ser más necesario ni imperioso.

La obra de Peña Carulla, sin embargo, resulta algo artificiosa en su puesta en escena, tanto por lo que nos quiere explicar como por como nos lo explica. Les cuento. En Poder Absoluto no existe una reflexión o crítica al estamento político, sino una acusación, o mejor dicho una confesión. El autor se permite invadir el ámbito privado de un político (ficticio, aunque de derechas y algo corrupto) para que él mismo nos explique los sucios tejemanejes del poder, que, casualmente, claro está, concuerdan con las acusaciones que desde muchos sectores sociales se les imputa a los políticos y que van desde la corrupción, el engaño, el enriquecimiento indebido, la traición democrática, la supeditación frente a los mercados financieros… Todo un discurso, en resumen, muy del agrado de aquellos que lo pueden ir a escuchar.

A esta exposición acusadora Peña Carulla le suma también el artificio en el juego de cazador-presa que se crea entre Gutiérrez Caba y Farelo. Eastman apremia poco sutilmente a Bauer para que este limpie sus miserias políticas y existenciales si quiere seguir vivo en política, algo que afecta anímica y espiritualmente, como era de esperar, al joven político. Aunque la situación dará un giro inesperado y de nuevo «artificioso» que guiará la representación hacia su fin, en el que Peña Carulla hace avanzar la acción sin habérnoslo mostrado todo, para conseguir al final un efecto sorpresa que nos pueda convencer de lo acertado de su propuesta.

Es por ello que Poder Absoluto se descafeína un poco y siguiendo la estela de los políticos a los que acusa, falsea un registro escénico que por otra parte suma activos interesantes. Los primeros, son, y no podía ser de otra forma, las actuaciones de Gutiérrez Caba y Farelo: el primero como un político curtido consciente de la realidad del poder y que necesita una «ayudita» para conseguir su principal objetivo, ser el nuevo presidente del país. Una interpretación que nos muestra la maestría de un gran actor que hace las delicias del público. Por su parte Farelo construye su personaje en base a la dualidad que les comentaba, más creíble en la primera parte de la obra que en la segunda. Aunque este bache se debe más a la artificiosidad del texto que a la profesionalidad del actor, que nos tiene acostumbrados a un nivel de actuación muy alto.

La acción de la obra se desarrolla íntegramente en el salón de la vivienda de Eastman, por lo que la escenografía realiza un trabajo de alta graduación, mostrándonos, además, el jardín exterior que cultiva su propietario, el cual tendrá un significado a nivel simbólico en el conjunto de la trama.

Como les decía Poder Absoluto es un thriller político que permite al púbico invadir ese espacio de la política «entre bastidores» donde seguramente se fraguan todas las verdades y las falsedades de la política que nos afectan a todos de una forma u otra. Y nos remite a una actualidad donde las presiones de los mercados y la mezquindad de muchos políticos (y quien dice políticos dice financieros, banqueros, arribistas y ciudadanos varios) desbaratan la existencia de las sociedades a las que dicen representar.

Pero la propuesta escénica de Peña Carulla cojea al intentar aleccionarnos en vez de hacernos reflexionar. Aún así, por el tema que analiza y lo actual del mismo Poder Absoluto es una propuesta interesante, siempre y cuando seamos conscientes del trucaje que contiene, y nos permite gozar de un combate dialectico e interpretativo que por sí solo ya vale la pena, y más si recordamos que Gutiérrez Caba no actuaba en Barcelona desde hacía 7 años.

Y ya saben, vean la obra atentamente, claro está, y analicen qué es lo que les dice y cómo se lo dice y si no están de acuerdo con esta humilde reseña den su opinión. La pluralidad y la divergencia siempre son bien recibidas…

«Poder Absoluto» se representa en La Villarroel del 9 de noviembre al 16 de diciembre de 2012.

«Poder Absoluto» se representa en el Teatro Bellas Artes de Madrid del 17 de abril al 16 de junio de 2013.
Más información: Horarios y precios.
http://www.teatrobellasartes.es/es/ex/852

Dramaturgia y dirección: Roger Peña i Carulla
Reparto: Emilio Gutiérrez Caba y Eduard Farelo
Escenografía: Carles Pujol
Iluminación: Raúl Martínez
Vestuario: Eulàlia Miralles
Regidoría: Eulàlia Miralles
Producción: La Villarroel, Pentación y Entresol de Produccions

Horarios: de martes a viernes a las 21:00 horas; sábados a las 18:30 y a las 21:00 horas y domingos a las 18:30 horas.
Precio: de martes a jueves 24 € y de viernes a domingo 27 €
Duración de la obra: 1 hora y 15 minutos (sin entreacto)
Idioma: castellano

Escrito por Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: Perversiones sexuales en Chicago, en La Villarroel.

