El teatro es pasión, o mejor dicho, se vive como una pasión. La escena da forma a la vida y al examen que hacemos sobre nosotros mismo. Es en este contexto en el que se ubica Mort d’un comediant, una reflexión sobre el teatro como una forma de hacer frente y, al mismo tiempo, huir de la realidad.
“Adri, un joven cuidador de ancianos, empieza a trabajar en casa de Llorenç Cardona, uno de los actores más respetados y queridos de Cataluña. El primer día, su sobrina Miranda le advierte que para conservar el trabajo deberá seguir un montón de normas que van más allá de sus tareas habituales: en la recta final de su vida, Llorenç parece haber perdido la cabeza y en ocasiones decide comportarse como los personajes que ha interpretado durante su dilatada carrera y obligando a Adri a seguirle la corriente”.
Guillem Clua como autor y Josep Maria Mestres como director han dado vida a una propuesta que gustará al público. Una trama actual que nos retrotrae a la esencia del teatro, en la que destaca Jordi Bosch que da vida a un famoso actor de teatro que sufre un trastorno mental. Su día a día quedará afectado por la llegada de Adri, su nuevo cuidador. Entre los dos se generará un vínculo de amistad a través del teatro, que llevará a Adri a descubrir el por qué del estado de Llorenç.
Mort d’un comediant es un alarde teatral creado para hacer brillar a su protagonista principal, en este caso a Jordi Bosch, que se verá obligado a lo largo de la obra a representar a diversos de los grandes personajes del teatro en su ansia de enseñar a Adri donde reside la magia del arte escénico. Y Bosch no rehuye su responsabilidad y lleva a cabo una Masterclass sobre el escenario que seguro que emocionará a más de uno.
La obra está ideada como una tragicomedia en la que la comedia y las risas predominan en la primera parte de la representación y la realidad más trágica, centrada en los problemas mentales del protagonista, se imponen en la segunda parte, cuando el público descubre los motivos que han llevado a Llorenç Cardona a refugiarse en el teatro para no hacer frente a la realidad. Es en esta segunda parte en la que los personajes de Adri (Francesc Marginet Sensada) i Miranda (Mercè Pons) toman, en parte, las riendas de la representación, lo que permitirá al público conocer poco a poco la verdad de lo que pasa sobre el escenario.
Todo cuadra, así, a la perfección, con el talento de Clua que envuelve su texto en la misma sustancia del teatro y a la sutileza de la dirección de Mestres, que sabe conducir el desarrollo de la representación en todo momento. Nada sería, sin embargo, posible sin el oficio de Bosch, que sabe dar a cada uno de los personajes o, mejor dicho, a cada una de sus interpretaciones, el toque que necesita. La única pega, un cierto grado de artificiosidad en el desarrollo de la trama que, creo, se centra más en la magia seductora del teatro que en la realidad que comporta la gestión de un problema de salud mental.
Aún así, Mort d’un comediant es una recomendación inexcusable para aquellos a los que le guste que el teatro hable del teatro y que quieran disfrutar con una trama actual y cercana envuelta por algunos de los grandes clásicos del teatro.
“Mort d’un comediant” se representa en el Teatre Romea del 21 de marzo al 1 de junio de 2025.
Autoría: Guillem Clua Dirección: Josep Maria Mestres Reparto: Jordi Bosch, Mercè Pons y Francesc Marginet Sensada Escenografía: Joan Sabaté Vestuario: Bàrbara Glaenzel Iluminación: Kiko Planas Espacio sonoro: Jordi Bonet Caracterización: Toni Santos Producción: Teatre Romea
Horarios: de martes a viernes a las 20:00 horas; sábados a las 17:30 y a las 20:00 horas y domingos a las 17:30 horas Precio: a partir de 16,10€ Duración: 90 minutos Idioma: catalán NOTA CULTURALIA: 8,5 ——
Siempre es un placer recuperar un clásico, ya sea por el aliento que atesora, por la visión del mundo que facilita o por las reflexiones que aporta, diferentes, claro está, a las nuestras propias pero equiparables en su sustancia. Y si la ocasión nos permite recontemplar el Siglo de Oroespañol en la figura de Calderón de la Barca, no se debe dejar escapar. Este es el caso del estreno de El Gran Teatro del Mundo en el Teatre Romea, obra producida por el Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), adaptada por Xavier Albertí, Brenda Escobedo y Lluís Homar y dirigida por este último.
“El gran teatro del mundo es una obra paradigmática. En ella se conjuga un imaginario escénico inédito en su tiempo y una versificación de una extraordinaria belleza con unas reflexiones espirituales y filosóficas de gran profundidad que proponían a los espectadores amplias cotas de reflexión sobre la naturaleza de nuestra existencia y los valores que la acompañan, hecho que la convierten en una de las más importantes producciones teatrales del Siglo de Oro”.
El Teatre Romea nos ofrece una oportunidad de aquellas que no se pueden rehuir y que no es otra que asistir a una representación de la reflexión social que Calderón de la Barca llevó a cabo en con El gran teatro del mundo, una de esas obras que dejan huella en aquellos y aquellas que la contemplan.
