El afán por medrar en el estatus social provoca víctimas de largo alcance. ¿Cómo se recupera el nuevo rico de un descalabro económico cuando no dispone de un alma que pueda volar sola? Pues sumiéndose en una confusión irreversible, en la que la falta de escrúpulos no cede fácilmente el protagonismo.
EL CAPITAL HUMANO (IL CAPITALE UMANO) es un producto cinematográfico anodino que camufla tras unos personajes amorales y una trama accidentada el empeño de conseguir una obra entretenida de sobremesa. En la película de Paolo Virzì no hay ningún atisbo de sinceridad y sí mucho de tomadura de pelo: La exposición de su historia resulta ramplona por la falta de matices en la presentación de los personajes (los dos cabezas de familia tropiezan de manera tosca en fotogramas funcionales). El desarrollo del guión es una acumulación de golpes de efecto sin poso alguno (por ejemplo, el relato inverosímil de la ambición desemedida de Dino, que se limita a una galería de secuencias en las que chilla, gesticula y harta Fabrizio Bentivoglio).
Tampoco los actores pueden lucirse a pesar de que sus figuras viajen por escenas de lo más variadas ya que sus trajes (esto es, los personajes con los que les toca vestirse) están fabricados sin gracia ni estilo: Valeria Bruni Tedeschi irrita nuevamente como pazguata llorona; Fabrizio Gifuni parece salido de un “remake” de “Dinastía” y Valeria Golino no es más que un holograma fílmico porque se ve y no se ve según las ganas del espectador de seguir su rastro en el metraje. Esto último sí que es una lástima: Ella es la única con indicios de una buena interpretación pero, al carecer su “Roberta” de relevancia, se echa a perder.
En resumidas cuentas, el guión de Virzì, Francesco Bruni y Francesco Piccolo es mediocre y no logra sacar provecho del batiburrillo de temas que apunta. Ni siquiera el múltiple enfoque en el punto de vista que da a entender el supuesto carácter de obra coral resulta convincente porque ninguno de los protagonistas en que se centra la película a cada tramo está tratado con un mínimo de rigor.
Lo que sí consigue, en cambio, la película es que sustituyamos por un par de horas la pantalla del televisor para ver en formato panorámico un “episodio de serie” con conflicto “actual” y resolución “satisfactoria”: Nada cambiará al final. Los buenos seguirán siendo los que más fortuna derrochan para pasmo y admiración de televidentes siervos.
Por Juan Marea
EL CAPITAL HUMANO se ha estrenado en España el 10 de abril de 2015.