Crítica teatral: Grease. El musical, en la Cúpula Las Arenas de Barcelona

Love and R’n’R. Justamente eso, amor y puro rock and roll, es lo que propone el espectáculo inaugural de la Cúpula Las Arenas de Barcelona, un nuevo espacio, de grandes dimensiones (1.700 localidades), que ha elegido como carta de presentación el conocidísimo musical Grease, una magnífica producción que se estrenó el pasado 15 de noviembre de forma exitosa, con un público entregado a aquellas canciones que forman parte de su imaginario colectivo desde que, hace ya más de tres décadas, se estrenara la película protagonizada por John Travolta y Olivia Newton-John.

Así, T-Birds y Pink Ladies han tomado el escenario de la Cúpula Las Arenas de Barcelona para revivir una época, los años finales de la década de los 50 en Estados Unidos, unos días en que los alumnos del instituto Rydell apuran su adolescencia para entrar en la edad adulta a ritmo del primigenio rock and roll.

Finalizadas las vacaciones Sandy y Danny deben separarse, su historia tan solo ha sido un amor de verano y ahora cada uno debe seguir con su vida: él volverá a ser el tipo duro que lidera su pandilla, mientras que ella, romántica empedernida, idealizará esos días pasados junto al muchacho. Sin embargo, cuando ambos se resignan a separarse, el destino los reunirá en el nuevo curso del instituto Rydell, donde las cosas no serán exactamente como imaginaban.

Grease. El musical está basado en el espectáculo original creado por Jim Jacobs y Warren Casey en 1971 (también la película de 1979 se basó en él, aunque fue adaptada a las necesidades cinematográficas), quienes pensaron esta historia como un particular homenaje a un tiempo de grandes cambios en su país, cuando la sociedad americana se recuperaba, poco a poco, de la 2ª Guerra Mundial, la juventud solo buscaba diversión, el rock and roll se convirtió en su música preferida, aparecieron los primeros restaurantes fast-food, las parejas se refugiaban en los auto-cines, los desmadres en las fiestas de instituto eran habituales,…

La versión que ahora se presenta en Barcelona mantiene la estructura coral y los elementos característicos de la obra de 1971, por lo que la relación entre Sandy y Danny no monopolizará la función y dejará que el resto de personajes tengan mayor protagonismo que en la película. De esta manera, y a pesar del romanticismo presente en el argumento, esta versión ha potenciado las situaciones cómicas, como muestran las numerosas intervenciones del patoso Eugene y la esforzada Patty, por citar dos ejemplos.

Grease. El musical consta de dos partes diferenciadas: la primera tiene un ritmo frenético, sin apenas un instante de descanso para el espectador, con rápidas transiciones en la acción y canciones aceleradas; en cambio, la segunda parte cede el protagonismo a las baladas, es más pausada, influenciada por el desengaño de algunas de las chicas y la melancolía de Sandy, que ve cómo se aleja de ella su amor. Además la dificultad que exigía transportar los diferentes lugares que visitan los muchachos a un escenario concreto ha sido resuelta con mucha imaginación: las gradas del instituto se extienden o se esconden, según lo requiera cada momento, y una inmensa pantalla de leds preside el escenario para mostrar los días de playa de los protagonistas o las escenas de una película, pero también para ocultar la banda que toca en directo cada uno de los temas.

Sin duda, en la elegante manufactura de esta producción han tenido mucho que ver dos talentos excepcionales en el teatro musical hecho en este país: por un lado Manu Guix se encarga de dirigir de forma excelente a la banda creada para la ocasión (seis músicos en escena), mientras que Coco Comín vuelve a ser una garantía en la dirección, tanto en las interpretaciones como, sobre todo, en las coreografías, todas ellas visualmente impecables, milimétricamente sincronizadas, aunque la imaginativa resolución del tema Greased Lightin hace que sea esta una de las más destacadas y aplaudidas.

En cuanto a los actores, todos ellos realizan un magnífico trabajo interpretando a los miembros de los T-Birds y las Pink Ladies; no obstante hay que citar, específicamente, a Jordi Coll y a Edurne por ser los encargados de interpretar a Danny y Sandy, ambos fantásticos en el aspecto musical, aunque Edurne estuvo menos acertada como actriz, quizás nerviosa por ser el día del estreno. Sin embargo de entre todos los intérpretes hay una mujer que destaca por encima del resto: Manuela Nieto, quien no solo defiende su personaje, Rizzo, con actitud desafiante, sino que se transforma en esa decidida mujer gracias a un extraordinario trabajo de caracterización.

En definitiva, Grease. El musical es una fantástica función que combina con acierto amor, humor y mucho rock and roll, un excelente espectáculo que apela a la nostalgia y que garantiza al espectador más de dos horas de auténtica diversión.

Grease. El musical se podrá ver en la Cúpula Las Arenas de Barcelona hasta el 22 de enero de 2012.

