La Sala Beckett estrena en el marco del Festival Grec 2025El Monstre, de Josep Maria Miró, una historia interpretada por Àurea Márquez, Joan Negrié y Albert Prat sobre la necesidad de tener miedo. ¿Por qué necesitamos construir monstruos? ¿De qué nos protegemos? Estas son algunas de las preguntas que formula la obraa través de un ambicioso juego formal e interpretativo.
Una madrugada, Santi y Berta, incapaces de conciliar el sueño, se desvelan y mantienen una conversación. Algo les inquieta. Tiene que ver con lo que son hoy y con el pequeño pueblo en el que viven. También con la reaparición en sus vidas de alguien a quien en el pueblo bautizaron como “el Monstre” después de su desaparición hace casi veinte años y de uno de los capítulos más oscuros y turbios ocurridos en este sitio.
El Monstre es un texto para tres intérpretes que transita por la oscuridad individual y colectiva de una comunidad, en una apuesta radical y esencial por el lenguaje como vertebrador de la teatralidad. La obra ha obtenido el XXXII Premio Jardiel Poncela de textos teatrales y el XVIII Premi Quim Masó de proyectos teatrales en lengua catalana.
“El monstre” se representa en la Sala Beckett del 3 al 27 de julio de 2025.
Autoría y dirección: Josep Maria Miró Reparto: Àurea Márquez, Joan Negrié y Albert Prat Escenografía y vestuario: Albert Pascual Iluminación: Toni Ubach Composición musical: Yair Karelic Producción: Sala Trono
Horarios: de martes a sábado a las 19:30 horas y domingos a las 18:00 horas Duración: 1h y 35min Idioma: catalán Precio: de 11 € a 22 €
El thriller es un género poco habitual sobre los escenarios, dedicados muy especialmente a la comedia y la tragedia y a las múltiples mezcolanzas entre ellas. Por ello, Malamort de Daniela Feixas en la Sala Beckett nos ofrece una propuesta diferente a las habituales, en la que la intriga, las creencias y la pérdida están muy presentes.
«Judit, una agente rural destinada recientemente a un pueblo de alta montaña, recibe la extraña llamada de un vecino, Ton. El hombre ha perdido el gato de su hija, Laura. El animal fue un regalo del hermanastro de la chica, Alex, por su último cumpleaños y el hombre, extrañamente afectado por el hecho, pide al agente que le ayude a encontrarlo. Ella se implicará en la búsqueda del animal perdido. Poco a poco irá descubriendo la carga de superstición y los hechos inconfesables que se esconden bajo la aparente cotidianidad de los habitantes de un pueblo al que resulta mucho más sencillo entrar que conseguir escapar».
Malamort sigue sobre el escenario la estela de los relatos criminales que están ahora tan de moda y en los que se analiza minuciosamente el desarrollo de crímenes populares o sin resolución. Daniela Feixas da de esta forma a su propuesta un enfoque actual para explicarnos la vida y los misterios en un pueblo de montaña, en el que ha desaparecido un gato propiedad de la hija de uno de los vecinos. La investigación, llevada a cabo por la agente rural recientemente asignada a la localidad, mostrará la crudeza de la vida y de las relaciones familiares fuera de la gran ciudad.
Malamort nos sumerge en una atmósfera oscura y a veces irrespirable en la que no todo es lo que aparenta. Una pequeña localidad aislada en donde las creencias oscuras y la tradición tienen un peso muerto y, al mismo tiempo, un lugar al que acudir para buscar sosiego tras los golpes recibidos en la vida. Ambas situaciones se dan en la obra, todo ello entretejido con el miedo a lo desconocido y la muerte.
Feixas ha creado un texto oscuro que avanza a golpes y en el que al espectador le costará progresar en la intriga, hecho este que potencia el suspense de la representación. El relato se estructura a partir de la relación entre los cuatro únicos personajes de la obra, dos adultos, Marta Marco, la afectada agente rural que investigará las extrañas desapariciones acaecidas en la montaña y Josep Julien, que encarna al padre preocupado, en demasía, por la seguridad de la familia. Entre los actores más noveles, Abril Julien, que interpreta al personaje más rebelde de la obra y Marc Soler Rull, que da vida a su atribulado hermanastro.
Malamort es una obra más que para pensar, para sentir las emociones que guían las vidas de los protagonistas, e intentar comprender las motivaciones de cada uno de ellos, todo envuelto en una atmósfera de creencias oscuras y comportamientos opresivos que marcarán el trágico desarrollo de la trama. Un ejercicio de comprensión escénica que estará en la Sala Beckett hasta el próximo domingo 28 de julio.
