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Crítica literaria: Los guardianes de la luz, de Rosemary Sutcliff.


Gracias al estreno del film La legión del águila el mes de abril del año pasado y la reedición, por parte de la editorial Plataforma, de la novela El águila de la novena legión, de Rosemary Sutcliff, en la cual se basa la película, Blog Culturalia ha podido iniciar y finalizar un viaje de análisis a través del mundo de ficción histórica creado por la autora inglesa en los años 50 del siglo XX. Un viaje que repasa, a través de las peripecias de la familia Aquila, la historia de Britania desde el siglo II al V d.C. y que revive, en forma de ficción histórica, la conquista y la dominación romana de la isla.

Esta tercera entrega de la saga, titulada Los guardianes de la luz, publicada originalmente en el año 1959 (y editada en español por Plataforma editorial también en el año 2011), posee un alto grado de finalización en lo que respecta al mundo romano establecido en la isla y tiene un acentuado carácter de inicio en relación a la fase medieval de la historia de las islas británicas.

Nos hemos de situar, pues, a mediados del siglo V d.C., cuando, debido a la crítica situación política que atravesaba el Imperio romano, el todopoderoso general Aecio decide retirar las últimas tropas romanas presentes en Britania ubicadas en la costa este, en el fuerte de Rutupiae, dejando, de esta forma, a la isla indefensa ante los ataques de los pueblos germánicos (anglos, jutos y sajones), que iniciarán el saqueo y la conquista del territorio britano.

Marco Flavio Aquila, decurión de la caballería romana de origen britano optará, ante la marcha de las águilas, por la deserción y por permanecer en la isla, junto a su familia, su padre y su hermana Flavia, y hacer frente a la invasión y a la inminente destrucción sajona. Ésta no se hará esperar y traerá la desgracia a la familia Aquila. El ataque germano acabará con la villa familiar, la muerte de su padre y el rapto de su hermana por parte de los sajones.

Aquila sobrevive al ataque germano para ser esclavizado por un joven juto, que lo llevará a tierras escandinavas donde servirá como esclavo. El destino, sin embargo, permitirá a Aquila volver a tierras britanas, donde podrá escapar y ponerse en contacto con las fuerzas de Ambrosio Aureliano, el líder celto-romano que capitaneará la resistencia frente a la invasión germana.

Sutcliff nos sitúa, literariamente hablando, en el cierre del periodo de dominación romana sobre la Britania antigua y nos ubica en un nuevo comienzo, el de la historia medieval de la isla, que la autora había escuchado tantas veces narrar a su madre. Un mundo donde la leyenda, la fábula y el heroísmo estarán muy presentes, no en vano nos adentramos en la época en la que se ambientan las leyendas del Rey Arturo y sus caballeros, presentes también en esta novela, si bien de una forma bastante más «realista» a la que estamos acostumbrados.

La autora, como decía, se zambulle en este ambiente de decadencia y de crisis política del poderío romano para concebir, seguramente, algunas de las escenas más emotivas de toda la saga. La primera es la de la deserción del propio Aquila, con el faro de Rutupiae y la marcha de las galeras romanas como símbolo final de la dominación romana y como leitmotiv que reaparecerá a lo largo de la novela. Toda una escena que nos sitúa rápidamente en lo que va a ser la trama histórica y que nos muestra el terror, las emociones y la fidelidad que Flavio mantiene no solo con su patria sino también con su familia. Una brecha que prefigura de alguna forma la rotura política entre la isla británica y el poderío romano continental.

La segunda, un poco menos verídica según mi opinión, es la llegada de los grupos de saqueadores sajones a la villa familiar de los Aquila, que acaba de poner fin al mundo romano que había desarrollado Sutcliff en sus dos novelas anteriores y que nos muestra claramente la brutalidad y la irracionalidad de la nueva época que se abría paso en la isla. Una visión muy propia de los autores y del público, de la primera mitad del siglo XX, y si me apuran, también en la actualidad.