La CNTC ha acometido la empresa de representar uno de los grandes clásicos de nuestro Siglo de Oro con una puesta en escena original, dentro y fuera del propio escenario, y con un desarrollo portentoso. Calderón nos sorprende con un auto sacramental revolucionario en el que analiza las relaciones sociales de la época con trazos filosóficos y humorísticos, en el que convierte al propio autor teatral en Dios y a los personajes en los diversos roles sociales de la época, que incluyen al Labrador, al Rico, al Pobre, a la Hermosura, al Rey, a la Discreción, al Niño y a la Ley de Gracia (irónicamente el “apuntador del Gran Teatro”), a los que hará afanarse por el mundo, mostrando al público su estamento social. Ya os podéis imaginar que con todo el cinismo y el humor que un auto sacramental, vinculado con la liturgia católica y que se representaba el día de Corpus, puede contener.
Es un regalo contemplar como el Autor divinizado da vida y muerte a sus personajes por medio del fino verso de Calderón, al que la adaptación se ha mantenido fiel, haciendo un gran alarde para ello. A lo que se suma la interpretación de una compañía donde destacan dos intérpretes, Antonio Comas, que da vida al Autor y Carlota Gaviño que encarna al Mundo en el que el resto de personajes tendrá que de interpretar sus roles.
La escenografía se mantiene siempre en un segundo plano, pues en la propuesta de la CNTC prima la interpretación de los roles sobre un escenario que o es el simple telón del teatro Romea, o bien un escenario vacío, en el que actúan casi desnudos, evidenciando así, su carácter universal.
Y, claro está, la magia de Calderón se hará presente con el tono de sus versos y las relaciones que se plantean entre los diversos estamentos sociales del siglo XVII, en la que los ricos tienen venia y los pobres han de ganarse el sustento con el sudor de su frente o malviven de la caridad y la beneficencia de los que más tienen.
Como os he dicho El gran teatro del mundo es una gran oportunidad para confirmar la grandeza de nuestro teatro clásico y para contemplar la agudeza de la CNTC, que revive un pasado escénico con la gracia y la simpleza que un clásico como Calderón de la Barca requiere.
Autoría: Calderón de la Barca Dramaturgia: Xavier Albertí, Brenda Escobedo y Lluís Homar Dirección: Lluís Homar Dirección musical: Xavier Albertí Reparto: Clara Altarriba, Malena Casado, José Luis Verguizas, Antoni Comas, Carlota Gaviño, Pilar Gómez, Yolanda de la Hoz, Chupi Llorente, Jorge Merino, Aisa Pérez, Pablo Sánchez Escenografía: Elisa Sanz Vestuario: Deborah Macías Iluminación: Pedro Yagüe Movimiento: Pau Aran Producción: Compañía Nacional de Teatro Clásico
Horarios: de martes a sábado a las 20:00 horas y domingos a 18:00 horas Precio: Des de 16,80€ Idioma: castellano Duración: 90 minutos NOTA CULTURALIA: 8 ——
Todos somos conscientes, o deberíamos serlo, de lo importante que es la lengua, o mejor dicho, las lenguas, y lo importante que es también su cuidado en una época como la nuestra en la que los medios de comunicación y, sobre todo, las redes sociales afectan intensivamente su integridad y desarrollo. La gramática, escrita y dirigida por Ernesto Caballero, nos propone una reflexión satírica sobre el uso que hacemos de nuestro patrimonio lingüístico.
“Imaginemos que un buen día, de forma accidental, una mujer convencional o sujeto se convirtiera de la noche a la mañana en una erudita consumada de la lengua y la gramática. ¿Cómo cambiaría su vida esta circunstancia? ¿Vería ensanchados sus horizontes personales y profesionales o, por el contrario, estas nuevas destrezas le provocarían la marginación de su entorno? Imaginemos, al mismo tiempo, un prestigioso neurocientífico dispuesto a someter a la mujer a un intensivo proceso de desprogramación lingüística para devolverle a su estado primario de limitación expresiva para evitarle, de este modo, los trastornos de inadaptación social originados después de su accidente”.
Caballero pone su atención en La gramática en el uso cotidiano que hacemos de la lengua, y lo que ello supone, proponiéndonos una situación burlona en la que seremos testigos de los efectos perjudiciales que puede tener el buen uso de la lengua en una persona “normal”, poseída por el espíritu regulador de las gramáticas. Una situación imaginaria y disparatada que, enriquecida con un logrado sentido del humor, nos hará reír y reflexionar a la vez sobre la lengua.
La propuesta en sí es de pequeño formato. Una actriz (María Adánez), un actor (José Troncoso), un escenario casi vacío y, sobre todo, un guion original esforzado. Ella, el sujeto, la señora de la limpieza que accidentalmente ha visto incrementado su dominio de la lengua al caérsele encima, literalmente, las gramáticas de la lengua española cuando estaba limpiando en la sede de la RAE. Un percance, veremos, con graves consecuencias negativas. Adánez lo hace muy bien y le da a su personaje la ambivalencia lingüística que requiere. José Troncoso, el terapeuta que intenta devolver la salud espiritual a la protagonista, se complementa perfectamente con ella, formando entre los dos un tándem humorístico que funciona muy bien.
El humor, como es lógico, brota de una situación paradoxal, y no dejará de fluir a la largo de la representación gracias a la conexión entre los dos protagonistas y la originalidad de la trama.
Un ejercicio teatral que, aunque a veces demasiado hiriente a la hora de mostrar al “hablante medio”, nos hará reflexionar sobre el uso, o mal uso, que hacemos del idioma y la necesidad de cuidarlo, ya que, si lo pensamos, somos nosotros mismos en la práctica los que le damos forma, al mismo tiempo que el idioma nos da forma a nosotros, abriéndonos las puertas al conocimiento, a la comunicación y, como es el caso, al disfrute teatral.