Autores: Jim Jacobs y Warren Casey
Versión y adaptación: Roger Peña, Roser Batalla y Guillermo Ramos
Dirección artística y coreografía: Coco Comín
Dirección musical: Manu Guix
Intérpretes: Jordi Coll, Edurne, Iván Santos, Manuela Nieto, Diana Roig, David Moreno, Teresa Belza, Dídac Flores, Esther Peñas, Bernat Mestre, Desiree Moreno, Sergio Franco, Julia Ortínez, Carles Torregrossa, Adriana de Robles, Patrizia Barbieri, Víctor Gómez, Noli Ramos, Sheila López
Bailarines: Alejandra Foradada, Alfred Vicens, Clara Casals, Cristina Miralles, Diana Girbau, Eduardo Llorens, Eva Company, Guillermo Flores, Javier Martín, Jordi García, José Luis Gálvez, Núria Singla, Oriol Anglada, Tamara Suárez
Músicos: Toni Pagès, Jordi Franco, Jordi Roquer, Oriol Cusó, Jaume Penya, JJ Caro, Santi Carcassona, Clodulfo Núñez, Miguel Ángel Royo, Roc Alberto

Idioma: castellano y catalán (según la función)
Duración: 2 horas y 30 minutos (con una pausa de 15 minutos)
Horarios: martes y jueves a las 21:00 horas; miércoles a las 17:00 horas y a las 21:00 horas; viernes y sábado a las 18:00 horas y a las 22:00 horas; domingo a las 18:30 horas
Precio: 20 € y 50 €

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Escrito por: Robert Martínez Colomé

Crítica literaria: Las cenizas de Ovidio, de David Wishart.


La editorial Alamut publicó a finales del año pasado Las cenizas de Ovidio, la primera obra escrita por David Wishart (en el año 1995) y también la primera entrega de la serie de novelas histórico-detectivescas protagonizada por el joven patricio Marco Valerio Mesala Corvino.

Las cenizas de Ovidio nos traslada a los inicios del reinado de Tiberio y nos presenta algunos de los episodios históricos más “oscuros” de la Roma altoimperial, unos sucesos que obligarán a Marco Corvino a indagar, arriesgando su posición e incluso su vida, en las tramas políticas urdidas a la sombra de la dinastía Julio-Claudia.

Aquellos que hayan leído esta primera y breve introducción pensarán ¿Y qué? ¿Otra más? ¿De nuevo los Julio-Claudios? Unas objeciones justificadas debido a la amplia bibliografía de novela histórica ambientada en esta época y que tiene a esta dinastía como referente. Aún así espero poder abatir estar observaciones a lo largo de los párrafos siguientes.

Las cenizas de Ovidio no se aleja, es cierto, de un escenario histórico ya trillado en centenares o incluso millares de novelas. Aunque nos propone una planteamiento fresco y un desarrollo original. Todo comienza, como nos índica el mismo título, con la voluntad de Rufia Perila, la hijastra del poeta Ovidio, de hacer enterrar en suelo italiano las cenizas de su padrastro tras la muerte de este último, que ha vivido exiliado en la ciudad de Tomis, el la costa oriental del Ponto, por orden del emperador Augusto.

Perila contacta con Marco Corvino, el hijo del patrono de su padrastro, al que solicita ayuda. Éste, un joven aristócrata disoluto y licencioso, movido por el aplomo y la belleza física de Perila, inicia los trámites para solicitar tal autorización. Ante la misteriosa negativa de las autoridades al permitir el regreso de las cenizas en cuestión, Corvino se interesará cada vez más en el asunto, iniciando una investigación que le llevará a desafiar a varios de los políticos más importantes del momento e incluso a algunos de los miembros de la dinastía de los Julio-Claudios.

Las cenizas de Ovidio es, como decía, una novela fresca y absorbente que hace las delicias de todo aquel lector interesado en la Roma antigua y a aquellos a los que les cautive el género y el ambiente de la novela negra. El protagonista, Marco Corvino, es un joven aristócrata que no sabe hacia donde dirigir su vida, ya que hasta el momento tan solo se ha dedicado a disfrutar del patrimonio cedido por su padre y aborrece a los de su propia clase, sobre todo a los políticos aduladores y sumisos que se dejan pisotear por los “apetitos” y los intereses imperiales.

Sin embargo, todo cambiará cuando Corvino conozca a Perila e inicie sus pesquisas, que nos dirigirán de lleno hacia los bastidores de la política imperial, y más concretamente hacia la lucha por el poder dentro de la dinastía de los Julio-Claudios, que afectó tanto a la hija como a la nieta de Augusto, ambas llamadas Julia, y a uno de sus nietos Agripa Póstumo, y en la que parece que pudo estar implicado el propio Ovidio.