Los guardianes de la luz se convierte en un episodio literario más que nos describe la historia de la Britania romana. La meta de Sutcliff, sin embargo, no era nada fácil, no solo por la falta de información histórica a la que pudo tener acceso la escritora, sino por la «legendarización» de todo el periodo de la mano, como he indicado anteriormente, de las leyendas artúricas y de la universalización de la figura del rey Arturo, que hemos de ubicar, más o menos, en esta época. Aún así Sutcliff opta, como ya hiciera en los dos volúmenes anteriores de la trilogía, por un ambiente mucho más histórico del que estamos acostumbrados. La autora nos relata la llegada de los sajones y su asentamiento en la isla y los esfuerzos de los britanos, los descendientes de la tradición romana, por defender su territorio. Es aquí donde aparecen personajes como Ambrosio Aureliano y Vortigern, dos caudillos britanos de época post-romana; Hengest, el cabecilla sajón que liderará la acometida germana en tierras britanas; e incluso Artos, personaje este último que prefigura al legendario rey Arturo.

Los guardianes de la luz, título que hace una clara referencia a la resistencia britana, es una novela de lucha y de supervivencia, que nos narra el choque «literario» entre dos mundos diferentes, la tradición britano-romana y la nueva realidad que representaban los invasores germanos, en la novela principalmente sajones, y que con el tiempo daría forma a la Inglaterra medieval.

Rosemary Sutcliff, la autora.

El espacio delimitado por la autora es el de un mundo en descomposición, el romano-britano, que ha de unirse para luchar contra los salvajes e inhumanos sajones. El marco es el que ya conocemos de la saga: una historia donde un joven miembro de la familia Aquila, en este caso Flavio, militar de profesión, es el protagonista, y de cómo, a través de su experiencia se materializa la transformación de la isla y de su historia. Flavio, tras la pérdida de su familia, de su lealtad (a las águilas romanas) y de su libertad a manos de los sajones, hallará la esperanza en la figura del líder britano-romano Ambrosio, donde residirá el futuro de los aterrorizados britanos. Una clara referencia a la transmutación de la identidad de la isla.

La tercera parte de la saga la podríamos considerar, también como en el caso de las dos entregas anteriores, como ejemplo de las novelas juveniles aptas, claro está, para todos los públicos. En ella estará presente la violencia, los valores, el compromiso y la esperanza, aunque se hallan ausentes las emociones amorosas, un hecho que sorprende ya que es en esta tercera novela donde por primera vez el protagonista mantiene una relación sentimental (en algunos tramos una relación de amor/odio) con una joven celta llamada Ness, hija de un caudillo britano. Aún así, el componente más afectivo de la relación está ausente, algo que podemos entender en base al público (juvenil) al que estaba dedicada la obra, y a la experiencia vital de la autora, la cual, debido a la enfermedad de carácter artrítico que sufrió desde muy joven, se vio pronto reducida a una silla de ruedas. Sutcliff no se casó nunca y no tuvo hijos, hecho que ayuda a explicar, en parte, esa ausencia de contenido sentimental y emotivo en sus obras, algo que no impidió que sus novelas triunfaran, no solo en su país sino también en el extranjero.

Los guardianes de la luz es una obra que nos permite echar un vistazo, en clave de «aventura» histórica, a un mundo convulso, donde el lector se verá reclutado por parte de las escasas y desprovistas huestes britanas y donde seguiremos los pasos de Flavio y de los nuevos referentes históricos de la isla, ya sea el líder britano Ambrosio o su gran oponente Vortigern, cuya malicia nos será mostrada ya desde muy pronto a través de su alianza con las bandas de guerreros sajones, que traerán la muerte y la destrucción al territorio britano.

La autora mantiene a lo largo de toda la novela el estilo grato, entretenido y emotivo, al que ya nos tiene acostumbrados en la saga y se nota que nos explica una historia muy querida por ella. Una historia que posee un marco en el que la decadencia está muy presente: la decadencia del poder romano o la decadencia de la romanidad, que se mostrará plenamente en la escasas descripciones que la autora realiza de las ciudades britano-romanas. En ellas se huele y se nota el declive y la falta de recursos que hacen que los centros urbanos decaigan, que vayan envejeciendo poco a poco. A esto se suma un cambio de escenario. Si en las anteriores novelas las ciudades estaban muy presentes en la trama, en esta tercera entrega siguen existiendo, si bien la acción no se desarrolla en ellas. El relato es más rústico, más agreste, ambientado sobre todo en los asentamientos celtas de carácter más rural. Una perspectiva ésta que, como dije, prefigura una visón más «medievalizante» de la historia.