“La gramática” se representa en el Teatre Romea del 12 al 23 de febrero de 2025
Autoría y dirección: Ernesto Caballero Intérpretes: María Adánez, José Troncoso Escenografía: Víctor Longás Iluminación: Karla Belvis – Insuel Vestuario y caracterización: Anna Tusell Producción: Focus
Horarios y precio:web teatre Romea Idioma: castellano Duración: 80 minutos NOTA CULTURALIA: 7,5 ——
A veces se estrenan obras de teatro que son difíciles de clasificar, que no sabes bien bien cómo valorar y que requieren un esfuerzo extra a la hora de hacer la crítica. Este es el caso de La colección, obra estrenada el pasado 3 de septiembre en el teatre Romea, creada y dirigida por Juan Mayorga, e interpretada por José Sacristán, Ana Marzoa, Ignacio Jiménez y Zaira Montes.
«Héctor y Berna son un matrimonio sin hijos, a lo largo de su vida han reunido una colección a la que sacrificaron todo lo demás. Ahora, ancianos, quieren asegurarse de que la colección los sobreviva, para lo que buscan un heredero. Han convocado a Susana, coleccionista a su vez, acaso para examinarla. Los acompaña Carlos, quizá un examinador, o una pieza de la colección. Es La colección una obra sobre el matrimonio, sobre el paso del tiempo y sobre la misteriosa relación entre las personas y los objetos».
Como os decía La colección es una propuesta diferente, en la que la intriga, un texto inquietante y el buen hacer del reparto, nos van a hacer pensar. Somos testigos desde el inicio de la obra de la selección que el matrimonio formado por Héctor (José Sacristán) y Berna(Ana Marzoa) llevan a cabo para escoger a un/a heredero/a de su colección. Una colección que no veremos nunca, que tan solo oiremos, y que se convierte en el centro de la representación
Es aquí donde el espectador tendrá que dar forma a la colección y decidir de qué está compuesta y por qué es tan importante y, también, tan valiosa. De esta forma el espectador pasa a formar parte de la obra, escribiendo desde su perspectiva personal una parte crucial de la trama que se desarrolla sobre el escenario.
La propuesta de Mayorga es original en varios aspectos. Primero por el tono tranquilo con el que avanza la trama, que permite al público obtener más de un punto de vista de la colección, ya que sus poseedores también tienen una visión diferente de ella y, también, de muchas otras cosas. Una incertidumbre que persistirá hasta el final de la obra.
Por lo que respecta al reparto, La colección merece una valoración muy alta. José Sacristán y Ana Marzoa están magníficos en su interpretación de los excéntricos propietarios de la colección. A ellos se suman una diestra Zaira Montes que dudará en varias ocasiones sobre la propuesta que se le hace y que nos hará dudar sobre cuál es su verdadero propósito en la historia e Ignacio Jiménez, más en un segundo plano y del que la obra no nos acabará de aclarar qué papel representa en ella. Por último un escenario repleto de cajas que también nos hará dudar de qué es lo que contienen, hecho este que sumará intriga a la representación.
La colección no nos lo va a poner nada fácil. Nos va a obligar a meternos en la obra y a darle sentido, ya que seguro, al salir, todos tendremos una idea propia de la naturaleza de la colección, pero saldremos, seguro también, con un muy buen sabor de boca del teatro.
«La colección» se representa en el Teatre Romea del 3 al 29 de septiembre de 2024.
Texto y dirección: Juan Mayorga Reparto: José Sacristán, Ana Marzoa, Ignacio Jiménez y Zaira Montes Escenografía: Alessio Meloni Vestuario: Vanessa Actif y Sandra Espinosa Iluminación: Juan Gómez Cornejo Música y espacio sonoro: Jaume Manresa Producción: LAZONA, Teatro de La Abadía
Horarios:Web Teatre Romea Duración: 120 minutos Idioma: español Edad: a partir de 14 años Precio: a partir de 19€ NOTA CULTURALIA: 8 ——
El verano es un período de calores y de historias, de aquellas que se explican por el mero hecho de disfrutar de un buen relato, ya sea acompañando una buena sobremesa o ayudando a soportar las altas temperaturas. Y Tirant lo Blanc, es eso, una historia de caballería que han adaptado el Festival Grec y el Teatre Romea con la voluntad de actualizar, en lo posible, y hacer accesible las aventuras del archifamoso caballero medieval obra de Joanot Martorell.
“Partiendo de la presunta traición de la princesa Carmesina con el jardinero negro Leuseta, seguimos las peripecias del caballero Tirant cuando naufraga en el Mediterráneo, justo ante las costas de Barbaria. Aquí, en el norte de África, primero bajo las órdenes del Emir y después acompañado por la también superviviente Plaerdemavida y el rey de Etiopía Escariano, empieza la lucha de Tirant por cristianizar al infiel, regresar a Constantinopla para abrazar a Carmesina y liberar al imperio de la amenaza musulmana. Entre la acción y la memoria, los episodios más épicos del intrépido caballero Tirant lo Blanc se entrelazan con las debilidades amorosas que acompañan a los personajes de esta colosal historia”.