La Villarroel estrenó el pasado 9 de octubre uno de los primeros textos teatrales escritos por David MametPerversiones sexuales en Chicago, una vivisección de la pareja en un mundo de compromisos y relaciones liquidas. Una adaptación de Roberto Santiago, dirigida por Juan Pedro Campoy e interpretada por cuatro jóvenes valores: Cristina Alcázar, Úrsula Corberó, Javier Pereira y Fernando Gil.

Deborah (Úrsula Corberó) y Danny (Javier Pereira) se conocen una noche al coincidir en un local en compañía de sus amigos, Joan (Cristina Alcázar) y Bernard (Fernando Gil). Entre ellos dos se produce, desde el primer momento, un arrebato de pasión y deseo sexual de alta graduación, lo que les lleva a iniciar una relación de pareja. Pero no todo será plácido en su idilio. Sus mejores amigos (Joan, de ella y Bernard, de él) no les pondrán las cosas fáciles, mostrándose ambos reacios al desarrollo de la relación.

Deborah y Danny decidirán irse a vivir juntos, embriagados por el romanticismo que envuelve sus sentimientos. Sin embargo la vida en pareja hará aflorar los primeros problemas originados por el deficiente ensamblaje de los caracteres y la carencia de compromiso entre ellos. Un atolladero sentimental que hará que la relación se transforme en una suma de reproches y falta de entendimiento y en una plasmación de su aún no superada etapa emotiva adolescente.

Mamet, como es propio del autor norteamericano, nos sitúa de pleno, ya desde el inicio de la representación, en un contexto realista, aunque minimalista, que dominará el transcurso de la obra, en el que realiza un estudio, cómico a veces, melodramático por momentos, de las relaciones de pareja en una actualidad liquida y consumista. Un objetivo que pretende alcanzar con una historia interpretada por cuatro personajes, una pareja y sus dos mejores amigos (de cada uno de ellos, no entre ellos) y que se desarrolla con un ritmo ultraligero.

Ante nuestros ojos veremos desarrollarse la relación a una velocidad supersónica, desde el encuentro en un bar de copas entre Deborah y Danny, su intento fatuo de vida en pareja y el propio desgaste que esta provoca sobre la pasión nacida entre ellos. Todo esto a partir de una sucesión de escenas, ya sean monólogos, interpretaciones a dos caras o escenas en las que los cuatro interpretes están en el escenario (las menos), que desfilan a un ritmo vertiginoso, que provoca casi el encabalgamiento de una sobre la otra, fiel representación de la rapidez con la que se mueve el mundo de hoy en día.

En estas escenas, y con un encuadre natural y cotidiano, Mamet reflexiona sobre el comportamiento y las preocupaciones que afectan a los hombres y las mujeres en estos tiempos postmodernos y reduccionistas en los que nos ha tocado vivir: las dudas del individuo ante el otro; la falta de referentes y valores de los jóvenes; la obsesión por el sexo; el miedo al compromiso… Un auténtico avispero de emociones y des-ilusiones que forma parte del día a día de la mayoría de nosotros.

En este marasmo de intenciones se mueven los cuatro intérpretes de Perversiones sexuales en Chicago, intentado hacer suyos los desvelos de una obra escrita en 1974 en un ambiente de cuño estadounidense, con la voluntad, de la mano de la adaptación de Roberto Santiago y la dirección de Juan Pedro Campoy, de traspasarlos a un escenario barcelonés en la segunda década del siglo XXI. Unos jóvenes actores y actrices que tienen experiencia teatral, pero que provienen principalmente del cine y, sobre todo, de la televisión. Y se nota.

Cristina Alcázar, Úrsula Corberó, Javier Pereira y Fernando Gil se deshacen de sus complejos, y de su timidez, para enfrentarse al texto de Mamet. Si bien el resultado es desigual. Si la pareja principal, la formada por Úrsula Corberó (que realiza su primera incursión en los escenarios) y Javier Pereira muestran algunas carencias a la hora de interpretar sus respectivos papeles, el do de pecho lo llevan a cabo los que podríamos considerar los actores secundarios, Cristina Alcázar y Fernando Gil. Este último invierte en su actuación su desarrollada vis cómica, para dar vida a un soltero empedernido, despectivo y que valora en muy poco a las mujeres, sobre todo a Deborah y su amiga Joan. Dignos de resaltar por su comicidad son sus monólogos y la visión machista que tiene de las mujeres y de la vida, al más puro estilo Club de la Comedia; Por otro lado Cristina Alcázar acierta muchísimo en su interpretación de mujer atractiva, realista y con carácter. Seguramente la mejor interpretación del cuarteto.

