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Crítica teatro: L’habitació tancada, en la Sala Versus Glòries

No es muy habitual que el género de terror llegue a los escenarios de teatro, por lo que el esfuerzo de la Sala Versus Glòries al estrenar L’habitació tancada es, ya de por sí, loable. Para esta ocasión ha adaptado tres relatos cortos clásicos de terror, con los que ha creado un montaje de claro tinte fantástico y de suspense: una historia de deseos con final infortunado; una trama de intriga relacionada con un asesinato llevado a cabo en una habitación cerrada donde solo ha aparecido el cuerpo de la víctima y una historia fantástica sobre la búsqueda de los orígenes del tiempo que pondrá en riesgo la vida del indagador.

La compañía La Salamandra, dirigida por Loredana Volpe y residente en la Sala Versus Glòries, se atreve de esta forma con un género nada habitual, adaptando tres historias de terror e intriga que revisitan el clasicismo del género.

El espectáculo se ha construido ensamblando los relatos The Monkey’s Paw de William Jacobs, Blind Spot de Barry Perowne y The Hounds of Tindalos de Frank Belknap Long, que se irán representando de forma enlazada permitiendo al espectador avanzar poco a poco en la trama de cada una de las historias con la intención de crear un ambiente de creciente suspense. Y en cada una de ellas el reparto de la compañía, que incluye a Marc Pujol, Patrícia Mendoza, Xavier Pàmies, Anna Casas, Chap Rodríguez Rosell e Ignasi Guasch, irá desovillando las tres tramas argumentales para alcanzar un clímax final.

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El montaje es, así, original y atrevido, aunque el resultado no acaba de exprimir todas las posibilidades. La Salamandra se esfuerza a la hora de hacer creíbles sus interpretaciones, ha cuidado el escenario, minimalista pero funcional, algo necesario para representar las tres historias que se narran, pero el montaje, la transición entre las diferentes escenas y el corte constante entre ellas no permite al espectador meterse de lleno en la substancia de intriga y terror de las relatos. Así, aunque las actuaciones son las adecuadas, el público no acaba de zambullirse en la ficción escénica, o lo que es lo mismo, el montaje pierde la magia necesaria para cualquier representación, y más una de este género, en el que la fantasía y el terror tienen un papel fundamental.

La propuesta de La Salamandra y la Sala Versus Glòries se queda, así, a la mitad del recorrido, desarrollando una idea atrayente y poco habitual en el teatro pero con un resultado final que no acaba de convencer del todo. Aún así, un planteamiento a desarrollar en el futuro con el objetivo de integrar nuevos géneros en la programación teatral.

«L’habitació tancada» se representa en la Sala Versus Glòries del 10 de noviembre al 5 de diciembre de 2021.

Autoría y dirección: Loredana Volpe
Intérpretes: Marc Pujol, Patrícia Mendoza, Xavier Pàmies, Anna Casas, Chap Rodríguez Rosell, Ignasi Guasch
Música original y espacio sonoro: Alvar Llusá-Damiani
Escenografía: Alba Cruells
Vestuario: Loredana Volpe
Iluminación: Daniel Gener
Producción: Cia. La Salamandra

Horarios: de miércoles a sábado a las 20:30 horas y domingos a las 18:00 horas
Precio: 12€
Duración: 80 minutos
Idioma: catalán
NOTA CULTURALIA: 6

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Jorge Pisa

Crítica teatral: NORA, en la Sala Atrium

Sala Atrium inicia las representaciones de la Trilogía de la imperfección con Nora, la adaptación a cuatro de La casa de muñecas de Henrik Ibsen, una propuesta reivindicativa dirigida por Raimon Molins e interpretada por Mireia Trias, Oriol Tarrasón, Patrícia Mendoza y Gal·la Sabaté.

La adaptación de la compañía Sala Atrium posee un adn muy personal de pequeño formato que nos lleva a reflexionar sobre el papel de la mujer en un mundo (en la original Casa de muñecas a finales del siglo XIX, en Nora ambientada en la actualidad), en el que el ominoso juego de las apariencias se imponen a la realización y la felicidad personal.

«Nora es la esposa del banquero Torvald Helmer y madre de tres hijos. La vida parece que ha llegado a un punto de equilibrio y felicidad para la pareja, para la familia. Nora, sin embargo, luchará para salir de la casa de muñecas en la que se ha convertido su vida y su hogar. Nora es la reivindicación y pone en cuestión los valores que forman lo que se llama en nuestra sociedad la felicidad y sus pilares, en una sociedad capitalista y basada a menudo en la apariencia».

La propuesta de Sala Atrium es atrevida en la puesta en escena y en la forma adoptada por la representación, lo que ha conllevado un importante esfuerzo de condensación y de acotación de la obra original que planteó, en su momento, a finales del siglo XIX, la reflexión sobre el papel social de la mujer, mostrándonos el trance existencial del personaje principal, Nora Helmer, al descubrir su verdadera condición no solo en el interior de la familia en la que vive, sino también en una sociedad que la reducía a mera acompañante.

nora_1Sin embargo, Nora adolece de una adaptación y de una dirección de Raimon Molins no del todo conseguida, que no permite a la obra tomar un ritmo escénico adecuado, provocando algunos momentos de alboroto sobre el escenario. La reducción a cuatro de los personajes de la obra y el uso de la cámara de video que, aunque innovador y sugestivo, adolece de un uso a veces excesivo, también dificulta, en algunos momentos, la comprensión del relato escénico.