Una propuesta, la de este Tirant lo Blanc que, aunque con una reflexión sobre la naturaleza del personaje y una formato minimalista, no acaba de convertirse en la producción destacada del Festival Grec de este año. Algo entendible al ser la novela de caballería escrita por Joanot Martorell en el siglo XV algo complicada en su relato y poseedora de un estilo y un contexto muy vinculado a su época.
El Tirant lo Blanc de este año tiene elementos convincentes y elementos que no acaban de funcionar en un escenario y para un público del siglo XXI. Aunque la producción ha hecho un claro esfuerzo por adaptar el texto original, trabajo que ha recaído en las manos de Marius Serra, y ha confiado la dirección a Joan Arqué, responsable de obras como Encara hi ha algú al bosc, Canto jo i la muntanya balla o L’Amic retrobat, el resultado final no es el esperado.
La obra es algo fatigosa en su desarrollo, con toda una serie de aventuras que, desde la mirada actual, quedan en el ámbito de la anécdota amorosa y las gestas militares, con demasiadas referencias insinuadas que lastran el desarrollo de la historia. El Tirant de este Grec es un personaje bastante plano que dirige sus esfuerzos vitales hacia la concreción amorosa con la bella princesa Carmesina y sus victorias en el campo de batalla. Poco más es lo que destaca de su personalidad, basada, claro está en las páginas de Martorell.
La compañía no consigue elevar la propuesta, a pesar de que los esfuerzos son visibles. Quim Ávila, Agnès Jabbour, Laura Aubert, Neus Ballbé, Clara Mingueza y Moha Amazian encarnan a sus personajes con voluntad, aunque su lejanía se hace evidente a través de la adaptación, que ha acercado poco el texto original a las necesidades escénicas actuales.
El escenario y el atrezo son escasos. Esto y el hecho de que algunos intérpretes encarnen a diversos personajes y que las transiciones entre una escena-situación y otra sean poco claras, hacen que la recepción de la trama por parte del público pueda ser, además, dificultosa.
A favor de la obra añadiré, además del esfuerzo interpretativo, la voluntad de la propuesta de valorar el personaje de Tirant, ya sea como héroe, como amante o como asesino en masa, hecho este que, desgraciadamente, no se desarrolla como debería a lo largo de la representación. Otro acierto es el acompañamiento musical de la representación, ya sea por la música 2.0 de Judit Neddermann o por la canción que entona Laura Aubert y que sirve de entreacto entre dos situaciones-escena.
Tirant lo Blanc no es, como ya dije, la obra que quedará en el recuerdo de este Grec 2024, aunque sí que nos permite recuperar la literatura medieval y ser conscientes del tesoro cultural que representa la lengua catalana, aunque algunos, por desgracia, no lo quieran ver así.
“Tirant lo Blanc” se representa en el Teatre Romea del 25 de junio al 4 de agosto de 2024.
Texto: Màrius Serra (a partir del clásico de Joanot Martorell) Dirección: Joan Arqué Intérpretes: Quim Àvila, Laura Aubert, Judit Neddermann, Moha Amazian, Neus Ballbé, Clara Mingueza, Ireneu Tranis, Agnès Jabbour Escenografía: Judit Colomer Vestuario: Nídia Tusal Iluminación: Toni Ubach Espacio sonoro: Roger Gimenez Veciana Caracterización: Núria Llunell Producción: Teatre Romea y Grec 2024 Festival de Barcelona
Horarios: Web Teatre Romea Precio: A partir de 21€ Duración: 110 minutos Idioma: catalán NOTA CULTURALIA: 6 ——
No es habitual que una obra de teatro se titule Burro, y menos todavía que esté basada en relatos literarios que tratan sobre este animal en cuestión. Y esto es lo que nos propone el Teatre Romea de la mano de Carlos Hipólito y de la compañía Ay Teatro, una tragicomedia con música en directo que nos habla de los asnos en la literatura.
«En una finca vacía, un burro atado a una estaca le cuenta su vida a su sombra mientras se acerca un incendio forestal. Se inicia así un viaje tragicómico, divertido, tierno, poético y profundo que explora los grandes textos clásicos sobre el asno y la intensa relación entre el animal y el ser humano.
Pocas veces se puede contemplar sobre el escenario la«magia del teatro». Y Burro es una de estas ocasiones. La propuesta es muy sencilla pero no por ello descuidada. La dramaturgia viene de la mano de Álvaro Tato y la dirección está a cargo de Yayo Cáceres. Sobre el escenario un actor, Carlos Hipólito y tres músicos. Solo con esto, tan solo, Burro nos hará viajar a través de la literatura, cabalgando sobre fragmentos de obras como lasFábulas de Esopo, El asno de oro de Apuleyo, Misa del asno (anónimo), Disputa del asno de fray Anselmo de Turmeda, Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes y Platero y yo de Juan Ramón Jiménez.
Hipólito lleva a cabo, en solitario, o casi en solitario, la recreación escénica de estos textos clásicos con una delicadeza y sensibilidad que lo impregnan todo. Tan solo su voz, o el juego de su voz, y el acampamiento de tres músicos-actores, Fran García, Manuel Lavandera e Iballa Rodríguez, consiguen recrear unas historias que provienen del pasado, en algunas ocasiones, de un pasado muy antiguo, y nos permiten disfrutar con su interpretación. Hipólito sabe moverse por un escenario casi vacío y darle vida a través de los textos que recita.
