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Second chance: El Gran Vázquez, de Óscar Aibar


En los últimos años, la industria del cine ha mostrado cierto interés hacia el cómic, posiblemente por la preocupante falta de argumentos sólidos entre sus guionistas. De esta manera, cada vez se han vuelto más habituales los estrenos cinematográficos basados en historietas, sobretodo adaptaciones de los superhéroes más conocidos. En este país también se han realizado, con mayor o menor éxito, ese tipo de adaptaciones (sin ir más lejos, el año 2003 se estrenaba la primera versión sobre las aventuras de Mortadelo y Filemón, con Javier Fesser al mando). Pero lo que ya no es tan habitual es realizar una película cuyo protagonista no sea un dibujo, sino un dibujante; ése es el caso de El gran Vázquez, el biopic basado en las desventuras del dibujante Vázquez, creador, entre otros, de las hermanas Gilda, Anacleto, agente secreto o la familia Cebolleta una historia que ha llevado a la gran pantalla el director catalán Óscar Aibar (nadie mejor que él, un amante de las viñetas, que ya había hecho sus pinitos en el cómic cinematográfico con la película basada en el cómic Atolladero) y estrenada en los cines el pasado 24 de septiembre.

El gran Vázquez nos transporta a la Barcelona de mediados de los años 60, en una España gris (lo cierto es que la fotografía está muy bien conseguida, con esas tonalidades ocres que crean una atmósfera gastada, rancia) y famélica donde la gente tiene serios problemas para subsistir. En ese marco encontramos a nuestro protagonista, interpretado de forma excelente por Santiago Segura, un caradura real y que trabajaba (poco) en la editorial Bruguera como dibujante de tebeos. Su vida discurre divertida esquivando acreedores, piropeando mujeres, dibujando en los bares y huyendo de la editorial, adonde sólo se acerca para cobrar. Su intención es vivir trabajando lo mínimo indispensable, y utilizar su simpatía para aprovecharse de aquéllos que le rodean, todo un pícaro moderno que recuerda, en cierta manera, la tradicional novela picaresca, como El Buscón de Quevedo o El Lazarillo de Tormes.

Un brillante Segura, presente en la gran mayoría de planos de la película, capitanea el casting, donde encontramos nombres de larga trayectoria cinematográfica, como Álex Angulo (el contable que tratará de poner en vereda al incorregible Vázquez), Enrique Villén (director de la editorial) o Mercè Llorens (la sufrida esposa del dibujante), pero quizás el gran descubrimiento es Manolo Solo, el actor que se mimetiza en la otra estrella de Bruguera, Ibáñez, quien simboliza todo lo que Vázquez detesta: es el trabajador ideal, constante, sin quejarse nunca de las espartanas condiciones impuestas desde la dirección de la editorial, y que protagoniza una bonita historia de amistad con el protagonista.

Aibar nos presenta aquí una buena comedia con ligeros toques dramáticos, como cuando la mujer de Vázquez conoce a la otra familia del dibujante, mujer e hijo, engañados de igual manera que ella. La película destaca por su acertada recreación de la Barcelona de los años 60, y tiene momentos realmente divertidos (la imaginación del dibujante para salir airoso de los aprietos es inagotable). A pesar de ser una película bien resuelta y de tener un interesante argumento (mérito del protagonista, ya que ésta es una historia basada en aquellas anécdotas que explicaba el propio Vázquez como reales) hay algo que chirría de forma ostensible: las animaciones de los personajes no aportan nada a la historia, más bien distraen al espectador con diálogos insustanciales, pero es lo único negativo del film. El resto eclipsa esos pequeños detalles, haciendo que El gran Vázquez sea una divertida biografía de uno de los mejores dibujantes de este país, autor de aquellos personajes que tanto nos hacían reír en nuestra infancia.