«Malamort» se representa en la sala beckett del 26 de junio al 28 de julio de 2024.
Autora: Daniela Feixas Reparto: Abril Julien, Josep Julien, Marta Marco, Marc Soler Rull Escenografía: Anna Tantull Iluminación: Sylvia Kuchinow Vestuario: Bàrbara Glaenzel Sonido: Judit Farrés Coreografía y movimiento: Nuria Legarda Producción: Sala Beckett y el Grec 2024 Festival de Barcelona
Horario: de martes a sábado a las 20:00 horas y domingoa las 18:30 horas Precio: de 11 € a 22 € Duración: 1 hora y 20 minutos Idioma: español NOTA CULTURALIA: 7 —— Jorge Pisa
El paso del tiempo es seguramente una de las cuestiones que más abruman al ser humano. Las consecuencias de las decisiones que tomamos en la vida y el gradual abandono de la juventud nos afectan, de una forma u otra, a todos. Casa Calores, estrenada el pasado 10 de abril en la Sala Beckett, nos plantea una reflexión sobre ello, con una propuesta escrita y dirigida por Pere Riera e interpretada, entre otros, por Rosa Renom y Jordi Boixaderas.
“Los veranos son estaciones preciadas. Dicen que la juventud es la más preciada de las etapas vitales. Y cuando eres joven, una de las mejores cosas que te pueden pasar, es vivir los veranos cerca del mar. Si, encima, has nacido en un pueblo con barcas y espigón, es posible que todos los veranos de tu juventud estén amarados de un recuerdo cálido y salobre. En Casa Calores pasan los años, las macetas se marchitan y la ropa deja de mecerse en los tendederos. Los mayores que sobreviven, se hacen viejos; y los jóvenes que no ven la hora de crecer de una vez, intentan poner freno al inexorable paso del tiempo. Un tiempo que los enfrenta al más preciado de los peligros: el pasado”
La Beckett nos presenta una reflexión sobre la vida que seguro nos tocará la fibra emocional. Quien no recuerda los veranos de su juventud, asociados a los disfrutes del periodo estival y, sobre todo, a las amistades que, en aquellos momentos, parecían imperecederas. Riera, pues, juega con las emociones escénicas para tejer un texto sobre la memoria que, seguro, nos permitirá realizar un viaje por nuestros más preciados recuerdos de la infancia y la juventud.
La trama de la obra nos sitúa en una localidad cerca del mar en verano. En ella se condesa la vida de sus habitantes como las gotas de sudor cuando hace mucho calor. La existencia se reduce a un ciclo diario de actividades pocas veces interrumpido. Riera nos muestra el día a día de un grupo de jóvenes amigos, Emma Arquillué, Júlia Bonjoch, Arnau Comas y Eudald Font que han alcanzado aquel momento de la vida en el que se está abandonando la infancia y se aproxima a la época adulta. Muchos son los cambios que se producen, poco a poco, en los cuerpos y en las personas, y también son muchas las decisiones que se han de tomar y que marcarán, sin duda la vida adulta.
En Casa Calores la presencia de los adultos, en este caso Jordi Boixaderas y Rosa Renom, también es importante. Las elecciones tomadas a lo largo de la vida, acertadas o no, también han marcado su presente, y nos dejan claro que el drama del paso del tiempo y las elecciones vitales marcan la existencia de todos, los personajes de la obra y, también, del público asistente.
Riera ha creado una pequeña joya teatral que nos hará recordar, nos hará pensar y nos hará disfrutar en partes iguales a todos. Como escenario una azotea en la que trascurre, a través de diversas escenas, la vida de todos los personajes y que nos permiten ser conscientes del paso del tiempo. Los primeros amores, las primeras decisiones sobre el futuro, la importancia de la familia, las primeras decepciones…
Algunas escenas protagonizadas por los personajes más jóvenes que se concatenan con otras interpretadas por los personajes más adultos vinculados a la Casa Calores, una terraza condenada a desparecer con el tiempo, como el tiempo hace desaparecer la infancia y la juventud y nos enfrenta a las vidas que, en gran medida, escogemos vivir.
La propuesta de Riera y la Beckett no defrauda, no nos quiere convencer con finales felices o con finales redondos, tan solo intenta mostrar, poéticamente diría yo, la vida, y nos intenta conmover a través de la memoria, a través del recuerdo de lo que fuimos cuando aún no éramos lo que somos ahora.
