El mes de agosto es uno de los más adecuados para la lectura de descanso, relajación y evasión. Por eso vale la pena preparar bien los libros que uno inicia en este mes. Yo habitualmente me decanto por la novela histórica y, sobre todo, por la ciencia-ficción, que son, para los que seguís habitualmente este blog, dos géneros muy estimados en Culturalia.
Siempre hay en casa lecturas que están esperando su momento, ya sea para triunfar o para fracasar en el intento. Para este mes de agosto escogí dos títulos clásicos, por no decir antiguos: Espacio prohibido, de Paul Bera y La percepción perdida, de Daniel F. Galouye.
El primero de ellos pertenece a la colección Anticipación de la editorial Libroexpres. Esta serie de bolsilibros publicada entre 1979 y 1980, es considerada híbrida por José Carlos Canalda por contener obras de autores extranjeros y españoles, algo que no pasaba en las colecciones más “serias” que pretendían llevar al lector lo mejor del género de ciencia-ficción, principalmente a obras de autores norteamericanos.
Esta colección era una «filial» de la francesa Fleuve Noir, ya que se nutría de traducciones españolas de sus obras. La colección tenían un formato de 170 x 100 mm, intermedio entre los clásicos bolsilibros y los libros de bolsillo, y alcanzó los 31 números, siendo todos sus autores franceses excepto en el último de sus números escrito por Pedro Guirao.
Espacio Prohibido, de Paul Bera.

¿Qué extraña civilización se había adueñado del III planeta de Altair? ¿Qué cruel dictadura domina brutalmente a los humanos que la habitan? ¿Qué ocurre con la nave Plutón, que ha logrado huir de dicho planeta y se adentró hacia el Espacio Prohibido? ¿Qué es el Espacio Prohibido y qué se oculta en sus inconmensurables distancias?
Una cruel tiranía se adueña de Altair.
El cerebro que vigila el universo amenazado de extinción.
¿Qué espeluznante vida existe en las inmensidades del espacio prohibido?
Espacio prohibido es una novela típica de lo que podríamos considerar un bolsilibro sin formato bolsilibro. Pertenece a la serie Robi le robot de Paul Bera, autor francés que utilizó diferentes pseudónimos y especializado en novelas de aventuras, detectives y ciencia ficción. Dos de las aventuras del robot Robi se publicaron en esta colección, Espacio Prohibido y Los enigmas luminosos (1978).
No os esperéis más que una aventura espacial sin demasiada profundización. Unos personajes de los que poco conoceremos entre los que destaca el robot Robi, protagonista principal de la serie; una tiranía en el planeta Altair III de la que casi nada sabremos; un espacio prohibido del que nunca conoceremos su naturaleza y un cerebro espacial que lo sabe todo pero del que el lector desconocerá también casi todo. En este contexto se desarrolla la aventura de Robi, Stan, Guerix y Nora que intentarán liberar al planeta Altair III de la dictadura.
Una lectura que solo interesará y/o agradará a los fans de los bolsilibros y a aquellos a los que no les apetece profundizar demasiado en la lectura y que disfrutan de las aventuras con un toque de ciencia, de ficción y de espacio interestelar.
La percepción perdida, de Daniel F. Galouye.

La segunda lectura escogida es La percepción perdida de Daniel F. Galouye, una novela post-apocalíptica a la que se le suman elementos de invasión extraterrestre e intriga.
¿Dependía la epidemia cósmica que diezmaba a la humanidad de la llegada de los valorianos, como aseguraba el Poder central? ¿Qué pretendían esos hombres sin uñas y sin pelo, con poder para detectar la verdad en las otras mentes? ¿Ayudar a los hombres o combatir al Departamento de Seguridad terrestre? Arthur Gregson, ingeniero americano y Kenneth Wellford, su amigo británico, agentes científicos de seguridad, investigan el enigma de los valorianos y el origen de la epidemia, hasta que adquieren también el hábito de percibir la radiación reveladora.
La novela se publicó en castellano en el año 1974 por la editorial Veron en su colección Erus Ciencia Ficción, que según el portal Tercera Fundación estuvo activo entre 1971 y ese mismo año y cuyos volúmenes poseían unas portadas muy particulares. He localizado poca información al respecto. Según el ejemplar la colección constaba de 18 números, entre ellos tres de Galouye, hecho este confirmado por el portal Tercera Fundación.
Galouye, autor norteamericano, escribió cinco novelas, cuatro de ellas traducidas al castellano, a lo que se suman diversos relatos cortos. Periodista de profesión, ejerció de instructor y piloto de pruebas durante la Segunda Guerra Mundial. Fue entonces cuando recibió importantes heridas en la cabeza, que le provocaron problemas de salud y que le ocasionaron su muerte temprana en el año 1976.
La percepción perdida nos sitúa en un mundo devastado por la guerra nuclear en el que se está extendiendo una extraña epidemia entre la población superviviente y que parece estar provocada por la oscura actividad de los extraterrestres valorianos. El ingeniero Arthur Gregson se verá empujado a descubrir qué es lo que realmente está pasando y cuáles son las verdaderas intenciones del Departamento de Seguridad Terrestre, que con una base planetaria está intentando aplacar los embates de la epidemia y la actividad subversiva de los valorianos en la Tierra.
Como decía, la novela mezcla ciencia-ficción, aunque sorprenda que la acción se sitúe a finales del siglo XX, una trama de invasión alienígena y otra, que se desarrolla a lo largo de toda la novela, que podríamos clasificar de intriga o thriller, ya que el personaje principal se debatirá entre las extrañas estratagemas llevadas a cabo por el Departamento de Seguridad Terrestre y descubrir si los valorianos son realimente amigos o enemigos.
Galouye crea una novela interesante que mantiene enganchado al lector, sobre todo en su mitad primera, ya que la duda y la intriga por descubrir que es lo que realmente está pasando se desarrolla de forma atractiva. Si bien es cierto que la segunda parte de la novela se convierte casi en una trama detectivesca y pierde parte de su pretendida profundidad. Aún así la novela está bien escrita y transmite intensidad, y es de fácil lectura, y más en este extraño mes de verano.
En resumen, un par de lecturas fáciles que permiten descubrir, casi arqueológicamente, el pasado de la publicación de la ciencia-ficción en castellano y que nos transportan a un futuro en el que la aventura y las peripecias humanas están, por suerte, aún aseguradas.
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Jorge Pisa
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