Título: El gran Vázquez
Director: Óscar Aibar
Intérpretes: Santiago Segura, Mercè Llorens, Álex Angulo, Enrique Villén
País: España
Duración: 106 minutos

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Escrito por: Robert Martínez Colomé

Crítica: El Gran Vázquez

“Este es un País de miserables. Nadie hablará de nuestros tebeos, aquí lo único que interesa es que Superman se case o que un autor la palme. Verás cuando me muera. Todos, todos van a decir que ha muerto un genio, el creador de las hermanas Gilda, de Anacleto, de la familia Churumbel, de lo que sea…  Seguro que me dedican una página entera en los periódicos…” Vázquez

Extraído de una introducción de Joan Navarro en el catálogo del XI Salón Internacional de Cómic de Granada.

Hay infinidad de personas que no saben ni quien fue Vázquez en el mundo de la historieta, y eso que está considerado uno de los más grandes del cómic español en el género del humor. Pero habrá muchos menos que no han leído nunca una historieta de Anacleto agente secreto, Ángel Siseñor, la abuelita Paz, los casos del inspector O´Jal, Angelito, o de la familia Cebolleta, entre muchas otras. Efectivamente Vázquez era un genio y cuando murió en octubre de 1995 ocurrió lo que había vaticinado.

Sus personajes, como muchos de otros dibujantes, quedaron antes de tiempo en un segundo plano ante el apabullante éxito de Mortadelo y Filemón de Francisco Ibáñez. Sin embargo la vida que llevó fue digna de una película y esto es precisamente lo que es “El gran Vázquez”.  El primer biopic de un guionista y dibujante español. Algo que seguramente el autor jamás soñó que ocurriera.

Oscar Aibar director de “Atolladero”,“Platillos volantes”,“La máquina de bailar” y antiguo guionista de cómics conoció personalmente al autor cuando trabajaron juntos en la revista Makoki. Afirma que era todo “un hombre de principios”: jamás firmó un contrato de alquiler y dejaba sin pagar múltiples facturas. El empeño de Aibar en llevar a la pantalla al “admirado maestro” ha dado buenos frutos. Una película en que se nota el cariño por el autor que tantas buenas horas nos hizo pasar con su Anacleto o Gu-Gu entre otros, aunque mostrando que fue un moroso y sableador sin demasiados remordimientos. Un vividor: 3 años se pasó de hotel en hotel con Aurora, una de sus mujeres, sin pagar en ninguno.

La película esta ambientada en la Barcelona de los 60 en la época que Manuel Vázquez ya trabajaba para Bruguera y vemos su peculiar estilo de vida. La ambientación de esta Barcelona esta conseguida al plagar las calles de carteles, publicidad, a través de los quioscos, o las calles más pobres llenas de prostitutas. En aquellos años no es que la vida fuese fácil pero Vázquez se las ingenia con morro, estafas y engaños para vivir bien sin tener que pagar mucho. Y en el campo sentimental igual, se podía enamorar aún teniendo ya pareja e hijos con otras. Pero por encima de todo esto cuando se ponía a los lápices sus historias rebozaban esplendor creativo e innovación del encorsetamiento Brugueriano.

El papel del dibujante recae en las manos de Santiago Segura que hace una acertada y comedida interpretación de cómo debía de ser el personaje. Y eso que según sus propias palabras en algunas antiguas fotos ya parecía un calco de Torrente y por algunas antiguas entrevistas en blanco y negro que circulan por ahí. Como muchos el actor también disfruto de pequeño con sus divertidas historietas.

A los que nos gustan los cómics disfrutaremos con la recreación de la redacción de la antigua Editorial Bruguera a escala pequeña con su redactor jefe Rafael González interpretado por el eficiente Enrique Villén y algunos dibujantes, el cajón con los originales… A destacar la interpretación de Ibáñez por Manolo Solo, muy parecida al original físicamente y en la forma de hablar. Aunque hubiese sido un puntazo que de mayor hubiese sido el propio Ibáñez el que se interpretara así mismo. Escobar también se  parece al original. Como siempre Álex Angulo esta genial.

