Como algunos habréis leído en prensa o en internet, entre los años 541 y 543 el Mediterráneo sufrió una pandemia, conocida como la plaga de Justiniano por el nombre del emperador bizantino que gobernaba por aquel entonces.
La plaga, que pudo ser la peste negra, afectó al Mediterráneo oriental, y a parte de Europa, Asia y África, con una afectación muy alta, considerándosela una de las plagas más mortales de la historia.
Como el caso muestra algunas semblanzas históricas con la pandemia actual, vale la pena echarle un vistazo, por eso os dejamos aquí una serie de enlaces que os llevarán a diferentes noticias, textos y artículos que analizan la Plaga de Justiniano y los efectos sobre la población mediterránea en el siglo VI d.C.
En estos días de confinamiento e inercia social vale la pena recomendar libros que ensalcen nuestro conocimiento de la historia. Por eso os recomendamos una publicación del año 2011, Estilos de vida en Bizancio de Miguel Cortes Arrese, una obra que nos permitirá realizar un largo viaje hacia el Mediterráneo Oriental y la historia de un imperio medieval en gran parte desconocido.
Latinos, eslavos y musulmanes se sintieron fascinados por Bizancio, un Imperio heredero del romano, defensor tenaz de la Ortodoxia, que estableció sus dominios sobre buena parte del Mediterráneo oriental y desarrolló una civilización cuyo brillo había de deslumbrar a sus contemporáneos.
Una de sus creaciones más originales fue el monacato. Triunfó al margen de la Iglesia oficial, a la búsqueda de la santidad, en lucha permanente con los peligros del mundo y los poderes invisibles de las tinieblas. Y buena parte de su éxito se debió a la variedad de fórmulas que utilizaron estos hombres y mujeres ebrios de Dios en su escala del paraíso: eremitas, estacionarios, herbívoros, estilitas…San Pablo de Tebas, San Antonio o San Simeón el estilita el Viejo no han dejado de asombrarnos durante centurias, hasta nuestros días.
No menos seductores fueron los guardianes de la frontera oriental que mantuvieron, en nombre del emperador, la lucha eterna contra los musulmanes, en los confines del Tauro o en las marcas de Capadocia. Como Basilio Digenís Akritas, ensalzado en un bello poema que nos ilustra, de manera elegante y refinada, sobre su origen, gustos artísticos y formación religiosa. Sus santos protectores: Teodoro, Demetrio y Jorge participaron también en los sueños y visiones de numerosos fieles; identificados por los rasgos que mostraban sus iconos. El noble Jorge, vencedor de mil combates, viajó a Occidente de la mano de los cruzados; y como Demetrio, el patrón de Tesalónica, acudió en auxilio de los eslavos en la guerra secular que tuvieron que librar contra los tártaros.
Miguel Cortes Arrese es catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Castilla-La Mancha, adscrito a la Facultad de Letras del Campus de Ciudad Real. Coordinador de la Enciclopedia del Románico, Asesor del Festival de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid. Comisario de las exposiciones De Creta a Toledo: iconos griegos de la Colección Velimezis; Bizancio en España: de la Antigüedad tardía a El Greco y Lecturas de Bizancio. Entre sus numerosas publicaciones cabe destacar Bizancio. El triunfo de las imágenes sagradas, Estilos de vida en Bizancio y Los visigodos de los románticos.
Título: Estilos de vida en Bizancio Autor: Miguel Cortes Arrese Editorial: Nausícaä Colección: Medievalia Formato: Tapa blanda / 23 x 15 cm Páginas: 182 Fecha de publicación: 1 junio de 2011 ISBN: 978-8496633988 Precio: 16,50€
Jerusalén es, seguramente, una de las ciudades más singulares de las creadas por la mano del hombre y un emplazamiento que no solo provoca intensas emociones espirituales sino que es, también, uno de los puntos calientes de la política mundial, sobre todo la de Oriente medio. Debido a ello, Jerusalén y Palestina son dos nombres que vemos constantemente encabezando los titulares de las noticias internacionales, por desgracia normalmente tiznadas de odio, violencia e incomprensión. Por eso siempre es necesaria, para entender los qué y los porqué de la información que nos avasalla a través de los medios de comunicación, una visión actualizada y detallada de la historia que provea al lector medio e interesado de un punto de vista más afinado de la realidad de la que es la ciudad santa para tres de las religiones más difundidas en el mundo y la región donde esta se ubica.