Solo por eso, pero por mucho más, vale la pena ver Casa Calores, por contemplar el escenario-azotea donde se desarrolla la acción, por asistir a un ejemplo más del drama vital humano y para disfrutar de una historia que, seguro, nos toca a todos y nos recuerda que el pasado y la juventud no es nada más ni nada menos que una burbuja repleta de posibilidades y de sueños, que de una forma u otra, han marcado nuestra existencia. El pasado, siempre el pasado.
«Casa Calores»se representa en la Sala Beckett del 10 de abril al 19 de mayo de 2024
Autoría y dirección: Pere Riera Reparto: Emma Arquillué, Jordi Boixaderas, Júlia Bonjoch, Arnau Comas, Eudald Font y Rosa Renom Voz en off: Pablo Derqui Escenografía: Sebastià Brosa Iluminación: Guillem Gelabert Sonido: Jordi Bonet Vestuario: Marian Coromina Caracterización: Clàudia Abbad Producción: Sala Beckett
Horario: De miércoles a sábado, 20 h y Domingo, 18:30 h Duración:1 hora y 40 minutos Espacio: Sala de baix Precio: de 11 € a 22 € Idioma: catalán NOTA CULTURALIA: 9,5 ——
Bueno, vamos avanzando en esa Nueva Normalidad que, evidentemente, también afecta a las artes escénicas. Si la semana pasada os hablamos de The Scarlet Letter programado en el Lliure en el marco del Festival Grec, hoy lo hacemos de ‘La morta’ de Pompeu Crehuet en la Sala Beckett, espacio que retomó el pasado 1 de julio las representaciones de esta obra estrenada en marzo y suspendida poco después debido a la crisis provocada por el COVID-19.
«Marc Crehuet, dramaturgo en plena crisis creativa después del éxito de su obra El rei borni, recibe la visita del espectro de su bisabuelo, Pompeu Crehuet, que también era dramaturgo. Pompeu le pide que dirija su obra más exitosa para que la gente lo reconozca, por fin, como un autor canónico de las letras catalanas. Marc intenta esquivar la propuesta, pero la determinación de su bisabuelo es muy fuerte y se verá obligado a luchar para levantar una obra de principios del siglo pasado que parece no interesar a nadie, bajo la supervisión constante del fantasma de su bisabuelo».
La Beckett nos ofrece una tragicomedia que trata sobre el teatro y de aquellos que se dedican al teatro, en este caso un dramaturgo en horas bajas, que no consigue retomar el camino del éxito, hecho este que le vincula con la carrera de su bisabuelo, que no superó nunca el éxito de su primera obra de teatro.
La obra se organiza, pues, en diferentes tiempos en los que se nos relata el día a día del dramaturgo Marc Crehuet y su crisis profesional y familiar. Por otra parte la representación incluye la puesta en escena de diversas escenas de La morta de Pompeu Crehuet, personaje no ficticio, que conste, lo que nos permite contemplar una obra de teatro catalán de principios del siglo XX.
El resultado de todo ello es una obra algo confusa en el relato que no acaba de exprimir toda su potencialidad, que la tiene. Y si no piensen: dramaturgo en crisis, fantasma de un antepasado desorientado y con ganas de revancha y un juego constante entre dramaturgia y metadramaturgia. El espectáculo se basa en una buena idea que enlaza con la historia familiar de los Crehuet, aunque no acaba de explotar la comicidad de las situaciones y de las actuaciones. En lo que respecta a las interpretaciones, tenemos a tres «bombas» cómicas, Xavier Bertran, Francesc Ferrer y Betsy Túrnez que no acaban de coger el tono humorístico que reclama la obra. Algo entendible debido al parón que ha sufrido la obra y las situaciones que todos hemos vivido, pero que le roba intensidad cómica a la representación.
Por otra parte destacamos la escenografía digital de la obra, un campo este que ofrece unas posibilidades espectaculares, tal y como podemos contemplar en la representación de la obra. Todo un acierto en la puesta de escena que permite a la obra jugar con el tiempo de representación y con los personajes y meter al espectador en la trama de una forma inesperada.
‘La morta’ de Pompeu Crehuet es una propuesta que aunque no alcanza el ritmo y la intensidad necesaria, se convierte en una opción fresca y en una comedia, algo trágica por momentos, que nos alegrará los calurosos días de julio. Una cierta recuperación de la normalidad que vale la pena.