David Wishart, el autor

David Wishart realiza una inmersión literaria en la Roma de los primeros emperadores en base a un conocimiento minucioso del periodo en cuestión, si bien lo hace con un amplio sentido del humor y con un atrevimiento que sorprenderá al lector. Los comentarios y las opiniones personales de Corvino sazonan constantemente la novela, entre ellas su constante referencia a Tiberio como Verruga, su desprecio hacia la clase de los patricios o su rechazo a la política del momento, hecho materializado en la relación de amor-odio entre Corvino y su padre, Marco Valerio Mesala Mesalino. Además sus relaciones con los plebeyos, su conocimiento de los bajos fondos de Roma y de los lugares menos recomendables de la ciudad, nos proporcionan un retrato general de una ciudad enorme y variada, como lo era la Roma imperial, que nos permite enmarcar físicamente las investigaciones de Corvino.

Pero lo que tendrá que tener en cuenta el lector es el peso que representa la trama política investigada por Corvino en el argumento de la novela, una cuestión complicada ya que hace referencia al destino político de los Julio-Claudios. Las cenizas de Ovidio hace referencia a los años de gobierno de los dos primeros emperadores, Augusto y Tiberio, una época (y en general la antigua) en la que la política tenía mucho más de “secretismo” y reserva que en la actualidad, debido, entre otras cosas, a la magnificación de la figura imperial y a la inexistencia de medios de comunicación que pudieran airear y “controlar” las intrigas y vericuetos del emperador de turno y de sus colaboradores más próximos.

Así, pues, la trama política se convierte en el meollo del asunto al que Corvino y Perila harán constantes referencia a lo largo de la novela, en su intento de averiguar el porqué de la negativa imperial a permitir el regreso de las cenizas de Ovidio. Esta constante referencia política en la trama sirve, pues, para cautivar y “enganchar” al lector y mantenerlo interesado a lo largo de toda la novela, obligándole a aprovechar todo el tiempo de lectura disponible. ¡Se lo aseguro!

Les recomiendo, eso sí, que tengan preparado un buen “esquema cronológico” de la dinastía Julio-Claudia, ya que lo necesitarán durante la lectura de la novela para aclararse un poco (en el caso de que se pierdan). Aunque la edición de Alamut dispone de una breve relación de personajes al principio del volumen, su propio esquema “de lector” les ayudará a no perderse en una vorágine de nombres que se repetían dentro de la misma familia (en este caso la imperial) generación tras generación y en una confusión continua de relaciones familiares que se alteraban por intereses políticos y dinásticos.

Como personajes secundarios o referenciados en la obra hallamos, de esta forma, a Augusto, Tiberio, Livia (viuda del primero y madre del segundo), las dos Julias (la hija y nieta de Augusto), Agripa Póstumo (hijo de Agripa, el colaborador más cercano de Augusto) el general Varo, el rebelde germano Arminio, la familia de los Fabio, el poeta Ovidio (o más bien sus cenizas) y una miríada de personajes ficticios pertenecientes tanto al ámbito imperial, como al patricio o al plebeyo. Todos al servicio de una trama complicada, secreta, y misteriosa, tanto que incluso los historiadores actuales se mantienen divididos a la hora de interpretar los datos históricos conocidos de ella. Si bien, el cierre de la trama sea, posiblemente, una de las decepciones de la novela, ya que resulta algo incongruente y “flojo” para la época en la que está ambientada y en referencia a los personajes tratados en ella.

Por otra parte, al autor no le interesa alargar el relato con largos viajes de investigación, característicos de otras obras del género, ni con visiones politizadas y estamentales del asunto, ya que aunque Corvino sea un patricio está fuera de los ambientes políticos propios de la aristocracia, lo que permite al lector ser testigo del día a día cotidiano de la ciudad que dominó el mediterráneo en época antigua. Los diálogos directos y sin complejos son, además, otro de los aciertos de Wishart, que provee de realidad y dinamismo a la novela.

No por otras razones la saga de novela histórica-detectivesca escrita por David Wishart y protagonizada por Marco Corvino lleva la friolera de quince entregas editadas, la más reciente de ellas, Bodies Politic publicada por la editorial escocesa PlashMill Press el año pasado. Hemos de alegrarnos de que la editorial Alamut halla conseguido los derechos editoriales, al menos por el momento, de la primera y de la segunda entrega, Las cenizas de Ovidio y La muerte de Germánico respectivamente, publicada esta última en castellano por Alamut en octubre de este mismo año.

Es pues Las cenizas de Ovidio un buen ejemplo de novela histórica detectivesca y contiene muchos de los ingredientes que favorecen su éxito: política, conspiraciones, misterio, mujeres, vino (mucho vino, por cierto), muertes, emoción, humor… Una oportunidad para sumergirse en una época histórica apasionante de la mano de un autor brillante. Espero que gocen con las pesquisas…

Título: Las cenizas de Ovidio
Autor: David Wishart
Colección: Serie Histórica
Formato: 15,5 x 23
Páginas: 320
Precio: 23,95 euros
Encuadernación: Cartoné con sobrecubierta
Fecha de publicación: 9 de noviembre de 2010
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Escrito por: Jorge Pisa Sánchez