Reinauguramos la sección de Turismo en Culturalia, en la que intentaremos presentaros patrimonio, yacimientos arqueológicos museos o lugares destacados que vale la pena conocer, principalmente de España pero también de otros países. Una sección que os servirá de ayuda si estáis organizando algún viaje o si tan solo queréis conocer otros lugares.
El primer destino que vamos a tratar en esta sección es la Aljafería de Zaragoza, palacio que fue declarado monumento nacional de interés histórico-artístico en el año 1931. El complejo que desde entonces ha sido restaurado por los arquitectos Francisco Íñiguez Almech, Ángel Peropadre Muniesa, Luis Franco Lahoz y Mariano Pemán Gavín y en el que se han llevado a cabo varias campañas de excavación arqueológica, acoge en la actualidad las Cortes de Aragón en una parte del conjunto monumental.
En el año 2001 la UNESCO declaró patrimonio de la humanidad el mudéjar de Aragón, destacando que el palacio de la Aljafería es uno de los monumentos más representativos y emblemáticos del arte mudéjar aragonés.
La historia constructiva del palacio se inicia en el siglo IX y abarca diversas épocas. La Aljafería conserva parte de su primitivo recinto fortificado, de planta cuadrangular y reforzado por grandes torreones ultrasemicirculares, a los que se suma la torre del Trovador, cuya zona inferior, datada en el siglo IX, es el resto más antiguo del conjunto arquitectónico.
Este recinto alberga construcciones residenciales propias del estilo palacial islámico de influencia omeya. Por lo tanto, frente al espíritu defensivo y la reciedumbre de las murallas, el palacio taifal muestra un esquema compositivo con un gran patio rectangular, a cielo abierto y con una alberca en su lado sur; a continuación, dos pórticos laterales, con arquerías mixtilíneas y polilobuladas; y, al fondo, unas estancias tripartitas que en sus orígenes estaban destinadas para uso ceremonial y privado.
Asimismo, en el pórtico norte se encuentra un pequeño oratorio, de planta octogonal y de reducidas dimensiones, en cuyo interior podemos ver una fina y profusa decoración de yeso con los típicos motivos de ataurique y algunos fragmentos pictóricos de tonos vivos y contrastados.
Todos estos logros artísticos se corresponden con las obras realizadas en la segunda mitad del siglo XI bajo el mandato del rey Abú Yaáfar Áhmad ibn Sulaymán al-Muqtádir, y reflejan la importancia cultural y el virtuosismo plástico de su corte. El palacio de la Aljafería supone una de las mayores cimas del arte hispanomusulmán.
Tras la reconquista de Zaragoza por Alfonso I el Batallador en el año 1118, se inició la andadura cristiana de la Aljafería, de tal manera que se convirtió en el palacio de los monarcas aragoneses, quienes llevaron a cabo en su interior sucesivas obras de ampliación y de reacondicionamiento.
De todo este período medieval (siglos XII – XIV), cabe citar la iglesia de San Martín, la denominada «alcoba de Santa Isabel», la desaparecida capilla de San Jorge, la arquería oeste del patio de Santa Isabel y, sobre todo, las salas del palacio mudéjar del rey Pedro IV, coronadas por unos espléndidos alfarjes, recientemente recuperados.
El palacio de los Reyes Católico fue erigido sobre la fábrica musulmana entorno al año 1492, con el fin de simbolizar el poder y prestigio de los monarcas cristianos. La dirección de las obras recayó en elmaestro mudéjar Faraig de Gali, y en ellas se funde la herencia artística medieval con los nuevos aportes del Renacimiento, de ahí que dieran lugar a uno de los ejemplos más significativos del llamado «estilo Reyes Católicos».

El palacio consta de una escalinata, una galería o corredor y un conjunto de salas, denominadas «de los Pasos Perdidos», que tienen su culminación en el gran Salón del Trono. De todas estas dependencias, lo más interesante son, por un lado, las solerías, a base de losetillas y azulejos de Muel, y, por otro, las techumbres de madera dorada y policromada, entre las que destaca el soberbio artesonado del Salón del Trono.
A partir de 1593, y por mandato del rey Felipe II, el ingeniero sienés Tiburcio Spanochi diseñó los planos para transformar la Aljafería en un fuerte o ciudadela «a la moderna», para lo cual se dotó al conjunto de un recinto amurallado exterior, con baluartes pentagonales en las esquinas y con un imponente foso de circunvalación, de paredes en ligero talud con puentes levadizos.
Después de este primer acondicionamiento militar, durante los siglos XVIII y XIX se produjeron en el edificio profundas intervenciones para su adaptación como acuartelamiento, y, de ellas, todavía se conservan los bloques construidos en época de Carlos III y dos de los torreones neogóticos añadidos en tiempos de Isabel II.
Por todo ello, hay que resaltar que muy pocos monumentos aragoneses cuentan con muestras arquitectónicas tan sobresalientes como las existentes en la Aljafería de Zaragoza, pues en ella se resumen diez siglos de la vida cotidiana y de los acontecimientos histórico-artísticos de Aragón.
Desde el año 1987, el palacio de la Aljafería, vuelve a ocupar un lugar relevante al acoger entre sus viejos muros a las Cortes de Aragón.
Palacio de la Aljafería
Calle de los Diputados, s/n, 50003 Zaragoza
Información práctica: