Crítica teatral: Hamlet és mort, no hi ha força de gravetat, en el Versus Teatre.

Hasta el próximo 27 de abril el Versus Teatre programa Hamlet és mort, no hi ha força de gravetat, una solución química de teatro dirigida por Judith Pujol e interpretada, entre otros, por Isabelle Bres, Òscar Mas, Xavier Álvarez i Mireia Illamola.

Hamlet és mort es, seguramente, una obra difícil de reseñar. Difícil porque no posee una trama unidimensional y porque no contiene en sus límites teatrales unos personajes que respeten la organización y la jerarquía normal y habitual en una obra de teatro. Es, así, un nuevo ejemplo de buen quehacer teatral, ideado por el austríaco Ewald Palmetshofer, que nos dirige hacia una vorágine de ideas, tiempos, conceptos, actuaciones y sobre todo café, mucho café. Éste está presente a lo largo de la obra ya que son los propios actores los que se encargan de repartirlo entre los espectadores desde el mismo inicio de la representación. Una situación extraña, cuando menos, que nos muestra bien pronto lo diferente que va ser la obra representada.

Y cuál es la trama de Hamlet es mort. Pues uno se arriesga a decir que la trama de la obra es la anarquía provocada por la insatisfacción. La capacidad de explicar una historia a través de recortes, avances y retrocesos en la trama y también, la capacidad del texto y de las actuaciones de maravillar al público. Pero intentaré resumir, en lo que pueda, la trama de la obra: Dani y Manu regresan a la casa de sus padres para celebrar el aniversario de la abuela, y para acudir al entierro de Hannes, un amigo de la adolescencia. En dicho sepelio se reencontrarán con dos viejos amigos, Bine y Oli. Será a partir de este encuentro, si no antes, cuando la anarquía narrativa se apoderará de la representación, hecho que obligará a los espectadores a iniciar un recorrido en una montaña rusa teatral para avanzar en la trama de la obra.

De esta forma Hamlet és mort nos habla de una forma entrecortada de la vida actual y de la vida anterior de los seis personajes de la obra. Podremos ver las relaciones que se establecen entre los cuatro jóvenes que, aunque las formas y los modales les obligan a aparentar, parece que no se llevaron ni se llevan muy bien. Seremos testigos de los secretos de una familia que esconde demasiadas cosas, más incluso de las que nos permite presenciar. Nos parecerá estar presentes en un lugar donde la vida ha dejado de tener sentido y donde algo parecido a la muerte, de todo, de todos y de cualquier orden domina la situación.

Un desorden que impera y que nos obliga a existir, a los personajes y al público también, bajo sus propias directrices. De aquí que el tiempo, el espacio y las situaciones no respeten las normas lineales establecidas, las más de las veces, por la vida. Un lugar donde los límites del teatro (la cuarta pared) desaparece y donde los personajes se apoderan tanto del tempo como de las formas teatrales para mostrarnos el desorden de la misma vida, de la familia, de sus fracasos y de sus desaciertos.

Tanto el conjunto de las interpretaciones como cada una de ellas en particular llegan a adquirir momentos histriónicos memorables en los que destacan, sin duda alguna, las actuaciones y los monólogos evasivos de Mireia Illamola y Xavi Álvarez, los cuales nos sorprenderán a lo largo de la obra. A estas dos actuaciones les siguen la de Òscar Mas y Isabelle Bres como los angustiosos y enajenados padres de los hermanos protagonistas y las de Albert Boronat y Magda Puig en el papel de sus dos envidiosos y competitivos amigos. Todo ello envuelto y ajazminado por la música de Moisès Queralt.

Casi se podría considerar la obra como una tragicomedia, ya sea por lo trágico de los temas tratados e inferidos por los espectadores, como por la acidez y el humor de los monólogos que los diversos actores y actrices desarrollan a lo largo de la trama, y que la dejan, así,  suspendida en el tiempo.

¿Es la vida algo valioso en cualquier de los casos y de los estados? ¿La familia y la sociedad actuales son elementos organizativos o desorganizativos? ¿Vivimos la vida como si estuviéramos muertos en ella? ¿Es capaz el teatro de reflejar todas las situaciones que afectan al ser humano? ¿Y es capaz de reflejarlas si nos saltamos el orden y los flujos normales en él?

Hamlet és mort es una delicia por su originalidad y por su puesta en escena. Como se podría decir, un soplo de aire fresco y de creatividad de la que podemos gozar en el Versus Teatre. Y por eso, solo por eso, vale la pena entrar en el teatro, acercarse a la taquilla, adquirir un par de entradas (siempre que usted vaya acompañado) y disfrutar con la representación de Hamlet es mort. Y luego piense, reflexione, intente imaginarse de qué es de lo que se ha hablado encima del escenario. Y podrá ser consciente de la amplia gama de ideas que un buen texto bien interpretado puede hacer llegar hasta su mente. Y si es así agradézcaselo a la originalidad y la valentía de la programación del Versus Teatre.

Hamlet és mort, no hi ha força de gravetat” se representa en el Versus Teatre del 22 de marzo al 27 de mayo de 2011.

Autor: Ewald Palmetshofer
Dirección: Judith Pujol
Traducción: Kàtia Pago
Intérpretes: Òscar Mas, Isabelle Bres, Mireia Ilamola, Xavier Álvarez, Magda Puig y Albert Boronat
Escenografía: Víctor Peralta
Vestuario: Giulia Grumi
Producció: Gemma Cortés
Compañía: Obskené

Horarios: martes y miércoles a las 21:00 horas.
Precio: 12 €.
Idioma: catalán
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Escrito por: Jorge Pisa Sánchez

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