Crítica teatral: Un trozo invisible de este mundo, en el Teatre Lliure.

cartell_trozo_invisibleGabriel Celaya afirmaba que la poesía era una arma cargada de futuro. Un trozo invisible de este mundo pretende especificar que el teatro es una arma cargada de reivindicación y protesta, utilizada en este caso para hablar y sensibilizar al espectador sobre la angustiosa realidad de la inmigración y el exilio en un mundo, el actual, en el que la globalización nos permite conocer e incluso experimentar las realidades propias de cualquier rincón del mundo y al mismo tiempo potencia el control del mismo por parte de los poderes económicos y políticos más despiadados del planeta.

La propuesta de Producciones Cristina Rota y Teatro Español aterrizó el pasado 12 de septiembre en el Teatre Lliure con la intención de concienciar al público barcelonés de la lacerante situación en la que viven muchos inmigrantes, provocada principalmente por la falta de documentación legal que acredite sus aspiraciones de «ser». Un comienzo de temporada para el Lliure que lo enlaza con la anterior campaña teatral en la que pudimos ver los devastadores efectos del racismo y el odio en el memorial escénico Hate Radio.

Juan Diego Botto es el autor de un proyecto dirigido por el también actor Sergio Peris-Mencheta y en el que él mismo reconoce que su sensibilidad personal está implicada, como exiliado, junto a su familia, de la Argentina sojuzgada por Videla tras la desaparición de su padre en el año 1977. La obra se divide en cinco monólogos que nos muestran diversas micro-realidades que nos ayudan a re-construir una realidad global más general en la que la inmigración, la represión, la ilegalidad y el exilio están muy presentes. Desde los funcionarios que tratan con los inmigrantes internados en los CEIs (Centros de Internamiento para Extranjeros); a la fractura de los lazos afectivos y de comunicación; la humillación y el maltrato que sufren los inmigrantes por parte de ciudadanos «legales» del país de acogida; o los efectos de la represión política y la situación de desprotección y exclusión que muchos de ellos padecen en los países en los que acaban recalando.

trozo_invisible_escena_38_retalladaUn trozo invisible de este mundo, alusión que evoca a lo inmaterial de muchas de las experiencias humanas que comparten los inmigrantes, apuesta por un texto férreo y duro, aunque en él también hay lugar para el humor, sobre todo en las primeras dos historias. Aún así la propuesta no deja indiferente a nadie ya que sube al escenario una realidad por todos conocida pero de la cual nos intentamos alejar, al menos inconscientemente, debido a los elementos de debate ideológico, moral e institucional que su aproximación conlleva. La obra, por otra parte, posee un ADN compuesto principalmente de realidad, la que vemos por las calles o en los titulares de las noticias que acostumbramos a leer o ver en los medios de comunicación, normalmente tiznadas de pobreza, ilegalidad y criminalidad.

Los cinco monólogos están interpretados por el propio Botto, en cuatro ocasiones, y por la actriz y cantante Astrid Jones, que hace suyo uno de los momentos más intensos de la obra. Esta se desarrolla sobre un espacio que nos muestra la cinta de llegada de equipaje de un aeropuerto, como símbolo de arribada de almas y experiencias diversas con el solo objetivo de construir la vida justa y digna a la que no han podido optar en sus respectivos países, oprimidos la mayoría de las veces, no lo olvidemos, por la riqueza del primer mundo en el que habitamos nosotros.

El éxito de Un trozo invisible de este mundo se puede constatar de manera efectiva al comprobar el índice de asistencia de público y el fervor de los aplausos finales, una fogosidad muy rara de ver en el teatro y que confirma lo acertado de la propuesta. Aunque seguramente, lo más importante no es el grado de aprobación del producto, sino si la obra puede conseguir, o mejor dicho, si el teatro como metodología puede conseguir concienciar a la población respecto a la temática que analiza o si la gran mayoría del público que tanto aplaudió al finalizar la representación, incitados por la temática de la obra y su visceral apuesta por la humanidad que dicen reside en la mayoría de nosotros, cuando regresa a su casa vuelve también a su posición cómodamente inactiva e inconscientemente contemplativa, que abandonó en parte al ir al teatro, dejándose arrastrar por los medios de comunicación, manoseados conscientemente por otros, y que en muchas ocasiones van poco más allá de entretener a una audiencia aburrida y fastidiada para inculcarle a través de estratos y estratos de información banal, que el mundo es para aquel que se lo merece y que lo mejor que pueden hacer es consumir todo lo que puedan y seguir votando a aquellos políticos que les aseguran su tranquilidad social y la creación de todos los obstáculos posibles para que aquellos que vienen de fuera y que amenazan sus logros, queden trabados en un mar embravecido, en los alambres de espinas en que culminan los muros de la exclusión o en los compartimentos de carga de una furgoneta mal acondicionada.

«Un trozo invisible de este mundo» se representa en el Teatre Lliure Montjuïc del 12 al 29 de septiembre de 2013.

Autor: Juan Diego Botto
Dirección: Sergio Peris-Mencheta
Reparto: Juan Diego Botto y Astrid Jones
Escenografía: Sergio Peris-Mencheta y Carlos Aparicio
Vestuario y atrezzo: Carlos Aparicio
Iluminación: Valentín Álvarez
Espacio sonoro: Carlos Bonmatí
Música original: Alejandro Pelayo
Producción: Producciones Cristina Rota y Teatro Español

Horarios: de martes a viernes a las 20:30 horas; sábados a las 21:00 horas y domingos a las 18:00 horas.
Precio: 22€ – 29€; martes y miércoles, día del espectador / 24,65 € con descuento
Idioma: castellano
Duración: 1 hora y 40 minutos sin pausa
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Jorge Pisa Sánchez