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Crítica teatral: Deflacionable, en la Nau Ivanow.


El pasado jueves 15 de marzo se estrenó en el espacio escénico de la Nau Ivanow Deflacionable, la nueva reflexión teatral que Daniel J. Meyer realiza sobre las consecuencias sociales y económicas de una ruptura amorosa.

Meyer presenta lo que se podría considerar la secuela de Descartable, obra que se estrenó el año pasado también en la Nau Ivanow y que fue representada por los componentes de la compañía Descartable Teatre. Si en su anterior trabajo éramos testigos del día a día de una joven pareja vencida por la inercia y las imposiciones propias de nuestros tiempos, en Deflacionable asistimos a la ruptura de la relación, y más concretamente a la «fiesta del divorcio» de la pareja formada por Víctor y Ana. Y como buena fiesta de divorcio, el espectáculo se representará en un espacio poco convencional que no es otro que el bar de la Nau Ivanow, en donde los propios integrantes de la compañía nos invitan a tomar una copa (recuerden, estamos en una fiesta!!) y nos animan a fotografiarnos (recuerden, estamos en una celebración familiar).

Una vez que cada uno de nosotros ocupa su asiento, da inicio la fiesta-representación. En ella los rituales sociales se invierten. Estarán presentes Ana y su madre, Víctor y su nueva pareja, Fernando, y un showman-presentador que dirigirá todo el cotarro. Es en este momento en el que se mostrarán las voluntades y los objetivos de todos los asistentes a la fiesta: Ana quiere quedarse con la casa que compartió con Víctor, pero para ello ha de pagar la mitad de su valor a su ex-pareja. Víctor necesita el dinero para entregárselo a Fernando para que éste pague la hipoteca de la vivienda donde vivirán juntos. Todo un dominó dinerario que se rompe cuando el banco deniega a Ana el préstamo que ha solicitado, a pesar de los altos ingresos generados de su profesión como arquitecta (una clara referencia a la impune crisis económica en la que vivimos). Esta denegación pondrá en marcha las ambiciones y la codicia de todos los asistentes a la fiesta, en un combate entre todos por hacerse con los recursos necesarios para materializar sus deseos cueste lo que cueste.

Meyer nos proporciona con Deflacionable más material para el debate socio-teatral y disecciona, de nuevo, el mundo de la pareja, de la familia y el papel del hombre y la mujer en el mundo actual. Para ello nos presenta su nueva obra como si fuera un reality show, un formato al que estamos más que acostumbrados gracias a la programación de muchos canales de televisión. El espectador se comporta como un voyeur contemplando todo lo que pasa en la fiesta de divorcio de Víctor y Ana, y como cada uno de los personajes se mueve con el único objetivo de realizar sus deseos egoístas, una clara crítica al sistema capitalista en el que vivimos sumergidos. En escena se nos mostrarán la avaricia y el deseo generado por el dinero; la incapacidad de amar realmente al otro y por lo tanto la facilidad con la que cambiamos de pareja o lo devaluado de conceptos como el amor o el compromiso; el consumo de alcohol como substitutivo y medicina ante nuestros fracasos impuestos por el propio sistema, que necesita de fracasados para su normal funcionamiento; y como no, la dependencia que cada vez más tenemos de la omnipresente tecnología, materializada con el formato de reality show televisivo que adquiere la obra.

El objetivo de cada uno de los protagonistas les llevará, incluso, a traicionarse a sí mismos y a los otros, aunque para ello se vean obligados, en una de las escenas más despiadadas de la obra, a vender en porciones al hijo fruto de la relación «in extremis» entre Víctor y Ana, llamado oportunamente Provecho. Una cruel metáfora del capitalismo llevado hasta sus últimas consecuencias.

El espectáculo diseñado por Meyer y la compañía Descartable Teatre se propone objetivos ambiciosos, si bien se queda a medio camino en su consecución. La obra es arriesgada aunque su materialización escénica no llega a las cotas que alcanzó su anterior trabajo Descartable. Si en aquélla la realización y el lenguaje teatral mantenían una delicada puesta en escena, en Deflacionable el formato está menos «pulido» y el avance de la representación es algo más disparatado, hecho éste que descoloca al espectador en más de una ocasión.

