El Reino de los Cielos a menudo nos queda lejos. Pero como somos miméticos por naturaleza social, nos empeñamos en intentar reproducirlo siempre que tenemos ocasión de coincidir unos y otros. Y a la sazón el autor y director Marc Crehuet corona a un indignado para ajusticiar al verdugo que le dejó sin un ojo en el transcurso de una manifestación cuando el último ejercía impecablemente su labor de gestión de masas al dispararle con balas de goma. Eso creía el orgulloso agente antidisturbios hasta que las circunstancias le ponen de nuevo frente al objeto de su celo profesional. Momento ese de resolver apresuradamente quién de ambos tiene derecho a ostentar el cetro.
Pero bajemos un poco el nivel. Os presento una comedia ácida sobre cuatro jóvenes confundidos en un panorama donde la pasividad solidaria y la cobardía existencial saltan de un mitin político televisado al comedor extrarradial de una pareja que por un momento pensó recuperar la vigencia de su deseo de ser felices al invitar a otra a cenar. La tensión ante la evidencia de no tener ni querer nada que compartir unos y otros se adueña del lugar. Y Crehuet nos lo sirve en forma de comedia de situación salpimentada de escenas jocosas ocurrentes, intérpretes carismáticos y un hilo conductor políticamente incorrecto: ¿puede alguien abandonar su ceguera sin preocuparse del prójimo? ¿sirve de algo la cantinela de la clase política de alto standing al proclamar el conato de austeridad si ni siquiera somos capaces de compartir con nuestra pareja o con los amigos de antaño? El ágape se sucede sin el menor entusiasmo por parte de los forzados comensales. Y cuando se descubra el pastel, no habrá quien apague sus velas incendiarias.
¿Larga vida al Rey?
El drama entonces no solo pasaba por allí sino que precipita una acelerada caída de estos chispeantes antihéroes para elevarlos a la gloria del absurdo cuando se descubren cómplices de un secuestro de primer orden. Y el delirio de la trama se convierte en su mejor baza porque se nos sirve con unos diálogos frescos y deliciosamente verosímiles. El juego de equívocos potencia la habilidad de un reparto acertado y ecléctico que impone unos personajes estupendamente dibujados. Pues la ambigüedad con que su autor los lanza al escenario permite que superen la caricatura y los acerca peligrosamente a contrafiguras de los desarmados espectadores, a los que corresponderá ser “tuertos” en un desenlace escalofriante cuyo efectismo no molesta sino que congela hábilmente las carcajadas pulverizando por unos instantes la ficción.
Por Juan Marea
Un trío vasallo
EL REI BORNI
Teatre Barts
http://www.barts.cat/ca/e-120/EL-REI-BORNI
Avinguda del Paral·lel,62, de Barcelona
Del 31 de agosto al 12 de septiembre
Horario: de martes a sábado, a las 21 horas; domingo, a las 20 h
Precios: de 15 a 18 euros
En catalán
Autor y director: Marc Crehuet
Reparto: Xesc Cabot, Miki Esparbé, Alain Hernández, Ruth Llopis y Betsy Túrnez
Escenografía: Pablo Sánchez, Noelia Güerri y Jaime Cavero
Diseño de luces y sonido : Xavi Gardés
Vestuario: Mar Muñoz y Mar Guixé
Coreografía: Tuixén Benet