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Crítica teatral: Scaramouche, en el Teatre Victòria

A nadie se le escapa que con Scaramouche haya llegado a los escenarios de Barcelona uno de los grandes estrenos de la temporada. Los elementos que destacan en esta propuesta son la producción de Dagoll Dagom, la elección de una historia clásica y su adaptación como musical de gran formato y un elenco joven y a la altura de las circunstancias, claves seguras del éxito.

Dagoll Dagom coge de nuevo las riendas de una producción teatral y nos presenta un musical de gran formato que nos muestra los elementos típicos de la compañía.

«Año 1789, el pueblo de Francia se muere de hambre y es castigado por una nobleza autoritaria e injusta. Los ciudadanos franceses, molestos con esta situación, se empiezan a plantear la necesidad de un cambio.

René y Louis son dos hermanos gemelos separados desde su infancia. René (Toni Viñals) es un jeta con mucho talento que vive en una compañía de teatro de Comedia de’ll Arte y es el amante de Camila (Mireia Mambo), una joven actriz de una belleza y sensualidad extraordinarias. Por otro lado, encontramos a Louis (Toni Viñals) que fue adoptado por el Marqués de l’Echalonne (Ivan Labanda) y que es un intelectual que se encarga de la biblioteca de palacio y vive enamorado de Olympia (Ana San Martín), que es la prometida del Marqués.

En un contexto de revuelta y de cambios, Scaramouche, un héroe enmascarado, será el defensor del pueblo que escribirá panfletos revolucionarios y se enfrontará con la aristocracia dando esperanza a todo el mundo».

Scaramouche es un gran musical hecho a lo Dagoll Dagom, lo que garantiza altos niveles de calidad en la producción y en la ejecución. Además, la historia escogida para la ocasión nos remite al pasado pero hablándonos al mismo tiempo del presente, en un contexto actual de crisis económica, política y de ideales. De ahí que aumente su interés para el público.

scaramouche_Teatre Victoria
Asimismo, todo en la obra es correcto: la creación musical en manos de Albert Guinovart; la impactante escenografía al estilo Dagoll Dagom; la música interpretada en directo; el vestuario deslumbrante o la dirección contrastada para un musical de este tipo. En la interpretación destaca el trabajo de los actores principales, entre ellos, Toni Viñals, Ana San Martín, Mireia Mambo, Jordi Coromina y un magnífico Ivan Labanda, que saben proveer a la obra del tono trágico, cómico y especial que todo gran musical necesita. Incluso la dramaturgia reflexiona no tan solo sobre el teatro sino sobre el trabajo de los propios actores y actrices, un ejercicio de metateatro siempre agradecido. Elementos estos que ayudan a darle un empaque especial a la obra.

En resumen, Scaramouche lo tiene todo, pero aún así le falta algo para ser un gran musical espectacular, y esto no es otra cosa que la magia. No sé cómo se consigue esto, y me imagino que debe de ser la suma de un gran número de elementos y de aciertos de los que Scaramouche posee muchos.

Aun así, posiblemente la ausencia de la magia se deba, sobre todo, a la falta, también, de una composición musical excelente, una de las claves del gran éxito de producciones como Mar i Cel o Boscos Endins. Guinovart hace todo lo que puede, seguro, pero no consigue dotar al espectáculo del encanto mágico que una obra de estas características se merece. Una falta que tampoco es corregida por una dramaturgia de Joan Lluís Bozzo que en esta ocasión no posee el ritmo y el acierto necesarios. Una ausencia que no puede ser suplida, tampoco, por el buen hacer de los actores.

Así, pues, todo está presente en el Scaramouche de Dagoll Dagom, incluso la técnica y la audacia, pero al espectáculo le falta el resplandor que lo podrían haber convertido en otro musical de referencia de la factoría Dagoll Dagom. Aún así, Scaramouche es un espectáculo que nos hará rememorar las hazañas revolucionarias de los héroes antiguos, aquellos que encarnaban actores como Stewart Granger en la época dorada de Hollywood, y nos hará ser testigos de grandes aventuras amorosas acontecidas en la Francia revolucionaria de finales del siglo XVIII. Todo un lujo que, aunque no de sobresaliente, seguro que nos lo hará pasar muy bien, sobre todo durante las fechas de Navidad tan cercanas ya a nosotros.