La obra posee un destacable componente de interacción con el público, al que saca del espacio escénico habitual para ubicarlo en un bar/cantina, un lugar más próximo y cotidiano para la mayoría de espectadores. Aunque esta ganancia se desvanece con las dificultades de visualización desde algunos sectores de la improvisada platea. Por lo que respecta a las interpretaciones de los jóvenes integrantes de la compañía, parece que les falta algo más de pulimento en general, algo que no ha de extrañar debido al poco rodaje del espectáculo. No obstante cabe destacar la interpretación como showman-presentador de Marc Pociello, que nos guiará a lo largo de la representación ejerciendo como anfitrión del espectáculo, y la comicidad de Sónia López, que le da a la obra un toque de humor muy sui generis!!

Deflacionable es un buen ejercicio de crítica social manufacturado por una compañía y un director familiarizados con el género, aunque su composición final no alcanza las cotas esperadas. Aún así se convierte en un producto necesario en una época como la nuestra en la que el compromiso, el amor, la buena voluntad y la amistad se agrian día a día contaminadas por la hediondez resultante de una forma de organización económica, política y social que nos embrutece día a día, y que de momento, por desgracia, parece no tener fecha de caducidad.

Deflacionable” se representa en el Espacio Guillot la Nau Ivanow del 15 al 25 de marzo de 2012.

Dramaturgia y dirección: Daniel J. Meyer
Intérpretes: Laia Pellejà, Oscar Jarque, Sonia López, Rafa Delacroix y Marc Pociello
Iluminación: Natalia Ramos
Vestuario: Gimena González
Escenografía: AUS3
Diseño Gráfico: AUS3
Producción: DESCARTABLE TEATRE

Duración de la obra:70 minutos
Idioma:
castellano y catalán
Género:
comedia
Especificaciones:
Fiesta de divorcio con copas incluidas
Entradas:
A la venta en Atrapalo, Telentrada o en taquilla (con o sin copa)

Estreno teatral: Deflacionable, en la Nau Ivanow.


Descartable teatre
regresa a la Nau Ivanow para presentarnos su nuevo trabajo, Deflacionable, una nueva disección de la pareja, de la sociedad actual y de las tendencias destructoras que afectan a nuestra realidad más cotidiana.Read More

Deflacionable se desarrolla íntegramente en la fiesta de divorcio de Víctor y Ana, bajo la forma de una fiesta de casamiento. El conflicto es el pago, por parte de Ana, de la mitad de la casa en la cual convivían, para poder continuar viviendo. No posee el dinero y, a pesar de sus altos ingresos, los bancos le deniegan el crédito. Su madre actúa como confidente pero no ofrece soluciones prácticas a su hija. Fernando, el amigo de Víctor, espera también el dinero puesto que lo utilizará para el pago de la hipoteca de su casa, en la cual vivirán ambos. Fernando se enterará de la falta de dinero de Ana pero no llegará a decírselo a Víctor puesto que las estrategias de cada uno de los personajes para obtener el dinero ya estarán activadas y las consecuencias catastróficas, ya gestadas.

Los líos serán variados y nos permitirán apreciar que para cada uno de estos personajes maquiavélicos “el fin justifica los medios” aunque, paradójicamente, en ningún momento se plantean justificarlos.

El quinto personaje es un presentador/anfitrión que también hará de camarero. Este personaje se irá transformando en un showman que nos desvelará que estamos presenciando un reality show donde todo sirve para conseguir los objetivos monetarios. Será el conductor de la obra, el que produzca el extrañamiento brechtiano con el público, quién nos aleje de la ficción y nos transporte a otra ficción con un lenguaje ajeno al teatro y a la vida misma.

Daniel J. Meyer nace en Buenos Aires, donde estudia a COSATYC/ANDAMIO 90 y se especializa en dirección e interpretación. Complementa sus estudios teatrales con los de producción musical. El año 2003 se instala en Barcelona y participa en varios cursos de dramaturgia y dirección. Además, participa en el posgrado de Producción y Gestión de espectáculos en la UB. Ha trabajado en Sin noticias de Gurb, con Rosa Novell; ayudante de dramaturgia y dirección en Èdip 1,2,3,4, en el Versus Teatre (bajo la dirección de Josep Galindo y dramaturgia de Pablo Ley); ayudantía de dirección de: Si avui és diumenge demà és dijous; Boeing Boeing (con dirección de Alexander Herold), El senyor de les mosques (dirección de Abel Coll) y de La doble vida d’en John (dirección de Àngel Llàcer). Es ayudante en Geronimo Stilton, el musical, de Àngel LLàcer y Manu Guix.