Y recuerden, llegada y salida escalonada, gel hidroalcohólico y mascarilla en el interior de la sala. Algo que no debemos olvidar…
Autoría y dirección: Marc Crehuet
Reparto: Anna Bertran, Xavier Bertran, Francesc Ferrer y Betsy Túrnez
Con la colaboración especial de: Laura Fernández y Eric Crehuet
Escenografía: Sebastià Brosa
Iluminación: David Bofarull (aai)
Caracterización: Mercè Sánchez
Audiovisuales: Francesc Isern
Producción: Sala Beckett
Horarios: de miércoles a sábado a las 20:30 horas y domingos a las 18:30 horas. Precio: 15€ Duración: 1 hora y 30 minutos Idioma: catalán y castellano
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El verano es una buenba estación para la meditación, algo que nos propone la Sala Beckett con Amor mundi, una reflexión sobre la educación y la violencia en la sociedad actual.
«Aurelia, una maestra a punto de jubilarse y con una enfermedad que la está dejando ciega, ha sido expulsada de la escuela donde trabaja por culpa de la reacción violenta que ha tenido con una alumna. Ahora, sola en su casa, con la única compañía de su sobrina y de una monitora joven del colegio, se hace preguntas sobre su carrera y sobre sus propios principios éticos y pedagógicos».
La Beckett nos plantea con Amor Mundi un debate actual del que muchas veces somos conscientes a través de los medios de comunicación. Y este no es otro que la realidad de la educación de los más jóvenes y la violencia en las aulas, con una presentación escénica sencilla acompañada de un intenso vigor interpretativo.
La obra trata sobre una agresión en un centro educativo y de cómo las personas y la sociedad gestiona este tipo de situaciones. Szpunberg, autora de montajes como Esthetic Paradise (Grec 2004), Boys don’t cry (Grec 2012), L’onzena plaga (2015) o Balena blava (2018) ya nos tiene acostumbrados a un teatro en el que plantea debates aferrados a temas políticos y sociales de actualidad. En este caso escribe y dirige la obra en la que tres mujeres nos darán su opinión sobre un caso de mobbing y violencia escolar.
Marta Angelat da vida a la profesora que ha protagonizado este suceso, una profesional de la educación que ha optado por tomarse la justicia por su mano en un caso continuado de acoso. Su personaje es sobre el que da vueltas la obra, dejándonos clara la obra desde su inicio que su capacidad de ver y de entender la realidad está debilitándose. A Argelat la acompañan Aina Calpe interpretando a su sobrina, preocupada por la situación y con problemas propios y la joven Blanca Garcia-Lladó que interpreta a una monitora del colegio presente el día de la agresión, con una visión muy diferente del asunto.
Y el debate está servido: ¿Cómo combatir la violencia y el acoso en el colegio? ¿Cuál es el papel del profesorado y de la familia? ¿Se puede combatir la violencia con violencia? ¿Cuál es la función de la Escuela? ¿Hacía donde avanza la sociedad proteccionista en la que vivimos? Como ven un debate actual y que todos podemos conocer de forma más o menos directa.
Como decía, la propuesta escénica es sencilla, un espacio de oscuridad que tanto puede ser un aula del colegio como el interior de una vivienda. La representación se acompaña también de diversos audiovisuales que profundizan en la vertiente filosófica del asunto y en su aspecto más infantil. Unos audiovisuales, por cierto, que se integran de forma algo heterodoxa en la representación.
Amor mundi nos permite pensar y repensar nuestra sociedad y nuestro entorno, no solo acerca de las diferencias generacionales a la hora de comprender e interiorizar la realidad, sino también la problemática de la violencia en las escuelas, y en qué forma se gestionan unos hechos que en parte nos afectan a todos.
«Amor mundi» se representa en la Sala Beckett del 26 de junio al 28 de julio de 2019.
Autoría y dirección: Victoria Szpunberg
Reparto: Marta Angelat, Aina Calpe y Blanca Garcia-Lladó
Escenografía: Max Glaenzel
Iluminación: Paula Miranda
Vestuario: Sílvia Delagneau
Espacio sonoro: Lucas Ariel Vallejos
Producción: Grec 2019 Festival de Barcelona y la Sala Beckett
Horarios: de martes a sábado a las 20:30 horas y domingo a las 18:30 horas Precio: de 10€ a 20€ Duración: 1 hora y 30 minutos Idioma: catalán NOTA CULTURALIA: 7,5
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El Festival Grec de Barcelona nos permite disfrutar en la Sala Beckett de un nuevo espectáculo de T de Teatre, Cançó per tornar a casa, en el que la compañía ha sido dirigida por Denise Despeyroux, responsable también de la escritura del texto.
