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Crítica teatro: Electra, en el Teatre Lliure

El origen del teatro occidental está, ya lo sabéis, en la Antigua Grecia y, de alguna manera, en su forma de dar vida al mundo mítico helénico que ha llegado hasta nosotros. Gracias a esa supervivencia conocemos hoy el relato de Electra, Hija de Agamenón y Clitemnestra, en tres versiones diferentes, de la mano de los tres grandes clásicos griegos Esquilo, Sófocles y Eurípides.

El Teatre Lliure presenta una resumida y actualizada visión de la triple historia de Electra en una propuesta dirigida por Alícia Gorina, e interpretada por una compañía de jóvenes actores y actrices graduadas del Institut del Teatre.

«El episodio del asesinato de Clitemnestra por parte de sus hijos, Orestes y Electra, es el único de la mitología clásica relatado por los tres trágicos griegos: Esquilo, Sófocles y Eurípides. En esta propuesta, ocho intérpretes nos confrontan con tres versiones breves en clave íntima y contemporánea de cada una de las tres tragedias. Tres piezas independientes que corresponden también a tres estilos diferentes de puesta en escena”.

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Gorina, que la temporada pasada ya se internó en el mundo de los clásicos con Ifigènia, también en el Teatre Lliure, se interesa en su nueva propuesta en un aspecto fundamental del relato de Electra, que no es otro que el asesinato de Clitemnestra, su madre, por parte de sus dos hijos. Para ello elabora un relato tripartito, de la mano de Albert Arribas, basándose en la obra de los tres grandes trágicos dándole a cada una de ellas un tono y una escenografía diferenciada. Para el relato de Esquilo, el texto más antiguo, Gorina emplea a un coro clásico, una forma teatral más arcaica, que provee a la representación de un tono más atávico, casi espiritual; para el turno de Sófocles la directora opta por monólogos recitados por los diversos personajes y para el turno de Eurípides Gorina escoge un estilo deconstruido en el que la trama se representa con un formato más actual.

El resultado es una obra que podríamos considerar de arqueología teatral, que mostrará al público la naturaleza evolutiva e innovadora del teatro clásico griego y como una historia puede transformarse, adaptándose a las condiciones sociales y culturales del momento.

El reparto, como ya he dicho, está constituido por jóvenes graduados y graduadas del Institut del Teatre, esto es, Ariadna Chillida, Fermí Delfa, Marta Margarit, Clara Mir, Pau Oliver, Àlex Pujol, Joan Sentís, Carla Vilaró que saben dar a la representación, en cada uno de sus estilos, un toque propio, fresco y juvenil.

El Lliure y Gorina nos embarcan, de esta forma, en una aventura de descubrimiento teatral quasi-arqueológico que nos dirigirá hacia el origen del teatro griego y que nos permitirá reflexionar sobre la naturaleza del teatro y sobre su vigencia en nuestros días, al permitirnos ver como el relato de cualquier acontecimiento puede imponerse, incluso, a su propia sustancia.

“Electra” se representa en el Teatre Lliure del 27 de febrero al 23 de marzo de 2025.

Autoría: Esquilo, Sófocles y Eurípides
Dirección: Alícia Gorina
Adaptación: Albert Arribas
Reparto: Ariadna Chillida, Fermí Delfa, Marta Margarit, Clara Mir, Pau Oliver, Àlex Pujol, Joan Sentís, Carla Vilaró
Escenografía: Xevi Oró
Vestuario: Adriana Parra
Caracterización: Alba Quintos
Iluminación: Quim Algora
Sonido: Igor Pinto
Movimiento: Iris Marrot
Producción: Teatre Lliure e Institut del Teatre

Horarios: de jueves a sábado a las 19:30 horas y domingo a las 18:30 horas
Precio: de 7 a 32€
Duración: 1 hora 30 minutos
Idioma: catalán
NOTA CULTURALIA: 8
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Jorge Pisa

Crítica teatro: Ifigènia, en el Teatre Lliure

Sí, de nuevo un clásico y en esta ocasión un clásico griego. Y ¿qué es lo que tienen los clásicos que nos permiten, al representarlos sobre un escenario, reflexionar sobre nuestro mundo actual? ¿Qué sabiduría reside en ellos para hacerlos imperecederos? ¿Qué los hace tan fundamentales para que el Teatre Lliure programe una nueva versión de Ifigènia de Eurípides, dirigida en esta ocasión por Alícia Gorina e interpretada por Pere Arquillué, Emma Vilarasau y Albert Pérez?

