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Crítica teatral: El crèdit, en La Villarroel.

credit_080Seguramente lo más natural en una época de crisis económica como la que vivimos es encuadrar una obra de teatro en los ejes de coordenadas cotidianos que el momento requiere. Algo que Jordi Galceran ha hecho con El crèdit, su nuevo exitazo teatral en forma de comedia «bancaria» dirigida por Sergi Belbel e interpretada por Jordi Bosch y Jordi Boixaderas.

La obra desarrolla una trama bien simple que se complica a medida que avanza la representación. Todo arranca en un despacho de una oficina bancaria en la que Jordi Bosch, el director de la misma, deniega un crédito a Jordi Boixaderas ya que su solicitud no posee los avales necesarios. El solicitante, en una situación desesperada, la cual nunca llegaremos a conocer, decide jugar su última carta: si no se le aprueba el préstamo se verá obligado a tomar «medidas de fuerza» con el objetivo de desbaratar la vida del director de la oficina. La amenaza determina que los acontecimientos se encaminen en una nueva y mordaz dirección, muy diferente, claro está, a la que habría debido ser en otras circunstancias.

Galceran y Belbel nos presentan un nuevo éxito arrollador a juzgar por la masiva asistencia de espectadores a las representaciones de la obra, hecho que ha urgido a la sala a habilitar sillas supletorias. La razón: Galceran es un autor ya con experiencia en lo que respecta a los grandes éxitos. Suyo es el texto de El mètode Gronholm (2003), uno de los grandes éxitos teatrales catalanes de los últimos años que analizaba los a veces extravagantes sistemas de selección de personal desde una perspectiva humorística. A ello se suma, como decía antes, la actualidad y la resonancia del tema que trata la obra. ¿Quién no ha solicitado nunca un crédito al banco? ¿Quién no ha sufrido ningún disgusto con su entidad bancaria?

016_t_elcredit_046-1El crèdit va más allá de una simple puesta en escena humorística sobre una denegación bancaria, ya que se toma la revancha, es decir, pone al infame colectivo de banqueros y financieros contra las cuerdas, ya que en esta ocasión son sus vidas las que, metafóricamente hablando, correrán peligro, las que se derrumban frente al ciudadano desahuciado. Solo por eso, por ese grado de «justicia social» y por sus ansias de revanchismo vestidas de comedia, se puede comprender, en parte, la gran aceptación de la que disfruta la obra.

Pero es que a lo comentado hasta ahora se suman varias cosas más. La primera un autor, Galceran, con un gran olfato para extraer de la realidad más cercana sus ideas teatrales y poseedor de una gran capacidad para desarrollarlas con buen pulso humorístico, lo que genera un gran interés en el público, al que además no defrauda. A lo que se suma la dirección acorde y afinada de Sergi Belbel, el cual conoce bien el mundo creativo del dramaturgo.

La segunda, la arquitectura actoral compuesta por Bosch y Boixaderas, dos referentes del teatro catalán actual que además se conocen muy bien ya que han colaborado sobre los escenarios en varias ocasiones destacando entre las últimas El misantrop (2011), Els jugadors (2011) o La Bête (2012). Ambos actores crean un divertimento teatral casi de la nada, demostrando de nuevo su conexión escénica marcada por el touch humorístico de Bosch, que borda cada uno de los personajes a los que da vida, y el buen hacer de Boixaderas, que en esta ocasión encarna a un personaje algo más grave aunque en clave de comedia.

Por lo que respecta al escenario, este toma forma como un espacio central rodeado en todos sus lados por gradas de butacas. Además parte de él gira poco a poco sobre sí mimo, con la intención de que todos y cada uno de los espectadores pueda encarar de frente a los actores en algún momento de la representación. Algo que ayuda a conectar al público con el desarrollo de la obra.

Si bien, y esto es ya una opinión personal, El crèdit, aunque baraja todos los elementos indicados, basa su atractivo en una situación con un alto grado de irrealidad aunque potencialmente cómica e irónica, hecho este que impide que el público se implique en ella todo lo que debiera. Pero, ahora que lo pienso, eso es lo que caracteriza en su esencia a las comedias ¿no? Siendo, pues, así, solo puedo felicitar a Galceran, Belbel, Bosch y Boixaderas y al acierto de la sala Villarroel que han logrado cocinar un nuevo éxito, el que seguramente será el éxito de la temporada.

«El crèdit» se representa en La Villarroel desde el 14 de setiembre de 2013.

