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Crítica teatral: César & Cleopatra, en el Teatre Romea


Seguramente no existen personajes históricos más conocidos y representados que los de César y Cleopatra, a los que hemos visto en innumerables películas, series, obras de teatro y de los que hemos leído en innumerables libros. De ahí que no sea una novedad volvernos a encontrar con ellos en el Romea en César & Cleopatra, una obra creada por Emilio Hernández, dirigida por Magüi Mira e interpretada por Ángela Molina, Emilio Gutiérrez Caba, Ernesto Arias y Carolina Yuste.

“En el limbo de la eternidad César y Cleopatra, dos de los mayores hitos del poder y la seducción se reencuentran en 2015. Dos amantes, dos cómplices, dos aliados, dos formas de ejercer el poder, como hombre y como mujer, se enfrentan o se suman. Desde su perspectiva de hoy recuerdan, ironizan y debaten sobre lo que vivieron y lo que han visto suceder en el mundo desde aquel lejano día de su muerte”.

César & Cleopatra es una producción avalada por su estreno en el año 2015 en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, si bien sus atributos no acaban de estar a la altura de las expectativas. La obra se estructura como un reencuentro en la actualidad de las almas de César y Cleopatra que dispondrán de un breve espacio de tiempo, poco más de hora y media, para rememorar sus historias y su apasionada relación amorosa.

La obra, sin embargo, pretende demasiado y alcanza poco de su objetivo final debido a una producción algo escasa y a una dramaturgia y dirección endebles. La obra desdobla físicamente a los personajes de César y Cleopatra para poder diferenciar las reflexiones de los protagonistas en 2015 de los actos de los personajes en el siglo I a.C. Aunque la idea es buena, la representación se pierde al llevarnos del humor fácil a la reflexión falsamente profunda, con un intento, eso sí, de reivindicar la figura política de Cleopatra, algo, esto último, muy en boga en la reconsideración histórica actual sobre su figura. A los vaivenes de la obra en este sentido se suman anécdotas históricas de la vida de los personajes algo banalizadas y reflexiones sobre la actualidad con un toque aleccionador.

cesarcleopatra

Por lo que respecta a la documentación de la obra, si bien el inicio guarda una interesante relación con la historicidad de los personajes, la parte final del espectáculo falla en la configuración del relato, en un intento de obviar el papel de Marco Antonio, heredero del poder de César y de su historia de amor con Cleopatra, convirtiendo el relato escénico en casi ininteligible y dando a la representación un final trágico, teatralmente hablando.

Como veis, pocas cosas en la obra son a destacar. La dramaturgia falla al retratar y relatarnos la vida de personajes históricos (algo bastante habitual en las adaptaciones teatrales); la dirección, en este caso a cargo de Magüi Mira, carece de la lucidez o de la fuerza necesaria para guiar el proyecto, por otra parte interesante; a lo que se suma una producción “económica”, una opción que si bien en el teatro de Mérida, donde se estrenó la obra, se puede equilibrar gracias al esplendor patrimonial del escenario, desdibuja la obra en cualquier otro espacio, y unas actuaciones que caen en un grado de medianía que no es el propio de actores como Caba o Molina.

César & Cleopatra es una propuesta decepcionante, algo que nos recuerda que a pesar de la elección de personajes célebres o de temáticas atractivas (el poder y la manera de ejercerlo…) lo importante en cualquier proyecto escénico reside en la urdimbre de la dramaturgia, en la composición del ritmo escénico y en el acierto de la dirección. Sin eso, cualquier obra teatral corre el riesgo de naufragar en su intento de alcanzar buen puerto.

César & Cleopatra” se representa en el Teatre Romea hasta el 1 de mayo de 2016.

Autor: Emilio Hernández
Dirección: Magüi Mira
Reparto: Ángela Molina, Emilio Gutiérrez Caba, Ernesto Arias y Carolina Yuste
Iluminación: José Manuel Guerra
Coreografía: Nuria Castejón
Música original: David San José
Ambientación vestuario: María Calderón
Producción: Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y Pentación Espectáculos

Horario: de miércoles a sábado a las 20:30 horas y domingos a las 18:00 horas
Precios: de 18 a 24 €
Idioma: castellano
Duración: 1 hora y 30 minutos

NOTA CULTURALIA: 5.5
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Jorge Pisa

Crítica teatral: Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano, en el Teatre Romea

Como suele ser habitual, aquellos disfrutes de los que más esperamos son los que habitualmente más nos decepcionan. Y este es el caso de Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano, la obra de teatro estrenada en el Teatre Romea el pasado 16 de julio en el marco del Festival Grec de Barcelona, escrita por Alberto Iglesias y Mario Gas, dirigida por este último e interpretada en su papel principal por Josep Maria Pou.