«A partir de las piezas Ifigenia en Áulide e Ifigenia entre los tauros de Eurípides, Alícia Gorina lanza una mirada humanista, crítica e irónica a esta figura mítica entre el orden y la rebelión, y al valor sagrado del sacrificio en la tragedia clásica».

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La Ifigènia de Alícia Gorina pretende hacernos reflexionar sobre la violencia, en este caso sobre la violencia ejercida contra las mujeres, en un contexto, el actual, en el que vemos, por desgracia, sus trágicos efectos cada día en las noticias. La obra nos plantea, en la mano de Eurípides, el dilema que provoca en la familia de Agamenón de Micenas, el líder de la campaña militar de los griegos contra Troya, el sacrificio que la diosa Artemis exige de su hija Ifigenia para permitir que zarpe la flota aquea. ¿Qué ha de hacer un padre, qué ha de hacer un rey si el futuro de su reino e incluso su vida y la de los miembros de su familia, depende de la muerte de su propia hija? ¿Qué decisión es la correcta? ¿Cuál es la decisión más humana?

Para recrear el momento Gorina ha reunido dos obras de Eurípides, Ifigenia en Áulide e Ifigenia entre los tauros con la que nos narra dos etapas clave de la tragedia. En una primera parte, más teatralmente estructurada, se nos presenta la clave del problema, las consecuencias que provoca en la familia de Agamenón la funesta exigencia de la diosa Artemis. En la segunda parte de la representación, mucho más onírica, seremos testigos de las trágicas consecuencias que provoca la decisión de Agamenón que afectarán a las vidas de los integrantes de su familia, a Clitemnestra, Ifigenia, Orestes y a él mismo.

Gorina pretende, así, meditar, como decía antes, sobre la violencia ejercida contra las mujeres y sus fatales consecuencias para la persona, la familia y para la sociedad en sí, incapaz de eliminar una lacra que envilece los cimientos mismos de la colectividad en la que vivimos.

Aunque el objetivo es lícito y necesario, la estrategia escénica no siempre es la más acertada. Gorina ha optado por un escenario vacío que nos muestra la arena de la playa donde está varada la flota y el ejército aqueo, sin proveer al espectador de elementos escénicos con los que delimitar la acción que se representa. Esta, sin embargo, nos será indicada por un coro de cinco jóvenes, que recrean, acertadamente, las formas del teatro griego clásico. Y si bien la primera parte de la representación, el debate sobre el sacrifico de Ifigenia, se plantea de forma comprensible, aunque con algo de falta de ritmo, la segunda parte de la obra avanza de una forma aturdida, en la que la duplicidad de personajes interpretados por los mismos actores y la falta de elementos de acompañamiento escénico, pueden dificultar el seguimiento de la trama por parte del público. Por el contrario el esfuerzo interpretativo del reparto con Arquillué, sobre todo, y Vilarasau a la cabeza, consiguen impactar al espectador con imágenes y secuencias que pueden llegan a helar la sangre.

La Ifigènia de Gorina es una propuesta que no deja indiferente por la temática que toca, por el formato escénico escogido, por la presencia de un coro que nos retrotrae a la antigua Grecia y por las actuaciones del reparto principal (y del coro) y que nos permite examinar desde los cimientos de nuestra propia esencia cultural un problema que, de una forma u otra, nos afecta a todas y a todos.

«Ifigènia» se representa en el Teatre Lliure (Montjuïc) del 24 de abril al 2 de junio de 2024.