Ha escrito y dirigido con Descartable teatre, compañía de teatro de la cual es fundador, Descartable, estrenada el año pasado en la Nau Ivanow y Daian&Giggy LIVE SEX, estrenada en el Festival Fora de Temporada de Girona también en el 2011.

Descartable teatro Es la compañía de Daniel J. Meyer y Laia Pellejà. Cuenta con colaboradores permanentes, como Natalia Ramos (en el ámbito de la iluminación) o el actor Rafa DelaCroix. La compañía tiene como objetivo crear espectáculos que acerquen las artes escénicas a aquel público que no está habituado a ellas o que actualmente no ve reflejadas sus inquietudes culturales. Es por eso que apuesta siempre por un lenguaje directo y multidisciplinario, de acuerdo con la sociedad contemporánea.

«Deflacionable» se representará en el Espacio Guillot la Nau Ivanow del 15 al 25 de marzo de 2012.

Dramaturgia y dirección: Daniel J. Meyer
Intérpretes: Laia Pellejà, Oscar Jarque, Sonia López, Rafa Delacroix y Marc Pociello
Iluminación: Natalia Ramos
Vestuario: Gimena González
Escenografía: AUS3
Diseño Gráfico: AUS3
Producción: DESCARTABLE TEATRE

Duración de la obra: 70 minutos
Idioma: castellano y catalán
Género: comedia
Especificaciones: Fiesta de divorcio con copas incluidas
Entradas: A la venta en Atrapalo, Telentrada o en taquilla (con o sin copa)

Critica teatral: Descartable, en la Nau Ivanow.


El espacio escénico de la Nau Ivanow representa del 27 de abril al 8 de mayo Descartable, de Daniel J. Meyer, una firme crítica teatral hacia la sociedad actual en la que vivimos y contra los roles que nos obliga a desarrollar. Una visión actual de lo que somos y de lo que no podemos llegar a ser.

No son pocas las obras de teatro que hacen un largo trayecto, ya sea en el espacio o en el tiempo, para acabar hablándonos del presente y de todo aquello que vivimos, que sentimos y que sufrimos en la actualidad, aunque maquilladlo y disfrazado de una forma tal que nos puede parecer, al menos en un primer golpe de vista, como algo antiguo y lejano. Descartable, obra escrita y dirigida por Daniel J. Meyer no hace ni una cosa ni la otra. Nos habla, eso sí, de nuestro mundo actual, sin embargo se queda en él para hablar de él, de una forma firme y concisa y a en muchas ocasiones dura.

Meyerescoge para su diatriba “contra la modernidad” a una pareja triunfadora (o eso parece) que está a punto de casarse. Ella es una esforzada arquitecta que parece estar triunfando en su carrera profesional. Él trabaja en la oficina, no llegamos a saber bien bien de qué. Los dos intentan tirar adelante un proyecto vital y familiar conjunto, heredado de la sociedad en la que vivimos, en la que la pareja “feliz” es un fiel testigo del éxito emocional y sentimental. Aunque pronto veremos que detrás de una ceremonia bonita y unas sonrisas radiantes y continuas pero vacías se esconden muchos de los males que nos impone la sociedad de consumo en la que estamos inmersos. Un espejismo necesario para poder seguir adelante.

Descartable es, como dije antes, una obra firme y concisa que se permite muy pocos dispendios para atacar una cuestión que nos toca a todos muy de cerca. ¿Cuál es el futuro de las personas y de las parejas en una sociedad insensible que tan solo necesita de nuestro trabajo? ¿Es posible la felicidad en los tiempos en los que vivimos? ¿Es posible el romanticismo o la idea del amor en un mundo en el que todo se ha convertido en un bien consumible o, si no puede ser consumido, en un residuo? ¿Existe algo más allá del éxito?

Todas estas (y otras más) son las preguntas que Daniel J. Meyer intenta responder con su espectáculo. Un espectáculo que en ningún momento tiene ningún tipo de indulgencia para el público que asiste a su representación. Meyer nos introduce en el meollo del asunto desde el primer momento. La obra avanza en base a escenas que nos muestran la vida ¿ideal? de la pareja ¿triunfadora? que se acaba de trasladar a su nueva vivienda. Todo en ella es tan parecido a todas las otras casas (concepto IKEA) que no hace falta ningún tipo de atrezo o escenografía, tan solo una serie de cajas que se transforman en aquello que se necesita en cualquier momento: una cama, unos armarios, una pasarela… acompañado de un vestuario monótono que sirve para universalizar a los personajes.