Autor: Jordi Galceran
Dirigida: Sergi Belbel
Reparto: Jordi Boixaderas y Jordi Bosch
Escenografía: Max Glaenzel
Iluminación: Kiko Planas
Espacio sonoro: Jordi Bonet
Producción: Bitò Produccions y La Villarroel

Horarios: martes, miércoles y jueves a las 20:30 horas; viernes a las 21:00 horas, sábados a las 18:00 y a las 20:30 horas y domingo a las 18:00 horas
Precio: De 26 a 32,5 €
Idioma: catalán
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Jorge Pisa Sánchez

Crítica teatral: La Bête, en el Teatre Nacional de Catalunya.

Si tuviéramos, al final de la temporada teatral, que decidir qué teatro ha estrenado en Barcelona no la mejor obra sino la mejor programación en conjunto, no sería extraño que muchos se decantaran por el Teatre Nacional de Catalunya. Su éxito en este aspecto se debe en parte al presupuesto, porque engañarnos, pero también al acierto en la elección y la puesta en escena de las obras que programa y a la solvencia de los artistas y profesionales que actúan y trabajan en ellas.

Y un claro ejemplo de lo que digo lo manifiesta la programación de La Bête, de David Hirson, una comedia adaptada por Joan Sellent y dirigida por Sergi Belbel que analiza de forma brillante el teatro a través del teatro.

Hirson nos sitúa en la Francia de mediados del siglo XVII. El príncipe Conti (Abel Folk) quiere proveer de nuevos aires creativos a la compañía de teatro de la que es mecenas. El aristócrata está algo aburrido de los tediosos dramas escritos últimamente por el gran dramaturgo Elomire (Jordi Boixaderas), y quiere dar a las obras de la compañía un toque más alegre, mundano y popular, con la incorporación de Valere (Jordi Bosch), uno de los autores con más éxito del momento, cuyas obras aunque no poseen demasiada calidad artística tienen un gran éxito de público.

Así, pues, la voluntad del príncipe Conti generará el enfrentamiento entre dos formas de entender el teatro y la vida: la alta cultura que representa Elomire y el teatro más popular y de entretenimiento que defiende Valere.

La obra de Hirson, estrenada originalmente en el año 1991, trata un tema polémico en la actualidad que no es otro que esa dramática oposición entre el producto teatral (léase cultural) con aspiraciones artísticas y el mero producto de entretenimiento producido para satisfacer y agradar masivamente. Un debate que se me antoja muy propio de los siglos XX y XXI, en los cuales, y por primer vez en la historia, el consumo cultural se ha difundido entre todos los sectores de la sociedad, y avanza a pasos agigantados con el desarrollo de internet y las nuevas tecnologías. Lo que muchas veces ha provocado un desarrollo excesivo del entretenimiento cultural en antítesis con la cultura entendida como arte.

Hirson traslada dramatúrgicamente este debate cultural al siglo XVII, el siglo de Moliere, uno de los iconos del teatro mundial y del que Elomire toma su nombre por medio de un juego anagramático. Belbel ha realizado una magnífica adaptación y dirección de la obra, que ha sufrido, por desgracia, el menoscabo de la pérdida de su intérprete principal, Anna Lizaran, que debido a problemas de salud se vio obligada a abandonar los ensayos. Si bien su relevo, por parte de Jordi Bosch, ha sido, a pesar de las circunstancias, y sin duda alguna, un acierto total, ya que el actor provee a su personaje de un toque burlón y popular de sobras necesario en la obra.

Pero bien, vayamos a la reseña propiamente dicha. La Bête nos deslumbra desde su inicio. Y para ello no necesita de grandes escenarios ni de efectos de atrezo magníficos, tan solo de un texto bellísimo, adaptado del original en verso por Joan Sellent, y que aporta una gran belleza poética a la obra. Sobre el entramado textual se ha creado una escenografía sencilla pero bella también que marcará el referente espacial de la obra, y que nos muestra un sencillo ambiente teatral donde ensaya sus obras la compañía de Elomire.

Y como broche final el atractivo del espectáculo se construye en base a las grandes interpretaciones de los actores que integran el reparto, en las que destaca, sobre todo, Jordi Bosch, que deslumbra con la comicidad y la incontinencia poética que emana de su personaje. Bosch se deja llevar, en el buen sentido de la palabra, y se empapa de la vulgaridad y el exhibicionismo del zafio Valere, y nos fascina con los largos discursos en verso que su personaje declama en diversos momento de la obra. Su rival en escena es Jordi Boixaderas, que da vida a Elomire, un autor intelectual y valedor del teatro como obra artística y de reflexión y contrario a degradar el arte a mero entretenimiento grosero y vulgar, pero que se ha convertido en un autor aburrido que no conecta ya con el público.

