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“Atracar un banco con un bote de laca” de Cincómonos Teatro: Manual de instrucciones

Pues muy fácil: Sacándolo con decisión y dejando pasmados a cajeros propios y extraños. Pero antes, habrá que ver cómo se nos ocurre. Eso es lo que Quique Culebras describe en su texto: El proceso de emancipación de una sujeta mediocre que no encuentra otro modo de escapar de la insatisfacción que convirtiéndose en delincuente.

Y no se trata de una cuestión crematística: El dinero no hace la felicidad. Porque la cortejada señorita reclama otra clase de mimos. Como el tener agallas para lanzarse al vacío desde el precipicio de lo cotidiano. Como el asumir que formar parte del rebaño no garantiza más que aprender a balar.

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En “ATRACAR UN BANCO CON UN BOTE DE LACA”, nos reímos de lo inquietante que puede resultar sentirnos observados. Y hasta podríamos sentir lástima de nosotros mismos por ser poco más que el objetivo de quienes observan con ánimo fiscalizador. Pero, en resumidas cuentas, y a pesar de la pretenciosidad con que Culebras presenta su historia (como si se tratase de un experimento sociológico sobre miradas subjetivas conformando realidades plurales), la obra es un entretenido monólogo para actriz resultona y público impresionable.

En esta ocasión, Jorge Salinas revisita la propuesta y apuesta por la versatilidad de Sole Israel, cuya humanidad en escena es doblemente valiosa: enternecedora y cáustica. Cincómonos Espai d’Art se pone a los pies de la entrega de Israel y de una puesta en escena con matices a cargo de Salinas.

SoleLa Soledad que se redime en el escenario.

De todo el despliegue de capas que muestra y oculta la aspirante a limpiadora de sucursal bancaria protagonista, nos impactan sus enfoques televisados, de un halo seductor muy sugerente. Nos traslada a su espacio el momento en que llega al lugar de los hechos, haciendo una cola interminable que es un ejemplo de concisión escénica. Nos divierten los comentarios escépticos de la desdichada cuando se ve envuelta en una masturbación-homenaje a su triste figura. Y nos sobran los llantos existenciales por su poca verosimilitud sobre el papel.

Y es que a este divertimento a laca armada le basta y sobra su anécdota argumental: fresca como un fogonazo de aerosol; aparente como el efecto que causa sobre las cabelleras maltrechas; y con efecto de fijación relativa, la que agradecemos que se quede con nosotros durante la función y que luego se evapora alegremente cuando salimos de la sala para planear nuestros propios atracos…

Por Juan Marea

ATRACAR UN BANCO CON UN BOTE DE LACA se representa en Cincómonos Espai d’Art de Barcelona los viernes a las 23 horas.
http://www.cincomonos.org/atracar-un-banco-con-un-bote-de-laca.html

Descalzos en Cincómonos Espai d’Art: Simpático resfriado

Cuando Neil Simon creó a la “extraña pareja” de Paul y Corie se limitó a recordar al espectador que él mismo también podía ser un personaje teatral. ¿Quién no ha desafiado por amor las leyes de la prudencia y el orden? ¿Hay alguno entre nosotros que pueda decir en voz alta y clara que no le encanta la locura del amor imprevisible e incontrolable? Si lo hay, por favor, manténgase receptivo, que estas líneas van por él.

Mucho antes de que el amable Neil llegara, ya existían tipas de delicioso desequilibrio como Katharine Hepburn y sus víctimas indefensas, tipos irresistiblemente rígidos del perfil de Cary Grant.

A estas alturas, si uno aspira a ser recordado por líneas como estas, mejor será que desista de pretender ser original hablando de que los polos opuestos se atraen. Escribiré, pues, sobre el placentero goce de reconocerlo una vez más. Y el lugar de los hechos fue esta vez Cincómonos Espai d’Art, acogedor rinconcito para entrar a vivir ya emociones escénicas.

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Los viernes representan DESCALZOS, una nueva versión de “Barefoot in the park” de Simon, que prolonga el acierto de ofrecer con un humor blanco, a veces desternillante, las dificultades de arrancar de una parejita recién nacida (chispeante Anabel Riquelme, enternecedor Pablo Salinas) provocando, con sus ingenuos lances, el maravilloso efecto secundario de formar una pareja madura (excelsa Lucía Jurjo, entrañable Jorge Salinas) que acabará dándoles la lección definitiva: Disfrutemos juntos y hagamos de nuestras diferencias la fiesta más ruidosa.

El mismo Pablo dirige con desenvoltura esta comedia romántica de réplicas a veces afiladas pero, al fin y a cabo, inofensiva y consigue un extraordinario equipo interpretativo: La química de ambas parejas es ejemplar y el ritmo que insuflan a sus embates sentimentales está sabiamente administrado. Y también se asoma la eficacia de ese robaescenas que es Christian Salinas que aquí (y quizás porque estos sean días de compartir con la familia) no se queda para él sino que amplía su horizonte escénico.

Salinas pincha, en cambio, en su concepción escenográfica: Teniendo en cuenta que el personaje central de esta pieza es el cuchitril (y ático sin ascensor) donde Paul y Corie hacen y deshacen su nidito de amor, y que gran parte de la comicidad de la historia radica en la estrechez del espacio, nos encontramos un escenario tan despejado que no nos resulta creíble. Tampoco se muestra acertado en algunas transiciones de escenas, interrumpiendo la agilidad que sus actores reparten a raudales.

¿Será que esto de andar sin zapatos por recomendables parques reclama un confort burgués que contrarreste tanta dicha?