La película es divertida y te hace sonreír sin caer en la carcajada. Es una película agridulce al igual que su vida que estuvo llena de luces y sombras. Se toca muy bien la amargura y rabia del autor de no tener los derechos de sus personajes y ver como eran dibujados por otros sin cobrar un duro. Hay muchas anécdotas que han quedado relegadas porque con él nunca sabías donde empezaba la realidad y la ficción como en el caso de su propio personaje de historieta “los cuentos del Tío Vázquez”. Como bien dice bromeando Julia Galán primero vivía la experiencia y luego hacia el guión. Hay una de bien jugosa en la que Vázquez al volver para su casa se da cuenta de que hay un acreedor esperándole en el descansillo de la misma. El propio dibujante, como no se conocen personalmente, se hace pasar por otro acreedor que espera al moroso. Al cabo del rato al ver que no va a llegar el impresentable bajan los dos al bar y Vázquez encima consigue que le invite a comer. La picaresca fue su estilo de vida.

Es original la animación de sus famosos personajes como Anacleto, Las hermanas Gilda, la familia Cebolleta y su alter ego el Tío Vázquez. Y bueno el detalle del típico color bitono de los primeros tebeos Bruguera. La música de Mastretta recrea el tono de comedia de muchas situaciones. Y los colores apagados recrean ese ambiente triste y serio de la época aunque cuando Vázquez dibuja hay más color. Y es que Vázquez creaba en cualquier lugar menos en el lugar de trabajo. Esto es cierto.

Los 90 fueron duros para él, según Joan Navarro (editor de Glenat). Bruguera había desaparecido, y las cosas no le iban muy bien. Ya apenas existían revistas de humor. Y lo que le publicaba Glenat (gente peligrosa, agente del fisco…) le daba lo justo para ir viviendo. Esto se intuye un poco en el epilogo de la película y te queda la curiosidad por saber si la última y fuerte anécdota del film es cierta o no.

Una película española atípica para descubrir la inusual vida de este genio de la historieta. Ahora con motivo de la misma se han editado varias obras del autor. Lecturas recomendadas: A destacar el magno y recomendadísimo tomo: Lo peor de Vázquez de Glénat, los dedicados por RBA Clásicos del humor a Anacleto, las hermanas Gilda, Angelito, y la familia Cebolleta. También los dos Super Humor de Ediciones B. En octubre aparecerán más novedades editoriales.

Otras curiosidades de la película: En la última escena en que Vázquez abraza a Ibáñez en el Stand de firmas unos 20 de los figurantes son nietos del fallecido autor. Cuando la mujer del dibujante da a luz, el médico que asiste el parto es el autentico hijo (uno de ellos) de Vázquez.

UN POCO MÄS DE HISTORIA

El artista había empezado a publicar en Bruguera en el lejano 1948 con obras como “la mansión de los espectros”. Con un dibujo irreconocible al de su madurez, pero igualmente bueno. Para esta Editorial creó infinidad de portadas y personajes, algunos de muchísimo éxito como los mencionados. Y esto fue así hasta casi su cierre en 1986. También publicó a posteriori en Víbora o Makoki historietas más picantes. Pero mucho antes ya había dibujado historietas eróticas humorísticas con el seudónimo de Sappo pero con su estilo altamente reconocible. En la etapa posterior al cierre de Bruguera colaboró en varias editoriales regalando autenticas perlas de autor ya consagrado.

El mismo se hizo una leyenda dibujándose a si mismo y creando “los cuentos del Tío Vázquez”. En los que aparecía como un sableador, liante, jugador profesional del Bingo, amante de la belleza femenina (los que le conocieron afirman que les podía soltar alguna gorda a cualquier chica guapa pero con una gracia tan natural que estas no se enfadaban… se sonreían…) No en vano se dice que estuvo casado con siete mujeres y tuvo once hijos. Su propio hijo en una reciente entrevista en La Contra de La Vanguardia cuenta lo siguiente de cuando vivían juntos: “Trajo a casa una novia de 18 años, casi de mi edad, y me encantaba besarla por la mañana: ¡qué bien olía!”

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Escrito por: Taradete

Publicado originalmente en: El rincón del taradete