Cançó per tornar a casa mezcla dos realidades argumentales, la historia de Renata, Rita y Greta, tres antiguas amigas y ex-actrices en plena crisis existencial que se reúnen de nuevo en el lugar donde disfrutaron de su primer y único éxito vital. Ninguna de ellas ha conseguido construir una vida satisfactoria desde entonces. La casualidad quiere que el dramaturgo con el que debutaron hace 26 años se haya refugiado cerca de ellas, y un nexo en común hará que su realidad se vincule a la de un hipnólogo huido de la justicia y su ayudante.
La nueva propuesta de T de Teatre tiene un efecto ambivalente en el espectador. Si por un lado uno siempre agradece una obra «T de Teatre», con todos los elementos que ello comporta y que incluyen la tragicomedia fresca y a veces alocada tan propia de la compañía, al mismo tiempo la dramaturgia de Despeyroux nos hace recorrer un camino algo fantasioso y estrambótico en un texto escrito especialmente para la ocasión.
Si bien la dirección de Despeyroux se ha integrado muy bien al adn de la compañía, constituyendo un paso adelante más en su ya larga trayectoria, el argumento peca de excentricidad. Algunas de las situaciones que acontecen sobre el escenario no son demasiado creíbles, hecho este que potencia la comicidad de algunas de las situaciones. En este apartado el formato T de Teatre funciona bien, estableciéndose un flujo actoral intenso, como es acostumbrado, entre Mamen Duch, Marta Pérez y Àgata Roca. Pero es cuando se integran las dos historias y se suman al relato Carme Pla y Jordi Rico cuando la propuesta se hace más extraña.
Y es aquí donde se advierte más el peso de Despeyroux, al llevar la trama hacia el ámbito de los vínculos entre las personas y los acontecimientos, y donde se impone más la tragedia del binomio tragicómico tan propio de T de Teatre y el toque sobrenatural.
En esta ocasión la compañía ha escogido una sala más pequeña, la Beckett, para la representación de la obra, lo que permite al espectador observar más de cerca, un acierto, la evolución de los acontecimientos. La compañía ha apostado también por una escenografía algo más minimalista en la que destaquen más las interpretaciones que los ambientes. Y como decía antes, el apartado de las interpretaciones es el correcto, si bien algo iterativo en ocasiones, aunque en definitiva el flow de la compañía y una clave de su éxito.
Cançó per tornar a casa es una obra sin excesivas pretensiones que nos hace reflexionar sobre lo vacío, a veces, de la existencia y de como todo lo que pasa está conectado, o puede estarlo, de una forma u otra. Una oportunidad de desconectar un poco de los calores del verano, que lo son y mucho, y de meditar sobre el teatro, la vida y las ¿casualidades?.
Autoría y dirección: Denise Despeyroux
Traducción: Sergi Belbel
Reparto: Mamen Duch, Marta Pérez, Carme Pla, Jordi Rico y Àgata Roca
Escenografía: Alejandro Andújar
Vestuario: Mamen Duch
Iluminación: Rubèn Taltavull
Sonido: Roger Ábalos
Producción: T de Teatre
Horario: de martes a sábado a las 21:00 horas y domingos a las 18:00 horas Precio: de 11€ a 22€ Duración: 1 hora y 30 minutos Idioma: catalàn NOTA CULTURALIA: 6,5
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Después de su estreno en el pasado Festival Grec de Barcelona, Un tret al cap iniciaba sus representaciones regulares en la Sala Beckett el pasado 13 de septiembre, una obra con texto y dirección de Pau Miró e interpretada por tres generaciones de actrices: Imma Colomer, Emma Vilarasau y Mar Ulldemolins y que nos propone una reflexión sobre el periodismo, el impacto de la enfermedad y la forma en el que las personas encaramos nuestras vidas.
«Tres mujeres forman un triangulo encabezado por una periodista demasiado incómoda para el diario en el que trabajaba y que la acaba de despedir. La acompañan en escena su hermana, que sólo quiere disfrutar de los últimos años de su vida en plenitud, y una víctima que exige que su caso salga a la luz pública. Las tres han ido a parar a un callejón sin salida del cual sólo podrán salir diciendo aquellas cosas que son tan difíciles de decir…».