Todo en Burro funciona con una gran sintonía, lo que nos permitirá ser conscientes de la importancia de los animales de carga en el pasado y su vinculación con los humanos, en una época, la actual, donde el burro ha dejado de ser una herramienta básica de la economía. Magnificas las referencias de la obra al uso del término burro como insulto, en boca de un asno reivindicativo ante la muerte segura que le depara el incendio que se acerca peligrosamente al lugar donde está atado. Y también a destacar el juego escénico que se produce entre el burro y su sombra, que permite avanzar de forma sugestiva a la representación.
Burro no pretende impactarnos con una escenografía apabullante, ni pretende representar un texto vehemente sobre la condición humana, más bien se nutre de la literatura sobre los burros para trasladarnos un mensaje amigable con el medio ambiente y los animales. Un discurso sencillo pero meritorio en un mundo, el nuestro, en el que la relación de la humanidad con la naturaleza se desarrolla cada vez más de forma trágica y funesta.
“Burro” se representa en el Teatre Romea del 8 de junio al 2 de mayo de 2024.
Dramaturgia: Álvaro Tato Dirección: Yayo Cáceres Intérpretes: Carlos Hipólito, Fran García, Manuel Lavandera, Iballa Rodríguez Música original: Yayo Cáceres Escenografía: Ay Teatro y Tatiana de Sarabia Vestuario: Tatiana de Sarabia Iluminación: Miguel A. Camacho Producción: Ay Teatro y Teatre Romea
Horarios: de martes a viernes a las 20:00 horas-, sábados a las 17:30 horas y domingos a las 18:00 horas Precio: a partir de 18,90€ Duración: 80 minutos Idioma: castellano NOTA CULTURALIA: 9 ——
Ay Teatro presenta Burro en el Teatro Romea una tragicomedia con música en directo inspirada en las obras maestras de la literatura que giran en torno al asno, dirigida por Yayo Cáceres y protagonizada por Carlos Hipólito.
En una finca vacía, un burro atado a una estaca le cuenta su vida a su sombra mientras se acerca un incendio forestal. Se inicia así un viaje tragicómico, divertido, tierno, poético y profundo que explora los grandes textos clásicos sobre el asno y la intensa relación entre el animal y el ser humano.
La música en directo y el teatro más puro acompañan a este asno sin nombre, de seis mil años de edad, en un recorrido por sus aventuras, desventuras y peripecias a lo largo de la Grecia y la Roma clásicas, la Edad Media festiva y carnavalesca, el Siglo de Oro español e inglés, la Ilustración y la Modernidad. Un relato que lucha contra el olvido mientras se acerca el fuego. Una obra que deja huella… de pezuña.
«Burro» se representa en el teatre Romea del 8 de mayo al 2 de junio de 2024
Dramaturgia: Álvaro Tato Dirección: Yayo Cáceres Intérpretes: Carlos Hipólito, Fran García, Manuel Lavandera e Iballa Rodríguez Música original: Yayo Cáceres Escenografía: Ay Teatro y Tatiana de Sarabia Vestuario: Tatiana de Sarabia Iluminación: Miguel A. Camacho Producción: Ay Teatro y Teatre Romea Con el apoyo de Comunidad de Madrid e INAEM (Gobierno de España, Ministerio de Cultura y Deporte)
Horarios: de martes a viernes a las 20:00 horas; sábados a las 17:30 y a las 20:00 horas y domingos a las 18:00 horas. Lunes 10/5 a las 18:00 horas Precio: a partir de 16,80€ Idioma: español Duración: 80 minutos
El teatro Romea estrenó el pasado 25 de febrero Voltaire/Rousseau. La Disputa, sin duda una de las joyas teatrales de la temporada. Una propuesta que nos plantea reflexionar sobre la vida y la sociedad de la mano de dos de los más destacados filósofos de la Ilustración, Voltaire i Rousseau.
«Un panfleto anónimo acusa Jean Jacques Rousseau de haber abandonado a sus cinco hijos. Rousseau recurre a Voltaire para averiguar juntos quién es el autor de esta abominación. Una situación que proporciona la oportunidad de asistir a una gran escena doméstica donde los dos filósofos enfrentan sus ideas sobre Dios, la igualdad, la educación y el teatro. Dos maneras igualmente generosas, pero muy diferentes, de concebir la sociedad».
Voltaire/Rousseau. La Disputa es una obra-discusión en la que todo está tal y como debe estar. Una delicia teatral que comienza con la visita del joven Rousseau a Voltaire en busca de ayuda para identificar el autor del panfleto escrito contra su persona. Este hecho permitirá que ambos personajes expongan sus ideas filosóficas, todo ello aderezado, a medida que la discusión avanza, con las opiniones que cada uno de ellos tiene de su adversario.
Jean-François Prévand ha creado una joya dialéctico-teatral que para ser creíble necesitaba de dos magníficos actores para encarnar a Voltaire i Rousseau. Al primero le da vida un magnífico Josep Maria Flotats, que provee a su personaje de una locuacidad intelectual e interpretativa que brilla por sí misma. Pep Planas encarna a un apesadumbrado Rousseau que, aunque de origen más humilde y de carácter más sombrío, muestra sobre el escenario un aguerrido espíritu intelectual.
Ambos están geniales en sus respectivos papeles, a lo que ayuda un texto que, aunque trata de forma concéntrica sobre la autoría del libelo contra Rousseau, irá avanzando y enriqueciéndose al desarrollar las teorías filosóficas de ambos personajes, que discutirán sobre temas tan diversos como la religión, la sociedad, la cultura, el teatro, la tolerancia, la igualdad o los derechos. Todo ello engarzado de forma soberbia en el espléndido texto de Prévand, y llevado a la genialidad por la dirección del propio Josep Maria Flotats, que en esta ocasión eleva el horizonte escénico de la representación a unas cotas teatrales difíciles de alcanzar.