A este descompensado mosaico teatral se suma el hándicap de que los años no han pasado en balde desde el estreno original de la obra, y lo que ésta nos muestra ya no sorprende tanto como sorprendía a mediados de los años 70 del siglo pasado (y miren que me cuesta hablar del siglo XX como el siglo pasado!!), ya sea en su formato o en su contenido, que ha quedado superado por el simple pasar de los años.

Perversiones sexuales en Chicago adolece, pues, de indefinición actoral y de envejecimiento prematuro, aunque hoy en día casi todo es prematuro… Algo que se soluciona, en parte, con el ritmo desenfrenado de la representación, por lo acertado de la temática, vigente, aunque de otras formas en la actualidad, y por los «sin tapujos» y la falta de recato a la hora de hablar y reflexionar sobre el sexo y la relación de pareja, o lo que podría ser lo mismo, la lucha de sexos, que, reconozcámoslo, no ha desparecido nunca, más bien ha modificado sus ingredientes, para filtrarse de forma sibilina y «políticamente correcta» en las conversaciones de los almuerzos en la oficina, o en los secretos y voluntades inherentes en los grupos de amigos.

Perversiones sexuales en Chicago se queda a medias en el recorrido que pretende transitar, aunque nos muestra la concepción del autor de la obra de que el mal forma una parte «inseparable del corazón humano». No soy yo el que vaya a contradecir una verdad como esa, aunque no sé si la obra, que estará en cartelera en La Villarroel hasta el próximo 4 de noviembre, es la mejor forma para demostrarlo. Juzguen ustedes mismos.

«Perversiones sexuales en Chicago» se representa en La Villarroel del 9 de octubre al 4 de noviembre de 2012.

Autor: David Mamet
Versión: Roberto Santiago
Dirección: Juan Pedro Campoy
Intérpretes: Fernando Gil, Úrsula Corberó Javier Pereira y Cristina Alcázar
Música: Tea Baggers
Escenografía: La Ruta
Producción: La Ruta Teatro en coproducción con el TCM

Horarios: de martes a jueves a las 21:00 horas; viernes a las 21:30 horas; sábados a las 18:30 y a las 21:00 horas y domingos a las 18:30 horas.
Precio: 24,4 €
Idioma: castellano

Escrito por Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: Res no tornarà a ser com abans, a La Villarroel

Una cita de John Cassavetes expressa perfectament quina és la pretensió del darrer muntatge de La Villarroel: “La meva ment té un objectiu, només m’interessa això: l’amor i la falta d’amor”. Amor i desamor, doncs, autèntics motors de la vida, són els ingredients principals de Res no tornarà a ser com abans, l’obra que es va estrenar el passat 17 de gener amb una magnífica acollida que fa pensar en aquest com un nou èxit per a la sala de l’Eixample.

Carol López presenta aquí dos matrimonis que s’acosten perillosament a la frontera dels 40 anys. Tots dos pateixen una crisi de parella: Dolo i Andrés en són plenament conscients, mentre que Olalla i Andrew neguen l’evidència i continuen fingint que formen un matrimoni modèlic i sense fissures, al mateix temps que busquen consol en braços d’altres. Els quatre visiten un terapeuta –sessions enregistrades que ens mostrarà un monitor– per a salvar els seus matrimonis del naufragi però, possiblement, la reacció arriba massa tard per a alguns.

Fidel al seu estil marcadament cinematogràfic –aquí la intenció és fer una mena de documental per a mostrar la intimitat dels personatges–, López signa una comèdia urbana amb pòsit agredolç sobre el desengany generacional i la crisi de parella, una història que en tot moment destil·la autenticitat, on les confidències entre amics i els conflictes matrimonials són els protagonistes, i en què els homes pateixen una preocupant síndrome de Peter Pan sense adonar-se (sobretot Andrew, incapaç de triar ell mateix el seu camí) que créixer significa prendre les pròpies decisions.