Adaptación: Albert Arribas
Dirección: Alícia Gorina
Reparto: Pere Arquillué, Emma Vilarasau, Pau Vinyals, Marta Ossó,
Albert Pérez, Cèlia Castellano, Daniela Fumadó, Júlia Genís, Laura Roig y Neus Soler
Espacio escénico: Sílvia Delagneau y Josep Iglesias
Vestuario: Adriana Parra
Caracterización: Júlia Ramírez
Iluminación: Raimon Rius
Música original y espacio sonoro: Arnau Vallvé
Producción: Teatre Lliure

Horarios: de martes a sábado a las 19.00 horas;
domingos a las 18.00 horas
● 28/05 no hay función
Duración: 2 horas y 10 minutos
Idioma: catalán
● Sobretítulos en castellano e inglés todos los sábados a partir del 04/05 (visibilidad a partir de la fila 8)
Precio: 11 – 32€
NOTA CULTURALIA: 7,5


Jorge Pisa

“Watching Peeping Tom” d’Alícia Gorina: Tafaneria impúdica

Mirem per sentir-nos millor: La realitat se sotmet a la nostra pupil·la. Si tanquem, però, els ulls tornarem a estar perduts: Ens convertim en sers desvalguts a mercè del que la Realitat real vulgui fer-nos.

Fa uns cinquanta-cinc anys, un director de cinema va desafiar la vista dels espectadors que encara no entenien la importància de reunir-se en una sala de projeccions a les fosques amb el pretext de veure una pel·lícula. En Michael Powell va insultar la miopia del públic amb “Peeping Tom”, una obra que encegava amb un noi obsessionat per crear un entorn on la por fos la conseqüència directa de ser observat.

L’Alícia Gorina va presentar a La Seca-Espai Brossa un espectacle teatral que trasllada la premissa del protagonista de “Peeping Tom” a dues plataformes encara més estremidores que el Setè Art: el teatre i la reflexió crítica sobre aquest. Del que es tracta és de simular una reunió de treball entre un prestigiós crític (l’inacabable Àlex Gorina) i la directora que el farà debutar en un experiment artístic per parlar, precisament, del film de Powell. Tot plegat, que a priori podria semblar un exercici recargolat pretensiós, en mans de l’Alícia esdevé un magnífic exemple de fet escènic d’una riquesa semàntica admirable.

Primer de tot, perquè la directora demostra que el procés creatiu pot arribar a tenir tanta entitat per si mateix que no requereix mostrar un resultat final. La passió de l’Àlex i la desimboltura de la Patrícia Mendoza (la falsa directora) són elements actius de valor sorprenent.

Després, l’habilitat del dramaturg Ferran Dordal per a construir subtilment una història de suspens protagonitzada per uns personatges que semblava que només havien de ser uns instruments narratius és esfereïdora: L’espectador alterna els papers de víctima i botxí, segons si es limita a esguardar el que no succeeeix a l’escenari o si bé, en canvi, adopta el rol de “voyeur” sense embuts. Perquè, al capdavall, ¿hi ha res de més morbós que mirar com els altres es veuen obligats a prendre decisions que no afectaran el que els mira?

També ens ensenya l’Alícia la multitud de punts de vista per representar una ficció: Els seus actors es filmen entre ells i, fins i tot, destrueixen els límits del fals plató per a identificar-lo amb el propi espai escènic.

Deixo per al final la part més inquietant: La por novament es converteix en el personatge central: El temor de l’Àlex de quedar-se sol a escena sense haver assajat quan el que s’espera d’ell és que sigui ell mateix davant de la càmera; l’amenaça de l’Alícia que posa en perill un cop i un altre la confiança de l’Àlex; i el desconcert de nosaltres, que haurem d’acabar participant espiritualment en una litúrgia consagradora de la carn cinèfila i la sang que brolla d’aquells que fan, de l’anàlisi de la Realitat, Art joiós.

Per Juan Marea
WATCHING PEEPING TOM es va representar el 10 de març a la Seca-Espai Brossa de Barcelona.