Simon Sebag Montefiore y editorial Crítica se han propuesto, de esta forma, avituallarnos de una nueva monografía sobre la ciudad de la Biblia, una obra que realiza un repaso, con carácter de difusión, de la historia de una ciudad que forma parte de la consciencia vital colectiva del mundo.
Montefiore, escritor, periodista e historiador inglés de origen hebreo y emparentado con el financiero y filántropo judío del siglo XIX Moses Montefiore, es un autor especializado en historia rusa, hecho palpable en su biografía de Jerusalén, que ha escrito libros como Potemkin: Catherine the Great’s Imperial Partner (2005); A History of Caucasus (2005) o La corte del zar rojo (en español, en editorial Crítica, 2010).
El autor inicia su recorrido desde donde debe ser, el origen de todo, desde la Jerusalén bíblica, para ir avanzando a lo largo de los diferentes períodos de la historia que, como estratos de tiempo y culturas, han dotado a la ciudad de su forma actual. Así, pues, Montefiore nos relata la época de dominio de los grandes imperios mesopotámicos, la dominación helenística y romana que conlleva el relato de la destrucción del templo y el inicio de la diáspora judía; el poderío bizantino, la integración de la ciudad en la historia musulmana, la formación del estado cruzado en el siglo XI, y la dominación egipcia y más tarde turca, para llegar a los tiempos más actuales con la desmantelación del imperio otomano tras la Primera Guerra Mundial, el periodo de protectorado británico y la creación del actual Estado de Israel.
El autor detiene su relato histórico en la Guerra de los Seis días (1967), aunque dedica un epílogo a reseñar brevemente los acontecimientos posteriores a esa fecha hasta llegar a la actualidad y para realizar una reflexión global sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad siempre superada por las imposiciones del momento.
Montefiore lo presenta todo con un marcado tono de difusión. No se esperen, pues, una lectura hastiada abarrotada de datos, reflexiones y divagaciones sino más bien un relato de la historia de Jerusalén amena y entendedora que analiza todo lo que les he comentado de forma asequible y agradecida y en el que siempre está presente el punto de vista propio del autor, de lo que no se esconde.
El texto en sí podría estar más cuidado y creo, asimismo, que el contenido de la monografía va más allá de lo que indica el subtítulo de la obra, esto es, más que una biografía de la ciudad y un estudio de su realidad política, económica, socio-cultural, religiosa o física, la monografía viene a ser, en muchos momentos, una historia de Jerusalén en la que el autor se centra más en el contexto internacional que en la propia evolución de la ciudad, lo que le da al libro un enfoque más contextualizado y comprensible, ya que en muchos casos, sino en todos, la historia jerosolimitana y la de la región que controla no se puede entender sin conocer los poderes externos que actuaron sobre ella y lucharon por poseerla.
El libro, por otra parte, concede más espacio y más profundidad a la historia de Jerusalén en época contemporánea, las centurias que seguramente han fraguado con más determinación la forma urbis de la actual Jerusalén y que es la época que, seguramente, mejor conoce el autor.
Jerusalén, la biografía es, por tanto, una nueva aproximación al periplo histórico de más de 3.000 años de una ciudad que es un memorial físico y espiritual de la relación de poderes en el mundo desde su fundación en tiempos bíblicos, que tiene como finalidad ilustrar de forma amena la historia de la ciudad santa, a pesar de las 853 páginas que lo conforman, y que se convierte además en una fuente de lecturas posteriores gracias a lo desarrollado de su aparato de notas a pie de página y a los apabullantes índices de bibliografía y onomástico que posee, además de los diversos mapas históricos que ayudan al lector a contextualizar y situar geográficamente el relato del autor, algo que, por desgracia, no siempre acompaña a los libros de historia.
