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Crítica teatro: Casa Calores, en la Sala Beckett

El paso del tiempo es seguramente una de las cuestiones que más abruman al ser humano. Las consecuencias de las decisiones que tomamos en la vida y el gradual abandono de la juventud nos afectan, de una forma u otra, a todos. Casa Calores, estrenada el pasado 10 de abril en la Sala Beckett, nos plantea una reflexión sobre ello, con una propuesta escrita y dirigida por Pere Riera e interpretada, entre otros, por Rosa Renom y Jordi Boixaderas.

“Los veranos son estaciones preciadas. Dicen que la juventud es la más preciada de las etapas vitales. Y cuando eres joven, una de las mejores cosas que te pueden pasar, es vivir los veranos cerca del mar. Si, encima, has nacido en un pueblo con barcas y espigón, es posible que todos los veranos de tu juventud estén amarados de un recuerdo cálido y salobre. En Casa Calores pasan los años, las macetas se marchitan y la ropa deja de mecerse en los tendederos. Los mayores que sobreviven, se hacen viejos; y los jóvenes que no ven la hora de crecer de una vez, intentan poner freno al inexorable paso del tiempo. Un tiempo que los enfrenta al más preciado de los peligros: el pasado”

La Beckett nos presenta una reflexión sobre la vida que seguro nos tocará la fibra emocional. Quien no recuerda los veranos de su juventud, asociados a los disfrutes del periodo estival y, sobre todo, a las amistades que, en aquellos momentos, parecían imperecederas. Riera, pues, juega con las emociones escénicas para tejer un texto sobre la memoria que, seguro, nos permitirá realizar un viaje por nuestros más preciados recuerdos de la infancia y la juventud.

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La trama de la obra nos sitúa en una localidad cerca del mar en verano. En ella se condesa la vida de sus habitantes como las gotas de sudor cuando hace mucho calor. La existencia se reduce a un ciclo diario de actividades pocas veces interrumpido. Riera nos muestra el día a día de un grupo de jóvenes amigos, Emma Arquillué, Júlia Bonjoch, Arnau Comas y Eudald Font que han alcanzado aquel momento de la vida en el que se está abandonando la infancia y se aproxima a la época adulta. Muchos son los cambios que se producen, poco a poco, en los cuerpos y en las personas, y también son muchas las decisiones que se han de tomar y que marcarán, sin duda la vida adulta.

En Casa Calores la presencia de los adultos, en este caso Jordi Boixaderas y Rosa Renom, también es importante. Las elecciones tomadas a lo largo de la vida, acertadas o no, también han marcado su presente, y nos dejan claro que el drama del paso del tiempo y las elecciones vitales marcan la existencia de todos, los personajes de la obra y, también, del público asistente.

Riera ha creado una pequeña joya teatral que nos hará recordar, nos hará pensar y nos hará disfrutar en partes iguales a todos. Como escenario una azotea en la que trascurre, a través de diversas escenas, la vida de todos los personajes y que nos permiten ser conscientes del paso del tiempo. Los primeros amores, las primeras decisiones sobre el futuro, la importancia de la familia, las primeras decepciones…

Algunas escenas protagonizadas por los personajes más jóvenes que se concatenan con otras interpretadas por los personajes más adultos vinculados a la Casa Calores, una terraza condenada a desparecer con el tiempo, como el tiempo hace desaparecer la infancia y la juventud y nos enfrenta a las vidas que, en gran medida, escogemos vivir.

La propuesta de Riera y la Beckett no defrauda, no nos quiere convencer con finales felices o con finales redondos, tan solo intenta mostrar, poéticamente diría yo, la vida, y nos intenta conmover a través de la memoria, a través del recuerdo de lo que fuimos cuando aún no éramos lo que somos ahora.

Solo por eso, pero por mucho más, vale la pena ver Casa Calores, por contemplar el escenario-azotea donde se desarrolla la acción, por asistir a un ejemplo más del drama vital humano y para disfrutar de una historia que, seguro, nos toca a todos y nos recuerda que el pasado y la juventud no es nada más ni nada menos que una burbuja repleta de posibilidades y de sueños, que de una forma u otra, han marcado nuestra existencia. El pasado, siempre el pasado.

«Casa Calores» se representa en la Sala Beckett del 10 de abril al 19 de mayo de 2024

Autoría y dirección: Pere Riera
Reparto: Emma Arquillué, Jordi Boixaderas, Júlia Bonjoch, Arnau Comas, Eudald Font y Rosa Renom
Voz en off: Pablo Derqui
Escenografía: Sebastià Brosa
Iluminación: Guillem Gelabert
Sonido: Jordi Bonet
Vestuario: Marian Coromina
Caracterización: Clàudia Abbad
Producción: Sala Beckett

Horario: De miércoles a sábado, 20 h y Domingo, 18:30 h
Duración:1 hora y 40 minutos
Espacio: Sala de baix
Precio: de 11 € a 22 €
Idioma: catalán
NOTA CULTURALIA: 9,5
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Jorge Pisa

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