Poco a poco iremos viendo como lo que parece un panorama idílico se va transformando en algo vacío (de sentimientos, de realidad, de voluntades) hecho provocado, sin ninguna duda, por el ritmo de vida en el que vivimos. La ingesta masiva de comida precocinada (representada en las variadas bolsas de patatas de sabores fantásticos); la incapacidad de los miembros de la pareja de entregarse plenamente al otro en ninguno de los sentidos; el omnipresente ir y venir de los viajes en avión (una de las grandes concesiones que la globalización ha permitido a los “no ricos”); la presencia constante de los instrumento de trabajo en el ámbito familiar; la injerencia de la televisión (y lo que ella representa) en varios momentos de la trama; incluso el tipo de ocio automático e inducido del que disfrutan. Un panorama que convierte a los personajes en cualquiera de nosotros, de aquellos que solo se pueden dejar llevar por las formas sociales y culturales que en definitiva nos definen ahora, igual que las propias de otros tiempos definían otras épocas.

Una obra con unas garras finas y precisas que saben donde rasgar para mostrarnos, en carne viva, el interior de los cuerpos y de las mentes. Casi una operación quirúrgica que nos muestra unos resultados que, como pacientes potenciales que somos, no nos gusta ver, aunque cuando descienda el telón (imaginario, pues el espacio escénico no lo posee) nos levantaremos y volveremos a “ejercer” nuestra cotidianidad, por muy parecida que ésta sea a lo que acabamos de ver representado en el escenario. Una excelente idea y una aún mejor puesta en escena de la mano de Daniel J. Meyer, autor y director de la obra que se está haciendo un hueco en el mundo teatral barcelonés, hecho que ratifica su contribución en obras como Èdip 1,2,3,4 y El señor de les mosques, ambas representadas en el Versus Teatre; o su participación en obras de gran formato como Boeing Boeing, La doble vida d’en John o Gerónimo Stilton, el musical.

Al empeño de Meyer se suma la acertada interpretación de las dos parejas protagonistas, una opuesta a la otra, una metafórica e irreal y la otra actual y existente. Las actuaciones de Laia Pellejà, Toni Ramírez, Daniela Poch y Rafa DelaCroix, en contraposición las unas con las otras, se adaptan a la firmeza y la concisión del resto de la obra para dejarnos ver en ellos un poco (o mucho) de nosotros mismos.

Ya para acabar me veo obligado a resaltar dos de las escenas que se representan en la obra. La primera la escena de la salida nocturna de la pareja, en la que la esencia de muchos de nuestras debilidades (el sexo, el amor, la droga, el alcohol, la infidelidad, el todo vale) se nos hace patente de una forma clara y sencilla. La segunda, la escena de la pasarela, el momento, para mi gusto, más brutal de la representación, en el que los cuatro personajes nos muestran, sin palabra alguna, los efectos de la actualidad, las consecuencias nocivas de nuestra forma de vida, tan solo acompañados por la letra de un tema musical, que nos repite, hasta la saciedad, que solo “quiere nuestra alma”, tan solo.

Y uno se pregunta ¿quién quiere nuestra alma? ¿quién nos ha robado, si es que alguna vez las hemos tenido, nuestras ganas de vivir y de sentir, nuestras ganas de ser las personas que somos y de resistirnos a unas fuerzas invisibles pero poderosas que tan solo quieren que dejemos de ser nosotros mismo y que seamos y hagamos lo que ellas quieren que seamos y hagamos.

Descartable” se representó en el espacio escénico de la Nau Ivanow del 27 de abril al 8 de mayo de 2011.

Dramaturgia y dirección: Daniel J. Meyer
Intérpretes: Laia Pellejà, Toni Ramírez, Daniela Poch y Rafa DelaCroix
Ayudante de dirección y videocreación: Leire Erkizia
Iluminación: Luis Aznarez y Natalia Ramos
Sonido: Ferran Roig
Regiduría y fotografía: Sara Manzano
Diseño gráfico: Jordi Martinez Pinyol
Colaboraciones movimiento: Laura Vilar
Voz en off: Enric R. Cambray
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Escrito por: Jorge Pisa Sánchez