“Tango”: Tres bailan solos al son de una hermosa música.

Bailar solo acaba siendo la mejor manera de escuchar la música. Cuando quien tiene que seguir su ritmo está convencido de que no hay que perder el compás. Pero a menudo exigimos una pareja de baile. Y a esta le solemos pedir que sienta como uno la pasión de moverse.

En “Tango” de Manuel Molins, tres personajes saltan a la pista buscando la manera de estar convenientemente acompañados. Sin conseguirlo.

Reunidos los tres entre coordenadas de sensuales aguas mediterráneas y el empeño de Marta por ser feliz amando, el escenario nos localiza un punto confluyente donde ella ha establecido su refugio con un amante que responde a su ideal, y en el que también deberá enfrentarse a un pasado que no pensaba desvanecerse simplemente por la voluntad de ella.

Todo está dispuesto en ese lugar para que, juntos, percibamos el aire del deseo: una terraza espaciosa, los preparativos de un ágape que se adivina suculento, y el mar como telón de fondo y narrador apasionante del desencadenamiento de acontecimientos. Molins, que además de concebir este “Shangri-La” sobre el papel también lo corporeiza ahora, dispone a lo largo de este espacio escénico las tres figuras que deberán transitarlo con tenacidad: tres personajes antitéticos para hablar de tres actitudes ante el amor. En su modalidad de romance apasionado e incendiario. Por eso la historia transcurre en dos noches de San Juan, aquella en que las hogueras de la playa tiñen de llamas festivas la arena de la playa.

Marina Viñals es la heroína, porque esta es una historia de las de antes. Con su trama morbosa y una tragedia siempre latente. Marina llena a “Marta” de vehemencia interpretativa: ansiosa en sus ademanes a la hora de presentar la situación de partida, arrolladora cuando se reúne con su amante y especialmente emotiva a la hora de venirse abajo su criatura reconociendo su dolor. Es entonces cuando trasluce la humanidad de su personaje. Le dan la réplica, por orden de aparición y de preferencia de sus latidos, Lluís Romaguera como su adorado Marc, contrapunto delicado al torrente de emociones que desplegará la protagonista: su mirada esquiva, sus movimientos vacilantes, su fragilidad interpretativa y su porte de galán joven casan bien con la condición de títere que asumirá el personaje en la función. Por último, Paco Alegre es el temible marido burlado pero nada apaleado: su voz suave pero firme y la frialdad de su expresión le ayudan a conferir al malvado titular una reconocible identidad.

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 Amor en una noche de verano

Una vez que las tres piezas de la historia ya están presentadas y el argumento que defenderán claramente expuesto, queda que la música que debe acompañarles sea la apropiada: Molins juega con elementos simbólicos que consiguen dotar al espectáculo de cierta magia redentora de la previsibilidad del argumento y la rigidez en el planteamiento del trío: ese hermoso tango que bailan una y otra vez la pareja del presente, la única posible (“El tango es el romance de la gente sin historia” pronuncian entre vaivén y vaivén) para volcar en él la fuerza del deseo fatal; la complicidad de ambos cuando reproducen su primer encuentro bajo el influjo terrible de Bee Gees, que destila comicidad y ternura; la belleza de las escenas tórridas. Y el tratamiento del mar que se proyecta a lo largo de la representación metamorfoseándose en el estado de ánimo de la intrépida protagonista: relajante al principio, pictórico después al potenciar la estética de esos momentos de ilusión y ardiente impaciencia de Marta, y rojo sangrante al precipitarse la tragedia final, efectista pero coherente.

Por Juan Marea

Tango”
Teatre Tantarantana
http://www.tantarantana.com/index.php/es/
c/ de les Flors, 22, de Barcelona

Horario: jueves, viernes y sábado a las 21horas; domingo a las 19 h
Precio: 18€
Duración: 1 hora y 25 minutos
En valenciano

Dramaturgia y dirección: Manuel Molins
Actores: Marina Viñals, Lluís Romaguera y Paco Alegre
Espacio escénico e iIuminación: Luis Crespo
Audiovisual: Ivan Arbildua
Vestuario: Pascual Peris
Coreografía: Salvador Peiró
Ayudante de dirección: Miguel A. Cantero