Este periodo obligado de confinamiento os ha permitido, seguro, iniciar la lectura de libros que teníais por casa pero para los que, por diversos motivos, nunca encontrabais el momento. En mi caso, esto es lo que pasaba con Globalia, de Jean-Christophe Rufin, una de aquellas compras que hice en Círculo de Lectores hace años, y que siempre tenía la condición de «próxima lectura».
«Tras las sangrientas diferencias de nación y raza, en Globalia se ha impuesto una uniformadora democracia universal. La sociedad disfruta ahora de salud y prosperidad, pero está adocenada en un paroxismo consumista. Todos hablan el mismo idioma, son ecologistas radicales, neurasténicos, ociosos y adictos a la cirugía estética. Para conservar la cohesión se mantiene a los habitantes en un inconsciente ensimismamiento mediático y atemorizada por continuos ataques terroristas. Como los atentados están disminuyendo, las autoridades globalianas han decidido crear un Nuevo Enemigo que garantice el terror. El enemigo será un elemento del sistema cuya función es cimentar aún más sus valores… Una divertida farsa de la sociedad contemporánea y un reflejo nada complaciente de un futuro probable».
Globalia es una distopía al estilo de 1984 y Fahrenheit 451, de hecho algunos de sus ingredientes como el control de la sociedad, la idea de enemigo común o la displicente presencia de los libros está presente en ella. Si bien, la novela amplia la receta con otros elementos propios de la trayectoria de su autor, como es la relación política entre las democracias ricas y los territorios menos favorecidos de la Tierra, la gestión medioambiental o la colaboración humanitaria internacional. Y es que Rufin además de ser un escritor francés con una amplia trayectoria editorial, también ha estado vinculado a la política y a los movimientos humanitarios, no por otra fue uno de los creadores de Médicos sin Fronteras.
En su novela Rufin nos presenta a Globalia, una democracia total que controla a la ciudadanía a través de mecanismos muy sutiles como el individualismo consumista, la desaparición de la historia y de las diferencias étnicas y culturales y la puesta en marcha de un sistema democrático que hace realidad todos los deseos de sus habitantes a la vez que vacía sus anhelos vitales. En este sistema de control democrático Baikal, un joven con ideas propias, no se encuentra a gusto y hará todo lo posible por alcanzar la libertad sea al coste que sea.
La trama de Globalia nos pone, de esta forma, en guardia ante las posibilidades de control social que puede ejercer el sistema hegemónico capitalista del futuro, sin rival después de la caída de la Unión Soviética. En la novela será omnipresente este régimen distópico al que han dado forma las clases supra-dirigentes, los elaborados y eficientes sistemas de control social y la situación de las No Zonas, territorios que podríamos considerar el Tercer Mundo, zonas periféricas subdesarrolladas pero que tienen un vínculo intenso con el mundo globaliano. De esta forma Rufin realiza, así, un análisis a través de su novela del estado de las relaciones socio-político-económicas del mundo actual.
Rufin lleva a cabo un fino trabajo de remache entre la realidad política internacional y una novela distópica, en la que el lector se irá sorprendiendo a la vez que va reconociendo un mundo que no es tan lejano y diferente al suyo. Aunque este remachado está conseguido, no se puede decir lo mismo de la trama, a la que le pesa la escenografía finamente elabora por el autor. Por desgracia al relato le falta las más de las veces la intensidad necesaria para interesar verdaderamente al lector.
Uno espera que al final de cada capítulo la narración acabe adquiriendo la intensidad necesaria, ya sea como un thriller distópico, como un relato de ciencia-ficción o como una novela de aventuras, acción y misterio. Aún así, el lector queda huérfano en su búsqueda ya que en ningún caso la intensidad se hará presente, perjudicando con ello la empatía con los personajes.
Rufin se dedica más a fortalecer la tramoya de su historia que a darle una verdadera intención, lo que hace que el esfuerzo final quede afectado y que incluso decepcione al lector. Una lástima porqué la historia y la definición del relato es interesante en un principio, aunque este se vaya lastrando a medida que avanzan las páginas y se lastre definitivamente en un final decepcionante.
Título: Globalia
Autor: Jean-Christophe Rufin
Editor: Círculo de Lectores
Formato: Tapa dura
Páginas: 444
Año de publicación: 2005
Idioma: Español
NOTA CULTURALIA: 5,5
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Jorge Pisa Sánchez