El resto de actores quedan relegados, decisión del propio autor de la obra, a un segundo plano, del que solo se liberarán en parte en el segundo acto de la obra. Tan solo la actuación de Carles Martínez, que interpreta a Bejart, el hombre de confianza de Elomire, consigue individualizarse en esta neblina actoral de carácter unamuniano, hecho que le permite tomar algo más de presencia en el desarrollo de la representación.

Y la temática, como les decía, no deja de ser interesante en la propia trama y en su traslación al mundo en el que hoy vivimos. ¿El arte por ser arte ha de mantener siempre un carácter elevado? ¿Existe alguna forma de que la alta cultura, representada por los aburridos dramas que escribe Elomire, pueda agradar a una población que busca principalmente entretenimiento en los sectores de la cultura como el teatro, el cine o la literatura? ¿El arte, el entretenimiento y el consumo popular pueden llegar a entenderse, o el resultado siempre será una traición artística y una concesión hacia lo popular, hacia lo comercial?

La Bête trata, en su desarrollo, otros temas como el papel del mecenazgo personificado en la actividad de patrocinio del príncipe Conti, cuya magnanimidad económica permite a la compañía de Elomire subsistir dignamente, pero que comporta una cadena creativa que también la tiraniza, y que, por otra parte, da inicio al argumento. Un tema este candente en un mundo como el nuestro en el que el arte depende, en muchos casos, de las subvenciones del Estado y de los límites que estas imponen en sus exigencias o en sus concesiones. Otra temática que analiza la obra es la labor de la crítica y el papel que esta juega en el mundo del teatro, y que parece en crisis con la consolidación de la sociedad de la comunicación y de la sobreabundancia de información que esta comporta.

La Bête, como les decía, es una reflexión sobre el teatro desde el mismo teatro, pero al mismo tiempo es un deleite: por su texto en verso, por su humor elevado, por sus magníficas interpretaciones; por un decorado espectacular de pequeño formato y porque pone sobre el escenario, y nunca mejor dicho, el debate sobre la cultura.

Todo esto y más lo hallarán en La Bête, y además se lo pasarán en grande con la sillería artística y poética con la que está construida la obra. Una oportunidad que, espero, no se pierdan.

La Bête” se representa en el TNC del 24 de octubre al 25 de noviembre de 2012.

Autor: David Hirson
Traducción: Joan Sellent
Dirección: Sergi Belbel
Reparto: Jordi Boixaderas, Carles Martínez, Gemma Martínez, Pepo Blasco, Míriam Alamany, Manuel Veiga, Anna Briansó, Jordi Bosch, Abel Folk y Queralt Casasayas
Escenografía: Max Glaenzel
Vestuario: Maria Araujo
Iluminación: Kiko Planas
Sonido: Jordi Bonet
Movimiento: Anna Briansó
Caracterización: Toni Santos
Producción: Teatre Nacional de Catalunya y Bitò Produccions

Horarios: de miércoles a viernes a las 20:00 horas; sábado a las 21:30 horas y domingo, 18:00 horas.
Precio: de 19,05 a 38,09 €
Duración de la obra: 2 horas y 40 minutos (entreacto incluido)

Espectáculo recomendado a partir de 14 años

Crítica cinematográfica: Eva, de Kike Maíllo.


Como todos sabemos, es difícil ver en la cartelera española películas que no sean de producción estadounidense, nacionalidad ésta que acapara un gran porcentaje de las cuotas de pantalla cinematográfica. Y es mucho más difícil, aún, ver una película de producción catalana, y más si ésta es de ciencia-ficción, y de ciencia-ficción de la buena.

La excepción que confirma la regla la representó el estreno el 28 de octubre del 2011 de la película Eva, primer largometraje dirigido por Kike Maíllo, producido por Escándalo Films en colaboración con ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya) e interpretada por Daniel Brühl, Claudia Vega, Marta Etura, Alberto Ammann y Lluís Homar.

Eva nos traslada al pasado, sí, como lo leen, a lo que parece un pasado futurista y ucrónico (o a un futuro año 2041 ambientado visualmente en un pasado setentero), en el que la informática, la robótica y las nuevas tecnologías están más avanzadas que en la actualidad y permiten construir robots altamente perfeccionados y con apariencia humana. Uno de estos proyectos, desarrollado en la Facultad de Robótica de Santa Irene, pretende crear un robot-niño con un innovador software emotivo que le permita desarrollar plenamente sus emociones, para lo que es contratado Alex Garel (Daniel Brühl), un reputado ingeniero cibernético, que regresa a la institución después de varios años de ausencia. Y de un primer intento fallido.