El principal secret de Res no tornarà a ser com abans està en el seu text brillant, basat en un argument tan original com ho pot ser la vida mateixa i trufat de rèpliques enginyoses, uns diàlegs que la directora va polir en consens amb els intèrprets, en un treball en equip marca de la casa. El resultat és una comèdia intel·ligent sense gags estridents ni artificis innecessaris que s’expressa amb la naturalitat del carrer, en el bilingüisme (en aquest cas al català i castellà també s’hi incorpora l’anglès d’Andrew) que ja és habitual en els muntatges de Carol López.

La tria dels protagonistes és l’altre gran encert de l’obra, tots ells amb unes excel·lents actuacions. Els quatre actors mantenen els seus noms reals, probablement perquè cadascun d’ells aporta una mica del seu propi jo als personatges, i això fa que la història encara desprengui una major sinceritat. Així, Olalla Moreno i Andrew Tarbet donen vida a un matrimoni burgés que no és conscient de la crisi que els afecta, ella més preocupada del què diran que del que fa ell, tot un immadur egoista, mentre que Dolo Beltrán –el seu retorn als escenaris teatrals és una molt bona notícia, sis anys després– i Andrés Herrera –aquest amb una extraordinària actuació que es guanya el favor del públic amb la seva comicitat: aquí és un home senzill que té cura dels petits detalls per mantenir viva la flama de l’amor– formen una parella de barri amb molts dubtes però amb la certesa que encara s’estimen.

Aquest és un muntatge de factura impecable (amb una cuidada escenografia que divideix l’escenari en quatre àmbits, i una banda sonora deliciosa amb constants referències jazzístiques) signat per una directora que està en molt bona forma creativa i amb uns actors fantàstics, una història reveladora que ens descobrirà una evidència: ens fem grans sense poder-ho evitar, així que des del mateix instant en què acceptem aquesta premissa i deixem de perpetuar la nostra joventut, res no tornarà a ser com abans.

Res no tornarà a ser com abans es representarà a La Villarroel del 14 de gener al 11 de març de 2012.

Intèrprets: Dolo Beltrán, Andrés Herrera, Olalla Moreno i Andrew Tarbet
Amb la col·laboració de: Paul Berrondo
Dramatúrgia i direcció: Carol López
Escenografia: cube.bz.
Vestuari: Myriam Ibáñez
Il·luminació: Jaume Ventura
Espai sonor: Damien Bazin
Maquillatge: Toni Santos
Perruqueria: Pelukim
Vídeo: Focus Audiovisuals

Horaris: dimarts, dimecres i dijous, a les 21:00 hores; divendres a les 21:30 hores; dissabte a les 18:30 hores i a les 21:00 hores; diumenge a les 18:30 hores
Preu: de dimarts a dijous, 22 €; de divendres a diumenge, 26 €
Idioma: català
Durada: una hora i quinze minuts

____________________
Escrit per: Robert Martínez Colomé

Crítica teatral: L’any que ve serà millor, en La Villarroel.

El teatro, a lo largo de su historia, se ha ido constituyendo en un espejo que no tan solo refleja la forma de pensar del autor que da forma a una obra, sino también la época en la que viven aquéllos que la representan, ya sean el director, los actores o las actrices. De ahí que el teatro haya ido casi siempre de la mano del momento en el que los textos teatrales se han ido creando y representando. Esta actualización se consigue o bien “tuneando” (si me permiten la expresión) una obra ya escrita y representada en una época anterior o, como en el caso de L’any que ve serà millor, creando una idea y un texto nuevos forjados de las mismas entrañas de la actualidad y por lo tanto idéntica y propia a ésta. No sorprende, pues, que el espectáculo estrenado en La Villarroel el pasado 1 de octubre derrame actualidad desbordando el recipiente teatral que lo contiene.

L’any que ve serà millor está escrita por cuatro mujeres, Marta Buchaca, Carol López, Mercè Sarrias y Victòria Szpunberg; está dirigida por una mujer, Mercè Vila Godoy y está interpretada por cuatro actrices: Neus Bernaus, Alba Florejachs, Mireia Pàmies y Vanessa Segura. Con lo indicado en este párrafo podremos intuir que la obra tiene un primordial carácter femenino, que queda de manifiesto desde el primer minuto de la representación…

La obra no posee una trama continua, sino que nos muestra toda una serie de escenas más o menos cortas cuyo único vínculo entre ellas son los personajes y las actrices que las interpretan. Estas escenas nos revelan las coordenadas sociales, económicas y emocionales del mundo en el que vivimos, al menos aquellas experimentadas por sus jóvenes personajes, esto es, la fragilidad económica, la interinidad emocional, la precariedad laboral, o las imposiciones de la moda y del consumismo de una generación “perdida” que aunque llega a su edad madura con las mejores condiciones educativas y formativas de la historia, se ve reducida a una realidad privativa ya sea en sus aspectos laborales, económicos, emocionales o estructurales.

