“Primer amor” en La Villarroel: Beckett y Arquillué descansan juntos

El inquietante Samuel proclama: “Acuéstate, todo parece detenerse; acuéstate y quédate quieto.”

Y Pere, obediente, recibe a su público estirado en un inmaculado catre hecho de sábanas de una frialdad penetrante y soberbia elegancia.

La Villarroel repone “Primer amor”, el relato de un muerto que revivirá para sentenciar que la vida y el amor no tienen sentido fuera del recluimiento personal.

El Samuel del primer párrafo se apellida Beckett y, para quitarle la solemnidad que normalmente le acompaña, diremos que nos azota con una historia espeluznantemente hermosa.

Y ese Pere en posición horizontal se trata ni más menos que de Arquillué, primera espada de la escena catalana, pero para nosotros será enajenado cómplice guiñándonos el ojo hacia un viaje fascinante.

“Yo nunca fui de los que cortan la hierba; al contrario, la cubría de estiércol más bien.” Reconoce sin pudor el desquiciante protagonista. Su lamento se adueña del escenario. No contento con eso, se propaga por el patio de butacas y no se conforma hasta asfixiar al público.

Beckett y Arquillué reflexionan sobre la absurdidad de la vida social convencional y proponen como salida el encierro. Por dentro y por fuera. Un individuo joven se convierte en huérfano y, prácticamente al instante, es desahuciado para morar sin una brizna de entusiasmo hasta dar en un banco público con otra criatura que le abre sus piernas, su casa y su fertilidad (en este orden). Y en su nuevo aislamiento (la convivencia y el matrimonio son ahora el detonante) el impávido personaje casi hallará la paz.

Miquel Górriz y Àlex Ollé, también presentes, ejercen como maestros de ceremonias poniendo a Samuel y a Pere en contacto. Su labor de directores les distingue como creadores exquisitos por el minimalismo de la propuesta: en un espacio neutral por su blancura y despojado de artificios, en el que tramoyista, actor y escenario son uno, porque se retroalimentan continuamente, demuestran una vez más que el teatro es vida hecha de palabra, sugestión e intriga.

Arquillué pone en marcha su solvencia ampliamente contrastada y exhibe, proyecta, modifica y programa de nuevo un registro amplio que recorren el humor surreal, la reflexión concienzuda y el grito de repulsa intransigente. Sus ademanes son calculados y deliberadamente mecánicos: Nos presenta a una criatura terriblemente deshumanizada, un cadáver aún bien articulado.

Beckett, desde debajo del estiércol empuja con tesón la hierba de este “amor iniciático”. Me atrevería a decir que hasta desearía revolcarse con nosotros en este barrizal en que se convierte la sala durante la representación de su maloliente obra.

Por Juan Marea

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   Apasionante agonía

La Villarroel
Barcelona, c/Villarroel, 87
del 7 de mayo al 16 de junio
autor: Samuel Beckett
versión: José Sanchis Sinisterra
traducción: Anna Soler
dirección: Miquel Górriz y Àlex Ollé
actor: Pere Arquillué
espacio sonoro: Josep Sanou
asistencia de movimiento: Eva Roig
diseño de luces: Carles Borràs
duración: 65 minutos
horario: martes, miércoles y jueves:20.30 h, viernes: 21 h, sábados: 18.30 y 20.30 h, domingo: 18.30 h
precios: 22€ (descuento a mayores de 65 años, menores de 14 años, Tarjeta Rosa, Tarjeta Discapacitado, Club TR3SC y Carnet Jove)

 

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