La nueva propuesta de La Beckett nos presenta una historia imbricada en el presente y en la que la fuerza del texto y la calidad de las interpretaciones se imponen desde el inicio de la representación. Lo que en un primer momento parece una simple obra de análisis profesional, esto es, el papel del periodismo, el de la vieja escuela, en el mundo digital y de sueldos precarios del siglo XXI, va avanzado y enriqueciéndose a medida que transcurren los minutos para convertirse en una reflexión sobre cómo y a qué cosas dedicamos nuestras vidas.
Una evolución de contenido esta que queda patente en el papel nuclear de la obra, el de Emma Vilarasau, que se ve obligada a mudar en sus convicciones y en sus puntos de vista al conocer el agravamiento de la salud de su hermana mayor, Imma Colomer, justo en el momento en que su carrera profesional se ve abocada al abismo.
Pau Miró ha concebido un texto actual, emotivo e impactante que habla al espectador de tú a tú, y nos lo ubica en el salón de una vivienda «que huele a cerrado, a viejo», y que podría ser cualquiera de nuestros hogares, en el que el normal transcurso de lo cotidiano muta y acelera debido al propio fluir de la existencia. El acierto en la trama está acompañado, asimismo, por una dirección sabia en la que Miró sabe sacar lo mejor de las tres actrices, cada una en su registro, hecho que le permite seguir adelante en una carrera con aciertos recientes como Els jugadors (2012) o la Terra Baixa de Lluís Homar (2014). Posiblemente el único aspecto que no acaba de funcionar del todo es la voluntad de cierre en positivo de la trama, que roba a la historia algo de credibilidad.
En la interpretación, como ya he dicho, la obra destaca por el equilibrio de las tres actrices, a las que Miró orienta el foco en algún momento de la obra. Colomer da en el clavo con una actuación frágil a la vez que optimista de la vida, a la que se opone el toque frío y profesional de una Vilarasau que afina en su interpretación. Al dúo familiar opuesto se suma la caracterización consistente de Ulldemolins, la joven que llega en busca de ayuda periodística y que esconde algún que otro secreto.
Así, pues, la Sala Beckett ha dado inicio a la temporada de una forma enérgica, colocando el listón alto para el resto de la temporada. Queda, pues, por confirmar si podrá mantener el empeño.
«Un tret al cap» se representa del 13 de septiembre al 1 de octubre en la Sala Beckett
Autor y director: Pau Miró Reparto: Emma Vilarasau, Imma Colomer y Mar Ulldemolins / Vicky Luengo (del 27 de septiembre al 1 de octubre) Escenografía: Sebastià Brosa Iluminación: David Bofarull (A.A.I) Vestuario: Berta Riera Caracterización: Toni Santos Espacio sonoro: Marta Folch Producción: Sala Beckett/Obrador Internacional de Dramaturgia y el Grec 2017 Festival de Barcelona
Horario: de miércoles a sábado a las 20:30 horas y domingos a las 18:30 horas
Precio: 20€
Idioma: catalán Duración: 1 hora 30 minutos
Les paraules com a medecina contra la soledat. Sense prescripció mèdica i amb efectes secundaris: l’isolament aclaparant. Els tres individus que aquí les prenen no saben viure. Però el seu alè vital els arrossega cap a un desig de sentir amb altre. Com arbres, les arrels els impedeixen moure’s. I també com arbres, poden estirar les seves branques.
La Virgueria planta un bosc a la Sala Beckett i ens hi convida a vagarejar. De primer, quedem encisats per l’atmosfera que s´hi respira: L’espai escènic de Margherita Mantovani és un tros d’ecosistema que projecta un ambient a mig camí entre la malenconia dels arbres que l’habiten i l’onirisme del lloc on voldrien créixer. Al centre, un banc transparent que empresona i capgira les ganes de fer bona ombra. I la música de Cesc X. Mor contribueix a assegurar-hi el seu hàlit de misteri poètic. No sabrem si somiem el neguit d’un trio d’amants incapaços d’estimar-se o si bé es tracta d’una intriga sobre voyeurs a punt de tocar-se.
Les paraules de Marc Artigau i Queralt formen frases capaces de localitzar punts de trobada d’una història hitchcokiana (que uneix amb decisió “Rear window” i “Vertigo”) sobre la fascinació i el fetitxisme. I esdevenen paràgrafs consistents els que defineixen els dos personatges més passius: l’obsessiu Llorenç, encegat pels raigs lunars, que crema de passió l’expectant Alba. Les escenes que els relacionen creen una relació creïble i suggeridora entre ambdós. El text també apunta punts de partida prometedors (la tercera en discòrdia i el seu accident terrorífic) que no arriben a créixer bé per l’artificiositat en què cau l’autor i l’entossudiment de voler lligar caps (els vertaders vincles de tots tres) on haurien d’haver volat sense por seguint la seva ambigüitat.