L’any que ve serà millor es un reflejo de la actualidad que vemos día a día a través de la televisión. Es, también, una reflexión desenfadada y en clave de comedia sobre la sociedad occidental actual, y más concretamente de la catalana, que pretende hacernos pensar acerca del modelo de sociedad que compartimos y que, ahora más que nunca, sufrimos todos.

Como ya he indicado anteriormente la obra se organiza en sketches que fluyen uno detrás de otro, delimitados tan solo por el entrar, el salir y el actuar de las actrices protagonistas, mostrándonos así, con su propia estructuración, el egoísmo, el aislamiento y la desesperación de las personas en una época que, aunque desarrolla multitud de herramientas de comunicación e información, a veces hasta la extenuación más desmotivadora y frustrante, no fomenta la transmisión de lo más privado y personal que uno lleva dentro.

Vale la pena indicar que este estilo narrativo, la estructuración en escenas o sketches de la representación, se está imponiendo cada vez más a la hora de dar forma a un espectáculo teatral. En este sentido solo hace falta que recordemos Días estupendos y Coses que deiem avui, dos ejemplos de la propia Villarroel; Delicades representada en el teatro Poliorama y la reciente Llum de Guardia estrenada en el teatro Romea. Una forma teatral, como les decía antes, cada vez más común.

Las cuatro artífices de la obra (Buchaca, López, Sarrias y Szpunberg) demuestran una aguda capacidad de observación y de reflexión sobre los tiempos en los que vivimos y cómo estos se psicosomatizan en las vidas de las mujeres sobre las que escriben. Una suma de aciertos que hacen de la obra un producto variado y englobador. Creo que todas (y todos), al menos aquellos que tengamos una edad entre los 25 y los 45 años, nos veremos reflejados en alguno de los gags que nos muestra la obra, y esto es una prueba de su «puntería» teatral.

En el apartado de la interpretación volvemos, como en el caso de las obras citadas anteriormente, a una actuación coral en la que, solas o acompañadas, las actrices irán apareciendo en el escenario al ritmo de las escenas que interpretan. Unas actuaciones, las suyas, cargadas con un potente sentido del humor que propiciará las carcajadas en el patio de butacas. Neus Bernaus, Alba Florejachs, Mireia Pàmies y Vanessa Segura les harán reír, y les harán reír mucho, interpretando un variado registro de caracteres que abarcan a tipos muy diferentes de mujeres y de situaciones, aunque todas ellas marcadas por el individualismo feroz, la precariedad y el fomento de la competitividad a la que nos obligan cada vez más los tiempos en los que vivimos. Aún así, cabe destacar, la interpretación de Alba Florejachs que se apropia de gran parte de las risas y de los plausos del público. Toda una joya a tener en cuenta como actriz de comedia.

Espero, pues, haberles convencido con lo que les he escrito y si no es así aquí va mi último intento: si quieren disfrutar de una buena sesión de teatro (de comedia) a la vez que reflexionar sobre el mundo en el que nos ha tocado vivir, sobre todo si son jóvenes entre 25 y 45 años de edad (aunque la obra está abierta a todos los públicos), no sé que hacen desperdiciando el tiempo leyendo esta reseña en vez de adquirir entradas para ir a ver L’any que ve serà millor. Y si no ya me dirán…

L’any que ve serà millor” se representa en La Villarroel del 30 de septiembre al 27 de noviembre de 2011.

Autoras: Marta Buchaca, Carol López, Mercè Sarrias y Victòria Szpunberg
Dirección: Mercè Vila Godoy
Reparto: Neus Bernaus, Alba Florejachs, Mireia Pàmies y Vanessa Segura
Escenografía: Álex Aviñoa y Laura García
Vestuario: Laura García
Iluminación: Álex Aviñoa
Espacio Sonoro: Lucas Ariel Vallejos
Producción: La Villarroel

Horarios: de a jueves a las 21:00 horas; viernes a las 21:30 horas; sábados a las 17:30 y a las 20:00 horas y domingos a las 17:30 horas.
Precio: de 22 a 26 €
Idioma: catalán y castellano
Duración de la obra: 90 minutos.
—————————————————-

Escrito por: Jorge Pisa Sánchez