Parece, pues, así, que la expectación que uno tiene por el estreno de una obra, las más de las veces juega en su contra. En este caso, a un plantel de primera y una temática interesante, se le sumaba su paso por el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida y una escenografía que, a simple vista, suscitaba grandes expectativas. Pero parece que el resultado final recorre un sendero que no es el que uno esperaba transitar.

«Sócrates será juzgado y condenado por sus conciudadanos tras haber denunciado la corrupción en Atenas y haber advertido sobre el papel supersticioso y manipulador de la religión oficial. Acusado de despreciar a los dioses y corromper a la juventud, se negó a huir, como le proponían sus discípulos, cuando fue condenado a ingerir una copa de cicuta. Y su muerte acabó convertida en una de las más famosas de la historia».

La obra de Gas e Iglesias se convierte en el panegírico de un personaje histórico que renace sobre el escenario para recordarnos los males de la antigua democracia griega, y como corolario, los achaques y perversiones que envenenan a la nuestra. Pero el fresco escénico resulta ser demasiado frío y distante en la recreación del personaje. Sócrates se nos mostrará tan perfecto que se nos queda demasiado lejos, hecho este que impide a los espectadores familiarizarse con el protagonista e incluso con sus reflexiones.

A la obra además, le falta algo de ritmo y de profundización en el contexto histórico al que hace referencia. Sócrates se nos aparece en solitario, con sus ideas y reflexiones, pero separado, en parte de la realidad que le hizo ser Sócrates. Es de imaginar que esto es debido a la voluntad de facilitar la comprensión del público y de convertirla en una reflexión mucho más actual.

Asimismo la obra minusvalora a la mayoría de los actores que aparecen sobre el escenario. Tal como se desarrolla la representación, con dos a tres actores el esfuerzo interpretativo hubiera quedado más que completo. Y por último, la obra infrautiliza también el escenario, esto es, la disposición de los asientos de un espacio de reunión que debería enmarcar, al menos, un duelo dialéctico entre los diferentes personajes. Algo que el texto no apoya, ya que lo que presenciaremos principalmente son los monólogos de Pou-Sócrates, que se acaban imponiendo sobre todo lo demás. Toda una serie de yerros en la creación y la dirección que atenúan las posibilidades de éxito del proyecto.

Si hasta aquí he hablado, según mi opinión, de lo que no funciona en la obra, me toca ahora hablar de lo que sí que lo hace. Y en una primera acotación ha de quedar bien claro que las interpretaciones están a un nivel mucho más que notable, aunque esto tan solo se pueda decir de algunos actores, ya que los secundarios actúan tan poco que es difícil valorar su interpretación. Aún así, en varias ocasiones la representación es más académica que teatral, lo que no le hace sumar positivos a la obra.

En lo que respecta a las escenas, es digno destacar la defensa que Sócrates hace de sí mismo ante el tribunal, en la que se ha sabido reflejar la forma de razonamiento característica del filósofo ateniense, y la escena que protagoniza Jantipa (Amparo Pamplona), la mujer del Sócrates, uno de los escasos momentos que nos acercará al aspecto más humano del pensador griego.

Como ven, Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano no es lo que podría haber sido, sobre todo si tenemos en cuenta la valía de los profesionales que están encima y detrás del escenario. Aún así, la obra nos permite ser conscientes de que los problemas sociales, económicos y políticos a los que se enfrentaban los griegos de hace 2.500 años son, más o menos, los mismos a los que nos enfrentamos nosotros. Si bien, hemos de tener presente que Sócrates no solo culpaba a los políticos y a los codiciosos del mal gobierno de la ciudad, sino que acusaba a todos aquellos que consideraban la riqueza y la ostentación un objetivo vital superior que el de la búsqueda de la verdad, algo que, por desgracia, nos inculparía a la mayoría de nosotros en nuestra incapacidad para distinguir de forma egoísta, entre lo que es bueno para uno mismo y lo que es bueno para todos.

«Sócrates, juicio y muerte de un ciudadano» se representa en el Teatre Romea del 16 de julio al 2 de agosto de 2015.

Autor: Mario Gas y Alberto Iglesias
Dirección: Mario Gas
Reparto: Josep Maria Pou, Carles Canut, Amparo Pamplona, Pep Molina, Borja Espinosa, Ramon Pujol y Guillem Motos
Escenografía: Paco Azorín
Iluminación: Txema Orriols
Espacio sonoro: Àlex Polls
Sastrería: Rosario Macías
Producción: Grec 2015 Festival de Barcelona, Teatre Romea y Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 18:30 y las 21:30 horas y domingos a las 18:30 horas.
Duración: 90 minutos
Idioma: catalán
Precio: 18-28 €

NOTA CULTURALIA: 6
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Jorge Pisa