Los guardianes de la luz es una novela de transición, una novela entre dos mundos, entre el romano y el medieval, una novela que abrió el camino a otras aproximaciones de Sutcliff a la épica medieval de la historia de Britania, que de una forma u otra también tendrían a la familia Aquila como protagonista. Es, en definitiva, un cierre de la autora a unos personajes y a un ambiente muy apreciados por ella. Una buena clausura para una trilogía que hizo las delicias de millones de lectores y que, gracias a Plataforma editorial, hará también, las delicias del público español gracias a su reedición en lengua castellana.

Título: Los guardianes de la luz
Autora: Rosemary Sutcliff
Año de publicación: 2011
Traducción: Ángel Jiménez
Colección: Novela Histórica
Formato: Rústica con solapas
ISBN: 978-84-15115-03-8
Páginas: 371
Precio: € 19.95
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Escrito por: Jorge Pisa Sánchgez

Crítica: 428 después de Cristo. Historia de un año, de Giusto Traina.

Pocos son los libros que se publican a lo largo del año que por su características y peculiaridades, se diferencian del resto de novedades bibliográficas, y menos aún en el campo de la historia. Por eso la publicación el año pasado del libro 428 después de Cristo. Historia de un año de Giusto Traina, editado por Akal, es una novedad digna de destacar por varios motivos.

El libro, como su nombre indica, está dedicado a la historia de un año, o mejor dicho, a la historia de un periodo corto de tiempo que se ubica en el 428 y en los años inmediatamente anteriores y posteriores, y pretende realizar una «instantánea» de un momento concreto de la historia del Imperio romano, por lo que se aleja de la narración diacrónica de la historia, para ofrecernos un estudio sincrónico de la misma. O lo que es lo mismo, el autor no pretende estudiar la fase histórica que conocemos como Antigüedad tardía, sino que pretende analizar un momento histórico preciso y concreto de ella.

Lo más curioso del intento es que la fecha escogida no es una de esas que «pretendidamente» marcan un antes y un después en la historia, o en los que piensan que la historia depende de momentos y de acciones singulares, sino que es un año «en blanco», casi lo podríamos considerar un año vacío o con poca transcendencia, sino es porque fue precisamente ese año, el 428, cuando el reino de Armenia, una de las causas principales de la lucha entre Roma y Persia, dejó de ser un estado independiente en manos de un rey de la dinastía arsácida, y se constituyó como un marzbanato o provincia dentro del imperio persa sásanida.

Si bien éste es un hecho de notable relevancia para el Oriente romano, algunos lectores de esta reseña se preguntarán en qué afectó este suceso a la historia del Imperio romano, que es el tema principal al que está dedicado el libro. Yo, por mi parte, considero la selección de Traina una excusa, como otra cualquiera, para analizar una época histórica apasionante como es la Antigüedad tardía, y más concretamente el siglo V d.C., de una forma global e interrelacionada. Es, posiblemente, más interesante para el lector conocer la historia de un Estado como el romano durante un año «cualquiera», que en una fecha «crítica» en la que parece que todo ha de cambiar, que todo está en transformación «de un estado a otro». Hemos de tener presente, además, que Giusto Traina es un autor especializado en la historia de Armenia, por lo que no es de extrañar que sea un hecho «armenio» el que escoja como punto de partida para analizar un momento histórico en concreto.

Pues bien, a través de las páginas del libro nos trasladaremos al año 428 d.C., e iniciaremos un viaje por los territorios que formaban parte de Roma, de su imperio, y aunque de forma secundaria, por los territorios de Armenia e incluso del Imperio persa, al que el autor dedica un último capítulo. Y la visión sincrónica que les comentaba nos permitirá observar las interconexiones y las relaciones que existían no tan solo entre regiones y lugares, sino entre personajes, entre procesos y entre acontecimientos históricos, unos nexos que podían pasar algo desaparecido a través del estudio diacrónico de los hechos al que estamos acostumbrados. Y es seguramente este punto de vista estático y global el que le da al libro su baza bibliográfica más importante.

