Cuando uno es entusiasta, decidido y sabe comunicar, el miedo se alinea en propio bando. Marc juega con habilidad. Nosotros saltamos al campo con él. Y el Aquitània Teatre se apresura a convertirse en el mejor estadio.

Josep Maria, Raül y Marc a punto de hacernos explotar
Os llamáis PENTATEATRE ATÒMIC.
El nombre surgió entre risas y de una forma espontánea a un mes de estrenar nuestro primer espectáculo. Una noche, reunidos en el Bar Vinsiteca situado en el Eixample de Barcelona donde empezamos a actuar. De eso hace dos años. Fue como un chiste: “Penta” porque incluía cinco obras, y “Atòmic” porque cada una duraba quince minutos y era explosiva.
¿Para qué dan quince minutos en teatro?
Pues para lo mismo que una historia de tres horas. Lo importante es tener claro lo que quieres contar. Y que sepas hacerlo de una forma ordenada, intensa y con la que llegue el mensaje. Todo bien concentrado.
Decís que las cosas intensas son las más puras.
Lo nuestro es puro: Lo hacemos de verdad. Actuamos en espacios reales, los actores se dejan la piel, están a un metro del espectador y las historias que contamos salen de las entrañas de sus autores. Para mí eso es pureza. La propuesta de Pentateatre Atòmic impacta como cuando uno se enamora.
¿En qué sentido?
Uno no está enamorado toda la vida, ¿no? Te enamoras y eso dura muy poco tiempo. Las cosas intensas son las más breves, que incluso te explotan en la cara. Todo florece en un pequeño instante y eso te conmociona.

Albert Eguiazábal y Alzira Gómez celebran en «Crisis» su tierna complicidad desde la azotea del Aquitània
¿Apostáis entonces por una “promiscuidad teatral”?
Son cinco obras que se representan simultáneamente. Nos gusta la promiscuidad en ese sentido. Y cuando el público sale del “Pentateatre”, lo hace con más ganas de querer a sus amigos, a su pareja… Porque tiene los sentimientos a flor de piel. No sé si entre obra y obra se enrollará algún espectador con otro… Si alguna vez pasa, estaré encantado de poder comprobarlo como buen voyeur que soy.
¿Qué ambiente se respira ante tal ejercicio frenético teatral?
En el espacio global donde se representa nuestro “Volumen 3” circulan a la vez cinco energías distintas. El espectador disfruta sintiendo que en el mismo momento en que está llorando, otro se está “partiendo la caja” con la pieza que está teniendo lugar a escasos metros. Se crea esa “promiscuidad” entre las salas y entre los grupos de espectadores porque al salir uno de ellos de un recinto escénico y desplazarse al siguiente se cruza con otro grupo y se miran a los ojos con complicidad.
Las cinco obras que proponéis son de géneros muy variados. ¿Tanta dispersión no confunde al espectador?
Ése es uno de los puntos fuertes de nuestra compañía: Se agradece que las obras sean tan distintas entre ellas. Porque el espectador se lleva a casa un “saco” repleto de emociones y sentimientos. Muchos nos dicen que les hemos hecho reír, llorar, pensar, emocionarse y hasta cabrearse. Al público le gusta que le des algo totalmente distinto cada quince minutos.
¿Responde la brevedad de vuestras piezas a estos tiempos de “zapping” compulsivo?
La gente necesita cada vez más que las cosas sean rápidas. Las personas solemos fijarnos antes que nada en la duración. Ello condiciona nuestras decisiones a la hora de apostar por algo. Por eso nosotros procuramos ofrecer un espectáculo bien hecho y que transcurra en un periodo de tiempo muy breve. La gente no quiere puntos de fuga en la manera de contar las historias.
¿Vuestra fórmula es una solución también a la precariedad laboral en el mundo escénico?
Nuestro equipo está integrado por diez actores, tres o cuatro directores, la gente de producción y los técnicos. Somos casi veinte personas. ¡Es imposible que podamos vivir de ello!
No se os caerán los anillos entonces a la hora de trabajar juntos.
Para que te hagas una idea: Los directores hacemos de técnicos si hace falta, acompañamos al público en su trayecto por los diferentes espacios, presentamos el espectáculo y lo despedimos. Estás todos los días “en bucle”. Y eso puede llegar a saturar: Hay que saber digerirlo.
Sois una compañía liderada por tres creadores principales.
Raül Z. Méndez, Josep Maria Riera y yo. Cada uno escribe y dirige las diferentes obras que componen nuestro espectáculo. Raül y yo nos conocimos en la Facultad. Y, después, con veintipocos años te pones a hacer cortos e historias. Josep Maria se presentó como actor a uno de mis “castings”. El corto que hicimos juntos no llegó a ningún lado (por suerte) pero en cambio encontré en él quien me dijo por primera vez que yo era capaz de contar historias.