Por Juan Marea

DESCALZOS se representa en Cincómonos Espai d’Art de Barcelona el viernes 26 de diciembre a las 21 h.
http://www.cincomonos.org/descalzos.html

«Ellas, Él y la Manzana de la Felicidad»: Paraíso en eternos plazos

«Si la muerdes, ¡luego no te quejes!» debería haber dicho Eva a Adán. La serpiente allí no pintaba nada. Pero le tocó arrastrarse por siempre jamás pues se hallaba en el lugar equivocado en un momento poco oportuno.

Y Adán no solo hincó el diente. También pretendió hacer creer a los que venían después que empezaba a ser más feliz. Ello no se confirmó hasta que unos siglos después apareció la Televisión. Y entonces se acabó la angustia de vivir y se avivó la pasión.

Los miércoles por la noche, Cincómonos-Espai d’Art arma en su escenario una salita de estar donde uno se queda perplejo por su capacidad de abducción: Sus anfitrionas, dos ancianas soñadoras, frustradas y ocasionalmente malhumoradas, rejuvenecen su deseo amoroso día tras día ovulando juntas frente a la pantalla; rellenándose de peligrosa obsesión por el galán de la telenovela que les conecta al Mundo.

La alfombra sobre la que viaja esta pareja de apasionadas embaucadas es un texto de Diana Raznovich de tierna atmósfera, entrañables enfrentamientos, cómicos momentos y patetismo poético. Con las palabras de Diana, Lucía Jurjo y Cristina Fabregat pueden elevarse por encima de la mediocridad de las vidas de la temerosa Griselda y la temperamental Rosalía. Porque el texto incluye escenas de afilada mordacidad sobre la amistad y su valía como revulsivo contra la incapacidad individual de vivir, atesora episodios de disputa cotidiana y sobre todo consigue hacer creíble la desgracia de estas dos antiheroínas en que probablemente se habrían convertido las Thelma y Louise de Ridley Scott de no haber decidido despeñarse juntas por el precipicio de la aventura.

Jurjo y Fabregat se ponen en manos de Jorge Salinas, que les lía el turbante de la elegancia escénica, las pone muy juntitas y logra que vuelen hasta nuestros inhibidos complejos. Esos que nos hacen sentir carne marchitándose a base de toqueteo incesante del mando a distancia. Si Jurjo exhibe una generosa colección de matices dramáticos (goza, sufre, lloriquea, se insinúa y lucha denodadamente en pos de un orgasmo imposible), Fabregat despliega una autoridad teatral admirable, aunando con gran oficio afectación, fragilidad y determinación.

Por todo ello, cuando irrumpe en el gallinero el Gallo Más Erguido (Christian Salinas, impostado al principio, chispeante después y desarmándonos finalmente con la triste franqueza de su ídolo de masas apaleadísimo), el revoloteo será de tal calibre que no habrá zorro que se atreva a sacar tajada.

por Juan Marea

«Ellas, Él y la Manzana de la Felicidad» se representa en Cincómonos-Espai d’Art los miércoles a las 21 h.
http://www.cincomonos.org/ellas%2c-el-y-la-manzana-de-la-felicidad.html

 

 

“El acompañamiento” en Cincómonos Espai d’Art: Música, ¡aprendices!

Las penas compartidas son menos penas.
Pero, ¿qué hay de las alegrías? ¿Estamos preparados para que nos trasciendan? ¿Pueden contagiarnos cuando es otro el que las consiguió con su propio esfuerzo?
Cincómonos Espai D’Art de Barcelona tiene una respuesta. Y podemos conocerla acudiendo a su llamada los sábados a las 21 h.

Para ello, disponen un escenario atiborrado de cachivaches. El amontonamiento, prodigioso a la hora de mantener el equilibrio físico, es la prueba evidente de que nos hemos trasladado a un lugar en el que moraremos bien encerrados.

Pero no se trata esta de una historia de claustrofobia emocional. Más bien todo lo contrario.

Asistiremos de la mano de Lucía Jurjo a un cara a cara entre dos amigos que hace tiempo que no practican. Pero impacientes por recuperar el tiempo que no estuvieron disponibles. Y el público será árbitro a lo largo del espectáculo a la hora de valorar la fidelidad y la evolución de su relación.

Jurjo acaricia el texto de Carlos Gorostiza con suma cautela: Sabe que pertenece casi por entero a sus intérpretes. Y lo que sobre, esas migajas en que consiste lo que no está escrito ni escenificado y que suele proseguir a los aplausos, nos lo llevamos los espectadores. Para intentar ser mejores personas. Para reconocer al regresar a casa que también nosotros fuimos sus personajes.

Este “Acompañamiento” opone a Jorge Salinas (entusiasta, arrollador, histrión encantador) bajo la piel de Tuco, empeñado en “cumplir su sueño día a día”, a Hector Grimber (cauto, gracioso, considerable en su contención), cuyo Sebastián aparece como conciencia políticamente correcta y que saldrá convenientemente ajusticiado del lance.

Lo demás es una excusa para abrir el debate: ¿Qué debe prevalecer en nuestra vida, la felicidad individual o bien la satisfacción del bienestar del entorno social?. Ese “demás” incluye una trama deliciosamente disparatada (un hombre decide enclaustrarse en la buhardilla de su casa para dar rienda suelta a su fantasía de juventud); un puñado de momentos entrañables (las gárgaras con vino para aclarar la voz musical; la soledad del quisquero de fondo ante la despreciable tipología de su clientela; el concierto desafinado por fin de ambos compinches de sueños no más rotos puesto que acaban de empezar a pegar; la guitarra imaginaria que acompaña los mejores deseos del aspirante a cantor) y algún que otro desbarajuste de ritmo (la compenetración de los actores sobrepasa a veces la identidad de los personajes).

 Por Juan Marea

ImageHector y Jorge, rozando su concierto 

http://www.cincomonos.org/index.html
http://www.cincomonos.org/el-acompanamiento.html