Así, pues, la obra no necesita de grandes avatares escénicos ni efectos de ningún tipo, si exceptuamos la magnífica interpretación de los dos únicos actores. Toda la acción se representa, además, en el salón de la residencia de Voltaire, definido con un escaso atrezo y una imagen tapiz que nos muestra el lugar donde se produce el encuentro.
No hay palabras, os lo confieso, para valorar una magnífica obra como Voltaire/Rousseau. La Disputa. Tan solo queda apremiar a los últimos y las últimas rezagadas a aprovechar la última semana de representación de la obra en el Romea para saber quién es el verdadero autor del libelo contra Rousseau y disfrutar de una representación teatral digna de los filósofos a los que hace referencia.
«Voltaire / Rousseau. La disputa» se representa en el teatre Romea del 25 de febrero al 1 de abril de 2024.
Autoría: Jean-François Prévand Dramaturgia y dirección: Josep Maria Flotats Traducción: Salvador Oliva Reparto: Josep Maria Flotats, Pep Planas, Arnau Puig (Voz en off) Espacio escénico: Josep Maria Flotats Vestuario: Renato Bianchi Iluminación: Insuel Producción: Teatre Romea
Horarios: Web teatre Romea Precio: A partir de 18,40€ Idioma: catalán Duración: 90 minutos NOTA CULTURALIA: 9,9
Llega al Romea Edipo. a través de las llamas, una reflexión sobre el héroe y la búsqueda de la verdad que reelabora el clásico de Sófocles desde una perspectiva crítica y postmoderna.
«Edipo duerme, al borde de un camino, hasta que despierta al escuchar la voz de una extraña presencia; un hombre, que, oculto bajo un casco de metal, comienza a hablarle acerca de un monstruo, una ciudad y una recompensa. Edipo, desconfiado, rechaza la invitación del misterioso caballero, que no duda en seguir insistiendo hasta conseguir que Edipo se desvíe de su camino, se enfrente al monstruo y, convertido en rey, termine entrando en la ciudad de Tebas.»
Ya sabéis que la revisitación de un clásico tiene siempre la capacidad de hacernos reflexionar sobre nosotros mismos y sobre los problemas que arrastra nuestra propia sociedad. Y la trama del Edipo de Sófocles, que constituye el armazón de la propuesta escrita por Paco Bezerra y dirigida por Luis Luque, no es una excepción, ya que se basa en la tragedia griega para plantearnos la realidad que subyace en el heroísmo y la el conocimiento, valores estos devaluados en el mundo actual.
A través del mito seremos testigos del futuro que le espera al héroe, Edipo, al intentar remediar los problemas de Tebas, la ciudad de la que es rey, impotente ante las consecuencias que sus acciones van a provocar. Vamos, la trama típica que envuelve al héroe clásico griego.
La propuesta que llega al Romea, coproducida por el Festival de Mérida y el Teatro Español, no por otra es la adaptación de un clásico, actualiza el contexto escénico, ubicando la acción en un espacio indefinido, en el que la historia se va desarrollando entre tonos fríos y ante las imágenes que se nos muestran en una gran pantalla, que, sin duda, enlaza la trama con el mundo multipantalla actual. La dirección de Luque hace centrar la atención en los actores y especialmente en la vigorosa interpretación de Alejo Sauras, que encarna al desdichado rey Edipo, que poco a poco irá descubriendo las fatídicas consecuencias de sus acciones. Sauras está acompañado en el rol femenino principal por Mina El Hammani que da vida a la desdichada reina Yocasta. Ambos están acompañados a modo de coro clásico silencioso, de un elenco que representa, en parte, lo ominoso de la existencia humana.
Edipo. A través de las llamas nos permite, así, reflexionar, como ya os dije, sobre el destino que cada uno de nosotros y de nosotras intenta fraguar a lo largo de su existencia, y como a veces, la vida se puede torcer, ya sea por la voluntad de los dioses o por la resistencia propia de la realidad que nos rodea. Y es en esas situaciones en las que el heroísmo personal hace acto de presencia, y nos dirige hacia el destino que cada uno de nosotros y de nosotras debemos alcanzar.
Perdón, me equivocaba!! Eso es tan solo la trama de una antigua tragedia griega, escrita por un antiguo autor griego. Se me olvidaba que en el mundo en el que hoy vivimos la tenacidad, el heroísmo y, sobre todo, la voluntad de conocer la verdad, tienen un valor muy pero que muy relativo.
Os presentamos hoy una entrevista con Joel Minguet, actor y alma mater de Lorca que se representa hasta el 5 de mayo en el Off Side del Teatre Romea. Un espectáculo que transita a través de poemas, epistolas y sentiminetos por la amistad que forjaron dos genios como Dalí y Federico García Lorca. Una pequeña pieza pero con grandes dimensiones.
El joven Lorca, Dalí, literatura, pintura, música… Háblanos un poco de cómo surgió la idea y de cómo se desarrolló el proceso creativo.
