La capital de comarca de L’Urgell desdibujó sus límites locales del 5 al 8 de septiembre con la ambición loable de construir, un año más, un ecosistema artístico poblado por artistas desafiantes del aburguesamiento escénico y en el que respirar el público la posibilidad de ser libres al compartir con ellos un espacio de creación continua. La programación de Fira Tàrrega-Teatre al Carrer’13 fue el resultado del riesgo de los profesionales que exhibieron sus trabajos y de la necesidad de sus espectadores de cuestionar sus prejuicios escénicos.
La Compañía catalana Ponten Pie edificó una cabaña en El Molí de El Talladell, a dos kilómetros de Tàrrega. La capacidad de sugestión de estos artistas fue la mejor manera de dejar a parte nuestro desconcierto inicial por hallarnos en paraje apartado. Después de darnos la bienvenida, fuimos invitados uno a uno a habitar su interior. Para pasar con ellos unos instantes en un interior gélido, ataviados con abrigos protectores. El refugio que nos habían preparado estaba construido de madera pero lo que nos convenció a entrar en él fue la delicadeza que lo recubría, fabricada con las buenas maneras de sus artífices. Los tres se ganaron nuestra confianza mostrándonos que cuando hay sensibilidad por parte del artista, sutileza en la puesta en escena y habilidad para recrear una atmósfera ambigua pero acogedora, el público viaja deseoso donde se le proponga.
Natàlia de Las Nieves
“Ârtica” es una propuesta que desempolva la capacidad sensitiva del espectador, esa que suele permanecer en estado de hibernación en el acontecer diario: La vista porque expone una serie de episodios de gran belleza congelada, que uno percibe bien resguardado en el interior de la cabaña y a través de las ventanas. El tacto, al relacionarse la maestra de ceremonias con cada uno de nosotros acariciándonos esos ropajes que nos separan de la entrega total y uniéndonos a través de hilos que previamente ha tejido con irresistible fervor. Oído puesto que se nos deleita con unas melodías hermosísimas a medio camino entre la melancolía y la ilusión de estar juntos viviendo unos momentos mágicos. Y finalmente, el gusto. O, mejor dicho (si se me permite la licencia), el buen gusto. El que destilan Sergi Ots, Emilie De Lemos y Natàlia Méndez al transmitirnos con generosidad una intimidad escénica desde la cercanía espacial, la complicidad de iluminar y apagar el escenario en equipo y lo más difícil en un espectáculo teatral: Hacernos olvidar que procedemos de distintos lugares para empujarnos a crear todos juntos uno solo y común en el que hablamos el mismo idioma, dialogando artistas y público con nuestra mirada curiosa y afectuosa.
por Juan Marea
Sergi y Natàlia hilando nuestros sueños
http://www.firatarrega.cat/fira/programa/2013/6/artica
http://www.ponten-pie.com/