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Crítica cinematográfica: 300: El Origen de un Imperio, de Noam Murro.

cartel_300_el origen de un imperioEl pasado 7 de marzo se estrenó en los cines españoles 300: El origen de un imperio, segunda entrega del film 300 dirigido por Zack Snyder en el año 2006 y basado en la novela gráfica de Frank Miller, que relata la batalla de las Termópilas desde el punto de vista espartano. 300: El Origen de un Imperio nos vuelve a situar en el enfrentamiento entre persas y griegos durante la II Guerra Médica en la que ya se ambientaba la primera película, aunque con la voluntad de ampliar el punto de vista del relato del conflicto.

300: El Origen de un Imperio inicia su trama tras la derrota de los espartanos de Leónidas en las Termópilas (480 a.C.), tal como vimos en la primera entrega, si bien, el film realiza un breve flashback que nos sitúa en la batalla de Maratón, ocurrida 10 años antes, en la que los persas de Darío I (Igal Naor) se enfrentaban por primera vez a los griegos continentales para mostrarnos las primeras gestas del ateniense Temístocles (Sullivan Stapleton). Seguidamente el film nos narra la muerte de Darío I, herido en la batalla, y la conversión de Jerjes (Rodrigo Santoro) en dios, tras lo cual la película nos vuelve a relatar el enfrentamiento de griegos y persas durante la II Guerra Médica pero no desde la restringida perspectiva espartana, que ya hiciera el primer film, sino desde el punto de vista de la Hélade liderada por Atenas y por Temístocles, uno de sus ciudadanos más célebres.

Lo primero que he de decir aquí es que aquel que busque veracidad histórica se ha equivocado de película. Como ya saben el film se basa en la novela gráfica de Frank Miller que a su vez adapta para un cómic gótico de acción los acontecimiento históricos arriba indicados. Dicho esto, no esperen hallar en 300: El Origen de un Imperio una trama histórica fidedigna, por lo que tan solo queda analizar la película como lo que es, una propuesta de entretenimiento.

El-origen-de-un-imperio_2300: El Origen de un Imperio es un calco bien hecho de 300 aunque su escenario principal no es el paso de las Termópilas sino el mar, y más concretamente las aguas cercanas a Salamina, escenario de la otra gran batalla de la II Guerra Médica, por lo que el calco transforma la acción bélica en tierra firme por batallas navales. Si en 300 veíamos la heroica defensa espartana en 300: El Origen de un Imperio seremos testigos de la audaz defensa de la reducida armada griega liderada por Temístocles frente la gigantesca flota persa capitaneada por la renegada Artemisia (Eva Green). Por lo tanto los rivales cambian ostensiblemente. Si en 300 las figuras principales del enfrentamiento fueron el bueno de Leónidas y el pérfido Jerjes, en la nueva entrega el enfrentamiento principal es el del astuto Temístocles contra la violenta Artemisia, por lo que, tristemente Jerjes, el «malo maloso» de la primera entrega, queda aquí reducido a un lastimero segundo plano, brillando tan solo cuando se nos explique su transfiguración de mortal en dios.

De esta forma, como les decía, la plantilla argumental es la misma, hecho que se potencia al ser idéntico, también, el envoltorio, esto es, un estilo al que podríamos definir como gótico o sombrío de la Antigüedad, basado en escenarios tenebrosos, tonalidades cobrizas y oscuras, violencia expresa y gratuita, batallas con momentos en ralentí, chorretones de sangre y escenas en 3D, todo ello potenciado con cantidades ingentes de músculo griego. Un trabajo de clonación que se le ha ofrecido a Noam Murro, un director que solo posee un film en su haber, la comedia Gente inteligente interpretada por Dennis Quaid, Thomas Haden Church y Sarah Jessica Parker en 2008.

Aunque a diferencia de la primera entrega, que asentó una nueva manera de narrar visualmente el peplum de acción seguida por series como Espartaco sangre y arena y films como Hércules, El origen de la leyenda, 300: El origen de un imperio se convierte, como decía, en un copia que aporta pocas cosas nuevas, aparte de la figura afligida y vengativa de Artemisia o el color de las capas griegas, que en este caso son azules, en vez de las rojas espartanas.