Título: Jerusalén: La biografía Autor: Simon Sebag Montefiore Editorial:Crítica Colección: Serie Mayor Traductor: Rosa Maria Salleras Puig Fecha de publicación: 08/11/2012 Nº de páginas: 888 Idioma: Español ISBN: 978-84-9892-463-3 Formato: 15,5 x 23 cm. Presentación: Rústica con solapas Precio:
–Rústica con solapas: 25,90 €
–ePub: 15,99 €
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Pocas veces uno tiene la posibilidad de leer libros referentes a la historia del Imperio Bizantino en castellano, y mucho menos sobre la historia de los últimos momentos de existencia del Estado heredero del Imperio Romano. Y aún menos de disfrutar de las brillantes páginas escritas por uno de los grandes especialistas en historia medieval como fue Steven Runciman, más conocido, sin embargo, por otra de sus obras magnas que narraba en tres volúmenes la historia de las cruzadas (1951, 1952, y 1954).
Reino de Redonda, posiblemente una de las editoriales más extrañas del mundo, debido a sus principios, sus objetivos y sus medios, nos presenta, como en el resto de sus obras editadas en castellano, una edición muy cuidada de la obra de RuncimanLa caída de Constantinopla 1453. Como el mismo Javier Marías, encargado y director de la editorial, indica en su blog, la actividad de Reino de Redonda no prima el beneficio económico en sus publicaciones sino el tranajo editorial, objetivo que sitúa a Reino de Redonda en una posición bien alta en lo que se refiere a la calidad de sus publicaciones, aunque, y por desgracia, en una posición bastante inferior en lo que hace referencia a sus beneficios (como el mismo editor indica).
Aunque un libro como el Runciman no se merece una edición de otra clase. Asistimos ante sus páginas a otra forma de hacer historia y de transmitirla al público lector. Es en un libro de historia como este donde se puede observar, más bien percibir, la pasión que Sir James Cochran Stevenson Runciman sentía por la historia, y más concretamente por el periodo bizantino, como muestran la mayoría de las obras que escribió el autor. Y es un placer para un lector de lengua hispana poder acceder a la traducción de cualquiera de sus obras, y más concretamente de La caída de Constantinopla 1453, que la editorial Reino de Redonda nos presenta de forma tan cuidada.
El libro, como su título indica, trata del último gran episodio de la historia del Imperio Bizantino, el epígono histórico de Roma, cuya historia se inició con la fundación de la ciudad de Constantinopla durante el reinado de Constantino I, allá en el siglo IV, y la división del Imperio romano en dos partes, la Oriental y la Occidental.
Constantinopla y el imperio que esta gran capital señoreaba vivieron épocas de gloria, durante el periodo de sus primeros emperadores, durante la etapa de expansión mediterránea llevada a cabo por Justiniano y a lo largo del gobierno de los emperadores macedonios a finales del primer milenio d.C. Aunque la obra de Runciman no se centra en ninguno de estos periodos sino, muy al contrario, en el momento de la desaparición de su poder a manos de los turcos otomanos en el año 1453.
Sir Steven Runciman
Para ello, y como no podía ser de otra forma, Runciman dedica unos primeros capítulos a la presentación de los contendientes y de sus respectivas fuerzas, tanto las bizantinas, debilitadas tras varios siglos de decadencia y disminución política, y las turcas, en un momento de franco apogeo que, en breve haría temblar a todas la capitales europeas cristianas. Un capítulo necesario para situara al lector ante un conflicto que dio paso a una nueva era.
Los capítulos centrales del libro los dedica el autor a tratar de pleno el asedio de la ciudad. Es aquí donde la pluma de Runciman se deja llevar por su pasión y por sus amplios conocimientos de historia. Y el autor lo hace no de una forma académica y tecnicista, sino de una forma “novelada”.