El regreso de Alex volverá a ponerlo en contacto con el pasado que abandonó, con su hermano David (Alberto Ammann); con Lana (Marta Etura), antigua compañera de estudios con la que mantuvo una relación amorosa, y con el laboratorio familiar donde había trabajado su padre. Su trabajo de creatividad informática emotiva se verá alterado al conocer a Eva, la hija de Lana y David, con la que comenzará a trabajar en su modelo de ingeniería emocional. Una colaboración “familiar” que volverá a reabrir las heridas sentimentales abiertas en el pasado.

Eva nos propone un debate cinematográfico sobre los sentimientos y las emociones, sobre aquéllos que se quieren desarrollar en las máquinas y sobre los nuestros propios, los humanos, que presiden y conducen nuestras vidas. Un debate sugerente materializado en una película interesante y cautivadora en muchos aspectos.

¿Cuál es la naturaleza de los sentimientos? ¿Es seguro implantar emociones en nuestras máquinas? ¿Sabemos conducir nuestros propios sentimientos? Alex intentará crear un modelo de ingeniería emocional basándose en sus propias emociones y en las de Eva, aun sin saber controlar las suyas propias. ¿Alguien sabe controlar sus emociones? ¿Podemos implantar y desarrollar algo que no hemos llegado a gobernar en nosotros mismos? Como ven hablamos de ciencia-ficción emotiva aunque, como dijo alguien en algún momento, las películas de ciencia-ficción no hablan del futuro, sino del presente, de nosotros mismos.

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Para ello la historia se desarrolla en un ambiente vacío, nevado, gélido, en el que el color blanco y su contraste, los tonos oscuros, dominan la película. A lo que se suma una visión setentero-futurista que sorprende (y agrada) al espectador. Todo un alarde de creatividad fílmica bien entendida.

Una atmosfera gélida que contrasta, también, con las emociones con las que trabaja Alex y con las emociones que se desatan en torno a él y que afectarán a su familia, a su hermano; a Lana, su antigua novia y a la hija de ésta. Un ambiente emocional que dificultará el trabajo de Alex y que hará que se reencuentre con su vida anterior, la cual iremos conociendo, también, a medida que avanza el film.

En la película un elemento muy destacado es la presencia de los efectos especiales que, aunque no sean omnipresentes tienen, sin embargo, un importante papel. Es agradable ver como buenos (perdón, buenísimos) efectos especiales también se pueden crear y desarrollar fuera del mercado americano. Las escenas de creación del software son sensacionales y los prototipos robóticos muy buenos. En este aspecto cabe destacar la interpretación de Lluis Homar, que nos sorprende como androide doméstico y nos deja otra muestra de su dominio interpretativo.

En Eva son pocos los personajes principales si bien realizan un estupendo trabajo interpretativo que hace creíble la historia. Daniel Brühl, el intérprete principal, encarna a Alex, un joven y prestigioso investigador reconocido que regresa al ambiente y a las emociones que dejó atrás. Marta Etura da vida a la antigua compañera sentimental de Alex que al ser abandonada rehízo su vida con su hermano David, interpretado por Alberto Ammann; Claudia Vega nos propone una buena y primeriza interpretación en la que reina la frescura y la inmediatez, y que nos irá desgranando toda una serie de enigmas a los que tendremos que estar atentos.

Como les decía antes, Eva nos permite reflexionar sobre el futuro, la tecnología, aquella que tiene que ver con los humanos y sobre nuestras propias emociones, que queramos o no, nos imponen muchas veces la hoja de ruta que nos vemos obligados a seguir. Así, pues, siendo nuestras emociones las causantes de algunos de los mayores logros de la humanidad, pero también el origen de algunas de las catástrofes más estremecedoras de la historia ¿es positivo incorporarlas a nuestras máquinas? Eva nos proporciona argumentos para reflexionar sobre el asunto y para disfrutar de una buena historia ambientada, no se olviden, en un pasado futurista, muy parecido al futuro que los avances en la tecnología nos depara y lo más importante, desde una perspectiva catalana. Toda una joya para aquellos a los que les guste ver buen cine y para los que disfruten de un buen debate post-visionado.

A la espera de que el próximo 10 de enero se hagan públicos los finalistas a los premios Goya de este año, hoy hemos conocido las nominaciones de los Premios Gaudí 2012 concedidos por la Acadèmia del Cinema Català, que incluyen 16 nominaciones para la película Eva que comprenden las categorías de mejor película en lengua catalana, mejor director, mejor montaje, y mejor actor y actriz principal y secundarios. Una muestra del éxito y de la calidad de la película dirigida por Kike Maíllo y producida por Escándalo Films en colaboración con ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya).