Otra de las novedades que presenta el film es la relación que se establece entre Temístocles y Artemisia. Si bien deriva, en parte, del modelo Jerjes – Leónidas de la primera entrega, en 300: El origen de un imperio la relación de amor y odio entre los dos rivales se enriquece por una tensión sexual resuelta infructuosamente en la única escena de sexo del film, y por una definición algo diferente de los personajes principales: una Artemisia mala hasta los huesos pero a la vez sola en un mundo de hombres y necesitada de un compañero a su altura, y un Temístocles que pierde algo de gallardía y carácter con respecto a el bravo Leónidas, pero que gana en inteligencia e instinto político, algo que le dota, esta vez sí, de un fondo más histórico y convincente al personaje. Aunque es precisamente este hecho el que más han criticado aquellos que han analizado el film, evidenciando la larga sombra del Leónidas encarnado por Gerard Butler que planea sobre la interpretación de Sullivan Stapleton, una confrontación de la que sale perdiendo, según dicen, este último. Sin embargo, personalmente creo que los personajes son distintos y que por ello no se podían representar de la misma forma.

El-origen-de-un-imperio_1Aún así, aunque 300: El origen de un imperio es un film correcto, si lo comparamos con su antecesora pierde algo en relación al ritmo de la acción y en que la nueva entrega sigue paso a paso la estructura narrativa del primer film, lo que le niega frescura y originalidad. 300: El origen de un imperio no ha intentado innovar en nada y se ha contentado con imitar las claves del éxito de la primera, hecho que, aún a su pesar la hace mantenerse bajo la sombra de 300.

El film mantiene, por otra parte, ya que estamos ubicados en el mismo conflicto, la oposición entre una Grecia democrática y libre (reflejo de nuestro Occidente modelo de civilización) y un Oriente tiránico y opresivo (translación, a su vez, de la actual amenaza que proviene de Asia y del mundo musulmán), premisa que no deja de ser a-histórica aunque genera, de nuevo, un buen grado de tensión argumental para un cómic y un film que necesitan materializar el bando de los buenos y el de los malos.

Por lo que respecta a las interpretaciones no hay mucho que decir, ya que la franquicia 300 no muestra demasiado interés en este apartado. Aún así, el persa Jerjes y la espartana Gorgon, viuda de Leónidas, mantienen los referentes interpretativos de la primera entrega, mientras que Artemisa encarna certeramente el odio y las ansias de revancha de una mujer maltratada por un mundo masculino y violento y Temístocles encarna a un líder griego frío y calculador que se esfuerza por mantener la autoridad sobre sus hombres.

Resumiendo, 300: El origen de un imperio es más de lo mismo narrado desde un punto de vista más global, un film mucho más que correcto pero que no se sale ni un milímetro del canon trazado por su predecesora, por lo que gustará a aquellos a los que les gustó la primera entrega, y dejará indiferente a los que no les interesó demasiado la historia narrada en 300.

Título: 300: El Origen de un Imperio
Título Original: 300: Rise Of An Empire 3D
Director: Noam Murro
Guión: Zack Snyder y Kurt Johnstad
Reparto: Eva Green, Rodrigo Santoro, Jack O’Connell, Sullivan Stapleton, Ashraf Barhom, Callan Mulvey, Yigal Naor, Steven Cree, Andrew Pleavin, Mark Killeen, Andrei Claude
Nacionalidad: Estados Unidos
Género: Aventuras, Acción, Histórica
Fecha de Estreno España: 7 de Marzo de 2014
Productoras: Legendary Pictures, Virtual Studios y Cruel and Unusual Films
Distribución: Warner Bros. Pictures
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Jorge Pisa Sánchez

Crítica literaria: Maratón, de Andrea Frediani, ed. Algaida.

La editorial Algaida publicó el pasado mes de junio Maratón, de Andrea Frediani, una novela histórica centrada en la leyenda de Filípides, el heraldo que dio su vida para salvar a la ciudad de Atenas durante la Primera Guerra Médica (490 a.C.) y cuya hazaña constituyó la base de la prueba olímpica que conocemos en la actualidad como maratón.