Y es que solo aquellos que dominan y controlan todos los aspectos de un periodo y de una temática pueden convertir un libro en casi una epopeya histórica. Es aquí donde el lector tomará parte en el conflicto. Se situará junto a los asediados cristianos, ayudando en la defensa y reconstrucción de las murallas castigadas por la artillería turca, o se ubicará entre los soldados jenízaros del sultán Mehmet II, ansiosos por tomar una ciudad, una capital, un mundo, que la cristiandad ortodoxa había opuesto al avance musulmán desde el inicio de su expansión.
Runciman, conocedor de todas y cada una de las fuentes, tanto cristianas como musulmanas, que tratan de la caída de Constantinopla, recorre el campo de batalla como un experimentado general de campaña y nos permite conocer todos y cada uno de los movimientos tácticos y militares de ambos bandos, o todos los que las fuentes nos han permitido conocer, con un estilo inmejorable, recomendado no tan solo para aquellos conocedores del periodo histórico sino para todos aquellos que gustan y gozan de la novela histórica. Aunque en este caso la agudeza y el talento de Runciman transforma la novela en historia.
El libro no se queda tan solo en eso, sino que nos habla, y es algo de agradecer, del día después de la caída de la ciudad. El agudo conocimiento histórico de Runciman vuelve a sorprendernos al hacernos una breve indicación, en los últimos capítulos del libro, del destino de los vencidos, de los supervivientes de la ciudad y de los diminutos y débiles estados cristianos bizantinos que aún sobrevivieron algunos años más para caer finalmente ante el empuje otomano. También en estos últimos capítulos el autor nos habla de las consecuencias de la caída de Constantinopla en Occidente, y del mundo que quedaba tras la caída de una ciudad milenaria. Incluso conoceremos algo sobre los primeros años de la Constantinopla, o más bien, de la Istambul otomana, que en breve, y como no podía ser de otra forma, se convertiría de nuevo en la sede de uno de los imperios, el turco otomano, más extensos de la Edad Moderna, prevaleciendo y señoreando sobre todas las ciudades y capitales turcas, pues no en vano, Constantinopla había sido una de las ciudades más importantes del mundo conocido en época medieval.
Sir Steven Runciman
Aún dispondremos, en uno de los dos apéndices finales del libro, de un comentario del propio autor sobre las fuentes históricas utilizadas en la redacción de la obra, algo muy difícil de ver en la bibliografía en español, donde la temática y las fuentes bizantinas está muy lejos de tener un tratamiento digno a su importancia histórica.
Como comentario crítico personal solo puedo indicar, aparte de todo lo dicho en los párrafos anteriores, que Runciman sobresale como historiador y como literato en los capítulos centrales del libro, es decir, aquellos que tratan el asedio otomano a Constantinopla. Es en esta parte donde el lector viaja de la mano de Runciman por unos hechos ya en parte legendarios, que nos permiten ser testigos del comportamiento heroico y épico de los defensores cristianos de la capital bizantina, que ante la amenaza colosal que superaba y multiplicaba sus fuerzas, se mantuvieron firmes ante un destino bastante preclaro y desesperanzado.
Sin embargo, en los capítulos iniciales y finales, es decir, aquellos que tratan de los momentos previos y posteriores al asedio de Constantinopla, al lector le constará, en parte, abrirse camino a través de todos los datos y personajes de los que nos habla Runciman, y que casi con una presentación mínima, son difíciles de seguir y aprehender.
Aún así, este comentario no le quita ni un ápice de grandeza a la reedición de una obra que deleitará a todo aquel que le guste y le interese la historia, y quiera conocer un poco más la realidad de un Imperio, que aunque bastante desconocido en los estantes de las librerías españolas (si no tenemos en cuenta los manuales generales de historia), forma parte del pasado de la Europa cristiana y medieval, y colmó de grandeza y esplendor un periodo, el medievo, considerado cada vez una etapa menos oscura y menos medieval, logro que sin duda alguna de debe al esfuerzo compartido por muchos historiadores y especialistas que como Runciman, se dedicaron a historiar y divulgar los conocimientos de un periodo tan diferente y por ello tan lejano al nuestro.
Autor: Sir Steven Runciman Editor: Reino de redonda Fecha de publicación: noviembre 2006 (edición original, 1965) Colección: Literatura Número de Páginas: 401