Por lo que respecta a las interpretaciones, estas se dejan llevar en ocasiones por lo informal de la adaptación, un efecto que se aprecia sobre todo en el trabajo actoral de Mireia Trias y menos en Patrícia Mendoza, que interpreta a la antigua amiga de Nora o Gal·la Sabaté, cuyo personaje adapta el rol masculino que inicia, en la obra original, la crisis que hará darse cuenta a la protagonista del espejismo existencial en el que vive . Por su parte Oriol Tarrasón está correcto encarnando a Torvald Helmer, el decepcionado marido de Nora. La escenografía, minimalista, se adecua como anillo al dedo a la adaptación buscada.

La obra, como el primer acto de la Trilogía de la imperfección que programa la Sala Atrium desde el 8 de diciembre y que proseguirá a lo largo del año que viene con las adaptaciones de La señorita julia de Strindberg y La Gaviota de Chéjov, es un ejercicio de audacia, que nos muestra la capacidad de la compañía de fagocitar una obra teatral compleja e icónica y devolvernos una reelaboración cercana y realista, si bien, carece de la maestría que podría hacer de ella una pequeña joya teatral.

«Nora» se representa en la Sala Atrium hasta el próximo 8 de enero de 2017

Autor: Henrik Ibsen
Dramaturgia: Raimon Molins
Dirección: Raimon Molins
Reparto: Mireia Trias, Oriol Tarrasón, Patrícia Mendoza y Gal·la Sabaté
Escenografía: Clàudia Vilà
Iluminación: Maria Domènech
Espacio Sonoro: Sala Atrium
Vestuario: Sala Atrium
Fotografía: Cristina Sánchez
Producción: Compañía Sala Atrium

Horarios: de martes a sábado a las 20:30 horas y los domingos a las 19:00 horas
Precio: 19€ / Disponibilidad de descuentos
Idioma: catalán
Duración: 80 minutos

NOTA CULTURALIA: 6,9
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Jorge Pisa

“Watching Peeping Tom” d’Alícia Gorina: Tafaneria impúdica

Mirem per sentir-nos millor: La realitat se sotmet a la nostra pupil·la. Si tanquem, però, els ulls tornarem a estar perduts: Ens convertim en sers desvalguts a mercè del que la Realitat real vulgui fer-nos.

Fa uns cinquanta-cinc anys, un director de cinema va desafiar la vista dels espectadors que encara no entenien la importància de reunir-se en una sala de projeccions a les fosques amb el pretext de veure una pel·lícula. En Michael Powell va insultar la miopia del públic amb “Peeping Tom”, una obra que encegava amb un noi obsessionat per crear un entorn on la por fos la conseqüència directa de ser observat.

L’Alícia Gorina va presentar a La Seca-Espai Brossa un espectacle teatral que trasllada la premissa del protagonista de “Peeping Tom” a dues plataformes encara més estremidores que el Setè Art: el teatre i la reflexió crítica sobre aquest. Del que es tracta és de simular una reunió de treball entre un prestigiós crític (l’inacabable Àlex Gorina) i la directora que el farà debutar en un experiment artístic per parlar, precisament, del film de Powell. Tot plegat, que a priori podria semblar un exercici recargolat pretensiós, en mans de l’Alícia esdevé un magnífic exemple de fet escènic d’una riquesa semàntica admirable.

Primer de tot, perquè la directora demostra que el procés creatiu pot arribar a tenir tanta entitat per si mateix que no requereix mostrar un resultat final. La passió de l’Àlex i la desimboltura de la Patrícia Mendoza (la falsa directora) són elements actius de valor sorprenent.

Després, l’habilitat del dramaturg Ferran Dordal per a construir subtilment una història de suspens protagonitzada per uns personatges que semblava que només havien de ser uns instruments narratius és esfereïdora: L’espectador alterna els papers de víctima i botxí, segons si es limita a esguardar el que no succeeeix a l’escenari o si bé, en canvi, adopta el rol de “voyeur” sense embuts. Perquè, al capdavall, ¿hi ha res de més morbós que mirar com els altres es veuen obligats a prendre decisions que no afectaran el que els mira?

També ens ensenya l’Alícia la multitud de punts de vista per representar una ficció: Els seus actors es filmen entre ells i, fins i tot, destrueixen els límits del fals plató per a identificar-lo amb el propi espai escènic.

Deixo per al final la part més inquietant: La por novament es converteix en el personatge central: El temor de l’Àlex de quedar-se sol a escena sense haver assajat quan el que s’espera d’ell és que sigui ell mateix davant de la càmera; l’amenaça de l’Alícia que posa en perill un cop i un altre la confiança de l’Àlex; i el desconcert de nosaltres, que haurem d’acabar participant espiritualment en una litúrgia consagradora de la carn cinèfila i la sang que brolla d’aquells que fan, de l’anàlisi de la Realitat, Art joiós.

Per Juan Marea
WATCHING PEEPING TOM es va representar el 10 de març a la Seca-Espai Brossa de Barcelona.