Si bien la novela inicia su trama algunos años más tarde, en aquel crítico momento del año 480 a.C. en el que la flota griega estaba a la espera de noticias sobre el resultado del choque entre espartanos y persas en el paso de las Termópilas, Frediani nos redirige rápidamente hacia Maratón, poco después de que los griegos hayan vencido a las huestes aqueménidas de Darío I. Aunque la victoria terrestre ha sido decisiva, parte de la flota enemiga se dirige hacia Atenas, con Hipias, el antiguo tirano de la ciudad a bordo, con el objetivo de tomar la ciudad. Tres de los hoplitas más destacados en la batalla, Eucles, Filípides y Tersipo, inician una carrera a pie con el propósito de llegar a Atenas antes de que lo haga la flota enemiga, anunciar la victoria helena y evitar cualquier tipo de traición. Aunque para los tres amigos hay algo más en juego: el amor de una mujer y la fama y el honor que conseguirá aquel que llegué antes a Atenas y anuncie la victoria. A lo largo del trayecto desde Maratón iremos conociendo a los tres corredores y las verdaderas motivaciones que impulsan a cada uno de ellos.

La novela, como ven, se centra en uno de los episodios más famosos del enfrentamiento entre griegos y persas y nos propone una trama atractiva e interesante, la que se centra en la gesta, de carácter legendario, que el hemerodromo Filípides llevó a cabo tras la victoria griega en Maratón para salvar a la ciudad de Atenas de la amenaza persa y que, según las fuentes, le causó la muerte tras el colosal esfuerzo atlético.

Lo primero que nos sorprende de la novela es la elección de los protagonistas. Frediani aprovecha para ello la acostumbrada desavenencia entre las fuentes antiguas que no son unánimes a la hora de identificar al protagonista de la historia: aunque el nombre de Filípides es el más extendido, algunas fuentes hacen protagonizar la hazaña a un tal Tersipo e incluso a un tercer pretendiente en discordia llamado Eucles. Esta disparidad de identificaciones permite a Frediani construir la base de la narración a partir de la supuesta amistad existente entre los tres personajes.

Andrea Frediani

Maratón no posee una trama principal, sino tres grandes líneas argumentales que coinciden, además, con tres momentos temporales diferentes. El primero y el que estructura la novela, es la contienda atlética que enfrenta a los tres hoplitas por convertirse en el heraldo que anuncie a Atenas la victoria griega en Maratón, y en la que está en juego la toma de la ciudad por parte de los persas. A esta trama se suman los recuerdos de la infancia y juventud de Eucles, el hoplita a través del cual nos es narrada la acción, y que nos adentra en la historia de la joven democracia ateniense y en el papel que el ejercicio y la competición tenía en la cultura griega. La tercera, que se irá imponiendo a medida que avanza la novela, se centra, claro está, en la batalla de Maratón, en la que Frediani narra no tan solo el combate sino también los momentos previos al mismo.

El autor nos introduce en el mundo griego antiguo aunque con un ojo puesto en la actualidad, ya que a través de las 410 páginas que integran la novela Frediani discute, o hace discutir a sus persones, cuestiones que nos pueden parecer muy presentes a aquellos que vivimos en el siglo XXI.

Uno de las principales temas que toca la novela es el que vincula el deporte, en este caso el atletismo, a los valores cívicos y militares de la ciudad griega antigua. Frediani se basa en la institución del efebato, la educación deportiva que recibían los jóvenes atenienses, para iniciar la narración y nos permite presenciar de esta forma diversas competiciones atléticas, un elemento, este, que distingue por sí solo, a la obra.

Otra de las cuestiones principales de la novela, y la que nos toca más de cerca, es la descripción que realiza el autor del funcionamiento «real» de la democracia ateniense, una forma de gobierno, no olvidemos, recién instaurada en la polis griega en el momento de su primer enfrentamiento con los persas. Es aquí donde se nos revelan acaloradamente actuales las discusiones entre los diversos protagonistas de la novela. Los diálogos entre Filípides, Tersipo y Eucles, nos muestran una época en la que la democracia, aún titubeante, luchaba por consolidarse en Atenas, amenazada tanto por los partidarios de la oligarquía como por los defensores de la tiranía, que amenazaba con volver a instaurarse en la polis griega de la mano de los invasores persas. A todo ello se suma algo que se me antoja como muy actual, si bien Frediani lo sitúa, con acierto, en la Atenas clásica, como es el constante juego político «partidista» entre los dirigentes atenienses que se extiende, incluso, al seno del propio ejército. Es sugestivo ver a los grandes políticos y estrategas atenienses del momento, esto es Temístocles, Milciades, Calímaco o Aristides, luchar por un «trozo del pastel», a expensas, incluso, de la propia victoria ateniense en Maratón.