Topo comenzó hace un par de años. Me rondaba la cabeza la idea de hacer algo sobre Lorca. No sabía qué, no tenía idea. Venía de una época de mucho trabajo y cuando acabé hice una parada. Después comencé a recopilar información, a leer su obra, e hice un poco de inmersión en lo que es la persona de Lorca. Decidí entonces cargar la moto con la guitarra y me dirigí a la costa este de Francia y estuve allí durante un mes. Los últimos 15 días hice campamento base en Cadaqués. Iba leyendo, hablando con gente y me di cuenta de la huella que había dejado Lorca en la zona, de su amistad con Dalí. Me hablaron de un libro que se titula Querido Salvador, querido Lorquito, que recoge la correspondencia que mantenían ellos dos, y a partir de aquí estiré del hilo. Y pude ir acotando la inmensidad de Lorca en sus años de juventud, en la época que vivió en la Residencia de Estudiantes, de 1919 al 1927, cuando conoció a Dalí, Buñuel, Unamuno, Alberti. Seguí tirando del hilo y encontré que podía mezclar estos diferentes lenguajes, desde la poesía, las cartas, el anecdotario que servía de hilo conductor y los monólogos de principio y final que se convierten el envoltorio de la obra. Fue un proceso creativo muy natural, sin una idea de inicio y poco a poco me he ido encontrando lo que ahora mismo es la obra Lorca.
Cantautor, recitador, trovador, cuentacuentos, parlautor (hablautor). Dónde crees que se puede ubicar mejor tu obra?
A mí me gusta mucho el concepto de parlautor (hablautor), que proviene del de cantautor. Todo viene de una anécdota. Hace unos años me propusieron hacer un espectáculo musicando canciones antiguas mías, de hacía unos 20 años. Yo no me acababa de sentir a gusto. Mi tesitura de voz había ido cambiando. Se lo comenté a Marcos Bayón, que es quien me ha producido el disco de Lorca, y él me dijo entonces, claro Joel, tú más que cantar tendrías que recitar. Tienes una voz de actor trabajada. Mira cuáles son tus influencias: Lou Reed, Leonard Cohen, Tom Waits… A partir de aquí fue apareciendo la idea de parlautor, emulando al cantautor, y creo que el espectáculo Lorca tiene mucho de esto.
Te has empapado de la obra de Lorca para crear este espectáculo. Qué ha quedado de Lorca en Minguet? Cómo te ha afectado? Te ha dejado algún resto?
Tenía muy claro desde el principio que no quería tratar este material de Lorca desde el conocimiento. Existen muchos trabajos y especialistas de Lorca… Yo quería tratarlo desde la barriga, desde un lugar mucho más emocional, porqué ese ha sido el proceso natural con el que me he ido encontrando. Y claro, después de un año y medio picando piedra, trabajando y poniendo el corazón evidentemente te vas empapando. Por ejemplo, cuando hice la elección de los poemas recitados fue como si hiciera una playlist, los poemas me gustaban porque me conectaban con alguna cosa, y cuando tuve los poemas escogidos, fui creando la dramaturgia.
Por eso, si al espectador un verso, una palabra, un acorde de guitarra o una expresión le toca en algún lugar y le hacen volar, el objetivo está conseguido. Y por eso el espectáculo es tan atmosférico, y juego en él con los efectos sonoros, con los delays, el chorus, las reverbs largas para buscar esa emocionalidad y la atmosfera que nos lleva a conectarnos con la emoción. Yo me conecto y de alguna manera es lo que busco con el público. Ir de la mano en este viaje y que nos pasen cosas, que te toquen un lugar y que te olvides de todo lo demás.
Cómo ves la intensa relación de amistad entre Lorca y Dalí? Háblanos un poco más de la etapa lorquiana de Dalí y de la etapa daliniana de Lorca.
En el espectáculo aparece y transitamos por ello, son unos artistas tan polifacéticos y la influencia de uno sobre el otro era tan bestia… Entre Dalí y Lorca la influencia era capital, Por ejemplo, a Dalí se le puso entre ceja y ceja que Lorca dibujara y en 1927 escribe la reseña de la exposición de dibujos que se hace de Lorca en la Galería Dalmau de Barcelona. También Lorca animaba a escribir a Dalí y en 1928 Francisco García Lorca, hermano de Federico y director literario de la revista granadina El gallo, publica en español el artículo San Sebastián de Dalí.
Claro, Lorca son sus poemas, es su teatro, pero también son sus dibujos, su música… Eran artistas multidisciplinarios. En la obra la influencia de ambos se nota, fruto de la amistad, de un juego de seducciones que construyeron entre ambos. Lorca tuvo una época en que estuvo enamorado de Dalí, y todo esto está en ellos. La obra se centra en la época de la Residencia de Estudiantes y en las estancias de Lorca en Cadaqués. Una época en la que la amistad entre los dos y la influencia era brutal. Uno bebía del otro. En esto me he querido centrar en el espectáculo.
Me ha sido imposible no recordar los arreglos de Paco Ibáñez a la hora de musicar los textos. Ha sido una influencia? Háblanos del disco producido al mismo tiempo que la obra. Fue fácil musicar los versos de Lorca?
La influencia de Paco Ibáñez es inevitable. Me emociona lo que dices porque mi padre había sido representante de Ibáñez. Y lo he mamado mucho desde pequeño. He ido a muchos conciertos de Ibáñez a los que me llevaba mi padre. Aún así, la influencia de Paco Ibáñez en el espectáculo no la he buscado, ha salido de forma natural.