«Scaramouche» se representa en el Teatre Victòria hasta el 29 de enero de 2017.

Dirección: Joan Lluís Bozzo
Libreto: Joan Lluís Bozzo
Letras canciones: Joan Lluís Bozzo, David Pintó y Joan Vives
Música y Orquestación: Albert Guinovart
Dirección Musical: Joan Vives
Reparto: Toni Viñals, Ana San Martín, Mireia Mambo, Ivan Labanda, Jordi Coromina, Clara Moraleda, Albert Mora, Frank Capdet, Pitu Manubens, Anna Alborch, Josep Ferrer, Jan Forrellat, Eduard Mauri, Lucía Torres, Cristina Murillo, Mireia Dolç, Neus Pàmies y Marcel Clement
Escenografía: Alfons Flores
Iluminación: Albert Faura
Sonido: Roc Mateu
Caracterización: Eva Fernàndez
Vestuario: Montse Amenós
Coreografía: Francesc Abós
Producción: Dagoll Dagom

Horarios y precio: web Teatre Victòria
Idioma: Catalán
Duración: 150 minutos
NOTA CULTURALIA: 7,9

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Jorge Pisa

Crítica teatral: Chicago, el musical de Broadway, en el Teatro Tívoli.


Parece que esta temporada teatral van a reinar en los escenarios barceloneses los musicales, una tendencia ésta ya marcada en años anteriores y que se confirma con el estreno de espectáculos como Pegados, Forever Young, Cop de Rock, Los Miserables, una nueva adaptación de Grease o Chicago, el musical de Broadway.

Chicago, el musical de Broadway, al que dedicamos esta reseña, se estrenó el pasado 22 de septiembre en la ciudad condal y es un espectáculo que, utilizando el leitmotiv de uno de sus temas en castellano, consigue «deslumbrar deslumbrando».

El musical nos traslada a la ciudad de Chicago en la década de los años 20, una localidad donde los crímenes pasionales y el sensacionalismo invaden el día a día de sus habitantes y las primeras páginas de los periódicos. En este colorido ambiente urbano dos chicas, Velma Kelly (Marta Ribera) y Roxie Hart (María Blanco), han sido acusadas de asesinato, la primera del de su marido, la segunda del de su amante, lo que lleva a ambas a ingresar en prisión.

La llegada de Roxie a la cárcel y la contratación por parte de ésta de los costosos servicios de Billy Flynn (Manuel Rodríquez), abogado famoso por entender la ley y la justicia de una forma muy “sui generis” y por salvar a chicas culpables como ellas de una muerte segura en la horca, le harán entrar en competencia con las otras chicas encarceladas, y especialmente con Velma, por atraer el interés de la prensa, base de las estratagemas judiciales de Flynn, mientras se mantienen a la espera de un juicio que las absuelva y les proporcione una segunda oportunidad en la vida. Un argumento, como vemos, que ironiza sobre el papel de la prensa y de la abogacía en una sociedad donde con el dinero se puede conseguir todo, incluso la inocencia de alguien que ha cometido un asesinato.

Sin embargo, aunque la trama de Chicago no destaque por sí misma, para nada importa en un espectáculo cuyas bazas principales son las canciones, las y los cantantes y las coreografías, o lo que es lo mismo, su arrollador componente visual y musical. Y como les decía antes, en este aspecto Chicago consigue deslumbrar deslumbrando.

Sobre el escenario del teatro Tívoli podemos disfrutar de uno de los musicales más longevos y famosos de Broadway y del West End inglés, escrito por Fred Ebb, con coreografías de Bob Fosse y música de John Kander. Una espectáculo plagado de números y temas musicales conocidos por los amantes del género y, gracias a la versión cinematográfica de la historia estrenada en el año 2002 e interpretada por Renée Zellweger, Catherine Zeta-Jones y Richard Gere en sus papeles principales, popularizada para el amplio público.

