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Crítica teatral: Calígula, en el Teatre Grec

Este año BlogCulturalia ha estado algo ausente del Festival Grec, debido en parte a la programación y en parte a la fuerte carga de trabajo pendiente. Prueba de ello es que la crítica de Calígula, programada en el Teatre Grec los días 20 a 23 de julio, la publicamos el 23 de agosto (vaya, que tarde!!).

En esta ocasión, criticamos una obra con un claro adn culturalia, esto es, una pieza teatral ambientada en la Roma imperial, escrita por Albert Camús, dirigida por Mario Gas e interpretada, entre otros, por Pablo Derqui, Borja Espinosa, Pep Ferrer y Mónica López, y que reflexiona sobre el poder y  la tiranía.

Suetonio dejó para la posteridad un retrato del tercer emperador romano, Cayo Julio César Augusto Germánico, más conocido como, Calígula. El escritor Albert Camus, uno de los autores imprescindibles de la Francia del siglo XX y premio Nobel de Literatura en 1957, partió de este retrato para crear una pieza teatral que es, de hecho, un conjunto de obras integradas en una sola. Su protagonista se enfrenta al absurdo de la existencia (uno de los temas clave en la obra de Camus) tras la muerte de su hermana y amante, Drusila, y en un intento de demostrar la mortalidad e infelicidad humanas, somete a sus súbditos a todo tipo de horrores y persecuciones.

La versión de Calígula de Mario Gas tiene elementos a favor y elementos en contra. Entre los primeros está el envejecimiento del texto, una reflexión sobre la naturaleza humana y el poder que profundiza en estos temas posiblemente en demasía para los gustos del público actual. Camús analiza la figura del emperador Calígula, de la que extrae un caso sobre el que dilucidar el límite del poder y la naturaleza de la tiranía, en un contexto, el del Imperio romano, ejemplo por antonomasia del poder absoluto. Una reflexión plasmada sobre el escenario con un ritmo pesado, que a veces parece que más que avanzar se extiende en espiral, volviendo una y otra vez a las mismas reflexiones. Mario Gas no ha sabido, por tanto, insuflarle a la representación la vitalidad necesaria, lo que hace que la obra padezca por ello.

Calígula_Grec_2017Un elemento que tampoco ayuda demasiado es la escenografía, que representa en plano inclinado lo que podría ser la porción de la fachada de un coliseo o teatro romano. Si bien la apuesta sorprende inicialmente, provee a la representación de un grado de frialdad que contagia al espectáculo.

Por el contrario, en el ámbito de las interpretaciones la cosa mejora. Y en este apartado destaca la figura de Pablo Derqui, cuya fisonomía y capacidad interpretativa se amolda a la perfección a la del emperador romano loco por excelencia. Derqui afina su interpretación para dar vida a un emperador afectado por la muerte de su hermana Drusila, hecho este que afecta a su buen juicio y su capacidad para juzgar la realidad que le rodea, y que lo convierte en el tirano que el cine y las novelas, y la obra de Suetonio, nos han dado a conocer, que actuará con la intención de conocer el límite del poder y de la propia existencia humana.

A su lado el resto del reparto interpreta a los cortesanos cercanos a Calígula, entre ellos Pep Ferrer, Borja Espinosa y Mónica López, que dan vida a los principales personajes secundarios, destacando entre ellos la actuación de esta última como Cesonia, la última mujer de Calígula.

Y por fin, el elemento que más polémica y comentarios negativos ha generado en esta nueva versión del Calígula de Camús, y que no es otro que la inclusión de la música de David Bowie y de personajes cinematográficos como The Joker y La Máscara en la escena de la performance llevada a cabo por el propio Calígula y sus más allegados. Pues bien, esta es posiblemente la escena de la obra que más energía provee a la representación, acertada tanto en referencia a las fuentes antiguas, que ya nos hablan de las “actuaciones afeminadas” del emperador, como por la actualidad musical del momento, con la reciente muerte de David Bowie. Un claro acierto, sí señor, a pesar de las valoraciones negativas que ha recibido la apuesta.

Calígula es una obra que reflexiona sobre el poder y sus límites, pero que lo hace fuera de perspectiva, una apuesta atrevida en algunos momentos, pero que se hace demasiado lenta y sesuda para el público del siglo XXI, o al menos para una parte de él y que podremos volver a contemplar, aquellos que no han tenido la oportunidad durante este Festival Grec, a partir de l0 de noviembre en el teatre Romea.

«Calígula» se representó en el Teatre Grec en el marco del Festival Grec de Barcelona del 20 al 23 de julio de 2017.

Autor: Albert Camus
Traducción: Borja Sitjà
Dramaturgia y dirección: Mario Gas
Interpretación: Pablo Derqui, Borja Espinosa, Pep Ferrer, Mónica López, Pep Molina, Anabel Moreno, Ricardo Moya, Bernat Quintana y Xavier Ripoll
Escenografía: Paco Azorín
Iluminación: Quico Gutiérrez
Espacio sonoro y composiciones musicales: Orestes Gas

NOTA CULTURALIA: 7
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Jorge Pisa

Representación escénica: Performance eco, de la Asociación Creativa nakadaska.

Hoy os queremos informar de un proyecto escénico y de reflexión muy interesante que nos han hecho llegar los miembros de la Asociación Creativa nakadaska. El próximo sábado 24 de noviembre presentan en la Muestra de Arte Joven del Palau Alòs la performance eco, una reflexión sobre la tiranía a lo largo de la historia. La entrada es gratuita e incluye un coloquio post-actuación en el que se invita al público a dar su opinión sobre el tema tratado y compartir impresiones.