El director Aleix Fauró aconsegueix polir una mica els defectes de la dramatúrgia amb els moments coreogràfics de la seva posada en escena: La presentació del personatge de la Lluna és hipnòtica per la seva màgia i bellesa. Els moviments compassats d’ella mateixa i de l’Alba con si fossin una mostren una sensibilitat rellevant. El diàleg que, ensems, fusiona dos fent alternar a tots tres actors és d’un ritme excepcional. A més, Aleix aconsegueix una escena de gran delicadesa: la d’amor entre el Llorenç i l’Alba, per la tendresa compartida de les mans d’ell i la mirada d’ella que gairebé obliden qui és el vertader objecte del desig. Malgrat tot això, Fauró s’enfonsa intentant guiar els actors en termes generals: Cap dels tres no fa clorofil·la per culpa de la seva escorça rígida.
Una obra de teatro siempre tiene algo que decir al público. Una vez que se alza el telón, metafóricamente hablando, porque ya casi nunca se levantan, se inicia una conexión entre la obra y el espectador que perdura, de una forma u otra y normalmente con altibajos, hasta el final de la representación. Si además, Harold Pinter está en el meollo, está conexión se transforma es un estado en el que la obra fluye atrapando al espectador en una tela de araña escénica que se apodera de él hasta el final de la función. Algo que podemos apreciar en Vells Temps, obra programada en la Sala Beckett en el marco del Festival Grec 2014, dirigida por Sergi Belbel e interpretada por Carles Martínez, Míriam Alamany y Sílvia Bel.
El matrimonio formado por Kate (Míriam Alamany) y Deeley (Carles Martínez) recibe la visita de Anna (Sílvia Bel), una amiga de juventud de la primera. El reencuentro de las dos mujeres les permitirá rememorar los viejos tiempos, cuando ambas trabajaban como secretarías; compartían piso en Londres y llevaban una vida de trabajo y ocio recorriendo las plateas de los mejores teatros de la ciudad. A medida que ambas mujeres evocan el pasado Deeley comienza a sentir celos de una relación antigua pero intensa que, al parecer, se entrelaza también con sus propios recuerdos.
La Sala Beckett se anima a programar Vells temps, un Pinter que tiene que ver mucho con la memoria, el teatro y el cine (musical) y con una tempestiva relación amorosa a tres bandas. La estructura de la obra sigue el modelo pinteriano de la llegada de un extraño a un espacio y/o realidad a la que no pertenece, como pudimos ver este año en obras como L’encarregat o Terra de Ningú. Una vez que este elemento externo hace acto de presencia la realidad queda, de alguna forma, afectada, un efecto del que seremos consciente a través de la conversación que mantienen los tres protagonistas y que girará en torno al pasado, lo que moverá a un duelo dialectico entre Deeley y Anna por demostrar quién tiene más ascendencia personal sobre Kate y nos hará evidente la naturaleza efímera y sutil de la memoria y de los recuerdos.
La obra se construye, además, en un espacio y un tiempo escénico que se confunde a lo largo de la representación. Al espectador le costará distinguir si lo que pasa sobre el escenario se está produciendo en el presente o se produjo en el pasado, algo que se complica aún más al referirse los tres protagonistas a los mismos hechos con recuerdos diferentes y algo distorsionados. Lo que va dando forma a un limbo escénico en el que la realidad y los recuerdos se atropellan unos a otros, obligando al espectador a intervenir y darles forma.
Por encima de este fluir de situaciones y recuerdos la obra nos habla de las relaciones y más concretamente de las relaciones de pareja, tanto aquella formada por Kate y Deeley como la que mantuvieron, supuestamente, Kate y Anne cuando eran jóvenes. Asimismo, el teatro también estará muy presente en la representación, ya que los personajes femeninos recordarán a lo largo de la obra su asistencia a los espectáculos de teatro y danza del antiguo Londres y los protagonistas se lanzarán a canturrear en un momento de la obra algunos éxitos del teatro musical.