A todo ello hay que sumar el especial interés que el autor muestra a lo largo de la obra por los temas religiosos cristianos; a los obispos, y a las herejías; a las luchas por el poder en la Iglesia y por establecer la ortodoxia cristiana, un contenido que viste la mayoría de los capítulos del libro. Un peso que, en algunos momentos, puede ser algo desmesurado si pensamos que el objetivo del libro no es el estudio de la Iglesia cristiana sino del Imperio romano del siglo V d.C. Si bien, es un claro recuerdo del protagonismo cada vez mayor que el cristianismo, y sobre todo, la Iglesia, iba acumulando en esa época.

Giusto Traina

El estudio es, como decía, un análisis histórico global, si bien se divide en diversos capítulos que van avanzando geográficamente por las diversas regiones que constituían el Imperio romano. En este aspecto funciona más como una breve introducción a las diversas «piezas» territoriales del imperio, aunque desde una perspectiva ampliamente académica. Traina tiende a presentarnos al Imperio romano de la segunda década del siglo V d.C. aún como una unidad «conceptual» de funcionamiento, aunque administrativamente estaba dividido en dos partes (o en dos «Estados») en aquellos momentos, la Occidental y la Oriental. Una visión, la suya, en la que no están de acuerdo todos los especialistas.

El autor demuestra un amplio conocimiento de la realidad histórica del momento, sobre todo de la zona oriental del Imperio. De esta forma, podremos constatar cuales eran las condiciones y las problemáticas de los diversos territorios sobre los que gobernaba aún Roma (y Constantinopla) en el año 428, que, como es normal, dependían muchas veces de acontecimientos y características locales, como podían ser, por ejemplo, los efectos de las migraciones germanas en el limes del norte, o la relación con el reino persa en la frontera oriental. Elementos que diferenciaban grandemente las derivas históricas de ambas partes del imperio.

El texto está acompañado, además, de una extensa batería de notas a pie de página y de una amplia bibliografía, que le dan a la obra un relevante perfil académico y que permiten al lector no solo conocer las fuentes de las afirmaciones del autor, sino también las obras donde hallar cualquier información relacionada. Es por tanto un libro no demasiado útil para una primera aproximación a la época (atención lectores menos avezados!!) sino más bien una obra que proporciona una visión estructuradora y ordenadora de conocimientos previos.

Si en una cosa destaca el libro es en la rica galería de personajes tratados en el texto, lo cual resulta en un relato más cercano, más humano y más cotidiano del que estamos acostumbrados a leer, sobre todo en lo referente a esta época dominada por las grandes personalidades políticas y religiosas y por los grandes hechos. Hallaremos a personajes como los generales Flavio Constancio y Aecio, a la emperatriz Gala Placidia, al emperador Teodosio II, o a los religiosos San Agustín, Nestorio, Cirilo de Alejandría, Hidacio, o el anacoreta Simeón el Estilita, que irán pasando, junto a otros, a lo largo de las páginas escritas por Traina.

Todo lo cual nos provee de un corte estratigráfico y cronológico de primera magnitud de una época infravalorada durante mucho tiempo pero que, con obras como las de Giusto Traina, es cada vez más conocida por el amplio público y valorada en su justa medida, ni más ni menos, rompiendo, así, ese odioso velo que la situaba como el primer acto de la mal llamada Edad Media, considerado, indecorosamente, como uno de los períodos más oscuros de la historia europea.

Título: 428 después de Cristo. Historia de un año
Autor: Giusto Traina
Editorial: Akal
Año edición: 2011
Colección: Universitaria
Traductor: Manuel J. Parodi Álvarez
Materia: Historia
ISBN: 978-84-460-2791-1
Dimensiones: 14 x 22
N.° páginas: 208
Precio: 19,50 €
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Escrito por: Jorge Pisa Sánchez