Corredores durante los Juegos Panatenaicos

Finalmente, y como tercer pie argumentativo, hallamos la propia disputa que enfrentará, con un componente más trágico a medida que avanza la novela, a los tres amigos movilizados para enfrentarse a los persas. Un conflicto cuyo epicentro son los favores de una dama ateniense. Un amor que irá quebrando la amistad entre Eucles, Filípides y Tersipo y que acabará convirtiendo la historia en un auténtico drama.

Es también interesante la subtrama de la que es protagonista el poeta Esquilo y su hermano Cinegiro. A través de ella podremos presenciar lo dramático que podía ser para un ciudadano el cumplimiento del deber militar. Esquilo, que participó realmente en la batalla de Maratón, nos es presentado como un soldado cobarde y asustadizo que presencia el combate desde las últimas líneas de la falange, y que personaliza, sin duda alguna, el miedo que mucho hoplitas, temerosos por sus vidas, tendrían que vivir en el momento crucial de la batalla.

La novela posee un ritmo que va in crescendo a medida que uno avanza en su lectura. Si en el inicio predomina la evocación de los recuerdos de Eucles y el relato de su amistad con Filípides y Tersipo, el enfrentamiento con los persas se irá imponiendo poco a poco para dominar el desarrollo de las últimas páginas de la novela. En su elaboración Frediani muestra un conocimiento concienzudo de la época en que ambienta la acción, que ya invirtió en la redacción de su primera novela de ficción titulada 300 guerreros (ed. Bóveda, 2011), ambientada en la batalla de las Termóplias. Pero Maratón, no lo olviden, no es solo una novela de carácter militar, sino que aúna, en una prosa atractiva y adictiva, aspectos relacionados con la realidad política del momento (escojan ustedes entre Antigüedad y Actualidad) y con el deporte en la Grecia clásica. Por desgracia la historia nos es explicada casi totalmente desde el punto de vista heleno, quedando los persas siempre en un segundo plano, como meros comparsas, hecho este que hace menguar la visión global del conflicto.

Frediani, sin embargo, se deja llevar un poco por la fantasía en el tramo final de la novela. Aunque el autor realiza una buena narración de la batalla de Maratón, incluyendo, con todo, algunos «ingredientes» no del todo confirmados históricamente, el relato del enfrentamiento personal entre los tres corredores es, a veces, poco creíble, y nos remite más al ámbito de la leyenda que al mundo de los humanos (seguramente una opción deseada por el autor) si bien esta elección permite a Frediani dar diversos giros a la trama, que aunque le restan historicidad potencian su atractivo como novela.

Personalmente les he de confesar que Maratón me «enganchó», algo que se debe, sin duda, tanto a la buena mano de Frediani, como a la temática de la novela, que nos transporta a uno de aquellos episodios principescos de la historia de Occidente.

Una pequeña joya del género de la novela histórica que les hará conocer, a través del enfrentamiento entre griegos y persas y de la rivalidad entre los tres protagonistas de la novela, uno de los episodios más laureados de la historia de Grecia, aunque, y esto es lo curioso, a través de una leyenda atlética elaborada ya en tempos antiguos, la del heraldo Filípides, o Eucles o Tersipo, y su heroica hazaña atlética que salvó a Atenas de caer en manos persas tras la victoria griega en Maratón.

Título: Maratón
Autor: Andrea Frediani
Editorial: Algaida
Colección: Algaida Literaria>Inter
Formato: Rústica Hilo / 15,5 x 23 cm.
Fecha de publicación: junio de 2012
Nº de páginas: 416
I.S.B.N.: 978-84-9877-792-5
Precio: 18 €