La propuesta cocinada por la Sala Beckett está diseñada para darle a la obra la naturaleza fantasmagórica que un Pinter requiere. El escenario está constituido por una extensa plataforma elevada que se apodera de uno de los extremos largos de la sala, ocupada tan solo por una serie de ventanas, dos sofás-cama y una butaca, ubicados sobre el escenario de forma triangular, una representación física del triángulo amoroso existente (o que existió) entre los tres personajes. Estos están interpretados por Carles Martínez (Deeley), Míriam Alamany (Kate) y Sílvia Bel (Anna). El primero oprime a su personaje para darle una solidez a veces exquisita; la segunda interpreta un personaje que a veces parece que no esté sobre la escena, un hecho del que se nos habla en la propia obra y la tercera encarna a una mujer elegante y atractiva que parece que quiere recuperar algo de su pasado.
Sergi Belbel lleva a cabo una destacada dirección de actores que provee a sus interpretaciones de esa neblina adecuada para una obra-situación de Pinter, y da forma a una representación donde el presente y el pasado se mezclan irremisiblemente y en la que, como afirma uno de los personajes «hay cosas que recuerdas aunque puede ser que no hayan pasado nunca«. Algo que tendrán que descubrir cada uno de ustedes, hilvanando todo lo que se dice y todo lo que se hace sobre el escenario de la Sala Beckett. Un auténtico reto teatral.
«Vells temps» se representa en la Sala Beckett del 2 al 27 de julio de 2014.
Autor: Harold Pinter
Dirección: Sergi Belbel
Traducción: Joan Sellent
Interpretación: Carles Martínez, Míriam Alamany y Sílvia Bel
Escenografía: Max Glaenzel
Vestuario: Mercè Paloma
Iluminación: Kiko Planas
Espacio sonoro: Jordi Bonet
Caracterización: Toni Santos Producción: Grec 2014 Festival de Barcelona y la Sala Beckett / Obrador Internacional de Dramatúrgia
Horarios: de martes a sábado a las 21:30 horas y domingos a las 18:30 horas. Duración: 75 minutos Idioma: catalán Precio: 20 €
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L’escena musical catalana segueix incorporant noms nous a les seves files, i un dels darrers grups en sumar-s’hi són els lleidatans Renaldo & Clara, que acaben de publicar Fruits del teu bosc, el seu primer disc, tot i que no podríem parlar d’uns debutants inexperts: el seu nom ja fa temps que sona gràcies als seus anteriors EPs i als concerts que han ofert en diversos festivals d’anomenada, com ara el BAM o el Faraday. Ara, però, confien que la seva proposta tingui una bona rebuda per part del públic al mateix temps que es preparen per a defensar el seu primer LP en directe, que presentaran el proper dimarts 11 de març a la Sala Beckett de Barcelona dins el cicle “Els dimarts em sentiràs”.
El segell evident de Renaldo & Clara –nom que van prendre de la pel·lícula dirigida i protagonitzada per Bob Dylan l’any 1978– és la veu dolça de Clara Vinyals, autora també de les lletres de les cançons del grup, que en els seus inicis actuava en format trio –amb Víctor Ayuso i Hugo Alarcón– i que les incorporacions de Jordi Reixach “Mante” i Eric Herrera han convertit en quintet. I és amb aquesta formació definitiva quan els ha arribat l’estabilitat i han consolidat el seu estil, un so melancòlic inspirat en el folk britànic dels anys 70 i el Donosti Sound, amb qui Vinyals admet compartir la manera d’entendre el pop.
Els components del grup Renaldo & Clara
El grup va viatjar fins a Sant Sebastià per a enregistrar Fruits del teu bosc, on van trobar un estudi que els permetés tocar els cinc junts i, així, oferir una sonoritat més propera al directe; allà, amb Víctor Ayuso exercint de productor, van donar forma a les cançons que inclou l’àlbum, nou temes de melodies senzilles amb què Renaldo & Clara aconsegueix crear una atmosfera carregada de melancolia, l’embolcall ideal per a vestir unes lletres que parlen d’aquelles contradiccions emocionals que formen part de cadascun de nosaltres. Els dies s’allarguen, Veueta, Migradors o Gira-sols, escollit com a primer senzill, confirmen que les expectatives creades per la crítica sobre ells no eren de cap manera exagerades, i de ben segur que ho demostraran en la gira de presentació del disc: el 16 de març al Cafè Metropol (Tarragona); el 29 de març al Cafè del Teatre (Lleida); i el 4 d’abril a La Impremta (Girona).
Títol: Fruits del teu bosc
Autor: Renaldo & Clara
Edició: Bankrobber
Data de publicació: Març 2014
Preu: 15,00 €
Més informació: https://facebook.com/Renaldo-Clara