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Publicación: Yo soy Espartaco, de Kirk Douglas. Ed. Capitan Swing Libros

KirkDouglasYoSoyEspartaco_150pppHemos hablado muchas veces en Culturalia de las películas de género histórico, considerando la corrección de la adaptación cinematográfica y las cualidades de los films en sí. Ahora os presentamos un libro interesantísimo al respecto, escrito por el propio Kirk Douglas, que nos habla de la creación de Espartaco (Stanley Kubrick, 1960), un clásico de las «películas de romanos«, en donde el actor estadounidense analiza la producción de un film que hizo historia.

Más de cincuenta años después de la filmación de su epopeya Spartacus, Kirk Douglas revela el fascinante drama que tuvo lugar durante la realización de la legendaria película del gladiador. En una era políticamente convulsa, cuando los magnates de Hollywood rechazaban contratar mediante acusaciones de simpatías comunistas, Douglas escogió para escribir el guión a Dalton Trumbo, un guionista puesto en la lista negra, uno de los hombres que habían ido a prisión tras declarar ante el Comité de Actividades sobre sus afiliaciones políticas.

Con su futuro financiero en juego, Douglas se sumergió en una producción tumultuosa. Como productor y como protagonista de la película, afrontó momentos explosivos con el joven director Stanley Kubrick y feroces luchas y negociaciones con personalidades como Laurence Olivier, Charles Laughton, Peter Ustinov y Lew Wasserman.

Escrito con el corazón y tras una meticulosa investigación de sus propios archivos, Douglas, a la edad de noventa y siete años, mira lúcidamente hacia atrás sobre las audaces decisiones que se vio obligado a tomar, entre las que cabe destacar su coraje moral al dar crédito público a Trumbo, una acción tan eficaz como arriesgada, pero que supuso el fin de la notoria lista negra de Hollywood.

Título: Yo Soy Espartaco
Autor: Kirk Douglas
Presentación: George Clooney
Editorial: Capitan Swing Libros
Traducción: Ricardo García Pérez
Formato: Rústica con solapas
Tamaño: 14x22cm
Fecha publicación: septiembre 2014
Páginas: 200
ISBN: 978-84-942213-9-2
Precio: 17 €

“La Sed” en Carro de Baco: ¡Malditos roedores!

El teatro es un buen remedio para hacer terapia. Pero solo cuando somos incapaces de distinguir quién es el terapeuta y quién el paciente. De este modo, público y artífices van de la mano a la hora de ahondar en la raíz del desequilibrio.

La Sed” es el espectáculo que en esta ocasión utilizaremos para aplacar nuestros conflictos internos. Con “La Sed”, estaremos primero muy atentos, después sufriremos al enrarecerse su atmósfera y finalmente habremos bebido lo que nos merecemos.

Germán Madrid escribe una historia para dos personajes que se retroalimentan en el escenario. Son gato y ratón en continua convivencia porque les vamos a ver persiguiéndose a lo largo de tres actos de suspense creciente y notable recital interpretativo.

Partiendo de un pretexto argumental primo hermano de “La huella”, aquella maravilla de juego escénico pensada por Anthony Shaffer y a la que sacaron punta afilada Laurence Olivier y Michael Caine en 1972 bajo la atenta cuchilla de Joseph L. Mankiewicz, ahora el Espai Escènic Carro de Baco de Santa Coloma de Gramenet añade a ello una reflexión que subraya la importancia del arte interpretativo como sucedáneo de esa vida tan difícil de vivir por (casi) todos encontrando en el folletín de cine negro el modo de ejemplificarlo antes que llevándolo a sus últimas consecuencias.

“La Sed” bebe con control en cuanto a la exquisita puesta en escena de Antonia Castillo disfrutando de la copa y brindando con la platea. El equilibrio entre la dirección de actores (encantador en su arrogancia Àlex Brull, carismático como pobre diablo el propio Germán; estupendo el brío de ambos cuando fingen una pelea a muerte), el espacio escénico (majestuoso desde la simplicidad, muy sugerente utilización del rojo burdeos), la iluminación (bellísima la transición en que el supuesto felino es entronizado miserablemente con mordaza y cinta de carrocero) y la música (cumpliendo una acertada misión narrativa) nos desequilibra de emoción escénica.

A la hora de llenarnos las copas con una dramaturgia obligada a ofrecer la sorpresa constante es cuando pasamos del “puntito” al riesgo de acabar beodos: en su afán por apuntalar bien la sorpresa del espectador, Madrid acomete una recta final curvada por el solapamiento de la revelación del enigma (y vil sacrificio de quien se mostró desde el inicio como irresistible roedor) y la descripción de una terrible historia culebronesca sobre ratitas de vida alegre y trágico final. Y la inverosimilitud se ve obligada a hacer acto de presencia.

Esta noche no podré volver a casa en coche. Lo dejaré aparcado cerca. Voy a seguir bebiendo.

Por Juan Marea

la.sed
Germán enciende la llama de una gran amistad con Àlex.

“La Sed” se representa el 15 de diciembre.
http://saladeteatro.wordpress.com/