Musicar los textos ha sido muy natural, muy espontáneo. Yo comencé a tocar la guitarra con ocho años. Yo de pequeño soñaba con ser músico. Esta era mi ilusión. Pero la vida me llevó hacia la interpretación. Y la música se quedó en un ámbito no profesional. Y ahora con este Lorca es cuando las dos cosas se han unido. Por ello la composición de la música no fue difícil, fue algo muy natural. El espectáculo me pedía guitarra. Por ello me siento muy cómodo. Y por otro lado como la música ha nacido de esta espontaneidad es muy fresca, muy natural, fluye de una manera por mi cuerpo franca y honesta. La música y la palabra van de la mano en la obra.
El resultado musical incluye recitación, canción y toda una serie de onomatopeyas y efectos sonoros y musicales. Háblanos un poco de todo esto. Requerimiento de producción o una voluntad, también, de actualizar a Lorca?
Grabar el disco del espectáculo ha sido el gran trabajo. Yo no había grabado un disco en mi vida, ni pensaba en hacerlo. Pero fue apareciendo a medida que el espectáculo iba creciendo. Cuando Lorca llegó al Off-side del Romea, Jordi Musquera productor y uno de los grandes valedores de la propuesta, me dijo: Joel, hemos de hacer un disco de esto. Gravé los previos de voz y guitarra en Prasat Studio. Los primeros resultados que me envió fueron «guau, es impresionantes, pero para el Sonar de día». Yo quería que el disco oliera, hiciera olor al espectáculo. Esta ha sido una de las grandes dificultades, al intentar ser fiel a Lorca.
Con el espectáculo no quería tan solo desarrollar la voz y la guitarra sino que quería darle un plus. Y este plus nos lo daba la tecnología. Jugar con los delays, con las reverbs largas, con las que se crea la atmósfera del espectáculo. Por otro lado, el espectáculo tiene un escenario vacío, con dos guitarras, una flamenca y una española y un rack de efectos sonoros en los pies.
Lorca, Margarida Xirgu, Teatre Romea… La elección del escenario fue casualidad o una elección buscada?
Carles Canut, director del Teatre Romea, es el máximo valedor del espectáculo. En el momento en el que le hice la propuesta y la escuchó lo vio clarísimo. Yo buscaba un lugar en Barcelona que tuviera una solera o conexión con la obra. Ciertamente Margadida Xirgu era la actriz fetiche de Lorca. ¿Cuántas noches Margarida Xirgu estuvo en el Romea? Existen muchas historias de la Xirgu en el Romea. Era un sueño que poco a poco se iba haciendo realidad y a la vez poco buscado en un inicio.
Con este espectáculo han ido pasando una serie de cosas de forma natural. La propuesta que le hicimos a Canut fue también muy fácil, ya que él es un gran amante de Lorca. Así, poder cerrar el ciclo Off-side del Romea este año con este espectáculo es un regalo. Y es que todo esto, Lorca, la Xirgu está en el Romea… El espacio es ideal para un espectáculo como Lorca. Siempre hemos intentado que los espacios donde representáramos la obra tuvieran una energía, que por sí solo formen parte de la escenografía.
Cómo crees que viviría Lorca en un mundo como el nuestro?
Lorca está en el imaginario de todos. Lorca, lo digo en el espectáculo, era un ser nacido para la libertad. Yo lo siento tan actual, era tan atemporal… Cómo se sentiría él ahora, esto no lo he querido obviar en el espectáculo. La obra se centra en la época de juventud, pero hago una elipsis al final, un monólogo final que es una bofetada sin mano. Habla de aquellas España, un pueblo de mancos, un país de paletos manipulables. Se lo cargaron. Lo fusilaron con 38 años. Alguien que con 38 años hizo todo lo que hizo, si no lo hubieran matado no me puedo imaginar a dónde hubiera llegado, seguramente hubiera sido un Nobel.
Su obra en general es tan bestia, es tan inmensa que hoy en día forma parte de nosotros. Mi objetivo no es polemizar, el espectáculo tiene otra línea, muy diferente… abarca una época de luz de Lorca, pero no he querido pasar por alto este tema, de cuál fue su final y que fue una tragedia. Hoy en día, creo que estos delays y estos efectos sonoros se le quedarían cortos, experimentaría, era tan avanzado a su tiempo… es que era atemporal.
Tienes en tu historial trabajo en el teatro, en el cine, en la televisión, como músico, como docente. Dinos en qué estás trabajando, si tienes algún nuevo proyecto y en qué ámbito?
Yo espero que este espectáculo tenga un recorrido largo. Llevamos un año y medio con él, pero justamente ahora está comenzando. Espero que en el Romea lo pueda ver mucha gente, y que a partir de aquí podamos viajar por Cataluña, por España y quién sabe. Pero espero que tenga un largo recorrido. Creo que este espectáculo me acompañará mucho tiempo…
Aún así, en estos momentos he comenzado ensayos de un espectáculo teatral que se llama Human de la productora Dactilar, una producción medio inglesa y medio de aquí, que estrenaremos el 1 de junio en Barcelona. Es una obra de teatro con texto de Pepe Castejón, un texto maravillos. Y ahora en estos momentos estoy compaginando los ensayos de una cosa y la otra, conviven los dos textos en mi cabeza. En Human yo estoy solo como actor, pero Lorca es algo mío que he ayudado a concebir, y estará mucho tiempo conmigo. Espero y deseo que guste, y que tenga su vuelo. A ver dónde nos llevará.
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