Procedéis de diferentes ámbitos de expresión.
Lo importante es saber contar historias, tanto si vienes del teatro como del cine o la televisión. Cada uno de estos medios tiene su manera específica de hacerlo y eso enriquece el resultado final de nuestro espectáculo. Nos han dicho que algunas de las historias son muy cinematográficas…
¿Cualquier espacio puede ser un escenario?
¡Sí, siempre! Solo necesitas un lugar donde comunicar y que haya alguien escuchándote. Nos hace más gracia actuar en la sala de proyecciones o en la azotea del Aquitània Teatre que en su propia sala principal. ¡Pero es que nosotros hemos llegado a escenificar en un lavabo, en el almacén de un bar, en una cocina y hasta en una mesa de ping-pong!
Al ser los escenarios tan reducidos, ¿hay relación directa entre el actor y el espectador?
Aprovechamos la oportunidad que nos da la proximidad del público para hacerle algún guiño. Hay que dejar la puerta abierta por si el espectador obliga a modificar el guión pero siempre con la técnica necesaria para poder redirigirlo y llevarlo a tu terreno.
¿Qué representa para un actor trabajar con vosotros?
Pues cinco pases en sesión continua con cinco públicos distintos que provocan sensaciones distintas cada quince minutos y durante cinco días a la semana… Es como estar encerrado en un bucle total. Con la adrenalina a tope. ¡Puedes acabar chalado! Se te abren todos los “chakras” y es muy probable que algún día a alguien llegue a explotarle la cabeza. Pero todo está controlado: Hemos firmado un seguro con el Aquitània para que nos indemnice si ocurriese algo así…
Albert Garcés y Nano Márquez desconcertados en la delirante «La nit dels petons»
¿Qué incluye este “Volumen 3” de Pentateatre Atòmic?
Pues “EL PACO DONALD”, un monólogo que relaciona todas las demás partes porque habla del oficio del actor. Y “EL SÉPTIMO CHAKRA”, obra valiente porque habla de un tema muy delicado: el cáncer. Aquí lo tratamos con humor y mucho respeto. Los espectadores ríen mucho y también se emocionan. Con “LA NIT DELS PETONS” nos enfrentamos a una historia de ciencia ficción escalofriante porque nos avanza que en el futuro la gente irá en mallas. ¡Es una advertencia! En “CRISIS” nos preocupa la cultura en los tiempos actuales y cómo afecta ello a nuestras vidas personales. Y nos ha salido muy tierna. Y también está “TÍTOL PER DETERMINAR” de Iván Morales, el celebrado autor y director de “Sé de un lugar” (una de las sorpresas de la pasada temporada en la cartelera barcelonesa), que escribió la obra especialmente para nosotros y siguió muy de cerca sus ensayos.
Lo que pretendéis es “explicar historias que emocionen a un público con ganas de cambios”.
La gente siempre quiere que le cuenten historias. Por eso vemos las noticias, devoramos series o nos interesamos por las vidas de nuestros amigos o familias. Eso nos alimenta el alma. Pero, al mismo tiempo, queremos escapar de algún modo del “bucle” en el que nos sentimos encerrados. La gente se pregunta a todas horas: ¿Cómo salimos de la crisis? ¿Cómo vamos adelante?
¿Y es posible cambiar?
Solo puedes cambiar si eres valiente. Primero tienes el deber de informarte: Saber qué quieres cambiar. Y después, necesitas el valor de hacerlo. Para eso hay que tener voluntad. Nuestra sociedad carece de voluntad porque esta sale de las entrañas y asusta. Esto también es aplicable al teatro.
¿Por ejemplo?
El espectador espera que le cuentes historias de otra manera. Es más importante cómo lo cuentas que lo que cuentas. En ese cómo entra el riesgo, los detalles escénicos. Eso es lo que nosotros trabajamos constantemente. En algunas ocasiones, in extremis un director ha tenido que ponerse a actuar. Y sales airoso. El público agradece que le eches ese valor. Hay que tirar para adelante sea como sea.
¿Hay algún tema que no trataría Pentateatre?
Ninguno: Nos atrevemos con cualquier tema. Es más: Cuanto más raro sea, mejor. Si de algo tenemos ganas, es de poder hablar de lo que sea. Aquí somos totalmente libres. No hay límites.
por Juan Marea
Fotografías de: Nicolás Jódar
El «Volum 3» de Pentateatre Atòmic se representa en el Aquitània Teatre hasta el 6 de octubre
http://www.teatreaquitania.com/
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