Escrito por: Jorge Pisa Sánchez

Título: Eva
Dirección: Kike Maíllo
Reparto: Claudia Vega, Daniel Brühl, Marta Etura, Alberto Ammann y Lluís Homar.
Guión: Sergi Belbel, Cristina Clemente, Martí Roca y Aintza Serra
Dirección de Fotografía: Arnau Valls Colomer
Diseño de Sonido: Oriol Tarragó
Sonido: Jordi Rossinyol
Supervisor Efectos Visuales: Lluís Castells y Javier García
Arte: Laia Colet
Vestuario: María Gil
Música original: Evgueni Galperine y  Sacha Galperine
Estreno en España: 28 de octubre de 2011
Distribuida en España por: Paramount Pictures

Estreno cinematográfico: EVA, de Kike Maíllo.


El próximo 28 de octubre se estrena EVA la producción robofantástica de la productora española Escándalo Films en colaboración con ESCAC (Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya), una fábula ecofuturista sobre la relación entre humanos y robots dirigida por Kike Maíllo, con guión de Sergi Belbel e interpretada por Claudia Vega, Daniel Brühl, Marta Etura, Alberto Ammann, Lluís Homar.

En un futuro próximo en el que los seres humanos viven junto a criaturas mecánicas, Alex, un reputado ingeniero cibernético, regresa a Santa Irene con el encargo de la Facultad de Robótica de crear un niño robot. En estos diez años de ausencia, la vida ha seguido su curso para su hermano David y para Lana que, tras la marcha de Alex, rehicieron su vida. La rutina de Alex se verá alterada de forma inesperada por Eva, la hija de Lana y David, una niña especial y magnética, que desde el primer momento establece una relación de complicidad con Alex. Juntos emprenderán un viaje que les precipitará a un final revelador.

Eva es el primer proyecto internacional de Escándalo Films focalizado en un nuevo objetivo: unir el valor técnico y artístico de los nuevos cineastas, autores y actores para generar un proyecto de interés dirigido a un mercado mundial. Eva es una historia de ciencia ficción muy lejos de los tópicos del género. Es un aventura dramática que plantea un debate de absoluta actualidad. Un producto seductor y atractivo para un amplio número de espectadores, inspirado en los clásicos inmortales del fantástico universal. Su historia es sencilla, local pero universal, con personajes cercanos, dramas tangibles y en un marco idílico para despertar el imaginario del espectador. Eva es una historia de cine fantástico, de amor y de muerte.


El género de ciencia-ficción normalmente formula preguntas que proponen nuevas reglas del juego, nuevos mundos. Esos mundos de fantasía, en ocasiones utópicos, en otras distópicos, suelen invitarnos a la reflexión. Cuando empecé a darle vueltas a la idea de realizar una película de ciencia ficción con trasfondo robótico llegué a la conclusión de que lo que más me interesaba era reflexionar sobre la relación entre humanos y máquinas: ¿es posible que los humanos nos lleguemos a sentir tan atraídos o tan próximos a las máquinas, por perfectas y por parecidas a nosotros, que podamos llegar a establecer lazos emocionales tan poderosos como con otros humanos? ¿Se dará en algún momento, en un futuro cercano o lejano, la posibilidad de que nos podamos enamorar o querer a una máquina aun sabiendo que se trata de un emulador? ¿Cómo afectarán esas «nuevas» relaciones a las «viejas» relaciones con humanos? ¿Se dará un fenómeno de progresiva sustitución?” A partir de estas cuestiones nace la trama de Eva. Alex quiere crear un robot tan sofisticado que sea capaz de robar el corazón de una persona«.

Título: EVA
Dirección: Kike Maíllo
Reparto: Claudia Vega, Daniel Brühl, Marta Etura, Alberto Ammann y Lluís Homar.
Guión: Sergi Belbel, Cristina Clemente, Martí Roca y Aintza Serra
Dirección de Fotografía: Arnau Valls Colomer
Diseño de Sonido: Oriol Tarragó
Sonido: Jordi Rossinyol
Supervisor Efectos Visuales: Lluís Castells y Javier García
Arte: Laia Colet
Vestuario: María Gil
Música original: Evgueni Galperine y  Sacha Galperine
Estreno en España: 28 de octubre de 2011
Distribuida en España por: Paramount Pictures

Crítica en Culturalia: https://cinelatura.wordpress.com/2012/01/05/critica-cinematografica-eva-de-kike-maillo/