Pues bien, como decía, Chicago lo tiene todo. Unos temas musicales pegadizos y en donde el jazz y las noches de la ciudad de Chicago se plasman de una forma casi material; la sensualidad de un reparto en el que dominan, debido a la temática del espectáculo, las mujeres, todas ellas interpretando diversos temas de forma mucho más que sugerente; un sentido del humor y una ironía que recorren el musical de arriba abajo y que nos presentan la trama de una forma más realista; y las interpretaciones de sus actrices y actores principales, esto es, Marta Ribera, Maria Blanco, Marta Valverde y Manuel Rodríguez, cuya idoneidad y maestría acercan al público catalán la esencia del musical producido en Brodway y en el West End inglés.

Un espectáculo redondo y animado (¡qué digo, mucho más que animado! fresco, osado, atrevido) aunque también con algún que otro hándicap. El más importante, el poco espacio disponible en el escenario para las actuaciones y los número musicales, un inconveniente debido, en parte, a la imponente estructura que permite destacar a la banda de músicos, un aspecto este último que hace patente la importancia de la “banda sonora” en el espectáculo. Otro de los hándicaps es la indefinición del escenario dejado a los actores y bailarines. Un espacio bañado de oscuridad y que no se concreta en ningún momento, pudiendo ser tanto la prisión en donde están encarceladas Velma y Roxie; un juzgado; un music-hall o cualquier otro lugar, lo que puede despistar a todos aquellos no conocedores del argumento del musical.

Aún así, y como ya he dicho antes y sobre lo que vuelvo a insistir ahora, Chicago es un espectáculo que deslumbra deslumbrando y que seguro que les hará gozar de una buena experiencia musical, de lujosas coreografías, de los cuerpos esculturales de las bailarinas (atención a las chicas, también de los bailarines), del juego de luces y abalorios que campean a lo largo de todo el espectáculo y de una historia que, basada en hechos reales, nos hace reflexionar, en último término, sobre la justicia, la abogacía y el periodismo en general, donde la mediocridad, la majadería, y la búsqueda desenfrenada del éxito y la fama puede permitir a un asesino, a un ladrón o a un estafador salir indemne de su crimen, dependiendo, claro está, del dinero que pueda invertir en su defensa. ¿Les suena esto de algo?

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Chicago El musical de Broadway” se representa en el Teatre Tívolidel 22 de septiembre al 13 de noviembre de 2011

Autor: John Kander, Fred Ebb y Bob Fosse
Autor música: John Kander
Letras de las canciones: Fred Ebb
Libreto: Bob Fosse
Director musical: Santi Pérez
Reparto: Maria Blanco, Manuel Rodríguez, Marta Valverde, Adán Aguilar, Carles Carrasco, Fedor de Pablos, Marta Blanchart, Ela Ruiz, Eugenia Sánchez, Tatiana Monells, Viviana Camino, J. Giró, Vanesa Bravo, Pepe Muñoz , Pascual Ortí, Paco Abarca, Pedro Carrasco, Chema Zamora, Víctor González, Jordi Gordo, Lucy Lummis y Estefanía Corral
Músicos: Josep Gomariz, Juan Carlos García, Sergio Bienzoba, Miguel Fernández Vallejo, Marcel·li Bayer, Lluc Casares i Alcobé, Jorge Pastor, Josep Ferrer, Jaume Careta, Adrià Plana, Antonio Jose Marti y Salvador Suau
Adaptación: David Thompson
Arreglos: Peter Howard
Orquestación: Ralph Burns
Iluminación: Ken Billington
Sonido: Rick Ckarke
Vestuario: William Ivey Long
Escenografía: John Lee Beatty
Coreografía: Ann Reinking y Gary Chryst
Producción: Stage Entertainment

Horarios: de martes a jueves a las 21:00 horas; viernes y sábados a las 18:00 y a las 22:00 horas y domingos a las 19:00 horas.
Precio: de martes a jueves de 19,90 a 54,90 €; viernes de 19,90 a 64,90 € y sábados y domingos de 24,90 a 64,90 €.
Idioma: castellano
Duración del espectáculo: 150 minutos.
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Escrito por: Jorge Pisa Sánchez