La Asociación Creativa nakadaska realiza proyectos artísticos de todo tipo (teatro, audiovisual, fotografía, etc.) con los que explora las emociones e invita al público a reflexionar sobre el individuo y su relación con el entorno.

En nakadaska han empezado un nuevo curso preparando la performance “eco”. En ella, cinco individuos que viven en comunidad se ven atraídos por un objeto, símbolo del poder. En un determinado momento uno de los protagonistas descubre el significado de la tiranía y se enfrenta a sus compañeros con la finalidad de dominarlos. Para conseguirlo, se apropia de las cintas rojas que cuelgan de las muñecas de cada uno, expresión de su propia libertad como seres. Pero en un mundo donde todos aspiran a ser el más fuerte, la lucha por el poder será constante.

“eco” pretende reflexionar sobre los conceptos de liderazgo, tiranía y poder y de cómo estos afectan a la vida en comunidad. En la performance, se van mostrando distintas maneras de dominar al pueblo que se han dado a lo largo de la historia de la humanidad: el profetismo, la esclavización, la monarquía, la dictadura y los medios de comunicación. Los individuos descubren que el sentimiento de superioridad, de control y de poder atrae demasiado y así se convierten en opresores sucesivamente.

La idea de desarrollar esta performance surgió tras una interesante conversación en la que nos dimos cuenta de las incoherencias del mundo en el que vivimos: en pleno siglo XXI, cuando deberíamos aprovechar todo el conocimiento acumulado a lo largo de la historia para evitar errores del pasado, siguen erigiéndose tiranos aquí y allí. La opresión sigue entre nosotros, es un hecho. Ya no arrastramos inmensos bloques para construir pirámides, pero seguimos siendo esclavos de injusticias quizás más sutiles pero igual de duras.

La performance «eco» se representará:

Lugar: Palau Alòs (Sant Pere més Baix, 55)
Fecha: sábado 24 de noviembre de 2012
Horario: 19:00 horas
Precio: entrada gratuita

Más información:
facebook.com/nakadaska2012
twitter.com/nakadaska
nakadaska.wordpress.com

Apuntes apresurados sobre el 15 M.


La vida avanza tan deprisa que como subido en una noria nunca sé si lo que gira es la realidad o uno mismo. Perdónenme, por tanto, si en estos pueriles apuntes hay muchas más dudas que afirmaciones y mucha más ilusión que realidad. Permítanme que me muestre desconcertado, abrumado por la rapidez con la que fluye la información y emocionado por lo visto. Los tiempos no están cambiando: ya han cambiado y recién ahora me doy cuenta. Hace años los estibadores del puerto de Barcelona hacían huelgas infinitas para alimentar a sus familias, mientras que ahora, sus hijos universitarios reciben en sus móviles consignas políticas inmediatas: ¡Democracia real ya!, ¡Toma la plaza! Primera sorpresa para un incrédulo: la validez de las redes sociales y su posible función cohesionadora.

La gente toma la calle, ocupa las plazas, se vitorean eslóganes cargados de ilusión y uno se ve tomando la calle, ocupando una plaza y gritando como el que más. Son muchas las cosas positivas que han acontecido en estos días; In extremis, una generación al borde del estigma, con el récord intergeneracional en hedonismo, sale a la calle a cambiar todo aquello que no le gusta, incluida su propia pasividad.

Estos días de primavera, hemos vivido en la calle y hemos aprendido y conocido a nuestros vecinos.  Nos reconocemos, nos identificamos como miembros de un grupo, de algo nuevo. Qué ilusión nos hace, a esta generación sin hitos comunes, formar parte de un colectivo. Qué contentos estamos al ver que nuestras quejas de café no estaban solas, que había mucha gente como nosotros. No obstante, al calor de los cambios, no debemos caer en la actitud altiva de pensar que nuestra verdad es superior a la de nadie, que nuestras reivindicaciones son más válidas y trascendentales que las de los que no nos apoyan. Estamos indignados, pero que este hartazgo no nos nuble la vista y nos impida ver el resultado de las últimas elecciones. No podemos olvidar que podemos tener la sensación de que los políticos no nos representan, pero es solo una sensación o una expectativa, porque lo cierto es que sí nos representan.

Estos días, hemos visto de cerca las virtudes y defectos del sistema asambleario, al igual que hemos comprobado que la violencia empaña un día perfecto.

Los debates callejeros han servido para comprobar que es muy fácil despreciar las ideas ajenas y cuán difícil es construir una afirmación colectiva; ¡qué fácil es criticar y qué difícil es hacer una caseta para un perro!

Hemos visto de cerca que el consenso es algo a lo que se llega tras muchas horas de esfuerzo común y que, una vez que llega, es un fruto dulce para todos. Nos ha explotado en las manos el juego sucio de los grandes medios de comunicación, que por ignorancia o maldad han desdibujado las características del movimiento y han exigido a la masa propuestas claras y soluciones milagrosas a problemas estructurales que requieren de la templanza de la discusión serena.

El 15M ha resultado ser un espejo vallinclanesco en el que nos hemos reflejado todos. Algunos, al ver su imagen esperpéntica, han decido optar por apartar la mirada y, a modo de voyeur, mirar el reflejo de los otros y con cainita actitud buscar infinitos errores de los que construyen algo nuevo. Otros, hemos visto una sociedad que no nos gusta, en la que han salido a flote, como maderos tras un naufragio, todas las carencias de un sistema imperfecto y cruel que tenemos que cambiar. Esta metamorfosis podrá venir de la mano de una actitud ciudadana intachable y de nuestra incómoda y persistente reflexión democrática.
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Escrito por: Sebastián Bettosini Déniz